Capitulo 15

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En el despacho que solía ser del Ministro de Magia en el pasado, ahora era el despacho del Rey, Tom Ryddle, quien se encontraba en ese momento en una reunión con varios de sus mortífagos, quienes le estaban notificando sobre los últimos sucesos.

—Hablen.—ordenó Tom.

—La Orden del Fénix ha vuelto a atacar.—informó Lucius— Esta vez fue un grupo de los nuevos, liderados por una chica sangre sucia, quien apenas tiene diecisiete años.  Ella junto a James Potter, Remus Lupin y Sirius Black, consiguieron liberar a tres grandes grupos de sangres sucias antes de que llegaran a Azkaban. Es muy probable que los hayan transportado a algún refugio.

—Envíen a uno de nuestros batallones para que se encarguen de ellos, que los capturen y les sacamos información.—dijo Theodore.

—Lo hicimos.—afirmó Lucius.— pero...es una sangre sucia, pero debo reconocer, muy a mi pesar, que es una muy poderosa. Acabo con todo el batallón que enviamos en sus contras y según lo que investigamos, lo hizo sola. 

—¿Ella es la misma que ha estado jodiendo nuestras últimas misiones?—cuestionó Theodore.

—Sí, señor.—respondió Lucius.

Todos miraron a Tom en busca de una orden. Este medito unos segundos en su silla, le parecía inconcebible como una mocosa había conseguido acabar con tantos magos poderosos. Era simplemente una estupidez. 

—Maten a esa mocosa y a sus amigos de inmediato.—ordenó Tom sequedad.— ahora largo, tengo cosas que hacer.

—Con su permiso, mi señor.—dijo Lucius e hizo una reverencia junto a los demás mortífagos.

En cuanto todos hubieran salido de su despacho, Tom se recargó en el respaldo de su silla y suspiró pesadamente. Theodore lo observo con ojo critico, cuestionándose internamente si sería un buen momento para hablar o no. Al final, decidió que nunca era buen momento, por lo que no valia la pena esperar.

—¿Qué ha pasado con Eva?—pregunto Theodore.— No la he visto desde hace una semana, cuando sucedió lo de Cygnus Black.

Tom suspiro nuevamente e hizo el mismo quejido que hace un niño cuando hace berrinche, provocando que Theodore enarcara una ceja en alto y se cruzara de brazos. Quizá la situación le divertiría si no fuera porque el matrimonio de sus dos hermanos, Tom y Eva, peligraba.

—Se mudo a otro cuarto, ya no me habla, ni siquiera me mira.—respondió Tom mirando el techo.— Sinceramente...ya no se que hacer.

—Primero, quizá subirme el salario por ejercer de Terapeuta.—opinó Theodore y Tom lo fulminó con la mirada.— Ya, ya, es broma.

Guardo silencio. Theodore sabía perfectamente que decirle a Tom, pero tampoco podía simplemente soltarle el comentario de que era un pendejo. No. Tom era sensible y había que andarse con cuidado. Ellos dos eran casi como hermanos, pero hasta Theodore sabía que si jugaba mucho a su suerte, podía terminar muerto.

—Hiciste mal.—habló Theodore y Tom lo miro.— entiendo que lo de Silver fue difícil y en realidad no puedo saber lo que sentiste porque no lo he vivido, pero empatizo contigo, despues de todo, tengo un hijo de su misma edad.

»Pero lo que hiciste, la manera en la que quisiste afrontar lo que sucedió con Silver, no fue la manera correcta. Dejaste a Eva en su tristeza y prácticamente la encerraste en una jaula de oro. Se que temías que algo malo le sucediera, pero la hiciste sentir sola.

»Y luego vas y te apegas a Bellatrix, se que piensas en tu hija cuando estas con ella y no tiene nada de malo que le tengas aprecio, al fin y al cabo es tu sobrina, pero Bellatrix no es Silver y no pudiste hacer una buena división en eso.

»Lo único que puedo recomendarte es que si quieres salvar tu matrimonio, debes ir con Eva, decirle todo lo que sientes y pedirle disculpas por ser un pendejo con ella y con el tema de Silver.

Tom no respondió y durante un largo rato ambos solo se estuvieron mirando con seriedad. Al final, Tom se levantó de su asiento, tomó una hoja y comenzó a escribir algo en ella. Minutos despues, le extendió la hoja a Theodore, quien la tomó confundido.

—¿Y esto que es?—pregunto Theodore con el ceño fruncido.— Te aviso que si es una carta de suicidio, Eva esta tan molesta que te va a dejar morir y no cederá al chantaje. —sonrió burlón— Te recomiendo que no te humilles.

—No seas imbécil.— masculló sentándose de nuevo.— Dáselo a mi secretaria, es un aumento para ti del 30%.

—Excelente, dos por uno.—sonrió Theodore.— Te dije pendejo y aparte obtuve un aumento. Que buen servicio.

(...)

Horas más tarde, Tom llegaba a la Mansión Ryddle cuando ya todo estaba apagado, cosa que en realidad no le sorprendió porque debía ser más de media noche. Se dirigió a la cocina para tomar algo, le podría haber dicho a uno de los elfos, pero en realidad no tenía ganas de ver a nadie. 

En cuanto ingresó a la cocina, su mirada choco con la de Eva, quien terminaba de secarse las manos. Ambos se miraron con seriedad y al ver que ella pretendía irse, Tom la tomó de la mano con rapidez y la jalo hacia el, abrazándola por la cintura pese a su resistencia.

—Suéltame o te pateare en las pelotas.—amenazó molesta.

—Tenemos que hablar.—dijo Tom.

—Yo no tengo nada de que hablar contigo.—dijo ella removiéndose entre sus brazos.

—Eva, por favor, se que he sido un imbécil.—admitió y Eva se detuvo, mirándolo fijamente.

Ella se quedo callada y Tom trago grueso, sabía que era su oportunidad para hablar.

—Se que he sido un imbécil.—repitió.— pero...te ruego que me comprendas. Cuando...cuando paso lo de Silver, yo tenía que ser fuerte, tenía que serlo por ti y por mi. Debía gobernar todo un mundo y aparte darte un hombro solido en el cual pudieras llorar.

—Me encerraste en este maldito lugar y empezaste a tratarme como si solo fuera una esposa bonita.—replicó Eva.

—¡Porque temía que algo malo te pasara también!—exclamó desesperado.— ¡Perdí a mi hija! ¡No quiero perder al amor de mi vida también!

Eva lo miro impresionada. Tom no era una persona muy expresiva, en la vida que llevaban juntos podía contar con los dedos de una mano cuantas veces le había dicho que la amaba. El era más de acciones y verlo confesando algo así era sorprendente.

—Por favor, querida...volvamos a estar bien. Vuelve a la cama conmigo, eres lo que yo más amo en esta vida.—afirmó con seriedad.— Respiró por ti, Eva...tú me haces sentir vivo y sin ti...—bajo la cabeza.— Eras una hermosa flor, Eva...y simplemente te marchitaste despues de lo de Silver. Yo no quería que nada malo te volviera a pasar.

—Pudiste apoyarme,—replicó Eva.— pude haber vuelto a florecer, pero decidiste dejarme en esta casa, sola...—suspiró pesadamente.— entiendo que tampoco fue fácil para ti y también comprendo lo de Bellatrix, aunque no lo creas, en serio que lo comprendo...yo también hice algo similar con Theo, pero supe marcar la diferencia y tu no.

—¿Eso que significa para nosotros?—pregunto en voz baja.

—Significa....—lo miro a los ojos.— que comprendo la situación, pero no la acepto.— negó con la cabeza.— Te amo, Tom, mucho más de lo que pensé que llegaría a hacerlo.—admitió— pero...sinceramente...no se que será de nosotros.

—Podemos arreglarlo, puedo arreglarlo.—afirmó tomándola de las manos.

—Eso espero.—dijo Eva con tristeza y se fue de ahí.

Y Tom supo que eso significaba dos cosas: una oportunidad no definida y que no debía volver a arruinar las cosas. Miró la insignia de los mortífagos que tenía en su mano, mañana le diría a Eva la buena noticia.

Había emprendido un bloque de búsqueda específicamente para encontrar a Silver.





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