2. Universal

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Por RonaldoMedinaB


Krimson Hill, Inglaterra, 2016.

El ruido de unas metralletas retumbó en todo el oscuro callejón. Dos hombres armados permitieron a los demás del grupo avanzar, vigilantes ante el enemigo al acecho. No recordaban haber tenido antes un sentimiento semejante de temor o perdición, que aumentó exponencialmente cuando un par de penetrantes ojos azules brillaron entre tanta oscuridad. Dispararon en un desesperado intento al verlo acercarse, pero de la bruma surgió una gigantesca garra de energía azul que tomó a uno de ellos por la pierna y lo arrastró al interior con sorprendente fuerza.

Los gritos del hombre preocuparon a su compañero, quien accionó su arma a ciegas sin acertar ninguna bala, hasta que su aliado se perdió por completo en el vacío. Su corazón latió más fuerte y su mirada se llenó de pavor cuando notó que las municiones acabaron. No encontró ninguna otra solución más que correr tan rápido como pudo, pero fue tarde. De la oscuridad salieron látigos de energía azul que lo tomaron por brazos y piernas y lo obligaron a unirse con su compañero en la penumbra.

Aquellos ojos centelleantes no se detuvieron, la figura siguió su andar hasta que la luz permitió definirlo: levitaba en vez de caminar, gracias a la capa azul oscura que se le meneaba en el aire, a juego con su cinturón y botas, además llevaba un símbolo dorado que lo identificaba, la U con un ojo en medio. Se trataba de James, ahora más experto que nunca en las artes místicas. Habían pasado más de dos años desde que se convirtió en el Hechicero Universal, el máximo protector de la Tierra.

El castaño de pulcra y perfecta barba juvenil siguió moviéndose en el aire hasta alcanzar al grupo de delincuentes que huían de su presencia. En cuanto lo detectaron, tres de ellos tomaron posición con sus armas y dispararon, mientras que los demás doblaron por el callejón y siguieron su ruta de escape.

El mago creó una barrera de energía azul y se cubrió de las balas que comenzaron a lloverle. Se dispuso a atacar, cuando un particular sonido de lucha llamó su atención; dos hombres eran aventados contra el metal de un contenedor de basura. Intrigado por averiguar de qué se trataba, meneó la mano, y la barrera voló hasta los tres hombres que le disparaban, embistiéndolos por lo largo del callejón. James levitó hacia el origen del sonido. Allí sus ojos hallaron a una mujer de pantalón ceñido y camisa oscura, vestida con una larga gabardina negra, era castaña ondulada, pero un mechón blanco se diferenciaba del resto.

—Pero mira lo que trajeron los demonios —comentó con sorpresa—. Venatrix.

—J.J. —saludó—. Sabes que andare tras de ellos is lo mío —dijo con un marcado acento italiano.

—Y no conozco a nadie que lo haga mejor. —Asintió—. Parece que nuestros caminos se cruzan una vez más, Camille.

—Te he dicho que no me llames así —replicó con un resoplo. Una de sus víctimas intentó moverse, ella solo extendió el brazo y lo volvió a aturdir de un puñetazo—. Tu ayuda me es útil, esta vez parecen ser varios. ¿Qué informazioni has conseguido?

Antes de que James pudiera contestar, una sombra se movió en lo alto de los tejados y disparó una cuerda negra que se abrió paso en el aire hacia la pareja. Camille logró escuchar a tiempo el arma al ser accionada, lo que le dio la posibilidad de responder con la firmeza de su brazo. La cuerda se le enredó allí, y con fuerza descomunal, Venatrix haló. Un hombre cayó de lo alto. Antes de que impactara contra el suelo, James lo detuvo en el aire con su magia. El extraño quedó inmovilizado frente a ellos, llevaba un antifaz que le ocultaba el rostro y vestía un traje totalmente negro, a excepción de una V blanca en el pecho.

—Si creen que me capturaron, se equivocan. Todo esto es parte de mi plan, y antes de que se den cuenta, me habré liberado y...

—¿El hechizo no le pudo haber cerrado la bocca? —interrumpió Venatrix, le apuntaba a la garganta con una pequeña daga recién extraída de su gabardina.

—El Vigilante de Krimson Hill —comentó James en cuanto lo reconoció—. Esto se torna interesante.

—En realidad prefiero Vigilante —expresó sin preocuparse por el cuchillo que amenazaba con cortarle el cuello—. El Vigilante suena demasiado arrogante.

La actitud del misterioso sujeto les daba la sensación de no ser la primera vez que se encontraba en una situación similar.

—¿Lo conoces? —inquirió Venatrix.

