Catorce

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—¡Por Kim KiBum! —el sonoro grito de WooHyun hizo a los invitados alzar la copa de champan— por el mejor diseñador coreano de Londres.

La pasarela había sido un éxito, después de haber besado a MinHo, huyó de ahí a la fuerza, su pareja había mencionado que toda la atención debía ser para el diseñador y no para ambos puesto que era su momento de lucirse y darse a conocer como alguien de renombre.

A cambio, KiBum ordenó a su amado un cambio de ropa, elegante y varonil puesto que lo presentaría ante su tía y su primo al final de todo el evento, el moreno aceptó gustoso y desapareció entre la gente. Nadie los había visto ya que desconocían al diseñador y tampoco reconocieron al entrenador de futbol con aquella ropa.

Fue así que se dio inicio al evento más importante para un sonriente KiBum, hizo gala de sus mejores movimientos de manos al presentar cada prenda y también demostró ser un catador excepcional del lenguaje al detallar cada estilo único de sus diseños.

Y ahora. Se encontraba celebrando junto a su equipo y su primo en la soledad de la tienda cerrada, había sido maravilloso, los ingleses habían quedado fascinados con las prendas, los reporteros habían hecho una exclusiva cobertura del evento y por supuesto no se quedaron sentados cuando KiBum se retiró del estrado, las preguntas y respuestas fluían con una elegancia que el rubio supo manejar con calma al mostrar una sonrisa relajada entre pausas.

—¡Espero que la tienda se mantenga con clientela! —Celebró KiBum alzando su copa rellena de jugo.

—¡Por supuesto que será así! —WooHyun le codeó con suavidad— ¡Me tienes a mí!

—Quiero agradecer su apoyo y entusiasmo, tanto para mí como para mi primo —empezó un relajado KiBum a su staff quien escuchaba atento las palabras del diseñador—, desde joven mi sueño era este, el tener mi propia marca de diseñador, logré entrar bien aquí en Londres, quizá en un futuro se abra algo en Milán o en Dubái, tengo altas expectativas de esto, sin embargo debo decir que esta será mi última semana aquí, volveré a Corea donde instalaré otra tienda, estoy agradecido con todos ustedes.

Todos aplaudieron entre sonrisas, el diseñador bebió de su copa y mantuvo la expresión de felicidad todo el tiempo, quizá eran las hormonas o la liberación de tanta alegría que sus ojos se encontraban cristalizados al borde del llanto, uno de satisfacción.

—¡Por KiBum! —Repitió de nueva cuenta WooHyun esta vez comenzando con un aplauso que hizo que los demás le siguieran.

Después de aquella pequeña celebración, el staff se disolvió, al día siguiente harían una reunión de festejo, estaban demasiado exhaustos después de trabajar bajo presión por dos semanas por lo que se tomarían un descanso para reunirse renovados con sus jefes. Tras despedirse y cerrar la tienda, tanto WooHyun como KiBum caminaron hacia el estacionamiento.

—Llévame a casa de MinHo —ordenó subiendo a la camioneta de su primo—, le dije que llegaría con él, mientras tanto te daré tiempo suficiente para que te des una ducha y un cambio de ropa.

—Al fin tendré la dicha de conocer al hombre que te vuelve loco —sonrió encendiendo el auto—, mamá está tan emocionada que no dudo que haya mandado a elaborar la cena más glamurosa de toda su vida, se emociona más por ti que por mí. —Bromeó haciendo reír bajo a su primo.

KiBum relajó el cuerpo, esbozó una sonrisa y se permitió respirar, había sido un éxito todo, aunque sabía que aún no había terminado, aun así no desanimó, no cuando presentaría oficialmente a MinHo ante su familia.

▒•••▒

JongHyun sostenía una taza de café entre sus falanges, los labios posados contra la cerámica se curvaron ligeramente, sus cejas se alzaron y sus ojos se fijaron en la imagen que proyectaba la pantalla de su móvil.

—Vaya KiBum, no solo eres infiel, también te expones así.

En la foto se apreciaba el rostro de KiBum, sonriente y muy elegante, no negaba que era atractivo, tenía sus encantos, en la nota social se leía como encabezado «Ícono de la moda coreana, se abre paso en Londres y triunfa», eso era admirable, sin embargo JongHyun era un hombre curioso y no descansó hasta encontrar alguna prueba de infidelidad y la encontró.

Uno de los tantos camarógrafos había logrado capturar vagamente la silueta del diseñador, al inicio JongHyun dudó, puesto que el plano principal era la gente esperando ansiosa por conocer nuevos modelos creados por un coreano sin embargo en la esquina del lado derecho se apreciaba la espalda de quien fungía como esposo de JinKi, era imposible pasar desapercibido con ese saco negro de solapas de satín, y ni hablar del cabello rubio tal cual oro.

Amplió la imagen intentando descubrir a la otra persona, aunque le fue imposible, el zoom de la cámara en aquella fotografía con enfoque borroso lo hacía posible, no reconocía ni el cabello ni el estilo de vestir ¿sería algún residente de Londres o alguno de sus amigos?

¿KiBum tendría amigos?

Era una buena pregunta, JinKi le había hablado tanto de él pero no mencionaba a nadie más, quizá los ocultaba porque entre alguno de ellos radicaba el amante, o la otra opción era MinHo, del cual no tenía duda alguna de que fuese el verdadero amante.

