32 | the could've

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng










TREINTA Y DOS
el podría







Sé que, por algún motivo, aceleran las torturas cuando dejan de sumirme en la inconsciencia cada vez que una tiene lugar. Ahora, Finnick me observa cómo me ahogo, pero el agua retrocede antes de que pierda el conocimiento; él y Jared me hieren con cuchillos, pero no me los clavan en el estómago hasta matarme; las descargas que me dedican cuando comienzo a chillar, rogando para que me maten, solo me acallan; y ya no me inyectan sedante antes de ir a ver a Snow.

No quieren perder el tiempo. Ahora, al contrario que antes, no duermo. Me inyectan sueros que me quitan el sueño y descubro que me han alimentado a través de otro suero diferente durante todo este tiempo. Mis brazos están llenos de moretones por los continuos pinchazos. La cabeza me duele y los ojos me pican continuamente, pero, atada como estoy a la camilla, nunca puedo rascarme. Se me secan hasta tal punto que se me hace imposible llorar. Puede que sea mejor de ese modo.

El presidente sigue hablándome en nuestras reuniones, pero llega a un punto en el que me siento tan desorientada que apenas soy capaz de entenderle. Si no fuera porque escucho débilmente el sonido de sus palabras, aunque no las comprenda, diría que me he quedado sorda. Aunque a él eso no parece irritarle.

Me veo atrapada en un torbellino inacabable que me da la sensación que solo viene durando horas. En los únicos momentos en los que estoy a solas, son en los que me encierran en una sala oscura que apesta a rosas y me hace desear desmayarme del olor dulzón que se emite.

Pese a que no comprendo aquel cambio, comienzo a crear teorías. En mi tercer encuentro con Snow, me recompongo lo suficiente como para preguntarle:

—Todo esto va a acabar, ¿me equivoco?

Y él sonríe y me dice:

—Mucho más pronto de lo que imaginas, Leilani.

De modo que va a matarme. No queda otra. Ni siquiera puedo asustarme: solo siento alivio. Alivio de que todo esto vaya a tener su final, porque no puedo seguir soportándolo. Estoy totalmente segura de ello.

Del mismo modo en que estoy segura de que realmente llevo menos horas despierta de las que creo. Con suerte, un día, aunque mi percepción del tiempo está hecha un desastre. Puede que eso signifique que será hoy cuando todo termine. A lo sumo, mañana.

Respiro más tranquila sabiendo eso y, afortunadamente, me encuentro incapaz de pensar en cómo será mi muerte o lo que vendrá después. Estoy demasiado destrozada como para pensar, presa de aquel interminable circuito de torturas que, pese a que parezca no tener fin, sé que lo tiene. Y que está llegando.

La sala de las rosas me da su bienvenida. Su aroma me llega a las fosas nasales, tan repulsivo como siempre, pero ni siquiera me produce náuseas. Y no sé si es el olor, el saber que apenas me quedan unas horas allí o el deterioro que estoy soportando lo que me lleva a decir:

—¿Sabes, Finn? Me gustaría haberlo sido, pero, si hay algo en lo que Snow tiene razón, es en que lo verdaderamente valiente, el verdadero acto de amor que puedes hacer por una persona, es vivir por ella. —Sé que estoy delirando, al menos, vagamente—. Yo hubiera dado la vida por ti, Finn. Sin dudarlo. Pero no sé si hubiera sido capaz de seguir aguantando, no sé si hubiera podido ser tan valiente. Imagino que ya nunca lo sabré. Pero eso es lo que tú estabas haciendo por mí, ¿no? Yendo a la arena como voluntario, protegiendo a Mags, protegiéndome a mí... —Suelto un trémulo suspiro—. Siempre fuiste mucho más valiente que yo, Finn. Creo que es algo que ambos siempre supimos.

