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" Estás aquí para patear traseros, para salvarlos también... Estás aquí por él así que por favor, no se te ocurra arruinarlo"

Se repitió a sí misma, creando su valor a partir la amarga sensación de miedo que se esparcía desde el centro de su pecho hasta la punta de sus pies. Soltó un suspiro y sin pensarlo más se dejó caer sobre los guardias, estirando ambas piernas para darles una buena patada con las pesadas botas que traía puestas con algo de esfuerzo.

Los hombres cayeron al piso un segundo después y ella sonrió.

— Demasiado fácil — canturreó en un intento por darse confianza para que las piernas le dejaran de temblar cual gelatina. Tragó en seco y abrió una de las puertas con cuidado. La principal era su primera opción ya que nadie esperaría que entrase por ahí, anunciando con honores que había a llegado. Tras un pequeño rechinido del gozne oxidado, Hanna se abrió paso hacia la penumbra de la bodega con el corazón apretado contra su caja torácica, a la espera de cualquier ruido o cambio de ambiente. Las cosas podían ponerse feas si no prestaba atención a su alrededor.

Caminando por la parte baja, siempre con el cuidado de no salir de las sombras, escuchando cada ruido que el lugar viejo podían llegar a producir, algo captó su atención: un grito que  provenía de una puerta en la esquina superior de la bodega. Rápidamente subió las escaleras y, abriéndose paso entre las telarañas, se asomó por aquella puerta entreabierta solo para ver al Joker lanzar una gran carcajada con ambos brazos abiertos. El payaso se encontraba en lo que parecía ser un escenario en un espacio igual de grande que el salón principal de la bodega, junto a él se encontraban los villanos que no  habían resultado completamente heridos en el incendio y por debajo del escenario, rodeados, estaban sus familiares metidos en los trajes que toda Gotham conocía y alababa.

— ¡Que hermosos recuerdos, ¿No lo crees, Batsy?! — chilló mientras se movía con libertad por el escenario, girando entre sus manos una maldita palanca —. Es la segunda vez que mato a uno de los tuyos y sigue siendo igual de divertido.

Hanna apretó los puños.

— Apaga la máquina, Joker — gruñó su padre, ignorando sus duras palabras y centrándose en el objeto de la misión: detener al maniático que quería llenar a todo Gotham de gas de la risa y las toxinas del miedo de The Scarecrow. El nombrado ahogó un grito de diversión.

— ¿Crees que te voy a hacer caso?

— ¿Qué le hiciste a Red Hood, maldito bastardo? — cuestionó Nightwing cambiando radicalmente de tema.

— Vamos chicos. Bruce Wayne, Richard Grayson, Timothy Drake, Damian Wayne, Jason Tood, ya no necesitan esconder su identidad tras un nombre — rió —. Palanquitas está oxidandose en el fondo del mar, ¿O era en el lago? ¡Harley! ¿Dónde lo ahogaste? Espero que fuera en el mar porque allí se conservan mejor los cuerpos.

— Fue en el mar, Puddin, como mi señor lo ordenó — afirmó la chica en tono empalagoso.

Los héroes sintieron un retortijon en el pecho que les impidió reaccionar a las siguientes palabras del miserable hombre. Batman tragó en seco, confundido, Nightwing se lamentó mentalmente y Red Robin contuvo las pequeñas lágrimas que amenazaban con usurpar sus bellos ojos al oír confirmada la muerte de su hermano. Robin, en cambio, permaneció neutro ante los hechos, sin embargo, Hanna luchaba por contenerse, evitando que la rabia le llenara las venas y empezara a control su mente, nublandola con deseos preocupantes de venganza.

— Ya no hay nada que puedan hacer para evitar nuestro total dominio, amigos míos — avisó eufórico —. La oveja negra de la familia estuvo a punto detenernos —, resentido, miró la palanca — pero lo dejaron solo de nuevo y eso terminó por destruirlo. Malos héroes, malos hermanos... Mal padre. Jason Tood está mejor muerto, teniendo gente como ustedes a su alrededor.

Miró a todos con una sonrisa en el rostro, esperando acabarlos psicológicamente en cuestión de segundos. Y sin saberlo, lo único que logró derrumbar el Joker con sus palabras fue la fé de Hanna, quién terminó estrellando su puño en una de las paredes.

— ¡Puddin! ¡Puddin! — chilló Harley, mirando al hombre — ¡Ya va a llegar la hora!

A la espera de una respuesta llena de rabia por parte de los héroes, el Joker la ignoró por completo, sin embargo no mucho tiempo pasó cuando se dió cuenta que ninguno diría nada. Nuevamente se limitarían a detenerlo.

— Disfruten del espectáculo, Batsy — rió —. Pronto se reunirán de nuevo con Jason.

A su señal, los secuaces se lanzaron sobre el caballero de la noche y sus compañeros, distrayendo su atención de los movimientos del payaso, quién se dirigía a un panel de control lleno de botones con caritas y una enorme pantalla táctil en el centro. Sacó una llave del bastón que cargaba con él y Scarecrow se acercó.

— ¿Me concedes los honores, querido amigo? — le preguntó sonriendo malicioso, moviendo la llave frente al hombre de paja.

El nombrado se limitó a asentir, alcanzando a tomar la llave justo cuando unos disparos detrás de ellos los interrumpieron.

— ¿PALANCAS? — Chilló el Joker, llevándose ambas manos al rostro cuando vió a Red Hood entrar en escena, disparándoles a los villanos restantes en puntos que no eran vitales, pero que dejaban automáticamente fuera de combate — ¡Creí que estabas durmiendo con las sirenas!

— ¡Puddiiiiiin! ¡Me lastimoooo!— le interrumpió Harley, lloriqueando en el suelo junto a un espeso charco de sangre. A su lado Poison Ivy y The Riddle se mantenían neutros, sin la intención de moverse un centímetro para no agravar la herida. Scarecrow salió corriendo escaleras arriba, perdiéndose entre las sombras y alejándose del campo de visión de Red Hood.

— Caperucita, ¿Desde cuándo eres tan bajo? — cuestionó el payaso ignorando olímpicamente a su pareja, después de todo, ella se lo busco por no saber esquivar una bala, ¿Cierto?

Ignorando sus palabras, Hanna siguió lanzando balas a diestra y siniestra, esperando pacientemente a que todos estuvieran fuera de combate para cargar contra el Joker con toda su furia. Batman, mientras tanto, permanecía luchando hombro a hombro con su familia mientras su mente vagaba en la incógnita que ese personaje con el traje de Red Hood presentaba para él.

Esas poses, esos movimientos...

Esa era...

¿Qué hacia su hija allí?

Alarmado, Bruce Wayne aceleró los golpes que le regalaba a los secuaces, tirando a todos por montón.

— ¡Red Hood! — gritó tumbando unos cuantos secuaces hacia una esquina, listo para ponerse en movimiento e ir tras Hanna — ¡Red Hood! ¡No!

— La familia no deja de lado a los suyos — habló ella, distorsionando su voz con el casco — ¡Y fue lo que tú hiciste!

— ¡Era demasiado peligroso para ti !— la batigarra salió disparada hacia arriba, como soporte para que Bruce llegara más rápido hacia su hija. Poco le importaba ver que había lastimado a villanos, poco le importo que estos estuvieran en riesgo de muerte, poco le importo que todo se le estuviese yendo de las manos; quería ir con su hija.

Antes de poder llegar hasta ella, Hanna dió un salto y llegó directamente junto al Joker, tumbandolo en el suelo.

— ¡Vas a pagar lo que hiciste, maldito bastardo! — bramó poniendo la pistola en medio de sus cejas. Él sólo se rió.

— Ding, dong, ¿Quién es?

En ese momento, una incesante alarma aturdió los oídos de todo. El lugar entero se bañó de un color rojo escarlata y la risa del payaso lleno el lugar.

— ¡Es el caos! Y ha llegado como visita permanente para Gotham.

Y allí fue cuando Hanna cayó en cuenta de que tenía al sujeto equivocado. Scarecrow era quien de había quedado con la llave. Scarecrow eran quien había activado los comandos para soltar el gas por Gotham City...

No habían logrado detenerlo.

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