¿Será posible? - Parte 2

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El sol asomó por la mañana, entrando sus rayos por una ventana abierta y dando directamente en el rostro tranquilo de un albino dormido. Poco a poco éste fue abriendo sus grandes ojos, parpadeando ligeramente para acostumbrarse a la luminosidad. Se sentó lentamente y se frotó un ojo mientras bostezaba.

Fue ahí que, recordando lo que sucedió en la noche anterior, todo el sueño se esfumó de golpe , abriendo sus ojos en shock. Rápidamente se paró y echó un vistazo alrededor, preocupado. Pero se sorprendió y confundió al ver que la habitación estaba normal, sin nada de frío, escarcha o hielo; y lo más importante: Matsumoto se encontraba bien, durmiendo a pierna suelta en el futón como si nada. Suspiró aliviado y sacudió sus cabellos, liberándose un poco de la tensión.
Se alejó con cuidado de Matsumoto, tratando de no despertarla para evitar explicaciones que no desea dar.

-«Ahora que lo pienso... no recuerdo haber soñado nada».-pensó extrañado mientras se dirigía a su habitación.

Decidió asearse y ponerse su haori, luego de acomodarse un poco su traje de shinigami. Para cuando regresó a la habitación de invitados, Matsumoto se encontraba sentada en el futón, con los cabellos alborotados y una mirada somnolienta. Igual que siempre, puso su mejor expresión seria y se acercó con los brazos cruzados hacia ella, quien no parecía haberse percatado de su presencia.

-Ya era hora de que despertaras, Matsumoto.-le regañó con un fingido tono de molestia.

La mencionada pegó un respingo y volteó a ver a su capitán.

-¡Capitán, casi me mata del susto!-exclamó con una mano en el pecho.

Toshiro sólo la miró con una vena en la frente.

-Se supone que deberías estar en el trabajo, no durmiendo tranquilamente como si estuvieras de vacaciones.-le regañó igual que siempre, e igual que siempre Matsumoto le ignoró.

-Tranquilo, capitán. No querrá que le salgan arrugas, ¿o sí?-le dijo Matsumoto, sonriendo como siempre.

Eso sólo le sacó más venitas al joven capitán y un tic en el ojo.

-Levántate de una vez y ve a trabajar.-le espetó molesto.

Mientras se dirigía hacia la puerta, Matsumoto se desperezaba.

-«Qué extraño, ¿Por qué estoy durmiendo en la casa del... capitán?-Entonces Matsumoto abrió grandes los ojos.

Pequeños fragmentos vinieron a su memoria y entre ellas estaba la de su capitán... siendo amable.

-¡Capitán!-exclamó alterada, mientras se levantaba a trompicones.

El grito alarmó a Toshiro y éste regresó sobre sus pasos, volviendo enseguida a la habitación.

-¡¿Qué sucede?!-exclamó, abriendo de golpe la puerta corrediza.

Matsumoto se acercó a él y lo sujetó del rostro con ambas manos, volteándolo a ambos lados y dejando confundido al albino.

-¡Estoy segura que fue real!-exclamó la pelinaranja con el ceño fruncido.

Toshiro parpadeó y alcanzó a reaccionar alejándose.

-¿Qué te sucede?-le preguntó extrañado.

-¡Usted ayer estuvo raro! ¡Fue amable e incluso sonrió!-acusó dramáticamente mientras lo señalaba.

Toshiro sintió su respiración detenerse pero se las arregló para disimular. No se esperaba eso.

-Ya imaginas cosas.-le dijo seriamente, con el ceño fruncido.

-Pero estoy muy segura. Usted parecía alguien más.-comentó mirándolo con los ojos entrecerrados.

Toshiro sólo suspiró y la miró "molesto".

-Deja de decir tonterías, Matsumoto. Ayer estabas tan ebria que ni siquiera recuerdas.-le dijo, tratando de hacerle creer que fue mentira.

Matsumoto titubeó un poco pero no se rendía.

-Ya le dije que es verdad. No trate de engañarme.-lo miró acusadoramente mientras se acomodaba el cabello.

-Claro que no es así, seguramente lo soñaste.-le dijo Toshiro.-No sería raro que incluso imagines cosas mientras estás ebria.

El albino la miró con cara de "Niégamelo" y Matsumoto no pudo refutar nada. Simplemente ahora estaba dudando y no tuvo qué decir.

-Ehh~, es probable.-dijo ahora, mientras se rascaba nerviosamente la nuca.

Toshiro rodó los ojos y fingió estar molesto. Pero por dentro se sentía triste. Quería realmente que Matsumoto lo recordara, pero al mismo eso lo asustaba, ya que sino también podría recordar otras cosas que prefiere no recordar.

O simplemente no saber.

-Ya deja de perder el tiempo y ve a trabajar. Tienes mucho trabajo que hacer.-le dijo seriamente.

Matsumoto hizo un puchero pero le hizo caso, quedándose dubitativa respecto a su "sueño".

Mientras se arreglaba, Toshiro se adelantó a su oficina, saludando con su típica buena educación a los subordinados que se encontraba por el camino. Una vez en su oficina, se dirigió a su escritorio, ignorando las pilas de papeleo que le quedaron del día anterior y las nuevas, y se dejó caer en su asiento.

Sabía que a pesar de que era temprano, Matsumoto llegaría tarde como siempre.

Suspiró de manera cansada y apoyó la frente en el borde del escritorio. Lo de hace un rato había estado cerca pero al menos pudo despistarla. ¿Realmente fue descuidado o Matsumoto se estaba haciendo más inmune al alcohol? Ambas consisten un problema.

-«No quiero que recuerde... O estaré en serios problemas».-pensó seriamente.

Por dentro se sentía acongojado y con una sensación de opresión, pero no quería derrumbarse. Suspiró una vez más, para darse fuerzas a sí mismo, y decidió continuar su trabajo pendiente del día anterior.

Haciendo de cuenta que no había sucedido nada.

°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^°^

Matsumoto, tal y como había previsto Toshiro, llegó casi dos horas tarde. Después de haber sido regañada por el capitán, igual que siempre, fue puesta a realizar el trabajo de ordenar el papeleo.

En la tarde, mientras Toshiro tomaba su siesta de cada día, Matsumoto extrañamente no se había escabullido de su deber. Seguía dándole vueltas al supuesto sueño que tuvo, mientras realizaba su trabajo de manera automática. Ella realmente dudaba de si fue un sueño, como su capitán quiso hacerle creer, y no pensaba en otra cosa que no fuera eso. Los pocos fragmentos que recordaba no le ayudaban mucho pero estaba empeñada en recordar. Algo le decía que era muy importante.

Al final, no pudo terminar de esclareserse y terminó su trabajo sin haberse dado cuenta, sorprendiéndose ella misma y a su capitán cuando éste despertó y la vio aún allí.

-Estás rara hoy. ¿Qué hiciste?-le preguntó acusadoramente el albino.

-¡Oiga, no hice nada!-exclamó Matsumoto, cruzándose de brazos.-Yo soy una criatura inocente.

Toshiro sólo rodó los ojos, ocultando el hecho de que quiso reír divertido ante esa oración. Pero lo que no sabía, era que Matsumoto sólo fingió, ocultando exitosamente la idea que acababa de tener.

-Ara~, mejor ya me voy. Nos vemos, capitán~-se despidió la pelinaranja, sonriendo antes de desaparecer usando shumpo.

"Cuídate" quizo decir Toshiro pero se mordió la lengua para no hacerlo.

-«Mejor me voy yo también».-pensó, para luego suspirar cansinamente e irse a su casa.

En la noche, el silencio lo recibió, acompañado del suave danzar de las plantas debido a la brisa que sopló con su llegada.

-Estoy en casa.-murmuró a "la nada".

            ° ° ° Media Noche ° ° °

Matsumoto caminó de puntillas, rezándole a todos los dioses habidos y por haber que su querido capitán no se despierte y la convierta en una paleta de shinigami por haber entrado a su casa sin su permiso.

Estaba todo muy silencioso y eso le ponía los pelos de punta, pero no iba a echarse atrás con lo que se propuso. Descubriría si lo que "soñó" la noche anterior fue real o sólo producto de su mente ebria. Aunque seguía estando segura de que no era producto de su borrachera. Había pasado años emborrachándose y con el paso del tiempo se fue acostumbrando, al punto de que no se olvidaba todo lo que sucedía mientras bebía.

Estaba muy cerca ya de la habitación de su capitán, prácticamente al frente de su puerta, y sonrió como sólo ella podía hacerlo.

Tan concentrada estaba en pasar desapercibida, que no notó la muy leve perturbación en el ambiente.

Abrió la puerta... y su sonrisa se desvaneció de golpe, dando paso a una mueca horrorizada.

La habitación completa estaba cubierta de hielo y no sólo eso: el reiatsu del joven albino que se encontraba allí, estaba muy alto.

Descontrolado.

-C-capitán...

¡¿Por qué rayos no se dio cuenta de semejante poder antes de abrir la puerta?! ¡¿Y qué demonios pasa que tampoco viene nadie más?! Eso y más pasaba por su cabeza, sin poder creer lo que veía.

Enmudecida y petrificada, Matsumoto no reaccionó hasta escuchar un quejido proveniente del niño. Fue así que fijó su vista en su rostro y vio preocupada que estaba con una mueca de dolor mezclada con tristeza.

-¡Capitán!-exclamó, olvidando que estaba allí sin permiso.

A pesar de que se le dificultaba moverse debido al poder siendo liberado sin control, avanzó a trompicones hasta el futón donde se encontraba el albino y calló de rodillas a su lado.

-¡Capitán! ¡Capitán, despierte!-alterada, trató de hacerle reaccionar sacudiéndolo pero no había caso.-¡Por favor, despierta, Toshiro!

El albino simplemente parecía no escuchar y se removía nervioso en el futón, respirando agitadamente.

-¡¿Qué demonios te ocurre?!-exclamó aún más alterada y preocupada la pelinaranja.-¡Maldición!

Se levantó apresurada y corrió hacia la puerta, para salir y pedir ayuda.

Pero...

-Ma-ma... má...-sollosó débilmente Toshiro.

Matsumoto se quedó petrificada, creyendo haber oído mal, pero no fue así. Se volteó lentamente y allí vio algo que jamás creyó que vería.

Toshiro tenía una mueca de profunda tristeza, acompañada de las finas y cristalinas lágrimas que caían sin control por sus mejillas.

Matsumoto estaba en shock y nadie podía culparla. Jamás creyó que lo vería así.... aunque...

Toshiro comenzó a removerse aún más, agitándose su respiración, y el hielo alrededor comenzó a esparcirse más preocupantemente.

-M-mamá... No...-Toshiro derramó aún más lágrimas mientras llamaba a su... madre.

Matsumoto, incapaz de quedarse parada ante tal imagen que le rompía el corazón, dio un par de pasos y volvió a arrodillarse a su lado.

-No... mamá... no te... vayas...-la pelinaranja sólo contuvo las lágrimas que querían salir y acompañar a las del albino.

Toshiro continuaba removiéndose en el futón y el hielo continuaba esparciéndose por la habitación.

-Toshiro.-murmuró Matsumoto.

Sin perder tiempo, y sin pensar en lo que pasaría, Matsumoto sólo dejó de lado cualquier título y abrazó al albino. Como una hermana mayor.

Lo abrazó y lo arropó en sus brazos, acariciando su cabeza suavemente.

-Todo estará bien, Toshiro. Yo estoy aquí y te cuidaré. Así que ya no temas.-le susurraba amorosamente, balanceándose lentamente con los ojos cerrados.

Poco a poco, minuto a minuto, el hielo fue desvaneciéndose sólo y los sollosos se fueron calmando.

Al rato de estar así, Toshiro ya se notaba más tranquilo y con la respiración acompasada, lo que le daba a entender que ya dormía profundamente. Matsumoto abrió los ojos y, sin dejar de balancearse suavemente y susurrarle que ya estaba bien, le secó el rastro de lágrimas que había quedado en su rostro.

-No me alejaré de tu lado, Toshiro. Yo voy a cuidarte.-le dijo.

Se removió un poco en el futón, con el hielo ya disuelto y el frío esparcido, y se recostó allí.

Toshiro reaccionó con el movimiento e inconscientemente se sujetó de la ropa de shinigami de la pelinaranja, contuviendo una mueca, como si temiera que se fuera.

Matsumoto sonrió dulcemente por eso y le besó la frente con cariño.

-Buenas noches, Toshiro.-le murmuró.

Los cubrió a ambos con la manta y abrazó protectoramente al albino, cerrando los ojos. Toshiro se acurrucó más en sus brazos, sintiéndose tranquilo en sueños por primera vez en mucho tiempo.

Y por afuera, alrededor de la casa del pequeño capitán, las plantas "absorbían" el poder descontrolado y lo ocultaban, mientras la naturaleza enviaba una fresca brisa a la habitación donde reposaban ambos jóvenes, brindándole más tranquilidad al dueño del lugar.


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-.- asco de capítulo pero weh~...
\(^o^)/ ¡Me cansé de esperar a mi compu así que yolo!
^ω^ Lamento la demora, Popopines.

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