—De seguro lo vi en una de esas entregas de premios famosas, creo que eran los Oscar —respondió el enmascarado—, pero no recuerdo muy bien...

Chudi la bocca! —interrumpió—. No hablo contigo.

James dejó escapar una ligera risa por la actitud del joven.

—Yo a él sí, pero él a mí no. Vincent Hardy, detective de día, héroe de noche.

—Shhh —susurró—. No lo divulgues tan fuerte a la ciudad, algunos aquí intentamos cuidar nuestra identidad.

James meneó la mano con suavidad, y el justiciero regresó al suelo.

—Sé de tus aventuras nocturnas, Vigilante.

—¿Cómo es que me conoces? —preguntó con curiosidad—. Soy discreto, nunca dejo rastros ni evidencias.

—Estoy al tanto de todo lo que sucede en este mundo.

Vigilante detalló el traje del hombre. Le causaron curiosidad los símbolos que portaba, su apariencia misteriosa y los poderes que había visto en él.

—¿Acaso eres Illuminati o algo así?

—Te puedo asegurar que la Orden de los Iluminados no es nada en comparación con la que yo represento.

Mientras el mago hablaba, Vigilante paneó el resto del lugar y notó los cuerpos inconscientes en el suelo.

—Son hombres poseídos por demonios —se adelantó Venatrix—. Aparentemente pertenecen a una mafia de la ciudad.

—¡¿Demonios?! —cuestionó, escéptico por unos segundos, pero al ver la seriedad en los rostros de sus acompañantes, supo que no había broma en sus palabras—. No estaba al tanto de su presencia en Krimson Hill —añadió haciendo ruido con su garganta, como si fuera normal en su vida—. ¿Qué más saben de ellos?

—No deberías interferir en este asunto, Vigilante. Estás a punto de navegar aguas desconocidas en las que difícilmente podrás defenderte —aseveró Mago Universal—. Pero he de reconocer que tu trabajo en la ciudad ha sido impecable. No estoy de acuerdo con que no magos se involucren en esto, pero ya que hemos coincidido, y además es tu zona, nos vendría bien tu ayuda. Entonces, ¿te unes o te apartas?

Venatrix fulminó a James con la mirada, pero él se mostró firme en su decisión de ofrecerle una alianza.

—Cualquiera que se atreva a mover sus negocios sucios en mi ciudad deberá enfrentarse conmigo —expresó, decidido—. Y si su ayuda me servirá para ir al fondo de esto, estoy dentro.

—¡Bien! —exclamó Venatrix, irritada, y se apartó de ellos.

La cazadora destapó su muñeca para dejar ver un pequeño tatuaje «666», el cual acercó al cuello de unos de los hombres en el suelo, obligándolo a despertarse con un grito desgarrador. Venatrix no tardó en tomarlo por los hombros y acorralarlo en la pared.

—¿Reconocis este símbolo? —interrogó.

—La marca de la bestia. Eres cazadora —respondió con terror—. No me envíes con él, te lo suplico.

—Entonces dammi le informazioni. ¿Dónde se esconden?

—Si lo hago, ella me matará.

—No deberías temerle tanto a ella. Deberías temerle más a él, pues estoy sicura que te recibirá de la peor forma nel Inferno, te castigará como lo ha hecho con todos los que he enviado de regreso.

—Está bien, está bien —accedió—. A diez cuadras de aquí. En el Casino Escarlata.

Grazie per la colaborazione. —Sonrió con picardía—. Pero eso no te salvará. ¡Infernum!

Con un ligero temblor como advertencia, una grieta de fuego se abrió en medio del suelo, destilaba una violenta luz roja de la que retumbaron gritos de horror. Todos los hombres inconscientes comenzaron a convulsionar y sombras negruzcas abandonaron sus cuerpos para ser arrastradas hacia la grieta, que se cerró una vez todos estuvieron dentro.

Vigilante quedó helado. Había sido real, tanto como él. Nunca en su vida creyó que lo que solo veía en las películas fuera posible.

—Andando —dijo James.

El hombre de cabello revuelto sacudió su cabeza para salir de su trance, luego comenzó a correr, pero se detuvo al percatarse de que nadie lo seguía.

—¿Qué pasa? Dijiste andando.

—¿Y creíste que me refería a correr? —Mago Universal soltó una risita—. Novato.

James pronunció palabras incomprensibles para el oído de Vincent, en un seseo místico que fue natural para Venatrix. La mujer preparó una filosa espada, que el justiciero se preguntó de dónde sacó. Entonces, de la nada, fueron envueltos por una exagerada cantidad de bruma azulada. Poco a poco, un negocio luminoso en rojo se fue haciendo visible frente a ellos, de retumbante música cual discoteca. Lo reconocieron como Casino Escarlata por el letrero. No habían ni aparecido allí en su totalidad, cuando Venatrix desenfundó un arma de fuego y disparó a los dos colosos que custodiaban la entrada.

