Una de las cosas que más me ayudaban a superarte, o al menos intentar de hacerlo, era pasar tiempo con nuestra hija, si hubieses estado no dudo lo feliz que estarías por lo que estaba logrando por mí mismo.

La noche del sábado se hacía presente, el olor a palomita de maíz con chocolate caliente impregnaba toda la casa y ya podía imaginarme la maratón de los dibujos animados que veríamos con Macarena como ya se hacía costumbre.

Todo hubiese ido según lo planeado de no ser porque Macarena rompió sin querer una cuerda de mi guitarra entre sus hazañas de niña traviesa.

¿Que cómo encontró la guitarra que me regalaste en nuestro primer aniversario? Bueno... tiempo después de perder el trabajo anterior decidí que era tiempo de finalmente seguir tus consejos y abrir un taller de música en el garaje, eso me permitió cuidar de nuestra hija mientras ganaba dinero enseñando a niños y jóvenes a ejecutar la guitarra.

¿Recuerdas que así te enamoré?

Éramos mejores amigos, ya estaba cansado de que no te dieras cuenta de mis sentimientos, me gustabas tanto que decidí declararte mi amor tocando tu música favorita. Me costaba el inglés, pero eso no fue impedimento para cantártelo, me equivoqué gran parte de la letra, aunque funcionó, porque tú sonreías (quizás por lo estúpido que debí haberme visto) y luego aceptaste ser mi novia, para años después ser mi esposa.

Necesito un botón en la vida que diga "regresar a ese momento."