38. En conclusión: Púdrete, Filadelfia

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Capitulo dedicado a todos los miembros de la iglesia "Filadelfia" de Bucaramanga, para aquellos que me quitaron al puesto cuando iba al baño durante el sermón, para todos los "hermanos" que me vieron llorando asustada cuando recién llegué y no hicieron nada o por el contrario me dieron las indicaciones erróneas, y me hicieron perderme, pero sobre todo para los miembros del grupo juvenil "Real Fe", esos que creí que eran mis amigos pero en realidad ni siquiera sabían mi nombre y no hicieron la actividad por la cual tuve que dejar de comer durante tres días para ahorrar dinero, y comprar los materiales, dulces y demás. Para todos ellos, les dedicó este capítulo:🖕

Ser separado de su familia fue algo extremadamente distinto. En un principio lloraba todas las noches añorando sentarse en el regazo de su padre y meterse nuevamente dentro de su madre, pero con el tiempo se dio cuenta de lo satisfactorio que es estar solo. Siempre estuvo rodeado de muchas personas, en especial de su madre, Evangeline se la pasaba respirándole en la nuca asegurándose de que hiciera las cosas bien. 

No se había dado cuenta de lo mucho que era controlado hasta que estuvo lejos de ella y saboreo la libertad por primera vez.

Su tío le daba espacio necesario, no empezaba a gritar de la nada por no haber doblado la ropa de la manera en que a ella le gustaba, tampoco rompía en colera cuando se enteraba de que no probo bocado en todo el día y se la paso chupando hielos porque era incapaz de tragar cualquier cosa. Resultaba liberador estar lejos de ella y se sentía culpable por ello, sabía que era la vida entera de su madre, en varias ocasiones Evangeline le confeso que sin él o sus hermanas lo más probable es que estuviera muerta, porque fue gracias a ellos que pudo superar la perdida de su mellizo y la de su padre, la muerte del tío Edan y del abuelo Evangelista la sumergieron en una depresión que según palabras de tío Stilinski <<Casi acaba con ella>> pero poco le importaba: más veces de las que le hubiera gustado termino alejándose del teléfono, ignorando el timbre o simplemente perdiéndose en sus pensamientos cada vez que sus padres querían hablar con él. Alejarse de su familia fue algo tan difícil pero a la vez tan placentero que a veces fantaseaba con jamás volver, fingir su muerte e iniciar una nueva vida donde nadie lo conociera y tal vez ser feliz, pero su conciencia jamás se lo permitiría, en especial por ser incapaz de dejar a su frágil padre y a su compañera de matriz más destrozados de lo que ya estaban, Ada sería demasiado pequeña para recordarlo y Evangeline, más tarde que temprano terminaría superándolo. Y de pronto, con la tía Imogen agitando su arrugada mano frente a su rostro y a su madre desempacando sus maletas en una de las tantas habitaciones de invitados Aidan supo que todo iba a empeorar. El motivo principal del doctor Stilinski al sacarlo de su ciudad natal era llevarlo a un lugar donde se sintiera seguro, libre de criticas o leves murmullos de personas imprudentes que abrían su boca en base a rumores imprecisos, murmurando tranquilamente la palabra "Puta" cuando le veían pasar. P-U-T-A, ese era su nuevo apodo, por años el niño gozo de una excelente reputación, amigablemente era conocido como "el sol del pueblo" debido a que su sonrisa era capaz de hacer feliz hasta al más triste de sus habitantes, pero ahora el aterrorizado niño no recibía más que comentarios hirientes con apodos inapropiados, aunque no entendiera la mayoría por el rostro de sus padres al escucharlo repetir esas palabras y las miradas maliciosas el chico supo que eran cosas malas. "Coño fácil", "Depravado", "Maldita putita", "Vaca", "Cariñoso", "Perrita rica", etc. Intento ignorar dichos apodos pero cuando Haza llegó de la escuela llorando porque esos comentarios comenzaban a afectarla a ella también no pudo más y tuvo que comenzar a sangrar. Se suponía que lejos de su familia y conocidos Aidan podría sanar con mayor libertad, pero ahora con su madre y tía desfilando alegremente por la casa del doctor Stilinski el niño no podía dejar de observar suplicante al hombre para que las sacará de la casa.

