INTERVIEWS. from district 13

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ENTREVISTAS
desde el distrito 13

EN DIRECTO: LEILANI DEMETER Y PEETA MELLARK














Finnick aguarda. Es lo que lleva haciendo, semanas, simplemente esperar. Entre sus dedos, sujeta el pequeño trozo de cuerda que lleva días y días usando para hacer nudos y luego deshacerlos, para repetir el proceso después. Una y otra vez. Le calma, o intenta creer que lo hace. Odia aquella espera insufrible. Odia no tenerla a su lado. Odia no saber cómo está, porque su cabeza no hace más que crear situaciones cada vez más grotescas.

Por lo que sabe, Peeta ha aparecido ya en dos entrevistas con Caesar Flickerman. La primera fue en la que pidió un alto al fuego y puso en su contra a buena parte de los rebeldes. La segunda, la vio únicamente con Katniss y nadie del 13 se enteró de ello. Ambos lo siguen manteniendo en secreto.

Pero Leilani únicamente apareció en la primera. Pese a que Finnick no ha vuelto a ver la entrevista, puede imaginársela perfectamente en su cabeza. Estaba solo en el ala del hospital cuando fue emitida. Verla le había causado un alivio y un dolor indescriptibles a partes iguales.

Estaba viva y parecía estar bien, al menos físicamente. Pero Finnick podía ver en su postura, en su mirada, en su silencio, todo su miedo y su desorientación. En cómo titubeaba al responder, en cómo se encogía en el asiento. Finnick lloró, no pudo evitarlo. Zinnia llegó a su habitación pocos minutos después de que la retransmisión hubiera terminado.

Aún recuerda con claridad lo que le dijo. Aún recuerda el dolor y el horror en el rostro de la del 11 al escucharle. No fue la misma mirada que le dio Katniss, pero Katniss lo ve de otro modo. Katniss también lleva dos viajes a la arena, Zinnia no. Duda que ella lo haya olvidado.

—Ojalá estuviera muerta. Así no viviría con esta incertidumbre. Y ojalá estuviera muerto yo también. Todos nosotros y todos ellos. Sería todo mucho más fácil.

Leilani está a miles de kilómetros de distancia y no sabe qué pueden estar haciéndole en ese preciso momento. Le está volviendo loco. Quiere estar con ella, abrazarla, la necesitaba a su lado. Sabe que el no tenerla le está matando.

Aquella entrevista ha sido lo único que ha tenido de Leilani en todo el tiempo que lleva ahí. No sabe qué aspecto puede tener ahora, lo que le inquieta después de haber visto la segunda entrevista de Peeta. No sabe cómo pueden haberle hecho daño. Y lo peor es que poco puede hacer.

No pudo acompañar al Distrito 8 a Katniss, aunque pasó aquel tiempo practicando con el nuevo tridente que Beetee le había hecho. Haymitch y Plutarch sugirieron que hiciera una propo, pero no puede. No sabe cómo sentarse inmóvil delante de una cámara y contar todo lo que sabe. Cada secreto susurrado en su oído, que él ha ido almacenando con precaución. Porque, si empieza a hablar, recordará inevitablemente cómo llegaron aquellos secretos a él. Recordará lo que le sucedió a él... y lo que puede estar sucediéndole a Leilani.

Es demasiado. Sabe que debería ser lo suficientemente fuerte como para hacerlo por ella, pero no lo es. Y eso le quema por dentro.

Lo que sí ha podido hacer ha sido grabar unas pocas entrevistas hablando de otros vencedores y tributos caídos. Algo así como un in memoriam. Dae también ha participado. Ambos conocían a muchos de los caídos en los Juegos. Hablar de ellos... No podría decir que es liberador, ni mucho menos, pero al menos sabe que está haciendo algo, aunque sea poco. Le mantienen ocupado y eso le basta.

Ahora, con Haymitch a su lado, aguarda a que la retransmisión empiece. Se está emitiendo la programación habitual del Capitolio, pero algo va a interrumpirla, o eso va a intentar Beetee. El del 3 le ha asegurado que puede conseguirlo.

—¿Qué pasa? ¿No íbamos a ver las propos del 12? —escucha preguntar a Katniss. Se vuelve a la del 12, recién llegada a la sala de Mando.

—Oh, no —responde Plutarch—. Es decir, puede. No sé bien qué grabación va a usar Beetee.

—Beetee cree que ha encontrado la forma de entrar en la emisión a nivel nacional —dice Finnick—, para que nuestras propos se vean también en el Capitolio. Ahora está abajo, trabajando en ello en Defensa Especial. Esta noche hay programación en directo. Snow va a hacer una aparición o algo. Creo que ya empieza.

Quiere verla, pero a la vez no. ¿Y si su aspecto ha empeorado tanto como el de Peeta? ¿Y si la ve tan destruida que pierde la cabeza? Sabe que existe la posibilidad y eso hace que su corazón lata muy rápido, asustado. No sabe qué puede suceder en los siguientes segundos, pero sabe que va a ser crucial. No para la rebelión, para él mismo.

Ponen el sello del Capitolio, subrayado por el himno. De repente aparece el pantalla presidente Snow, que saluda a la nación. Es como si usara su podio de barricada, aunque la rosa blanca de su solapa está bien a la vista. La cámara se aleja para incluir a Peeta y Leilani; les han puesto a un lado, delante de un mapa proyectado de Panem. Ambos están sentados en una silla elevada, con los zapatos encima de un escalón metálico. El pie de la pierna protésica de Peeta da golpecitos en el suelo de manera irregular. Pero Finnick solo puede mirar a Leilani, que se mantiene muy quieta, casi en trance.

Es indudable que está más delgada, de un modo que resulta doloroso. Su rostro está consumido y se le marcan los huesos tanto de la cara como de los brazos y la clavícula, que el hermoso vestido dorado que lleva deja a la vista. Ni el maquillaje puede ocultar el preocupante tono de su piel, mucho más pálida y grisácea de lo que debería ser.

Sus ojos se mueven de un lado a otro sin cesar. Verla tan increíblemente perdida y asustada le está destrozando. ¿Qué le han hecho a Leilani? No habla, apenas se mueve, más que para tocarse el pelo con mano temblorosa. Pero sus ojos lo dicen todo.

—Están peor —susurra Katniss.

Finnick le agarra la mano para ofrecerle apoyo. Ambos intentan aferrarse el uno al otro, sin poder apartar la mirada de la pantalla.

Peeta empieza a hablar en tono frustrado sobre la necesidad del alto el fuego, mencionando ataques y bombardeos que atribuye a los rebeldes. Finnick apenas le escucha, sin poder apartar la mirada de Leilani. Las emociones van atravesando esporádicamente su rostro. Pánico, dolor, pero sobretodo hay desorientación. Apenas parece ser consciente de dónde está. Finnick sufre y sufre viéndola así.

¡Pum! De repente, sin previo aviso, Katniss en la tele, de pie entre las ruinas del 12. Plutarch se levanta y exclama:

—¡Lo ha hecho! ¡Beetee ha entrado!

La sala está eufórica cuando Peeta vuelve, distraído. Ha visto a Katniss en el monitor. Finnick oye con mucha claridad a Leilani susurrar el nombre de la del 12 y siente un estremecimiento. Su voz suena increíblemente frágil. Increíblemente rota.

Peeta intenta seguir con su discurso pasando al bombardeo de una planta depuradora de agua, cuando lo sustituye una grabación de Finnick hablando de Rue. Se van intercalando fragmentos de la emisión con pequeños clips de las propos que Beetee va introduciendo. La presentación oficial se va deteriorando, salpicada de imágenes escogidas por Beetee.

Toda la sala lo festeja, excepto los tres vencedores allí presentes. Finnick permanece callado e inmóvil junto a Katniss que tampoco dice palabra. Haymitch está al otro lado de la sala; el miedo se ve en los ojos de todos ellos. Con cada vítor, ambos se alejan más y más de su alcance. Finnick siente una mano en el hombro y se vuelve hacia Dae, que le contempla con la mirada llena de angustia.

Vuelven a poner el sello del Capitolio, acompañado de un pitido continuo. Snow, Peeta y Leilani tardan veinte segundos en volver, y ven que el estudio es un caos. Se oyen conversaciones frenéticas en su cabina. Leilani está en pie inmóvil, contemplando a lo que debe ser una pantalla. Su silla ha sido derribada, probablemente por ella misma al levantarse. Hay algo distinto en su mirada ahora: parece haberse librado del sopor que antes la invadía. Parece ser más consciente de sí misma y sus alrededores. Peeta le sujeta la muñeca. Entonces, Leilani suelta un jadeo y se vuelve hacia él con los ojos muy abiertos. Asustada. Parece haber recordado algo súbitamente, pero Finnick no puede saber qué es.

Snow se lanza hacia la pantalla diciendo que, sin duda, los rebeldes intentan evitar que todos conozcan la información que los incrimina, pero que la verdad y la justicia prevalecerán. La emisión se restablecerá cuando restauren la seguridad. Pregunta a Peeta y Leilani que si, dados los hechos acaecidos esta noche, tienen algo más que decir a Katniss Everdeen y Finnick Odair. El rostro de Peeta se arruga, como si le costara hablar.

—Katniss..., ¿cómo crees que acabará esto? ¿Qué quedará? Nadie está a salvo, ni en el Capitolio ni en los distritos.

La cámara apunta directamente a Leilani. Inspira con fuerza. Desvía la mirada por un instante y Finnick puede leer en su rostro algo más que simple terror: hay, de pronto, una seguridad y una chispa de rebeldía difícil de ignorar. Entonces, mira directamente a la cámara que hay frente a ella.

—Finnick..., Finnick..., Finn, yo... —susurra. Jadea, como si le faltara el aire. Parece incapaz de seguir. Su voz rota y el ruego y el dolor que hay en ella hacen que Finnick sienta como si mil balas le atravesaran el pecho. Leilani toma de la mano a Peeta, puede que buscando fuerza o apoyo. Y él habla.

—Katniss. Tú... en el 13... —dice, tomando aire con dificultad, como si no pudiera respirar; con ojos de loco—. ¡Mañana estarás muerta!

Fuera de cámara, Snow ordena cortar la emisión. Beetee lo termina de liar todo poniendo una imagen fija de Katniss de pie delante del hospital bombardeado del 8 a intervalos de tres segundos. Sin embargo, entre las imágenes, son testigos desde la sala de Mando de lo que pasa en el plató, de que Peeta intenta seguir hablando, de cómo Leilani es derribada y golpea la cámara, que cae al suelo y graba las baldosas blancas, del movimiento de muchas botas, del impacto del golpe que va unido al grito de dolor de los dos desdichados rehenes..., y de su sangre salpicando las baldosas.

—¡Finnick! —se escucha chillar a Leilani. Suena desesperada—. ¡Finnick, tienes que...!

Nunca llega a terminar la frase. Por el movimiento de una bota, su grito de dolor y la nueva sangre que cae sobre las baldosas, Finnick sabe que le han propinado una patada en la boca.

Él no grita, aunque los músculos de su garganta se tensan como si así fuera. Se queda inmóvil, contemplando la pantalla en la que apenas unos segundos antes estaba Leilani. Ahora, solo queda la estática.

No está muerta, no. Pero no sabe si el hecho de que esté viva compensa todo el dolor que tiene que estar sufriendo en esos instantes en los que él solo permanece inmóvil y todos a su alrededor discuten.

Dae lo sostiene, en cierto modo. Finnick no se desploma, pero le cuesta. Ella no se aparta.

—Dae...

—Lo sé, Finnick —susurra ella—. Pero vamos a sacarla de ahí. A todos ellos, ¿vale?

Finnick piensa en Peeta, a quien acaba de ver ser golpeado junto a Leilani. Piensa en Johanna, de quien no saben nada. Sabe que Dae también piensa en ella. Puede que tuviera esperanzas de verla; no puede saberlo. No va a preguntarlo.

—Estarán con nosotros muy pronto —le asegura Dae, con voz temblorosa.

Finnick no puede hacer otra cosa que no sea aferrarse a esa promesa, deseando de corazón que se haga realidad pronto.












por petición popular, un pov de finnick jeje (no fui capaz de narrar otras partes porque simplemente no me salían las palabras, me pidieron la reacción de finnick a la cinta que le envió snow de leilani pero no pude hacerlo, así que os dejo esto por lo menos) <3

ale.

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