V E I N T E

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

JiMin miró con asombro como las luces de la ciudad iluminaban a lo lejos mientras asomaba su cabeza por la puerta abierta del auto. El viento chocaba suavemente contra su cara, era frío y no le sorprendió teniendo en cuenta las fechas en las que estaban, así mismo, él no estaba muy seguro de sí un traje serviría para el clima, pero YoonGi salió como si nada del vehículo, por lo que decidió que sería bueno seguirlo también y dejar de lado el poco frío que estaba haciendo.

El pequeño lugar era algo así como un mirador, había cuatro lugares más para aparcar los vehículos que se antojaran de mirar la ciudad desde ahí y JiMin se imaginó a muchos adolescentes hormonados simplemente buscando un lugar para besarse, por muy de película que sonara eso.

—Es lindo... —fue lo único que dijo mientras se acercaba a la baranda de metal que lo separaba de una gran caída y miró hacia abajo un segundo, viendo los árboles y plantas que decoraban el acantilado.

—Es la primera vez que vengo —comenzó mientras se colocaba a su lado, pero de espaldas a la caída, apoyando su espalda y sus brazos sobre el barandal—, NamJoon simplemente me mencionó de su existencia y supuse que sería buena idea hablar en un lugar neutro —explicó relajado.

JiMin asintió de acuerdo y se sintió más aliviado al ver la expresión del otro. Con eso demostraba que estaba relajado y lo hizo sentir un poco mejor porque no estaba emocionado de hablar con el hombre si este sólo lo miraba en silencio con una mirada de muerte (y sí, se lo merecía, pero agradecía que no fuese el caso).

—¿Cómo has estado? —no esperó esa pregunta, quizás esperaba que el otro lo hiciera hablar de una vez. YoonGi se dio cuenta de su expresión literalmente sorprendida y se encogió a de hombros—. Ha pasado un tiempo que no hablamos con calma —explicó.

—Si lo ha sido... —suspiró—. Honestamente me he sentido horrible, todo lo que ha pasado desde entonces ha sido un desastre y no entiendo cómo no me ha dado un ataque de ansiedad —trato de no pensar mucho en eso, negando con la cabeza—. ¿Y tú?

—No puedo decir que he estado mejor —le dijo cortamente, JiMin entendió y asintió—. ¿Por qué estabas en el restaurante? —preguntó internamente ansioso por saber la respuesta.

JiMin dudo un segundo y miró sus manos sobre el barandal.

—Estaba con mis padres porque ellos... uh... Creo que es una larga historia —frunció sus labios—. No estoy seguro de por dónde comenzar, pero creo que mínimo debo ponerte en contexto —lo miro casi pidiendo disculpas, pero YoonGi era todo oídos.

—Bien... comienza cuando quieras —le dijo tranquilamente, el calor de todas las discusiones anteriores habían desaparecido y ahora sólo eran ellos dos queriendo arreglar un problema o bien, viendo si era posible arreglarlo—. Sin presiones, sólo... déjalo salir y veremos qué resulta.

—Gracias —lo miró un segundo, una pequeña sonrisa dedicada a él antes de volver a mirar hacia la ciudad y suspirar—. Bueno... Bien, uh... mis padres son las personas más exigentes y tercas que he conocido nunca, y han sido así desde que era un niño, nunca había algo lo suficientemente bueno para ellos y por mucho que lo intentara, jamás dijeron ni una sola vez que estaban orgullosos de mí —comenzó tranquilamente, apretando sus labios en una línea mientras procesaba lo que acababa de decir—. Creo que sonó un poco más horrible de lo que es, pero es eso, en esencia —se encogió de hombros, tratando de no tomarle más importancia al asunto.

—Si es un poco deprimente —YoonGi estuvo de acuerdo—, pero no te preocupes, mis padres nunca estuvieron felices con mis decisiones de vida tampoco —explicó, esperando ser un consuelo.