Ya verás hijo — le dijo su madre, apretando sus diminutas manos tan delgadas y frágiles, no pudo darle un mes de paz y se fue a buscarlo, para empeorarlo todo fue con Imogen, aunque sospechaba que la mujer se había auto-invitado —, la iglesia Filadelfia es la mejor, Hogde y yo vinimos a un campamento cuando éramos de tu edad, ¡Fue el mejor campamento del mundo!

Me alegran que estén aquí — pero a juzgar por la forma en la su tío hablaba era todo una mentira — ¿Cuánto tiempo se quedarán? Ady aún esta en riesgo y es demasiado pronto como para retomar la relación — hacia tan solo un par de meses la vida era brillante y prometedora, Aidan sentía que podía comerse el mundo, y Katherina estaba viva. Era aterrador como todo podía cambiar en cuestión de un día.

No entendía porque su madre no podía dejarlo tranquilo, entendía su dolor, ¿Pero tan difícil era dejarlo ir para sanar? Esas semanas lejos de ella, de su comunidad y del resto de su familia fueron tan liberadoras, pensó que estar lejos de sus hermanas y padres lo deprimirían más, por el contrario, cuando estaba lejos de ellos podía llorar con mayor libertad.

Venimos a darle animo al varoncito Fierro Morales — dijo Imogen con total naturalidad, cruzando una de sus piernas sobre la otra, irradiado elegancia y mortandad —. Nos quedaremos el tiempo necesario hasta que se adapte mejor — la mujer le sonrío, mostrando la hilera de dientes perfectos meticulosamente tallados por un dentista —, al menos solo tendrá que enfrentarse a una congregación, estudiar por virtual es una gran elección.

Al llegar a la nueva iglesia se sintió cohibido de inmediato, todos elegantemente vestidos y el cubierto con un suéter de cuello de tortuga, y un abrigo que ocultaba su extrema delgadez, heridas abiertas y algunas marcas que no deseaba dar a conocer.  En cada nueva iglesia a la que asistían no tardaba mucho tiempo para que Aidan terminara rodeado de jovenes que inevitablemente se convertían en sus amigos, siempre tenía personas esperándolo con ansias y añorando pasar tiempo juntos, pero esa vez no sintió la necesidad de sumergirse en el océano de rostros brillantes y grasosos de personas de su edad. Permaneció encogido, al lado de su familia hasta que el doctor Stilinski dijo tan horribles palabras.

Tendré que irme — murmuro el hombre observando su teléfono horror mal disimulado.

¿Por qué?<<No me dejes con ellas, no me dejes con ellas, te lo ruego, ¡No me dejes con ellas!>> pensó desesperado, aferrándose a su tío como suponía que Katherina se había aferrado a la vida.

Uno de mis pacientes, esta teniendo una crisis, debo irme.

¿Irás a trabajar en el día santo? — de pequeño Aidan pensaba que su tía Imogen obtuvo sus riquezas porque le pagaban por criticar a las personas, seguía pensando lo mismo, aunque ya sabía que era rica por viuda. La mujer se regodeo mientras se frotaba las manos con codicia lista para usar un arma tan inofensiva como letal: la lengua.

Con todo respeto, Imogen, Jesús sano a los enfermos en el día santo — respondió el doctor con la mirada todavía clavada en su teléfono y Aidan aferrado a él como si en cualquier momento se le pudiera desvanecer entre los dedos.

¿Te estás comparando con Jesús?

No — su voz fue sencilla, mientras guardaba el aparato en su chaqueta, dejo escapar un suspiro pesado, por un momento el chico pensó que su tío tomaría a Imogen del cuello y la estamparía contra el pulpito, pero mantuvo la compostura —, solo que considero que Dios me dio los dones y educación necesaria para poder ejercer como psiquiatra, y de la misma forma en la que Jesús nos pide hacer el bien, incluso en el día santo, no dejaré a uno de mis pacientes morir, estoy siguiendo su ejemplo: Él sano enfermos, trajo a la vida a los durmientes y sano a los afligidos; lo mínimo que puedo hacer yo es seguir su ejemplo e intentar ayudar a una pobre alma abatida, no dejaré que mi paciente muera cuando puedo salvarlo — se inclino dándole un ligero beso en la frente a Aidan, antes de darle un par de palmaditas en la espalda —. Portate bien, Ady, si ellas te dicen o hacen algo me avisas y las pondré en su lugar, ¿De acuerdo?

Pero el doctor no dijo nada, nada de lo que Aidan deseaba escuchar, solo lo abrazo y salió corriendo a salvar a alguien, alguien que a lo mejor y estaba peor que él, no era una competencia, pero, a veces, por alguna extraña razón el muchacho deseaba que algo peor, muchísimo peor le hubiera pasado, sentía que no tenía una excusa lo suficientemente buena para sentirse así de mal, a lo mejor y si fuera chica, y Günther lo hubiera embarazado tendría la excusa necesaria para estar tan deprimido, sobre todo porque conociendo a su familia como lo hacía lo obligarían a tener a un bebé que jamás debió existir y lo criticarían si llegase a resentirse con la criatura o en su defecto no llegará a sentir nada por esa cosa nacida de una aberración. Constantemente pensaba que, lo que le paso no era lo suficientemente malo como para ameritar sus sentimientos, eso le decían en el colegio, que de alguna manera debió haber provocado a su mejor amigo porque un hombre "ejemplar y prometedor" como Günther nunca haría eso, y que estaba desprestigiando a las "verdaderas victimas" porque un hombre jamás podía ser abusado, por ende no debía usar esa etiqueta, menos sentirse así.

<<No digas eso, las chicas la pasan mucho peor>> dijeron unas chicas que siempre le pedían sus apuntes de química.

<<Günther es un hombre excelente, dinos la verdad, estás mintiendo, ¿cierto? Él nunca haría algo así, debiste haberle dicho que sí, ¿qué? ¿Acaso te arrepentiste y por eso mentiste?>> dijeron los chicos de su equipo de futbol mientras lo destituían de capitán del equipo.

<<A puesto y se acostó con él por su propia voluntad, pero como termino haciendo la masacre ahora finge ser una victima porque es un cobarde>> comentaron sus "amigos" que invito al campamento.

Ese mes posterior a su partida, con Imogen y Evangline pisándole los talones fue aún peor. El doctor Stilinski centro toda su atención en ayudarlo, pero de vez en cuando seguía atendiendo a sus otros pacientes prioritarios. Imogen por su parte no dejaba de criticar, desde la apariencia demasiado "estoica" de la casa del doctor hasta la forma de comer — vomitar — de Aidan, Evangeline no decía nada, solo asentía sumisamente y sonreía como si fuera una broma. Una noche bajo a la cocina porque lloró hasta deshidratarse y necesitaba algo de agua, pero al llegar vio a su tía Imogen hablando tranquilamente por teléfono, cruzada de piernas y mirando con desprecio una de las tazas de cerámica que coleccionaba su tío.

Cuando Aidan se independice, que Evangeline ya no esté encima de él se saldrá de la iglesia — ahogó una risita, asintiendo rigorosamente a lo que fuera que le dijo la persona al otro lado de la lineá —. Ya lo ví, es un muchacho caprichoso, ninguna iglesia es perfecta pero actúa como si debieran serlo, por eso muchos hijos de Dios se van del redil, buscan lugares paganos donde se vea más bonito todo — los ojos fríos de la mujer se cruzaron con la frágil figura de su sobrino, que permanecía de pie al lado de la puerta de la cocina, dejo la taza a un lado, termino la llamada, suspiro cansada y lo miro con desdén como si hubiera hecho algo malo—. Eres un niño muy rencoroso, si te llegas a perder no será culpa mía ni de tu madre, hicimos lo que pudimos con un niño tan obstinado y rabioso como tú — Imogen volvió a tomar la taza, examinándola como si no hubiera algo más interesante que romperle el corazón a su sobrino —. Nadie te puede obligar a ir a la iglesia, leer la biblia y demás, es tu decisión si quieres salvarte o perderte, si quieres ir al cielo o quedarte aquí en la tierra — de repente se sentó erguida en la silla, como un conferencista o un dictador frente a la multitud —. El apóstol Pablo vivía feliz en todo momento, así lo golpearan, echarán al agua o lo que sea estaba contento como cristianos debemos ser así, siempre alegres, pero bueno, ¿Qué vamos a hacer? Tal vez si tuvieras otro hermano, otro varón, así no serías tan caprichoso — se levanto, haciendo tronar sus desgastadas rodillas, a Imogen le gustaba decir que sus huesos tronaban porque pasaba mucho tiempo de rodillas orando —. Yo te digo en este momento que tú tomas la decisión, si sigues siendo un muchacho rencoroso y lleno de rabia te irás de la iglesia, te lo aseguro, te irás de la iglesia y te vas a quedar en la tierra en vez de ir al cielo, lo he visto, Aidan, he visto como las personas llenas de rabia se van de la iglesia — cruzo sus manos a la altura de su pecho y miro al techo como si estuviera elevando una plegaria — ¡Oh, Dios! ¡En tus manos coloco a Aidan! Ayúdalo a dejar de ser rabioso y que acepte tu voluntad, que acepte que ninguna iglesia es perfecta y él se debe adaptar! — en ese momento la actitud de su tía le pareció más extraña de lo normal, pero entonces se dio cuenta que su madre estaba justo detrás.

En esa ocasión Evangeline se había limitado a llevarlo a dormir, supuso que le era más sencillo fingir que Imogen no dijo tales cosas que lidiar con un niño de 13 años al borde del colapso, pero ahora que pronto cumpliría los quince parecía más dispuesta a hablar con él y eso le disgustaba.

— Hijo, debo admitir que estoy algo decepcionada — comento Evangeline, sentada de piernas cruzadas frente a él —, siempre fuiste un niño contento, que jugaba a ser pastor, se creía Moisés cada vez que conseguía una rama y se la pasaba imitando a David con la honda de juguete que te dimos — <<Eso fue hasta que me entere que David era un degenerado>> quiso decirlo, pero se limito a mirar sus manos, ¿Desde cuando sus dedos eran tan cortos? ¿Y desde cuando eran tan delgados? Podía ver casi perfectamente las formas de sus huesos de las manos —, pero desde que llegamos a Filadelfia pareces triste, casi enojado, te noto bastante antipático últimamente — <<Disculpame por no querer sentarme dos horas sobre la misma parte del cuerpo que fue mancillada hasta el cansancio>> —. Pensé que era idea mía, pero Alma comento lo mal que te veías, incluso el día de la obra de teatro: con el ceño siempre fruncido, parecías a punto de golpear a alguien con el cayado.

— Lo sé — Aidan siguió mirando sus manos, no estaban tan delgadas como cuando llego, pero si parecían fideos retorcidos debajo de una capa traslucida de piel —. Es que no me gusta Filadelfia — admitió por fin—, me contaste tantas historias bonitas de esta iglesia, pero cuando llegue nada fue así.

— ¿Te trataron mal? — Aidan negó.

— No, pero todos prestaban la atención a mi tío, lo saludaban a él, no a mí y un sábado mi tío me dijo que fuera solo a la iglesia porque tenía una emergencia y no fue nada bonito, incluso intente integrarme, me ofrecí para hacer una serie de juegos para el grupo pero ninguno quiso hacerlo, aunque me esforcé mucho — para ese entonces llevaba unos meses asistiendo a esa iglesia, pero era tan grande que le resulto sencillo perderse, pidió indicaciones pero termino yendo a un lugar totalmente diferente y se perdió la clase de juvenil, resignado se sentó a escuchar el sermón pero tuvo ganas de ir al baño, dejo su Biblia como indicativo de que el puesto estaba ocupado, pero al volver alguien más estaba sentado ahí y su Biblia colocada descuidadamente en el suelo, no tuvo valor para luchar por el asiento, en su lugar busco otro, pero de igual forma le fue arrebatado a penas tuvo que levantarse porque le dolía la cadera de estar tanto tiempo sentado, al final escucho el sermón parado al lado de las puertas de la iglesia, con la lluvia mojándolo porque no había espacio para él. La clase juvenil no era mejor, más que nada eran debates y cuando intentaba participar dando su opinión de la lección era ignorado o directamente hablaban al mismo tiempo que él, haciéndolo callar. El juego por su parte fue algo que hizo en un intento se integrarse, uso bombas, papeles de colores y un montón de cosas lindas que encontró, incluso preparo una receta de galletas y postres que le había enseñado su padre, no le quedo tan delicioso como le quedarían a Owen pero eran comestibles, ¿Y para qué? Para recibir un regaño por hacer un juego "Inapropiado" para la iglesia, solo porque debían correr un poco y para colmo ni siquiera estaban en la iglesia, sino en un cuarto a las afueras de la iglesia —. Filadelfia no es lo que imagine y no quiero volver.

— Ady — empezó Evangline —, ninguna iglesia es perfecta, debes recordar que las iglesias más que nada son un hospital para personas cuyas almas abatidas buscan a Dios, somos pecadores y no por eso debes abandonarla.

— Pero no me gusta — insistió. Cuando era pequeño cada vez que llegaba una visita a la iglesia los diáconos lo recibían con bombos y platillos, el pastor y su familia lo invitaban a almorzar, lo saludaban en plataforma y toda la congregación le daba una cálida bienvenida, ahora no le sorprendería que el pastor lo mandara a comer mierda por mirarlo mal.

— Con esa actitud nada va a cambiar — Evangeline tomó aire, haciendo los ejercicios que Hodge le había recomendado para mantener a raya sus ataques de rabia —. Tu te haces el ambiente, Aidan, tu elijes si estas triste o contento, en tus manos esta el convertir esa iglesia en algo bueno o no — el chico miro a su madre con sorpresa.

— Entonces, ¿me estás diciendo que siga yendo a un lugar donde no estoy feliz ni cómodo solo porque es lo correcto? — ella asintió.

— Sí, ahora cantemos algo para alabar a Dios, ya es sábado, recuerda que los días van de puesta de sol a puesta de sol — Aidan jugueteó nerviosamente con las pulseras en sus muñecas.

— No tengo ganas de cantar — dijo en voz baja.

— Sentémonos aquí para cantarle a Dios — Evangeline ignoro sus palabras, buscando alguna canción mientras dejaba caer su cuerpo en el inmaculado sofá blanco de su tío que seguramente solo era de exhibición.

— Pero mamá, te dije que no quiero...

— Cantar te hará sentirte mejor — insistió la mujer —, eso hacen los buenos hijos de Dios.

Evangeline miró de reojo a su hijo y subió el volumen al máximo de su celular para que así se escuchará lo más fuerte posible, de la misma manera entonó el himno de la manera más alta posible, alzando el cuello y cantando cada palabra con los ojos fijos en su destrozado hijo que solo la miraba mientras contenía las lágrimas entonando tímidamente la canción.

¿Por qué solo hablas de la iglesia? ¿Por qué? ¿No vez qué me estoy desmoronando? ¿Acaso es más importante la iglesia que yo? Parece que sí, desearía ser una iglesia, tal vez así me prestes atención a mí. Solo espero que cuando muera no lleven mi cuerpo a una iglesia, comienzo a odiarlas, increíble que aunque me veas llorar hasta no poder respirar solo pienses en eso, en la iglesia e ir al cielo. Lo detesto. Te detesto. Las detesto. 

Poco después Evangeline lo dejo para ir a revisar algunas cosas para su "fiesta" de cumpleaños y Aidan bajo a cenar cabizbajo, de inmediato su tío y Dan lo interrogaron al notar su rostro de tristeza, tuvo que esforzarse en no llorar porque sabía que si lo hacía su tío era capaz de desnudarlo junto con Dan solo para revisar que no se hubiera echo daño. 

— Quizás debí esforzarme más, tal vez solo estoy muy sentimental — el chico pico con su tenedor los tres trozos de brócoli en su plato, junto a un ligero trozo de queso y un batido de proteínas, no podía comer bien del todo, pero al menos ya podía digerir pequeñas porciones.

— Es normal sentirse así, Ady, pasaste mucho tiempo planeando el juego — el doctor Stilinski se sintió mal por Aidan, lo había visto planear el juego durante una semana, parecía por fin emocionado por algo y lejano del dolor que parecía haberlo consumido —, perdona por no haber estado contigo, te ayudaré a buscar una nueva iglesia a la cual asistir.

— Yo quería ser parte de ellos, quería ser uno más del grupo juvenil Real Fe — se lamento Aidan —, pero al parecer no podré.

— Hay otros grupos juveniles a los cuales asistir.

— No quiero empezar de nuevo en otra iglesia — no quería volver a llenarse de esperanzas solo para recibir más y más rechazo.

— Tarde — respondió Dan llegando con su teléfono en alto — ¡Y a la próxima avisen que no van a hacer el hijueputa juego para que nadie coma mierda intentando hacerlo solo para perder plata y tiempo! ¡Malparidos! — gritó al moreno al teléfono antes de colgar —. Nadie hace llorar a mi cabrita y sale ileso.

— ¿Acabas...acabas de llamar a los chicos del grupo juvenil?

— Sí y los mandé bien a la mierda donde merecen estar — el moreno lo envolvió en un cariñoso abrazo —. Ya no llores cabrita tontita, buscamos otra iglesia y listo — tampoco era como si pensará en volver tras semejante desplante. 

— ¿Y si no me gusta la nueva iglesia?

— Pues vamos a otra, Aidan, iglesias es lo que hay — el doctor Stilinski se unió al abrazo —, solo vamos a dejar de buscar cuando ya te sientas a gusto en una iglesia.

— Pero mi madre dijo que debo seguir asistiendo, incluso si no quiero — musitó con la voz ligeramente quebrada.

— ¿Tu madre dijo eso? — el rostro del doctor Stilinski se volvió sombrío — Hablaré con ella — había algo tan peculiar en los abrazos de una persona como el doctor Stilinski, alguien no propenso a dar muestras físicas de cariño y eso era que al dar un abrazo, Aidan sabía que realmente quería dárselo, realmente quería sentirlo en sus brazos y no porque fuera su deber, no como con sus padres y sorprendentemente se sentía seguro en los brazos de su tío —. Aidan, debes recordar algo — el aliento cálido del hombre golpeo sus mejillas, era increíble que incluso su aliento fuera reconfortante —, la salvación es individual, no dejes que un grupo de personas o un lugar destruyan tu fé, si no te sientes bien en una iglesia, busca otra y otra hasta que finalmente encuentres una donde sientas que Dios esta ahí — su abrazo se volvió más fuerte —. Hasta que sientas que Dios te llevo a ese lugar.

Aidan se acurruco en los cálidos brazos de su tío y de su mejor amigo. Deseaba poder quedarse así toda la vida.

— Gracias.

Feliz año nuevo para todos, espero que este año que viene sea uno lleno de bendiciones. Y para todos aquellos que se sientes tristes en la iglesia, váyanse, busquen otra, busquen un lugar donde sientan a Dios, un lugar donde sean felices y los haga sentirse queridos. Busquen un lugar que los acerque más a Dios.

¡Feliz año nuevo y que sean llenos de bendiciones!

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