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Tn.

-And thank's.- dije amable al recibir mi capuchino.

Di un sorbo mientras me dirigía a la entrada del hospital con mi bolso en el hombro, mi bata de doctora por encima de mi ropa identificándome como una trabajadora más del centro.

Anoche la pasé acomodándome en la cama sin encontrar la postura correcta para dormir, no podía conciliar el sueño de ninguna manera. Me toqué los labios par de veces como una tonta y mi reducido lado masoquista me hacía cerrar los ojos para volver a repetir el momento en mi cabeza. Fue tanto el jaleo que terminé encendiendo mi lapto, vi series hasta que en la madrugada el sueño me venció y entonces si puede dejar a mi cerebro descansar unas pocas horas.

Conclusión, no dormí una mierda.

**Llamada**

-¡¿Pero como se te ocurre irte a trabajar?!

-Oye, no me grites, sigo siendo mayor que tú.

Oí a Lisa chasquear la lengua.- Yah. ¿Como puedes estar tan tranquila? ¡tenemos que hacer muchas cosas hoy!

Saludé a un camillero que conocía de vista con un suave movimiento de cabeza, recibiendo un cálido "Buenos días" que escuché por el oído en el que no traía el audífono inalámbrico reproduciendo los gritos de mi histérica mejor amiga.

-Manoban, hablamos ya de esto. No me pasaré el día en un salón de belleza perdiendo el tiempo, tengo cosas que hacer.- llego a mi oficina y me dispongo a buscar la llave en mis cosas.

-Si serás terca, ¿quién trabaja el día antes de su boda?- bufó.

-¿Yo?- pregunto irónica- Ya relájate, estaré en casa temprano.-  dije entrando finalmente.

-Ugh, está bien. Qué remedio.- dijo e imaginé que hacía uns mueca de hartazgo.

-Bye, reparte flores, anda.- bromeé mientras dejaba mi bolso y el capuchino en mi escritorio.

-Que graciosa.- dijo de igual forma.- Adiós. - colgó.

Finalizada la llamada, abandoné el teléfono junto a mis cosas y me acerqué al ventanal para subir las persianas.

Crucé mis brazos con sobre mi pecho, y me quedé a mirar un momento mientras los rayos mañaneros de Sol se acomodaban en los rincones oscuros de mi oficina y mi reflejo aparecía leve en el cristal.

El día estaba bastante bonito a diferencia de los usuales días grises.

Con un suspiro, me peiné el cabello detrás de la oreja y me alejé de la vista para irme a sentar en mi silla.

Encendí mi celular y me fijé a propósito en la fecha.

22 de octubre.

Mañana es él día que quedó pactado para la boda.

Si bien antes de que Taehyung volviera, mi desmotivación con respecto al gran día era grande, ahora era evidentemente más grande. Es por ello que no estoy ansiosa, ni nerviosa, mucho menos emocionada o impaciente. Por el contrario, quiero que el tiempo frene, porque siento que va demasiado volátil y no me alcanzan las horas. Quiero aclarar mis ideas de una vez por todas, quiero saber lo que quiero.

Me dispuse a hacer algo productivo antes de que la escena de ayer me distrayese por decimoquinta vez, colmándome de ocupación para aislar mis pensamientos hostiles, como vengo haciendo las últimas semanas.

(...)

El día en el hospital habia transcurrido con cotidianidad, de hecho no hubo ningún alboroto debido a un accidente grave ni nada parecido, lo único que hice fue hacerme cargo de los pacientes de las habitaciones que tengo asignadas en piso.

Me crucé a Jack un par de veces, lo que conllevó  intercambios de miradas que para mi fueron incómodos y una conversación que me esforcé por hacer breve. Desde que me confesó que gustaba de mí aquella tarde e intentó besarme, he sido lo bastante cortante y profesional con él, esquivándolo cuando detecto sus intensiones de tenerme cerca mientras el desvanece las disculpas que me pidió con sus acciones.

Mi celular estuvo abandonado en el fondo de mi bolsa hasta que subí a mi descapotable en la tarde y lo sentí vibrar. Había una llamada perdida de Hoseok y un mensaje suyo que no quise leer completo, deseaba inconsistemente no tenerle que ver hoy, y al parecer mis plegarias fueron oídas ya que esta es la hora en el que no sé nada de él.

Traté de ignorar que no habían llamadas ni mensajes de Taehyung y emprendí marcha.

Como salí un poco mas temprano me pasé por los niños y luego fuimos a casa. Estuve haciendo la cena hasta que los tortolitos llegaron a las seis y una hora más tarde nos sentamos a comer como usualmente. Lisa no me dejo encargarle de la losa, así que fui a ducharme, y tenia planeado ayudarle de todas formas pero cuando volví la cocina ya estaba impecablemente recogida.

Decidí irme a la sala. Cambié los canales hasta dar con un culebrón que daban todas las noches, y me puse cómoda en uno de los sofás de felpa.

Pasaron pocos minutos cuando sentí que el cojín se hundía a mi lado, era Jin. Un suspiro sonoro me hizo observarle y descuidar lo que daban en la TV, o más bien, descuidar mis pensamientos

- ¿Y? ¿Lista para mañana?- pasó el brazo por mis hombros un pequeño instante, dejando un apretón cariñoso en mi hombro derecho, sus labios estirados en una sonrisa sincera.

-Sí, eso creo.- dije, tan bajito que pensé que no había llegado a sus oídos.

-¿Crees?- sus cejas se juntan levemente- eso no sonó muy seguro.

No supe muy bien como reaccionar, no me sentí con ganas de ocultar mis verdaderas emociones con respecto al tema, así que solo hice un pequeño mohín con los labios.- Estoy lista, supongo que pienso en todo lo que supondrá... casarme.

Los ojos verdes de mi hermano me ven con comprensibilidad- Hey... ¿por qué esperaba verte más feliz? Es decir... Mañana es especial ¿o no?

-¿Quien dice que no lo estoy?.- odié que el nerviosismo fuese tan notable en mis palabras. Me pasé un mechón de pelo detrás de la oreja, y lo miré cuando me di cuenta de que no decía nada. Tropecé con su expresión escéptica y entendí que el embuste me salía fatal una vez más. Solté una risita de inseguridad- Vale, no sé mentir...

-¿Me vas a explicar que sucede?

Me tardo demasiado en formular una réplica, consiguiendo una mirada inquisitiva.

-Yo... no sé si me quiero casar con Hoseok.- confieso.

-¿Qué?- pregunta confundido- ¿por qué? ¿pasó algo con él? ¿debo preocuparme?- sus preguntas salen en un tono que identifico al instante, por lo que freno sus conjeturas rápidamente.

-No, por supuesto que no ... él no... él no tiene la culpa de que yo piense así.- dije, esquivando la mirada con culpabilidad.

-Dime una cosa- me dedicó la atención escrutadora que no recuerdo haberle visto hace tiempo- esto... ¿tiene que ver con quien creo?

Mi silencio fue sepulcral. Vi como su rostro se tornó incrédulo, su cerebro procesaba la respuesta que no le dije, y sinceramente temí por su reacción.

-Carajo, Tn. Dime que no es verdad. Dime que no es lo que estoy pensando.- noté las esperanzas muertas en su timbre de voz, no sé por qué quería que negase lo que era más que sabido.

Me mordí la lengua y agaché la mirada, mis ojos picando debido a las inminentes ganas de llorar, las que supe controlar bien.

-¿Acaso olvidaste todo lo que te hizo? ¿de verdad vas a permitir que ese imbecil se interponga? ¿dejarás que todo lo que construiste se caiga por su maldita culpa?

Yo seguía muda.

-Mañana es tu boda. -recalcó serio, como si yo no fuese malditamente consciente de ello.

-Lo sé.- dije rendida- lo sé, lo sé, y s-soy.... - suspiré, cubriéndome el rostro con la palma de las manos, a sabiendas de que mi hermano me veía en pleno estado vulnerable- yo... no sé que pensar ahora mismo. Sólo...- lo miré y le toqué la mano- sólo necesito saber que vas a estar conmigo, me odiaría si te perdiera por una mala elección, Jin.

Esta vez es él quien suspira, eso me aporta un astibo de calma. Su mano envuelve la mía, y le atiendo. -Por  supuesto que sí,  eres mi hermana, ¿vale? Estaré contigo de por vida, lo sabes.- me da un apretoncito cariñoso.

-Gracias.- murmuré. Él selló la conversación con un beso en la frente y yo agradecí internamente que no me haya hecho más preguntas.

Cuando Dae-hyun me exigió su leche, abandoné el sofá y me fui a preparar su biberon. Y después de que me despedí de Eun recordándole dormir temprano, me fui a mi habitación. A Dae le dejé beber su preciada leche tumbado en mi regazo, y no dejé de acariciarle hasta que sus parpados se cayeron y dejó de succionar, quedándose completamente dormido.  Lo admiré por un rato queriendo poseer también esa facilidad para dormir para luego acomodarlo en su lado de la cama, cubriéndolo con su colchita para que no tuviese frío con el aire acondicionado.

Entré al baño a cepillar mis dientes con calma, y me quité el short de pijama antes de volver al cuarto, quedándome con la cómoda blusa de seda y las bragas. Salí de ahí luego de apagar las luces, caminando a pies descalsos hasta la cama. Me zambullí bajo el edredón, pero no apagué la lamparita de mi mesa de noche, tal vez porque prefería mantener los ojos abiertos con una pizca de claridad a mi disposición y no adaptar a mis pupilas a la oscuridad sin propósito alguno.

Pero era monótono observar el techo

Aparté el cobertor y me senté en el colchón. Alboroté mi cabello soltando un soplido de hartazgo, estoy tan cansada de la dificultad con la que me duermo.

Cogí mi celular del escritorio y me senté en el mueble junto al ventanal, encogiendo mis piernas desnudas contra mi torso. Un mandato silencioso de mis efectores, de manera inconsistente, me llevó al contacto de Taehyung.

Quizás quieres llamarlo.

Parecerá que no, pero estoy realmente duduosa de por qué no me ha contactado hoy.

La luz de la pantalla me alumbró la cara, y leí lo que decía en la parte posterior más de tres veces cuando el aparato comenzó a vibrar entre mis manos. Mis latidos se pusieron automáticamente irregulares, un ligero ataque de nervios me obligó a dejar el teléfono con la pantalla hacia abajo sobre el cojín que tenía en el abdomen.

La llamada se calló, pero las persistentes vibraciones reaparecieron al instante.

Me humedecí los labios con la lengua y levanté el celular, encontrándome con un inquieto ícono verde a la derecha inferior de la pantalla.

Hice lo posible por mediar mis inseguridades y mis ganas de oir su voz ronca, e ignoré que tenía un vértigo terrible en el estómago; así acepté.

Me llevé el altavoz al oído, y fue entonces cuando noté el corazón imposiblemente en la garganta. Los primeros cuatros segundos corrieron, no escuchaba nada hasta que percibí una respiración que me confirmó la presencia de alguien.

-Quiero verte...- oí del otro lado de la línea. Sentí la necesidad de tragar para tranquilizarme, bajando ma mirada con una indescriptible sensacion endeble.

-Yo también.- contesté.

-Estoy frente a tu edificio.- soltó de repente. No puedo decir con certeza cuantas sensaciones me recorrieron al escucharlo.

-¿Qué...?- pregunté perdida, casi balbuceando.

Recordé que podía correr la cortina para comprobarlo, así que lo hice discretamente. Alomejor palidecí cuando vi una silueta de un hombre recostado del capó de un auto. Noté que sujetaba el celular contra su oreja, su mano libre escondida en el bolsillo de su abrigo. Era él sin dudas. Me volví en mi sitio con un jadeo.

-Ya sé, estoy acojonadamente loco, pero no me iré si no éstas sentada a mi lado cuando encienda los motores.

-Taehyung... n-no. Lo que me estas pidiendo yo no pued. . .

-Por favor- me interrumpió, y eso había sonado tan manipulador.- Te lo pido por favor, te suplico que... que dejes de deprimirte de una jodida vez y vengas donde mí. Porque estás deseándolo, y porque yo no me moveré de aquí se no te llevo conmigo.

¿Quiere que pasemos la noche juntos?

Miré hacia la cama viendo un bultito bajo las sábanas, y me mordí el labio al cambiar la mirada.

Mandarlo todo a la mierda no me pareció tan difícil.

.

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Graciasxleer ❤

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