O3 | Boca de Dragón

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

BOCA DE DRAGÓN

Signficado: Sorpresa
━─────╮❃╭─────━

(Antirrhinum majus). Las bocas de dragón son conocidas por su forma única, con una abertura similar a una boca que, cuando se aprieta, puede cerrarse como una mandíbula. Esta característica inesperada y lúdica a menudo se considera un símbolo de sorpresa.

JOHN WATSON solía tener este tipo de rutina en las mañanas que consistía en despertar con el primer rayo de Sol que se colaba por su ventanal, realizar una oración matutina como buen cristiano que era y echar un vistazo a la sala de estar solo para asegurarse de que su compañero de piso todavía estuviese tieso como un cadáver sobre el sofá.

Luego de esto, él podría esperarse cualquier otra cosa. Como la irrupción de la señora Hudson para avisarles que el desayuno estaba listo, o la abrupta visita de Lestrade para avisarles de un caso complejo que tenían los de Scotland Yard, o incluso la extraña aparición del fantasma de las Navidades pasadas y futuras. Pero lo que sí no se esperaría ni por asomo, era encontrarse con el rostro sonriente de una jovencita detrás de su puerta.

━¡Muy buenos días, doctor Watson! ━exclamó esta con efusividad, tan alegremente que al hombre le pareció hasta un milagro.

━Enola Holmes, dichosos son los ojos que te ven por estos lares.

━Lo dice como si nunca pasara por aquí a pesar de las disímiles amenazas de muerte por parte de mi hermano mayor, lo cual no es cierto. A propósito ¿Está Sherlock en casa? ━sin esperar una invitación, se abrió paso en el apartamento como si se tratara del suyo propio, acción que lo hizo negar para sí mismo sin remedio.

━Sabes bien que sí. Aunque no en el estado que ni tú ni yo desearíamos que estuviera.

━¿Continúa en modo parapléjico?

━Puede que peor que antes.

Un ligero suspiro abandonó la garganta de la joven detective, quien ni siquiera se molestó en echar una ojeada a la sala de estar, donde muy probablemente se encontraría su hermano errante mirando hacia el techo en plena racha depresiva.

━Oh... da igual, tampoco venía a verlo a él de todos modos ━dijo, encogiéndose de hombros con simpleza.

━¿Entonces qué haces en Baker Street tan temprano en la mañana?

━¿Y aún me pregunta, doctor? Vine hacerle una vista a mi querido amigo Watson, por supuesto, dado a que llevo muchos días privándole de mi agradable y para nada exasperante presencia. He de intuir que me ha echado mucho de menos ¿No es así?

━Si no te molesta, me gustaría saber el verdadero motivo de tu visita, Enola.

Muy dramáticamente, la castaña llevó una mano a su pecho y ahogó una exclamación.

━Lastima mi corazón con su frialdad, doctor Watson. Pero dirigidos al punto, me gustaría revisar sus periódicos ━dijo, y el mayor frunció el entrecejo con confusión.

━¿Perdón?

━Sé que mi hermano no suele tener mucho tiempo para leer por sí mismo las noticias, por eso usted lo hace en su lugar e incluso sé que guarda los periódicos semanales en caso de haber pasado por alto algún detalle que pueda serle de ayuda durante las investigaciones ━arguyó lógicamente, haciendo uso de una memoria que, de no ser por su apellido, hasta habría logrado asustarlo. Acto seguido, se volteó hacia el estudio y emprendió camino━ Así que ya deje de interrogarme y no perdamos más tiempo ¡Adelante, mi querido doctor Watson! ¡El juego está en marcha!

Así como había dicho, el hombre sí que guardaba los semanarios de los últimos días en sus aposentos, tanto como los de las dos semanas anteriores a esa, o de las tres, o cuatro. De hecho, tenía una montaña de ellos acumulados en el interior de su armario, la cual le cayó encima a Enola cuando no hizo caso de sus advertencias y abrió las puertas sin su permiso.