De inmediato, James meneó la mano con fuerza, y las puertas se abrieron en un solo y brusco movimiento. Tan pronto como el trío de héroes se internó en el casino, Venatrix disparó al techo para llamar la atención de los presentes.

—¡Tutto el mundo fuera! —ordenó.

Enseguida, multitudes de personas abandonaron el recinto entre gritos aterrados. La entrada inesperada de los héroes llamó la atención de hombres armados que se acercaron a ellos con furia expresada en sus rostros. Vigilante los reconoció como enemigos y saltó a la acción con sus palos negros de eskrima para defenderse con profesionales técnicas de combate cuerpo a cuerpo. Aunque era experto en la lucha, le costaba hacerlos caer, eran mucho más fuertes que los esbirros a los que estaba acostumbrado a enfrentar. Por su parte, Venatrix le dio uso a la espada que llevaba entre manos. Atacó directo a piernas y brazos, no tuvo la intención de matar, era consciente que los cuerpos de esos hombres solo eran cascarones de los huestes espirituales que los controlaban.

—¡¿Qué es todo este alboroto?! —cuestionó una mujer de cabellos negros y elegante traje escarlata.

No era una voz familiar, pero tampoco una que James olvidara tan fácil. Sus ojos ardieron como llamas en cuanto la reconoció. Con rapidez arrojó a la mujer un proyectil mágico con tal furiosidad que la lanzó a rodar tras el impacto.

—¡Lady Morpheus! —gritó, colérico—. Al fin te dignas a mostrar tu sucio rostro.

—James Jerom —replicó entre dientes mientras se levantaba—. O debería decir... Mago Universal. Así es que te haces llamar ahora, ¿no? Todos estos años traté de evitarte todo lo que pude cuando me enteré de que ahora reemplazas al anciano. ¿Cómo demonios me encontraste?

—Tú misma lo acabas de decir... demonios. Siempre dejan un rastro.

En manos de Mago Universal aparecieron dos bolas de energía que arrojó a su enemiga mortal, pero ella creó un escudo escarlata a su alrededor.

—Buen intento, pero te hará falta más que eso para detenerme. —Sus ojos resplandecieron en energía—. Animalia quimerum hidralius.

La estructura entera se sacudió. Del suelo surgió una bestia escarlata de siete cabezas, compuesta de pura y viva magia oscura; emitió un estruendoso rugido que reventó todos los vidrios del casino. Vigilante contempló el levantar del monstruo con horror.

—Oh, diablos... en qué me metí —musitó el detective.

La bestia atacó a Mago Universal con cuatro de sus cabezas, sin embargo, en las manos de James se dibujaron dos círculos con símbolos rúnicos y los usó como escudos para contraatacar. Luego se alzó en el aire, desde donde esquivó las constantes embestidas del monstruo. Las alturas fueron su terreno; desde allí pronunció palabras susurrantes, acompañado por un preciso movimiento de manos. Los círculos desaparecieron de su vista para luego surgir bajo la criatura en uno mucho más gigantesco y resplandeciente que la inmovilizó, saturándola de magia hasta que se desintegró en un estallido azul.

La ferocidad del impacto arrasó con el escudo que protegía a Lady Morpheus y la lanzó contra la pared. Cuando la peligrosa mujer vio a James acercarse, extendió su mano hacia algunas de las máquinas del casino y estas volaron hacia él, pero Mago Universal se defendió con otro movimiento que las redireccionó a un rincón destruido.

Venatrix y Vigilante se reagruparon con Mago una vez que terminaron de combatir a los endemoniados. Lady Morpheus ya no estaba, había usado el ataque anterior como distracción para escapar.

—¿Pero qué diablos? Estaba ahí hace un minuto —replicó Vigilante.

Camille ignoró por completo las palabras de su acompañante y se concentró por un momento. Sintió la brisa golpear contra su rostro, mientras su mirada fría examinaba el escenario; una de las puertas tambaleaba con suavidad.

—¡Por allá! —Señaló.

Todos corrieron tras ella, mas James percibió el sonido de una metralleta y se detuvo a crear una barrera que recibió las balas justo a tiempo, mientras que sus compañeros seguían el curso. El ataque provenía de un hombre que estaba en el suelo.

Sacigam sanedac —dijo mientras lo señalaba, y el hombre fue envuelto por grilletes de energía.

Unos metros más adelante, Venatrix y Vigilante habían logrado seguirle el paso a la abatida Lady Morpheus. Camille se detuvo por un momento para apuntar con mayor precisión, luego una pequeña daga voló directo a la pantorrilla de la pelinegra. Lady Morpheus gimió de dolor y se vio obligada a detenerse. Vigilante se le acercaba, así que, con un movimiento de mano, su magia lo embistió contra la puerta de un pequeño cuarto, pero la bruja no pudo prevenir la patada que Venatrix le lanzó al abdomen; el impacto le sacó el aire y la hizo retroceder. De seguido, la cazadora le aventó dos puñetazos al rostro, logrando desestabilizarla, después dio un giro en el aire y la derribó de una patada en la mejilla.

Colérica y fuertemente adolorida, Lady Morpheus le lanzó un potente rayo escarlata desde el suelo, pero Vigilante apareció en el momento oportuno y posicionó sus palos de eskrima de tal modo que el rayo se redireccionó.

—Atrapada como una rata. —Mago Universal llegó levitando—. Así es como termina la temible Lady Morpheus.

James usó su magia para envolverla en fuertes cadenas mágicas.

—Me liberaré de donde sea que me encierres, James, te lo juro —prometió con un gesto desafiante.

—Hablas demasiado. —Una cinta apareció en la boca de la mujer, obligándola a callar—. Buen trabajo, equipo.

—Hubieras usato uno di esas en la bocca di este charlatán —comentó Venatrix, señalando a Vincent con su cabeza. Los tres dejaron escapar una leve risa grupal—. Signori, ha sido un piacere. —Se giró a la salida—. Pero debo regresar esos demonios a Lucifer.

—Espera —intervino Vigilante, boquiabierto—, ¿acaso dijiste...?

James confirmó con un asentimiento.

—Sigue estando en mi lista negra de amenazas a la Tierra —comentó el hechicero.

—Y seguirá allí un buen rato, J.J., porque jamás cambiará —contestó mientras cruzaba la puerta con una sonrisa maliciosa.

—Este día no se superará fácil...

—Vigilante, un placer haber unido fuerzas. —James le extendió la mano y el joven héroe correspondió con entusiasmo.

—Lo mismo digo, gracias por librar a Krimson Hill de esta amenaza. Hasta antes de hoy podía jurar que los demonios no existían.

—Mi trabajo es asegurarme de que estas amenazas sigan ocultas, Vincent. Entre menos de ellas haya, menos tendrás de qué preocuparte. Siempre que alguna aparezca, puedes llamarme, mientras tanto, sigue luchando por lo correcto, y nunca olvides el sentido de la justicia.

Tras Mago Universal apareció un portal azul que se desplazó hacia la encadenada Lady Morpheus, luego a él, y desaparecieron junto a toda amenaza demoníaca en Krimson Hill por esa noche. Solo quedó Vigilante en aquel destruido casino.

Wow —susurró con una sonrisa, luego pensó—: un momento... ¿exactamente, cómo se supone que lo llamaré?

Una sirena de policía fue su única respuesta. Era hora de irse, pero en su interior confiaba en que no sería la última vez en la que sus caminos volverían a cruzarse.

Templo Universal, 2018.

James levitaba sobre el lago del Templo con su espíritu proyectado fuera del cuerpo. Meditar allí le traía recuerdos sobre el tiempo compartido con Doctor Universal, momentos que no volverían por más que lo deseara. Lo único que podía hacer era mantenerlo vivo en su memoria y honrar su legado como seguidor fiel de las enseñanzas de su viejo maestro. La meditación era para él un ejercicio de paz y enfoque, aunque también de alerta. Por lo general, era en esos momentos cuando el Ojo Universal, la magia capaz de verlo todo, se aparecía frente a él para mantenerlo al tanto de amenazas emergentes. En esa ocasión, no fue la excepción. Su concentración fue interrumpida cuando el símbolo de los Universales surcó la superficie en un preocupante centellear de energía.

Mago se vio obligado a regresar su espíritu a su cuerpo.

El Ojo se hizo mayúsculo para mostrarle una extraña nave de color vino, pero la presencia de la máquina pasó a segundo plano cuando una forma humana, cubierta por una armadura del mismo color de la nave, salió de allí.

—Extraterrestre —susurró.

De la armadura del sujeto se desplegaron dos alas gigantescas, luego se alzó por los aires y se perdió en las nubes. Cuando James creyó terminada la proyección, muchos más símbolos aparecieron frente a él. El Ojo Universal exponía los mismos sucesos que el anterior, se repetían uno tras otro en diferentes lugares del mundo.

—Esto es más grave de lo que creí... una invasión.


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