xviii. Happy Holliday

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TWENTY-EIGHT HAPPY HOLLIDAY

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EL DÍA DEL partido de quidditch comienza así: Holly se despierta, sintiéndose como si fuera la mañana de una prueba del Torneo. Se sienta y mira a su alrededor, a Pansy, que ya está despierta, se pone un jersey esmeralda y a Millicent, que está tratando de terminar un trabajo de Defensa. Holly se levanta de la cama, pensando para sí misma, lo tiene en el bote y comparte una sonrisa con Pansy. Lo tiene en el bote.

—¡Oh, Hol! —dice Pansy con una pequeña sonrisa en su rostro cuando alcanza a Holly, quien agarró su cepillo y comenzó a ir a los baños. Pansy sigue sonriendo al comenzar, en voz baja—. No creerás lo que pasó ayer mientras no estabas.

Cuando no estabas. Holly recuerda la noche anterior, cuando a la medianoche salió a las cocinas, se deslizó por los pasillos y saludó a uno de los elfos domésticos, que saltó a su llegada y le preguntó si quería algo. Hizo lo mejor que pudo para pedirle que se retirara por la noche, y finalmente él siguió adelante con esto, alejándose y dejando a Holly sola, con su pijama, con los brazos cruzados y su mirada parpadeando constantemente hacia la puerta.

Hola —le había dicho Harry, mientras la puerta se cerraba detrás de él, quitándose la Capa de Invisibilidad. Holly le sonrió, caminando un poco hacia él.

Hola —le había respondido Holly. Sus brazos aún cruzados, mientras miraba alrededor, antes de mirarlo—. Entonces, uh, solo para aclarar las cosas, si algo pasa en el partido de mañana, no discutimos al respecto, ¿vale?

Harry frunció el ceño—¿Slytherin está planeando algo...? —notó la expresión de su rostro, levantó las cejas y se detuvo—. Gryffindor no...

Tampoco Slytherin —dijo Holly. Sus cejas estaban arrugadas—. Solo quería asegurarme de que estuviéramos en la misma página, ¿sabes? En caso de que algo suceda, porque realmente será un milagro si algo no pasa, especialmente porque es el primer partido, y es entre Slytherin y Gryffindor.

Sí, lo sé —dijo Harry. Miró a su alrededor, casi como si estuviera nervioso. Holly no estaba muy segura de por qué, considerando que ya se habían besado y él le dijo que le gustaba. No había nada más que lo pusiera nervioso, seguramente—. Pero, um, sí, es una buena idea...

Si pasa algo, es probable que tenga a mi primo detrás, así que solo quería decírtelo. No creo que esté planeando nada, pero si empieza algo, no lo sé —dijo Holly. Harry asintió. Continuó mirando alrededor, su mirada se movía de la cacerola a la sartén como si fuera torpe, o estuviera ansioso, como si tuviera algo que decir pero no pudiera—. Pues, um... —y aquí fue donde ella se cansó de que él se viera así—. ¿Qué pasa?

Harry parpadeó—Nada...

Pareces nervioso —dijo ella.

Harry negó—No lo estoy...

¿Es por el beso? Porque supongo que no hemos tenido mucho tiempo solos y juntos desde entonces, ¿es por eso? —preguntó Holly, girando un poco en espiral. Ella frunció el ceño todavía, pensando en cualquier otra razón por su comportamiento—. ¿Hice algo mal?

¡No! —exclamó Harry, mirándola como si estuviera loca.

Pero estás nervioso —dijo Holly.

No lo estoy —aseguró Harry.

Te conozco lo suficientemente por ahora —dijo Holly— para saber que te ves nervioso.

Iba... iba a preguntar si tal vez podríamos ir a Hogsmeade juntos —explicó Harry. Holly ya podía sentir que su corazón se hundía, sintiendo una sensación de anhelo, deseando decir que le encantaría, pero sabiendo muy bien que no podía—. Sé que no podemos ir a ningún lugar popular, pero Cabeza de Puerco estaba vacía, así que siempre podríamos ir allí... Está bien, supongo que probablemente no podamos, pero Hermione me siguió diciendo que te lo sugiriera, solo por si acaso.

Holly frunció el ceño—No puedo —dijo en voz baja. Se acercó a él, mientras trataba de hacer su punto—. No ahora. Puede que en Navidad podamos ir a algún lugar juntos. Hay una cafetería realmente genial a unos minutos de Grimmauld Place, o la que está cerca de donde vivo... Pero no creo que podamos ir a Hogsmeade juntos. Me encantaría... sabes que sí, pero no puedo.

Es... está bien —dijo Harry. Prácticamente ella pudo escuchar la decepción en su voz, y pudo sentir su estómago hundirse junto con ella—. Pero siempre hay vacaciones, ¿no?

—respondió Holly, con una pequeña sonrisa en su rostro. Honestamente, su sugerencia la hizo sentir mejor, porque mirad, hay otras opciones—. Y de todos modos, nada puede compararse con el chocolate caliente de la cafetería cerca de mi casa, te encantará... Pero por ahora, ¿prometes que no nos pelearemos si mañana pasa algo en el partido?

Lo prometo —asintió.

Holly sonrió—Yo también.

Ella lo miró, notando que otra vez, estaban muy juntos. Por un segundo, pensó en las cosas antes de acercarse, presionando ligeramente sus labios contra los de él. Él le devolvió el beso, y el fondo de la mente de Holly se está volviendo loca de nuevo, porque demonios, Hol, esto no puede ser real. En su mente decidió que se lo iba a dejar saber a Pansy en el instante en que se despertase por la mañana, cómo besó a Harry de nuevo y todo es bueno y maravilloso, y sintió que podía sentir la maravilla y el asombro de todas las estrellas en el cielo parpadeando en una noche clara.

Todavía siente esto, su intensa felicidad por este chico, mientras camina con Pansy a los baños de las chicas, planea contárselo tan pronto como su mejor amiga termine de explicar su historia.

—Pues anoche —dice Pansy, agarrando las manos de Holly de una manera emocionada. Holly se ve un poco desconcertada. Su mejor amiga parece que va a bailar una canción de Mary Poppins, porque está muy feliz, bueno, si supiera de su existencia, pero ya sabes lo que quiere decir. Pansy es muy, muy feliz—. Draco y yo nos besamos.

Holly se detiene, Ew, pero ¿por qué?

—¿En serio? —dice en cambio. Sabe que podría salirse con la suya con ew, pero ¿por qué? Porque él es su primo y todo eso, pero entonces, Pansy puede hacer un comentario sobre el hecho de que Holly ha besado a Harry. Dos veces ahora. Pansy no sabe que pasó por segunda vez, pero sí de la primera. Holly estuvo saltando alrededor del dormitorio después.

Pansy asiente—¡Creo que vamos a salir ahora! —dice, y le sonríe a Holly. Ella le devuelve la sonrisa, porque supone que esto es bueno para Pansy, porque es feliz, pero también, ¿alguna vez Draco ha sido amable con ella? Y no te equivoques con Holly, Pansy no es santa, pero aún así. Holly todavía no lo ve. No sabe si esto se debe a la cantidad de veces que Harlow intenta disuadir a Pansy de su crush o en las prácticas de quidditch donde Flo hace comentarios sobre todo el asunto. Lo que, de nuevo, es extraño, considerando que Holly está segura de que Pansy desprecia a Flo Montague.

—¡Eso es genial! —comenta Holly—. ¿Pero él dijo eso? ¿O fuíste tú? ¿Vais a salir porque os besasteis? ¿Esque besarse con alguien significa directamente salir?

—¿Por qué, tienes miedo? —pregunta Pansy, sonriendo.

—Esto no es sobre mí —responde frunciendo Holly.

Esto es sobre Holly.

De hecho, esto tiene que ver con Holly, y con el hecho de que está tan dolorosamente herida con ese chico que se supone que odia, pero como las cosas no están tan claras en este momento no sabe qué podría pasar si las masas se enteraron. Ella no sabe si será un cotilleo de una semana o si hará que su padrastro —el mago, no el muggle— la agarre por la muñeca y la esconda, contando un cuento sobre cómo le prometió a su madre blah, blah, blah.

Pero no quiere admitir esto. Porque esto no se trata de ella, no de Pansy. Para Pansy, su mundo está en euforia porque ha besado al chico que le gusta y todo va bien. Su mejor amiga parece estar enamorándose de alguien a quien ella personalmente odia, pero ¿qué puede hacer al respecto? Quiere a su mejor amiga y eso es suficiente para que se muerda el labio y piense, mientras ve a su mejor amiga mirar a Potter durante las clases con esta horrible mirada de amor en sus ojos y volver a mirar su escritorio antes de que nadie se dé cuenta, al menos es feliz.

Holly, más tarde, camina hacia el campo de quidditch con Flo, luego de que Pansy les diga buena suerte a ambas y las deje para decir lo mismo a los chicos, besando a Draco en la mejilla. Cuando comienzan a caminar hacia las gradas, Holly mira a Flo, que tiene una expresión extraña en su rostro.

—¿Están saliendo? —pregunta Flo.

Holly asiente—Aparentemente.

—Ah —dice Flo—, que bien.

Holly tiene una extraña sensación sobre esto. Mira a Flo, todavía notando la extraña mirada en su cara. No está muy segura de cómo describirla. No es del todo decepción, ni celos, ni nada que pueda definir claramente. Flo Montague solo se ve extraña, lo suficiente para que Holly se dé cuenta, mientras va tranquilamente caminando por el campo.

Pero de nuevo, aquí está la cosa: Holly no puede mostrar que desaprueba esto. Debido a que Pansy no se interpuso en el camino de Holly y Harry, entonces, ¿qué le da a Holly el derecho a hacer lo mismo con Pansy y Draco? Porque desde la perspectiva de Pansy, Harry no es el Harry que Holly conoce, pero es Potter, el horrible demonio que la ha estado molestando como una mosca que vaga por la habitación, demasiado estúpida como para salir por la ventana. Para Pansy, Holly debe encontrar algo atractivo sobre Potter, porque Pansy conoce a su mejor amiga lo suficiente como para saber que no se conformaría con un imbécil, así que debe haber algo.

Lo que Pansy se recuerda a sí misma mientras está de pie junto al resto de su casa, cantando alegremente la letra de la canción que Draco escribió, con la esperanza de desalentar a Weasley, el nuevo guardián de Gryffindor. Se recuerda que debe haber algo, que su mejor amiga no es estúpida, cuando ve el partido de quidditch, su mejor amiga ya es una estrella en su equipo, hasta que oye el canto de su casa y se detiene, ya sea como si fuera a masacrar a toda su casa o simplemente va a decir algo como estoy decepcionada y que Pansy se sienta como una mierda por el resto de su vida.

Pansy ve que Holly intenta seguir jugando, a pesar de estar distraída por el canto. En un momento, ve a Florence Montague gritándole a Holly que se concentre en el partido, y Pansy hace una mueca. Parte de Pansy sabe que Holly no solo se distrae porque se están burlando del amigo de Potter, sino que están compitiendo de la forma que Holly describiría como injusta y errónea.

Lo que es ella, de hecho. De la nada, Holly ve que alguien de su equipo envía a una bludger que se estrella contra la cabeza de Harry y, afortunadamente, todos dejan de jugar, porque obviamente están de acuerdo en que eso fue injusto. Pero aún así. Holly llega al suelo, dejando su escoba tirada en el suelo mientras se acerca a su primo, mientras le dice a Harry—Nunca había visto un guardián más patoso... Pero claro, nació en un vertedero... ¿Te ha gustado la letra de mi canción, Potter?

—Eres un bruto —dice Holly, frunciendo el ceño.

El equipo de Gryffindor se ha reunido igual que el de Slytherin. Holly está de pie junto a su primo, cerca de darle un puñetazo en la cara, pero se mantiene firme. No va a romperse, no frente a todo el colegio. Su primo la ha molestado, pero no se peleará con él delante de todos...

—¡Queríamos escribir un par de versos más! —dice Draco, gritando al equipo de Gryffindor. Las manos de Holly se vuelven puños—. Pero no se nos ocurría nada que rimara con gorda y fea... Queríamos cantarle también a su madre, ¿sabes? Tampoco pudimos incluir pobre perdedor para referirnos a su padre, claro... —Holly puede ver la expresión de Harry en la cara y está haciendo todo lo posible para que no reaccione, no como si ella supiera que lo va a hacer. Umbridge lo usará contra él si lo hace—. Pero a ti te caen muy bien los Weasley, ¿verdad, Potter?

Oh, querido.

Holly empieza—Juro por Merlín que si no te callas...

—Hasta pasas las vacaciones en su casa, ¿no es cierto? —dice Draco, con la sonrisa en su rostro que muestra que él sabe que ya se ha puesto nervioso. Los gemelos se habían enterado de lo que estaba pasando, ambos furiosos. Holly quiere que esto se detenga—. No entiendo cómo soportas el hedor, aunque supongo que cuando te has criado con muggles, hasta ese tugurio de los Weasley debe de oler bien...

Draco —le sisea ella.

Él se da cuenta y le manda una mirada. Una extraña. Como si estuviera molesto, como si dijera, sí, claro que voy a incluir a tu padre, idiota. Pero aún. Su primo es un capullo

—A lo mejor —dice Draco, retrocediendo. Los ojos de Holly se estrechan. ¿Qué diablos está a punto de...?—, es que todavía te acuerdas de cómo apestaba la casa de tu madre, Potter, y la pocilga de los Weasley te lo recuerda...

Holly, sin pensarlo, se da la vuelta y le da un puñetazo a su primo en la nariz. Él se cae hacia atrás y Flo agarra a Holly antes de que Harry y George se acerquen a su primo, quien ahora se está apresurando a ponerse de pie, con la sangre saliendo de su nariz.

—Me he hartado de esto —dice Holly.

—¿Renuncias? —pregunta Flo.

—Renuncio —responde Holly.

Esto esta bien. Todavía puede ser delegada, y en el gran esquema de cosas, tal vez sea más inteligente apuntar a delegada en lugar de capitana del equipo de quidditch. Puede sonar mejor cuando termine el colegio y esté tratando de conseguir un trabajo, y desde que se unió al equipo, se ha quejado de ello. Si van a actuar así, ¿para qué ganar?

Y el colegio es solo el colegio. Tal vez no se acerque a delegada (lo que ella duda porque compró literalmente brazaletes con amuletos de buena suerte por el simple hecho de obtener esa maldita insignia en el séptimo año). El colegio no es el fin del mundo, solo porque no obtengas un título ahí no significa que toda su vida esté arruinada. El mundo no terminará porque ella haya abandonado el equipo de quidditch.

Los tres chicos siguen peleando. Holly mira a Flo, que parece estar un poco complacida por el hecho de que Draco está siendo combatido por otros dos.

—¿Qué ve tu amigo en él? —pregunta Flo finalmente.

Antes de que Holly pueda responder, defendiendo la decisión de su amigo sin importar si está de acuerdo o no, un hechizo envía a Harry, Draco y un gemelo volando hacia atrás, golpeando el suelo. Holly se detiene, dándose cuenta de que estaba a punto de ir a ver a Harry para ayudarlo a levantarse.

—¿Qué demonios te pasa? —grita la señora Hooch. Mira a Holly, quien por un momento pensó que se había salido con la suya al golpear a su primo en la nariz. Evidentemente no—. ¡Nunca había visto un comportamiento como éste! ¡Al castillo y directamente al despacho del jefe de vuestra casa! ¡Ahora mismo!

Holly suspira. Mira a su primo, que parece más sorprendido que nada, y ella le manda una mirada. ¿Cómo puede verse sorprendido? ¿No fue ella quien le dijo que se callara? ¿No fue él quien atacó a los muggles aún sabiendo que el padre de ella padre y su padrastro lo son? No tiene derecho a estar sorprendido. Seguramente a estas alturas ya se habrá dado cuenta de que está actuando como un imbécil, claro que ella iba a explotar cuando él jugó un partido injusto y tuvo la audacia de insultar a la madre muerta de alguien.

Y seguro que ella piensa que lo golpeó porque él se estaba burlando de Lily Potter en vez de ser un capullo, pero no es como si ella le dijera eso a Snape, ¿verdad? Eso requeriría mucho ponerse al día. Eso serían unos treinta y cinco capítulos que valen la pena, si el autor consigue juntarlo todo y hace secuela.

Draco alcanza a Holly. Ella lo ignora.

A mitad de camino hacia el despacho de Snape, se da cuenta de que probablemente va a recibir un castigo, y su estómago cae. Sus rodillas casi ceden, y tiene que sacudirse, recordarse a sí misma que la única persona en este colegio no es solo Umbridge, y que ella no es la que los castigará, estarán bien...

—¿Qué pasa contigo? —dice Draco

Holly frunce el ceño—¿Qué?

—Casi te caes —comenta Draco, mirándola con incredulidad. Como si estuviera en un circo de la vieja escuela, mirando a un león de pie sobre sus patas traseras—. Te ves horrible... no vamos a meternos en problemas.

—Te di un puñetazo —dice Holly—. ¿Por qué estás siendo amable cuando te he dado un puñetazo...?

—A veces no te entiendo —dice Draco. Sus cejas se fruncen. ¿Que se supone que significa eso?—. La mitad del tiempo actúas como si nada pudiera hacerte daño y lo siguiente que tienes es una rabieta por la canción...

—No jugabas limpio —dice Holly.

—Jugábamos para ganar —corrige Draco.

Holly lo mira por un minuto, a punto de comentar , pero en cambio, se detiene. ¿Cuál es el punto?—Eso ya no me preocupa —dice ella—. Renuncio al equipo. Engaños, meterse con los demás, lo que sea. No me preocupa.

—¿Renuncias?

Ella piensa lo que está bien o lo que es cómodo. Lo cómodo es permanecer en el equipo, pero no se sentaría bien. Lo que está bien es dejarlo, y eso es lo que va a hacer.

Es un paso pequeño, y en su mente es menos porque hizo que las cosas fueran injustas, en cambio, el equipo era un grupo de matones y Holly se niega a aceptar eso.

Ella quiere ser mejor.

Incluso podría comenzar a escribir con su mano izquierda de nuevo rebelión silenciosa.

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SE FUERON SIN ninguna línea, después de que Draco inventara una historia sobre cómo tuvieron una discusión ese mismo día ("problemas familiares") y dijo que Holly no debería meterse en más problemas que él. Holly está sorprendida por esto. Pero, sin embargo, está agradecida. La idea de la versión de los castigos de Umbridge hace que las rodillas de Holly tiemblen.

Así que ahora el quidditch ha sido tachado de la lista de cosas por hacer de Holly, no porque quiera ser la capitana, sino porque las cosas eran terribles y quiere comenzar a hacer lo correcto. Pero esta bien. Puede dedicar más tiempo a estudiar y asegurarse de que está en el camino correcto para convertirse en delegada en su séptimo año. Y, en su opinión, esto incluye asistir a las reuniones del ED a pesar del hecho de que la prueba de quidditch la dejó sobre hielo con Umbridge, quien se veía personalmente decepcionada. Como si Holly fuera el tipo de estudiante que quiere que sean todos los demás.

—Lo estáis haciendo muy bien —dice Harry a todo el grupo al final de la reunión del ED antes de las vacaciones navideñas. Aún no está claro para Holly, qué hará durante las dos semanas de descanso o dónde estará, pero está agradecida por salir un par de semanas del colegio. Realmente quiere leer El cuento de la criada.

—Cuando volvamos de las vacaciones, empezaremos a hacer cosas más serias —dice Harry. Holly espera que él continúe, quizás dé un ejemplo, porque en su mente las cosas más importantes son las tres maldiciones, y ella sabe que ese no será su primer pensamiento. Demonios, ese no será el primer pensamiento de nadie más en esta habitación—, quizá el encantamiento patronus.

Y ahora a hablar, Holly piensa.

La sala comienza a despejarse, como lo hace normalmente. Holly se queda hasta el final como de costumbre. Nadie sigue su mismo camino, y parece que a nadie más le cae bien ella a excepto Harry, Hermione y los Weasleys. El resto todavía le tiene demasiado miedo.