━Si no estoy siendo entrometido ¿Para qué quieres todos estos diarios? ━preguntó Watson minutos después, mientras la observaba leer muy tranquilamente la publicación de hacía veinte días del Periódico para Damas.

Ella apenas se inmutó, concentrada como estaba en su búsqueda de pistas. Había pasado casi una hora entera revisando todos y cada uno de los ejemplares, sumergiéndose en cada nueva tendencia de moda, los chismes sociales, temas de índole político y demás artículos que no eran de su interés, pero que igualmente devoró con tal de no saltarse ningún detalle.

Las piernas ya empezaban a dolerle por pasar tanto tiempo sentada en aquella banqueta para limpiar zapatos, pero en ningún momento desistiría en su misión. No importaba tener que quedarse dentro del 221B por el resto de la mañana, su determinación era casi tan tozuda como el resto de su persona. Y tal vez por eso mismo el buen Watson aún no la había echado a patadas de su piso.

━Estoy en medio de un caso que incluye una desaparición y necesito descartar similitudes.

━¿Similitudes con qué?

━Con posibles hechos, claro está ━respondió como si no fuese demasiado obvio━ Además, busco algún mensaje de mi madre.

Ante la rara mención de Eudoria Vernet Holmes, un nombre que había sido declarado motivo de resentimiento dentro de aquella casa, Watson se mostró incluso más curioso en los métodos que tenía la joven detective para dar con su progenitora.

━Sherlock ha estado haciendo lo mismo, sin éxito alguno.

━Eso es porque mi hermano no guarda una pizca de sensibilidad en su cuerpo como para aprenderse algo tan simple como lo es el Lenguaje de las Flores ━resaltó Enola con voz cantarina, casi burlándose al darse cuenta de que, al menos, existía algo en lo que superaba a su querido hermano mayor.

Sherlock, al ser hombre de esos tiempos, no prestaba interés alguno en aprender sobre materias que consideraba muy femeninas para sí mismo. Además de que le parecía innecesario aprender significados emocionales en lugar de estudiar las claves, ya fuere por irracional e insignificante, lo que le permitía a Enola saber cosas que su mente «lógica» ni siquiera podía llegar a intuir.

De una sola sacudida, espantó tales pensamientos de su cabeza y dejó a un lado su lectura sobre moda para dirigirse a la sección de noticias del Pal Mall Gazette del mes pasado, descubriendo que el marqués de Waterford había despreciado el famoso chaleco a rayas del vizconde de Guernsey delante de todos los invitados de la Gala Benéfica de Lord Cuthbert. También sobre la denuncia de un supuesto robo a un Museo de Historia Antigua, que incluía cofres de baratijas y estatuillas de porcelana china desaparecidas como por arte de magia. Y así como ese, otro montón de artículos inservibles que casi la llevan a darse por vencida en su búsqueda de no ser porque uno de los titulares del Daily Telegrap logró atraer su atención como una polilla a la luz:

LA HERMANA DEL DUQUE DE DONCASTER DESAPARECE MISTERIOSAMENTE.

LADY CORINA ATKINS EN PARADERO DESCONOCIDO

La fecha databa del 6 de enero de 1886, hacía casi mes y medio.

Inmediatamente se puso en pie, caminando como loca por toda la habitación con su vestido de algodón barato mientras leía:

Lady Corina Atkins, hermana del excelentísimo duque de Doncaster, fue vista por última vez el pasado 6 de enero, dando un paseo por los jardines de la villa antes de desaparecer. Se rumorea que la joven próxima a debutante ha sido víctima de un secuestro, aunque ninguna nota de rescate ha sido enviada hasta ahora. La Policía ya ha iniciado con las pesquisas convenientes...


Otra debutante perdida.

Aquella era, sin duda, la analogía que necesitaba.

━¡EUREKA! ━gritó de pronto, casi provocando que Watson infartara del susto y dejase caer el cargamento de periódicos que traía en brazos.

━¡Jesucristo... ¿Encontraste algo de lo que buscabas?

━Mucho más que eso ━Enola rasgó la hoja que contenía el artículo, la dobló y la guardó en el interior su bolsita. Acto seguido, salió disparada por la puerta de la alcoba━ ¡Gracias por su ayuda, doctor Watson! Ya luego se lo pagaré con un trozo de pastel de ciruela.

━Espero que esta vez no te lo comas antes de llegar.

El aludido dejó lo que estaba haciendo para poder seguirla a paso apresurado hacia la puerta de entrada. Los tacones de las pequeñas botas de Enola hacían eco por los rincones del apartamento, como el sonido repetitivo de un martillo, hasta que ya no se escucharon más.

Esta se había detenido delante del umbral que daba al saloncito de estar, desde donde le era posible divisar la figura de su hermano mayor incluso a través de la oscuridad, enfundado en una bata de color azul, tirado a la larga en el sofá con las extremidades inferiores estiradas y cruzadas a la altura del tobillo.

━No sé por qué siquiera me esfuerzo en entender ━susurró, provocando que el hombre a su lado liberara un suspiro cansino.

━Es... complicado. Esta mañana me he visto obligado a utilizar todo mi poder de persuasión para que saliera de la cama, pero apenas llegó al salón, volvió a desplomarse sobre ese sofá como un búfalo sedado ¿Está usted familiarizada con la depresión, señorita Enola?

━He sufrido alguno de esos sombríos ataques en ocasiones, así que supongo que es cosa de familia. Aunque claramente no me da tan fuerte como a ciertos personajes ¿Qué opina usted, señor Watson?

━Opino que cualquier cambio estimulante suscitará, con toda probabilidad, una mejora ━dijo, dedicándole una sonrisa suplicante que la hizo elevar una ceja.

━Y obviamente no creerá que esa mejora pueda deberse a mi ¿O si?

El moreno se aclaró la garganta con cierta dificultad, aún sin apartar la vista de la escena que se desarrollaba en un cuadro de penumbras delante de ambos.

━Bueno... usted es su hermana.

━A quien ha jurado asfixiar al menos treinta veces.

━Pero sé que encontrará la forma de hacerlo entrar en razón ━volvió a insistir, y ante la mirada que le dedicó, Enola no pudo objetar nada más. Después de todo, había sido ella quien invadió su apartamento sin aviso esa misma mañana, no dejándole otra opción más que la de ayudarla. Le debía, al menos, ese favor.

━Bueno, en ese caso le pido que abandone la habitación. Puesto que creo que tendré más suerte si me quedo sola con él ━antes de dar un solo paso, se volteó y le advirtió con un dedo en alto━ Eso sí, si no me escucha hablar por más de dos minutos, entonces con toda probabilidad ya me habrá lanzado por la ventana.

Puede que esto no se aplicara al único ser viviente capaz de aguantar las malcriadeces de Sherlock Holmes y sin protestas de por medio, pero de acuerdo a la primera regla de la Guía de Supervivencia de Baker Street, lo mejor era presentarse de la forma más sutil posible, sigiloso como un puma con tal de no irritar ni la neurona más débil de su complejo sistema de detective ermitaño y cascarrabias.

En silencio, Enola se acercó hasta quedar a solo unos pasos del sofá. Su hermano ni siquiera le prestó atención, pero su expresión perdida logró conmoverla. Estaba pálido, ojeroso y no se había afeitado.

━Mi buen hermano ¿qué haces ahí tan triste y...

━¡¡QUE ME DEJES EN PAZ, ENOLA!!

Y no hizo falta que se lo dijera dos veces.

Tan rápido como recibió la advertencia, la castaña dio media vuelta sin siquiera pestañear y corrió hacia la salida despavorida.

━Está por su cuenta, doc ━declaró, sin darle tiempo a contestar antes de desaparecer con un portazo.

●●●

"Cuando desaparecen dos nueces de un mismo cesto, ten por seguro que las robó la misma ardilla", había dicho su madre una vez en la campiña, en los días que ambas aún se aventuraban entre los bosques de helechos y los prados con pasto bajo para estudiar la naturaleza y lo que la componía. Por aquel entonces Enola había sido muy pequeña para entender a qué se refería con esto, pero llegados a tal punto, jamás pensó que la frase pudiese llegar a ser tan literal. Así pues, ¿no debería sospechar de los recientes acontecimientos?

Ya de por sí resultaba extremadamente sospechoso que dos próximas debutantes hubiesen desaparecido en un plazo tan corto de dos a tres semanas, esfumándose como arena del desierto y sin dejar rastro. Lo que atraía ciertas interrogantes a su cabecita pensadora ¿Será que habría huido Lady Ofelia realmente? ¿O su destino fue similar al de la señorita Atkins? Y de haber sido secuestrada ¿Cómo pudieron sacarla de sus aposentos sin despertar al resto del personal de la casa? Además ¿Por qué nadie había pedido un rescate hasta el momento? ¿Cual era el objetivo de llevarse a dos jóvenes de clase alta sin pedir nada a cambio? ¿Tráfico humano? ¿Prostitución? ¡El East End estaba lleno de chiquillas jóvenes más accesibles y vulnerables! Jóvenes de la misma edad de Enola inclusive, con su misma composición y estatura, que vagaban solas en las calles a altas horas de la noche.

Aquel solo pensamiento la hizo estremecer de pies a cabeza. Considerando el hecho de que muchas veces ella también caminaba por las calles sola en las noches...

Vale, volviendo a lo que importaba, aún no podía dar prueba exacta de que un caso estuviera relacionado con el otro. Muy a pesar de que tenía una corazonada sobre el asunto, e intuía que estaba cerca de descubrir una pista que la guiaría hacia el paradero de la hija de la condesa. Pero para eso, antes que nada, necesitaba pruebas. Pruebas reales e irrefutables que le permitieran sacar conclusiones sin ser apresuradas. Por eso mismo, había puesto en marcha un plan en su cabeza que no podía fallar.

Aunque sabía que tendría que tener mucho cuidado, cosa que planteaba cierta dificultad. Al haberse pasado la mayor parte del mes anterior recluida en su cuartito, lamentando amargamente la ausencia de Tewkesbury (en otras palabras, al haberse pasado todo ese tiempo holgazaneando), se dio cuenta de que necesitaba más de una docena de cosas para ponerse manos a la obra.

Mientras regresaba a su oficina con las bolsas de compra en ambos brazos, la menor de los hermanos Holmes repasó sus posibilidades, las cuales llegaban a ser tan intrincadas como la maraña de callejones de los barrios marginales, y sus emociones, tan saturadas y confusas como las viviendas tiznadas que se cernían sobre su cabeza a medida que avanzaba entre los transeúntes.

Edith se había equivocado en cuanto al clima de esos días. Pues el tiempo hacía que los retretes de las casas vecinales apestaran aún más, lo que la hizo arrugar la nariz en desgrado al pensar que al menos uno de ellos quizás era usado por al menos doscientos sucios londinenses.

De acuerdo, puede que no fuera capaz de apreciar la belleza de un día tan soleado (algo muy inusual en Londres, donde una nube de humo cubría la ciudad hiciese el tiempo que hiciese en otros lugares), pero lo cierto era que aquel destello primaveral solo parecía incrementar el barullo y el peligro en las calles. Algo a lo que nuestra protagonista ya estaba muy habituada, aunque no del todo precavida si contamos con que sus brazos se encontraban ocupados e iba transitando a su vez por un vecindario muy problemático, donde un montón de gamberros se dedicaban a acosar a las señoras bien vestidas que pasaban bajo sus sombrillas.

Menos mal que había decidido llevar aquel vestido de algodón sencillo, o de lo contrario, muchos hombres saldrían sin los dientes delanteros esa mañana.

Haciendo un esfuerzo sobrehumano por subir las escaleras del salón de té y no revolcarse en el intento, Enola logró llegar hasta la segunda planta del edificio, dejando caer sus compras sobre el suelo del salón de jiu jitsu tras un suspiro largo.

━Definitivamente esta ciudad es un infierno. Edith no tienes idea de...

Sus palabras quedaron en el aire al descubrir que habían dos personas dentro de su oficina. Una de ellas su adorada casera, quien muy probablemente se había excusado con sus estudiantes para atender al nuevo visitante que, a esas alturas, no podría considerarse un desconocido.

Enola tuvo que parpadear dos veces; la primera porque parecía otro de esos sueños del que estaba obligada a despertar, la segunda porque él seguía ahí y le estaba sonriendo.

━Enola...

Su suave voz no escondía su entusiasmo. Seguía igual de guapo como lo recordaba; aunque un tanto más alto y sus hombros se veían anchos y angulosos igual que sus facciones. Bueno, quizá él si cambió un poco; pero eso solo logró que su corazón se acelerara hasta que el latido se convirtió en todo lo que podía escuchar.

Las bolsas quedaron olvidadas en el suelo, sin importarle en lo más mínimo. Ella tan solo echó a correr y se estrelló contra él con tanta fuerza que ambos terminaron cayendo al suelo en el proceso. El marqués ni siquiera tuvo tiempo de quejarse por el golpe, pues ella lo abrazó como si una eternidad hubiese transcurrido y ejerciendo tanta presión que el aire se le hizo escaso.

Finalmente, la añoranza de los últimos meses empezaba a disiparse.

Sintió las manos de Tewkesbury acariciar su espalda y su respiración golpear contra su mejilla con suavidad.

━¡Estás aquí! ¡¿Cómo?! ¡¿Por qué no escribiste?!

━Quería que fuera una sorpresa ━susurró él entre risas, sin la intención de separarse o volver a ponerse en pie━. No pensé recibir una bienvenida tan entusiasta...

Enola notó, casi al instante, que su cabello había crecido un poco, pero seguía siendo tan oscuro como la última vez que se habían visto, en la estación de trenes antes de su partida. Ese día había llevado un chal color gris ratón, a diferencia del azul marino que portaba ahora, y su cuello desprendía un olor embriagante a agua de lavanda y pino. Algo tan familiar que la hizo querer aferrarse a su cuello y no soltarlo jamás.

No obstante, no podía olvidar que una parte de ella continuaba molesta.

━¡AUCH! ━Tewkesbury protestó ante el repentino sopetón que le propinó en el hombro tras separarse.

Enola lo miraba ahora con ojos furiosos, atravesando su alma como el filo de una navaja.

━¡¿Dos meses?! ¿Cómo te atreves a dejarme durante dos meses?

━En realidad fue uno y medio ━se apresuró en aclarar.

━¡Me da igual! Me he muerto de aburrimiento. Casi al borde de la desesperación. No vuelvas a hacerme una cosa así. De lo contrario voy a... a... ¿Por qué te estás riendo?

Al darse cuenta de que su presencia sobraba dentro de aquellas cuatro paredes, Edith se deslizó silenciosamente hacia la puerta y la cerró muy despacito tras de sí.

Tewkesbury trató por todos los medios de ocultar su risa, pero la verdad es que la situación le resultaba demasiado graciosa como para contenerse. Ver a Enola tan roja como una manzana, ceñuda e indignada como si realmente estuviera molesta con él por haberla abandonado en aquella ciudad pestilente para irse a chocar copas con gente importante era, sin duda, el lado más tierno suyo que había visto en mucho tiempo. Sobretodo porque la conocía y sabía que estaba exagerando por el simple hecho de no mostrarse tan sentimental.

━¡Lord Tewkesbury, marqués de Basilwether! ¿Acaso ha perdido la noción del peligro?

━¿Podrías dejar de amenazarme con ese zapato y aceptar de una vez que realmente me extrañaste? ━le dijo, elevando ambas cejas en una expresión de guasa que la puso aún más roja de lo que ya.

Inmediatamente ella se recompuso, apretando los labios mientras elevaba el mentón con aires de superioridad.

━Jamás dije que lo haya hecho... ━susurró, mirándolo de reojo y a su sonrisa━ Bueno, tal vez solo un poco. Poquitísimo.

Incapaz de mantenerse lejos por más tiempo, Tewkesbury la atrapó entre sus brazos en un movimiento rápido, que la tomó desprevenida, y la estrechó contra sí vencido por la alegría de estar de vuelta en casa.

Porque ciertamente, así se sentía donde sea que estuviese con ella.

━No sabes cuanto te eché de menos ━exclamó, levantándola en vilo por la cintura.

Por un breve instante, Enola se sintió como una tonta, caminando por las nubes de Babilonia. Mucho más cuando él acercó su rostro para unir sus labios en un beso lento que venía ansiando desde su partida y que la dejó completamente grogui por unos segundos de ¡Oh... absoluta gloria! Habiéndolo extrañado tanto como juraba en su mente y releyendo sus cartas una y otra vez para apaciguar la molestia que surgía cada noche en su pecho, no habría esperado menos de aquel reencuentro, ignorando por completo su tozudez y que él era, claramente, un pánfilo. Supo aprovechar cada segundo de aquel añorado contacto hasta que el aire se le hizo escaso, viéndose obligada a patalear para que volviera a dejarla en el suelo de su estudio.

━Bueno, ya es suficiente por hoy. O de lo contrario te mal acostumbras ━protestó, sin aliento y colorada como una rosa, aunque por dentro ni ella misma creía en lo que estaba diciendo━ En fin... hace un poco de calor aquí ¿No te parece? Mejor iré a abrir las ventanas.

Con una sonrisa traviesa asomando por la comisura de sus labios, Tewky la observó abrir el ventanal de par en par, dándole paso al bullicio de la calle.

━Así que... ¿Cómo fue el viaje? ¿Disfrutaste de tu tiempo en el Parlamento? ¿Cómo está tu madre? ━interrogó Enola, yendo a sentarse en la silla frente al escritorio. Sus mejillas seguían ligeramente ruborizadas, y su respiración entrecortada demostró al joven marqués que todavía se estaba recuperando del momento que habían compartido segundo a atrás.

Sonrió, de alguna forma contento por saber que tenía ese tipo de efecto en ella, para seguidamente copiar sus acciones y ocupar lugar en el asiento sobrante.

━Madre está bien. Disfrutó del viaje mucho más que yo, de hecho. Eso si cuentas que no tuvo que asistir a ninguna de esas aburridas reuniones sobre asuntos gubernamentales.

━Puedo imaginar como de emocionante debió ser para ti ━exclamó con un dije de ironía, a lo que él solo pudo asentir.

━Mantén eso en tu mente. Nunca había visto gente tan atemorizante. Los ancianos me miraban como si fuera un intruso. No lograban convencerse de que pudiera existir un miembro tan joven en la Cámara.

━Pero, por fortuna, los dejaste a todos con la boca cerrada con tu discurso sobre el progreso ━resaltó sin pensar, y ante la súbita mención de su más reciente hazaña, el pelinegro frunció el ceño con extrañeza.

━¿Cómo sabes eso?

━Ehm... ━Enola consideró en repasar bien sus palabras antes de soltar algo que pudiera delatarla━ Lo leí... en el diario... el cual sabes que leo siempre.

Bueno, eso era cierto, aunque si mal no recordaba juraría que la había visto saltarse la mayor parte de las páginas para llegar a la sección de anuncios personales. Y claramente, su querido querido Lord no iba a desaprovechar esa oportunidad para ponerla de los nervios. Lo cual se estaba convirtiendo en una costumbre, pues sabía de sobremanera que ella se encargaría de cobrárselas luego o muy probablemente de romper el encanto del momento con alguno de sus comentarios mordaces.

━No me digas ¿Enola Holmes se detuvo a leer un aburrido artículo sobre política por mí? ━inquirió curioso, elevando una ceja a modo sujerente.

Ella solo atinó a entornar los ojos con fastidio.

━Me gusta presumirte con Edith de vez en cuando... ━espetó, sin agregar nada más que pudiera elevar su ego y levantándose a su vez para trasladar las bolsas de compra del suelo hacia la mesa━. Aunque para muchas cosas sí que sigues siendo un inservible.

━¡Oye! He mejorado en mis clases de lucha... ━protestó, pero ni siquiera hubo culminado de pronunciar la frase cuando, sin previo aviso, Enola le estampó el puño de lleno en el hombro, sacándole un quejoso "¡Auch!" que lo dejó sin aliento.

━¿Y llamas a esto avance? ¡Tiene que trabajar en esos reflejos, mi señor!

A Tewkesbury le quedaba más que claro que con ella no podría ganar ni a los escupitajos, y sería una pérdida de tiempo contradecirla diciéndole que lo había tomado con la guardia baja, así que en su lugar se puso a detallar el contenido de las bolsas que ahora se encontraba desordenado encima de la mesa. Accesorios que iban desde un vestido de mangas abombadas y falda plisada al estilo parisino, guantes blancos, zapatos nuevos de tacón, un parasol y un manguito suave como el que usaba su madre para salir en días húmedos.

━¿Para qué son todas estas cosas?

━Tengo intenciones de disfrazarme ━respondió mientras alzaba el pote de talco que había comprado en el mercadito de la esquina━ Planeo hacerme pasar por la amiga de una chica desaparecida para colarme dentro de una villa y sacarle información a su familia. Pero si quiero que salga bien, necesito crearme una nueva identidad.

━Eso es ingenioso. Aunque sí sabes que sería mucho más fácil si fueras solo siendo tu misma.

━Y de mas está recordarte que nadie me tomaría en serio ━negó, sacudiendo un inmenso sombrero con adornos de flores artificiales━ Además, si el sospechoso se encontrase entre los mismos familiares o la servidumbre, no me aportaría nada al caso porque sabría que lo estoy persiguiendo

━Ese es un buen punto ━admitió, viéndola poner varias cajitas encima de la estantería━ ¿Necesitas ayuda?

Enola terminó de apilar sus compras, y se volteó hacia él con las manos en las caderas.

━¿Cómo, posiblemente, podrías ayudarme?

━Bueno... pienso que tu disfraz sería mucho más creíble si llegaras del brazo de un sofisticado lord. Podemos decir que eres mi prima lejana y que estás ahí para visitar a tu querida amiga del colegio y de la cual hace meses no recibes noticia ━habló con simpleza, como si mentir para hacerse pasar por una persona inexistente fuera la cosa más sencilla y normal del mundo. Enola se le ocurrió que quizás había agarrado algo de experiencia la vez que huyó de su familia, perseguido por aquel malhechor que tenía intenciones de asesinarlo y los obligó a refugiarse entre los barrios más bajos del East End. Un pasaje de su vida que le helaba los huesos de solo recordarlo, pero que claramente les sirvió de mucho a ambos.

Aquella vez Enola descubrió que su pequeño vizconde no era del todo tonto como ella había creído en un inicio, sino todo lo contrario. Su habilidad para despistar a quienes lo buscaban era increíble (aunque no efectiva para ella), y si de esconderse o pasar desapercibido se trataba, él también era un buen maestro.

Dolía admitirlo, pero su idea era realmente buena.

━¡Tewkesbury eso es brillante! ━exclamó tras unos segundos, dejándolo momentáneamente confundido ¿Realmente le estaba dando créditos en aquel plan?

━¿Lo es?

Ella asintió efusivamente, recogiendo las bolsas vacías de forma que tenía los brazos repletos cuando fue hacia él y las depositó en los suyos. Acto seguido, lo arrastró fuera de su oficina y sonrió inocente.

━Tengo que prepararme. Espérame aquí.

Y tras un beso fugaz en la mejilla, Enola cerró la puerta antes de que pudiera reclamarle cualquier otra cosa, haciendo que este tuviera que parpadear varias veces para salir de su repentino trance.

Al parecer, iba a tener que aplazar su regreso a Basilwether Hall para la siguiente tarde.







━═━═━═━═━═━═━═━═━

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro