Capítulo 27

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Capítulo dedicado a @yolamila ¡Infinitas gracias por tu constante ayuda con la novela cada vez que me quedo sin inspiración y por tus geniales ideas!

POV ABIGAIL:

Busco las llaves de mi nuevo auto y agarro mi celular de la mesa, me dispongo a salir de la sala cuando recuerdo que debo llevar mi mochila debido a que pasaré por la universidad.
Estos últimos meses han sido bastante confusos y agotadores entre los síntomas y molestias del embarazo, el contarle la noticia a mis padres y a Samuel, los comentarios en la universidad, las constantes dudas y planes futuros; Mi vida ha cambiado drásticamente, pero no me desagrada en lo absoluto.

Al comprobar que tengo todo listo, bajo hasta el auto y me pongo en marcha rumbo a la universidad. Durante el trayecto medito en lo rápido que pueden suceder las cosas, algunos meses atrás nunca hubiera imaginado encontrarme en ésta situación y mucho menos formar una familia desde tan temprano edad; creo que todo ocurre por una razón y estoy dispuesta a dejarme sorprender por la vida.Aparco el auto en un sitio libre y desabrocho mi cinturón de seguridad, siendo consciente de que en algunos meses el pequeño acto de libertad al manejar será todo un lujo y luego del parto mi vida se limitará por un tiempo únicamente a mi hijo o hija.

Hoy será un día bastante ajetreado, así que me preparo mentalmente para lo que se viene; después de terminar algunos compromisos que tengo en la universidad y ultimar detalles con mis obligaciones académicas debido a mi ausencia cuando nazca el bebé, voy a ir a casa de mis padres a recoger a mi hermana para llevarla a su cita con el dentista, después pasaré por el orfanato de Samuel para mas tarde ir juntos a la primera ecografía del bebé y en la noche no tengo muy claro que haré, pero de igual forma para una chica embarazada sólo con mencionar las tareas anteriores ya es mucho trabajo y de solo pensarlo ya me siento agotada.

Bajo del auto y siento como un agudo dolor me envuelve en la parte baja de mi vientre, paso mi mano por la zona haciendo pequeños masajes hasta que la punzada se pasa. No me preocupo demasiado porque ya había hablado con mi padre (él es médico), sobre esto y me dijo que era  completamente normal que al cambiar de posición repentinamente sintiera ese tipo de molestias; a esto sumándole el hecho de que para tener 16 semanas mi vientre es algo más grande de lo normal, por lo que también es más pesado y eso desafortunadamente significa mas cansancio para mí a medida que el embarazo avance.

Desde hace algunos días el famoso dolor de espalda ha pasado a ser parte de mi vida y cuando llega la noche se comienza a notar en mí el caminar característico de las mujeres embarazadas, siempre con una de sus manos en su espalda y la otra en alguna parte de su vientre.

Camino cuidadosamente hasta completar todas mis tareas pendientes en la universidad y alrededor de las once y diecisiete de la mañana estoy nuevamente subiendo a mi auto rumbo a la casa de mis padres. Para ambientar algo pongo un CD de música Clásica, (dicen que es buena para los bebés). Al llegar aparco el auto en un espacio libre y toco el timbre esperando a que alguien abra la puerta.

— Señorita Abigail, es bueno verla de nuevo—Me saluda Ana, dándome dos besos en cada mejilla.

Ella es la nana de mis hermanas y tiempo atrás también la fue mía.

— Lo mismo digo Nanny—Le devuelvo el saludo y entro a la casa.

— El bebé está bastante grande, la última vez que te vi apenas se te notaba el embarazo.

— Cierto, parece que este pequeñín será fuerte y sano—Acaricio mi abultado vientre orgullosa.

— Su hermana Lucy está tomando la siesta en su habitación y Lily está estudiando en la sala—Sigo a mi nana hasta la habitación de mi hermana menor.

Nuestras edades son algo disparejas debido a que yo tengo  dieciocho, Lily quince y Lucy a penas veinte meses. Mis padres se casaron muy jóvenes y ellos siempre quisieron una familia grande, de manera que apenas tuvieron oportunidad... intentaron tener hijos, pero en medio de este deseo mi madre sufrió diferentes abortos. De milagro nos tuvieron a nosotras tres, por tal que al decirles que estaba embarazada se alegraron de que la familia creciera. (Porque les encanta los niños), aunque no les hizo mucha gracia que sucediera a esta edad.

Mi dulce hermana duerme plácidamente en medio de su cama, se ve tan relajada que me da pena interrumpir su sueño pero debo hacerlo. Paso suavemente mi mano por su cabeza acariciando su sedoso cabello rojizo, ella abre sus ojos de a poco y al enfocarme sonríe.

— ¡Ab! ¡Ab!—Extiende sus pequeños brazos en mi dirección, yo me apresuro a alzarla e inmediatamente una punzada de dolor atraviesa mi cadera izquierda.

Respiro profundo y segundos después la molestia pasa. Acomodo a mi hermana a un costado de mi cuerpo de manera que su peso recaiga en mi cadera y no aplaste mi estómago, ella pasa sus manitas por mi cabello y se aferra fuerte a mi cuello.

— Te extrañé—Dice mientras toca mi rostro.

— Y yo a ti pequeña—Beso su cabeza.

— Señorita, ¿le gustaría tomar algo?—Ana interrumpe nuestro momento.

— No, muchas gracias... se nos hace tarde y esta pequeña princesa debe llegar a tiempo a su cita con el dentista—Camino algunos metros con la niña en brazos para bajas las escaleras.

— Como desee, le prepararé la mochila con las cosas que necesita la pequeña Lucy, puede esperarme en la sala y de paso saludar a Lily—Nanny busca en la habitación diferentes objetos que mete en una pequeña maleta y yo me dispongo a ir al salón en busca de mi otra hermana.

Al entrar veo papeles regados por todo el lugar, algunas envolturas de dulces y una pizza recién comenzada, en medio de todo hay una chica delgada frente a la computadora con sus audífonos puestos, que mueve su cabellera roja al ritmo de la música. Le hago un gesto para que me vea y al percatarse de mi presencia se quita los auriculares y me mira expectante.

—¡Hola Lily!, ¿qué tal todo?—La saludo mientras me acerco a su posición.

— ¡Hola Abi!. Todo va bien, aunque la escuela está cada vez más dura—Se levanta del suelo y se acerca para darme un abrazo, tarea que se le dificulta teniendo en cuenta mi abultado vientre y el que tengo cargada a mi hermanita.

— Sé que puedes lograrlo, siempre te ha gustado estudiar aunque deberías ser más ordenada—Le digo señalando el desastre en el que tiene la sala.

— Ya te pareces a mamá...embarazada, con una niña en brazos y dando "consejos  constructivos". la verdad es que aún no acabo de acostumbrarme a verte así... a punto de formar tu propia familia—Me dice y sonríe burlona.

— Créeme que ni yo misma me lo creo aún, pero de a poco comienzo a asimilarlo—Instintivamente bajo una mano a mi vientre y lo acaricio cariñosamente.

Los siguientes minutos hablamos de cosas triviales y me cuenta alguna que otra novedad de su escuela, (la misma en la que yo estudié). Nanny entra al salón momentos después y me entrega el bolso lleno, me despido de mi nana y Lily mientras Lucy se mueve incómoda en mis brazos, la cambio de posición y con la otra mano me cuelgo el morral con sus pertenencias rumbo al auto.

El viaje al dentista pasa bastante y cuando menos pienso ya estoy acomodando a mi hermanita en el asiento trasero para llevarla a casa.

— ¿Ab, el paseo se acabó?—Me dice mientras organizo su silla.

—Si Lu... es hora de volver a casa.

— ¡Pero quiedo pasar más tiempo contigo!—Me hace un puchero.

Me lo pienso un poco debido a que hoy es un día muy ajetreado y no sé cuán bueno es que la lleve conmigo, pero ella tiene razón... hace mucho tiempo que no la veía y la verdad es que adoro a esta niña, desde siempre me han encantado los niños y al nacer Lucy mi amor por ellos va en aumento, me encanta pasar tiempo con ella.

— Bien cielo, creo que tal vez puedas acompañarme hoy.

— ¡Shi!— Aplaude emocionada con sus pequeñas manitas.

Llamo a mi madre para avisarle del cambio de planes y ella acepta gustosa de que me animé a compartir tiempo de calidad con Lu. Voy con ella a almorzar y después a comer helado en un parque cercano a casa, la verdad es que pasamos un lindo tiempo y varias personas llegaron a confundir a Lucy con mi hija, felicitándome por mi embarazo y "nuevo hijo". Al principio les aclaraba que solo era mi hermana, pero luego de un tiempo me cansé de repetir el mismo discurso y sólo lo dejaba pasar contestando con un simple gracias.

Aunque cuidar a mi hermana antes era bastante sencilla, a mediados de la tarde comienzo a sentir un cansancio general que se concentra en mi espalda y es que entre tanto juego, risa y atención, mi cuerpo comienza a pasarme factura.

Finalmente llevo a Lucy a casa y me dirijo al orfanato de Samuel, éste apenas me ve aparcar el auto se dirige a abrirme la puerta.

 — Hola... cielo, ¿Cómo te encuentras?—Me envuelve con sus brazos protectoramente y acaricia mi barriga.

— Bien amor, estamos bastante bien—Pongo mis manos sobre las suyas y nos unimos en un tierno beso.

Desde que Samuel y yo comenzamos a salir, él ha dejado las formalidades de lado y se ha vuelto muy cariñoso conmigo y con el bebé hasta el punto de dejar de tratarme de "usted", pero eso sólo lo hace conmigo porque al resto de personas las trata igual que antes.

— ¿Emocionada por poder conocer a nuestro pequeño-a hoy?

— Desde luego que sí, me muero por saber si es niño o niña.

— Sea lo que sea no le faltará amor.

— De eso estoy totalmente segura—Le sonrío tiernamente y él se agacha hasta quedar a mi altura y comienza a hablarle al bebé.

Debemos parecer dos críos porque varias personas que pasan a nuestro alrededor nos miran curiosas, tratando de averiguar qué es lo que tramamos.

— Rojita, ¿quieres que vayamos en tu auto ó en el mío?—Me dice Samuel unos minutos después.

El apodo de "Rojita" me lo puso el día que le di la noticia de que seríamos padres, debido al color rojizo que tomaron mis mejillas en aquél momento y de paso puso como excusa el color de mi cabello que según él, combinaba a la perfección con mis colorados cachetes.

— Como quieras, después de todo sé que no me dejarás manejar a mí.

— Eso es cierto y debes ir preparándote psicológicamente porque en unos meses no es recomendable que manejes.

— Si papá—Me burlo, él hace un bufido y yo sonrío divertida.

Paso una mano por mi espalda para tratar de descansar un poco mi postura y mi chico parece notarlo porque acto seguido toma mi mano para guiarme hasta su auto; en el recorrido me cuenta cómo ha estado su día y hablamos levemente sobre los planes de boda luego del parto, la verdad es que sabemos que queremos seguir estando juntos y formar una familia... por lo cual tenemos planes de casarnos luego del nacimiento del bebé y continuar con nuestros proyectos individuales, apoyándonos mutuamente como un equipo para formar un hogar estable y duradero.

A Samuel y a mí nos han gustado las familias grandes, así que nos gustaría expandir la nuestra, pero eso será más adelante. Por ahora tratamos de concentrarnos en el presente.
Al llegar al consultorio del doctor, nos hacen pasar por la rutina habitual de chequeo y ulteriormente proceden a hacer el ultrasonido, la verdad es que me emociona en gran manera saber el sexo del bebé y estoy algo nerviosa por el resultado que podemos tener. Nada me prepara para lo que escucho a continuación.

— Dobles felicidades chicos, serán padres de una hermosa niña y de un fuerte varoncito—Me quedo en shock.

Eso explica varias cosas: mi vientre más grande de lo normal, los dolores musculares y de espalda que generalmente aparecen cuando el embarazo está mucho más avanzado, el gran cansancio al hacer pequeñas actividades y el apetito que realmente me invitaba a comer por tres.

Busco con mis ojos la mirada del chico y me sorprendo al ver una enorme sonrisa en su rostro. Nos despedimos del doctor y le damos las gracias; ninguno de los dos dice nada en el camino de vuelta al orfanato y sólo nos atrevemos a decir algo cuando finalmente estamos solos en la oficina de Samuel.

— Abi, cielo... quiero que sepas que no te dejaré sola en esto y que lo enfrentaremos juntos—Toma mi mano y besa el dorso de ésta—. No lo esperábamos, pero si te soy sincero estoy muy feliz de que sean dos pequeñines. Además... qué mejor forma de comenzar una familia que con dos integrantes en vez de uno.

— No te negaré que estoy algo asustada por el hecho de que no sabemos cómo criar a dos al mismo tiempo, sin embargo confío en ti y también me alegra que sean niño y niña—Rodeo su cuello con mis brazos y él deposita un beso en mi frente.

— Todo irá bien, además no estamos solos en esto... contamos con el apoyo de nuestras familias y amigos, por el dinero no debes preocuparte a causa de que con mis fuentes de ingreso podemos vivir tranquilamente y en cuanto a tus estudios... puedes continuarlos a tu ritmo. Sabes que por nada del mundo quiero que dejes de cumplir tus sueños.

— Lo sé, no será fácil pero lo llevaremos juntos—Sellamos nuestra promesa con un beso y nos quedamos así unos cuantos segundos disfrutando de la compañía del otro

— Tengo que terminar unas cuantas tareas y si quieres después podemos ir a cenar—Me ofrece.

— Me parece buena idea, voy a ir a la zona de bebés a ver en qué puedo ayudar y de paso ir capacitándome para la llegada de los gemelos.

— ¿Estás segura rojita?, sabes que debes descansar y mucho más ahora que son dos.

— No estoy enferma como para no poder hacer nada, no puedes sobre protegerme tanto Sam

— Lo sé y quiero lo mejor para ti.


Nos despedimos con un casto beso en los labios y me dirijo a la zona de bebés, saludo a las chicas encargadas y ellas me indican lo que puedo hacer. Miro el reloj de pared que marca las seis y cinco de la tarde, me quedaré alrededor de dos horas aquí para luego ir a cenar con Sam; camino entre las cunas del sitio y cargo a una pequeña bebé que no para de llorar, en la cuna de al lado hay un niño que duerme con deleite y al observarlo mejor me percato de que comparte múltiples rasgos con la bebé que tengo en mis brazos.

— Estos gemelos serán adoptados mañana... deben presentir que por fin tendrán un hogar—Me dice una chica que prepara un biberón a unos cuantos metros de mí.

Parece que el destino realmente quiere que tenga una prueba de lo que será ser madre de gemelos. Posiciono a la pequeña cerca de mi pecho y comienzo a arrullarla tratando de que se calme, camino de un lado a otro en el pasillo y pasados diez minutos la bebé disminuye su llanto y me dispongo a tomar asiento para descansar un poco mi espalda que comienza a doler nuevamente.

Cuando la niña vuelve a llorar con más fuerza al sentir que dejo de caminar y como si esto fuera poco, su llanto despierta a su hermano que hace un puchero a punto de empezar a imitar a su hermana. Algo insegura tomo a ambos gemelos en brazos y posiciono uno a cada lado , percatándome de que no lastime mi abultado vientre. (Tal y como hice con mi hermana esta mañana).
Comienzo a hacer caras divertidas, teniendo la esperanza que eso ayude a cesar su llanto y parece funcionar porque sus lágrimas pasan a ser reemplazadas por tiernas sonrisas, sólo hay un problema... a penas sienten que voy a tomar asiento, comienzan a inquietarse nuevamente. Parece que a estos bebés les gusta que solamente los arrulle de pie.

Les doy un paseo por el orfanato para que se cansen y puedan dormir, pero creo que mis brazos no resistirán mucho con ambos al tiempo, por lo que pongo al niño en un coche  que está en el salón y con ayuda de un porta bebés me cuelgo a la niña en un costado.

Paso nuevamente por la oficina de Sam y está distraído organizando algunos papeles.

— Shhhhh shhhhh—Le susurro a la pequeña que repentinamente ha comenzado a lloriquear, me muevo de un lado a otro y busco en el coche un biberón para dárselo.

— Si no te conociera podría decirte que tienes mucha experiencia en esto, rojita—Samuel alza su vista de los papeles y me sonríe tiernamente.

— Hago lo que puedo, tuve algo de práctica con mi hermanita Lucy... entonces no estoy tan perdida después de todo.

— Se te nota y bastante—La bebé se mueve inquieta en mis brazos y Sam al notar esto se pone de pie y me quita a la pequeña, la acerca a su pecho y acaricia suavemente su espalda; ella inmediatamente se calma y comienza a quedarse dormida.

— Parece que tienes talento natural para los niños—Le digo al tiempo que me seco algunas cuantas gotas de sudor generadas por el esfuerzo.

Mi futuro esposo me mira preocupado y me rodea con su brazo por la cintura.

— Abi, no es bueno que te sobre esfuerces tanto, debes tomarte las cosas con más calma. Hay que pensar en tu bienestar y el de los bebés.

— Tienes razón, es que... me dejé llevar—Beso su mejilla y él me libera de su agarre.

Continúo con mi recorrido y al llegar a la planta alta del edificio, les doy de comer a los gemelos para posteriormente sacarles los gases y cambiarles el pañal. Una vez listos vuelvo a llevarlos a la zona de bebés; aún falta media hora para que vaya a comer con mi novio, por lo que tengo tiempo suficiente para arrullarlos y hacerlos dormir.  Es increíble como apenas he pasado un rato con ellos y ya me siento agotada.

El dolor en mi pelvis no ha hecho más que aumentar a lo largo del día y con cada movimiento que hago siento como si se me fuera a partir la espalda, no quiero ni imaginar cómo serán los últimos meses de embarazo.

Hago un último esfuerzo para atender a los hermanos, me demoro mas tiempo de lo pensado hasta que finalmente caen dormidos. Luego de dos largas horas, tomo asiento percibiendo como mi cuerpo se relaja; subo y bajo mi mano por mi barriga haciendo pequeñas caricias, los bebés me responden inmediatamente dando pequeñas pataditas en donde se encuentra mi palma, un leve golpe da con mi costilla derecha y me falta el aliento por un segundo.

— Amores no sean duros con mamá...—Les susurro—. Hoy ha sido un día largo, pronto podremos descansar.

Y allí sentada esperando a Samuel, soy consciente del gran cambio que está teniendo mi vida al darme cuenta cómo todo cambió y saber que formaré mi propia familia, mi hogar.




Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro