# 10: Nunca es tarde para querer intentar

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Abre los ojos muy lentamente, la luz le molesta más que nunca, le pesan los párpados, tiene una extraña y arraigada taquicardia, sufre un infernal dolor de cabeza y a penas recuerda a retrasos la noche anterior. Aunque recuerda lo suficiente como para sentirse avergonzada y querer que se la trague la tierra. No tiene la más mínima idea de cómo llegó a la habitación, y tampoco quiere imaginarlo porque está segura de qué no le gustará saberlo.

-¡Jill! -vuelve a gritar una voz desde la sala de estar.

La misma que la ha despertado con un grito idéntico hace a penas unos segundos. Se levanta de mala gana, un fuerte mareo la hace tambalearse, cuando todo deja de dar vueltas se coloca las pantuflas y va hacia la sala, inspecciona el lugar pero no encuentra a nadie

-¡Jill! -escucha nuevamente y ya comienza a irritarla la situación.

-¡¿Dónde rayos estás?! -pregunta bastante irritada y frotándose los ojos con las llemas de los dedos, le cuesta mantenerlos abiertos.

-¡En el baño! -le responde la voz de Susana.

Ahora por si no fuera suficiente está perdiendo el sentido de la audición.

<Ponte frenos Jill, o acabarás enloqueciendo>. Se dice a si misma y va hacia la puerta que queda justo frente a la de su habitación.

Ella habría podido jurar que la habían estado llamando desde la sala principal. Abre la puerta y se encuentra con la mirada de Susana que la observa a penas mostrando el rostro y oculta tras la cortina azul marino con adornos de figuras abstractas.

-¿Qué es lo que quieres?

-Llevaba al menos diez minutos llamándote, ¿es que no pensabas contestarme?

-Los mismos que llevaba yo intentando volver a dormirme luego de que tu incómoda voz me despertara, ¿qué quieres?

-Cuando alguien te habla tienes que responder, yo soy mayor que tú y soy la esposa de tu padre, me debes respeto.

Jill abre aún más la puerta. La ha sacado de casillas, como siempre. Luego abre la de su habitación, camina hacia la ventana que da directo al cuarto de baño. Corre la cortina y la abre de forma que Susana que la observa preocupada pueda ver a través de ella, inmediatamente regresa a su encuentro.

-¿Qué es esa cosa amarilla en el cielo? -dice cuando está cerca señalando el sol de medio día que no se ve desde ahí pero cuela sus rayos a través de la ventana.

-¿Pero qué es lo que pasa contigo? ¿Estás loca?

-El sol, ¿verdad? -continúa ignorando el comentario.

-Sin duda eres una demente.

-Bueno eso es el centro del universo, no tú, no tengo que echar a correr cada vez que abras tu boca para complacerte, no tengo que atender tus necesidades ni estar pendiente de ti, no eres el centro del universo, ahora dime, ¿qué es lo que quieres?

-Tráeme la ropa, la he olvidado sobre la cama.

Jill sonríe ante el recuerdo de su primera noche con Cristopher, la forma en que pasó justo porque ella se olvidó la ropa en la habitación. Nunca antes había estado tan conforme con haber olvidado la ropa.

-Lo siento no tengo tiempo, estoy ocupada -responde.

Regresa de mala gana al tema de la mujer frente a ella. Se ha propuesto hacerle imposible cada segundo. Si para ella es una tortura tener que estar allí, para Maléfica no puede ser diferente, se encargará de eso. Tiene que ser igual para ambas. De todas formas tampoco es como que esa mujer se la ponga fácil, acto seguido cierra la puerta y se va a la cocina.

El reloj marca las once y cuarenta de la mañana, ha despertado tarde porque es sábado. Los fines de semana Susana es quien cuida de Javier.

◆━━━━━━◄••❀••►━━━━━━◆

Jill bebe un poco más del jugo y comienza a leer nuevamente los avances de su novela. Julian ya ha comenzado a presionarlas tanto a ella como a Mariana, nunca antes le había tomado tanto tiempo terminar un libro. Lleva al rededor de cuatro meses trabajando en ella, pero el giro de cientochenta grados que ha dado su vida en esos últimos meses la ha hecho desenfocarse bastante.

«-Esto es una locura -dije completamente consciente de que tenía razón, pero la verdad es que me importa poco lo que sea, porque sobre todo, es lo que yo quiero

-Lo se Sandra, pero ya no puedo estar más así. Te deseo, te necesito, te quiero para mí.

-¿Pero y Rebeca? Tú dijiste muchas cosas la última vez. ¿Crees que esas cosas se olvidan solo con chasquear los dedos?

-Sé que no, pero necesito que me perdones, lo que dije fue solo porque pensaba que necesitaba estar lejos de ti, necesitaba aclarar mis ideas, mientras más cerca estás más te deso, pero alejarme no funcionó, sentía que iba a volverme loco, aún lo siento, si no me perdonas sin duda voy a enloquecer.

-Tienes una relación con Rebeca -logro decir con el poco aire que llega a mis pulmones, él está demasiado cerca y la pared detrás de mí ya no me deja moverne, me cuesta respirar porque si lo hago se me cuela su escencia hasta las entrañas.

-No la tengo, todo eso no fue más que un error, ya terminé el compromiso y debí haberlo hecho mucho antes.

-¿Terminaste el compromiso? -repito incrédula, se lo que he escuchado pero no logro creerlo

-Sí, no podía seguir con ella, te deseo a ti, déjame tenerte Sandra, déjame demostrarte lo que siento, por favor.

Tener a Derek frente a mí pidiendo mi cuerpo de esa forma me opaca los sentidos, y la verdad es que yo no quiero pensar, yo también lo deseo. Entreabro los labios y dejo que los suyos me posean, mientras sus manos que ya están en mi espalda comienzan a descender a lo largo de ella»

Para cuándo termina de leer su mente divaga entre la conversación por mensaje que había tenido con Cristopher y lo que acaba de escribir. Siempre refleja en sus novelas sus más sinceros sentimientos, incluso esos de los que no es consciente, así que luego de esas líneas ya no hay duda sobre qué es lo que siente y lo que cree. Lo extraña tanto que le cuesta pensar en cualquier otra cosa. Quiere volver a hablar con él, lo necesita. Tal vez es hora de arriesgarse, dejar los miedos de lado, lo quiere y lo desea más de lo normal, si es que hay algo en todo eso que se pueda considerar normal. Abre su blog y lo actualiza. Para luego comenzar a cambiarse la ropa cómoda de dormir que aún lleva por algo más formal.

«Nunca es tarde para querer intentar algo diferente, siempre hay tiempo para superar los miedos y tabúes e ir más allá. ¿Por qué quedarte donde estás si lo que quieres está en otro lugar? Si quieres más de lo que tienes, es hora de comenzar a hacer más de lo que haces para conseguirlo. Busca lo que te hace feliz independientemente de si a los demás les parece bien o no. Es tu felicidad la que está en juego, no la de ellos.»

◆━━━━━━◄••❀••►━━━━━━◆

Cristopher aca de leer la actualización de su blogger preferida a la que un día le gustaría conocer. Esa chica realmente sabe qué escribir, cómo escribirlo y cuándo hacerlo. El sonido de su móvil le anuncia un mensaje entrante. Lo desbloquea y comienza a leer sorprendido por el remitente.

Jill
Buenos días, voy de camino
a ver a Mariana para llevarle

las actualizaciones de la novela.
Luego puedo pasar a tu casa
por mi chaqueta. ¿Estarás ahí?

Una extraña sensación le recorre todo el cuerpo, quiere volver a verla. No. Quiere más que verla, se siente de prronto nervioso y emocionado. Recrimina a su cuerpo por reaccionar a ella de esa forma y se dispone a contestar inmediatamente.

Sí estaré aquí. Espero que
no andes con prisa, así
podremos pasar un rato
juntos. ;-)

Espera algo ansioso la respuesta, que logra sacarle una sonrisa a pesar de que ha despertado algo serio. Su día parece querer mejorar.

Jill
Me gusta la idea, así nos
ponemos al tanto y despejo

un poco, ya sabes cómo es
la relación, o la no relación
con mi padre, además tú y
yo hace tiempo no nos vemos,
ya te extraño, supongo que
temos cosas que contarnos. ;-)

Le sonríe con mirada pícara a la pantalla y no puede evitar imaginar cómo sería volver estar con ella, imagina cómo sería tocarla y sentir de nuevo su piel, siente como una leve excitación despierta dentro de él y se obliga a abandonar inmediatamente los pensamientos.

Está bien, te espero entonces.
Yo también ya te extraño :-)

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La chica relee último mensaje unas quince veces más. Él también la extraña, Cristopher también quiere verla, sonríe tontamente y aclara sus ideas, cambio de planes, primero iría por su chaqueta, luego iría con Mariana. Está anciosa y expentante, ya no puede esperar más. Se peina el cabello corto ligeramente ondeado y recuerda la tarde en que Cris le había pedido que lo dejara crecer. No es tan mala idea realmente, más bien, por qué no, deja de darle vuetas al asunto algo sorprendida porque de pronto comenzara a agradarle la idea del cabello largo, Cris definitivamente la ha cabiado un poco, luego comienza a colocarse las sandalias grices a juego con un vestido casual color celete corte de princesa y sin escote, bastante sencillo pero continúa siendo elegante. Pinta sus labios de un rosa casi pálido, pone en su cartera la memoria con los documentos y el borrador impreso para luego continuar hacia la cochera donde la espera el auto deportivo que le había ayudado a comprar su madre hacía ya algunos años.

-¿A dónde vas? No pensarás dejarme todo el trabajo para mí sola.

-Eso es exactamente lo que haré, has estado toda la semana trabajando y yo he estado cuidando de Javier, ahora yo iré a trabajar y tú lo cuidarás, a mí me parece bastante justo, y voveré tarde Susana -dice antes de salir de la sala y cerrar la puerta tras ella.

Entra al auto, enciende el reproductor de música y selecciona una de su cantante preferido. Canción de amor caducada de Melendi, la música comienza a llenar la estancia, ella cierra los ojos unos minutos para disfrutarla.

No quiero cantos de sirenas, no quiero nudos de garganta, no quiero bailar con la pena, porque me da miedo pisarla. No quiero saber de lo que hablo, no quiero andarme por las ramas, no quiero saber por diablo, lo que por viejo se me escapa...

Sonríe ante la letra de la siguiente estrofa y Comienza a tararearla en su mente al tiempo en que enciende el motor y el auto echa a andar.

-Tengo una vena averiada en el corazón que está muy mala y se cala cuando te veo mi amor, tengo una vena averiada, y esta canción, de amor que está caducada.

Se une al cantante en esa que es su parte preferida de la canción mientras descuelga la llamada entrante de su representante que incluso alcanza a escucharle el final.

-Parece que alguien está de muy buen humor hoy -dice el chico con notable diversión en la voz.

Activa el modo conducción para prestar más atención al volante y se dispone a responder.

-Buenas tardes Roberth, la verdad sí, estoy de buen humor. ¿Cómo estás tú?

-Bastante bien, mi día iba de maravilla hasta que recibí la llamada de Julián, pregunta por los avances de la novela y está enfadado porque desapareciste.

-No desaparecí, solo me tomé unas vacaciones.

Se escucha la risa del chico y luego su respuesta.

-Pues tu jefe no estaba al tanto sobre tus vacaciones, me costó un poco calmarlo esta vez, ya sabes, desapareciendo así atientas contra su dinero, imagina que desaparezcas con tu prometedora novela para siempre, ese hombre sería víctima de un infarto.

Jill se echa a reir al recordar aquella vez en que luego de terminar una de sus novelas no quería entregarla porque le parecía que no estaba a la altura de Editorial Smith y desapareció con ella. Julián estuvo a punto de echarse a llorar.

-Tranquilo no voy a desaparecer esta vez, mi padre se enfermó y lo he estado cuidando, ahora mismo voy de regrso a la ciudad para ver a Mariana, podemos vernos los tres.

-Suena bien, así nos podemos poner al tanto y de acuerdo para la próxima reunión con Julián, hay que darle buenas noticias, si no le damos resultados al pobre enfermará de los nervios.

-Pues mi día aún va de maravilla y ni Julián con su característica intensidad podría arruinar eso.

-Bueno entonces. ¿Me contarás el motivo o tengo que imaginarlo?

-Te lo dejaré de tarea, eres bueno con las adivinanzas.

-Bueno entonces ya vamos directamente a la parte en la que me cuentas cómo se llama el chico.

-También te lo dejaré de tarea, pero no vayas a salir a investigarme.

El muchacho deja escapar una risa y se dispone a responder.

-Tranquila, solo preguntaré a la NASA y a todos los que te hayan visto en los últimos quince años.

-Bueno bueno te daré una pista entonces, para que no extiendas tanto tú investigación. Ya lo has visto y eres su fan.

-¿Cómo es eso?

-No diré nada más, de lo contrario te resolveré la tarea. Nos vemos en un rato.

-Está bien, tú y tus acertijos, lo descubriré, vas a ver.

Se escucha la risa de la chica y luego su respuesta.

-Suerte.

Termina la llamada y vuelve a acompañar a su cantante en la letra de la canción que se escucha dentro del reducido espacio en ese momento.

-Dejaremos atrás la rutina, que nos aplasta los corazones -para luego dejarlo continuar solo y sumirse en la divertida y realista letra.

...Vamos a donde nos lleven los huesos que estamos presos, en una cárcel que mata los besos, porque de la realidad, ya vasta, vamos a hacer las maletas, nos besaremos en París, nos casaremos en Las Vegas, tú de Elvis yo de Marelyn...

Sonríe y se une nuevamente al solista formando un bonito dúo, hacía tiempo no cantaba así que ahora que está de buen ánimo tiene que disfrutarlo. No sabe cuánto le va adurar la fantasía que se ha inventado, tal vez Cris ni siquiera la extraña realmente, pero de momento es lo que ha dicho y a ella le gusta creer que es cierto, además, tal vez sí la extraña.

Recuerda la cita que había leído hacía tiempo en en el libro "Se fuerte" de la escritora Demi Lovato.

-No anules tus sentimientos, respétalos-

Eso hará, dejará de anular lo que siente y comenzará a respetarlo.

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