4. Visita.

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Aidan tomo un baso de agua en un intento de que el doctor Stilinski dejará de molestarlo para que comiera algo, el pobre joven intentaba lucir tranquilo, pero sus pensamientos siempre llegaban directamente a Valerio, ¿Cómo estaría el? ¿Estaba bien? ¿Siquiera seguía con vida? Esas y otras preguntas más le carcomía la mente. Se sentía tan estúpido, ¿Cómo pudo dejarlo? Aunque siendo realistas Aidan no habría servido mucho de ayuda, uno solo de esos hombres logró someterlo con facilidad, sinceramente el chico no quería ni imaginarse que habían hecho los cinco hombres con él.

— ¿Te sientes bien? Te veo muy pálido — el doctor Stilinski acarició la mejilla de Aidan, para en un movimiento nada discreto de medir su temperatura, luego, con mucha menos discreción puso su mano en la frente del chico.

— Sí — Aidan observo el cielo nublado y como las gotas de lluvia se deslizaban por el cristal de las ventanas —. Me siento bien.

Aidan intentó sonreír, pero en vez de eso la máxima expresión que obtuvo fue una mueca, Aidan no entendía el porqué sus músculos faciales no le dejaban hacer algo tan simple como sonreír, se llevó los dedos a su mejilla, cerca de sus labios e intentó nuevamente sonreír, pero no pudo, simplemente no pudo.                                                                                                                       
El doctor intentó acercarse a él, pero Aidan rápidamente volvió a mirar hacia la ventana, ¿Por qué todo estaba tan nublado? Creía que al ser una ciudad costera el sol brillaba todos los días, pero desde que llegó allí el sol no se había dignado a salir ni una sola vez.

— ¿Crees que alguna vez el sol volverá a salir? 

El doctor Stilinski se acercó más a Aidan, mirando por la ventana, el hombre tomó la mano de Aidan y la acarició, un acto bonito aunque en realidad lo quería mantener apartado de los cuchillos.

— Llegamos en mala época, eso es todo, unos meses más y el sol saldrá.

Aidan apartó su mano rápidamente y lo observó con horror, con sus ojos muy abiertos.

— ¿Meses? Creí...creí que solo seria unas semanas, yo...mi familia — Aidan empezó a sentir que el aire le faltaba, sus ojos ardían en lágrimas, él odiaba estar así, odiaba sentirse así, entonces, ¿Por qué ahora eso era lo único que sentía? Quizás solo sentía lo que debía sentir, después de todo los humanos no sienten lo que quieren, sino lo que deben, están programados de esa manera desde que nacen, luego, la sociedad los moldea para saber como sentirse en cada situación. Entonces...tras la muerte de un familiar, familiar al que se ama con toda el alma y una violación, que no recuerda, ¿Aidan debía sentirse así? —... mí familia va a extrañarme mucho...demasiado — Aidan se golpeó la cabeza con las palmas de las manos abiertas, negando. El doctor Stilinski rápidamente abrazó a Aidan, evitando que siguiera lastimando su cabeza, lo envolvió en sus brazos, sujetando firmemente los brazos de Aidan en su pecho, luego, colocando su mano debajo de la cabeza de Aidan para evitar que se golpeara, lo depósito en el suelo. Aidan seguía llorando —. No quiero sentirme así...por favor, doctor, haga algo...— el psicólogo suspiro, observando con tristeza a Aidan, él mismo lo vio crecer, ¿Dónde estaba la vitalidad de este hermoso joven? ¿Cuándo sus ojos azules se quedaron sin vida? Esos ojos que solían asombrarse hasta con lo más pequeño ahora solo tenían grabada la tristeza en ellos. 

Aidan estaba cansado.

Muy cansado. Todo pasó tan rápido, tan simultáneamente, que...estaba agotado, era como si acabara de ser atropellado por un auto y a los pocos segundos fuera atropellado por un tren, estaba agotado y destrozado, Aidan solo quería cerrar sus ojos, descansar, no mirar atrás, quizás simplemente no ver ni pensar, porque ¿Cómo podría vivir sabiendo lo que pasó? Sabiendo que su hermana murió de una forma brutal, sabiendo que lo violaron frente a su madre y hermanas, sabiendo que el responsable seguía suelto...sabiendo que alguna vez amo y admiro a su violador.

— No quiero sentir, doctor, por favor...— suplico Aidan en el suelo, el doctor sujeto las manos de Aidan, tratando de calmarlo —, no quiero sentir dolor, por favor, haga que pare...

— Aidan, lo siento, pero el dolor jamás desaparecerá, siempre estará allí, con el tiempo será menor, incluso soportable, pero siempre estará allí, mi trabajo es...que aprendas a vivir con el — el hombre apartó el cabello negro del rostro del chico, estaba pegado a sus pálidas mejillas debido a las lágrimas, eso era algo normal, verlo llorar, era increíble como un chico que solo sabía sonreír ahora era incapaz de dejar de llorar —. Te prometo que te ayudare a sentir algo más, algo más que el dolor. Ya verás que en un tiempo...

— No — Aidan se mordió el labio, estaba tan cansado, demasiado, quería descansar, no quería pensar, no quería sentir —. No quiero sentir, doctor, por favor, no quiero, no quiero, por favor.

El doctor Stilinski abrazo a Aidan, dejando que el destrozado chico gritara con todas sus fuerzas, que gritara por todo lo que sentía, por la hermana y amiga que le arrebataron, por su inocencia robada, por su familia destruida, Por todo. Aidan grito por todo, por el torbellino de emociones que lo hizo desear empujar al doctor Stilinski a un lado, correr directamente hacia el cajón de los cubiertos, tomar un cuchillo y cortarse el cuello. Y asi lo hizo, Aidan, en los brazos del doctor, decidió hacer lo que su mente lo ordenaba. Empujó al hombre a un lado, rápidamente se levantó del suelo, el doctor intentó sujetarlo de los tobillos al darse cuenta de la intención de Aidan, pero cuando lo hizo, Aidan ya había tomado un pequeño cuchillo del cajón de los cubiertos y dando un giro sobre sus propios pies quedó frente al doctor, que lo observaba con sus ojos muy abiertos, tal y como su madre lo vio apenas despertó en el hospital. No creían lo que veían, no querían creerlo, en realidad. Aidan respiro hondo cuando se llevó el cuchillo al cuello. Era un cubierto, no era letal, pero sí podía causar mucho daño, muchísimo.

El doctor Stilinski se detuvo en seco, extendiendo sus brazos, rogando para que Aidan soltara el cuchillo y corriera a ellos. El doctor oraba para que Aidan soltara el cuchillo y llorara en sus brazos. El hombre se mordió la lengua de la impresión. 

Porque no era la primera vez que pasaba eso.

No era la primera vez que Aidan intentaba quitarse la vida.

Recordaba los gritos de Owen a las cuatro de la madrugada, al principio no entendió el porqué de sus gritos, pero cuando lo hizo las palabras de Owen le helaron la sangre. Al llegar estaba la policía y varios paramédicos en la casa. Aidan era sujetado por su madre, en una posición que los militares usan para someter a una persona, Aidan gritaba en el suelo, en un charco de su propia sangre, Evangeline también gritaba, pero el doctor Stilinski no entendía nada, a lo lejos vio a Haza alejarse con Ada en brazos.

Aidan se había cortado las venas.

Aunque, el término, "Cortar las venas" era demasiado sutil para lo que Aidan se hizo, literalmente se apuñaló ambas muñecas, tuvieron que mantenerlo sedado una semana.

Y ahora todo se repetía.

— Por favor, Aidan...— suplico el doctor Stilinski acercándose al chico, Aidan presiono la punta del cuchillo contra su cuello —, suéltalo Aidan, esta no es la solución y lo sabes, Evangeline y Owen están devastados — al ver la negativa del chico el doctor Stilinski hizo algo de lo que rápidamente se arrepentirá — ¡TÚ MUERTE LOS DESTRUIRÁ! — grito, haciendo a Aidan retroceder asustado —. Me destruirá...a mí también me destruirá. 

Aidan pareció dudar un momento, momento que el doctor intentó aprovechar para acercarse a él, pero Aidan rápidamente recuperó su posición de alerta, con el cuchillo en su cuello.

— Pero...no quiero sentir...

— Eso lo sé. Por eso estoy aquí, te ayudare a dejar de sentirte así, confía en mí.

Pero, la concentración de Aidan desapareció, al igual que su determinación de acabar con su vida, cuando un auto rojo apareció justo frente a la ventana de la cocina, deteniéndose al lado de la casa. Aidan dejó caer el cuchillo y miró por la ventana esperanzado.

— ¿Tía Alma?

Al darse cuenta de que si era el auto de su tía, rápidamente salió corriendo de la cocina, llegando hasta la puerta. Por otra parte el doctor Stilinski hizo una rápida nota mental de ocultar bajo llave cualquier objeto filoso o con el cual Aidan podría acabar con su vida, porque para el doctor Stilinski la vida de Aidan era demasiado preciosa, quizás más que la suya propia.

— ¡Tía Alma! — gritó Aidan, lanzándose a los brazos de la mujer.

Alma lo envolvió en sus brazos, besando la cabellera negra del muchacho, Aidan lloro un poco en el pecho de la mujer.  Alma era todo lo bueno que había en el mundo, al menos asi lo era para Aidan. El mismo la consideraba la mujer más hermosa sobre toda la tierra, después de su madre y hermanas, claro. Alma era dulce, caritativa, encantadora, inteligente, hermosa y todas las otras palabras para describir la buena virtud que existen en el diccionario, eso y más era Alma, la tía divertida, su tía favorita.

— Cariño — susurró ella con sus labios contra la frente de Aidan —. Jamás te dejaré, nunca, nunca, nunca lo haré — Aidan suspiro tranquilo, como había anhelado un alma amiga todos esos días y Dios respondía sus oraciones mandándole a su tía Alma, el chico dejo escapar un sollozo de alivio separándose de ella, que al igual que todos era más alto que él —. Cariño, ¿Cómo te sientes? — Aidan alzó los hombros en un claro gesto que indicaba que ni él mismo lo sabía. 

Alma asintió decepcionada. El doctor Stilinski también salió de la casa.

— Alma — Stilinski intento mantener la compostura pero era claro que la presencia de Alma era sumamente indeseable — ¿Qué hace aquí?

—  ¿Por qué tan frío, doctor? ¿No está feliz de verme aquí? — el doctor Stilinski negó —. Veo que está de muy mal humor, pero no se preocupe — Alma envolvió en un enorme abrazo de oso a Aidan — ya estoy aquí para ayudarlo a cuidar a este niño tan lindo — pero el doctor Stilinski siguió claramente infeliz por la visita sorpresa —. No se preocupe, no pienso interferir en su terapia, al contrario — Alma sacó un libro de su bolso en su auto, "Psicología para tontos" decía en la portada — me he estado preparando para serle de ayuda — respondió acariciando las mejillas de Aidan —. Y tú jovencito guapo — Alma tomo a Aidan de la mano y lo llevó a su auto — estás muy delgado, pero tienes suerte que tu tía favorita este aquí — la mujer abrió la guantera, revelando un paquete de dulces de leche — porque yo soy tu tía favorita ¿verdad? ¿O prefieres a Imogen? — Aidan negó profusamente metiéndose a la boca uno de esos dulces que le ofrecía su tía —. ¡Lo sabía! De todas formas a Imogen no la quieren ni sus hijas, hija, en realidad —  se corrigió Alma apenada — , la única que le queda. Pero como sea, llego yo y nunca más te dejaré, mi niño precioso.

El doctor Stilinski observó toda la conversación en silencio, Aidan, que hacía segundos tenía un cuchillo en el cuello dispuesto a quitarse la vida, ahora brillaba ante la mirada de Alma. Cada gesto, cada movimiento por parte de Aidan para Stilinski era la gloria. Y al parecer también para Alma cuyos ojos marrones no dejaban de seguir al dulce chico.

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