Capítulo 13

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-¿Lista? - Elena preguntó y Valentina asintió con una expresión de confusión en su rostro.

-Sí, pero... creo que estoy defectuosa - respondió mirando su propia intimidad.

-¿Como que defectuosa, hija?

-Aún quiero hacer pipí - dijo la rubia, viendo a su madre arquear una ceja.

-Entonces haz.

-¡No puedo! - Valentina negó

-Pero acabas de decir que tienes ganas - Valentina asintió

-Pero está atrapada, creo... - Dijo la ojiazul bufando completamente frustrada.

-Mi amor, ¿Cómo que está atrapada? Creo que mejor voy a hablar con tu doctor. - Dijo Elena pensando en una posible infección.

-Creo que Juls puede ayudar - Dijo Valentina, viendo a su madre quedar aún más confundida.

-¿Y como es que ella puede ayudar?

-El masaje que me dio hizo que me dieran ganas de hacer pipi. Debe funcionar de nuevo. - Elena no podía estar más roja de lo que estaba en ese momento. Sus ojos se cerraron, dándose cuenta de lo que realmente había pasado.

-Dime una cosa, hija. ¿Sentiste calor? - preguntó tratando de ser objetiva.

-¿Cómo sabes? ¿Tú también lo sentiste? - Valentina indagó.

-¿Tu corazón se aceleró?

-¿Eres bruja? - Preguntó confundida Valentina.

-Soy demasiado nueva en esto, de ser madre para escuchar esto... - Se dijo Elena a ella misma.

-Creo que no va a salir, mamá - Valentina decía, alejando los pensamientos de su madre.

-Querida, lo que sentiste no fueron ganas de hacer pipí, es una cosa de adultos - trató de explicar Elena.

-¿Entonces qué fue?

"Ganas de correrte". Pensó Elena, pero no podía explicárselo con esas palabras a su hija.

-¿Te acuerdas de qué mamá te explicó acerca de que tu cerebro pelea a veces con otra parte de él?

-Pero dijiste que eso pasaría más adelante con las sensaciones.

-Pues aparentemente hay algo cerca de ti que a tu cerebro adulto parece gustarle - Dio Elena. ¿Cómo podía explicarle esto a su hija?

-¿El masaje de Juls? - Preguntó, recordando el toque de la chica en su piel, sintiendo como su cuerpo se volvía a incendiar.

-Juliana en general... No... no puedo. - Dijo Elena levantándose y negando con la cabeza - no sirvo para esto, ¡Cielos! Deberías de tener 6 años de edad - dijo resoplando y un poco avergonzada. - Voy a ver si Juliana te explica esto mejor que yo, si no, hablare con Emily.

-¿Por qué?

- Porque si mamá parpadeara igual que tú cuando una emoción fuerte se le presenta, probablemente este sería un momento en donde se presentaría tal episodio.

-No entendí - dijo Valentina.

-Mamá es mala explicando las cosas - Dijo Elena riendo.

-¡Oh!

-Ven, regresemos.

[...]

La puerta que daba acceso al área de la alberca se abrió y se cerró bruscamente y un Brown irritado y malhumorado entraba por ahí, con una bolsa llena de comida y una charola con vasos de jugo de naranja.

-Aquí están las cosas - dijo a Juliana, poniendo todo sobre una silla que estaba por ahí, caminó hasta la orilla de la alberca y sumergió sus pies en el agua azul cristalino.

Juliana torció un poco la comisura de su boca, viendo a Brown resoplar aparentemente molesto. Ella sabía lo que era tener un mal día. La verdad es que era difícil encontrar uno "bueno" y más aún para ella que era bastante distraída. Caminó sonriendo hacia la piscina y se atrevió a sentarse a lado del hombre.

-¿Viniste a reírte en mi cara? -Él preguntó y ella negó.

-Historias - Dijo Juliana viendo a Brown fruncir el ceño.

-¿De qué hablas?

-Cuéntele historias. A ella le encantan - Respondió la morena - así podrá ganarse su confianza - Brown asintió y se quedó en silencio por algunos segundos interminables antes de volver a hablar.

-¿Por qué me estás diciendo esto? - tenía curiosidad. Juliana miró hacia el agua y se encogió de hombros.

-Creo que es porque sé lo que es tener un pésimo día y en lo que me gustaría tener a alguien que pudiese iluminar mis pasos cuando me siento perdida - Le dijo sin mirarlo - Me sentiría feliz por ayudarte a no pasar por algo semejante.

-Juliana ¿Podemos hablar? - Elena la llamo, surgiendo por la otra puerta del lugar.

-Claro - le respondió acercándose - Brown trajo comida. ¿Tienes hambre, princesa? - le preguntó a la rubia agachándose frente a la silla de ruedas.

-Me gustó el masaje - Valentina susurró, haciendo sonreír a Juliana.

-Qué bueno, porque aún no he acabado, tengo que hacer hacerlo en tu otra pierna y en los brazos.

-¿Vas a hacer que haga pipí? - Valentina preguntó y Juliana frunció el ceño - Ahorita ya no tengo ganas, pero si haces el masaje, ¿podre hacer pipí?

-Juliana, ¿Sería que podrías...hmm... explicarle a Valentina la definición de... - Elena se inclinó y susurró en su oído la palabra "excitación", haciendo a Juliana ruborizarse. - Aparentemente tus manos... bueno, tú sabes...

Elena estaba totalmente avergonzada; no podría explicarle eso a su hija. Todo era muy nuevo para ella; tener una hija de 20 años que al mismo tiempo era una de 6, llegaba a ser bastante confuso y aterrador, aún más después de todo lo que había pasado.

Exactamente por esta razón, Emily recomendó que ella también tomara terapia psicológica; ese acompañamiento aliviaría la presión y confusión internas de la mujer.

-Brown ¿Podría darnos un minuto? Necesito tratar un asunto femenino con Valentina - Juliana le pidió y el hombre asintió y se levantó.

-Estaré esperando aquí afuera - Dijo un poco molesto y se fue.

-Valentina, ¿Qué tal si Brown te hace los masajes en las piernas? - Sugirió Juliana. Saber que Valentina se excitaba por su toque... ella no podría dejar de pensar en eso, incluso si ella no dejaba que lo personal se mezclara con lo profesional. Juliana creía que no debía ser ella la que realizara los masajes.

-Pero a mí me gustan tus masajes.

-Yo lo haré en tus brazos, lo prometo - Dijo Juliana, viendo a Valentina asentir un poco contrariada.

-¿Por qué ya no me quieres hacer masaje? - la rubia preguntó confusa.

-Porque creo que el masaje de Brown no hará que "te den ganas de hacer pipí" - Ella fue sincera.

-¿Y por qué? - Juliana miro a Elena como pidiéndole permiso para hacer algo y la mujer asintió.

- Cuando nuestro cuerpo se desarrolla, o bueno, el tuyo ya se desarrolló...

-Es igual al tuyo - Valentina dijo y Juliana asintió.

-Exacto. Entonces, cuando eso pasa, él se siente atraído por algunas personas y por el toque de esas personas puede elevar la temperatura de tu cuerpo.

-¡Yo me puse así! - Contestó Valentina muy animada - ¿También te dan ganas de hacer pipí?

-Bueno, tú no ibas a... hacer pipí. - Juliana dijo entrecortadamente - te excitaste - Fue directa. Valentina necesitaba saber eso, entonces se lo dijo. - Tu cuerpo respondió a mi toque.

-Me voy a morir. - Elena murmuro para ella misma.

-Pero yo creí que... - Valentina torció un poco la boca.

-Cuando nos excitamos, nuestras intimidades reaccionan igual que como lo hizo la tuya.

-¿Qué significa eso, mamá?

-Que no solo a tu cerebro le gusta Juliana, hija. A tu cuerpo también. - Respondió.

-¿Y como se pasan las ganas de hacer pipí sin esperar tanto tiempo?

-¿Emily no podría explicarle eso? - Juliana preguntó, sintiendo que el aire abandonaba sus pulmones.

-Tienes razón - Le dijo Elena, completamente ruborizada - Esto es raro...

- Lo es- la morena concordó visiblemente avergonzada.

-Las dos están rojas otra vez. - Les dijo Valentina.

- Si con Emily no funciona... ¿Qué tal si la inscribe a algunas clases de biología? - Juliana sugirió y Elena rio.  - ¿Comemos? La señorita aún tiene mucho que hacer hoy - le dijo a Valentina - Voy a llamar a Brown, ya vengo.

-¿Mamá? - Valentina la llamó, apenas Juliana se alejó. -¿por qué Juliana no anda siempre de traje de baño? Se ve bonita.

-Hija, ¿Podemos hacer un trato? - Elena preguntó y la ojiazul asintió - No vamos a hablar de como te sientes respecto a la belleza de Juliana cuando ella esté en traje de baño, ¿Está bien?

-¿Por qué?

-Mamá, aún no tiene preparado el corazón para tus afirmaciones

-¿Y de su corazón si puedo hablar? - Valentina preguntó y Elena asintió - Qué bueno, porque ella tiene un corazón bueno.

-¿Por qué dices eso, hija?

-Porque parece que a ella se preocupa por ese hombre, incluso después de que él fue malo con ella.

-Cada uno ofrece aquello que tiene en el corazón - Respondió Elena, sonriendo al ver a Juliana acercarse. - Y ella en verdad tiene mucha bondad en su corazón.

- Lo sé - Dijo Valentina suspirando - Lo siento aquí - poniéndose la mano en el pecho.

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Esta historia NO me pertenece, es una traducción y adaptación realizada con la autorización de su autora JULIETBS

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