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J.JK

—Te has puesto más hermosa, Alejandra. ¿Gustas vino?—Ofreció Jungkook con una sonrisa divertida en su rostro.

—Y tú mucho más guapo. Y sí, dame un poco—Acomodó su vestido y se sentó en un mueble que había en la habitación.

Luego de pocos segundos el pálido le entregó la copa de vino a la chica la cual miraba la pequeña habitación con curiosidad.

—Lindo—Dijo.

—¿Tu madre como está?—Preguntó él, sentándose a un lado de la castaña.

—Ella está muy bien, me pidió venir a verte. Escuché que necesitabas compañía ya qué Taehyung había desaparecido—Tomó un poco de la bebida y la colocó en una pequeña mesa.

—Él es un maldito traidor—Exclamó—Ayudó al príncipe Park a ser entrenado, lo protegió de su cruel destino. ¿Cómo le puedo volver a llamar primo a alguien como él?

—Una traición que debe de ser pagada con nada más y nada menos que con la muerte—Rió—Si no fuera por su bondad, el ahora Rey de Grancant estaría siendo asesinado por ti.

—Y algún día Taehyung me las pagará por haberme traicionado de esta manera.

La chica se acercó a los labios del mayor y empezó a besarlo, este inmediatamente le correspondió. Los chasquidos se hicieron presentes casi de inmediato, Jungkook tomó de la cintura a la chica para besarla mejor, ingresó su lengua en la cavidad contraria y ella hizo lo mismo por lo qué sus lenguas iban en una sincronía perfecta.

—Jimin—Susurró Jungkook entre aquellos besos cálidos que se estaba dando con la castaña, ella al volver a escuchar aquel nombre se alejó de él algo molesta.

—¿Jimin?—Se levantó del sofá y acomodó su vestido, el cual quemaría un día de estos porque le resultaba ridículo aquel vestuario—Me voy a cambiar—Dijo con frialdad y salió de la habitación, dejando al pálido mirando al techo con nostalgia.

—Jimin... Te veías tan hermoso con tu traje de Rey—Susurró mirando al techo mientras colocaba su pálida mano en su frente, estaba estresado—¿Por qué la besé? Ella no me gusta, él dueño de mi corazón eres tú—Sacó su collar y se lo quitó, para después tomarlo entre sus mano. Tarareo la melodía que solamente se escuchaba en aquella caja de música—We don't talk anymore...—Susurró.

P.JM

—Like we used to do...—Cantó Jimin ahora en su palacio, sentado en su cama mientras escuchaba aquella melodía que le traían lindos recuerdos.

...

Era una noche hermosa de diciembre, estrellas adornando el oscuro cielo. El Reino de Degrant había invitado a muchas personas de distintos Reinos para aquella fiesta la cual era en honor a los 24 años de la Princesa Alejandra.

Ella utilizaba un vestido que le tapaba sus zapatillas, este era de un color parecido a un rosado con algunos detalles color dorados. Unos guantes largos de color blancos y en su cabeza adornaba una hermosa corona de oro, la cual, la hacía ver mucho más hermosa de lo que ya era. Llamaba la atención de todos, incluyendo la de Taehyung.

Jungkook estaba afuera esperando a Jimin, y a los pocos minutos llegó. El anfitrión de aquella fiesta lo ayudó a bajar de la carroza y el castaño rió con ironía. Ya que aquello le parecía raro, ellos debían "odiarse" ¿no?

—Te ves lindo esta noche, Jimin—Comentó Jungkook mientras se adentraban a la fiesta, todos llevaban máscaras puesta a excepción de los dos Reyes.

—Gracias—Se colocó la máscara la cual era de color blanca con detalles dorados en los bordes de arriba, muy elegante—¿Tu máscara?

El pálido rió e igualmente se la puso, plateada con detalles negros

—¿Gustas bailar conmigo?

—Tú y yo debemos hablar, no debemos...—Susurró.

—Podemos hacerlo después. No sabes cuánto esperé para poder volver a hablar contigo—Le tomó de la mano delicadamente y se dirigieron al gran salón donde estaban todos los invitados bailando entre sí. Al ver a los dos Reyes hicieron espacio para que estuvieran más cómodos al bailar.

—Déjeme bailar con usted esta noche, permítame cumplir la promesa que le hice de pequeños—Susurró, acomodando las manos del castaño en el hombro del azabache. Mientras que sus manos iban a la cintura de Jimin

—¿Bailar conmigo? No puedo. No puedo bailar con el hijo del asesino de mis padres—Dijo conteniéndose para no devorar aquellos labios rosados que moría por volver a besar.

La música sonó y Jimin abrió sus ojos asombrado, la canción de la caja musical. Todos a su alrededor empezaron a bailar el vals de la noche.

—¿Lo recuerdas, ángel? Es nuestra canción—Se acercó un poco más a sus labios mientras empezaban a bailar lentamente—We don't laugh anymore what was all of it for?—Cantó en voz baja el mayor casi sobre los labios contrarios.

—Oh, we don't talk anymore like we used to do—Le siguió el menor y sin más, se besaron, ambos empezaron a mover sus labios lentamente. El beso no se volvió rápido, era lento, suave, y donde ambos disfrutaban el momento. Porque quizá aquello no volvería a repetirse.

K.TH

—TaeTae, estás muy guapo esta noche—La castaña sonrió mientras bebía un poco de su vino.

—Tú estás hermosa—Sus mejillas estaban sonrojadas pero no se mostraría avergonzado ante ella.

—¿Por qué aquel día te fuiste tan de repente?—Dijo, mientras le miraba a los ojos con nostalgia.

—Sabes perfectamente que no podía casarme contigo, no empieces.

—No debiste irte de ese modo, fuiste muy grosero.

—Tampoco era mi maldita culpa, Alejandra—Empezó a levantar la voz pero aquello no intimidó a la pálida.

—¿Y acaso era mi culpa Taehyung? Tú sabes lo mucho que te quería—Y lo sigue haciendo—Y sé que tú también lo haces —Susurró.

—Nunca podría querer a una maldita zorra como tú—No pasaron ni cinco segundos y el vino frío estaba en el traje de Taehyung. Ella ahora tenía lágrimas en sus ojos.

—Gracias Taehyung, primero arruinas nuestra boda y ahora mi cumpleaños.

Le aplaudió un poco, tomó los bordes de su vestido y salió corriendo de allí, Taehyung inmediatamente fue detrás de ella.

P.JM

Mientras tanto Jimin y Jungkook seguían perdidos en sus besos mientras la relajante música rebotaba en en sus oídos. Aquello no importaba, estaban juntos otra vez y eso era lo más importante.

Quisiera estar contigo Kookie, pero sabes que no podemos...

K.TH

Ella estaba apoyada del balcón, mirando hacia la nada mientras intentaba secar sus lágrimas. Si hubiera sabido que la presencia de él le iba afectar de aquel modo lo mejor hubiese sido quedarse en su reino.

—Ale, perdóname—Susurró, acercándose a ella. Pero esta le miró unos segundos y volteó a ver hacia otro—Ale, no seas una niña malcriada—Yo te quiero ¿Por qué no eres hombre y se lo dices?—Perdón, fui un imbécil. Ale, Ale, Ale, Alejandra—Salió en un tono infantil.

—Hace tiempo que no me decías así—Rió, secando las nuevas lágrimas que se deslizaban por sus mejillas.

—Lo sé—Sintió las cálidas manos de la chica sobre sus mejillas, esta se había quitado sus guantes. Decía que eran ridículos.

—Tae, te quiero—Él no respondió—¿Tú me quieres?—Susurró, rozando sus labios contra los labios del moreno.

Taehyung, no dijo ni una sola palabra. Solo tomó a la chica de la cintura y juntó sus labios contra los de ella, inmediatamente Alejandra correspondió al beso.

—Una noche inolvidable.

—Espérame aquí, voy a cambiarme—Dijo ella acariciando su rostro—Montaremos a caballo.

—¿A esta hora? Entonces déjame cambiarme yo también. Porque no pienso ir en el mismo caballo que tú.

—Tonto—Rió por lo bajo y entró nuevamente a la fiesta, solo que esta vez subió las escaleras hasta su habitación. Taehyung hizo lo mismo.

P.JM

El castaño estaba sobre Jungkook, depositando besos en su cuello mientras el contrario suspiraba su nombre, Jimin sonrió, porque sus besos eran la debilidad del Rey Jeon.

—M-más—Suplicó el azabache mientras deslizaba sus delgadas manos de los hombros contrarios por los fuertes brazos de Jimin.

—¿Te gustan mis besos, Kookie?—Rió divertido, dejando chupones en el pálido cuello del de cabellera negra.

—Me gustan, pero tú me encantas—Confesó, mientras los gruesos labios del castaño se juntaban con los de él con obcenidad, su pequeño Jimin había cambiado tanto. Aún no podía creer que ese chico que había quedado huérfano era su pequeño Jiminie, y que él le arrebató la única familia que tenía al perder la memoria.

—Bebé... Perdóname—Dijo entre besos Jungkook, mientras las traviesas manos del mayor iban a su cadera.

—Idiota—Se levantó de encima y lo miró con rencor—Nunca me acostaría contigo.

—¿Sigues de rencoroso?

—¡Cállate! ¡Tú no sabes lo que es ver como asesinaban a mi gente! ¡A MIS PADRES!—Gritó. Jungkook creyó que se había dañado la garganta.

—¡NO ES MI CULPA!

—Claro, pero me seguiste buscando para asesinarme ¿Creíste que jamás me iba a enterar?—Su voz se quebró—Pensé que me querías de verdad, pero claro, éramos solo unos simples niños que no sabían la guerra que se aproximaba unos años después.

—Yo... Yo no quiero matarte, te quiero demasiado—Intentó acercarse pero el mayor sacó su espada con las lágrimas deslizándose por sus mejillas.

—Aléjate porque soy capaz de iniciar esta guerra antes de que empiece de verdad—Susurró.

—Bien, entonces puedes irte.

Jimin guardó su espada y salió de la habitación, seguido del castillo. Se aproximó hasta el carruaje y este se fue en lo que Jimin dio la orden, ¿Por qué se sentía tan mal? ¿Por qué simplemente no disfrutaba besar al chico que amaba? ¿Ahora le odiaba? Sinceramente, aquellas preguntas no lo iban a dejar dormir aquella noche fría y oscura, la misma en la que ocurrió la masacre de su familia.

Te amo... Te odio, Jeon Jungkook.》.

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