—Claro, pero al menos puedes restregarles en la cara lo exitoso que eres —le sonrió con pena y en ese instante pareció recordar algo importante, avergonzandose un poco por eso, cosa que YoonGi notó porque JiMin había bajado ligeramente la mirada con incomodidad.

—¿Qué ocurre? —enarcó una ceja.

JiMin suspiró.

—Esta parte de la historia no me gusta, pero es importante, así que debería ser honesto y confesar que te mentí —pasó saliva sin poder mirar a YoonGi por ahora—; ChanYeol no es alguien con quien me acosté sólo un par de veces —lo miró de reojo, YoonGi zumbó en entendimiento.

—Supongo que podré soportar su existencia un poco más mientras terminas de contarme —suspiró.

JiMin sintió, pensando por dónde comenzar.

—Bien... él y yo realmente éramos amigos desde los diez, hacíamos todo juntos y él iba a mi casa todo el tiempo —explicó, el otro estaba un poco sorprendido por eso, pero no dijo nada—. Mis padres lo adoraban, el idiota tenía un plan de vida a los once años y se obsesionaba con sacar las mejores calificaciones.

—Era un jodido obsesivo —apretó sus labios en una fina línea.

—Lo es —aclaró y soltó aire—. Pues, su plan era ser un gran doctor, mis padres obviamente estaban encantados y me comparaban con él. Me repetían una y otra vez que debería estar interesado en la medicina y no paraban de presionarme al respecto —ahora apoyó su codo sobre el barandal y su mejilla sobre su mano, recordando todas las discusiones sobre su futuro que tuvo que soportar—. Los padres de ChanYeol son unos idiotas millonarios sin ningún interés más que darle a su hijo todo lo que quiera, como nunca recibía atención en casa prefería estar en la mía, así que fue inevitable que él y mis padres se hicieran cercanos.

—Que idiota —murmuró YoonGi casi como si no quisiera interrumpir al menor, este sonrió un poco por el comentario porque estaba completamente de acuerdo.

—La cosa empeoró cuando tenía quince y me sacaron de las clases de baile porque "estaba perdiendo mi tiempo" —hizo comillas, el hombre a su lado lo miró atento a la nueva información y recordó la foto que JiMin tenía con su profesor de danza—. Siempre me repetían una y otra vez que fuera como ChanYeol, que estudiara medicina con él, me presionaban con las calificaciones y yo era un asco en la escuela —bufó—. Al mismo tiempo, él había salido del closet y mis padres no reaccionaron mal, así que aproveché y decidí hacerlo igualmente... ¿sabes lo primero que me dijeron? —miró a YoonGi, este tenía sus ojos fijos en él, una expresión indescifrable en su rostro—. "Channie y tú harán una pareja de doctores perfecta".

Ahora la expresión de YoonGi se torció, frunciendo sus labios y sus cejas, incrédulo al respecto. Así mismo, había enojo en sus ojos. JiMin sabía que le molestaba tanto el tema como a él y se sentía bien sentir que alguien entendía el sentimiento ya que el número de personas que sabían esa historia podían ser contadas con un solo dedo.

—Pero bueno... yo lo tomé bien, pensé "oh... Bueno, ChanYeol es lindo de todas maneras" —se encogió un poco de hombro, pensando en qué parte de la historia diría a continuación—. Un día descubrí que yo le gustaba jodidamente demasiado y me dije: "¿por qué no?" —viró los ojos—. Mis padres estaban felices y ya no me presionaban tanto, supongo que pensaban que ChanYeol se encargaría de hacerme entrar en razón o algo por el estilo.

JiMin se quedó en silencio un segundo, pensando en qué otra parte de la historia era importante recalcar y recibiendo muchos recuerdos amargos que se había encargado de guardar fuertemente en el cofre más alejado de su mente, esperando que con el tiempo desaparecieran para que dejaran de atormentarlo.

—No te mentí con mi virginidad —continuó—, la perdí a los dieciocho, recién cumplidos por cierto, y con ChanYeol... —frunció un poco su nariz—... fue horrible.

—Las primeras veces siempre son horribles —trató de consolarlo un poco.

—Sí, me imagino que sí, pero él era tan brusco y yo tan inexperto... no lo sé, el cuerpo me dolió mucho después y no quise hacerlo de nuevo, pero él era tan jodidamente insistente —negó con la cabeza, espantando los recuerdos de un joven y aterrado JiMin quien fue obligado a tener sexo—. El punto es que me harté, pero no lo terminé porque no sabía cómo deshacerme de él sin que los demás pensaran que yo era el malo... —hizo una mueca con los labios—. Hasta que lo encontré besándose con un chico en el parque de diversiones.

—No me jodas —YoonGi no pudo evitar gruñir por la frustración.

—Esa vez sí lo terminé —se mordió el interior de la mejilla—, pero el idiota todavía insiste hasta el día de hoy y, ¿sabes lo peor? Mis padres nunca me creyeron, así que igualmente quedé como el malo —ahora YoonGi no sabía qué cara poner más que una que estaba entre la indignación y enojo—. Para no hacer larga la historia, mi casa se volvió un infierno, tuve una especie de crisis por la presión de mis padres, me harté, me acosté con muchas personas en fiestas porque no tenía ni tengo idea de lo que es el amor propio y tomé un tren a los diecinueve años que me trajo hasta aquí —concluyó, apretando sus labios en una sonrisa torcida mientras se debatía entre mirar o no a Min.

—Entonces conociste a SeokJin, fuiste su niñero por... ¿cuatro años? —JiMin asintió—. Y hace un año estás estudiando pediatría —supuso lo que ocurría luego, su expresión ahora era un poco confusa ya que seguro se estaba preguntando por qué escogió esa carrera después de tantas cosas malas y JiMin lo supuso, así que abrió la boca para continuar.

—Una navidad me di cuenta de que estaba jodidamente solo —lo miró con ojos tristes—, me di cuenta de que Seúl es muy frío, que no tenía ni siquiera una mascota que pasara conmigo las fiestas y extrañé como no tienes idea aquellos días en donde era un mocoso que no tenía presiones en la vida, no tantas al menos... ellos podían ser horribles a veces, pero había momentos en los que de verdad actuabamos como una familia y yo... —dejó de mirar a YoonGi para concentrarse en la ciudad de nuevo, una mirada melancólica en su rostro—. Yo quería recuperar algo de eso, pensé que si los hacía felices estudiando algo que les gustara ellos regresarían y las cosas serían diferentes...

—Supongo que lograste que ellos volvieran a aparecer —JiMin asintió.

—Ni siquiera me llamaron a mi... pero... aparecieron y ChanYeol llegó con esas estúpidas flores... —YoonGi recordó ese día, entiendo un poco mejor lo sucedido—. Fue una jodida mala suerte, lo siento tanto... —le dijo con dolor.

—Está bien —le sonrió suavemente, acercándose un poco más a él más por la necesidad de tenerlo cerca que por cualquier otra cosa.

JiMin lo miró con ojos brillantes y una expresión de dolor.

—Antes de que llegaran a Seúl ellos insistieron en que los fuera a buscar con ChanYeol —explicó un poco desesperado—, y esa maldita foto es de cuando fuimos a dejarlos en el hotel —ahora sus ojos estaban ligeramente rojos por el inminente llanto, la punta de su nariz igual—. Yo... yo no tenía ni idea de qué estaba tramando... él me sostuvo porque estuve a punto de darle un puñetazo, el idiota trató de besarme entonces yo...

—Está bien, JiMin —le dedicó una pequeña sonrisa, mirándolo con ojos tranquilizadores. JiMin suspiró temblorosamente, devolviéndole la mirada mientras trataba de tranquilizar a su acelerado corazón y sus nervios—. JiMin, sólo necesito saber dónde entro yo en toda esta historia —su expresión calmada seguía ahí a la par que un sentimiento de curiosidad, sus manos sostenían los hombros de JiMin suavemente y el menor se sintió tan derrotado.

—Tú... —ahora se sentía demasiado nervioso—. Es decir, mis padres siempre me decían que era un vago y ChanYeol no paraba de repetirme que nadie me querría aparte de él... —sus ojos picaban cada vez más y sentía su vista volverse borrosa—. Todas mis parejas después de él fueron... un asco, todas esas relaciones eran para revolcones, todas terminaban mal si habían... sentimientos involucrados y tú... tú eres un hombre adulto con un trabajo estable, alguien que no está... para titubeos ni mierdas como estas —tomó aire, ahora había un nudo formándose rápidamente en su garganta y quería decir todo lo que pudiera antes de que le fuera imposible hablar—. Mi vida es un desastre ahora mismo y entré en pánico cuando dijiste que me querías porque... porque pensé que no me merecía algo como eso y... y cuando te fuiste pensé "esto es bueno, esto es bueno porque soy un asco" pero yo... yo no podía... no podía dejar de llorar porque te extrañaba tanto y...

JiMin se calló cuando sintió el cuerpo de YoonGi pegado al suyo, sus brazos rodeándolo con cariño mientras lo apretaba en un dulce abrazo. Sus ojos se desbordaron de lágrimas y rápidamente apretó contra él a YoonGi, su rostro en su hombro mientras trataba de contener sus fuertes sollozos.

—No eres un asco —le dijo suavemente, acariciando su espalda y los ojos de JiMin volvieron a llenarse de lágrimas mientras se aferraba más a la ropa de YoonGi—. Estás aquí, hablando de todo esto. Quieres arreglarlo y eso es suficiente para mi, es suficiente para saber que te importa —JiMin sollozó—. Está bien... tranquilo...

—Lo siento... tanto... —murmuró con dolor, la culpa arremetiendo contra él como una fuerte ola.

—Yo también lo siento... —le decía con calma—. Debí dejarte hablar mucho antes, debí buscarte —acarició su espalda.

—No, estabas enojado... tenías todo el derecho sólo... yo debí tener más en claro lo que q-quería —le decía entrecortado, su voz rompiéndose por los ligeros hipidos.

YoonGi se mantuvo un par de segundos en silencio antes de preguntar:

—¿Qué es lo que quieres, JiMin?

JiMin pasó saliva y trató de apaciguar el llanto, separándose lo suficiente para mirar al otro a los ojos. YoonGi se veía desolado, parecía querer llorar igualmente y eso rompió un poco más su corazón.

—Quiero... quiero hacerlo bien —dijo con toda la calma que podía lograr tener después de haber llorado—, quiero ser merecedor de alguien como tú —ahora se sentía demasiado tímido, pero trató en lo posible de mantener sus ojos en los de YoonGi mientras decía lo que su corazón realmente quería—. Te quiero a ti, YoonGi.

La sonrisa que el hombre le dedicó fue la más hermosa que había visto nunca y rápidamente, fue sorprendido por un abrazo mucho más fuerte que lo hizo sonreír enormemente mientras sus ojos volvían a llenarse de lágrimas, ahora de dicha. El hombre lo apretaba con cariño, acurrucándose en la zona entre su rostro y su cuello, sonriendo a más no poder.

—Dilo de nuevo —dijo YoonGi de repente, su voz tan baja como un susurro.

—Te quiero —susurró de vuelta.

—De nuevo, por favor —pidió, sonando feliz y encantado, quizás un poco desesperado.

—Te quiero, te quiero, te quie... —una risa escapó de sus labios cuando fue tomado por la cintura y levantado en el aire, YoonGi lo abrazaba con fuerza y giró con él, eufórico y feliz por escuchar esas palabras salir de sus labios.

—Yo también te quiero —susurró con una sonrisa, mirando a JiMin con ojos de enamorado. El menor se rió avergonzado y levantó su mano para posarla suave sobre la mejilla del hombre—. Te quiero como no tiene idea... —se inclinó al tacto, besando la palma de su mano.

—YoonGi... —lo miró con ojos brillantes, había una sonrisa llena de amor en su rostro mientras el hombre se inclinaba sobre él para besar su frente.

—Esta vez iremos más lento, ¿sí? ¿Quieres intentarlo? —lo miró a los ojos y JiMin apretó sus labios en una sonrisa emocionada, asintiendo—. Bien, iremos muy lento, lo que necesites para no sentirte presionado.

—Tengamos otra primera cita —pidió con timidez, YoonGi estuvo de acuerdo al instante.

—Claro que sí —sonrió—, ¿el fin de semana? Estás libre los domingos, ¿cierto? Sé que en la noche suele ser complicado entonces...

—Mañana estoy libre en la noche —le dijo con seguridad.

—Pero tienes trabajo en el cine —lo miró curioso.

—Me despidieron —se encogió de hombros, YoonGi lo miró con tristeza—. Está bien, odiaba ese lugar. Estaba lleno de idiotas —arrugó su nariz en desagrado y aquello derritió el corazón de Min.

YoonGi le sonrió y se inclinó sobre él, apretando las mejillas de JiMin entre sus manos y juntando ambas frentes suavemente. El menor rió por el gesto y entrelazó sus dedos con los de YoonGi, ambos rozando sus narices en un dulce beso esquimal.

—Lo haremos bien esta vez, ¿sí? —decía con calma, mirándolo a los ojos mientras bajaba sus manos hasta la cintura de JiMin—. Nos diremos todo, si algo nos asusta o nos preocupa vamos a hablar de eso, no importa que tan molesto sea —sentenció y el contrario estuvo de acuerdo—. No soportaría que algo malo vuelva a suceder.

—Yo tampoco podría —le respondió con ojos brillantes, rodeando los hombros de YoonGi en un abrazo que fue rápidamente correspondido.

Se separaron después de unos largos minutos abrazados, mirándose con amor y sonrisas suaves llenas de esperanza. Aún había mucho por hablar, pero la barrera que se había formado entre los dos después de tantos problemas ahora estaba convertida en escombros, por fin eran capaces de avanzar a terrenos desconocidos y esta vez lo harían juntos.

—¿Te llevo a casa? —preguntó, tomando su mano. JiMin entrelazó sus dedos, sonriendo bajo.

—Claro —entonces su sonrisa se torció un poco—. Oh, espera... uh... —se notaba nervioso y eso hizo preocupar un poco a YoonGi—. Mis padres ellos... podrían ir y... ChanYeol... —se tensó—. ¿Quizás un hotel...?

YoonGi negó con la cabeza.

—Vamos a mi casa —JiMin abrió la boca para negarse, pero el hombre se adelantó—, dijimos que iríamos lento, pero podemos comenzar mañana —le sonrió con complicidad—. Además, sería un idiota si te dejara ir allá sabiendo la facilidad con la que pueden llegar hasta tu departamento. Sólo vamos a dormir, ¿bien?

JiMin asintió rápidamente.

—Sólo vamos a dormir —repitió, sonriéndole con amor—. Gracias...

—No hay de qué, ángel —guiñó.

Después del corto viaje en donde tuvieron cortas charlas que rompieron la ligera tensión que aún se mantenía en el aire, JiMin entró primero al departamento mientras el hombre cerraba la puerta detrás de él, tenía un poco de nervios atravesando su estómago debido a todo lo que estaba sucediendo, pero los ignoró porque sabía que nada malo sucedería ahora.

—Lo siento por el desorden —se disculpó mientras recogía un par de prendas que estaban tiradas en el sofá de cuero negro.

JiMin sólo se rió suavemente mientras tomaba una camiseta de pijama llena de muñequitos que reposaba en el bar de la cocina, le pareció adorable y sonrió enternecido preguntándose cómo se vería YoonGi usando eso.

—Esto es lindo —movió la prenda hacia su dirección y el hombre se acercó un poco avergonzado para tomarla.

—No sé cómo llegó ahí —se excusó mientras la metía entre las demás prendas que había recogido—, es de... una colaboración que hicimos hace unos años con una marca y... es bastante tonto, pero ya sabes —explicó cortamente mientras JiMin asentía, una sonrisa en su rostro mientras veía al hombre moverse por la casa.

—¿Acaso te vistes en la cocina? —enarcó una ceja mientras preguntaba, un ligero tono juguetón en su voz.

—No te burles de mí, tu casa tampoco es perfecta —le lanzó una mirada con los ojos entrecerrados y JiMin sólo enarcó una ceja para seguirle el juego.

—Yo no lo niego —le sacó la punta de su lengua.

El hombre viró los ojos con una sonrisa mientras llevaba toda la ropa tirada a su habitación y JiMin simplemente suspiró relajado mientras veía la sala de estar. Estaba exactamente igual a como la recordaba, quizás un par de muebles nuevos y un poco de desorden, pero era lo mismo y una sonrisa no pudo evitar bailar entre sus labios por el recuerdo de su primera vez ahí.

Al ver que YoonGi se tomaba su tiempo en aparecer decidió entonces revisar su celular y lo vio brillar por la llegada de un nuevo mensaje justo después de sacarlo de sus pantalones, un poco tenso lo abrió y suspiró aliviado cuando se dio cuenta de que era de SeokJin; el hombre preguntaba si todo había salido bien y JiMin le respondió con algo corto, diciéndole que luego hablaría con él, pero que las cosas sí habían salido bien. Así mismo, se dio cuenta de que su celular estaba en silencio y de que en su bandeja de entrada habían cientos de llamadas perdidas no sólo de SeokJin, sino de sus padres y de ChanYeol, este último había dejado un sin fín de mensajes que no se molestó en revisar, simplemente apagó el aparato y lo dejó lejos sobre el bar.

No se iba a seguir atormentando.

—Bueno, puedo darte un pijama —le dijo YoonGi mientras salía de su habitación, ahora no llevaba el saco encima y su corbata estaba ligeramente suelta, JiMin trató de ignorar toda el aura atractiva del otro y apretó sus labios mientras asentía—. Puedo dormir en el sofá para no incomodarte.

—¿Qué? No, es tu cama, no puedo sacarte de ella —negó de inmediato—. Yo puedo dormir en el sofá —se puso un poco nervioso cuando YoonGi dio un paso hacia él porque ahora estaba ligeramente acorralado contra el bar de la cocina.

—Escucha, está bien —le dijo con una mirada relajada y dulce que casi lo hacen suspirar—. Lo que menos quiero es que tengas una mala noche.

—Tú también podrías tener una mala noche —respondió preocupado.

—Estaré bien —insistió.

JiMin hizo un pequeño puchero.

—Pero tus huesos dolerán mucho después, ya no estás para estas cosas —dijo sin pensarlo mucho y YoonGi enarcó una ceja mientras fingía estar ofendido.

—¿Disculpa? —JiMin cubrió su boca con sus manos al darse cuenta de lo que había dicho.

—Bueno —trató de no reír—, lo que quería decir...

—No, estoy perfectamente consciente de lo que querías decir —su tono de voz era juguetón pese a que trataba de sonar amenazante, ambos cargando la misma aura de diversión y complicidad en sus miradas—. Me estás llamando anciano.

—¡Claro que no! —pese a que lo intentó, no pudo retener más su risa—. ¡En serio, no dije eso! —negó, inclinándose un poco hacia YoonGi.

—Quizás soy un anciano —se acercó un poco más, colocando sus manos en el bar de la cocina para no darle escapatoria al contrario—, pero al menos no soy un tonto adolescente —JiMin abrió la boca con indignación antes de apretar sus labios para no reír de nuevo y verse menos amenazante.

—¿Acabas de decirme tonto adolescente? —entrecerró los ojos, frunciendo un poco su nariz y sus labios.

—Claro que lo hice —sonrió victorioso.

—Pues tú eres un gruñón y dramático viejito —YoonGi se carcajeó y JiMin sonrió por la reacción, no se sentía así de dichoso desde que YoonGi se fue de su casa aquel día.

