CAPÍTULO 20

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ALEXA.

Bajamos del auto y nos encaminamos hacia la puerta principal de la impresionante fortaleza que es la casa de Zack.

Hay hombres armados por todos lados, custodiando cada rincón de la propiedad. Todos con armas de alto calibre, camuflados negros, botas de combate y una seriedad imperturbable en el rostro.

La última vez que estuve aquí, no había ni una sola alma fuera de la casa, eso sólo me hace pensar lo grave que es el asunto.

Cruzamos el umbral de la entrada con algo de afán y dentro de la casa hay más hombres de negro.

Zack no ha dicho nada hasta el momento, y sinceramente no tengo idea de si es bueno o malo.

Después de la persecución, recibió una segunda llamada que lo hizo detener la marcha y bajarse del auto para poder atenderla.

A partir de ahí, pude notar su cambio de humor, así como también pude darme cuenta del esfuerzo monumental que empleó para no perder los estribos frente a mí.

Eso me inquietó en gran manera, pues no tengo idea de qué fue lo que pudieron haberle dicho para que su actitud cambiara tan abruptamente.

Uno de los hombres se acerca rápidamente a él cuando se percata de nuestra presencia.

-Todos se encuentran en el primer sótano, señor.

Zack no responde, solo toma mi mano y entrelaza nuestros dedos mientras me arrastra con él hacia el lugar que le ha indicado el sujeto.

Su acción hace que un cosquilleo se instale en el centro de mi estómago, como si fuesen cientos de hormigas mutantes enloquecidas, sin embargo, intento no enloquecer yo también.

Camino lo más rápido que puedo mientras intento seguirle el trote, y es que un paso de Zack equivalen a dos de los míos, pero él parece no notarlo.

De igual forma no hay tiempo para quejas, entiendo a la perfección que este asunto es más que urgente.

-¿Primer sótano? -rompo el silencio, ante la curiosidad que me ha despertado el escuchar lo antes mencionado.

Zack me da una mirada rápida antes de responder.

-El lugar cuenta con dos niveles subterráneos que logramos adaptar según a lo requerido. -explica-. El primer nivel tiene cinco divisiones los cuales nombramos como sótanos.

Elevo las cejas, sorprendida.

-¿Tienen cinco sótanos? -cuestiono, incrédula.

Se encoge de hombros.

-Cada uno es usado para algo en específico. -le resta importancia.

-¿Para qué, exactamente?

Guarda silencio por varios segundos como si se debatiera en si es buena idea decirme o no, y por un momento creo que no va a responder, pero al final lo hace.

-Armas, expedientes, mercancía y... artefactos de tortura.

Soy consciente de algunos métodos que aplican en enemigos que logran capturar y se niegan a darles información que les sea útil, sé a la perfección que no hay un sólo narcotraficante que no practique el método de tortura en alguna de sus víctimas. Por tal motivo no puedo juzgarlo a él, no puedo solo culparlo por algo que le instruyeron desde pequeño como algo normal, cotidiano.

Me doy cuenta de que ahora me observa expectante, esperando mi reacción ante la nueva información, pero lo cierto es, que no tengo nada que reprocharle.

-¿Y el segundo nivel?

Suelta un suspiro y eso me hace pensar que esperaba algún reproche o algo semejante.

-Ahí es donde permito que la maldad me domine y haga lo suyo.

Bien, eso ultimo sí me perturba sólo un poquito, y por tal motivo decido no seguir preguntando. Porque, de verdad no quiero averiguar a qué se refiere con eso, al menos no por ahora.

Continuamos en silencio, y después de recorrer un sin fin de pasillos, llegamos al inicio de unas escaleras que nos permiten descender hasta una gran puerta de metal que se encuentra entreabierta y de la cual sale el sonido de varias voces, discutiendo al parecer.

Zack empuja la puerta para terminar de abrirla y mis pies se detienen en seco al mirar a la persona que se encuentra sentada en una tumbona que desencaja por completo con el enorme lugar lleno de grandes mesas de metal repletas de droga perfectamente empaquetada.

-¿Rose? -suelto en un jadeo.

El desconcierto por ver a mi prima aquí ni siquiera me permite prestarle atención a las toneladas de mercancía que se encuentran en el lugar.

Mis ojos se concentran en ella y en su aspecto. Se nota que ha estado llorando, ya que tiene los ojos y nariz enrojecidos, al igual que sus mejillas están teñidas de un ligero sonrojo.

Mi cerebro trabaja a mil por segundo tratando de hacer conjeturas coherentes de lo que ella puede hacer aquí, pero simplemente no hayo nada lógico.

-¡Alex! -se levanta de un salto y se abalanza sobre mí.

Me abraza fuerte y se echa a llorar sobre mi hombro.

Por un momento creo que alguien la buscó para informarle sobre la persecución, pero al instante es desechada la idea, no tiene sentido.

Algo me dice que ninguno de los chicos haría eso.

Ella llora con más fuerza susurrando que lo siente mientras mi cabeza trabaja a mil por segundo intentando encontrar una razón lógica a su dolor.

De repente, su actitud hace que mi pecho se oprima y unas repentinas ganas de llorar me asaltan.

Dios, estoy sensible.

-Oye, oye...todo está bien, rubia. -trato de tranquilizarla, pero ella se aferra más a mi cuerpo y sacude su cabeza en una negativa.

Acaricio su cabello para intentar calmarla.

-Lo lamento, Alex -se disculpa y no entiendo la razón-. De verdad lo siento tanto.

Sigue sollozando y yo en serio estoy preocupándome.

Miro por sobre sus hombros a los chicos que se encuentran en total silencio mirando a todos lados, menos a nosotras.

Debo tener en la frente un gran signo de interrogación, pero nadie parece querer aclarar mis dudas.

-¿Qué sucede, Rose? -la separo, solo lo suficiente para mirarla a la cara-. De verdad estás asustándome.

Ella cierra sus ojos por unos segundos y los abre de nuevo dejándome ver su aflicción.

-Christopher ha desaparecido. -suelta las palabras atropelladamente, dejándome estática.

Y es justo ese momento en el que siento como mi mundo cae y se hace pedazos de nuevo, dejándome en el mismo lugar lleno de oscuridad en el que estuve hace seis años atrás.

Pero esta vez puedo sentir esa sensación de culpabilidad que me hace saber que las consecuencias de mis malas decisiones alcanzaron a mi hermano.



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ZACK.

Aferro mis manos con fuerza al borde del escritorio, intentando de esa forma mantener un poco el control y no hacer pedazos todo lo que se me atraviesa.

-Una orden -digo, conteniendo la ira-. Sólo una maldita orden que no supiste cumplir y te pasaste por el culo.

-Hice todo lo que pude, Zack, pero eran demasiados. -se defiende-. Tampoco iba arriesgarme más, no por él.

La ira se desborda haciendo que mi mano alcance el cenicero de cristal que hay sobre el escritorio y lo lance contra la pared haciéndolo añicos, causando el ruido estridente que hace eco por todo el despacho.

Toda mi maldita vida he mantenido el control de todo, sin fallas, sin errores. Cada orden se ha cumplido al pie de la letra, y el que justo ahora esta no se haya llevado acabo como lo demandé, me incita a poner el mundo arder.

No porque no se haya cumplido.

No porque nada haya salido conforme a lo planeado.

Tampoco es porque Michael no haya sido capaz de cumplir con lo requerido.

Es por ella, todo es por ella.

Es la maldita necesidad de verla y saberla bien, sin preocupaciones ni mierdas que atormenten su cabeza.

El ser consciente de que su dolor es el resultado del plan fallido, me nubla la razón y me empuja a convertirme en la bestia que lucho por encadenar cuando estoy con ella.

Rodeo el escritorio a pasos lentos, pero amenazadores, hasta llegar frente al inútil que puse como responsable de la seguridad de Christopher.

Lo encuello, furioso.

-Escúchame bien pedazo de imbécil, porque no volveré a repetirlo -gruño-. Si yo te ordeno, tú obedeces; si te demando protegerlo con tu miserable vida, entonces mueres en el intento, pero no vengas a excusar tu maldito fracaso conmigo porque mi paciencia es igual de pequeña que tus malditos cojones.

Lo veo apretar la mandíbula, esta tenso.

-¿Queda claro?

-Me ha quedado claro.

Lo suelto con brusquedad.

-Largo de mi vista, que debo trabajar en limpiar tu mierda.

No dice más nada, se da la vuelta y camina hacia la salida.

-Una cosa más -se detiene con la mano en la perilla-. Asegúrate de que no haya ni un error más, o te puedes ir olvidando de tu cargo.

No voltea, solo asiente y cierra la puerta cuando sale.

Podemos vivir bajo el mismo techo y convivir como si fuésemos familia, pero todos saben que en el trabajo no tolero las fallas, mucho menos las excusas ante sus incompetencias.

Puedo ser su amigo, pero también soy el líder de la red de narcotráfico más grande que existe en todo el continente, y eso nadie debe olvidarlo.



*****



Agárrense que comenzó el desmadre chamas.

Ahora si estoy enfocada en terminar la novela por que bueno, ya he demorado demasiado con ella, así que estoy por terminar el cap 21 u.u

De verdad que la vida se empeña en impedir que actualice jaja había dicho que lo subiría desde ayer, pero pasa que mi teléfono se averió y todo lo que había escrito para este capítulo estaba ahí, por suerte logré recuperarlo y aquí estamos jaja

En fin, el domingo les traigo el siguiente, así que voten y comenten mucho (quizá lo termine mas rápido y lo publique mañana *guiño, guiño*)

Y por último, recuerden unirse al grupo de Facebook que esta listo y en espera de que vayan a interactuar con él. El link se encuentra en mi perfil.

Besos, nos leemos.

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