Capitulo 2

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Jade conocía la pobreza, conocía el frío, el hambre, la necesidad...pero a pesar de todo eso siempre tuvo un lugar estable donde vivir y aunque el orfanato no era el edificio más elegante o bonito, con todo y sus goteras era bastante agradable a comparación del horrible lugar a donde la habían llevado junto a los demás niños.

Se trataba de una gran edificación ubicada en una isla en medio del Mar del Norte, la cual pronto se les informó que era la prisión mágica de Azkaban, lugar donde residirían hasta ingresar al colegio. A los pies de la isla había un cementerio, probablemente para sepultar a aquellos presos que perecían ahí.

El lugar estaba siendo custodiada por seres horribles de gran estatura, cubiertos por una capa de color negro, con la cara oculta por un velo negro. Se llamaban dementores y según lo que decía el hombre que había ido por Jade, había que tener cuidado con ellos, pues eran las criaturas mas nauseabundas del mundo y podían quitarte hasta el último sentimiento y recuerdo positivo, pues de eso se alimentaban.

Para alivió de Jade y de los demás niños que la acompañaban, ellos no estarían cerca de los dementores, quienes custodiaban las celdas, sino que estarían en la planta subterránea. Al llegar ahí, Jade consideró que ellos también eran una especie de enjuiciados, pues los encerraron por parejas en cada celda de la mazmorra.

—Se les servirá dos comidas al día, si no se la acaban, lo interpretaremos como que en realidad no les importa comer, despues de todo, no es como que duela la muerte de un sangre sucia.—exclamó uno de los guardias con una sonrisa sádica.— Porque eso es lo que son ustedes, nacidos de muggles, sangres sucias inmundas.

Dicho esto, el hombre se fue, dejando a los niños en sus respectivas celdas con sus propios compañeros. La mayoría rompió a llorar. Jade se dio la vuelta al escuchar un sollozo, en un principio pensó que era la única en esa celda, pues nadie había entrado con ella, pero al parecer, aquella personita de larga cabellera roja que lloraba en una esquina, había llegado antes que ella.

Camino hasta ella y se agacho a su lado, causando que la niña de cabellos rojo alzará el rostro demacrado por las lagrimas. Portaba un pantalón y camiseta grises, parecía una especie de pijama de reclusorio.

—Soy Jade, ¿te han hecho daño? ¿Por qué lloras?—pregunto con suavidad y los ojos de la niña volvieron a llenarse de lagrimas.

—M-Me llam-mo Lily...—respondió con voz rota.— Lily Evans...y lloro porque...¡mataron a mi familia!

—¿Porqué dices eso?—pregunto Jade, asombrada.

Lily Evans le contó como el día anterior habían ido por ella a su hogar y como pese a sus llantos y pataleos la alejaron de su familia, viendo como agitaban esos palos de madera en sus manos y sus seres queridos caían al suelo.

—No estan muertos.—corrigió Jade.— Los dejaron inconscientes, despues de eso los desmemorizan, lo que significa que les borran toda memoria de ti y de lo que ocurrió.

—¿C-Cómo sabes eso?—pregunto confundida.

—Me lo dijo el hombre que me trajo.

Sus palabras tranquilizaron notablemente a la pequeña Lily, quien aunque le dolía la idea de que su familia no la recordaría nunca, al menos sabía que quedaron con vida. Muy por el contrario, Jade ahora se sentía intranquila, ¿Qué le aseguraba que ese hombre no le había mentido y si había asesinado a todos los del orfanato? Dentro de sí, intento convencerse de que sería mucho trabajo ocultar los asesinatos de las familias de todos los niños en aquella mazmorra.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando de pronto, para sorpresa de todos los niños dos extrañas criaturas con altura de menos de un metro, ingresaron al lugar empujando dos enormes carritos, uno lleno de lo que parecían ser muchos cambios de ropa como la que usaba Lily, mientras que el otro estaba lleno de libros, todos eran el mismo ejemplar.

—Son elfos domésticos.—susurró Lily a su lado.— ayer vinieron para entregarme esta ropa. Estamos obligados a usarla hasta que llegue el día de ingresar al Colegio. Desearía no ser una bruja...

—Concuerdo.—dijo Jade.

—¿Por qué trajiste esos malditos libros? ¡Nuestro rey ordenó que los quemarás!—exclamó uno de los elfos mientras abria una de las celdas y aventaba un gran bonche de ropa dentro.

—Las chimeneas estan por aquí, a eso iba.—respondió el otro elfo con indiferencia.

—¿Qué pasa si no nos ponemos la ropa?—pregunto Jade en voz baja.

—Dos niños lo intentaron, se los llevaron.—respondió Lily con temor.— Nunca volvieron.

De repente, uno de los niños grito de terror y golpeo a uno de los elfos, haciendo que este golpeara con su cuerpo el carrito de libros, el cual impacto contra la celda de Jade y Lily, donde ambas pudieron contemplar el titulo: Una Historia de la Magia, Bathilda Bagshot.

Sin pensar en las consecuencias, Jade estiro su mano y alcanzo uno de los ejemplares, escondiéndolo rapidamente entre las ropas dobladas de Lily, quien veía todo con gesto de preocupación.

—¡Entra ahí, asqueroso sangre sucia!—grito el elfo, empujando al niño de regreso a la celda.

Los elfos continuaron repartiendo la ropa de mala gana. Jade recibió en total diez pijamas como la de Lily y se le ordenó cambiarse inmediatamente, por lo que Lily, en un gesto de solidaridad, se colocó frente a ella con la manta de su cama de piedra para cubrirla. En cuanto Jade estuvo vestida, ambas se sentaron en una de las camas de piedra y esperaron a que los elfos se fueran.

Para suerte de las niñas, las celdas tenían una delgada cortina gris, por lo que rapidamente la cerraron, sacaron el libro ignorando los llantos de los demás niños y lo abrieron. Jade inmediatamente se dirigió al índice, donde pronto encontró el titulo que buscaba: "Comisión de Registro de Hijos de Muggles". Era el último titulo del libro y rapidamente buscaron la página, comenzando a leer:

Tom Sorvolo Ryddle, descendiente de Salazar Slytherin (uno de los fundadores del Colegio Hogwarts) fue un estudiante modelo durante toda su vida escolar, al finalizar sus estudios, consiguió hacerse con el poder de todo el mundo a los veinticinco años, instalando una monarquía mágica donde él es el Rey y su esposa, Eva Ryddle, es la reina, teniendo ambos como guardián al mortífago conocido como Theodore Nott.

Parece casi idílico pensar que hace poco más de una década, todos los magos convivíamos con mestizos y nacidos de muggle sin ningún problema, pues no son una amenaza para nosotros, y parece aún mas triste notar que eso ya no funciona así y que ahora la Comisión de Registro de Hijos de Muggles se encarga de ellos.

En el pasado, todos éramos iguales, pero ahora no.

Los hijos de Muggles tienen prohibido quitarse la banda en el brazo que les identifica su origen, tampoco es fácil que consigan un empleo y mucho menos que se casen. Estan condenados a vivir como parias. Son arrebatados de sus familias a los once años, edad en que deben ingresar al colegio, para que mientras no puedan defenderse, sus familias sean desmemorizadas y ellos sean obligados a vivir bajo el yugo del estado opresor.

El director del Colegio, Albus Dumbledore, aun considerado como el mago más poderoso de todos los tiempos, siendo igualado únicamente por Tom Ryddle, logró luchar por una mejor estadía de los nacidos de muggles, consiguiendo así que estos vivieran en el Colegio Hogwarts incluso durante las vacaciones, de esa manera no tendrían que volver al horrible lugar que era Azkaban.

Conforme Lily y Jade iban leyendo más y más el libro, quedaban cada vez más horrorizadas. Al cabo de lo que pareció una hora, habían comprendido bien su situación y no tenían ganas de empezar a vivirla, aunque lo que las consolaba era que al menos cuando ingresaran al Colegio vivirían ahí...aunque no sabían si eso era bueno o malo.

—Estamos viviendo en un régimen nazi.—murmuró Lily, aterrada.

—Sí.—afirmó Jade.— y nosotras somos las judías.

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