»No sé si estoy asustada ahora mismo. Ni siquiera soy capaz de imaginármelo, ¿sabes? Pero estoy deseando que esto termine. Si no fuera por... —Contengo la respiración unos segundos, advirtiendo algo en lo que no había caído en la cuenta hasta el momento. Voy a morir. Finnick sabrá que he muerto, no cabe duda de que Snow se lo hará saber—. Oh, Finn. Lo siento. No había pensado en eso. Si todo esto termina para mí, tú... —Se me dificulta el imaginarlo. ¿Qué hará Finnick al saber de mi muerte? ¿Reaccionará como en la arena?—. Ya no estamos en los Juegos. No es lo mismo. En ningún caso hubiera sido culpa tuya, pero allí podrías pensar que hubieras podido hacer algo por evitarlo.

»Pero, ¿aquí? No. Nada en absoluto. Y no quiero evitarlo. Quiero que todo esto termine de una vez, porque dudo poder seguir aguantándolo más. —Vuelvo a suspirar—. Créeme, será mejor morir ya que tener que seguir adelante con todo lo que esto ha sido. No solo será mejor para mí, sino que también para ti. No quieres tener que soportarme después de esto. Créeme que no. —Niego con la cabeza—. Esto es lo mejor. Es lo mejor. No podría soportar ni un día más aquí.

»No sé qué hará Snow conmigo. Tampoco malgastaré el tiempo intentando adivinarlo. Prefiero emplearlo en otras cosas. Ni siquiera sé por qué te estoy hablando a ti, aunque siento que debo hacerlo. Puede que veas esto en algún momento, no sé. Podría esperar cualquier cosa de Beetee con la tecnología. En cualquier caso, lo siento.

Las palabras salen y salen. No me importa si Snow ve esto, o los agentes de paz, o cualquier persona del Capitolio. Ni siquiera sé si estarán grabando, pero me tengo que sacar del pecho todo, ahora que sé que el final está llegando.

—Zinnia, también debo pedirte perdón a ti. Creo que eres la persona de este mundo a quien podría ofrecerle una disculpa más sincera, porque la mereces. Has tenido que soportar demasiado por mi culpa y, a pesar de todo, no te has marchado. Nunca. Honestamente, no sé si yo hubiera podido hacer algo así. Eres la persona más fuerte que conozco, Nia.

»Me diste todo cuando yo no tenía nada y yo nunca te lo devolví como te merecías. Te aparté, a ti, a Thresh y a nana Yasmin. Lo siento tantísimo. —No era capaz de mirarles a la cara. No quería ponerles en peligro y tampoco que verles me recordara a Jared. No quería tener nada que ver con ellos, pese a que hubo un momento en que me lo dieron todo. Me ocupé de que nunca les faltara el dinero, pero no fui capaz de vivir bajo el mismo techo que ellos de nuevo—. Siento que por mi culpa Thresh fuera a la arena. Nunca quise eso para él, creí que estaría a salvo si yo... Si me marchaba. Pero no funcionó y lo siento.

»Jamás entenderé por qué después de eso seguiste viniendo a verme, Nia. Da igual que me lo hayas dicho ya. No sé si yo hubiera podido hacer algo así si la situación hubiera sido al revés, pero tu siempre fuiste mucho mejor persona que yo. —He admirado a Zinnia desde que la conocí. Me hubiera gustado ser un poco más como ella en muchas ocasiones de mi vida. Cuando éramos niñas, la copiaba en todo lo que me era posible. Cuando crecimos, supe que yo nunca podría ser así, porque ella era única. Pero ya no me importaba no ser igual a ella—. Me quisiste como a una hermana y yo nunca estuve a la altura de ello. Lo siento, Nia.

No sé si lloro. Siento mi cuerpo totalmente ajeno a mí, tan perdido en el dolor, el cansancio y los sueros que apenas responde a mí. Si no estoy llorando por fuera, indudablemente lo hago por dentro. Quiero acabar con todo, sí, pero desearía que ellos no tuvieran que sufrirlo. Desearía que yo no les importara en lo más absoluto, pero sé que no es así. Debería consolarme y, sin duda, en otro momento lo hubiera hecho. Pero no ahora.

—Y Violet, mi Vivi. También lo siento, muchísimo. Todos los problemas que haya podido traerte. Confío en que encuentres un modo de mantenerte apartada de todo esto, de estar a salvo de Snow. He hecho todo lo posible, pero sé que no ha sido suficiente. Siento haber sido tan egoísta, pero te quería a mi lado. Puede que incluso te necesitara. Dejé a un lado toda moral, creyendo que no podría pasaros nada ni a ti ni a Rue, y me equivoqué.

»Las dos fuisteis mi rayito de sol cuando más falta me hacía, Vivi. Dudo que sepas cuantísimo me ayudasteis. Te lo digo a ti porque a ella ya no puedo. —Duele hablar de Rue. Duele saber que aquella luz tan brillante se apagó antes de tiempo por mi culpa—. Siento haber sido una carga para ti, Violet. No te lo merecías. Yo tenía que ayudarte a ti, no al revés. Sé que, en muchas ocasiones, fui yo la que me apoyé en ti y lo siento infinitamente.

»Tienes muchísima vida por delante aún, Vivi. Confío de corazón en que lo que sea que esté sucediendo con el 13 y el Capitolio acabe cuanto antes y de la mejor manera para ti, para que tengas el futuro que te mereces y puedas cumplir cualquier sueño que tengas.

En mi cabeza, es mucho más joven de lo que lo es ahora. También lo son Finnick y Zinnia. Más niños, con menos dolor con el que cargar.

—Si he llegado hasta donde estoy, si no he dejado que todo acabara conmigo antes, ha sido por vosotros tres —murmuro, temblorosa—. Sois quienes me habéis mantenido con vida todo este tiempo. Sois todo.

Las tres personas vivas que más me importan. Ya lo he dicho. No me hace falta mucho más, salvo aguardar.

—Os prometo que esto es lo mejor —mascullo distraídamente, mareada por el olor de las rosas. Me pregunto cuánto rato más estaré allí. Creo que deliro.

Por primera vez en bastante tiempo, siento algo cercano al hambre. No puedo llamarla propiamente así, pero lo cierto es que sería capaz de comerme cualquier cosa comestible que me pusieran por delante. Las náuseas casi habituales que llevo quién sabe cuánto tiempo sintiendo han desaparecido. Me pregunto si eran producto de los sedantes; es probable que sí.

—¿Tantas ganas tienes de morir, Leilani?

La voz de Snow me hace soltar un suspiro. Asiento una única vez. Acordamos no mentirnos y, ahora que sé que todo va a terminar, ya me importa incluso menos.

—Y es gracias a usted —respondo, ya sin miedo. Va a matarme. Ya todo da igual.

—Creo que tratas de hacerme responsable de cosas de las que soy inocente, Leilani.

El presidente toma asiento a mi lado. Suelto un ruidito desdeñoso. Aquí, entre las rosas, parece sentirse incluso feliz. Yo, que tanto las detesto, no puedo evitar odiarle incluso más por ello.

—Puede que no sea responsable de todo, pero le aseguro que lo es de una gran parte —replico—. Usted se empeñó en hacer mi vida un infierno. Al menos, esto parece ir a acabar pronto. Por suerte.

Snow suelta un suspiro y niega con la cabeza, como si se sintiera decepcionado. Creo que me dirá algo sobre aquello, sobre cómo he entendido todo mal, pero cambia de tema.

—¿Querrías que estas grabaciones llegaran al Distrito 13?

Le miro unos segundos, antes de encogerme de hombros.

—Necesitaba decirlo en voz alta —admito—. Aunque no me importaría que fueran vistas.

Si va a matarme, Finnick, Zinnia y Violet podrían tener, al menos, esa despedida. No sé si será un consuelo o no, pero podrán escuchar mi último adiós, lo último que tenía que decirles. Si va a matarme...

—Me alegro, porque han sido enviadas directamente a Beetee Latier.

Parpadeo y le observo en silencio. Snow me dirige una sonrisa viperina.

—¿Por qué? —pregunto, sin entender—. ¿Qué gana con esto?

—Más de lo que crees —rio Snow—. Sembrar el caos en el 13 es lo necesario ahora, Leilani. Si ellos no se entienden, la Rebelión fracasará. Es así de simple. Y sé por seguro que ya tienen sus problemas.

—Pero mi vídeo va para Finnick, Zinnia y Violet —susurro, negando—. ¿Cómo causará eso caos en el 13?

—Te aseguro que la reacción del señor Odair no será favorable. —Su sonrisa pérfida me da ganas de darle un puñetazo en pleno rostro, pero mis manos atadas me lo impiden—. Y eso influirá en la señorita Everdeen, desde luego. Y todo lo que influye en ella termina por afectar a los altos mandos, porque necesitan del Sinsajo. Sin él, todo esto no sería nada.

—¿No se cansa de invertir tanto esfuerzo en destruir a una adolescente?

Siento ira. No he pensado realmente en cómo podría estar Katniss en el tiempo que llevo aquí, pero, ahora que lo hago, desearía no haberlo hecho. Snow está jugando con ella, como siempre ha hecho con todos nosotros. Y sé que está asegurándose de hacerla sufrir. Si Panem quiere ser libre, la necesitará a ella.

Snow se asegurará de que la rebelión no tenga a su Sinsajo.

—La señorita Everdeen acabará por destruirse a sí misma, Leilani —responde Snow, encogiéndose de hombros—. Es tan autodestructiva como tú misma eres, si no es más. Y sin el señor Mellark para mantenerla a raya, puede considerarse tan explosiva como la dinamita.

—Eso no significa que usted mismo no esté colaborando en su destrucción.

—Indudablemente. —Snow me dirige una sonrisa que me da escalofríos—. En cuanto se extinga esa chispa...

—Ya ha tratado de apagarla antes y ha fracasado —le recuerdo, disfrutando de la ira que tiñe por un segundo sus facciones—. Puede que deba aceptar que Katniss es mucho más complicada de aplastar de lo que piensa.

—La señorita Everdeen no resistirá eternamente, Leilani. —La voz fría de Snow me hace saber que verdaderamente le han molestado mis palabras. Me produce cierta satisfacción, por ridículo que pueda parecer, el haber dado dos segundos de ira al hombre que me ha arruinado la vida—. No solo es autodestructiva, sino frágil. Créeme, le será difícil seguir aguantando por mucho más.

—No subestimaría a Katniss Everdeen —me limito a decirle—. Estoy segura de que volverá a sorprenderle.

—Eso me decía yo de ti y, pese a eso, no has hecho nada que haya logrado impresionarme, Leilani.

No sé qué responder a aquello. Sé que lo ha dicho con deseos de herirme, pero no estoy segura de si lo ha logrado o no. Snow suelta un largo suspiro y se pone en pie.

—Espero volver a verte en un futuro, Leilani —me dice. Hay un tono de burla en su voz que me revuelve el estómago.

«No podrás porque estaré muerta», pienso. Pero me mantengo en silencio mientras le escucho marcharse. El sonido de la puerta al cerrarse me indica que me he quedado sola de nuevo. Respiro algo más tranquila.

¿Realmente ese ha sido mi último encuentro con Snow? Y no ha pasado de conversación. Me siento casi aliviada, incluso sabiendo que él será la última persona que veré en mi vida. No importa, acabará pronto. Por fin.

—Va a terminar, Finn —mascullo, pero es más para mí que para la cámara en esta ocasión—. Realmente va a hacerlo. —Y, sacudiendo la cabeza, agrego—: Te prometo que está bien.

Hago más énfasis en el «prometo». Ni siquiera sé si esta nueva grabación llegará al Distrito 13, como la otra. Pero necesito que Finnick sepa que es lo que necesito, que no puedo seguir así. Snow busca hacerle daño, hacerle daño a Katniss, perjudicar a la Rebelión, mandando mi vídeo. Suspiro y cierro los ojos.

Da igual lo que diga y lo sé. Si yo estuviera en la posición de Finnick, si me llegara un vídeo de él diciendo las cosas que yo he dicho, despidiéndose, después de a saber cuánto tiempo siendo secuestrado y torturado por el Capitolio... Perdería la cabeza. Lo tengo claro.

—Lo siento, Finnick —mascullo—. Os pido perdón a todos, de hecho. Nia, Vivi. Lo siento. Y Finnick... —Porque sé que ellas podrán con esto, porque sé que sí. Pero Finnick me asusta más. Pero descubro que no sé qué más decir, que no encuentro palabras para explicar lo que deseo, que ni siquiera tengo claro qué quiero. De modo que me limito a susurrar—: Te quiero.

Me quedo un rato pensativa, tratando de hallar algo más para decir, sabiendo que aún me queda mucho dentro que debería sacarme antes de que Snow decida poner fin a mi vida. Pero no sé cómo y, antes de que decida qué hacer, escucho un fuerte ruido, como un golpe metálico, y me pongo alerta al instante.

¿Ya? ¿Ha llegado el momento? No puedo saberlo, solo me queda esperar. Inspiro hondo lentamente, sin saber qué horror puede haber planeado Snow para acabar conmigo. Sé que no será una muerte fácil, lo tengo por seguro. Disfrutará, jugará con su comida, antes de finalmente darme el consuelo de asesinarme. Solo me queda resistir sabiendo que es el fin de todo.

Sin embargo, un olor extraño llega a mí y me hace fruncir el ceño ante su aroma dulzón que nada tiene que ver con el de las rosas que me rodean. ¿Qué es eso?

La tos llega tan súbitamente como el olor. Un gas grisáceo comienza a arremolinarse a mi alrededor. ¿Así va a matarme Snow? La tos se vuelve más fuerte, al tiempo que la somnolencia comienza a invadirme. Parece una muerte absurda para ser obra del presidente. O puede que aquel gas vaya a darme unas alucinaciones terribles antes de finalmente matarme. De todos modos... me parece extraño.

Escucho la puerta abrirse con brusquedad. Se oye el golpe que da al golpear la pared. Trato de incorporarme lo poco que las correas me permiten, pero la somnolencia es cada vez mayor y mis músculos van perdiendo fuerza. Haciendo un esfuerzo por mantener los ojos abiertos, pese a lo mucho que los párpados me pesan, acierto a distinguir una figura vestida enteramente de negro a mi derecha. Una máscara cubre su rostro. Una máscara que debe de usar para protegerle del gas.

—¿Quién eres? —acierto a preguntar, arrastrando las palabras. Me cuesta más y más no cerrar los ojos. El recién llegado comienza a empujar mi camilla para sacarme de la habitación—. ¿Qui-quién e...?

—Vengo del Distrito 13 —responde una voz de mujer, incluso a pesar de que soy incapaz de terminar de repetir la pregunta—. Hemos venido a rescatarte, Leilani, a rescataros a todos. Vamos a sacarte de aquí, ¿vale?

Jadeo. Mis ojos se cierran pese a mis esfuerzos, pero me mantengo despierta lo suficiente para escuchar a la desconocida decir:

—Pronto, estarás con Finnick, Zinnia y Violet, te lo prometo.












terminamos el 2023 un poco mejor para leilani no??? jejej

FELIZ NICHEVIEJA Y FELIZ AÑO NUEVO AMORES <3333

gracias por acompañar a leilani y a finnick durante este tiempo, espero que sigáis por aquí en 2024 :)

ale.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro