capítulo 9

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Siempre quise poner una canción de ella en una de mis historias, y creo que llegó el momento. No la elegí por la letra, que de por si es muy bonita, si no por el tono tan tranquilo y evocador.



Al día siguiente, todos desayunaron rápido, para poder preparar las cosas del viaje con anticipación.

—Voy a ver a Flare, así que los veré a las afueras de la ciudad –dijo Circe dejando su maleta en la puerta de la habitación que compartía con Raisa, Caelan y sus hermanos

—está bien. Yo la llevo –dijo Gladius abriendo la puerta mientras arrastraba la maleta de la joven.

—gracias, Gladius –dijo ella caminando junto a {el.

—Raisa, tu y yo tenemos que entrenar un poco –dijo Morlok desde las escaleras

—si ¿ya voy! –respondió la niña dejando sus cosas sobre la cama

Caelan se acercó al hechicero con una mirada interrogativa en el rostro. Y antes de que pudiera preguntar si podía asistir al entrenamiento de su amiga, el hombre le dijo con una afable sonrisa

—sí, Caelan. Tienes mi permiso

—muchas gracias, señor

—¿aquí estoy! –gritó Raisa bajando por las escaleras apresuradamente

—muy bien, entonces vamos. Pero no corras –le ordenó su tío

La niña asintió, emocionada.

Mientras tanto, Gladius y Araline decidieron salir a dar un paseo con Brielis y Uriu. Definitivamente una cita doble era una buena idea para distraerse un poco del misterio que los rodeaba, aunque en secreto la elfina se había guardado la espada en el cinto.

—tengo que investigar a este chico misterioso. Ustedes vayan, sin mí –dijo Luna cuando Araline le preguntó si quería ir con ellos.

—bueno, pero no salgas de la casa a menos que sea muy necesario d-le dijo Brielis con una mirada suplicante

—tranquilos. Yo la cuido por ustedes –exclamó Zéphiruz acercándose por detrás —no voy a dejarla sola

—que lindo eres, pero no necesito que me cuides. –le dijo Luna restándole un poco de importancia

—yo creo que si me necesitas, porque a veces eres demasiado curiosa –le respondió Zéphiruz mirándola de forma inquisitiva.

Todos se despidieron, y tomaron los caminos ya mencionados.

—veamos como vas con la velocidad –dijo Morlok cuando llegaron a un salón grande con unos enormes ventanales negros, cubiertos por gruesas cortinas —quiero que hagas flotar esta manzana de aquí hasta la pared de enfrente en menos de 20 segundos

A Raisa le pareció un poco excesivo, pero obedeció.

Caelan le pasó la manzana que había traído, y la niña tomó su báculo

—¡aeris levitas! –resitó la niña apuntando a la manzana.

la fruta se elevó por el aire, y llegó a la pared justo como le había ordenado el hechicero. Pero fue muy lenta.

—40 segundos, es mucho para ti. Hazlo de nuevo –dijo Morlok atrapando la manzana con la mano.

La niña obedeció, pero la manzana volvió a elevarse lentamente.

—pon mas recta la muñeca. Si, justo así –ordenó Morlokacomodando la mano de la niña —y ahora, recuerda que un hechizo no son solo palabras, la intención también cuenta

La niña respiró profundo y realizó el hechizo una vez mas.

—¡30 segundos! –gritó Caelan al consultar el reloj que el hechicero tenía en la muñeca —¡increíble!

—estás mejorando, pero tienes que practicar mas. Hazlo otra vez –ordenó Morlok devolviéndole la manzana.

Media hora mas tarde, la niña estaba haciendo bolar la manzana en menos de 10 segundos. Pero había comenzado a cansarse, de modo que tuvo que pedirle a su tío un vaso con agua

—vamos bien, Raisa. Solo tienes que concentrarte un poco mas –dijo Morlok al pasarle el agua

—¿soy tan lenta por ser pequeña? –preguntó la niña cabizbaja

—no, nadie es lo suficientemente pequeño para ser lento. Las hormigas son muy rápidas y son del tamaño de un grano de arena. Solo eres lenta porque aún te falta por aprender –aconsejó el hechicero dándole una palmadita en la espalda.

— tiene razón, Raisa. Yo soy pequeño, como tú, y puedo llegar a correr muy rápido si me lo propongo –exclamó el hobbit para animarla

—me gustaría probar tu teoría, Caelan –dijo Morlok lanzándole una mirada de complicidad

—bueno...pues...yo...

Antes de que pudiera terminar su frase, Morlok lanzó la manzana hacia arriba, y el hobbit instintivamente, corrió hasta el lugar donde creyó que caería.

Levantó una mano, y logró atrapar la manzana justo antes de que lo golpeara en la cara.

El hechicero aplaudió con una sonrisa de triunfo en los labios, y asintió con la cabeza.

—¡eso fue increíble! –lo felicitó Raisa

—gracias...la verdad no esperaba que eso pasara –le respondió el hobbit con una sonrisita.

—y ahora, por haberla atrapado, puedes comértela si la quieres –le ofreció el hechicero.

Caelan no lo pensó dos veces, y le dio un mordisco. Raisa estuvo muy contenta de ver que le partía un pedazo con la mano, y se lo daba con una mirada tierna en el rostro.

—les doy diez minutos –dijo Morlok —iré por lo que usaremos ahora

Y caminó hasta salir del salón.

Mientras tanto, en la casa de lord Casian...

—¿por que presiento qué no encontraremos nada en estos libros? –preguntó Zéphiruz irónicamente

—porque no hay nada sobre el en estos libros –respondió Luna acomodando un par en u o de los estantes de abajo —pero en este tal vez sí.

La chica había sacado el libro que Uriu había traído con desde Amberwin, y se lo pasó al hobbit para que comenzara a buscar.

—veamos...donde nos quedamos –dijo Zéphiruz mientras pasaba las páginas.

—tal vez en el capítulo de Leya –sugirió Luna observando el libro

Zéphiruz se detuvo, y miró la página en donde Leya aparecía vestida para su cumpleaños número 18. Cambió la página y se sorprendió mucho al ver otra foto de Leya, pero esta vez mucho mas grande de edad y con una sonrisa malévola en su rostro.

Ya no llevaba un vestido, si no una túnica gris con líneas negras a los costados, y estaba descalza. Llevaba el cabello suelto y algo enmarañado, pero ¿y si lo escribimos? –sugirió Luna

eso no hacía que pareciera menos desaliñada, al contrario, parecía adquirir un cierto aire de elegancia.

—¡es él! ¡el chico que está detrás! –exclamó Luna asombrada al mirar atentamente la fotografía.

Y en efecto, había un chico detrás de ella. Era muy parecido al que habían visto con Leya, pero este estaba menos delgado, y parecía tener más expresión en su rostro. Estaba mucho menos pálido, y su sonrisa era dulce, y a Luna se le humedecieron los ojos de pensar que aquel chico tan lindo estaba siendo torturado por esa malvada bruja.

—no dice nada sobre él, pero ay un espacio vacío aquí –señaló el hobbit observando el pie de página.

—si. Y es raro, porque nunca había visto una foto en un libro sin información –dijo Luna extrañada

Zéphiruz se puso la mano en la frente, pensativo.

—si, yo tampoco he visto algo así. Pero ¿qué podemos hacer?

—¿y si escribimos sobre él? –sugirió ella

—no lo se, este libro fue escrito por el mismo señor del tiempo, y no estoy muy seguro de que le agrade –respondió el hobbit dudoso

—ya sé, pero es muy triste que no haya información sobre alguien que ha sido tratado como él –alegó Luna para convencerlo.

Zéphiruz lo pensó un momento, y aunque tenía miedo de que tuviera represalias por parte de Alberon, suspiró y dijo

—está bien. Pero lo harás tú, yo solo te ayudaré a redactarlo

—eres el mejor, Zéphiruz –le respondió ella con una sonrisa de oreja a oreja.

El hobbit le sonrió y le dijo

—te olvidas de algo muy importante

—¿de qué? –preguntó

—su nombre. Creo que lo mejor será que encontremos más información sobre él antes de escribir algo equivocado –le aconsejó Zéphiruz

—muy bien, entonces vayamos con la señora Borma. Tal vez ella sepa algo –sugirió levantándose

—buena idea, y de paso como algo, porque tanto pensar me da hambre

Y por si se lo estaban preguntando, ahora les contaré como les fue a los enamorados.

Uriu, Brielis, Araline y Gladius salieron de la casa decididos a probar el kime, la fruta mas importante de todo Faeri.

—desde que Jasper y Lucía pusieron la estrella en el árbol de Lerís, volvió a dar tanto kime como en sus tiempos más lejanos –explicó la elfina muy contenta —Eldorat fue el lugar indicado para poder plantar la semillas, y ahora los comerciantes de todo Faeri vienen solo a cosechar la fruta para venderla o simplemente llevar a sus familias

—espero que no se acabe –dijo Brielis —desde que era pequeña sueño con probarlo

—no creo. Las semillas crecen rápido, y el kime es mucho en esta época del año. De hecho, lord Casian ordenó que si uno de los árboles se quedaba sin frutos, dejarían de cortarlos para que pudiera volver a florecer –respondió Araline mirando los letreros de las largas calles abarrotadas de gente.

—¿tú lo has comido alguna vez? –preguntó Gladius acariciándole una mano

—si. Mi mamá me dio uno cuando yo era muy pequeña. Era dulce y muy suave por dentro –replicó la elfina con una sonrisa.

—¡son esos de allí! –gritó Brielis muy emocionada mirando un hombre entrecano, vestido con una camisa blanca y unos pantalones muy gruesos, que transportaba un pequeño carro lleno de una fruta alargada y amarilla, muy parecida a una copa.

Araline lo detuvo con una seña de la mano, y el hombre hiso una reverencia al darse cuenta de que estaba en presencia de una elfina y de su honorable compañía.

Uriu temió preguntar sobre la cantidad de fruta y cual era su medida estándar, por miedo a parecer ignorante. Pero su novia pareció comprenderlo, y lo ayudó un poco.

—¡cuánto cuesta la veintena? –preguntó la joven

—dos dreamkoins y 5 spellions –respondió el hombre empacando la fruta en una bolsa.

Gladius, un poco apenado por no saber si estaba contando bien, le pasó el dinero a Araline y ella asintió con la cabeza entregándoselo de nuevo.

El hobbit se acercó al hombre y le extendió la mano para dárselo.

—muchas gracias –dijo el hombre poniendo una expresión seria en el rostro.

Tomó el dinero, y evitó por completo mirar a Gladius. Incluso, hiso todo lo que pudo para no tocar la mano de el hobbit. Se alejó junto con su carro, y una cara de pocos amigos.

¿fue algo que dije? –preguntó Gladius

—no, kahim. Ay muchas personas a las que no les gustan los hobbits, pero no te preocupes por eso –le dijo Araline mientras se sentaban en una banca cerca de un arroyo.

- ¿de verdad? ¿enserio la gente cree que somos malos? –preguntó Gladius incrédulo

- No creen que son malos, solo piensan que son un poco diferentes –explicó Brielis

- Pero no te preocupes, siempre habrá alguien a quien no le caigas bien, y no por eso debes sentirte mal –le dijo Uriu pasándole un kime

- Uriu tiene razón. Si las personas no se dan cuenta de lo especial que eres, ellos se lo pierden –replicó Araline acariciándole la mejilla.

- Gracias, chicos. Creo que nunca me había pasado, y francamente me siento algo confundido –dijo Gladius bajando la mirada

- Es normal. Yo me sentí igual cuando algunos japoneses dijeronque no era muy bienvenida a la preparatoria –explicó Brielis —pero eso no me detuvo, por que aún así hice amigos

—tienen razón. No voy a dejar que eso me afecte otra vez. Tal vez no le agrade a todos, pero no soy tan diferente –reflexionó el hobbit

—cierto. Tienes piel, huesos, rostro y un cabello hermoso –le dijo Araline poniendo una mano sobre su cabeza.

Gladius se sonrojó un poco, y le ayudó a pasar el mal trago que representó que por primera vez en su vida alguien lo considerara diferente o fuera de lugar.

De seguro ya les está picando la curiosidad por saber que le dijo Flare a Circe, pero tendrán que esperar un poco mas para averiguarlo. 

estoy muy contenta de publicar este capítulo hoy, porque con tantas cosas que hice en el día creí que no podría. Pero aquí estoy.

¡les amo mucho!❤️

Pd. Tahim, es la palabra en cunebris para amor. ¿no es linda?

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