Ninguno se dio cuenta de lo cerca que terminaron del otro, mirándose a los ojos cuando las risas terminaron. JiMin ladeó un poco su cabeza mientras le dedicaba una mirada encantadora y YoonGi ya tenía una mano sobre su cintura, sonriéndole con amor.

—¿Puede este gruñón y dramático viejito besarte? —las mejillas de JiMin se sonrojaron en un instante y a YoonGi se le derritió un poco más el corazón.

—Sólo si no le molesta que sean los labios de un tonto adolescente —continuó, casi susurrando mientras sus ojos brillaban.

YoonGi negó con la cabeza y se acercó otro poco, plantando suavemente sus labios sobre los ajenos. JiMin no demoró en colocar sus manos sobre los hombros del hombre mientras este lo apretaba en un abrazo, tomando su cintura un poco más cerca de sí y profundizando el beso. Ambos se mantuvieron de esa manera, moviéndose suavemente sobre el otro como si no pudieran creer lo que estaba sucediendo. Fueron cuidadosos, como si con un mal movimiento pudieran romper la burbuja en la que ambos estaban flotando. Sus labios se saboreaban lento y suave, llenos de amor, y JiMin rió un poco apenado por eso sin poder evitarlo. Con sus mejillas sonrojadas bajó la cabeza hasta apoyar su frente contra el hombro de YoonGi, demasiado avergonzado como para mirar al hombre a los ojos.

—¿Ahora eres tímido? —preguntó bastante sorprendido, pero encantado.

—Cállate —le dio un golpecito en el hombro mientras sonreía.

—Es lindo —confesó.

—Yo siempre soy lindo —bromeó, recostando su mejilla contra el hombro de YoonGi. Él tampoco sabía por qué se había puesto tan tímido de repente, pero no le importaba.

El hombre se rió.

—Ahí estás de nuevo —dijo lentamente con un tono de voz bajo, como si estuvieran contándose un secreto.

—Aquí estoy —continuó suave.

Lentamente, ambos se comenzaron a tambalear de un lado a otro, manteniendo un suave vaivén que se sentía como un pequeño baile. Ambos estaban metidos en su mundo, disfrutando del momento y sonriendo con una calma pacífica entre los brazos ajenos.

—¿Puedo dormir contigo? —preguntó YoonGi luego de un largo silencio y JiMin se mordió el labio inferior en anticipación, quizás muy emocionado con eso—. Es decir, no me refiero a ya sabes, sólo...

—Por favor, hazlo —le dijo nervioso y con un hilo de voz, escondiendo su rostro en el cuello de ajeno.

YoonGi sonrió, manteniendo el vaivén mientras se acurrucaba contra JiMin.

—¿También puedo besarte de nuevo? —el menor rió suavemente.

—Las veces que quieras —dijo al levantar su rostro, sus manos escalaron hasta las mejillas de YoonGi y se inclinó sobre él, besándolo lentamente.

El hombre correspondió, apretando el agarre sobre su cintura y moviendo lentamente sus labios sobre los de JiMin, apretujándolo con cariño mientras se lo comía a besos.

—Te quiero —susurró JiMin entre sus labios.

—Te quiero aún más —respondió YoonGi de la misma manera.

A pesar de que algunas caricias se colaban entre los besos y de que tuvieron que desvestirse para ponerse el pijama, aquella noche no hubo sexo, ninguno de los dos esperaba conseguir algo más besos y cariños, y estaba bien porque de esa manera era suficiente. Las caricias eran suaves y amorosas, ambos simplemente se encargaron de delinear el cuerpo del otro con sus manos mientras se sonreían y se mantuvieron así por largas horas, dedicándose palabras de amor y forjando promesas, acurrucándose contra el otro con la esperanza de recobrar el tiempo perdido.

Finalmente, JiMin no se demoró en caer dormido debido a todo el cansancio emocional y físico que estuvo cargando durante tanto tiempo y YoonGi simplemente lo observó en silencio hasta cerrar sus propios ojos, esperando que las cosas fueran mucho mejor ahora y que a la mañana siguiente JiMin siguiera con él en la cama.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro