CAPÍTULO 8

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Sus ojos me observan de la misma manera en la que un depredador miraría a su presa. Su mirada fiera que barre cada centímetro de mi cuerpo me hace estremecer y que un nudo de nerviosismo me atenace el estómago.

En éste momento sólo quiero salir corriendo de ésta habitación, pero no quiero ponerme en evidencia. No quiero que él se dé cuenta de lo mucho que su presencia me afecta.

Y entonces, una punzada de pánico y confusión me invaden de un momento a otro.

Cientos de dudas me inundan la cabeza. No tengo ni una jodida idea de cómo ha entrado a mi casa, ¿acaso Chris lo dejó entrar? No, eso sería imposible. Mi hermano primero se cortaría los testículos antes de dejar pasar a un desconocido a mi habitación. Entonces, ¿Chris no se encuentra en casa? ¿O estará dormido en su habitación? ¿Y si él le ha hecho daño?

En cuanto la última pregunta ronda mi cabeza, una alarma se enciende dentro de mí. Y el temor a que él le haya hecho daño a mi hermano todo con la intención de entrar a casa me revuelve el estómago y hace que mis nervios se disparen. Y entonces ya no puedo quedarme callada.

Necesito respuestas.

Así que, sin esperar más, lanzo la pregunta.

—¿Cómo entraste? —cuestiono, temiendo por la respuesta.

—Hay unas cosas llamadas puertas ¿sabes? Y ellas te permiten la entrada al interior de algún lugar. —dice aún con la mirada fija y la voz más ronca de lo que recuerdo, pero también con un tinte de diversión.

—No te quieras hacer el gracioso conmigo porque ese papel no te queda —espeto—. Dime de una jodida vez, ¿quién te dejó entrar?

—Me gusta cuando te pones así de agresiva —admite, y yo me quedo con cara de estúpida.

Esperen un momento. ¿He escuchado bien? El chico "Yo me cago en todos" ¿acaba de admitir –indirectamente– que le gusto?

Sacudo la cabeza para ahuyentar esos pensamientos y evitar que me distraigan.

En éste momento hay algo más importante qué atender.

Ya tranquilízate estúpido corazón.

¡Concéntrate Alexa!

—Dejará de gustarte cuando me lancé sobre ti y estampe mi puño en tu cara si no respondes a la pregunta que te he hecho.

Una sonrisa ladina y perversa aparece en su rostro y sus ojos han adoptado un brillo diferente, y es suficiente para que mis piernas tiemblen.

—No hay nadie ahí abajo, tu hermano salió hace una hora y yo entré después de que se marchó. —explica sin mucha importancia. Empieza a caminar en mi dirección a pasos lentos pero firmes, y yo soy incapaz de mover un solo músculo. Cuando se encuentra a sólo pocos pasos de mí, añade.—. ¿Sabes? Tu propuesta de lanzarte sobre mí es muy tentadora.

—No fue una propuesta, fue una amenaza, idiota —aclaro. Siento que me falta el aliento.

—Aun así, me dan ganas de provocarte sólo para que te lances sobre mí.

Santísima madre.

¡Uff! Qué calor hace aquí adentro, ¿no creen?

—Lo que sea que estés haciendo, es mejor que pares. —le advierto.

—No estoy haciendo nada... —dice fingiendo inocencia—. Aún... pero si tú me lo pides, puedo hacerte muchas cosas que estoy seguro te gustarán.

—No voy a pedirte nada y tú no me harás nada. —refuto—. ¿A caso crees que puedes aparecer en mi vida, y acosarme, para luego sólo desaparecer sin siquiera tener la decencia de preguntar cómo me encuentro, o al menos dar señales de vida? ¡Y peor aún! Cuando apareces en mi habitación sin avisar, lo único en lo que piensas es en que acepte follar contigo.

» Vete a la mierda Zack Sellers. No pienso aceptar nada. No soy como las tipas a las que te has acostumbrado a frecuentar. Yo no voy a dejarme follar por alguien a quien sólo he visto un par de veces y que lo único que le conozco es el apellido. Y que además de eso, sólo sabe comportarse como un grandísimo imbécil.

En cuanto termino de hablar, mi pecho está subiendo y bajando de forma rápida por mi respiración agitada, debido a la descarga de enojo que acabo de tener.

No tenía idea de cuán enojada me sentía con él por haber desaparecido por tantos días sin siquiera haberse preocupado por mí.

Ni siquiera tenía idea de que algo así podría afectarme de ese modo, hecho que realmente me preocupa porque no debe importarme, mucho menos afectarme. Pero la realidad es otra. Claro que me importa, y definitivamente me afecta, lo cual esto sólo deja en claro una cosa: estoy en serios problemas.

Aun así, el hecho de que apareciera hasta hoy y se atreviera a insinuarme tal cosa, era la gota que derramó el vaso.

Estoy tan concentrada en mi indignación y enojo que no me doy cuenta del momento en el que termina de acortar la distancia entre nosotros.

