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Jimin guardó su celular y se reunió con Jungkook junto al borde la cubierta. Se había visto desde lejos, y el mayor decidió esperar a que su prometido termina de arreglar sus asuntos.

—Lo siento. Cosas de familia —suspiró Jimin. El viento había amainado, pero seguía haciendo frío—. Mis padres están en Australia y Ryu quiere que los visite. Hablar de las cosas con ellos.

Jungkook era una persona extraña para Jimin para discutir eso, teniendo en cuenta su historia con su padre, pero no sabía con quién más hablar.

Su expresión era de estudiada neutralidad.

—¿Quieres ir?

—Tal vez —Jimin suspiró—. Si quiero ver a mi hermana, y necesito hablar con mi madre en persona. Pero no sé si estoy preparado para enfrentarme a mi padre solo de nuevo. Sin embargo, se va el lunes, así que tengo que tomar una decisión rápido.

—Deberías ir.

Jimin lo miró con sorpresa.

—Si no lo haces, siempre te preguntarás qué hubiera pasado. ¿Quiero que estés cerca de tu padre? No. No creo que merezca tener nada que ver contigo. Pero tengo la sensación de que necesitas un cierre más amplio que el que obtuviste en Busan. Así que, por esa razón, deberías ir. Ver a tu hermana. Encontrar algo de claridad.

—Bien... Supongo que debería buscar vuelos pronto.

—Podrías —Jungkook hizo una pausa—. O podrías tomar mi Jet. Dijiste que quizá no estuvieras preparado para enfrentarte solo de nuevo. Si quieres, puedo ir contigo —su voz se suavizó—. Dadas mis... complicaciones con tu familia, entiendo que no lo hagas, pero la oferta está sobre la mesa. Puedes tomar mi avión de cualquier manera. Es más fácil que encontrar un vuelo a estas alturas.

El corazón revoloteó sin su permiso.

—Si vas, significa que tendrás que alojarte en la misma casa que mi padre.

Una sombra se cruzó en el rostro de Jungkook.

—Lo sé.

—¿Te parece bien?

—Sobreviviré. No se trata de mí, amor mío.

—¿Y el trabajo?

Jungkook le dedicó una sonrisa.

—Creo que puedo convencer al guapo y sexy jefe de que me de un día libre.

El calor se extendió por las venas de Jimin. El hombre que tenía al frente a veces podía ser tan egocéntrico que le encantaba.

—¿Podemos ir mañana?

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