Capítulo 15

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¿Mientes, John?

Sofía Rymer:

—La autopsia reveló que Callie Morgan tenía 3,5 gramos de alcohol por litro de sangre y dio positivo para metanfetaminas —comentó Gastrell.

Ella estaba al borde del coma etílico.

—Además, el testimonio de Chris Freedman coincide con lo que relató: a las tres de la madrugada se ve como Callie Morgan se baja del auto. Luego, como pueden ver, se aprecia como un sujeto comienza a golpear a Freedman en su estómago. Se cree que fue un tal Deni, vendedor de drogas —añadió Gómez acercando el rostro del sujeto en el data.

—Pero después él se va —aportó Tina—. Después de las 3:20, él ve su teléfono y simplemente desaparece por el callejón, abandonando el auto, donde no hay presencia de cámaras de seguridad.

—¿Pudo alcanzar a Callie y asesinarla? —pregunté, asombrada.

—Es una posibilidad. Estos son los registros de las cámaras de seguridad del condominio:

Las cámaras de seguridad mostraban una vista panorámica de todo el acomodado condominio donde ella vivía. Cada casa era de color gris claro. Tenían 2 dormitorios en la planta de arriba y uno en la planta de abajo. También tenía un amplio garaje. El techo tenía una estructura a dos aguas, puntiaguda y también tejas color grises oscuro que combinaban con los marcos blancos. Las casas estaban separadas por al menos unos 5 metros a la redonda. Los separaba los hermosos jardines repletos de azaleas de múltiples colores, autos de lujo afuera del lugar y uno que otro árbol.

—Callie llegó a las 3:15 a su hogar. Le tomó 15 minutos en caminar desde la calle roma al condominio. El guardia decide abrirle la reja, pero vean lo que pasa minutos antes para que tomen nota:

Escruté con atención: La noche estaba increíblemente nublada y se apreciaba uno que otro destello de relámpago. El guardia comenzó a mirar su teléfono. Al principio tenía un rostro dudoso e intentaba llamar, pero nadie contestó. Minutos después, su faz pasó a ser de severa preocupación, como si le dieran una terrible e inesperada noticia. Se tomó unos segundos para reflexionar y calmarse. Después simplemente, apagó las cámaras. Todo eso al rato de que Callie llegara. Estaba siendo sobornado por alguien.

—Él se niega a hablar. Quedó con arresto domiciliario por ser cómplice del asesinato.

—O sea que tanto como el guardia como la ama de llaves participaron por una que otra razón que desconocemos.

—Alguien los chantajeó para que guardaran silencio. Alguien averiguo, investigó al revés y al derecho cosas de ellos que aún nosotros no sabemos. Creo que tenemos a un muy buen observador con rasgos psicópatas en medio de todo esto. 

—Así es —interrumpió Gastrell de manos cruzadas—. Es más, creo que todos los que rodeaban a Callie están siendo sobornados por el asesino.

El relato de John Freedman.

Esta vez no me acompañaba Gastrell, si no Tina. Agradecí que fuera la detective más afable que había y no Gómez, que probablemente ya me hubiera matado con tan solo mirarme. Es dura de conquistar.

—Te quiero atenta —susurró Tina en mi oído, dándome unos empujoncitos en el hombro—. Olvídate de que es guapo. John puede llegar a ser muy convincente. 

Él se desplazó hacia nosotros con una sonrisa apaciguada, pero con esa mirada característica, esa mirada que sabías que, al entrar, ya estaba jugando con tu mente.

—Hola, John —saludé cuando se sentó. Mi mirada era esquiva. Para mi horror, mi voz tampoco era tan firme que digamos—. Te quería hacer unas c...

—¿No se va a presentar, detective?

Su sonrisa de medio lado burló mis capacidades a penas se sentó. Tensé mi mandíbula y tragué saliva. Traté de no entrar en pánico. Debía leerlo, debía entrar en su mente, pero de cierta manera, él colocaba una especie de barrera. ¿Cómo demonios lo hacía?

—Mi nombre es Sofia Rymer y soy la detective que lo va a interrogar ahora. ¿Queda alguna duda?

—¿Está soltera?

—No es de tu incumbencia.

—Lo sé, solo soy curioso.

Carraspeé la garganta y me volví a acomodar en la silla. #SendHelp. 

—¿Dónde estabas cuando murió Callie Morgan? —preguntó Tina, tajante.

—En el observatorio astronómico.

—¿A las 3:00 Am?

—Quince para las cuatro de la madrugada para ser especifico.

—¿Y qué hacías ahí?

Él solo se limitó a encogerse de hombros y se repantigó en la silla.

—Tomar aire.

—¿Cómo sabemos que no mientes? —preguntó Tina.

—No lo sé, creí que ustedes eran los detectives —dijo. De todas maneras, rodó los ojos y aportó—: Fui hasta allá y le pagué al guardia de turno para quedarme en el jardín. No sé, me gusta mirar las estrellas. —Fruncí levemente el entrecejo ante tal revelación poética y él pareció haberlo notado—. ¿Qué?

—Nada... yo...

—Qué juzgadora —ironizó.

Después de esbozar una sonrisa un tanto maliciosa, John carraspeó su garganta y comenzó a repiquetear su pierna. Ante mi mirada analítica, se dignó a tomar un vaso de agua. ¿Estaba nervioso? Y si lo observaba aún más bien tenía pequeños moretones en su semblante, cerca de su ojo izquierdo.

—¿Ese día estuviste presente en el QueenRoll?

—Sí.

—¿A qué hora te largaste de ahí?

—No lo sé. ¿3:00 am? 

—¿Y te demoraste 45 minutos en llegar allá?

—Sí.

—Uno no se demora 45 minutos en llegar al observatorio. Máximo 15 minutos desde el bar, John.

—En auto. —Se tomó una pausa—. Yo fui a pie y borracho. De hecho, aún estoy algo ebrio para ser sincero. Necesito una aspirina. 

—¿Por qué te fuiste?

—Estaba aburrido.

—Déjame adivinar —intervino Tina—: Te fuiste directo a la casa de Callie y la esperaste para asesinarla; luego te fuiste hacia el parque. ¿Cómo lo hiciste para manipular a toda esa gente, John?

 Él soltó una risita burlesca. Según su expresión, sentí que estaba algo cabreado de tantas preguntas. Solo se limitó a afirmar su espalda en el respaldo con cierto tedio y luego a levantar el mentón.

—Si usted quiere creer eso ¡hágalo! Pero cuando tenga las pruebas me arresta y no cuando su cabecita tenga esos increíbles escenarios complejos.

—Tengo una pregunta para ti, John Freedman —dije inclinándome hacia él— ¿Tuviste una relación con Callie Morgan?

Él miró hacia abajo, pero segundos después elevó la vista y se enfocó en mí. Su rostro seguía neutro, pero noté una pequeña preocupación cuando tragó saliva.

—No.

—¿Y tu hermano sí?

—Creo que eso todo el mundo lo sabe, ¿no?

—Entonces: ¿por qué un año antes de su muerte, ambos se besaron frente a todos esos periodistas que los estaban esperando?

Dejé caer un diario donde claramente en la portada se veían a ambos besándose frente a todas las cámaras de los paparazzi.

—¿Va a jugar a las adivinanzas conmigo, detective Rymer?

—Responde.

—¿Cree que mi hermano tuvo que ver en esto? Digo, quizá comience a relacionar que mi hermano sintió celos de mí y que le ardió tanto la sangre que fue capaz de asesinar a Callie... No lo sé, ustedes tienen mucha creatividad.

—Creo que tu hermano tiene mucho que ver. Ese día del asesinato él se dirigió en dirección a la calle del condominio. Se fue por un callejón y perdimos registros de él y...

—Estaba conmigo —confesó él—. Mira, ricitos, cuando Callie Murió al primero que le avisó la policía fue a Marcos Morgan. Marcos le avisó a Alex y Alex lo escribió a nuestro grupo de WhatsApp. Cuando Chris se enteró, él estaba en... el muelle.

—¿Qué hacía en el muelle?

—Apuesto a que no les dijo.

—Claramente no.

Se encogió de hombros, permaneciendo en silencio.

—¿Por qué tienes esos moretones?

—Discutí con Chris después de que pasó todo esto. Fue por... no lo sé, el shock del momento. 

—¿Te sientes mal por eso o solo estás fingiendo? 

Ahora sí que me había dado una mirada recelosa. 

—¿Aporta de algo lo que yo sienta? 

—¿Cómo definirías tu relación con Callie Morgan? —preguntó Tina.

—Nos tolerábamos —respondió acercándose a mí. Sus codos llenaron la mesa al inclinarse y su mirada desafiante recaía en mis ojos asustados—. Pero les diré algo: Yo no soy un asesino.

Suspiré, realmente cansada. 

Pero bueno, al menos fue el único que no nos pidió un abogado.


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