Solo soy consciente del momento en el que uno de sus brazos rodea mi cintura y me acerca a su cuerpo. Y entonces miles de sensaciones se arremolinan en mi interior; de repente, el enojo se ha esfumado.

Su tacto, a pesar de que no es directamente piel con piel, me hace estremecer, mi respiración se atasca, hace que todos los vellos de mi cuerpo se ericen y...

Y entonces recuerdo que lo único que cubre mi cuerpo es la estúpida bata que a duras penas me llega a la mitad de los muslos. Por lo tanto, su agarre en mi cintura hace que la tela se suba aún más y deje al descubierto más piel de la que debería mostrar en este preciso momento.

Estamos tan cerca, que me obligo a elevar el rostro para poder mirarlo debido a los muchos centímetros que me superan.

Entonces, mi mirada se encuentra con unos ojos verdes en los que se refleja una gran tormenta de emociones. Y no puedo sentirme más extasiada, en éste momento me siento tan atraída por esa mirada, que ya no hay espacio para reproches, ni peleas, ni para más negaciones. Ahora solo hay fascinación por esa mirada que parece esconder tantos secretos, que resguarda un pasado en lo más profundo de su ser del que no se puede hablar ni intentar averiguar porque sería tomado como el más grande de los pecados. Y, aun así, yo estaría dispuesta a entrar al mismísimo infierno si esa fuese la única manera de conocerlo por completo.

Ya no quiero alejarme.

Y es un gran riesgo.

Pero ahora, estoy dispuesta a enfrentarlo.

Aunque eso sea considerado como un sacrificio.

Así que no me alejo. No me muevo. Ni siquiera respiro cuando su mano libre se acerca a mi rostro y sus nudillos dejan una sutil caricia en mi mejilla para ir descendiendo hasta mi mentón.

Sus ojos no han dejado de examinar mi rostro, como si estuviese analizando hasta el más mínimo detalle del mismo.

Se ha convertido en un momento tan íntimo y tan dulce, que parece ir en contra de lo que él es, de su postura tan intimidante y ruda que posee. Sin embargo, no quiero que este momento acabe.

«No deberías dejarte engañar por algo tan banal».

Sé que mi subconsciente tiene razón, pero no puedo evitarlo.

Mi corazón se desboca en el instante en el que sus ojos miran mis labios para segundos después buscar mi mirada, como si estuviese esperando mi permiso para concretar sus intenciones. Y para ese momento sus ojos se encuentran muy oscuros y sus pupilas totalmente dilatadas.

«Oh no, no lo permitas, tonta».

En éste momento no puedo pensar en nada más que las ganas de saber qué se sentirá probar sus labios, lo increíbles que deben ser los besos provenientes de ellos. Y ahora mismo, lo único que soy capaz de hacer es lamer los míos, lo cual él parece tomar como respuesta porque en ese momento termina con la distancia que separa nuestros labios, y me besa.

Sus labios hambrientos y desesperados, atrapan los míos igual de ansiosos, y ganosos de ser probados por él.

El beso es intenso, y las sensaciones, abrumadoras.

Miles de cientos de juegos pirotécnicos explotan a nuestro alrededor mientras sus labios se mueven desesperados contra los míos, y yo sólo intento concentrarme para seguirle el ritmo correcto.

Es un beso bastante efusivo. Con muchas ganas.

Siento mi pulso al mil, y mi corazón desbocarse aún más —si es que eso es posible— que temo a que pueda sufrir un ataque cardíaco en éste instante.

Zack acuna mi rostro y me aprieta aún más a su cuerpo. Para éste momento ya no hay ni un solo centímetro entre nuestros cuerpos, y yo soy incapaz de mantener mis manos alejadas de él, así que llevo mis manos a su abdomen duro y siento cada músculo contraerse ante mi tacto bajo la tela de su camisa.

Me siento tan maravillada con la reacción de su cuerpo ante mi caricia, que me es inevitable recorrer su cuerpo.

Mis manos recorren su abdomen bien trabajado, y empiezan a ascender lentamente hasta su pecho, para al final recorrer sus hombros hasta llegar a su cuello y enredar mis brazos en él para atraerlo más a mí.

Él por su parte, desciende una mano hasta mis caderas y la otra la lleva hasta mi nuca, enredando sus dedos entre las hebras de mi cabello y atrayéndome más a su boca para profundizar aún más el beso, si es que eso es posible.

Para éste momento, nuestras respiraciones son un desastre monumental y a pesar de ello, no rompemos el beso.

Por el contrario, siento cómo Zack empieza a guiarnos por la habitación, y en cuanto la parte lateral de mis piernas tocan el borde de la cama, mil alarmas empiezan a resonar con más fuerza y ahínco en mi cabeza.

Sin embargo, todas éstas nuevas sensaciones me han nublado el juicio. Tanto, que no soy capaz de reconocer el peligro y las consecuencias que esto conlleva.

Soy muy consciente del momento en el que mi espalda toca la suavidad de la cama, y soy aún más consciente cuando Zack se acomoda entre mis piernas. Y entonces recuerdo por segunda vez, que lo único que traigo encima es la bata, nada más.

Un suave gemido escapa de mis labios y un nudo me atenaza el vientre en el instante en el que Zack presiona su pelvis contra la mía, dejándome sentir su erección, al tiempo que una de sus manos empieza a recorrer una de mis piernas desnudas.

Oh por Dios, éste hombre me hará perder la cabeza.

«Vamos Alexa, debes ponérsela difícil. No puedes caer a la primera».

Yo creo que sí.

«¿En serio te dejaras follar por éste fulano que apenas conoces?»

Y el encanto se rompe...

Maldición.

Aunque no quiera admitirlo, mi fastidiosa conciencia tiene razón.

Aunque esté disfrutando muchísimo de lo que está sucediendo entre Zack y yo, debo parar. No puedo caer así de fácil. Hablando de sexo, claro está.

He decidido tomar el riesgo, conocerlo, acercarme a él y mantenerme a su alrededor, aunque eso signifique poner en riesgo mi vida.

Pero no puedo –debo– follar con él. Al menos, no aún.

«No te dejes llevar por la calentura».

Joder.

Toma todo de mí el separar nuestros labios y romper con ese indescriptible beso.

Cuando lo logro, me mantengo unos minutos con los ojos cerrados tratando de tranquilizar mi respiración.

—Sólo sabes mi apellido porque no me has dado la oportunidad de darte a conocer más nada de mí —su voz ronca interrumpe el silencio que se había asentado entre nosotros y me da un leve apretón en el muslo. Entonces me obligo a abrir los ojos.

La imagen que me recibe me hace perder nuevamente el aliento.

Joder, ¿por qué este hombre tiene que ser tan malditamente sexy?

Sus pupilas aún siguen dilatadas, sus labios están rojos e hinchados debido a nuestro contacto, y su mata de cabello oscuro se encuentra totalmente despeinado gracias a mis manos inquietas. Trago saliva con dificultad.

—Acabo de dártela, por si no te has dado cuenta. —digo con obviedad.

Él me dedica una sonrisa tan jodidamente sexy que por un momento me arrepiento de haberlo detenido.

Ya cálmense malditas hormonas.

Suelto un suspiro entrecortado antes de corresponder a su gesto. Y me sorprende la manera en la que sus ojos brillan aún en deseo, y con algo que parece ser fascinación, y ¿entusiasmo? No lo sé muy bien.

—Es imposible ignorarlo —dice con una mirada pícara al tiempo que presiona una vez más su pelvis con la mía, dejándome sentir lo duro que está.

Un jadeo escapa de mis labios, pero rápidamente trato de recomponerme y me aclaro la garganta.

—No hagas eso —lo reprendo.

Suelta una risa ronca, hecho que me hace estremecer aún bajo su cuerpo. Y sé que él lo nota, la caricia en mi muslo lo confirma. Y entonces acerca su rostro nuevamente al mío, y por un momento se me acorta la respiración. Me permito cerrar los ojos y segundos después siento la suavidad de sus labios sobre los míos. Esta vez, el beso es suave y pausado, saboreándonos el uno al otro, sin prisas.

Pasan segundos, minutos, o quizá horas, no lo sé. Hasta que nos separamos. Abro los ojos y parpadeo un par de veces en confusión cuando siento un beso en la punta de mi nariz. Es un gesto bastante dulce, pero debo admitir que es muy raro viniendo de él. Ya lo dije antes, éste tipo de cosas van en contra de su personalidad, es casi como una blasfemia.

Una melodía termina con el momento y rompe el silencio que hay en la habitación.

No me da tiempo a procesar nada cuando él se impulsa y se retira de sobre mí y se pone de pie. Me tiende una mano, la cual acepto para ayudarme a incorporarme. Y entonces lo veo introducir la mano en uno de sus bolsillos para luego sacar su teléfono y fruncir el ceño antes de responder una llamada.

—Aquí Sellers —responde con voz neutra apenas se pega el teléfono a la oreja, y me hace una seña con su mano libre de que espere un momento antes de darme la espalda, caminar hacia el baño, y cerrar la puerta detrás de él.

********************************

NOTA DE LA AUTORA: ¡Hola, hola!
Espero que hayan disfrutado del capítulo, pequeños traviesos 😏.

¿Qué tal les pareció? Déjenme saber en los comentarios si ustedes también se emocionaron, o sólo yo me volví loca Jaja 😉.

Parece ser que la Alexa ya cayó en los encantos del bombón de Zack. ¿Piensan que fue muy rápido, o ya se había tardado? 🤔

En fin...

Pronto vendré con el próximo capítulo, así que no se me awiten 🤭.

Mientras tanto, les dejaré en la galería las fotitos de éste par de traviesos, para que tengan una idea de cómo yo me los he idealizado 😌. Pero eso no quiere decir que ustedes no son libres de idealizarlos a la manera de sus perversas cabecitas.

Sin más por el momento, me despido 👋🏼.

Besos 😘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro