Capítulo 6: Corre como el viento patineta al blanco

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—Pero no creo que te guste el tipo de música que yo canto ¿O sí? —le pregunto a Lidia.

Estamos caminando por el parque, todo es muy tranquilo y yo me siento aliviada de no tener que estar escuchando a mi mamá decirme de cosas.

—¿Cantas rancheras y banda verdad? —me pregunta viéndome de reojo.

—Mariachi, digo si me gusta el otro tipo de música que mencionas, pero no es lo que yo interpreto.

—Pues no importa, cualquier cosa que cantes siento que se oirá genial en con esa linda voz que tienes charrita —me dice mientras saca un chicle y me lo ofrece.

Lo acepto.

—Gracias

—No hay nada que agradecer Miriam. ¡Sólo digo la verdad! —me guiña el ojo haciendo que mil mariposas se manifiesten en mi vientre.

—¿Y tú aparte de tatuar y patinar haces tienes algún otro talento? —le pregunto.

—Se tocar la guitarra, me gusta mucho pero no lo hago de manera profesional cómo tu —sonríe.

—¡Eres todo un estuche de monerías! —exclamo sorprendida.

—¡Ah, pero si tunas vendes! Sabes cabalgar, cantas, sabes de arte y eres bonita. ¿Algún otro talento que tenga por ahí escondida señorita Gaytán?

Sus ojos se abren mucho al verme, pero no deja de sonreír, esos malditos labios, esa hermosa cara, ¿Por qué es tan linda y bella?

—Pues cocino también, es algo que me gusta mucho y se bailar.

—Yo no sé bailar, pero si se cocinar, aunque no lo hago muy bien, aprendí para cuidar a mis hermanos —dice.

—Lo entiendo, a mi más que nada fue por lo tradicionalista que es mi familia, digo no me molesta y de hecho me gusta, pero la idea machista del por qué se hacerlo es un poco penoso —le comento.

—No lo veo de esa manera charrita.

—¿Cómo? —arqueo mi ceja.

—Tienes un talento que muchas personas de hoy en día no se preocupan en aprenderlo, así que morirte de hambre no es una opción para ti —reía de manera ligera.

Su risa es cómo una brisa, mi corazón se estaba desorbitando al escuchar cada vocablo, cada cosa que ella decía es alguien muy lógica y eso me está gustando más de ella, es una chica muy centrada en la vida y entiende muchas cosas de diferente manera, incluso para su edad, dieciocho, es en extremo madura, incluso me da pena decirlo, pero más que yo.

—¡No lo había visto de esa manera! —señalo sorprendida.

—Es que hay que analizar las cosas desde todas las perspectivas, no todo tiene que estar mal a pesar de que parezca lo contrario —me dice con una amplia sonrisa.

Es una chica muy positiva, eso me está gustando mucho, a pesar de no tener gran cosa, notándose en lo desgastado de su ropa y tenis, está viendo siempre lo bueno de todo.

¿Por qué es tan perfecta?

Llegamos a una zona de patinaje que no sabía que existía en ese lugar es amplio y había personas patinando ya sea en patines o patinetas.

—Este parque me gusta porque la pista no esta tan desgastada cómo en otros lugares, aquí si le dan mantenimiento —me comenta.

Y era cierto, estaba muy bien cuidado el sitio, no se observan grietas ni nada por el estilo en el pavimento, supongo que es por la zona.

—¿Vas a patinar? —le pregunto, la verdad quería verla hacerlo, me había quedado fascinada con el talento que mostró en mi universidad.

—Estoy contigo, no pienso dejarte sola en lo que lo hago —me dice viéndome de reojo.

—Me gustaría verte patinar.

Me voltea a ver, cómo si me analizara.

—¿Segura?

—Si te soy sincera me gustó mucho como patinas —me sonrojo al decirle eso.

—¿Ya me habías visto hacerlo? —se nota sorprendida.

—El día de la escuela, estaba en las gradas cuando te toco a ti pasar —le señalo.

—¡Claro! Pues si debí suponerlo ¡Qué tonta!

Dejaba salir una risita al escuchar ese comentario.

—Patinas muy bien, digo yo en mi vida me he subido en una de esas cosas, ¡pero tú tienes talento! —le sonrió.

—No seas exagerada, no soy la gran cosa.

En ese momento dos chicos de no más de catorce años se acercaban a nosotras muy impresionados.

—¡Ves! Te dije que sí es Spider —dice uno señalando a Lidia.

El otro solo asentía sin poderle quitar de encima la mirada a la chica de bronce.

—¿Los conoces? —le pregunto.

Ella simplemente niega con una ceja arqueada.

—Perdón, es que te seguimos en Instagram y en tus concursos de patinaje, somos tus fans —comenta uno de los chiquillos.

Noto cómo Lidia se comienza a sonrojar, riendo de manera nerviosa ante lo comentado por aquellos muchachos.

—¿Verdad que ella es muy buena? —les pregunto, —pero no me quiere creer que lo es.

—¡Debe ser una broma! ¡Ella es la mejor patinadora de todo el mundo! —contesta el primero que nos abordó.

—¡Exageran chicos! Hay infinidad de mejores patinadores que yo allá afuera —dice ella intentando quitarse crédito ante su talento.

—No es cierto, tienes apenas dieciocho años y eres considerada la mejor de la ciudad de México a nivel amateur —dice el otro chico.

—¡Son exageraciones de la gente!

—No es cierto, siempre ganas el primer lugar en las competencias —comenta uno de los jovencitos.

—Eso es cierto, tienes muchos premios en tu Instagram —le digo.

—¿Nos podrías mostrar cómo lo haces? —se atreve a preguntar uno de los niños y eso me ayuda a mí, quería verla volar como el otro día.

—Estoy con mi amiga carnalitos, no la pienso dejar sola —dice ante la cara de desilusión de ellos.

—Yo también te quiero ver patinar Lidia, ¿Por favor? —me voltea a ver y le guiño un ojo haciendo que se sonrojase.

—¡Si, Por favor por favor! —exclama uno de los adolescentes.

—Está bien, sólo porque la charrita me lo pidió.

No sé por qué, pero me fascina cuando me dice así, se sentía muy bien y lindo, me trata muy bien.

La chica de bronce toma su patineta y comienza a correr sosteniéndola de la parte de arriba de la misma para dejarla caer y deslizarse un poco y después saltar en ella.

Se impulsaba con su pie dos veces, tomando más velocidad, es cómo si viera un ave volar, se notaba su agilidad al saltar primero con su patineta y hacer que diera una vuelta en el aíre, para que después callera sobre la misma.

Los chiquillos aplaudían, se nota la emoción que les causa verla hacer esas piruetas, y no lo negaré, a mi igual me causaban cierta adrenalina al observarla.

Sigue con su demostración donde ahora se subía a un tubo cayendo con la parte de en medio de la patineta y deslizándose sobre el mismo, llengando al casi final y manteniendo su equilibrio para caer sobre la misma, impulsándose de nuevo para agarrar más velocidad.

—¡Es realmente estupenda! Quisiera al lograr algo así —comenta uno de los chicos cuando ella vuelve a saltar dándole la vuelta hacia enfrente a su patineta y aterrizando sobre la misma con gran proeza.

—¡Ese pop shove it fue genial! —dice el otro chico.

—¿Así se llama su ese truco? —les pregunto sin quitar la vista de encima de ella.

—¡Sí! Y el primero que hizo fue un Olli, y después su board grind, cuando se subió al tubo fue espectacular —señalaba un chico.

Estaba haciendo nota mental, quería aprender de esto para poder apoyarla, digo tal vez no le gusten las chicas, pero al menos como amiga, no sé por qué, pero deseaba que ella cumpliera todas sus metas y logros, de alguna manera sé que me haría feliz eso.

La seguimos viendo por otros diez o quince minutos donde hacía una gran gama de trucos quedando yo fascinada nuevamente con su gran destreza montando esa patineta.

Pero lo que más noto es que ella siempre tiene una gran sonrisa cuando lo está haciendo, lo vi también cuando estaba en el concurso de mi escuela, lo veo ahora y no podía evitar sentirme yo feliz.

Parece como si cabalgara, tipo "¡Corre cómo el viento patineta al blanco!" y su comentario del día del chopo no era para nada erróneo, ella cabalga un caballo de madera y metal.

¡Es magnifica!

Regresa con nosotros con una amplia sonrisa plasmada en su hermoso visaje, suda un poco, pero eso hacía que su bella piel brillara con el sol, se ve en verdad muy guapa.

—¡Eres increíble! —exclama uno de los muchachos.

—¡De verdad que! —dice el otro. —¡Gracias!

Los chicos se despedían sonriendo chocando el puño con Lidia, se escucha como van comentando todo lo que vieron, ocasionando otro sonrojo en la chica de bronce.

Se voltea a ver y sonríe.

—¿Qué te pareció charrita? —me pregunta de manera tímida.

—¡Eres la mejor de todas, eso te lo garantizo! —exclamo mientras aplaudo en son de ovación.

—Exagera mucha señorita Gaytán —dice de manera humilde.

—No exagero, sólo digo la verdad —le guiño de nuevo el ojo.

—Gracias —susurra sin dejar de estar sonrojada, —me quise lucir un poco.

—¿Por tus fans? —le pregunto.

—No, por ti.

Eso me ocasionaba ahora a mi sonrojarme, no era algo que esperaba viniendo de ella.

—Este... ¿De verdad?

Pero cuando me iba a responder mi celular sonaba, era mi mamá, rodaba los ojos.

—Diga.

Escuchaba a través de la bocina a mi madre, se escuchaba molesta y agobiada.

—¡Más te vale estar en casa en los siguientes minutos!

—¿Para qué o qué? —digo de manera retadora.

—Para la cena con los padres de Gonzalo.

—No iré —digo en un tono molesto.

—Si no vienes no participaras en el siguiente concurso de escaramuzas —mi madre dice de manera simple.

Esto me enojaba más, pero sabía que era de armas tomar mí mamá.

—Llego en treinta minutos —y le cuelgo.

—¿Todo bien charrita? —me ve preocupada.

—Si, no te preocupes, sólo que tengo un compromiso en la noche y mi mamá estaba buscándome —le sonrió.

—Ok, ¿Quieres que te acompañe a tu casa o sólo al donde vayas a tomar tu Uber? —me pregunta.

No sé qué me orillo a responder, pero lo hice.

—A mi casa, sino te molesta.

—No es ninguna molestia, pasar tiempo contigo me gusta mucho —me guiña el ojo ocasionando que me sonroje.

—Gracias —respondo

Ella empieza a caminar con dirección hacia la salida del parque, me quedo atrás apreciándola, mi corazón no deja de latir, me gusta mucho ella y no quería perder esta oportunidad.

Me esforzaría mucho.

Ella me volteaba a ver y sonreía.

—¿Vienes charrita?

Me extendía la mano y para caminar hacia ella y tomarla, sintiendo por primera vez un roce entre ella y yo de esa manera, esto es tan correcto y tan genial.

Su mano se entrelazo con la mía, y mi mente dejo de funcionar, mi corazón se estaba desorbitando, mi cerebro no podía conectarse bien del todo y sin embargo era hermoso, jamás había experimentado algo tan fuerte y con solo gustarme alguien, era como si sus manos estuvieran hechas a la medida de la mía, labradas por Dios para que nos encontráramos en este camino, no tenía manera de describir todo esto que ocasiona en mi Lidia, era un sueño del cual no quisiera despertar más, es tan perfecto todo eso.

Me sentía segura a lado de ella.

Y de algo estoy segura, estoy enamorándome de ella. 

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