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Chris Evans ─

Treinta y siete días. No había visto a Bella en treinta y siete días y estaba empezando a perder la cabeza. Volando de un lado a otro, haciendo entrevistas y promocionando Endgame, yendo a Massachusetts para filmar una nueva serie, estaba abrumado.

Sorprendentemente, Bella y yo nos habíamos hecho cercanos, algo que no creía que fuese posible. Hablábamos casi todos los días, ya sea por mensajes, llamadas o facetime. Era como si pasar tanto tiempo separados fuera mejor, pero eso no me gustaba del todo.

Necesitaba verla, verla físicamente. La necesitaba frente a mí. Quería pasar tiempo con ella y estar cerca de ella. Quería molestarla mientras estaba en su oficina y hablar con ella. Quería escucharla reír en persona y no solo por teléfono.

Me sentía dependiente a ella pero no entendía cómo estaba sucediendo esto. Éramos amigos, muy buenos amigos, pero yo quería más. Nos conocíamos desde hace un par de meses, y ni siquiera he pasado tiempo con ella durante un tercio del tiempo que llevamos de conocernos.

―Vamos a cancelar la cena y te dejaré en casa.

Me giro hacia Scarlett, la veo mirar hacia adelante y salir del aparcamiento. ―¿por qué harías eso?

Ella suelta una risa seca y yo frunzo el ceño. ―Estás bromeando.

―Claramente no lo estoy. Ve al restaurante.

Me lanza una mirada fulminante y que me hace quedar callado. ―Vas a enviarle un mensaje a tu chica, le preguntaras qué está haciendo y la sorprenderás. Te amo, pero si escucho otra queja tuya, me voy a arrancar el pelo. Claramente has extrañado a esta chica, deberías ir a verla. Perdernos una cita para cenar no le hará daño a nadie.

Además de mi mamá y Scott nadie sabía de Bella. Incluso entonces me tomó un tiempo decirles realmente cómo me sentía. Durante un día de entrevistas no pude evitarlo y supongo que dejé que mi fachada se resbalara. Siendo amigos durante años, Scarlett notó rápidamente mi cambio de humor y le termine contando sobre Bella. Después de eso, me sentí aliviado de poder hablar con alguien sobre ella.

Era una locura pensar que había empezado a desarrollar sentimientos por ella tan rápido, cuando ni siquiera lo esperaba. Tal vez le coquetee un poco, pero inicio como algo inofensivo. Obviamente estaba equivocado.

―¿Ya le has escrito?

Miro a Scarlett y me rio. ―No, estoy a punto de hacerlo.



Chris Evans
Adivina qué

Arabella Adoir
¡¿Me enviaste helado
desde ese lugar?!

Chris Evans
Oh, del lugar de
aquella vez?
no exactamente...

Arabella Adoir
Boooo
¿Entonces?

Chris Evans
Ahora no sé si debería
de decírtelo porqué no
pareces estar emocionada

Arabella Adoir
Oh vamos, ¡no seas así!
Por favor, dime

Chris Evans
No, olvídalo

Arabella Adoir
Bueno, eso fue grosero

Chris Evans
¿Qué estas haciendo?

Arabella Adoir
Ahora vas a cambiar de tema
Me dolió

Arabella Adoir
Deberías de saber que acabo
de llegar a casa y estoy a
punto de hundirme en mi
sofá y ver Netflix por el
resto de la noche.
Tal vez pida una pizza
Dios, eso se escucha bien
Lo haré


Scarlett llega a mi casa y prácticamente me echa a patadas de su auto, apresurándome para llegar a la casa de Bella. Ella se marcha una vez que tengo todas mis cosas, sin perder el tiempo entro a mi hogar.

Necesitaba ver a Bella.

Scott tendría a Dodger por otra noche y por mucho que amará a mi perro, no sé qué hubiera hecho si me estuviera esperando en la puerta. Dejo mis cosas por toda la casa, rápidamente me ducho y me pongo ropa diferente a la que acababa de usar en un vuelo de seis horas. Salgo de la casa en quince minutos y me dirijo hacia la casa de Bella. Jesús, ¿qué me ha hecho esta chica?


Arabella Adoir ─

Chris Evans
¿Puedo llamarte
ahora mismo?
No he visto tu bonita cara
en un tiempo



No pude evitar sonreír mientras leía el mensaje una y otra vez. Era una simple pregunta, una simple petición suya, pero me hizo feliz.



Arabella Adoir
Han pasado dos dias

Chris Evans
¿eso es un sí?

Arabella Adoir
si tonto


Empiezo un nuevo episodio de private practice y me levanto del sofá. La pizza llegaría en unos minutos y quería conseguir todo lo que necesitaba para no interrumpir mi maratón. Era de esa clase de personas que no querían levantarse del sofá.

Al volver con una cerveza y chips, me vuelvo a sentar en el sofá y escucho la recapitulación del capítulo pasado. Ya había visto la serie completa, pero era una de mis favoritas y me gustaba tenerla como ruido de fondo. Mi teléfono suena y veo a Chris llamándome. Arreglando mi cabello rápidamente, contesto y me recuesto en el sofá.

Su rostro aparece en mi pantalla y trato de ocultar mi gran sonrisa. Lo extrañe, más de lo que pensé, todo lo que quería era que volviera. Estaba acostumbrada a que me dejaran en mi oficina o me llamaran para pedirme que saliéramos un rato.

Él era un hombre ocupado y yo lo sabía. Protagonizando la película más esperada del año, sabía que iba a estar por todos lados y lo estaba. Tuve la suerte de seguir hablando con él durante todo el proceso. La valentía que tuvo para dar el primer paso y llamarme un día de la nada. Después de eso seguimos hablando y ahora no sabía si había un mundo en el que no fuera amiga de Chris Evans.

―Hey, tú― comienza, con una sonrisa juvenil en su rostro. ―Te ves hermosa.

Que coqueteo. ―Gracias. Tu también te ves hermoso.

Su risa llega a través del altavoz y lo veo salir de su auto. ―Bella, por favor. Soy un hombre. Soy lindo.

Ruedo los ojos y levanto una mano, ―lo siento.

Durante unos segundos lo observo mientras parece luchar con algo. Chris tira el teléfono en el asiento, volteando en el proceso, así que lo escucho arrastrar los pies hasta agarrar su teléfono de nuevo. Cierra la puerta del coche y coloca la cámara ridículamente cerca de su cara. Aunque eso no era nada nuevo. Era conocido por a veces ser un tonto y hacer muecas al menos una vez cada que hablábamos.

―¿Dónde estás?― Pregunto. Sabía que todavía estaba en Boston, pero siempre que hablamos, estaba en su casa o con su madre, nunca en ningún otro lugar.

―Acabo de llegar a casa. Me dio antojo de pizza, así que fui a buscar una― Chris hace una maniobra y de pronto suena el timbre de la puerta.

Miro hacia la puerta y sonrío mientras me pongo de pie. ―Hablando de eso, la mía acaba de llegar― hago un pequeño baile mientras camino hacia la puerta y agarro mi cartera de la mesa de entrada. ―Me muero de hambre. Me salté el almuerzo. No sé en qué estaba pensando.

En el momento en que abro la puerta, casi me caigo cuando lo veo. A unos metros de mí estaba Chris, con una gran caja de pizza en la mano y una bolsa de plástico envuelta alrededor de sus dedos. Tenía puesto su sombrero de los Red Sox y una sonrisa cansada en su rostro mientras me miraba.

―Hola hermosa.

Me tropiezo con mis palabras mientras trato de pensar en que decirle. Pero no sale nada de mis labios. Hay tanto que quiero decir y mi mente sigue luchando consigo misma mientras trata de averiguar qué va a salir primero.

―No vamos a arruinar esa pizza en perfecto estado. Ven y deja esa pizza para que pueda darte un abrazo― dije finalmente.

Sin perder un segundo, Chris entra y deja la caja y la bolsa en la mesa de entrada. Cierro la puerta detrás de él y me doy la vuelta a tiempo para que me agarre y me empuje contra su pecho. Sus brazos se envuelven alrededor de mi cintura y yo lanzo mis brazos alrededor de su cuello, escondiendo mi rostro en su camisa.

Dios, lo extrañe.

Antes de que se separara, estábamos relativamente cerca. Somos buenos amigos. Cuando nos reuníamos, nuestras bromas eran como cualquier otra. Un abrazo rápido, un beso en la mejilla, quizás ambos dependiendo del día, y eso era todo, pero recibir este 'hola' de él ahora me tenía confundida. ¿Desde cuándo nuestra relación creció hasta el nivel de comodidad en el que estamos ahora? especialmente considerando que no nos hemos visto físicamente en casi dos meses.

―Bueno, esto es gran sorpresa― digo, alejándome lo suficiente para mirar a Chris.

Sus brazos se aflojan alrededor de mi cintura y me mira, con esa sonrisa cansada todavía grabada en su rostro. Su barba había crecido más y su cabello era más corto. Aunque se seguía viendo muy bien. Se veía más joven, más guapo si era honesta. Su cabello largo también estaba genial, pero su mirada ahora me hacía desmayar.

Chris deja caer sus brazos, una mano agarrando la mía y con la otra la caja. ―Vamos. Tengo tu pizza y ese helado que tanto querías.












.❀。• *₊°。 ❀°。

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DI NO A LOS LECTORES FANTASMA.

Todos los derechos y créditos reservados a la autora original: cevans-

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