Capítulo 18

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Salimos del hotel y tomamos un taxi que nos deja en el Orlando Eye, nos bajamos allí y nos dirigimos a hacer el recorrido por uno de los acuarios que hay en esa zona. Dom y yo nos tomamos varias fotos y cuando yo medio me le perdía, él no paraba de buscarme con la mirada para luego ir en mi búsqueda y tomarme de la mano como si fuese una niña pequeña, cosa que me causaba gracia. Al salir de allí decidimos caminar por un rato hasta llegar a Dowtown Disney, entramos a una tienda para infantes donde venden toda clase de juguetes y ropa para éstos.

— ¿Qué le gustaría a tu hermano?, quiero llevarle un detalle. La verdad es que me he encariñado con ese pequeño—Su comentario me causa bastante ternura y una gran sonrisa.

— Es muy tierno eso Dom, pero no tienes que ponerte en esas molestias.

— Es que no es ninguna molestia, quiero tener una atención con él y no acepto un no de tu parte. Por lo que sé a él le encanta todo lo que tenga que ver con Mickey, ¿no es así?.

— ¿Cómo es que lo conoces tan bien?—Lo miro asombrada, mientras me muestra varios conjuntos de ropa con aquella caricatura, juguetes y zapatos.

— Hemos compartido poco, pero ese tiempo ha sido suficiente para conocerlo, saber sus gustos y aprender más cosas sobre él. Tú más que nadie sabe que soy muy reparador y más con las personas que nunca han dejado de importarme y todo lo que tenga que ver con ellas—Siento mi cara caliente, señal de que me he sonrojado— ¿Crees que le gustará esto?

— Claro que sí, sigo insistiendo...

— Mejor no insistas, déjame sorprenderte hoy.—Interrumpe para tomarme de las manos y arrastrarme a otra sección de la tienda con cantidad de peluches y globos con los diversos personajes.

— ¿A que se debe tanta cordialidad?

— No es nada en especial, ¿quieres algo?

Antes que pueda contestar ya estamos en la caja, pide que le empaquen en papel regalo el detalle para mi hermano, paga y me arrastra de nuevo fuera de la tienda. Seguimos recorriendo el gigantesco centro comercial hasta llegar a una librería, yo intentaba no mirar embobada y no servía de nada porque ¡por Dios, es el mejor lugar del mundo y amo todo lo que tenga que ver con libros!, Dom parece notarlo y me incita a entrar.

— Ni creas que no me acuerdo de tu obsesión y amor por los libros, ¿cual quieres?—Niego rápidamente, avergonzada—. No acepto un no por respuesta y que ni se te ocurra decir que lo pagarás porque... ¡hoy invito yo!

— Dom esto es mucho, yo puedo pagarlos—Digo mientras cargo cuatro libros, dirigiéndonos a la caja.

— No lo pagarás y no me hagas enojar, odio que me rechacen los regalos y más cuando se trata de ti—Nuestro turno llega y dejo que pague, salimos de la librería y seguimos caminando al rededor del centro comercial.

— Muchas gracias, es... lindo que aún recuerdes mis gustos.

A diferencia de ti... todos estos años no he dejado de pensarte y nunca dejaste de importarme por más de que mi conducta demostrara lo contrario.—No contesto, me limito a mirarle un poco tensa, el chico mira su reloj y exclama:—. ¡Oh mira la hora, ya es hora del almuerzo!, ¿te gustaría ir a Johnnie's Hideaway, Kobé Japanese ó algo más casual como Mc Donald's?.

— ¡Kobé Japanese, definitivamente!

Entramos a mi restaurante favorito y nos guían a una mesa en la terraza, nos sentamos y la señorita nos trae la carta y antes de que pueda informarle que quiero ordenar, Dom se adelanta y pide por los dos, obviamente acertando en lo que quería. Esto me dejaba completamente claro que se acordaba de mis gustos y no me había olvidado como lo pensé desde un principio, claramente estaba equivocada en gran manera.

Disfrutamos de un almuerzo agradable, lleno de risas y recuerdos de la infancia; hace mucho que no pasaba ratos tan amenos como este con mi viejo amigo y cabe mencionar que los añoraba demasiado, el revivirlos me llenaba de felicidad e ilusión. En éste momento lo único en que podía pensar es que quisiera que siguiera siendo así, que no fuese sólo por un arrebato de amabilidad, pero... él es tan inesperado que me cuesta hacerme a la idea.

— ¿En que piensas dulcecito?

— Es que estoy realmente feliz de estar aquí compartiendo tiempo juntos.

— Yo también lo estoy, es por eso que reservé este día sólo para ti. Tan sólo quiero que ambos podamos olvidarnos de todo por unas horas y disfrutar de nuestra compañía sin distracciones.

— Buena elección, deja en claro que desde que volví no te has podido resistir a mi encanto. Ya te descubrí, por eso actuabas tan testarudo, ¿o me equivoco?— Se queda con la boca abierta, pero luego reacciona y se empieza a reír fuerte.

— Bueno no tengo argumentos para negártelo, así que seamos justos... tu igual caíste en mis encantos— Me uno a su risa.

Al terminar la cena, ambos nos dirigimos a pagar y luego salimos de aquel restaurante. Dominic me rodeaba el hombro en un abrazo como si temiera que la hora de separarnos llegara.

— ¿A donde iremos ahora?—Pregunto curiosa.

— ¡A ser felices juntos! —Me arrastra hasta la entrada del castillo.

Yo sólo lo seguía, dejándome arrastrar por el a cualquier lugar. Ingresamos por las puertas del gran castillo, donde nos esperaba una de las princesas, Cenicienta para ser más clara. Ella me entrega una corona, luego toma mi mano y me arrastra hacia el interior del castillo.

Entramos a una de las habitaciones, dejando a Dominic atrás, las puertas se cierran y la princesa me entrega un vestido color crema, largo con encaje y unos zapatos beige con plataforma, entro al baño para cambiarme. Una vez lista salgo y dos señoras se encargan de mi peinado y maquillaje.

— Disculpen, ¿me podrían decir a que viene todo esto?

— No podemos decir mucho señorita, pero es una parte de la sorpresa que su novio tiene preparado para usted. —Contesta una de ellas tratando de tomar confianza.

Cuando terminan conmigo me conducen a un salón amplio, donde al parecer se celebran bailes y eventos especiales, al acercarme más puedo escuchar la música lenta de fondo. Entro allí esta vez sola y en la mitad me encuentro a Dominic absorto en sus pensamientos, puesto que no logra percatarse de mi presencia. Luce bastante guapo con su traje de gala que combina con mi vestido, su cabello está peinado a la perfección resaltando la belleza de su rostro. Me acerco a él y le tomo la mano, él se gira hacia mí y me dedica su amplia sonrisa, al parecer maravillado por lo que ve.

— Clari estás...

— Ah no lo digas, me harás sonrojar. Tengo que admitir que tu igual luces... bastante bien ó bueno digo, presentable—Ambos sonreímos , de sorpresa Dom me toma la mano y la cintura, para empezar a dar giros alrededor del salón al ritmo de la canción.

Justo ahora todo me parecía hermoso, las luces, el castillo, los pequeños detalles y obvio el chico que tenía en frente... todo era perfecto porque estaba con él. Nada me importaba más de lo que estaba viviendo en éste momento.

Aquí, bailando junto a Dominic, puedo decir que todo lo que me afectaba y preocupaba logró desaparecer. Volví a ser la niña de diez años que siempre había soñado con esto, algo frustrada al creer que nunca se cumpliría, sin embargo hoy estoy aquí cumpliendo mi sueño de la infancia con el chico más importante en mi vida, con el príncipe que siempre soñé.

— ¿Qué es lo que tanto piensas?, a veces quisiera meterme en tu mente y resolver todas tus dudas—Me pierdo en esos ojos azules que me miran fijamente—. Quiero vivir los momentos más importantes para ti y que tu estés también en los míos, si me lo permites.

— Siempre soñé con ésto... ¿recuerdas cuando jugábamos a que yo era tu princesa y vivíamos en este castillo y bailábamos en el amplio salón como la bella y la bestia?, no puedo creer que ese sueño se esté cumpliendo justo ahora y que sea junto a ti... lo hace aún más especial. Por supuesto que te lo permito, yo también quisiera eso para los dos.

— Nunca olvidaré esos juegos, eran bastante humillantes. Ya entiendo porqué todos los chicos me molestaban y no querían juntarse conmigo.

— Vamos, tienes que admitir que esos juegos eran los mejores—Le hago cosquillas, el se aparta y toma ventaja para luego atacarme. La canción termina y con ella nuestro baile, ambos nos separamos sin dejar de mirarnos y sonreír.

— Ve a cambiarte princesa, tengo otras sorpresas que te esperan.

Las puertas del salón se abren de nuevo, salgo de ahí acompañada de las mismas personas que me recibieron, los sigo hasta la misma habitación y me entregan la ropa que traía puesta antes. Me cambio y les entrego el vestido junto con los zapatos, los cuales meten en mi bolso con cuidado. Agradezco a todos, me despido y salgo para reunirme de nuevo con Dom en la entrada principal.

Salimos del castillo y tomamos un taxi de vuelta al Orlando eye, nos tomamos varias fotos junto a la rueda. Reviso la hora en mi teléfono, daban las 6:30 pm. Éste si que había sido un día agitado

— ¿Quieres subir a la rueda?—Dom me aprieta a la mano para sacarme de mi trance.

— Me encantaría, me recuerda bastante al London eye—Realmente me hace sentir como en casa, pienso.

Hacemos la fila que se había empezado a formar, cuando llega nuestro turno subimos en la respectiva cabina, nos abrochamos el pequeño cinturón y esperamos a que la atracción empiece a funcionar.

A esa altura podíamos ver parte del paisaje de la hermosa ciudad, yo sólo estaba mirando por la ventanilla encantada con todo lo que veía a mi alrededor como una niña pequeña. Me veo interrumpida de mi ensoñación por la penetrante mirada de mi amigo.

— ¿Te gusta?. Me encanta verte tan entusiasmada, me recuerda cuando eras pequeña.

— ¡Me encanta!, ha sido un día encantador. Te agradezco enserio todo lo que has hecho por mí hoy—Niega con la cabeza y voltea de nuevo hacia la ventana.

— Desde que te vi de nuevo en la fiesta de tu padre, soñé con pasar todo un día junto a ti... sin distracciones. Sé que te prometí contarte la causa de mi distanciamiento y mi comportamiento, así que lo haré.

— Entonces hazlo, me mata la curiosidad.

— Creo que tus preguntas eran algo ilógicas porque no hacia falta decirlo con palabras lo que todo este tiempo te he estado demostrando, lo más chistoso es que nunca te diste cuenta porque siempre intentas negar lo inevitable y eres tan insegura... que tiendes a ignorar todo lo que pasa a tu alrededor, me juzgas por haber levantado muros que me alejan de los demás, pero tu también formas barreras cuando desconfías de algo o alguien.— Una vez termina de hablar se acerca hacia mi, yo no hago nada más que mirarlo a los ojos mientras intento entender sus palabras. De un momento a otro simplemente pasa y para mi sorpresa no hago nada para evitarlo, se sentía tan bien el sentir sus labios presionando los míos. Lo que había a nuestro alrededor dejó de importar, como si estuviera en otro lugar, sólo estábamos él y yo unidos en un tierno y cálido beso y eso bastaba para mi plena felicidad. Lastimosamente tuvimos que separarnos, pero eso no impidió que nuestro cuerpos siguieran unidos en un fuerte abrazo.

— ¿Desde cuando?—Mi voz sale en un susurro.

— He estado enamorado de ti desde los doce años, mucho antes que conocieras a ese tonto que llamabas novio a los quince, ese fue el motivo por el que me alejé, le dejé el camino libre y tampoco podía soportarlo.

— ¿Porqué nunca me lo dijiste?, quizás las cosas hubiesen sido diferentes. Yo no lo entiendo... nunca te dejé de lado, dime ¿que hice mal?.

— No hiciste nada mal, lo hice más que todo por inseguridad y temor. Nada en ese tiempo podía ser diferente porque yo no estaba en tu corazón de ese modo empezamos a alejarnos sin darnos cuenta, preocupándonos por cosas diferentes.

— Lo siento mucho, yo no caí en cuenta de eso.

— No es tiempo de echar culpas. Lo importante es que... podemos empezar de nuevo, si quieres darme el honor.

— Yo...—No sabía que responder, por un lado quería intentarlo y por el otro estaba Adam.

— No tienes que responder de una vez, no quiero que te sientas obligada. sólo déjame pasar tiempo contigo y tratar de empezar de nuevo para mejorar nuestra relación.

— Estoy de acuerdo contigo, encantada de volver a empezar señor gruñón—Hago una reverencia y vuelvo a recostarme en su hombro hasta que la rueda se para.

Al bajar, damos una caminata por el lugar charlando de temas superfluos. Llegamos a un Mc Donald's donde cenamos aún sumidos en la conversación y riéndonos por cualquier tontería, que en ese caso todo nos parecía lo más chistoso del mundo.

La noche pasó tan rápido que no notamos lo tarde que se nos había hecho, el estar juntos pasando un rato tan agradable me hacía volverme a sentir plena, sin negar que su confesión me hizo sentir feliz, aún quedaba cierta pizca de confusión respecto a Adam, no porque sintiera algo por él, sino por lo que significaba para mi su amistad y no quería perderle.

Al llegar a la suite voy directo a la habitación, sentía la necesidad de hablar con Sakura y contarle todo, a esta hora debe estar despierta. Me recuesto en la cama con mi celular en mano chateando con mi mejor amiga, Emma está totalmente profunda en su cama; debió haber tenido un día agitado con James o Liam, la verdad no lo sé.

La charla entre Sakura y yo dura hasta las 3:00 am, soy la primera en despedirme debido al agotamiento. Dejo todo en la mesa de noche y me cierro los ojos para relajarme.

...

POV EMMA

Sonrío como una niña pequeña al disfrutar de mi delicioso pancake en forma de Mickey, es increíble como sólo el hecho de estar en Disney me pone tan feliz.

Hace unos minutos James me sorprendió con un hermoso desayuno en el jardín trasero del hotel. Fue bastante inesperado, tanto que aún tengo mi pijama puesto, mientras veo el hermoso amanecer rodeada de un mágico ambiente propio de Disney.

— ¿Te gusta Ángel?

— Me encanta, es hermoso y demasiado perfecto para ser real.

— Lo sé, esto me recuerda una de las muchas veces que hemos venido, cuando nos quedamos en...

— Animal kingdom—Completo su frase.

— Fue increíble, Aún no logro comprender cómo fue que nuestros padres lograron olvidarnos.

— Pues yo sí, tal vez fue porque a alguien se le ocurrió la maravillosa idea de presentarme a "Simba" en persona—Le recuerdo.

— Quería hacerte feliz y tienes que reconocerlo... al final si pudiste conocerlo.

— Si es cierto, aunque casi morimos en el intento.

— Por suerte yo estaba ahí para salvarte del feroz suricato—James se ríe mientras come un poco de su sándwich.

Lo recuerdo muy bien, fue cuando teníamos diez años. Nuestros padres decidieron que tendríamos unas vacaciones familiares y qué mejor lugar que Disney, el día antes de regresar a casa fuimos a Animal Kingdom, pasamos un día increíble y cuando íbamos a salir del parque a James se le ocurrió la fantástica idea de llevarme a conocer a mi personaje de todos los tiempos, "Simba". Yo encantada fui con él y al final nos sacamos una hermosa foto con los leones, el problema comenzó cuando descubrimos que el parque había cerrado; ahora que lo pienso, es bastante extraño que en un lugar como Disney World dos niños de diez años se quedaran encerrados con toda la seguridad que hay, pero así ocurrió y en fin... la cosa fue que en medio de nuestro miedo y afán de encontrar la salida yo terminé en el corral de los suricatos (hasta el día de hoy no nos explicamos cómo). En medio de mi temor empecé a pedir ayuda, asustando a los pobres animalitos con mis gritos. No sé porqué estaba tan asustada en aquél entonces, al percatarme de que todos los suricatos se habían escondido, traté de salir de allí, pero había quedado enredada con la cerca del recinto y por suerte James fue a mi rescate. Finalmente logramos salir y luego de mucho papeleo y regaños, ambos terminamos volviendo al hotel junto con nuestros padres al amanecer y en ese momento recuerdo que le dije "You were my heroe" y él me contestó "I could not stop protecting my angel", de ahí surgieron nuestros apodos y a pesar de que lo que pasó fue culpa de ambos, él asumió la responsabilidad de todo, quedando castigado todo el verano.

— Ángel, ¿estás bien?

— Sí, estaba recordando lo que sucedió años atrás.

— Es una historia memorable, casi tan buena como la vez que te caíste en medio de la cafetería de la escuela.

— ¡Oye!, puede que yo sea torpe... pero al menos te ayudo cuando te pasa algo, a diferencia de ti que dijiste ¿dónde está Emma? y cuando me viste en el suelo comenzaste a reírte a carcajadas.

— Sabes que a pesar de todo sigo siendo tu héroe y por eso me quieres—Se acerca a mí y pasa su brazo por encima de mis hombros, dándome un tierno abrazo, yo se lo correspondo inmediatamente y un sentimiento melancólico comienza a invadirme.

—James...—Le digo mirándolo directamente a los ojos.

— ¿Qué sucede Ángel?—Me observa asustado—. No es nada bueno cuando me llamas por mi nombre...—Dice más para sí mismo.

Me separo completamente y tomo suavemente su mano, hago pequeños círculos con mi pulgar y fijo mis ojos en los suyos.

— Yo... quería pedirte perdón. Desde que regresé las cosas entre nosotros no van muy bien que digamos y en parte ha sido mi culpa—Me invita a continuar acomodándose mejor—. Sé lo que sientes por mí y tú sabes lo que yo siento por ti, pero la forma en la que te he tratado últimamente no es para nada justa y lo único que he hecho es hacerte sentir mal.

El parece que va a responderme pero se lo impido y continúo

— No trates de negarlo para hacerme sentir mejor, estoy siendo consciente del daño que te estoy haciendo y no es justo para ti... te quiero héroe y no quiero verte sufrir— No sé en que momento comencé a llorar, si bien el pulgar de James limpiando mis mejillas a causa de las lágrimas me hace consciente de ello, el alarga su mano y suavemente conduce mi cabeza hacia su hombro.

— Shhh—Me susurra—. No llores.

— ¡No! James, enserio lo lamento—Le reprocho.

— Te comprendo Emma, sé que tienes miedo de que las cosas vuelvan a suceder como antes, no obstante no fui el único que salió herido, tu también y tampoco quiero verte sufrir. Soy consciente que en estos momentos no estamos en condiciones de tener una relación amorosa, pero nuestra amistad puede permanecer intacta—Acaricia suavemente mi espalda—. Esto no es sólo tu culpa, sino también mía. Estás confundida y yo no colaboro mucho presionándote.

— ¿Así que me perdonas?

— Claro que te perdono princesa... después de todo eres mi ángel—Me da un beso en la frente y yo le regalo una sonrisa—. ¿Y tu me perdonas?, prometo que de ahora en adelante no te presionaré más y disfrutaré de nuestra amistad, además te daré tiempo para que aclares tus ideas.

— Gracias y también te perdono, por eso eres mi héroe.

— Sabes que quiero verte reír—Comienza a hacerme cosquillas y yo le devuelvo el ataque, así no la pasamos un rato más hasta que nos quedamos sin aire.

El sol comienza a calentar en lo alto del cielo y deben ser alrededor de las ocho de la mañana cuando nos levantamos de nuestro picnic-desayuno, para dirigirnos a la suite.

— Fue todo muy hermoso, nuevamente gracias por la sorpresa. Me encantó—Le digo mientras caminamos hacia el ascensor. Le doy un beso de agradecimiento en la mejilla y él me sonríe dulcemente.

— No hay de qué, además resultó ser más provechoso de lo previsto, puesto que ayudó a reconciliarnos.

— Eso es cierto. Lamento que no puedas acompañarnos más a los parques, pero la historia del sartén se une a las múltiples que tenemos en éste hermoso lugar.—Bromeo.

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