—Ya veremos a tu regreso, me debes una explicación. —Esbozó una sonrisa deslizando el dedo del móvil para cerrar la aplicación.

—¿Hablas solo? —La suave voz de JinKi hizo a JongHyun girar el rostro con calma; no había persona más adorable que su hermoso amor de secundaria recién levantado. Ante los segundos en silencio, el recién llegado sonrió con calma— ¡Buenos días!

—Perdona mi atrevimiento, estabas durmiendo y bajé a tomar una taza de café.

—Descuida, eres mi invitado, estás en derecho —el CEO se encaminó a la cafetera donde con pereza tomó una taza de porcelana para servirse la bebida caliente— ¿dormiste bien?

—Después de haber charlado hasta tarde, de haberme divertido y de haber recordado incluso hasta tu apodo, puedo decir que dormí más que bien. —Sonrió con toques de coquetería que JinKi dejó pasar por distracción.

—Estoy feliz de haber recuperado estos años de distanciamiento, eres un amigo valioso.

El dúo se encaminó hacia el sofá, el silencio reinaba en aquella mañana; para JinKi era un día cualquiera, para JongHyun su tiempo se acababa, esperaba que KiBum tardase más de lo prometido para tener mayor chance de acercarse al de sonrisa bonita, los avances habían sido tan nulos que sentía que se enfrentaba ante una pared puesto que JinKi no captaba ninguna indirecta, en su lugar respondía tan sonriente otra cosa o sacaba un nuevo tema.

—Cuando KiBum regrese, le organizaré una fiesta sorpresa, mi corazón late frenético ante la idea de que en unos días regresa —empezó animado dando un corto trago a su bebida— además de que quiero que lo conozcas, es un poco arisco pero es hermoso.

—Me sentiré complacido de conocer a la persona que te hace feliz —con el esbozo de una sonrisa, retuvo las palabras que amenazaban con salir respecto al rubio—, es comprensible que alguien como Kim KiBum sea una persona con carácter difícil, pero eso no quita el deseo que tengo de conocerlo.

—¡Estaré encantado cuando se conozcan!

La plática sobre KiBum se desvió a otros temas, JongHyun tiempo después, se marchó de casa del CEO para ir a su apartamento, necesitaba una ducha y dado a que tenía horario laboral, no podría ver a JinKi hasta el día siguiente por lo que se despidieron con la promesa de encontrarse para organizar la fiesta sorpresa del diseñador.

Al quedar en completa soledad, JinKi volvió a sentarse en el sofá, lentamente la sonrisa que antes portaba se fue desvaneciendo hasta quedar reducido a una línea.

—¿Por qué? —Mencionó en susurro, bajó el rostro y cerró los ojos sintiendo que sus lágrimas se desplazarían por sus mejillas si no las detenía— ¿Por qué KiBum?

Ahora no había duda alguna, KiBum le estaba engañando y lo peor es que no sabía con quién, dolía porque le había entregado su confianza, porque le había dado su corazón sin dudar, le había dado todo para hacerlo feliz y saber que su pago era el engaño simplemente lo destrozaba.

Había visto las fotos de su amado, tan feliz, radiante, imponente y destacable, no contando con encontrar una foto donde se apreciaba él al fondo de aquella toma besándose con alguien más, no había duda alguna de que compartía un beso dada la posición, lo que desconocía era al amante.

¿Acaso siempre le había estado esperando en Londres?

El corazón le latía desbocado su pecho dolía por la desilusión, incluso pensaba en que MinHo los estaba encubriendo dado a que no le daba mucha información sobre KiBum alegando el que se encontraba con el comité o de paseo por la ciudad.

Su mundo volvió a derrumbarse y lo que al inicio había sido una semilla de duda, había florecido en decepción, rabia, impotencia y agonía.

Se sentía tan tonto por haber confiado en alguien que solo estaba fingiendo quererlo, ahora tomaba sentido, todo en KiBum era fingido. Nunca hubo un verdadero aprecio y por ende tampoco interés.

—Y pensar que yo si te amaba.

Las lágrimas se detuvieron cuando el timbre sonó causando un eco que causó en JinKi el volver a conectarse al mundo; tras enjugar los restos del caliente líquido, acudió a la entrada donde encaró a su visita, topándose con un muy serio TaeMin.

—Tengo que hablar contigo —empezó el menor adentrándose a la casa de su hermano sin necesidad de una invitación—, cometí un grave error del cual ahora no puedo salir.

JinKi se olvidó por un segundo de KiBum, su hermano lucía realmente mal en el aspecto de que unas ligeras ojeras remarcaban sus ojos, sin descartar el sudor de la frente y los temblores en sus manos las cuales serpenteaban enlazándose entre sí mismas.

—¿Qué sucede?

—Engañé a MinHo. —Soltó derrumbándose en el sofá.

Y JinKi solo pudo entre abrir los labios por aquello.

Qué ironía era saber que tu esposo te engañaba y tu hermano hacía lo mismo con alguien que no lo merecía.

Sí, definitivamente tenía problemas en su familia, solo esperaba que MinHo no terminara hundido en la miseria como él o todo se volvería doblemente jodido, bastante tenía al cargar con su corazón roto como para emparejarse con su cuñado.



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