Capítulo 60

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POV EMMA:

Me despierto desorientada y con algo de resaca, busco a Liam por todos lados pero parece no estar en la habitación.
Si mal no recuerdo, ayer la pasamos fenomenal pero, a mi lado encuentro una nota que me deja algo  desorientada.
Las lágrimas comienzan a caer sobre mis mejillas y el recuerdo  de hace más o menos un mes atrás viene a mi mente, cuando a penas Liam y yo íbamos a dejar Londres para vivir la navidad de nuestros sueños en Colombia.

*Comienzo del flashback*

— ¡Emma...Cielo, ven rápido! — Liam me llama desde la habitación de invitados

— ¿Qué pasó? — entro desesperada al no saber lo que ocurre.

Mañana temprano partiremos rumbo a USA y ambos estamos preparando las maletas, por lo que mi novio ha pasado todo el día organizando la casa y tratando de dejar los pendientes que tiene en orden.
Liam me señala a la pequeña dálmata que está dormida en la maleta de Liam y se ve sumamente tierna acurrucada al lado de Gold.

— Me parece que todos nuestros cachorros se llevan muy bien. — Liam pasa un brazo por sobre mis hombros  y besa mi frente.

— Si cariño, pero no vuelvas a asustarme. Pensé que había pasado algo malo.

— No, nada malo pasa. Desde que estemos juntos cosas terribles pueden pasar, sin embargo, a tu lado ninguna de ellas importa— su comentario me derrite de ternura

— ¿Puedes ser más perfecto?—  Me acerco lentamente a él y beso sus labios, me  corresponde y toma en sus brazos para luego llevarme hasta la cama y nos deja caer a ambos sobre ella aún sin romper el beso. Des afortunadamente, unos segundos después debemos separarnos por falta de aire, Liam se separa un poco y se acuesta de lado cargando su peso sobre su codo para mirarme de frente.

— Estoy ansiosa porque conozcas a mis padres, estoy segura de que te amarán así como yo lo hago. —Me regala una de esas sonrisas de lado que me dejan sin aire y  ocasionan que me enamore más cada día.

— Espero que tu padre no quiera matarme.

— Claro que no, eres mucho más de lo que siempre quisieron para mí...

— ¿Soy mucho más que James?  —Sonríe divertido.

— Liam.... —Le regaño en tono severo.

— Es broma, preciosa — Me aproximó a él, mi chico se recuesta sobre su espalda, por lo que me apoyo en su pecho y nuestros rostros quedan separados solo por algunos cuantos centímetros.

— También estoy nerviosa por conocer a tus padres. Mañana tu padre nos llevará al aeropuerto y se quedará con los perros durante nuestro viaje, pero nunca lo he conocido y no sé como vaya a reaccionar ante que sea tu novia— Me dejó caer sobre su formado abdomen y le hago un pequeño puchero mientas lo miro directamente a sus grandes ojos azules.

— Linda, todo estará bien— Baja su brazo por mi espalda y le da pequeños toques cariñosos.

— Si yo fuera tu madre o tu padre, no me gustaría que estuvieras con la chica que tanto daño te hizo. 

—  Pero tú no lo hiciste, ahora me haces muchísimo bien. Además, le agradas a mis padres.

— ¿Si? Pues no veo la razón.

— Porque eres sencillamente encantadora, tesoro— Sonrío tratando de transmitirle todo lo que siento por él, últimamente ese es mi mayor deseo. Con cada día que pasa quiero demostrarle cuanto lo amo por medio de cada caricia, palabra y acto—.  Además, les he hablado de ti y están muy felices de que por fin encontré a una chica auténtica que me hace feliz.

— Lamento que tuvieses que pasar por tanto solo —Deslizo mis manos con cariño sobre  su  pecho —. Sé que te lo he dicho miles de veces, pero aún me angustia el tema. 

—Tratemos de olvidarlo y continuar. Ahora no estoy solo y todo lo que pasó me lleva a la felicidad que ahora disfruto, por lo que deberíamos aprovecharla al máximo.

— Tienes razón — beso la punta de su nariz—. Es hora de continuar empacando, demasiado descanso y aún nos falta mucho por hacer — Me incorporo de la cama y le extiendo el brazo para que se ponga de pie.

El resto de la noche empacados lo que nos hacía falta y términamos de alistar los presentes que le llevaremos a nuestras familias.
Al rededor de las 3 de la mañana finalmente terminamos y ambos caemos rendidos para tratar de dormir en el poco tiempo que nos queda. Horas después, el despertador me saca de mi sueño y trato de salir de la prisión de los brazos de mi chico, para despertarlo. 

— Oye... Amor —Lo remuevo suavemente —. Despierta, debemos irnos.

— 5 minutos más... ¿Si?—Se da la vuelta en la cama y cubre su cabeza con la almohada.

— ¿Quieres que tu padre nos mate? Sabes que para él es muy importante la puntualidad.

— Él puede hacer una excepción por hoy, estoy muyyyyy cansado.

— Liam, cariño debemos levantarnos. —Me paro de la cama, tomo a Chloe que descansaba a un lado de esta y la pongo sobre Liam. La perrita empieza a lamerle todo el rostro y mi novio finalmente se levanta.

— ¿Listo para nuestro día súper especial?

— Si, ya quiero ver otra vez a mi madre. Aunque... ahora debo darme una ducha doble, mi cara quedó cubierta por baba de perro—Se queja. 

— Eso te lo buscaste tú. Ya falta poco para que veas a tu mamá.

Ambos nos preparamos para salir y dejamos todo en el recibidor en espera del padre de Dom y Liam, media hora después el portero del edificio anuncia la llegada del hombre y los nervios toman lugar en mi.
El ascensor se abre y el señor William entra confiadamente al lugar. Yo ya lo había visto una vez cuando estuvimos en su casa a principios de este año, precisamente cuando la amistad con Clarisse y Dom a penas se estaba forjando, independientemente de eso,  nunca hemos tenido la oportunidad de hablar cara a cara y mucho menos de que me presente como la novia de su hijo mayor. 

— ¡Papá! Es un gusto verte de nuevo—Mi chico se apresura a darle un gran abrazo al hombre y él se lo devuelve con la misma intensidad, se nota que su relación es muy buena.

— Lo mismo digo hijo... —El hombre se para frente a nosotros y prácticamente me he quedado pasmada ante su altura. Liam me rodea con un brazo por la cintura para darme algo de seguridad y sacarme de mi letargo.

— Señor William, buenos días... Por favor siéntase en su casa. —El hombre clava su mirada en mí, para luego comenzar a estudiar mi hogar con una seriedad perturbadora.

— Bonito lugar, bastante... Navideño y veo...—Una leve sonrisa se afirma en su rostro y hace una pausa al ver a los cachorros jugando en el balcón—. Que a ambos les gustan los perros— Creo que no le agrado mucho.

— Veo que no tienes espacio para la colección de rocas de Liam... a él le encanta acumular cosas.—Volteo asombrada hacia mi novio. ¿Cómo es que no me dijo que era un acumulador obsesivo?

— Papá pero no me gusta...

— Lo sé hijo, lo sé... te da vergüenza admitirlo. —Me quedo pálida, ¿cómo es que mi propio novio no tiene la confianza como para decírmelo?

— ¡Ya basta! la estás asustando—Me abraza más fuerte y besa una y otra vez mi frente.

— Bienvenida a la familia Emma. Debiste haber visto tu cara—Se burla—. Es un hermoso penthouse y no te preocupes por Liam, no es un acumulador, ni siquiera colecciona nada.  — Me dice entre risas mientras siento como el peso acumulado se libera de mi cuerpo. Por un momento caí en su broma, ya sé de dónde viene el sentido del humor de los hermanos, es algo de familia.

— Me gusta su sentido del humor, hizo bastante interesante nuestra primera presentación.—El hombre me sonríe y sorpresivamente me envuelve en un abrazo.

— Me agradas Emma, hace rato Liam me había hablado mucho de ti y noto como se emociona con ello— Liam se pone rojo ante esto y no es el único.

— Muchas gracias y es un gusto conocerlo finalmente— Es momento de un pequeña venganza —. Aunque... Liam nunca me había hablado de usted, lo lamento—Mi suegro mira inmediatamente perplejo a su hijo y el chico traga en seco.

— ¿ Que no te he hablado de él?—Me reclama entre dientes con una sonrisa forzada, pensando en como salir de la incómoda situación.

— Es broma—Comienzo a reírme—. Sus caras no tienen precio, esta mi pequeña venganza por la broma de hace un momento—William se me une y Liam igual, así es como todos terminamos riéndonos.

— Me gusta tu forma de ser—Luego se gira en dirección a su hijo—. Hijo felicidades, hiciste un buen trabajo. De verdad me gusta esta Chica.

— Gracias y no se preocupe, que por el contrario, Liam nunca deja de hablar de usted y lo ve como un gran ejemplo a seguir. Le tiene mucho cariño—William  sonríe complacido.

—Nunca tuve hijas pero,  gracias a mis hijos ahora tengo dos...Emma y Clarisse. Bueno, dejemos de lado las risas, es hora de irnos. Ante todo la puntualidad, ese es mi lema—Nos guiña el ojo.

Entre todos acomodamos las maletas y a los perros en el carro de Will y partimos directo al aeropuerto. Una vez nos despedimos de mi suegro, subimos al avión y emprendemos el viaje directo a Los Ángeles.
La duración del vuelo es algo larga y la mayoría del tiempo Liam y yo aprovechamos para dormir y recuperar energías.
Finalmente llegamos a la ciudad en altas horas de la madrugada y una vez en el aeropuerto, tomamos un taxi al departamento de Liam. Entro al lugar y todo está a oscuras

  — Bienvenida a casa princesa— Enciende las luces de su departamento y puedo ver lo limpio e impecable que está todo como la primera vez que vine junto a Dom y Clari.

— Todo sigue como lo recuerdo, totalmente impecable.

Liam toma nuestras maletas y las lleva a su habitación, luego me deja a solas allí para que me cambie mientras el va también por su ropa para dormir. Saco del equipaje mi pijama, me cambio y dejo mi ropa en el cesto de lavandería, posteriormente abro la puerta para que mi novio entre en cuanto termine de cambiarse.
Una vez listos nos recostamos en la cama y pasamos la noche viendo Reign refugiada en sus calurosos brazos y cubiertos con una sabana, a mitad del episodio comienza a repartir besos, por lo que la mayor parte del capítulo me la paso totalmente distraída ante sus encantos.  

Se supone que nuestra meta era quedarnos toda la noche y parte de la mañana despiertos viendo la serie y un maratón de los juegos del hambre, pero en la segunda película "En llamas" mi novio cae rendido. En toda la noche no pude pegar el ojo, al parecer el insomnio se adueñó de mi cuerpo, así que disfruto de ver dormir a mi chico y en otras ocasiones me pongo a reflexionar sobre cosas totalmente triviales de la vida.

La noche pasa y con ella se van mis reflexiones, Liam se despierta a momentos y yo aprovecho para hablarle, él me contesta y luego vuelve a dormir; al parecer el viaje y las horas de diferencia lo han afectado en sobremanera. Afortunadamente casi que a medio día despierta y se levanta para preparar el almuerzo, al cual me le uno y nos decidimos por arroz con pollo.

  — Amor, pásame la salsa—Le suplico, él se gira para tomarla y entregármela, pero en el proceso ocurre un pequeño percance y termino llena de esta.

— Lo... siento— Dice entre risas, yo lo observo sin expresión en el rostro—. Amor... no, ¡Emma deja eso ahí! no...— Y definitivamente lo que queda de salsa lo derramo sobre él.

Ahora si que empiezo a reírme, al parecer soy la única porque Liam está igual de inexpresivo que yo hace pocos segundos, después se va acercando a mí lentamente y yo retrocedo hasta que me acorrala sobre la encimera.

— ¿Sabes que les pasa a las chicas malas? obtienen consecuencias— Exclama antes de subirme a la encimera y comenzar a hacerme cosquillas.

— ¡Liam, ya para! de verdad...— Me río con ganas hasta que logro liberarme de él y encuentro la forma de devolverle el golpe, ambos estallamos en risas para finalmente terminar la disputa con una guerra de besos—. Oye debemos ir a alistarnos, hoy quedamos con tu madre cariño y no quiero llegar tarde a nuestro primer encuentro—Me separo de él y voy hasta la cocina para lavar los platos.

  — Espera— Me toma del brazo y me hala nuevamente hasta él—. ¿No me puedes hacer un pequeño regalo?

— ¿Que deseas mi apuesto príncipe?

— ¿Podrías cumplir el deseo de este humilde servidor y regalarle un beso... es decir, otro beso— Seguido de esta petición, pone su mirada de cachorro abandonado a la que sabe que no puedo resistirme, por lo que sin ninguna opción vuelvo a besarlo de nuevo.

— ¿Que me dices, quedaste satisfecho?— Lo miro directamente a los ojos con una sonrisa.

— Nunca primor, nunca me cansaré de tus besos o de ti.

— Creo que te has ganado más que un beso...

— Emma no estás diciendo lo que creo— Se queda pálido—. Pensé...

— No, tonto— Cuando finalmente comprendo a lo que se refiere golpeo fuerte su brazo—. Liam... ¿cómo se te ocurre? para eso tendrás que esperar mucho tiempo y...— La vergüenza me invade—. Ya no te ganaste nada, olvida el beso que te iba a dar... hoy no habrán más besos.

— ¿Estás hablando enserio? ¿ya no tendré mis besos diarios? Todo fue un mal entendido, sólo que... la frase que dijiste...

— Por mal pensado te atendrás a las consecuencias—Volteo a mirarlo y veo su cara de decepción seguida de la de cachorro, el muy bobo cree que me hará ceder—. Y no pienso cambiar de opinión, cumplirás la sentencia.

Vuelvo mi atención a la loza y parece que mi novio no se dará por vencido tan fácil porque me rodea con sus brazos por la cintura y comienza a besar con suavidad mi cuello.

  — Si no me darás besos, ¿porqué no me apartas?—Me susurra.

  — Tú lo acabas de decir, yo no te los daré. Eres libre de hacer lo que quieras, menos de recibir los míos.

  — Que injusta eres, sabes que para mí eres irresistible. Así que es más que seguro que yo no dejaré de besarte.

  — Pero yo sí, cariño— Pone su rostro de tal forma que pueda besar su mejilla, esperando que incumpla mis palabras, lastimosamente eso no pasará—. Lo siento querido, tendrás que entrar en abstinencia.

Seguido de esto salgo directamente al baño para terminar de asearme, me visto con algo des-complicado pero encantador y una vez lista y que Liam también lo está, salimos directo a la casa de mi suegra. Los nervios me invaden y es que temo no caerle del todo bien, Liam me ha tranquilizado un poco comentándome algunas cosas sobre ella para tener un esquema de como es mas o menos y darme seguridad.

  — Así que... le molesta que le digan señora porque la hace sentir vieja, pero es que me da vergüenza decirle por su nombre cuando apenas la acabo de conocer.

— Emms tranquila, le va a gustar que le digas por su nombre. No te preocupes tanto amor.

Llegamos a la casa, Liam toca el timbre y una señora de aproximadamente cuarenta años abre la puerta; luce bastante radiante y en cuanto ve a su hijo, su sonrisa se ensancha en gran manera.

  — Mi bebé, ¿cómo has estado? Te he echado mucho de menos.

— Mamá... creo que ya estoy grande para que me digas así— Se sonroja.

— Calla, siempre serás mi bebé...— Echa un vistazo por encima de los hombros de su hijo y es ahí donde se percata de mi presencia—. Aunque ya entiendo porqué te avergonzaste. Hola, tú debes ser Emma— Me regala una sonrisa, lo que logra tranquilizarme.

— Hola seño...— Su sonrisa se marcha y frunce el ceño, ahora me doy cuenta de que la advertencia de Liam era cierta—. ¡Grace, un gusto conocerla!.

  — ¡Emma, el gusto es mío! al fin pude conocerte después de escuchar tanto de ti. Este chico aquí presente me tenía borracha repitiendo tu nombre todo el día.

— ¡Mamá!— Se altera—. Te advertí que no me avergonzaras.

— Guarda silencio Liam, déjanos conversar a los mayores. Pasa, linda ¿quieres ver las fotos de Liam cuando era un bebé?

— ¡Pero yo soy mayor que ella! ¿es enserio? Mamá, por favor...

— Me encantaría, estoy ansiosa— El chico me dedica una mirada furtiva, como si hubiese cometido la peor de las traiciones.

— Ven querida, siéntate— Grace me conduce hasta el salón y allí busca entre cientos de álbumes, hasta que toma uno de color azul claro—. Éste es mi favorito, Liam era un bebé muy gracioso... mira.

  — ¡Mamá!

— ¡Liam! no le levantes la voz a tu madre— Le riñe.

— Si señora— Hace un tierno puchero—. Perdón mamá.

— Ese es mi chico— Ella le sonríe y yo contengo una carcajada.

La mujer abre el álbum y comienza a contarme cada una de las historias tras cada foto, yo no paro de reír ante las ocurrencias de mi chico.

  — ¿Cómo es posible que a los dos años Liam le haya pegado el bolso en una silla?

— Pues gracias al cielo al crecer maduró, aunque... lo ves ahí todo inocente, pero cuando era pequeño era todo un diablillo.

— No puedo quejarme Grace, conmigo siempre ha sido todo un caballero— Le dedico una sonrisa, Liam nos observa sentado en un sillón individual.

— ¿Tanto como para darme un beso?— Me ruega, este chico si que es astuto.

— No, te dije que cumpliría mi palabra— Su madre nos mira confundida, por lo que le explico la situación de esta mañana.

— Que vergüenza Liam, yo no te eduqué para que vayas por la vida mal pensando el significado de las palabras y comportándote como un pervertido y mucho menos con la mujer que te ama.

— Pero... mamá— Intenta justificarse.

— Pero nada, estoy de acuerdo con Emma. Para ti no habrá postre hoy.

— Yo quería de tu postre de tiramisú.

  — Que decepción de verdad, no se habla más y punto.

— No soy un niño, no me puedes castigar con comida. ¿Que clase de madre hace eso?

 — ¿Ahora estás juzgando mi forma de crianza? parece que alguien se va a ganar una nalgada hoy.

— ¡No... mamá! enserio que no fue con gusto, yo sólo pensé que se refería a eso. De igual manera, no pienso hacerlo tampoco hasta la boda.

— No quiero escucharte más Liam y no vuelvas a interrumpir una conversación sin consentimiento— El chico se calla y me mira con rencor, es hermoso verlo en la faceta de niño pequeño.

Luego de la pataleta de Liam y las riñas de su madre, pasamos a almorzar. Grace nos sirve el plato principal y postre, excepto a mi chico... parece que iba muy enserio el castigo.
Comemos aún viendo las fotos y opinando de cada una hasta que llego al postre y me percato de que mi novio observa mi plato con deseo, me conmueve en este momento que su madre le haya castigado con tal cosa, por lo que pruebo un poco y le dejo la mitad a Liam; al pasárselo me mira sin poderlo creer y se le ilumina la cara, es muy chistoso verlo tan emosionado solo por un postre de tiramisú. Su madre al ver esto lo reprende y él deja el plato intacto, luego me lo devuelve apenado.

  — Grace, está bien. Fue una charla lo de esta mañana... por favor déjelo comer su postre.

— Está bien querida, pero termínate el postre, iré a servirle un plato a Liam.

 — Gracias— Le sonrío ampliamente.

— No hay nada que agradecer, antes yo quiero felicitarte. Es importante que una mujer haga cumplir su palabra, tal como a la vez es hermoso el como es capaz de ceder a su orgullo por alguien que ama—Sus palabras me dejan estupefacta, aunque esta pequeña escena fue una trivialidad, logró describir a la perfección mi sentimiento por su hijo.

  — Tiene razón, haría cualquier cosa por su hijo porque lo amo— Le confieso e inconscientemente desvío mi mirada hasta él, que luce también sorprendido ante mi confesión.

— ¿Lo ves mamá? te lo dije, ella es la indicada—Exclama orgulloso.

  — No puedes estar más en lo correcto Liam. Si me disculpan, debo ir por tu postre.

Ella se retira a la cocina y yo me quedo observando al chico, el cual se levanta del asiento y se va a recostar al sofá, seguido de esto saca su teléfono y lee algo en el. Parece que no es nada agradable porque cierra sus ojos con fuerza y respira profundo.
Mi instinto protector inmediatamente se agudiza y me posiciono a su lado para cerciorarme que está bien, aunque obviamente no lo está. Me siento en el posa brazos y acaricio su cabello.

  — ¿Que tienes amor? ¿pasa algo malo?

— No, solo es que sentí como una punzada en el estómago. no te preocupes amor.

Lo dejo pasar por el momento, pero en cuanto su madre vuelve con el postre, él se levanta y corre directo al baño. De por sí, ya me está preocupando.

Me acerco a la puerta del baño y alcanzo a percibir sus arcadas, al parecer algo no le cayó bien. Varias arcadas después, sale del baño algo incómodo y pálido; su madre lo recuesta en el sillón y le da unos medicamentos con un té que, según dice ella, es buenísimo para casos como este.

— Emms... tengo que irme a trabajar, dile a mamá que gracias por el té pero debo irme.

— No, tú no irás de esta manera. ¿Es que acaso no tienes derecho a unas vacaciones?

— ¿Te parecen pocas las que he tenido? dejé todo tirado para ir por ti, así que debo irme ahora.  

— Lamento haber sido un estorbo entre tu trabajo y tú.

— Amor... no quiero ser parte de otro de tus dramas, por favor...

— ¿Ah... otro de mis dramas? ¿así que soy yo la que siempre causa dramas sin razón? Liam...

  — No quise decir eso, digo que no vale la pena discutir y será mejor que me vaya. Te recojo cuando salga del trabajo, de todas formas parece que a mamá le agradas más que su propio hijo.

— ¿Así que todo esto es por celos de madre e hijo? no seas patético Liam.

— Emma no me hagas decir nada para no ofenderte.

— Anda, suéltalo.

— Bien... si tanto lo deseas escuchar, todo lo que hago es por ti aunque tú no lo logras entender. Créeme que trato de lidiar con tu carácter, sin embargo, aveces me pones entre la espada y la pared.

— Ahora no te hagas el sufrido, sabes que te pido que te quedes porque estás enfermo y durante el tiempo que estuvimos en el crucero fue difícil para ti separarte del trabajo.

— Sabes que lo hago porque es mi pasión.

— Y también sé que es una forma de salir de la realidad por un momento. Liam, estás enfermo y muy pálido— En este momento se sostiene con fuerza de un mueble que está a su lado—. Mírate, parece que te vas a desmayar.

— Estoy bien— Responde serio.

— No seas orgulloso— Me acerco y toco su frente—. Tienes fiebre, esto es grave.

— Yo...

— ¿Que decía ese mensaje? hace un rato estabas bien.

— Tranquila, ya pasará... no es nada— Cada vez lo veo peor, sus ojos están a punto de cerrarse y parece que en cualquier momento caerá inconsciente.

 Creo que está teniendo una reacción de estrés y pánico, algo tenía que decir ese mensaje. Lo rodeo con mis brazos y beso una y otra vez su pecho, bajo mis labios siento como su corazón late desembocado.

  — Shh cielo, tranquilo. Todo estará bien, estoy aquí contigo.

  — No, ella...

— Necesito que te calmes Liam— De apoco lo recuesto en el sofá y él cierra sus ojos.

— Descansa— Cae rendido y beso su frente.

Parece que Grace no está, así que voy a la cocina en su búsqueda y allí encuentro una nota que dice que fue a la tienda a comprar algunas medicinas para su hijo. Aprovecho el espacio para revisar el celular de Liam y encuentro un mensaje de un número desconocido.

Desconocido: No creas que te librarás tan fácil de mí, disfruta este tiempo de paz porque el siguiente año vuelvo con baterías recargadas.
Att: Kyla.

Aunque el miedo me invade, no puedo permitir dejarme dominar de el, así que hago lo único que puedo para controlar la situación y envío el mensaje a la policía esperando que ayude en la investigación. Mi novio me necesita y estaré aquí para él, ahora entiendo porqué se puso de esa manera y sobre todo porqué quería ir a trabajar, para distraerse de todo. Vuelvo al sofá y me recuesto a su lado.

  — Perdón por lo que dije hace un rato, yo me dejé llevar por el estrés.

— Shhh— Lo arrullo hasta que se queda dormido entre mis brazos.

Una vez llega su madre, le comento acerca del mensaje y me sorprende lo enterada que ha estado de todo, al parecer conoce a la perfección a nuestro grupo de amigos y la situación con Kyla.

— Nunca me ha agradado esa chica— Comenta—. No sé que vio Liam en ella y decidió ser su amigo, yo se lo respeté e intenté llevarme bien con ella... pero es una completa arpía.

— A ninguno de nosotros nos agrada, no veo la hora de que pague por todo lo que ha causado.

Mi chico se queda dormido por aproximadamente dos horas, para cuando despierta lo obligamos a tomar sus medicamentos y el té que su madre le preparó. Antes de caer la noche, cuando ya se siente un poco mejor, dejamos la casa no sin antes prometer volver pronto.

 Al parecer tendremos que cancelar ir a almorzar mañana con mis padres, ya que nuestro vuelo saldría hoy por la noche y no quiero que Liam lo tome en ese estado... aún está muy débil.
De regreso a su departamento decido conducir yo y lo dejo en el asiento del copiloto.

  — Aún podemos ir con tus padres— Me dice con voz leve.

— No es necesario, ya cancelé el vuelo y lo cambié para un par de días.

— No, puedo hacerlo...

— Liam... no vamos a volver a tener la misma conversación, tienes que descansar.

— Está bien— Cede resignado.

— No dejaremos que esto arruine nuestras vacaciones, todo está en manos de Dios, sólo debes confiar en él.

— Estoy de acuerdo— Toma mi mano y besa mis nudillos con cariño.

  — Gracias por entender, ahora relájate. Pronto llegaremos.

— Gracias por cuidarme.

— Sabes que siempre estaré aquí para ti amor, sin importar nada— Le digo con cariño.

— Te amo— Y después de eso cierra sus ojos y trata de descansar. 

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