Capítulo 15: «Entre dos tentaciones prohibidas» 🦋

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                      Caminaba sin rumbo alguno, quité la gorra y peiné mi pelo, posiblemente llegaría a casa en una media hora, tiré mi cabeza junto a mi cuello hacia atrás, al abrir mis ojos me encontré con estrellas que había en el cielo, el día se había ido como si no fuese nada.

Tenía pensado ir a Freak, pero no podía, no tendría la valentía de hacer eso, el simple hecho de...

—¿Maddox? —La voz de Melody tras de mi me sacó de mis pensamientos, le di una sonrisa y vi como volteaba alguna parte.

—Hola, ¿Qué haces por aquí? —Curioseé.

—Estoy con unos amigos en camino a freak. ¿vienes? —Me señaló algunos chicos que venían tras ella, eso parecía ser una broma; y de muy mal gusto.

—No, yo...—Pasé mi mano por mi pelo despeinado, tratando de ingeniarme una excusa creíble para ella. —Tengo que ayudar a Maddi en algunas cosas de la escuela. —Ella me miró con seriedad mientras sus ojos se entrecerraban.

—Ella también está en Freak. —Mis pupilas de dilataron al sentir mi corazón detenerse, estaba sorprendida por aquella declaración, saqué mi celular del bolsillo trasero del pantalón y revisé la aplicación de mensajes, había algunos mensajes leídos, insignificantes. La mayoría de ellos eran por el chat grupal del restaurante.

—Eso es imposible, ella no me avisó y es menor, joder. ¿Y tú como sabes eso? ¿Por qué no me avisaste? —Sin mirar hacia atrás impartí camino hasta aquel lugar, me sentía traicionada, pensaba que había dejado aquellas cosas, y si algún día quería hacerlo me podría avisar... se había formado una confianza ¿no?

—Dios, la hermana eres tú, no yo. Si querías una niñera para tu hermanita debías decirme. —Pude oír, pero lo pasé por alto, con Melody siempre era así, no me sorprendió su comentario.

La oscuridad de la noche abrazó un poco más mi cuerpo, sentía la presencia de personas tras de mí, por lo que deduje que era mi amiga con algunos más de sus amigos... los cuales nunca había visto, u oído de ellos, pero ella siempre tenía sus cosas, Melody era una mala persona y sus secretos tampoco eran buenos, como los de nadie; si fuesen buenos no serían llamados secretos.

Fijé mi vista en el guardia de la puerta, este hizo un saludo con su cabeza a mi dirección y yo fruncí mi ceño por aquella acción tan extraña, lo dejé pasar y pasé, inmediatamente mi cuerpo comenzó a calentarse acorde a la temperatura que había en el lugar, hacia un poco de calor... la verdad mucho. Ajusté mi pantalón subiéndolo e instintivamente empecé a subir el abrigo que cubría mi cuerpo, llevaba un top color morado con unas palabras en blanco un tanto... un tanto no tan yo.

That bitch.

—Vamos, Nataly está en una de las mesas del centro. —Sentí las manos de Melody en mi cintura guiándome hacia delante, la fregancia dulzona de su perfume llenó mis fosas nasales y no pude evitar sonreír... ella era mala, pero sus gustos no eran tan malos. —Nat ya no está pelirroja, la maldita se tiñó de rubio. —Yo asentí, pronto pude reconocer el rostro de mi amiga, por lo que caminé con más confianza.

Cuando entramos al campo de visión de la susodicha esta me miró con sorpresa y miedo a la vez, se acercó a mí con pasos firmes, su caminata bajo la melodía de Love Song le daba un toque sensual a su cuerpo, ella sabía que era hermosa, ella sabía que era atractiva.

—Dios, ¿Qué estás haciendo aquí? —Gritó cerca de mí, el sonido ruidoso de la música era un poco tedioso.

—¡Melody me dijo que mi hermana estaba aquí! —Mi declaración hizo que una mirada de parte de Nataly fuese al cuerpo de mi amiga tras de mí. Yo volteé de igual forma y caí en cuenta de que sí, fui una estúpida, mintió.

—Ahora solo disfruta el ritmo de las melodías, no debes pensar en nada más. —En sus labios había una sonrisa llena de coquetería, era claro que sus intenciones no eran buenas.

Nos acercamos a la mesa en la que estaba antiguamente Nat, dejé mi abrigo encima y a empujones tomé un vaso de algo un tanto fuerte que quemó mi garganta. Dios, quería irme a casa, sabía que podía pasar lo que menos deseaba; porque sin duda yo lo esperaba, no me iba hacer la sorprendida si en un momento los ojos de los Ayers recaían sobre mí, ¡era su club!

Mi cuerpo fue arrastrado hasta la pista de baile, a pesar de que había mucha gente se las ingeniaron para hacer nuestra llegada al centro más fácil, ambas empezaron a moverse al ritmo de la música, yo empecé a mecer mi cuerpo de un lado a otro con un poco de incomodidad tomando el ritmo de la música, los ojos de Nataly fueron a los de Melody conectándose telepáticamente, éramos ese tipo de amistad, dos pies y la cabeza; la cual siempre se llevaba de los movimientos de los pies.

Al dar el primer paso sentí un fuerte agarre en mi cintura, fui atraída por un cuerpo y al sentir como nuestros cuerpos se acercaron reconocí al momento quien era, su perfume, lo mierda que me podía sentir ante su toque, ante su presencia, era igual o peor que con su hermano, sentí como su parte baja se estrujaba en mi espalda, jadeé ante la sorpresa y me sonrojé inmediatamente, sus manos fueron una guía para mí porque el cuerpo que no podía mantenerse en pie bajo sus ojos empezó a moverse con soltura.

Me restregué contra su cuerpo sin respeto alguno, pero no olvidaba que había escapado, no olvidaba que estaba huyendo; pero en ese momento no me sentía una prisionera, me sentía una maldita reina entre sus brazos, sus ojos no me miraban, pero sabía... sabía que si lo hacía podía caer ante tal seducción. Mis ojos cerraron y no pude evitar recordar hace seis meses como admiraba el cuerpo de aquella chica, ahora yo era la chica.

Mi cuerpo se alejó de Leroy Ayers, nuestras miradas chocaron y una sonrisa se dibujó en los labios de ambos en complicidad, y lo miré, y mientras lo miraba mi cuerpo se movía bailando para él, —bajo la canción No Lie, de Dua y Sean —buscando seducirlo, su intensa mirada calentó todo mi cuerpo, como su lengua humedecía sus labios hizo que yo también remojara los míos, deseando que nuestras lenguas se entrelazaran en un juego lleno de fuego, sus labios se entreabrieron al ver como bajo las luces neón pasaba mis manos por todo mi cuerpo, por mis senos, por mis labios, por la parte baja de mi cuerpo. Sus manos entraron a los bolsillos de su pantalón no sin antes quitar algunos botones de su camisa.

Desgraciada, ¿Cómo puedes torturar a mi hermano de esa forma? —Las manos de Lucien en mi cintura hicieron que mi cuerpo se enfriara, ahora ya no me sentía tan valiente. —No, no te detengas. Sigue. —Pidió, pero no era una orden, era una súplica a mi oído, como si él lo deseara más que su hermano, sentí como sus manos viajaban por mi espalda hasta llegar al broche de mi sostén, lo quitó haciendo que sintiera una liberación, el peso en mis hombros disminuyó, pero aun así no estaría al margen.

Solo un trago me dio tanta valentía.

El cuerpo de Lucien empujó el mío llegando nuevamente a la cercanía de su hermano. —Deshazte de tu sostén, muñeca. —La voz de Lucien en mi oído hizo que mis ojos se abrieran como platos, vi como el cuerpo de Leroy se aproximó al mío bajando acercándose a mi rostro en dirección a mis oídos.

—Eres tan mala mentirosa, que aquí... aquí muestras que nos quieres para ti. —Mis pupilas se dilataron y esta vez a causa de las manos de Lucien, mientras su hermano volvía a su antigua posición y esta vez mucho más cerca de ambos; yo sacaba los tirantes por la parte delantera de mi blusa, bajé la mirada hacia ellos y al hacerlo no pude divisar nada, una luz mucho más baja abarcó todo el lugar evitando la amplitud de nuestras vistas, el sonido de la música se disparó haciendo estruendo por todo el club, las manos de los hermanos se movieron por todo mi cuerpo en un compás agonizante, Lucien tras de mi llevaba sus manos a mi pantalón colándose dentro de el, sentí vergüenza por la humedad de mi zona en ese momento, pero eso no evitó que me retorciera entre sus cuerpos. Las manos de Leroy fueron a la parte delantera de mi cuerpo subiendo con una lentitud arrebatadora, me removí frente al cuerpo de Lucien, acerqué con mi mano suelta a Leroy, no pude evitar ir hacia sus labios mientras su hermano me hacía volar con sus dedos.

Esto era todo lo que quería y mis manos no se sentían como las suyas.

Los labios del hombre frente a mi besaron mi rostro bajando con lentitud por mi cuerpo; deteniéndose en mi cuello dejó unos besos húmedos que fueron descendiendo por todo mi pecho hasta llegar a mis senos, los labios de Lucien fueron a mi cuello haciéndome sentir una sensación mucho más fuerte, pequeñas mordidas, pequeños besos, pequeños movimientos circulares en mi zona; me estaba volviendo loca.

Gemí sin poder evitarlo cuando los labios de Leroy abrazaron uno de mis pezones, levanté ambas manos yendo a su cabeza, la acariciaba mientras echaba la mía hacia atrás de forma ladeada, mis labios buscaron los de Lucien y los encontré, me besaba de forma posesiva, me reclamaban en ese momento, sus dientes mordieron mi labio inferior haciéndome gemir. Estaba siendo atendida por dos hombres en ese momento; hombres que había visto en este mismo lugar hace meses, pero que se colaron en mi cuerpo como droga a mis venas.

Jadeé fuerte al llegar al orgasmo, mientras gritaba sus nombres; como si no estuviese en un club, si no en un paraíso, entre dos tentaciones prohibidas... mientras los sentía.  

Y fue justo ese momento cuando el titulo que esta autora llena de fantasías le puso a mi historia, cobró sentido. 








Gracias por leer. <333


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