5- Una cerveza amarga y un chico dulce.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

              Una cerveza amarga y un chico dulce: Chandelier (Sia)

5- Una cerveza amarga y un chico dulce.

Gina

Entramos al bar sobre las doce de la noche.
Estaba oscuro y lleno de gente, pero no fue muy difícil encontrar una pequeña mesa vacía junto a la pared, al final del bar.

Antes de que pudiera darme cuenta, Claire apareció con dos enormes vasos rebosantes de cerveza en la mano.

—¿Cómo lo has conseguido? —dije, asombrada.

Claire sonrió con picardía y, dejando las cervezas encima de la mesa, sacó una pequeña tarjetita de su bolsillo. Lo observé durante unos momentos, ¡era un carné falso!

No quise saber de dónde lo habría sacado y me limité a mirar el vaso. La verdad es que detestaba la cerveza.
Claire bebió un gran trago y me observó durante unos momentos.

—Bebe, Gin. ¡Está buena!

—Claro que no…

—Además, el alcohol es lo mejor para olvidar.

Sonreí amargamente.

—No tengo nada que olvidar. No quiero saber nada más de John y ya.

Claire volvió a abrir la boca para responderme, pero antes de que pudiera hacerlo comenzó a sonar su teléfono. Durante unos segundos se quedó mirando a la pantalla.

—Es Jason, estará buscándonos —murmuró Claire mientras se levantaba y salía fuera del bar para poder hablar por teléfono.

Yo me quedé sola. Miré a mi alrededor unos segundos, pensativa, y después bebí un trago de esa amarga cerveza.
Estaba horrible…

—No sabía que bebieras —dijo una voz detrás de mí.

Yo me giré rápidamente, volviendo a dejar el vaso en su sitio y sentí mi pulso acelerarse de pronto al ver a Erik ahí.
Sonreí como si fuera estúpida durante unos segundos, hasta que comprendí que eso no era lo más adecuado para ese momento.

—¿Quieres sentarte? —le ofrecí, señalando la silla vacía de Claire.

Él me ofreció una de sus preciosas sonrisas.

—No, estoy acompañado.

Con su dedo señaló a un grupito de cinco o seis personas que se encontraban charlando alegremente junto a la barra del bar, a unos metros de nosotros. No me costó nada reconocer  a Karen entre ellos y ésta me saludó con la mano desde lejos.
No sé por qué, pero una parte de mi mente encontró odioso ese gesto por parte de ella y, además, nunca habíamos sido amigas.
Con educación le devolví el saludo con la mano y volví a agarrar el vaso de cerveza para dar un nuevo trago, algo más grande.

Mi rostro debió de contraerse visiblemente al tragar la bebida, puesto que Erik soltó una carcajada al verme.

—No te gusta demasiado, ¿verdad?

Yo negué con la cabeza, arrugando la nariz.

—¡Es horrible! ¿La quieres?

—No, no bebo alcohol… digamos que no me sienta bien.

Me entró curiosidad al escuchar esto.

—¿Eres de esos que, cuando beben, se despiertan en la cama de una desconocida a 300 km de su casa y con una mariposa tatuada en el trasero?

Erik volvió a reír, lo que me hizo sentir extrañamente bien.

—Algo así.

Frente a mí vi aparecer de nuevo a Claire.

—Jason está aquí al lado, vendrá en cinco min… —se quedó callada al ver a Erik—. Oh… hola.

Erik la saludó educadamente también.

—Bueno, tengo que irme —murmuró—. Debo hacer nuevos amigos, ya sabes.

Por un segundo tuve el impulso de pedirle que se quedara, de decirle que podía sentarse con nosotras y tomar algo mientras hablábamos, pero sabía que Claire me mataría si hacía eso. A ella no le caía nada bien Erik.

—¿Te veré luego? —pregunté.

Sus ojos verdes se clavaron en mí y, durante un glorioso instante, vi cómo mordía su labio inferior suavemente, antes de contestarme.

—Puede.

Y después se fue.

Reuní todas mis fuerzas para girarme y observar a mi amiga, que enarcaba una ceja con extrañeza sin hacer ningún movimiento.

—¿Y eso ha sido…?

—Nada —contesté—. Me cae bien, es simpático. Y vive al lado de mi casa.

Ella se mordisqueó el pulgar, como solía hacer, sin dejar de mirarme fijamente.

—¿”Es simpático”? —dijo, hablando bajo—. Sabes que tiene la culpa de que hayas roto con John, ¿no?

Fruncí el ceño. ¡Eso era injusto!

—Por supuesto que no, Claire. ¡Erik no ha hecho nada! Si John y yo hemos cortado ha sido solamente porque él es un idi…

De pronto un grito me interrumpió.

—¿Cómo que tú y John habéis cortado?

Me callé. Jason acababa de llegar.
Mi amigo no volvió a preguntar, sino que cogió una silla y se sentó junto a mí de inmediato.

Llevaba una camiseta de Batman y unos pantalones cortos y negros; su cabello castaño caía en ondas sobre su rostro, resaltando sus enormes ojos azules.

—¿Qué ha pasado?

—Nada, hemos discutido y… —traté de decir.

Pero Claire chasqueó la lengua y me interrumpió de inmediato.

—No; lo que realmente ha pasado es ese tío de ahí —con el dedo señaló a Erik, sin importarle que él o cualquiera de sus acompañantes se diera cuenta.

—¿Quién es ese? —preguntó Jason.

—Es un idiota de nuestra clase. Ha llegado nuevo esta semana y Gin ya parece haber perdido la cabeza por él.

—¡Eh! —exclamé malhumorada.

Claire ahogó un grito exasperado.

—¡Has tirado dos años a la basura con John en cuanto ha aparecido este! —dijo esta palabra con cierta amargura—. ¿Tan poco te importa John?

Jason intentó tranquilizarla, pero Claire me estaba poniendo de muy mal carácter a una velocidad grandísima.

—¡No es asunto tuyo cuánto me importa John! Métete en tus cosas, Claire.

Furiosa, me levanté de la mesa, dejando la cerveza casi entera.

—Vamos, Gin. Soy tu amiga, me preocupo por ti.

Respiré hondo y valoré el volver a sentarme de nuevo y fingir que nada había ocurrido, pero el ambiente de ese bar me estaba ahogando poco a poco.

—Voy a salir a tomar el aire —anuncié.

Y sin más dilación, me dirigí hacia la puerta, resoplando.

A mi espalda Jason me siguió, agarrándome suavemente del brazo en cuanto salí a la calle. Frente al bar pasaban muchachos borrachos y chicas de doce o trece años vestidas como si fueran strippers profesionales.

—¿Por qué tiene que estar de parte de John si es mi mejor amiga? —pregunté con amargura.

Jason me acarició la mejilla con suavidad.

—Creo que piensa que en cierto modo hace lo mejor para ti. La verdad es que el chico de ahí adentro parece peligroso.

Le miré con el ceño fruncido.

—¿Tú también?

—No, no —Jason intentó calmarme—. Sólo intento entender a Claire. A mí John me parece imbécil. De hecho permíteme darte la enhorabuena por haberle dejado, señorita.

Teatralmente, Jason hizo una especie de reverencia y me besó la mano. No pude evitar reírme, relajándome un poco.

No sabía qué era eso que todos veían de malo en Erik. Era un chico educado y conmigo se portaba muy amablemente.

—Ahora habrá que buscarte un nuevo novio —opinó Jason—. Eres demasiado guapa para estar soltera.

Alcé las cejas.

—¿Cómo voy a salir con alguien tan pronto? ¿Qué dirá la gente? —dije, bromeando.

—Sobre todo si tu nuevo novio tiene el pelo rapado, los ojos azules y tiene todos esos fuertes músculos llenos de tatuajes… ¿Qué habrá debajo de esa camiseta tan fina y… uuhh qué esconderán esos calzoncillos de Calvin Klein?

Le golpeé el brazo con suavidad. No quería que empezaran a meterme cosas en la cabeza, a mí Erik no me gustaba… solamente me parecía guapísimo, simpático, misterioso…

—¡Cállate! —dije nerviosamente—. Parece que te ha gustado a ti.

—Me ha dado la impresión de que no soy su tipo, pero quién sabe, quizá algún día…

Sabía que estaba bromeando. Jason llevaba un par de meses saliendo con una chica mayor, de su universidad, y aunque casi nunca hablaba de ella, sabía que ella le gustaba de verdad.

Cuando Jason volvió a sonreírme yo no pude resistirme a abrazarle.

—Muchas gracias, Jason —dije sin soltarle—. Espero que Claire cambie de opinión.

En ese momento la puerta del bar se abrió y salió Erik. Me puse tensa de pronto, a la vez que mi corazón se aceleró. No pasaba nada, ¡sólo era un chico!

Me separé de Jason rápidamente y observé cómo Erik sacaba su paquete de tabaco del bolsillo y encendía un cigarrillo.
Antes de que pudiera darme cuenta, Jason me empujó hacia Erik y volvió a entrar al bar.

—Hola —musité al casi chocar con él.

Erik sonrió.

—Veo que ya has sustituido a John. ¡Qué rápida!

Enrojecí al pensar que me había visto abrazando a Jason.

—No, no yo… yo no —comencé a decir, pero se me trabó la lengua varias veces—. Es sólo mi mejor amigo, no estamos saliendo.

De entre los carnosos labios de Erik salió humo, mientras se reía.

—Era una broma, Gina.

En ese momento me sentí estúpida. Seguro que Erik pensaba que la naturaleza había decidido privarme de un par de neuronas.

—Claro.

Después de unos segundos volví a mirarle y él me ofreció su cigarrillo, sin mediar palabra.

—No, gracias —dije—. Me gustan mis pulmones tal y como están.

Sus ojos se iluminaron ante mi comentario.

—Dentro de ochenta años ten por seguro que mis pulmones negros y estropeados serán tan útiles como los tuyos.

—Espero estar viva dentro de ochenta años para poder discutir contigo sobre esto, de  nuevo.

Erik esbozó una sonrisa pícara y tiró el cigarrillo al suelo. Después lo pisó.

—¿Contenta?

No creía que fuera a hacer eso, Erik no parecía el tipo de persona que aceptaba consejos de cualquiera, pero me hizo sentir extrañamente importante el saber que me había escuchado.

—¿Quieres que vayamos a otro bar a tomar algo? Te invito a una coca-cola —propuse.

Me sorprendí mucho a mí misma al ser capaz de decirle eso, pero la verdad es que me apetecía. Me gustaría hablar con Erik, saber más cosas de él.

—¿Y tus amigos? —preguntó, como asegurándose.

—Esperarán —afirmé.

Erik volvió a sonreír y sus ojos verdes se clavaron en mí. Parecía que no se creía que lo estuviera invitando, pero iba completamente en serio. Finalmente asintió con la cabeza y caminamos un par de pasos, pero de pronto se dio la vuelta y se quedó mirándome fijamente. Se acercó a mí y pude volver a apreciar lo ridículamente bajita que parecía yo a su lado. Su camiseta me rozó y yo me estremecí.

—Quiero que sepas que sería mejor que te alejaras de mí.

No supe si se trataba de una broma. ¿Por qué me estaba diciendo eso?
Me mordí el labio y sonreí, prefería pensar que lo que decía no iba en serio. Su rostro expresaba cierta gravedad.

—No eres tú quien decide con quién debo estar.

No aparté la mirada de sus ojos en ningún momento y noté que él estaba a punto de asentir y volver a caminar junto a mí, pero en vez de eso levantó la vista, fijándose en algo que estaba detrás de mí.

—Mierda —susurró.

Y cuando me giré, lo único que pude ver fue a John acercándose rápidamente hacia nosotros.

---

Besos y Eriks para todos <33 (Gratis con cada voto y cada comentario)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro