Capítulo 36

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Maximiliano 

Aquella señora me había dejado con la cabeza llena de dudas, pero lo que si me impacto es su manera de querer ayudar a las personas.

Quería construir un parque con muchos árboles florales y con frutos a las afueras de Francia y otro en Italia, también mandó a que se construyera tres albergues. Uno para niños, otro para adultos mayores, y otro para madres solteras y abandonadas, osea no mandó hacer nada de franquicias con el fin de sobrevivir ella o incrementar su dinero, su corazón lleno de nobleza es lo que mas me impacto.

Pero lo que me dejó seco fue lo que me dijo antes de irse.

"A dónde voy, no lo necesito", cuando le hable de dinero, la verdad no sé si quería dejar un huella antes de irse, no se para donde o estara sanando sus pecados de esta manera. Sea lo que sea, esa señora tiene mis respetos.

—¡Cuanto quisiera que conocieras a esta señora, Lucíana! —susurro para mi

...

Lucíana

—El me engaña, lo se, algo me dice que es así, lleva dos semanas sin tocar su casa, sin venir a verme, ¡él tiene a otra, no cabe duda!. —habló para mí misma.

Me estoy desesperado, trato de tomar esta situación lo más tranquila que puedo ya que estoy un poco delicada pero no, el idiota de Massi volvío a desaparecer, y si él... No, él no se puede arrepentir, soy su mujer, la madre de sus hijos, ni siquiera a visto a sus hijos

¿Qué pasa con él? .

Me muevo de un lado a otro, estamos a días de casarnos, ¿Por que Massi le da por desaparecer? ¡Será que se arrepintió!

—¿Dónde estás? —grito en la almohada.

—¡Hola amor! —me paro de la cama como un resorte y le lanzó con fuerza una almohada —Creo que bien.

—¡Cómo que bien, Maximiliano Bermudez ! ¿Dónde has estado? ¿Con quién has estado? ¡A caso ya no me amas! Verdad, por eso es que me dejaste por tu amante ¡Verdad!

Comienzo a llorar, porque me hacía esto...

—Espera Lucíana, ¿que yo que? ... —se ríe a carcajadas —Ay, jaja, ¡ay no!.. Eso estuvo bueno, me hiciste la tarde, amor —tengo ganas de matarlo —Amor, estaba ocupado con muchas construcciones y se vienen otros nuevos proyectos además, el más importante debía acabarlo antes de casarnos y quiero que lo veas.

Me extiende una mano para que vaya con él, lo miró con duda.

—Vamos Luci, se que te gustara, ¡vamos con los niños! —sonrió de medio lado, creo que ya se me pasó el enojo.

—Esta bien, pero de camino quiero comer donnas, tenemos hambre y se me antojan con una malteada de banana dulce

Veo que Massi para en seco su andar y se gira sobre sus talones para mirarme a los ojos.

—¿De banana? ¿Enserio Lucíana?, esos antojos tuyos cada vez son más raros. Vamos a ver que puedo hacer.

Reí como una niña pequeña y lo abrazo de la cintura bajamos las escaleras juntos y Mercedes  nos espera con los niños.

—¿Merce también viene?

—Ay, pero Lucíana no te emociones tanto que vaya  con ustedes —pone sus ojos en blanco, me sonrojo no pensé decirlo con esa intención.

—No Merce, no es eso es solo que...

—Ya lo sé, solo te molesto, bueno vámonos. El tiempo preña.

—Y si me han preñado, y mi antojo no me ayuda —Massi se tensa, ya sabe cual es mi antojo y lo quiero para hoy.

....

Maximiliano

Después de varias  horas por conseguir la dichosa malteada de banana, dimos con el lugar, les tocó hacer una nueva malteada ya que no la había, bueno en ningún lado, les di más dinero por satisfacer el antojo de Lucíana, antojo que terminó en un baño, por que salió corriendo; ya en el octavo mes y sigue vomitando.

Me preocupa mucho, esta vez le dio fuerte el embarazo y no lo digo por todo lo que ha pasado Lucíana, sino por sus fuertes malestares y las amenazas de aborto. El embarazo de los gemelos no fue duro en muchos aspectos lo que me explicó Lucíana cuando fuimos al médico,  el doctor dice que son secuelas de su embarazo pasado, siempre la segunda vez es más fuerte.

Sin cosas que todavía no comprendí del todo, lo único que deseo es que Lucíana salga bien de todo esto y poder mudarnos juntos a nuestro nuevo hogar.

—Llegamos.

Todos miramos al frente. Miró de reojo a Lucíana quién lloraba.

—Este es el motivo por el que no me quedaba en casa, no por una amante como tu di..

Me interrumpe con un beso, sonrió ante su repentino cariño. Paso de llorar a gritar de emoción.

—Lucíana  calma, vas a asustar a los niños y de paso al bebé —la regaña Mercedes

Reí por lo bajo —Caminen, vamos todos a conocer nuestro nuevo hogar.

Al bajar del auto nos topamos con la entrada principal pero en esta hay un jardín amplio en medio una enorme fuente y un árbol para hacer sombra, poco a poco iba a ir creciendo.

La casa es bastante amplia de cuatro  pisos. El primer piso estaba la amplia sala, el comedor, la cocina, nuestro despacho también de dos pisos este, arriba es el espacio de Lucíana  y abajo el mio.

La distribución de espacios es lo primordial.

En el segundo piso están las habitaciones de los visitantes. Una sala de juegos para los niños, aparte de la que tienen en el jardín, en el tercer piso las alcobas de los niños, cada habitación amplia al gusto de cada uno, con su propio baño, cuarto piso nuestra recamara, todo un piso para nosotros dos. También adecue un parque, también tienen una piscina semi olímpica, la cancha de fútbol, una de básquetbol, otra de tenis y una de atletismo.

La mansión es bastante grande y construida a la medida de nosotros. En el fondo del jardín había una cabaña grande, para leer, o despejar la mente.

—Dime Lucíana  ¿Te ha gustado nuestra  mansión? —a ella le brillan los ojitos, me gusta verla así de feliz — Ya si tu le quieres cambiar pintura o agregar algo más, me avisas para que lo hagan rápido.

Ella niega —Esta perfecto así como lo creaste, te quedó magnífica.

Me abraza con fuerza y le doy un beso en la frente, ese era el cometido, ponerla feliz y que olvide por un momento tanto problema que pasaba por su cabeza. A partir de un mes, todo comenzará a cambiar.

—Entonces, comienza a pedir los muebles para que los vayan trayendo y pediré a mi madre que nos contrate el servicio autorizado para nosotros.

—La nana de los niños será la misma, esa no me la cambias Massi —le sonríe y niego.

—No ella se queda, pero no cabe de más ponerle una ayuda, ya que serán tres Lucíana.

Ella medita por un momento y me sonríe —Sí tienes toda la razón amore —ella me sonríe, ambos nos abrazamos.

....

Lucíana

El día de ayer fue espléndido, estoy muy feliz, la verdad no esperaba que Massi me saliera con nuestro propio hogar, le había quedado todo muy bonito, me encantó.

Estoy a dos semanas de salir a luz aunque mi médico dice que puede que sea antes ya que, los gemelos salieron a mediados del octavo mes, pero estaban totalmente formados, aunque tantas cosas qué pasó con mi pequeño bebé que la verdad día a día me llena de miedos.

Todos los días hablamos con el bebé. Massi le habla como si fuera una niña y yo le hablo como si fuera un niño, nos reímos por la mezcla tan grande que le damos, pero sea quien sea que nazca lo amaremos con toda nuestra fuerza.

Me terminó de arreglar, me puse un lindo vestido azul marino y unas sandalias color crema, mi cabello esta por debajo de mis hombros, la ultima vez me lo corte, no lo quería tan largo, lo deje suelto y me hice unas trenza lo más de pequeña para formar un corazón con esta, había quedado linda, me gusta como se me ve.

Tomó mi bolsa y bajó las escaleras. Pido que me llamen al chófer para salir, no quería manejar en mi estado, además me da miedo comenzar trabajo de parto, uno nunca sabe y chocar.

Evitar accidentes es lo primordial.

Me encaminó a la cocina y sacó el postre de chocolate que le preparé a Massi. Hoy lo visitaré a las empresas, quiero darle la sorpresa a mi amado y futuro esposo.

Mañana será nuestra unión, al fin mañana será nuestro día.

Abordó el auto y nos encaminamos a las empresas.

...

El camino se había hecho rápido, ingresó a la empresa y todo comienzan hacerme reverencia y a sonreír con ternura, mi recuperación cada día va mejorando más, estoy feliz que ya todo se ha ido sanando poco a poco. Abordó el ascensor y pasó la tarjeta presidencial para llegar directamente a las oficinas de Massi.

Se abren las puertas y saludo a su secretaria, ella me hace una reverencia.

—Buenos días señorita Burgos ¿Le anunció con el jefe que estás usted aquí?.

Niego —No cariño, mejor le daré la sorpresa, ¿Estará ocupado?.

—Pues ahora está con la señora Zuleima ,  no creo que el señor se enoje, es usted.

Le sonrió amigablemente y asiento.

Paso de largo y tomó la manilla de la puerta de madera, estas puertas son tan grandes.
Pero antes le doy unos golpes a la puerta hasta escuchar un "Adelante" sonrió ampliamente e ingresó.

—Buenos días amor, interrumpí al... —el postre cae al piso y comienzo a temblar, apenas y podía sostenerme, hasta que siento algo caliente bajar por mi entrepierna, me comienza dar vueltas el mundo, hasta que...

...

Maximiliano

Veo ingresar a mi hermosa mujer. Sonrió ampliamente, ella es hermosa y no la esperaba.

—Buenos días amor, interrumpí al... —ella ingresa pero al mirarnos se comienza ha ponerse pálida, ya el postre yacia regado en el piso pasó a otro plano, cuando veo que ha Lucíana  le comienza a salir un líquido entre amarillo y rojo, la señora Zuleima  se para de la silla y se tapa la boca ahogando un grito, corro hasta donde está Lucíana 

—¡Luciana! —gritó la señora Zuleima, me asombro ante la familiaridad, tomó de los brazos y cargo a mi mujer; ya ella estaba inconsciente. —Vete rápido, llevala al hospital está en trabajo de parto.

—Usted.. —ella niega.

—Luego hablamos, ve rápido. Ahora ella es primordial

....

Estoy bastante nervioso. Desde que Lucíana  ingresó a emergencia e inició el proceso de parto, por su estado, no me dejaron pasar, por el bien de ella y por el bebe, y también por si pasaba a mayores, ojala que no sea así, no entraría en desespero y fuera peor para todos.

Solo le pido a nuestro supremo que me dé todas las fuerzas para que Lucíana salga bien y nuestro bebé también, deseo conocer a nuestro hijo.

—Señor Bermudez —me paro rápido de la silla de espera, y camino hacia la enfermera, ella venía con un bultito en sus manos, la verdad no estábamos preparados, al llamar a mi madre trajo lo que más pudo; solo le había alcanzado avisar a mi madre y ella se encargaría de decirle a los demás, por ahora yo estaría solo aquí en urgencias. Le sonrió - ¡Mira quien vino a saludar!.

Me entrega a mi bebe en las manos, tan bello, es tan perfecto..

—Felicidades, señor Bermudez, es usted padre de una hermosa bebe —arrullo a mi hija, las lágrimas no paraban de salir.

—Hola hija, bienvenida a la familia, soy papá — están frágil que me da miedo hacerle daño —Disculpe la emoción me ganó, ¡Luciana  como esta mi mujer! —ella suspira.

—La señora todavía sigue inconsciente, hasta mañana podrán salir, si todo sale bien, ahí que esperar como continua ella, aunque quedó muy delicada.

—Gracias.

Eso me pone un poco triste. Pero debía ser fuerte por ella y por los niños además, Lucíana  es fuerte y ella se pondrá bien, para estar con nuestros tres hijos.

—¿Puedo salir con la bebe o todavía no se puede? Es para enseñarla a la familia

—No señor, lamento decirle que no se podrá, la bebe debe ser valorada, ya que nació días antes de su gestación, se la traje rápido por petición de su médico. —la enfermera toma la bebe y la buchea, me les quedo mirando hasta perderlas de vista, sonrió con melancolía, ambas las volveré a ver ya el día de mañana.

Salgo de la sala de emergencias para darle la noticia a la familia de que ya soy padre por tercera vez.

Es una emoción única.

Al salir todos me ven y se paran, camino a ellos y sonrió, pero después mi sonrisa desaparece.

—Lucíana  estará en cuidados intensivos. Ella está bastante delicada, no se esperaban que ella fuera a tener el parto tan rápido, más rápido que el de los gemelos.

—Oye, bambino y es que no te alcanzó el tiempo para cuidar bien de mi hermana —todos lo miran mal —¿Que?

—Fernando ¡Ahora no!. —lo regaño su padre  —Hijo, pero qué fue lo que pasó, ¡Lucíana se venía cuidando! —me habla con tristeza mi suegro.

—Lo que pasó fue que...

—¡Todo ha sido mi culpa! —los presentes en aquella sale de espera se queda en silencio, todos miramos donde provenía la dulce voz de aquella mujer, de esa mujer, la señora Zuleima.

—¡Andreina! —susurra mi suegro.

—¡TU!. —ahora mi adorable cuñado reacciona.

—QUÉ HACES AQUÍ MUJER DESPIADADA! — gritó el señor Alex, , pero sus palabras destilan dolor.

—Por favor calmense señores, estamos en el hospital —los calmo —Señora Zuleima ¿Qué hace usted aquí?. —me miran con sorpresa

—Yo quería...disculparme con Lucíana, esto ha sido mi culpa, no dejó de causar daño a mi pequeña.

Ahora si, no se como estar pero en shock no dejo de salir, ella acaba de decir...

—De razón se me hacen parecidas y lo peor es que te iba a presentar a Lucíana, pero jamás imagine que usted la conociera.

—Cómo no la va conocer si es la madre de Lucíana  y Fernando . —abrí y cerré mi boca varias veces, esto... esta situación...

—Esa mujer no es nuestra madre. Ya al parecer ni con ese nombre decidió vivir.

—Ustedes no entienden...

—No, la que no entiende es usted y debería de retirarse, mire lo que le ocasionó a Lucíana, no quiero saber por qué se le adelantó su parto, no se lo perdonaré si algo le pasa a MI HIJA.

Veo que la señora Zuleima  o Andreina, bueno lo que sea ella, agacha la mirada al suelo y sale de la sala del hospital, veo que mi madre se va detrás de ella, ambas se conocen y hasta se me pasó contar le a mis padres que la señora preguntó por ellos, pero por el asombro de mi madre, tampoco sabía mucho y menos de su cambio de nombre.

Ahí por Dios, más noticias, esto no para...

.........
Continuará

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro