Capítulo #6 🍷: Una ilusión (final)

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"Las palabras te amo, fueron un espejismo que creó mi mente para no ver la realidad de tu dolorosa despedida definitiva".

•••••


La puerta acolchonada se abre de apoco, dejando pasar la tenue luz de sala en si. Su flequillo cubría gran parte de sus ojos nuevamente, los centímetros de las puntas le picaban la piel de su frente y párpados. De pronto, unos pasos nada vacilantes pero mesurados, venían hacia él, no dijo nada en cuanto los enfermeros y cazadores de apoyo, llegaban hasta él con fin de custodiar al rubio. Kurapika los vio sin emoción alguna reflejada en sus pupilas.

— Señor Kurapika, la presidenta Cheadle desea hablar con usted

Sin respuesta.

¿Para que querría mantener una conversación con él?, creyó que habían dejado claro lo que pensaban del otro esa vez. No obstante, que Cheadle no fuera hasta la habitación personalmente para restregarle en la cara sus errores, si era un asunto que le picó en la curiosidad. Lo trasladaron hacia una habitación más lejana anti Nen, en un silencio sepulcral, los faroles del hospital apenas alumbraban los grises pasillos que daban rumbo a el espacio de su desagrado.

Una vez ahí, uno de los enfermeros y guardias de seguridad, lo tuvieron vigilado mientras el otro abría la puerta en un breve instante, dejando ver la presencia de la cazadora de medicina. La peliverde intercambia mirada con él, la tensión tan desagradable crece a medida de que dos guardias permanecen dentro de la instalación y el resto fuera para mayor seguridad.

— Buenos días... —saludó neutral la mujer perro, acomodó sus anteojos— toma asiento

Kurapika no se movió, sin embargo exhaló bruscamente envuelta en un gran rencor almacenado por años incluso siendo clasificado.

— De acuerdo. Si te estoy diciendo que tomes asiento, es por que tengo algo que confesar y preferiría que lo escuches estando sentado

— Noticias sin peso alguno, ¿eso lo que tienes para ofrecerme?. Siendo así, dudo realmente que marque un tipo de impacto —respondió secamente, con la voz enrronquecida. La contraria frunció el ceño.

— ¿Aún si esto tuviera mucho que ver con la ausencia de Leorio?

¿Que?.

¿Como que ausencia?, le estaba queriendo tomar el pelo.

— ¿Auncensia de Leorio?, no estás en posición de hablarme de él. ¿Crees que me mantendrás aquí por medio de sus menciones? —una mirada gélida se plasma en el rostro del rubio— todo este tiempo callaste lo que pasaba y te rehusaste a darme razón de su paradero. No puedo escucharte querer intentar hablarme de Leorio

— Lo sé, y admito que si por mi fuera... No tendría que estar aquí, de hecho, nunca a sido idea mía tener que cruzar palabras tan directas contigo. Pero... —guarda silencio un instante mordiéndose el labio— ya no solo se trata de mantenerte aquí Kurapika, ya... No puedo continuar ajena a lo que sucedió hace más de cinco años

El cuerpo de Kurapika pareció tensarse de repente, sus labios parecieron casi desaparecer ante la mención de ese acontecimiento.

— Mataste a muchas personas. ¿Recuerdas?, Asesinaste a varios aliados, no solo al cuarto príncipe, si no a tus protegidos o mejor dicho a tus protegidas —le explicó sin remordimientos a los probables sentimientos de chocantes del Kuruta— ese día fue el más oscuro de todos, Kurapika. No solo para ti, si no también para los que estaban a tu alrededor

Kurapika sin mediar palabra, tomó asiento sin levantar la vista oculta en sus hebras doradas. El corazón tuvo un retumbar, perciviendo la sensación de frío en sus músculos y la neblina negra en su mente.

Recordar.

Si había algo que desde hace mucho no lograba hacer, era recordar. No recordaba gran parte de lo pasó, si, sabía que pasó una gran desgracia y que corrió sangre de mucha gente. No obstante, no consiguió acomodar las piezas sobrantes, ni registrar la identidad de cada cadáver.

El edor de la descomposición de un cuerpo humano era abrumadora, de repente, todo eso llegó a su conciencia.

Pero no comprendía que tenía que ver con Leorio.

O más bien...

Tenía una muy precisa idea de lo que pasaba con él. Y su corazón está bloqueado al igual que su mente.

— Gon y Killua llegaron a nosotros, pero Gon no pudo hacer nada para detenerte. Solo podía gritar tu nombre esperando a que recapacite a, por otro lado, Killua era el único que de momento tenía las habilidades casi necesarias para lograr contenerte aunque sea un poco. Pero no duró mucho —relata con amargura y melancolía — por último, apareció Leorio colocándose en medio de ambos, puso a prueba sus habilidades por igual y entonces...

•••••

Hace más de 4 años atrás:...

La sangre salpica cada cinco segundos, el piso ahora decorado con los cuerpos masacrados de personal médico y cazadores de medio, alto y bajo rango a causa del usuario de las cadenas, Killua no podía controlar su propia expresión de terror al ver a Kurapika oscurecido por la ira y el descontrol. Ya había vivido esa pesadilla con Gon, no quería repetir la historia con una de sus figuras paternas, su God Speed no fue suficiente. Iba a morir, o eso pensó hasta que un gran aura turquesa se impuso en medio y otra tras él, jalandolo hasta abajo del portal.

Era Leorio. Con el primer portal, dejó salir varios puños a gran velocidad sin dejarle tiempo al mismo Materializador empedernido a reaccionar, mandando su cuerpo lejos por la magnitud de los golpes. Claro que esto a pesar de su entrenamiento con Ging, dejaba lapsus de tiempos para elaborar más como doctor que como un verdadero cazador.

Killua estaba a salvo, eso alivió al Emisor.

Pero...

—Te interpones otra vez —la voz rasposa del rubio lo sacó del transe. Sudó frío, en posición de defensa.

— ¡Kurapika! —grita el moreno— ¡Escúchame!, ¡No quiero pelear contigo!, ¡ya para con esto! —vocifera desesperado— ¡haz perdido el maldito juicio!, ¡¿Que mierda crees que haces?!. ¡Atacaste a nuestros niños, estabas a punto de matar a Killua, detente!

— Leorio... —se acerca de manera intimidante, el aura negra lo rodea y el En se extiende por todo el suelo.

El nombrado visualizó que el rubio traía consigo la cabeza de Tserriednich en su mano izquierda.

No parecía querer soltarlo, era su trofeo ahora.

Sin saber como pasó exactamente, ya tenía a Kurapika frente a él, lo encadenó al suelo desde sus pies hasta llegar a su caja torácica, aprieta las cedanas sintiendo el el hierro apretar su cuerpo sin misericordia, comenzando a comprimir sus órganos lenta y dolorosamente. Leorio grita de dolor y bota sangre de su garganta.

— Eres un inútil e inservible, ¿pensaste que lograrías cambiarme la mente?. ¿Querías jugar a ser doctor conmigo?... Ja —sonríe de medio lado— por eso Piestro murió, por que alguien tan detestable y poco servible como tú no podría ser de gran ayuda, jamás serás fuerte. No posees grandes cualidades y aunque hubieras logrado salvarlo... Tendría secuelas de por vida

El corazón de Leorio se partió en miles de pedazos al oírlo hablar así, de nombrar a Pietro de forma tan desconsideraba e insensible. La cólera lo invadió a la par de la tristeza.

— No tienes derecho hablar de Pietro así —apretó los dientes, con jadeos llenos de molestia— ¡Tu sabes mejor que nadie mi situación y la de todos nosotros!, ¡tu viste de lo que el mundo es capaz si no tienes nada que ofrecer!. Me hice fuerte no para pelear, si no para salvarlos... 

Kurapika no se inmuta ante sus palabras.

— Kurapika... Por favor, deja de lado esta mierda de una vez, ¿quieres? —jadea agitado mientras lo vez con agotamiento— volvamos a casa, vuelve conmigo

— Volver... —repite escéptico, da un paso hasta quedar frente al médico y hablarle con sorna— lo sé, lo entiendo. Vives en una ilusión que roza lo ridículo, creas una fantasia partiendo de una mínima muestra de humanidad —acentúa aun más su fría expresión — solo por que me tocaste esa noche... en esa patética cabaña, ¿significa que te vea como algo más?. Crece de una vez y abre los ojos

Como si fueran disparos directo a su corazón, Leorio apretó los dientes. Perdiendo gran parte de su razón de ser en ese instante y la promesa de tenerlo con él, ¿Kurapika no tendría salvación?. Ok, podría vivir con el hecho de que este lo odie de por vida. ¿Pero que el rubio se deshaga en sus manos de forma suicida...?.

N-No... No puedo permitirlo, seré doctor por encima de todo. Tengo... Tengo que...

Ya estaba cansado de ser el espectador del sufrimiento de sus amigos.

Su intención era sumergir su mano derecha en el interior del cuello del Kuruta, con la intención de ejercer ligera presión en el tendón y los nervios que conectaban con el cerebro y hacerlo dormir.

Lastimosamente, Kurapika fue más rápido y notando la presencia de su aura en su espina dorsal, la cadena viajó más rápido que la velocidad de la luz hacia el mismo lugar donde este apuntaba. En las leyes del Nen no es necesario decir a viva voz, el pacto y las restricciones. Lo que ofrecías a cambio de un poder más abismal.

El corazón oscurecido del rubio creó un sacrificio silencioso.

Haz desaparecer mi afecto por él, a cambio te doy su último aliento.

—¡LEORIO! —Escuchó las vocez de los niños, de Cheadle y una manada de cazadores aun de pie corriendo contra el materializador, Leorio sintió un piquete en su cuello, pero su visión se distorsiona en cuestión de segundos.

Después... Ya no hay nada, solo un intenso vacío de color negro.

•••••

En el presente:...

Kurapika abre los ojos ampliamente, sostiene su rostro con su mano derecha en un incesante dolor de cabeza.

Leorio...

Levanta la mirada y ve a la zodiaco perro que esta con los ojos vidriosos. Desviados hacia algún punto de la habitación, mordiéndose el labio sin dejar de temblar ante una probable señal de impotencia. Kurapika tiene problemas para respirar, maldición.

¿Que?...

No, no puede ser verdad.

— Mientes... —dice con sequedad, esta lo ve sorprendida— no creo en absoluta una falacia de tal magnitud. ¿Quien te crees que eres para hablar así?.

— ¿Quien soy? —reprocha— ¡soy aquella que vio y fue testigo de como una persona fue capaz de lanzarle una maldición de Nen a su propio amigo! —exclamó furiosa.

Ante la exclamación tan brusca de parte de la peliverde. Kurapika se levanta de golpe sobresaltandola.

— ¡¿QUIEN DIABLOS TE PAGÓ?!, DÍMELO. ¡¿A CASO ALGUIEN DE LA ORGANIZACIÓN TE PAGÓ PARA QUE ME JODAS LA MENTE?! —Ríe en un ataque de colapso nervioso. Cheadle derrama lagrimas— ¡deja de llorar de una maldita vez y habla y vuelveme a decir todo esto otra vez!. ¡Llamalo!, ¡se que está por aquí!

Los guardias al notar y escuchar el exabrupto, abrieron las puertas justo a tiempo antes de que Kurapika se avanlanzara contra ella y la tomase del cuello, sin embargo encendió sus iris.

—¡Kurapika! —Era Mizaistom quien justo llegó activando su tarjeta roja, reteniéndolo a duras penas.

— No... No creas que te vas a librar de mi. Por años eh tenido que contenerme, pero no pienso guardar misericordia con alguien como tu por más tiempo, Cheadle —susurra entre dientes, el enojo era puro y más intenso— maldecir a Leorio, tanto te preocupas por él cuando al final solo fuiste una pésima broma para ti misma. Yo lo habría reconococido a ese idiota, ¡ese bastardo fue capaz de miscuirse en mis asuntos hasta hacerme flaquear! —finos hilos salados caen por sus mejillas sin notarlo— si hay alguien capaz de frenar mi dolor, mi ira...

— Leorio está muerto, Kurapika —asentuó la antepenúltima palabra con desprecio hacia el rubio.

Kurapika calla y le brinda una mirada gélida y desafiante. Buscando ápice de mentira, no es suficiente, chasquea la lengua.

Estaba encerrado en esa mierda de lugar, el olor todo en él espacio le causaba repulsión, odiaba a Cheadle con cada célula de su cuerpo, odiaba sus palabras. Odiaba no sentir nada, un vacío y frío desértico inunda su la poca alma benevolente que le quedaba, en su cabeza se recrea el escenario más cruel envuelto una fina capa de ilusión amorosa ahora destrozada.

— Descubrimos que impusiste una condición con tu Nen, el trato a detalle únicamente lo sabrías tu y tu subconsciente —explica Mizastom con voz apasible y piadosa— pero tenemos una idea de hacia donde iba, una parte de ti amaba a Leorio. Pero la otra, lo odiabas por no dejar de ser un apego emocional peregne por ti, quisiste erradicarlo lentamente pero mantenerlo contigo a la vez, en un arranque de ira y egoísmo puro

Voces, solo voces.

El Kuruta ya no presta atención a los detalles, únicamente alaba con la mirada la llegada de una mariposa de color blanco, que sobresolaba el exterior hasta posarse en el vidrio de la ventana.

Se puso de pie, emprendió marcha hasta la ventana para contemplar con precisión.

La mariposa voló.

Kurapika no oye los llamados de las dos únicas personas que no deseaba ver.

El rostro de Leorio aparece en el tan nublado cielo gris, entrecierra los ojos con los labios temblando en una linea fina de contención.

— Te gusta el jugo de Durazno con Manzana, ¿Cierto? —preguntó Leorio, rebuscando en las bolsas.

Hm —afirmó con un suave ruido.

— Pues adivina... —saca tres paquetes de botellas de jugo— compré estás para tí. No te acostumbres tanto, solo trató de ser solidario —farfulla un poco avergonzado.

Kurapika sonríe sin mostrar los dientes.

— Gracias, Leorio

— Lamento si demoré, debes estar hambriento

— No, descuida. Está bien

— No, no está bien. Prometí cuidar de ti, lo principal en mi juramento, es velar por tu salud —argumentó decidido, el Materializador se ruborizado ligeramente.

Leorio estaba muerto...

Su amor... Su amor lo abandonó a él esta vez...

Al final, solo fue un recuerdo y el felices por siempre un espejismo.

•••••

Leorio estaba escupiendo sangre en plena sala de urgencias la tos era salvaje y el ardor de sus pulmones incrementaba a cada paso, la maquina de presión arterial iba casi al maximo. Gon, Killua, Alluka y sus demás amigos estaban asustados, sus tres primeros amigos lloraban asustados y enojados consigo mismos por no poder ayudarlo. La menor de los Zoldyck tampoco podría sanarlo, Kurapika había impuesto una restricción maléfica aun más grave de lo que Gon se había hecho así mismo en el pasado. Llamaron a los Médicos, a Cheadle para ser precisos, la Zodiaco perro intentó de muchas formas para salvarle la vida; pero el corazón del joven médico iba muriendo.

Leorio únicamente entrecerraba sus párpados a medida que preparaban todo para su reanimación.

— ¡Despejen el área! —vociferó Cheadle, el desfribilador se recarga entrando en contacto con la piel de su pectoral.

Primer descargue.

Su cuerpo se sacude bruscamente, Paladiknight no responde.

El sonido que marcaba su ritmo cardiaco, iba decayendo a pasos agigantados. Los chicos veían con desesperanza y dolor como su amigo, su "hermano" estaba en un esta grave. No respondía, ni emitía movimiento alguno.

Segunda descarga.

El cuerpo se sacude nuevamente, pero cae rendido de nuevo.

— ¡Maldición, despierta ya Leorio! —Gon llora de impotencia, el coraje era tal que bloqueaba su raciocinio.

No hay inocentes, menos ahora.

Seis intentos más, un fracaso rotundo se manifestó en la ausencia de pulso. Su corazón se detuvo por completo hasta dejar al intemperie un último suspiro; la mano del emisor, misma que golpeó a Ging Freecss, que señaló con felicidad ante la valentía de Gon, la mano que tomó el teléfono para llamar a Kurapika y alzar en afirmación y aliento a Killua. Se desvanece a su propio costado,

El albino ve con ojos llorosos a su mejor amigo y a su hermana, quienes estos dos últimos estaban entrelazados, buscando consuelo.

Canary llegó a penas al lugar y corrió hasta el heredero de los Zoldyck con preocupación.

Killua-Sama, ¿Leorio-San...? —este la mira con sus iris azules apagados, envuelto en lágrimas.

No podía ser...

Lo abrazó con todas sus fuerzas, ambas parejas lloraron la pérdida de un gran amigo.

— Leorio... —La peliverde lo llamó en shock. Hipeo varias veces antes de procesar como era debido lo que estaba presenciando sus ojos.

El cuerpo sin vida de Leorio, con pequeñas manchas de sangre. Yacía sin vida en la camilla de sala de emergencias.

La mujer ya no sentía Nen de parte de ese cuerpo inerte.

— ¡LEORIO! —Gritó con todas sus fuerzas. Con todas las lágrimas que caen, cada una de ellas hasta gastar la que quedase.

•••••

— Fue... La experiencia más dolorosa en mi carrera. Uno como médico, cree que desarrolla insensibilidad con el pasar del tiempo, pero no es así... —limpia sus lágrimas, mismas que no dejan de brotar— son seres humanos, Kurapika. Tu también lo eres, siempre duele cuando pierdes una vida y más si es un ser amado

Mizaistom baja las cejas, relajando su semblante, con añoranza. Kurapika por su parte, mantiene la cabeza casi gacha.

— Jamás mentiré. Yo también amé a Leorio, con toda mi alma, pero tuve que renunciar a revelar mis sentimientos por que preferí que fuera feliz con la persona que amaba realmente

Suspira de forma temblorosa.

— Pero mira lo que sucedió —el rubio no se mueve— tal vez debí ser mas fuerte a voluntad y decirle que lo amaba. Se cual habría sido su respuesta de todas formas, pero siempre habría una oportunidad para lo inesperado —lo ve fijamente— ¿que tienes que decir?, ¿eh?. ¿Como puedes arreglar esto ahora si ni siquiera recuerdas lo que hiciste?

Un tomo de aire extenso, exhala lentamente, el rubio guarda cada puñado de realidad en su mente y corazón.

Perder a Leorio...

¿Lo había perdido para siempre?.

Es decir, ¿ya no volvería a ver su rostro nunca más?, ¿tampoco lo vendría a buscar?.

¿Es así como termina todo?.

Estúpida. Pensó el Kuruta.

— ... Es un idiota —murmuró sin emociones de por medio— eso es Leorio y tú también, ¿creiste que alguien como él se tomaría la molestia de fijarse en los detalles más minuciosos de una consecuencia? Y tu... —alza su vista, con un matizado terrorífico y aislado— ¿pensaste en posibilidades infinitas si llegaba a decir que si, además de creer que sabes controlar un rechazo?

Ambos Zodiacos presentes se quedan enmudecisos.

— Matar a alguien hoy en día es muy fácil para mi, mi cuerpo, mi mente y mi alma van sincronía al ritmo de la muerte. Lo propuse varias y lo aclaré mejor que nadie —gira su rostro con extrema lentitud— Leorio no tenía que escogerme, pero lo hace... Sigues buscando consuelo con las migajas, ¿tan bajo haz caído?

— ¿Eh? —la zodiaco perro vuelve a fruncir el ceño.

—¿Que?, ¿Acaso estoy contando historias falsas al respecto? —arquea la ceja, Mizaistom le cuesta mantener su técnica — tu misma lo acabas de confesar, ¿escuchas eso, Mizaistom?. La mujer que tanto amas, quiere tener sexo con mi Pareja.

Los contrarios jadearon petrificados por tal comentario.

— ¡Tu lo mataste!, ¡deja de fingir!

— Cheadle, por favor —corre hasta situarse a su lado, el Buey del Zodiaco saca su tarjeta hacia Kurapika.

— Eh matado gente a lo largo de estos años, Cheadle. Creeme que resulta tan sencillo como aplastar a una insignificante mosca; no obstante, la suerte que tienes para aplazar los días de tu vida, se deben por que eres amiga de Leorio —escupió estoico, sin si quiera pestañar — podrán contenerme, tratar de sellarme. Pero no podrán asesinarme a menos que sea mi propia voluntad —se pone de pie y con suma pasividad, empieza a caminar a la salida. Los guardias abren la puerta totalmente pasmados.

Cheadle y Mizaistom lo ven pisar fuera de la recamara.

La mujer perro no lo soporta más y rompe en llanto nuevamente, siendo con sola da únicamente por el Zodiaco del Buey.

•••••

Despertar era una agonía cada que entendía que su cuerpo le exigía que despertara, por que los días, meses y años pasan, su corazón roto y destruido continuaba sin sanar. Nada cambiaría lo que sucedió; nada volvería a ser lo de antes, comúnmente estaba acostumbrado desde hace ya mucho tiempo a estar solo y es por esa misma razón que no comprendía por que le afectaba aun más que antes. Las emociones estaban bloqueadas, el vacío era inminente, la pereza de despegarse de la cama era más notorio. Lo único que deseaba era sumergirse en las sabanas y pudrirse en la oscuridad de su habitación, Ya ni si quiera suicidarse parecía cobrar sentido, era una acción que ya intentó varias veces en el pasado que... No tenían peso alguno hoy en día, el llamado de sus amigos se oía tan lejano.

Oh, ¿así se había sentido él con su ausencia?.

Si, justo así. Sin embargo, la diferencia entre él y Leorio, era que para ese entonces, él estaba respirando todavía hasta la fecha, buscando los ojos de su clan sin descanso, mientras él...

Él...

Se levanta de la cama con un semblante demacrado y lleno de ojeras, su piel pálida y desnutrida. Perdió bastante peso desde aquel día en donde su castigo real empezó.

Donde el limbo era su única distracción de lo verdadero.

— Vaya que te ves terrible, querido

Esa voz.

Elevó sus ojos inexpresivo hacia arriba, para solo notar la presencia para nada existente de la anciana de Padokia. La garganta pareció secarse, no encomtraba forma o razón para lo que veía, esa mujer... Esa mujer estaba ahí frente a él, mirándolo con tristeza, llevaba rosas blancas y una vestido negro de mangas largas, traía el cabello recogido en un moño de las épocas de los sesentas; esta se se aproxima suavemente a él, hasta quedar a su altura en el suelo.

— Quería disculparme contigo, cuando nos conocimos... Realmente no fui del todo sincera; creí que tendrían más tiempo...

Sin decir nada, Kurapika la observa sin realmente querer responderle.

— Esa cabaña tiene una maldición, cuando mi esposo y yo vivimos ahí. Un hombre se interpuso entre nosotros, quiso asesinarme por que mi esposo no lo eligió a él... Me perseguía constantemente hasta arrebatarme de a poco, lo que más amaba. Asesinó a mi hija... Luego a mi esposo. Luego me dejó vivir a mi para cargar con la culpa de sus muertes

La mujer suspira largamente.

— Creí que había muerto de cáncer —esta vez, el rubio artículo palabra.

— Ese hombre fue el causante de su tumor, lo maldijo. Lo maldijo una y otra vez, junto a la cabaña en la cual vivíamos. Usaba Nen.

Usaba Nen.

Ese hombre... Sonaba como...

— Sabes lo miresable que eres ahora, esta vez lo comprendo mejor. Recibes lo que das y en el pasado, actuaste como ese hombre; me equivoqué contigo... —cierra los párpados con pesar— es una lástima, que en una línea del tiempo, destruyas un hogar.

— ¿Destruir un hogar?, éramos Leorio y yo todo este tiempo, con él siguiéndome, creyendo que salvaría mi alma y expiaria mis pecados.

— Un villano sigue siendo villano, después de la primera traición —la profundidad de sus palabras lo hizo mudeser.

Recuerdos empiezan a llover.

Incluso los que no eran los suyos.

Buenas tardes —saludó con respeto— Les agradezco la invitación a esta cena —expresó seriamente.

— Nada de eso —negó la mujer con la cabeza — no hay que ser formal. No te preocupes, Leorio es tu amigo; por lo tanto, no le veo lo malo en invitarlos a cenar para conocernos todos —se volvió hacia el médico que permanecía callado— ¿Cierto cariño?

Una punzada en el corazón, bajó la cabeza un segundo.

Cuando iba a gritarle a la anciana, de forma mordaz, esta ya no estaba, en su lugar. Había un hombre alto con buen porte, de cabellos oscuros peinados hacia arriba. Parecía ser que su alma se le escapa del cuerpo, por que cuando este tipo giró y le sonrió. Todo regresó de golpe.

— Hey, Kurapika. ¿Cuánto tiempo sin vernos? —saludó con sus dos dedos en su cien, como solo él podía hacerlo.

Un grito desgarrador, lleno de dolor, rabia, impotencia y añoranza. Invadió todo el hospital.

Fin.

•••••••••

Hola, después de tanto tiempo, finalmente pude actualizar el último capítulo de este fic. Si, la mayoría de mos fics Leopika terminan en tragedia o desamor (aunque al principio quise que todo fuera amor y nada más) pero ya saben, la mente de un escritor vuela y pos de nuevo me desvíe del camino. Ja ja ja xD quería disculparme por no publicar tan seguido como antes. Han pasado un sin número de cosas en mi vida, que no me daba ni ánimos para escribir si quiera, un one shot. Con lo mucho que amo esta pareja. Ojalá los próximos días pueda traerles un  One Shot o Two shot Leopika para ustedes.

Ahora, se que tienen muchas preguntar por hacer respecto a este final. Solo aclaré dos cosas, hay un diálogo justo de la anciana, donde pertenece a otro fic leopika. Ustedes sabrán de que fic viene. Por otro lado, si; como aquí lo escribí y traté de dejarlo claro desde la mitad de la historia, Kurpika asesinó a Leorio, sin embargo, bloqueó ese recuerdo amargo y doloroso de su mente. Por esa razón, no le creyó a Cheadle.

Si tienen más preguntas al respecto, no duden en dejarme sus comentarios. Respondo lo que tengan en duda, sin más que añadir.

Nos vemos <3.

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