O4 | Margarita Marchita

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MARGARITA MARCHITA

Signficado: Ayuda
━─────╮❃╭─────━

(Bellis perennis) La margarita es una planta con flor que puede llegar a medir entre 0,50 a 1,50 metros de altura. Normalmente, el centro es siempre amarillo, y los pétalos de la periferia blancos. Aunque pueden parecer tristes, las margaritas marchitas pueden representar la necesidad de dejar el pasado atrás, de alejarse de situaciones negativas y encontrar apoyo en otras personas.

TEWKESBURY supuso que su madre intuiría por sí sola que algún inconveniente lo habría hecho retrasarse de su segura llegada a Basilwether Hall. Puesto que estando al corriente de la razón por la cual prefirió quedarse un poco más en Londres luego de dos meses (¡Casi mes y medio!), Lady Caroline de seguro terminaría asumiendo que esa misma curiosa razón sería la que lo arrastrara a cometer alguna locura. O más específicamente, a la casa de campo de un importante duque para investigar sobre la desaparición de una chica aristócrata que, esperaban, los ayudaría a dar con el paradero de otra.

De esa forma, simple y llana, le había hecho saber Enola mientras ambos alquilaban un vehículo luego de tomar el tren hasta la estación de ferrocarril de Belvidere. Obligándole a apreciar todo el plan con una facilidad y una confianza que ni ella misma alcanzaba a creérsela del todo.

El joven vizconde se peinó el flamante pelo oscuro con una mano, al tiempo que se vista se perdía por los campos del otro lado de la ventanilla, apreciando ese aire invisible al ojo humano. Mientras tanto, encorsetada para aparentar una figura voluptuosa que no tenía y ataviada con un vestido de mangas abombadas y falda plisada al estilo parisino, Enola se sentó junto a él con un carísimo manguito de los que llevan las señoras a las óperas, meneándose de aquí para allá en una posición que a ojos de Tewkesbury parecía bastante incómoda.

━¿Quieres que le pida al cochero que detenga la berlina?

Con una mano doblada por la espalda y la cabeza desviada en un ángulo extraño, Enola exclamó:

━¡No hace falta! Tengo todo bajo control ¿Ves? ━le mostró, destorsiendo sus extremidades como si estuvieran hechas de goma. Tewkesbury sintió que un escalofrío le recorría el cuerpo de solo verla━ Es solo este mendigo cuello con bordados, detesto lo mucho que pica.

━Recuerdo haberte dicho que parecía incómodo, pero como siempre, no me hiciste caso. De haberte puesto cualquier otro, te aseguro que no estarías ahora mismo removiéndote en el asiento como un bebé con sarpullido.

━¿Y correr el riesgo de que se den cuenta que no soy ninguna lady y que no conozco de nada a su hermana? ¡Ni hablar! Si quiero darles la impresión de ser una persona importante, entonces debo vestirme como una ━ella alzó el mentón con una expresión visiblemente altanera, como para dar prueba del papel que estaba interpretando━ Otra cosa es que las mangas abullonadas están muy de moda, aunque varias señoritas que me he encontrado en el centro de tiendas suelen decir que son demasiado ostentosas y vulgares, por lo que se burlan de las que las llevan al llamarlas "farolillo". No puedo parecer muy humilde, pero tampoco una gran aristócrata, así se me justificaría mi elección colocándome a unos niveles por debajo del duque y su familia.

Tewkesbury movió la cabeza, convencido de que no tenía remedio alguno ponerse a discutir.

━Si tu lo dices ━susurró, y su respuesta tan dócil logró incomodarla. No se suponía que todo el tiempo tuviera que estar de acuerdo con ella, aunque cabía la posibilidad de que su apuesto vizconde no se encontrara de humor para llevarle la contraria (cosa que que no sucedía casi nunca, pero la actitud desafiante de Enola era incontrolable hasta para ella misma).

Notándolo tan distante y callado, la castaña apretó los labios con nerviosismo.

Vale, tal vez cuando expresó que deseaba pasar tiempo con ella no se había referido exactamente a terminar metido en otra de sus descabelladas misiones, pero aún así, accedió a formar parte de ello sin pensarlo dos veces ¿Por qué? Enola siempre fue directa con él, y Tewky sabía que podía rehusarse cada vez que le resultase extremadamente peligroso o arriesgado. Empero, ahí estaba, inmisculléndose de cabeza a una mentira solo por ella. Simplemente, porque quería estar ahí. Él quería estar...

Enola sintió un estrujón en el pecho.

Su devoción y lealtad eran tan grandes que le robaban el aliento.

━A propósito ¿Si lo conoces? ━preguntó de pronto, intentando disipar aquella emoción con sus interrogantes.

━¿A quién?

━¡Tewky! ¿A quién más va a ser? Por supuesto que al duque de Doncaster.

Tras unos segundos, él asintió. Acabando de caer de una nube.

━No personalmente, pero sí de vista ━respondió con voz pausada━ Es miembro de la cámara de lores, aunque nunca me le he acercado más que para estrechar manos. No suele ser muy comunicativo, salvo para abordar temas en relación con el movimiento progresista de la época. Por lo demás, es un hombre realmente aburrido...

━¿Qué hay de su familia? ¿Tiene hijos?

━Está casado desde hace años con Euphrasie Baudelaire, mujer de familia respetable, francesa, pero incapaz de haberle dado hijos. Las malas lenguas (incluída la de mi madre) dicen por ahí que su excelencia es estéril.

━¡¿De verdad?! ━Enola elevó su voz sin darse cuenta, logrando que Tewkesbury le cubriera los labios con una mano para hacerla callar.

━Shhh.. habla más bajo, Enola ━le chitó━ Y sí. Dicen que debido a esto es que ambos decidieron adoptar a su hermana menor, a quien supera por casi 19 años.

Como Sherlock y yo, pensó la castaña con cierto pesar. Estudiando tal descubrimiento hasta preguntarse cómo sería la relación de Lady Corina con su hermano mayor. Si acaso sus diferencias tanto como sus similitudes les harían chocar de vez en cuando, o si ella era demasiado infantil como para tomarse en serio la privilegiada posición del duque, o tal vez él la ignoraría la mayor parte del tiempo, dejándola al cuidado de su cuñada y ama de cría a falta de una figura materna a la cual recurrir en caso de tener problemas femeninos.

Porque eso, para bien o para mal, era lo que habían querido hacer sus hermanos con ella.

Al notar su silencio, Tewkesbury se estiró para tomar sus manos con absoluto cuidado, como si temiera que esa acción pudiese incomodarla. Pero Enola no se movió, sino que se mantuvo embobada mientras lo observaba llevarlas a sus labios, depositando sobre ellas el más cándido de los besos que la hizo suspirar y cerrar los ojos.

Y aún se preguntaba cómo había tenido tanta suerte.

━¿Estás segura que quieres hacer esto? ━le preguntó su adorado vizconde, siempre al tanto de sus emociones.

Enola solo asintió resignada, liberando una leve risita cuando el vehículo se detuvo:

━Se supone que tu tarea es alentarme, no darme más miedo del que ya tengo. ━ella le pellizcó la nariz━ Adelante, vamos. Préstame tu brazo.

Cuando el conductor abrió las puertas del coche, ambos se enfrentaron a la vista más deprimente que pudiera poseer una casa de campo por aquellos tiempos. Unas puertas de madera de ébano se alzaban entre dos enormes pilares bastante antiguos, manchados de líquenes y coronados por unas esfinges de piedra tallada que parecían ser las cabezas de dos búhos, aunque sus picos se habían roto, al igual que las ramas de los árboles retorcidos que se alineaban en la avenida.

Ambos rodearon la fuente del acceso circular que llevaba justo hasta el pórtico de la entrada, cubierta por una enredadera de hiedra con un ángel en la cima cuya trompeta ya no echaba agua. La parte central de la mansión, cuando lograron contemplarla, parecía también bastante antigua, excepto por un enrejado moderno en las ventanas que habían instalado hacía poco, y que daba la impresión de pertenecer a una prisión más que a una vivienda. Todas las ventanas parecían sin vida, tenían las cortinas echadas, y en cada una de las hojas de la puerta delantera había una corona de helechos decorada con pequeños ramilletes de No me olvides.

Remembranza, recordó Enola mientras avanzaba a paso tranquilo. Justo como las flores en el ramo que había encontrado en la habitación de Lady Ofelia.

Al llegar a las puertas, se debatieron en una rápida, pero extensa discusión sobre quién de los dos se atrevería a llamar primero, resultando en un intenso duelo de "Piedra, papel o tijera" el cual Tewkesbury acabó perdiendo cuando sus tijeras terminaron siendo machacadas sin ningún tipo de piedad por la piedra de Enola.

Dos minutos después, una anciana regordeta, de nariz tan puntiaguda como el pico de una hurraca, con un uniforme impecable de ama de llaves los atendió asomándose por el resquicio del pórtico.

━¡Buenos días! ━la saludó Tewkesbury con entusiasmo. Uno al que la mayor no correspondió, sino que se mantuvo observándolos con ojos desconfiados.

━¿Quiénes sois?

━Le ruego nos disculpe por esta visita tan repentina, mi señora. Soy el vizconde Tewkesbury, actual Marqués de Basilwether, y la señorita a mi lado es mi prima Lady Lucy Abernathy, quien conoce a Lady Corina.

Dispuesta a interpretar su mejor papel de muchachita riquilla aristócrata, Enola se enderezó para mostrar un porte impecable, tratando de sonreír y hablando con su acento de clase alta:

━Mi queridísima amiga Corina, a quien no veo desde nuestra graduación en el Colegio de Señoritas y estaba deseando hacerle una visita antes del inicio de la Temporada.

A modo de respuesta, la mujer guardó silencio por unos segundos en los que, probablemente, estaría buscando la justificación más educada para sacarlos de allí rápidamente. Pero como no era su tarea ser amable con los forasteros, simplemente escupió:

━Lamento informarles que la familia no recibe visitas.

Haciéndose los confundidos, la pareja intercambió una mirada de repentina desilusión.

━Oh... ━murmuró Enola, o mejor dicho Lucy, dejando caer sus hombros en lo que su "primo" tomaba la palabra.

━Le aseguro, señora, que de haberlo sabido jamás nos habríamos aventurado a venir. Pero ya que estamos aquí y puesto que nuestro cochero se ha marchado, me veo obligado a abusar de la hospitalidad del duque. Con quien, a propósito, comparto un lugar en la Cámara de Lores.

Los ojos de gallina alarmada de la empleada delataron consternación, aunque el resto de su rostro permaneció impasible.

━Me temo que no logro entenderlo bien, mi Lord.

━¿Se nos permite pasar y descansar después de nuestro largo viaje?

━Oh sí claro, ejem, por supuesto.

Impresionada, Enola dirigió sus ojos azorados hacia el rostro de su acompañante, quien se volteó y le dedicó una sonrisa de suficiencia. Siempre había sabido que Tewkesbury poseía un encanto natural para moverse entre las personas de alta sociedad, convenciéndolos de actuar a su favor a través de las palabras, pero jamás pensó que ese talento oculto pudiera ser incluso más efectivo con la servidumbre.

Tras recoger el abrigo de la señorita, el ama de llaves los condujo por aquel alto y sombrío vestíbulo hasta un salón menos imponente, pero igual de oscuro, pasando por un pasillo repleto de cuadros con obras de arte de temática religiosa. Había pinturas con ángeles de alas rotas, querubines, y pegasos que, lejos de dar una apariencia celestial, inspiraban un aire terrorífico debido a los tonos oscuros con los que se había sombreado a las nubes.

Otra cosa que logró llamar la atención de Enola fue la decoración del cuarto y todos sus muebles, que iban desde candelabros de plata a estatuillas de la Virgen sobre una mesa. También había un cuadro inmenso de San Lazarus colgado encima de la chimenea, velas encendidas a pesar de que era pleno mediodía, y lo que logró inquietarla todavía más... Una decena de ejemplares de la Santa Biblia descansando sobre la estantería del fondo ¿Es que acaso pensaban repartirlas en una comunidad?

━¿Venís de muy lejos? ━la voz del ama de llaves la sacó de su centrado análisis, pero afortunadamente, fue Tewkesbury quien reaccionó y dio respuesta a su pregunta con naturalidad.

━De Londres. Lucy deseaba tanto volver a reencontrarse con su vieja amiga, que no pudo esperar siquiera al fin de semana.

Esa era su señal para volver a colocarse en su papel, liberando una risita colmada de gracia.

━No hace falta que hables por mi, querido primo. Puedo presentarme a mí misma.

━Creo que no sería propio, ejem, querida prima ━interrumpió el marqués, haciendo carraspear su voz de forma incómoda antes de voltearse hacia la mayor━ ¿Lady Corina se encuentra en casa?

Ella lo miró como si acabara de hablarle en otro idioma:

━¿Realmente no están enterados de las noticias? ━en respuesta, la pareja intercambió una mirada de aparente confusión.

━¿Deberíamos?

La vieron pestañear varias veces, sin apartar ni un segundo sus ojos reparadores en medio de una expresión lastimera. Al parecer, le habían hecho recordar la razón por la cual la oscuridad se había apoderado de Doncaster Hall para no volver a irse, y es que antes, con la presencia de su señorita, todo aquel palacio lleno de objetos extraños resultaba menos sombrío que en esos momentos.

━Mejor iré a buscar a su excelencia ━se limitó a decir, abandonando la habitación tras colocar el abrigo de la dama y el sombrero del Lord en el perchero.

Tewkesbury la siguió hasta que su figura desapareció en la oscuridad del mismo pasillo por el que los había guiado, preguntándose si ese ánimo apesadumbrado se debía precisamente a la desaparición de Corina, o tal vez por algo más. Porque incluso dedicándose a atenderlos de forma tan servicial, él se había percatado de que sus manos temblaban y actuaban con una rapidez casi miedosa.

Su acompañante, por otro lado, se veía más interesada en examinar a detalle el interior del salón. Sus ojos buscaban minuciosamente alguna pista u objeto que pudiera servirle en el caso, o más específicamente que estuviera relacionado con la desaparición de Ofelia Dalton. Porque si guardaba similitud con una, directamente debía estar relacionado con la otra. Sin embargo, aquellas cuatro paredes, a pesar de ser siniestras y con adornos extraños, no parecían guardar nada sospechoso.

━Interesante decoración ━comentó mientras se paseaba alrededor, atreviéndose a tocar el alo de la Virgen María con la punta del dedo━ Parece que tenemos aquí un verdadero aficionado a la religión, o al menos, le gusta mucho el arte relativo al cristianismo. Poco más y este viejo caserón resulta más parecido a una Escuela de Monjas que a la mansión de un excelentísimo duque ¿Qué piensas, Tewky?

━Yo diría que resulta bastante escalofriante ━asintió el aludido, distrayéndose con un montón de lienzos apilados en una esquina━ Las pinturas...

Al seguir la dirección que apuntaba, Enola pudo percatarse de aquello que había captado la atención de su compañero.

Se trataba de una serie de sencillas y despreocupadas acuarelas que iban cubiertas por una sábana. Sin duda un auténtico alivio para sus ojos después de todos aquellos retratos ariscos y sombríos. Presentaban motivos terriblemente convencionales, pero estaban ejecutadas de forma bella, con trazos graciosos y un ojo certero para la composición: Un jardín lleno de flores silvestres, una anciana acariciando un gato, un árbol inmenso lleno de hojas, una chica leyendo, y un jarrón lleno de margaritas marchitas...

¿Margaritas marchitas?

Un súbito escalofrío le recorrió la espina dorsal hasta hacerla estremecer, sin saber por qué motivo. En cambio, de lo único que fue realmente consciente fue de la caricia que le dedicaron los dedos de Tewkesbury cuando se entrelazaron con los suyos casi por inercia.

━Te notaba un poco asustada ━dijo él, a la vez que Enola le dedicaba una mirada de clara exageración.

━Son solo ideas que te haces.

Tewkesbury rio por lo bajo, justo cuando una idea algo atrevida pasó por su mente. Así que, acercándose a su mejilla, sus labios casi le rozaron el lóbulo de la oreja cuando susurró:

━Por sí o por no. Me quedaré aquí, muy cerca de ti para abrigarte.

━¡Mucho cuidado tú, pánfilo! ━sobresaltada, Enola lo apartó colocando una mano en su pecho━. Puede que esta no sea una casa sagrada, pero aún así tenemos miles de ojos juzgándonos en silencio. No hará nada que pueda considerarse un sacrilegio ante los ojos de Dios ¿No?

━Oh, ciertamente no me atrevería milady.

━¿Te consideras a ti mismo pecador?

━Mi historial puede dar por probado que soy un verdadero santo... aunque me atrevería a pasarme al lado oscuro si con eso me permitiera robarle un beso ahora mismo.

Genial. Había logrado que se le aflojaran las piernas de nuevo.

Enola maldijo por lo bajo, siendo consciente de que aquella cercanía no era buena para ninguno de los dos, menos estando en una casa ajena donde se habían presentado como familiares ¡Pero es que el muy idiota se lo ponía taaaan difícil! Su lado de adolescente estúpidamente enamorada salía a aflorar cuando lo tenía cerca y, para desventaja suya, a él le encantaba probar los límites de su paciencia y autocontrol.

Ciertamente, tendría que asegurarse de excluir a los apuestos vizcondes de sus próximas misiones

━Marqués...

De las tinieblas de Doncaster Hall, se oyó una voz profunda, cavernosa y sepulcral. Una que los hizo pegar un respingo en su sitio, como ciervos al escuchar un disparo, y volverse hacia aquello que los había espantado.

En las sombras, primero se distinguió una camisa blanca y, a continuación, a medida que el hombre se acercaba, una figura impecablemente vestida, tan alta que podría haber sido Sherlock..., pero que no lo era. Tenía un rostro largo y comedido con una desafortunada nariz muy prominente, y un cabello tan rubio que lo diferenciaba por completo de su hermana.

━Excelencia ━exclamó Tewkesbury━ Mi prima y yo nos sentimos muy agradecidos de que nos permitiese descansar en su morada luego de un viaje tan largo ¿O no es así, Lucy?

━Lo estaría aún más si me permitiesen ver a mi amiga ¿Por qué todos hablan como si algo muy malo le hubiese sucedido? ━cuestionó Enola, y su interrogante pareció sacar una expresión sorprendida por parte del duque, quien nada más llegar, los observó con extrañeza en lugar de saludarles.

━¿Era usted amiga de Corina?

━Del Colegio de Señoritas, sí ━respondió con obviedad━ Me entristeció no volver a recibir ninguna noticia suya y decidí que debía venir a verla personalmente ¿Acaso tiene otra nueva mejor amiga?

━Bueno, esto ciertamente me desconcierta. No tenía conocimiento alguno de que Corina hubiera hecho amigas en el colegio. Todas las chicas evitaban hablar con ella por su... ejem, ya sabe, procedencia.

Frunciendo el entrecejo, fue el turno de la apellidada Holmes de darle una mirada confusa:

━Me temo que no lo entiendo, mi Lord.

━Corina, como muchos saben, no es mi hija de sangre. Sino de mi padre, el difunto duque Reginald Atkins I, producto a una relación extramatrimonial con una gitana que conoció en sus viajes al Sur ━contestó lord Atkins en un tono de lo más educado y en absoluto sincero━ Creí que como su amiga debía saberlo. Puesto que a mi querida niña no dejaban de molestarla con comentarios hirientes sobre su legitimidad como una Atkins.

La reacción de Enola fue casi automática, pero no menos medida:

━¡Oh sí, claro que sí! Lo que pasa es que no me gusta que me recuerden ese tipo de tonterías. Corina es, y siempre será, una de las personas más especiales que he tenido el privilegio de conocer en mi corta vida. Cualquier otra cosa negativa que quieran hacerme creer con respecto a su persona es absolutamente inaceptable para mí. Incluso si la mayoría de las personas piensan que ella es una... una...

━Una bastarda ━interrumpió el hombre por ella, elevando el mentón mientras la miraba con una nueva luz de gratitud━ Me agrada la manera en la que se expresa de mi querida niña, señorita Lucy. Realmente me sorprende que Corina no la haya mencionado antes ¿Le importaría a usted y al joven marqués entonces unirse a nuestra pequeña célula de oración para pedir por su vida?

━¿Pedir por su vida? ━preguntó un extrañado Tewkesbury, al tiempo que todo aquel lío religioso comenzaba a adoptar sentido en su cabeza.

Un pesado suspiro emergió entonces de la boca de su excelencia, el duque, quien, colocando una mano sobre su pecho de forma dramática, le confesó.

━Si, Lord Basilwether. Verá, no había querido afectar esta cálida visita con la oscuridad de una mala noticia, especialmente no para su querida prima, porque imagino que esto le resultará un trago muy amargo, pero... mi protegida desapareció hace poco menos de un mes y no hemos vuelto a saber nada de ella desde entonces.

Impactada, o al menos fingiéndolo todo lo que podía, Enola abrió los labios en forma de O y se llevó una mano al pecho, destrozada. Tewkesbury se apresuró en sostenerla en medio de su actuación, de la cual logró incluso sacar una que otra lágrima.

━Comprendo que la pena que debe estar sintiendo en estos momentos es mucha ━expresó el duque, mostrándose afligido━ Mi propia esposa aún se muestra reacia a salir de sus aposentos.

Enola, habiéndose metido de lleno en la piel de Lucy Abernathy, se cubrió el rostro con las manos:

━Mi pobre amiga ¡Qué temor tan grande debe estar sintiendo donde quiera que esté! Debe estar sola, con frío, y muerta de hambre ¡Ningún ser humano merece pasar por eso!

Su primo el vizconde la abrazó por los hombros, frotándole la espalda cariñosamente para darle fuerzas:

━Lucy, tranquila, estoy seguro de que el duque ya tomó las medidas pertinentes para iniciar con su búsqueda.

━Así es, vizconde, y lamentablemente aún no he recibido noticias alentadoras. Pero tengo fe y sé que Nuestro Señor cuidará de ella hasta devolverla a mis brazos ━respondió━. Así pues, les pido que me acompañeis a la capilla personal que construyó mi bisabuelo y recéis conmigo por la vida de mi niña. Yo mismo luego mandaré al cochero para que prepare el carruaje que los llevará de regreso a Londres. Lamento no poder hacer más, pero mi familia en estos momentos se encuentra destrozada.

━Es comprensible, Excelencia.

Aprovechando los lamentos del mayor, fue entonces cuando las miradas de Tewkesbury y Enola se encontraron a través del espacio que los mantenía separados, comunicándose silenciosamente a través de miradas.

Enola señaló con la cabeza el vestíbulo, apretando los labios en señal de que necesitaba que lo distrajera y así ella podría colarse en el resto de la casa. Pero Tewky, sin saber cómo rayos se las arreglaría para hacer una cosa así y desacostumbrado como estaba a tratar con semejantes situaciones, tan solo abrió los ojos como platos y negó repetidas veces hasta provocar una expresión ceñuda en el rostro de la detective.

Sin embargo, antes de que cualquiera de los dos pudiese llegar a un acuerdo, ya el duque los había rodeado por atrás y los empujaba en conjunto hacia el pasillo.

━Acompáñenme. Sé que les gustará la capilla. Es un santuario para la paz...

Entonces, a la joven detective se le ocurrió algo que cualquiera en su apretadísima situación hubiese hecho.

Fingir un desmayo.

━¡Eno... LUCY! ━escuchó como el grito de Tewkesbury casi llega al cielo cuando la sintió desfallecer en sus brazos━ Querida prima ¿Qué te sucede? ¿Te encuentras bien? ¿Puedes oírme?

Desde su lugar en el suelo, la castaña entreabrió los ojos para ver el rostro borroso del marqués y el duque observándola con cierta conmoción.

━Alto y claro, primo ━murmuró en un hilo de voz, tocándose la frente con la palma de su enguantada mano━ Creo que ha sido solo una recaída. La debilidad del momento y el impacto de la noticia de la desaparición de Corina me ha afectado más de lo que creí posible ━se volteó para mirar al duque━ Perdone tal espectáculo, mi Lord. Espero no haberlo asustado.

━En lo absoluto, señorita Abernathy. Pero su palidez me ha dejado muy preocupado.

Ciertamente, hasta ella misma estaba impresionada de sus dotes como actriz.

━Tal vez solo necesite una hora de descanso antes de partir ¿Le importaría si...

━En lo absoluto ¡Rowan! ━llamó, y al instante, el ama de llaves llegó más veloz que una bala━ Acompañe a la señorita Abernathy a la habitación de invitados. Quiero que la colme de cuidados.

━Sí, señor.

La amable Rowan, una mujer de ascendencia francesa como se podía notar por su nombre y su acento, empezó sus cuidados primero por alejarla del par de hombres. A Enola no se le olvidaría nunca la cara de socorro de Tewkesbury cuando la vio partir, dejándolo solo y con la tarea más aburrida de todas destinada a la capilla de rezos.

Los próximos treinta minutos sin duda serían una gran tortura para él.

El recorrido hasta la habitación de invitados fue extenso, teniendo que pasar primero por el saloncito matinal, el salón principal, el comedor y el estudio, antes de subir hacia la segunda planta, y seguir de largo por la armería y la biblioteca. En todos, Enola se aseguró de sonreír débilmente cada vez que la señora le contaba algo referente a Doncaster Hall, abrir los ojos como platos, y exclamar como si no hubiese visto en su vida una mansión tan imponente.

Ya una vez dentro de la alcoba, la mayor la ayudó a deshacerse de sus botas y le preparó la cama para que pudiese tomar una siesta.

━Pobrecilla criatura. Usted me recuerda tanto a mademoisille Atkins. Tan joven y tan frágil ━suspiró melancólicamente mientras dejaba los guantes sobre la cómoda━ Descanse ahora, Lady Abernathy. Ya verá que luego de unos minutos de sueño recobrará su energía.

Con la cabeza sobre la almohada, Enola se quedó mirando el techo como si no hubiera nada más interesante alrededor.

━¿Mi amiga Corina dormía aquí?

━Su habitación es la que está al fondo, al terminar el pasillo ¿Sabe? A ella le gustaba mucho la vista de sus ventanales al bosque ━Rowan le hablaba con un tono inusitadamente familiar. Es más, estaba segura de que podía ver en ella a la joven Corina. Pero eso era sólo su emoción hablando sin pensar.

A continuación, pasó delante de Enola sin mirarla, como si, de repente, tuviera mucha prisa por salir de los aposentos.

━Si necesita algo, tan solo hagámelo saber.

La castaña asintió, justo cuando escuchó el sonido de la puerta al ser cerrada.

Silencio. Calma. Finalmente.

Apenas sí esperó los cinco minutos antes de apartar las mantas y asomar su cabeza hacia el desolado pasillo, asegurándose de que no hubiesen moros en la costa antes de emprender camino de puntillas hacia la habitación del fondo, designada a la protegida del duque.

Esta, para su buena suerte, no estaba cerrada bajo llave. Así que resultó sencillo pasar al interior, asombrándose de ver un cuarto de señorita decorado con un gusto exquisito en una relajante gama de colores: melocotón, beis, rosa claro, crema, amarillo pastel y blanco. Habían unas butacas talladas, de respaldos y asientos circulares finamente tapizados, un sofá que se curvaba alrededor de una otomana, lámparas con pantallas de encaje hechas a mano. Sobre el tocador colgaba un espejo circular con un marco dorado con flores y conchas. El armazón de la cama, de un blanco notable, parecía diseñado para envolver a la durmiente como si fuera un bote, y hasta los armarios estaban pintados de blanco.

Se sentía extraño invadir los aposentos de una desconocida, como si no bastara con haber desaparecido para que alguien más viniera a violar la privacidad de sus cosas, pero Enola percibía un aura de vacío y frialdad propia de los malos augurios, como si algún fantasma escondido entre las sombras le estuviera susurrando al oído que algo iba mal dentro de aquel espacio.

Se fijó, casi por instinto, en una pintura que yacía encima de su caballito, intacta, pero asombrosamente aún fresca. La acuarela no se había secado por completo, y eso solo lo notó al acercarse y verlo con sus propios ojos.

Aunque se habían usado los mismos brillantes colores, esta parecía extrañamente diferente a las otras que había visto con Tewkesbury en el salón. Representaba a una mujer pelirroja en un jardín de margaritas, con una casita y colinas en el fondo, la composición era espantosa, las figuras casi se salían del margen de la pintura, y los trazos fueron hechos con tal tosquedad que parecía hasta una ofensa compararlo con los anteriores ejemplares.

Sin embargo, hubo algo que logró llamar su atención de tal manera, que ni siquiera se atrevió a pasarlo por alto.

Abajo, al inicio del dibujo y en lo que parecía ser el inicio del prado estaban, dobladas y puestas en ángulos extrañísimos un montón de... ¡Oh, por todos los nobles ancestros!

Margaritas marchitas.

Enola contuvo la respiración ¿Sería realmente posible? ¿Sería posible que el cuadro de lady Corina albergara un mensaje secreto cifrado con gran astucia?

━¡Usted! ━un grito se escuchó desde la puerta, dejándola paralizada━ ¡¿Qué es lo que hace en la habitación de mi hija?!





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Me gustaría dedicarle este capítulo a mi amiga Ally_Sparks.

Creo que ella fue la primera persona con quien compartí mi idea de este fic, y también la primera que me dijo "¡Sí, hazlo!" "Tienes que escribir esa historia". Además de que su valentía a la hora de publicar un fanfic Holmesbury, aún sabiendo que el fandom es realmente pequeño, me animó a escribir el mío propio jjj.

Así que, si hoy por hoy contamos con esta nueva aventura de nuestra detective favorita y su leal vizconde, es gracias a Niki. 💙🔎🌼 Y si buscan más historias de este dúo, entonces les recomiendo que se pasen por su fanfic GOLD RUSH 🎩💐. Es realmente buena, y les aseguro que les encantará.

Gracias a todos por seguir leyendo, a pesar de que a veces me demoro en actualizar y me da por escribir a cada muerte de obispo 😅 Perdón por eso. Pero les prometo que no dejaré esta historia de lado, incluso si no hay otra película de Enola Holmes (Dios quiera que sí 🙏🏻)

Saludos y nos leemos pronto,

P.D: Les gustó la nueva portada?

Debbie

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