CAPÍTULO 29

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“Ella está que arde”

Había salido al campo de football americano por pura curiosidad, al ver que Bethanny no tenía intenciones de entrar al baño quise salir y tomar un poco de aire fresco, la cancha de baloncesto y vóleibol permanecen bajo techo por mientras que las de béisbol y football están al aire libre, quise salir para estar mucho más tranquila.

Pero sucedió todo lo contrario, cuando vi acercarse a Lailah y Karen, alarmas de advertencia resonaban en mi cabeza, cuando me fui a alejar ya era demasiado tarde.

Solté puños y patadas al aire al sentir el primer puñetazo.

Yo me defendí con todo.

Pero era más que obvio que la balanza no estaba a mi favor, dos contra uno era una gran desventaja, mientras una me mantenía en el suelo y me sostenía para que no me moviera la otra hacía el trabajo de hacerme daño.

Ellas no salieron ilesas, marcas de mis uñas y dientes están en los brazos de Lailah por mientras que Karen recibió varias patadas en el rostro.
Me di por vencida cuando una de las patadas me dejó sin aire, me desoriente por unos minutos eso asustó a las dos chicas ya que salieron corriendo despavoridas.

Después de eso no recuerdo nada, desperté hace algunos minutos y me di cuenta que estaba en la enfermería, Kyle y Keyla estaban a mi lado y me preguntaron si sabía que era lo me había sucedido.

En estos momentos Lander está sentado a mi lado y acaricia mi cabello o mejor dicho la peluca, no se como hice para que no me jalaran el cabello y descubrieran la verdad.

—Tenemos que ir al gimnasio Joyita.—Lander se aparta de mi y se levanta de mi lado.

Hago una mueca de desagrado, no tengo ganas de ir pero llamaron a todo el internado además hace pocos segundos entró la enfermera diciendo que era obligatorio que fuéramos.

Me levanto de la camilla y doy un gran suspiro, por suerte no me rompieron ninguna costilla, solo tendré unos cuantos moretones por unos días, me duele un poco pero ya me tomé dos aspirinas para el dolor.

Lander me toma de la mano y me dirige a la salida.

—¿Qué crees que nos vayan a decir? —desde que Lander llegó a la habitación se ha estado comportando de una forma un tanto extraña.

Es como si me ocultara algo.

—Describí quien es la chica de los mensajes.—me detengo en seco a mitad del pasillo.—Mejor dicho Las chicas de los mensajes.—alcé una ceja confundida.

Esto debe de ser una jodida broma, nunca se me pasó por la cabeza que pudieran ser más de una y al parecer las tres me tienen que odiar mucho como para hacerme pasar por todo esto.

—¿Las conozco? —es lo único que se me ocurre preguntar.

El niega y me hace volver a caminar hacia el gimnasio, en los pasillos hay unos pocos alumnos, un grupo de chicas me fulminan con la mirada y me sacan el dedo, ni siquiera me da tiempo de ofenderme, solo ruedo los ojos y sigo caminando.

—Estoy muy seguro que no sabes quienes son, la directora va a ser que confiesen que ellas son las responsables de los mensajes, además de recibir un castigo.—me hubiera gustado que las expulsaran es lo mínimo que la directora debe de hacer.

Pero solo diré una cosa, cuando el internado sepa toda la verdad, ellas van a recibir todo el odio y yo más que nadie les puede afirmar que es una mierda.
Nunca le he deseado el mal a nadie pero no voy a ser una hipócrita cuando en verdad quiero que ellas experimenten por lo menos un poco de todo lo que he estado pasando en este último mes.

Menos las agresiones físicas en eso si que no estoy de acuerdo.

O tal vez una cachetada.

Por lo menos una.

Muevo mi cabeza tratando de apartar estos pensamientos y concentrarme en otra cosa.

Lander abre la puerta del gimnasio y me deja pasar primero a mi, al entrar se escucha el escándalo por la cantidad de personas que hablan al mismo tiempo, todos los estudiantes están sentados en las gradas, la directora se encuentra en la mitad de la cancha con tres chicas a su lado.

—Ellas son.—no es necesario susurrar ya que su voz se pierde por la cantidad de ruido en el lugar, Lander me toma de la mano y me dirige a unos lugares vacíos en la primera fila.

Justo al frente de lo que va a ser todo un espectáculo.

No se en donde podrían estar los demás chicos sentados pero no estoy de ánimo para buscarlos entre tantos adolescentes.

Miro fijamente a las chicas, dos de ellas son gemelas idénticas, la otra tiene ciertos parecidos a la directora, su cabello rubio y algunas facciones la delatan.

Me restriego el ojo con un tanto de desesperación, últimamente me ha estado molestando más de lo común, en vez de acostumbrarme a las lentillas he estado sintiendo molestias.

—Tienes los ojos irritados.—Lander me hace apartar las manos de mis ojos.—¿Y si te los quitas?—me sugiere.

Lo miro como si le hubiera salido un tercer ojo.

—Estás loco, no puedo.—me niego.

—Podrías matar dos pájaros de un tiro, ya no sería necesario que te escondieras detrás de esto.—tomó un mechón de pelo de mi peluca.

Me quedo cayada.

Las chicas que están sentadas junto a nosotros nos miran interesadas.

Si que les gusta el chisme.

—No lo se Lander, en cierto punto me gusta mi anonimato.—me acerco para que solo él me escuche.

Aunque no sería mala idea, adiós peluca y adiós molestos lentes de contacto, les cerraría la boca a cada uno de ellos.

—Es tú decisión.—me sonríe mientras se acomoda en su lugar.

Me quedo unos minutos pensando en las ventajas y desventajas de todo este asunto.

Ventaja; dejaría de lado las lentillas.

Desventaja; las personas hipócritas trataran de acercarse a mi.

Ventaja; Podría estar de lo más tranquila sin el miedo de que en cualquier momento me descubran.

Hago una lista sin fin de pros y contras, al final hay mas pros que contra lo cual me motiva a pararme de mi asiento.

—Iré al baño para quitarme estas cosas del demonio.—señalo mis ojos.

Lander me brinda una inmensa sonrisa.
Las chicas me miran un tanto extraño.

No se si pensaron que literalmente me voy a quitar los ojos o una cosa así.

No les pongo atención y me dirijo al baño.
Me coloco frente al espejo para hacer más fácil mi trabajo al momento de quitármelas, por obvias razones primero me lavo las manos antes de poner algún dedo sobre el lugar.

Cuando las tengo en mis manos las observo, las arrugo como si fueran un papel para después tirarlas a la basura.

No las voy a necesitar más.

Decido dejarme la peluca.
Ya saben quiero hacer todo un drama tipo Novela mexicana o como la rosa de Guadalupe, hacer todo un show.
Me veo al espejo y le sonrío a mi reflejo, me estoy alentando a mi misma.

Al salir del baño me percato que el gimnasio está en completo silencio, yo soy la única persona que está de pie a excepción de la directora y las tres chicas.

—Olivia por favor acércate.—la directora Mitchells me brinda una sonrisa y hace un gesto con la mano para que me acerque.

Ella tiene un micrófono en sus manos, su voz resuena por cada rincón del lugar, las chicas a su lado no me mantienen la mirada por más de cinco segundos.

Por lo menos están avergonzadas o fijen hacerlo, quién sabe.

No digo nada y camino hacia la directora, me coloco a su lado, desde aquí puedo ver a cada uno de los estudiantes, puedo localizar a mis amigos sentados en la parte de arriba y a Lander sonriéndome en el puesto donde lo dejé.

—Los he mandado a llamar a todos ustedes por una razón.—el silencio en el lugar es tan pesado que me inquieta un poco.—me he enterado quien es la chica responsable de los mensajes.—el silencio anterior se ve interrumpido por los cuchicheos de los estudiantes que no se hicieron esperar—pero resulta que no es la persona que ustedes creen.—esa declaración hace que todos en el lugar comiencen a opinar y a hacer sonidos de indignación, y yo que pensaba que era la dramática.

Estos adolescentes no pueden ser tan brutos.

—La señorita Olivia fue acusada de algo que ella no hizo, sé que ella a sido agredida tanto física como mentalmente.—la directora hace un gesto para que me levante el suéter, por unos minutos me cohíbo de hacerlo pero después me digo a mi misma que he posado con ropa interior para revistas y desfiles.

Me levanto la camiseta, solo la subo para que se me vea el abdomen,  escucho más de un jadeo.

¿Está tan mal?

Bajo mi mirada, unos cuantos moretones en mis costillas y parte de mi estómago, se ve peor que lo que en realidad se siente.
Me bajo la camiseta cuando ya siento que fue suficiente.

—No voy a tolerar ningún tipo de agresión, por eso las chicas que te hicieron eso serán castigas.—se dirige a mi pero todo el lugar lo escuchó. —volviendo al otro tema, estas tres chicas que tengo al lado les tienen que decir algo.—tiende el micrófono a una de las gemelas pero esta lo esquiva como la peste.

La hija de la directora es quien toma el micrófono, ella carraspea antes de hablar, el lugar se tranquiliza y vuelve a quedar en silencio.

—Nosotras tres somos las chicas que publicaron los mensajes.—dijo sin titubear.

El lugar quedó en silencio total, como si todos estuvieran procesando la información. La tranquilidad no duró mucho, los gritos indignados de todos y las miradas las miradas furiosas me hicieron temblar hasta a mi, aunque esas  miradas ya no estaban siendo dirigidas hacia mi persona un temblor recorrió mi cuerpo.

—¡Son unas zorras! —

—¡¿Por qué lo hicieron? —

—¡Me destruyeron la vida!—

—¡Arruinaron nuestra amistad! —

En su mayoría eran chicas las que gritaban, los gritos de odio y repugnancia me hicieron hasta temblar a mí, por un momento sentí lástima por ellas.

Pero después recordé lo que me hicieron y se me pasó.

—¡Todos silencio!—el grito de la directora hizo enmudecer a más de una.

Las chicas estaban pálidas y con lágrimas en los ojos.

—Nosotras lo sentimos, solo nos queríamos divertir.—dijo una de las gemelas.

Creo que mejor le hubiera ido quedándose callada, todo se volvió gritos de indignación, aquí nadie es payaso para que quieran que las hagan reír.
Aquí a nadie le gusta que se rían a su costa.

Los gritos siguieron por un buen rato, muchos de los estudiantes me miraban fijamente, sus ojos repasaban mi rostro tratando de descifrar en donde me habían visto antes.

La directora dejó que todos se desahogaran, muchos tenían lágrimas de la rabia y muecas de indignación.
Poco a poco el ruido se fue calmando, no se cuantos minutos estuvieron gritando pero al parecer se ya se cansaron.

Me acerco a la directora para decirle lo que quiero hacer.

—Quiero decirles quien soy.—cuando me aparté de ella pude ver su cara de asombró.

—¿Está completamente segura? —me preguntó dudosa.—

Asentí.

La directora le arrebató el micrófono de las manos de su hija para después pasármelo, su hija la miró sorprendida pero no dijo nada, carraspee un poco antes de hablar.

—Creo que aquí todos estamos indignados por todo este asunto.—un coro de “Sí” y asentamientos es su respuesta.—pero imagínense que a mí me culparon de todo este asunto, yo recibía insultos, golpes y miradas fulminantes desde hace un mes.—muchos bajaron la cabeza apenados y otros solo rodaron los ojos como si no fuera la gran cosa.—no podía pasar por un pasillo sin ser agredida verbalmente o escuchar mi nombre en sus temas de conversación, ustedes me hicieron pasar un infierno, y todo eso es gracias a ellas tres. —señale a las chicas.—pero no toda la culpa es de ellas, ustedes tomaron la decisión de hacerme la vida imposible, ustedes se divertían haciéndome la vida miserable y eso es lo más tétrico.—mi mirada viajo a Lander que me veía con orgullo brillando en sus ojos.—

—¡Ya ve al maldito punto!—grito una chica en la parte de atrás.

La mayoría asintió de acuerdo.

—Si eso es lo que quieres.—me encogí de hombros y lleve mi mano hacia mi cabeza, tiré de la peluca hacia atrás y dejé caer mi cabello rojo en mis hombros.

Jadeos de sorpresa y rostros pálidos es lo que vi.

—¿Qué les sorprende más? ¿Que sea Olivia de Luca? O ¿Que ustedes me hicieron la vida de cuadritos?.—alcé una ceja.

Ahora sí todo el mundo quedó en silencio, sus rostros pálidos y de pánico casi me hicieron reír.

Me encanta ser dramática.

—¡Esa es mi perra empoderada!—el grito inconfundible de Mandy se hizo presente.

—¡Chúpense esa cabrones!—le siguió Keyla.

—¡Mi amiga es una famosa modelo! ¡Quién lo diría! —Finge sorpresa Lukas.

Trato con todo mi ser de no soltar una carcajada.

—¡Ella está que arde! —veo como Kyle finge abanicarse con una mano, como si aquí hiciera calor.

—¡Mi novia es mejor que la suya! —Lander hace un pequeño baile en su lugar.

Y no pude evitar reír.

Todos en el lugar seguían con rostros pálidos y sin decir nada.

Incluso Bethanny estaba muda.

Las chicas a mi lados me miraban con miedo y arrepentimiento.
Yo no quiero disculpas hipócritas.

No gracias.

Minutos después empezó el caos, las tres chicas se me acercaron con intensiones de abrazarme pero yo me aparté lo más rápido posible, sus rostros se llenaron de lágrimas.

—Lo sentimos tanto.—La hija de la directora se me acerca arrepentida.

Le brindo una sonrisa fingida antes de devolverle el micrófono a la directora.

—¡Ya todos se pueden retirar a sus clases!.—

Los chicos se levantan rápido de sus lugares y proceden a retirarse lo más rápido posible, los murmullos estaban más que presente.
Me acerco a Lander para salir de este lugar juntos.
Siento como pasa un brazo por mis hombros y me acerca a él en una especie de abrazo.

—Eso estuvo genial.—me sonríe.

Le devuelvo la sonrisa, es como haberme quitado un gran peso de encima, maté a dos pájaros de un tiro.
Cuando salgo al pasillo veo a las misma chicas que me sacaron el dedo antes de entrar, sus rostros están pálidos y me miran sorprendidas.
Ellas me brindan una sonrisa pero es mi turno de sacarles el dedo.
Sus rostros se descomponen por un momento.

Varias veces recibo miradas de disculpa por parte de muchas personas pero las ignoro olímpicamente, ya sé que dije que no soy rencorosa pero déjenme sacarme esta espinita, no voy a estar toda la vida guardándole rencor a tantas personas, para mi unos cuantos días está bien.

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Espero que lo hayan disfrutado 🥺🥳😂.

Esta semana entro a clases lo más seguro es que me tarde un poco más en actualizar pero les prometo tener por lo menos de capítulos por semana 😉😂.


~VMBM🧚🏻‍♀️✨

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