—Así que te sacaron del equipo —dice Holly, una vez que solo ella y Harry se quedan en la sala. Harry levanta la vista, un poco sorprendido, lo que ella supone que tiene sentido. Probablemente no debería haber empezado como si quisiera decir ahora tu vida es una mierda, ¿verdad? Pero, como su padre le dijo en las semanas previas a su primer día en este colegio: quéjate de algo. Las quejas hacen que el mundo gire, especialmente las conversaciones—. Yo renuncié.

—Sí, lo sé —afirma Harry. Holly levanta una ceja y él continúa—. Lo escuché por casualidad el otro día, creí que querías ser capitana.

—No de un equipo como ese —dice Holly. Mira hacia un lado, a las decoraciones navideñas que alguien (probablemente Harry) había puesto apresuradamente en una esquina, tratando de esconderlas. Entonces ella lo mira—. Espera, espera, ¿estabas escuchando los cotilleos?

Harry mira hacia otro lado—Dijeron tu nombre.

Holly lo mira con sorpresa. Esa es probablemente una de las cosas más bonitas que ha escuchado en mucho tiempo. Sonríe suavemente. Este chico.

—Al menos —comienza— hay un lado positivo. Ahora no puedo vencerte en quidditch.

—¿Ah, sí? —él dice, sonriendo un poco.

Holly asiente, cruzándose de brazos—En realidad solo podría si mi equipo tuviera talento.

Soñar es gratis —dice. Él le devuelve la sonrisa, y ella se echa a reír, calmándose antes de que él le pregunte—. ¿Renunciaste por la canción de Malfoy?

—Bueno —dice Holly, haciendo una mueca. Necesita analizar la red que se ha creado alrededor de toda esta situación—, por eso me enfadé, y por el equipo en general formado por matones, pero renuncié porque no me gustó lo que dijo después del partido. Golpeé a mi primo por lo que dijo sobre los Weasleys y tu madre... —ella se encoge de hombros—. No sé, renunciar al equipo parecía ser la opción correcta. No la más cómoda.

—¿Te metiste en problemas por mi culpa?

—¿Nadie lo ha hecho antes? —ella pregunta, levantando una ceja. Ella le sonríe, y asiente—. Supongo que sí. No pensé al hacerlo, solo lo escuché hablar de tu madre y esa fue la gota que colmó el vaso.

Harry se ve desconcertado. O tal vez asombrado.

De cualquier manera, él se ve sorprendido por lo que ella tiene que decir. Lo que tiene sentido, porque durante mucho tiempo ha estado luchando para defenderlo contra sus amigos. Y vale, ella sabe que no lo estaba defendiendo, porque si lo hubiera hecho sus amigos se darían cuenta del hecho de que le dio un puñetazo a su primo en la nariz por lo que estaba diciendo, no porque ella pensara que el partido fue injusto. Lo fue, pero las cosas después la golpearon más... Como la cosa de los muggles.

—Entonces, uh... —ella comienza.

Para su sorpresa, él toma su rostro con sus manos y la acerca, besándola. Holly se congela, pensando para sí misma, oh, está bien, no pensé que esto fuera a pasar. No es que ella se esté quejando. La pilló de sopetón. Así que le devuelve el beso, una vez que ha comprendido todo lo que acaba de suceder.

Ella se aleja, sus manos cayendo de vuelta a su lado. Holly mira hacia arriba.

—Qué lindo, hay muérdago —comenta.

—Probablemente lleno de nargles —dice Harry.

Holly frunce el ceño—¿Qué demonios son los nargles?

—No sé —dice Harry—, pregúntale a Lunática... Luna, quiero decir.

—Si es que no me tiene miedo —dice Holly, y ella sonríe, a pesar de que no está muy contenta con esto. No le gusta que la gente le tenga miedo, no la quieren por su primo—. Igualmente, mejor vuelvo a las mazmorras. Que tengas una feliz Navidad y, eh, hazme saber si quieres que nos veamos.

—Lo haré —dice Harry. Él le sonríe—. Feliz Navidad a ti también.

Holly le sonríe, y antes de que se vaya se acerca y lo besa en la mejilla. Se mueve hacia atrás, dándole una última sonrisa y abandona la sala, regresando a las mazmorras con una sonrisa creciente en su rostro.

¡Este chico! Es tan maravilloso. No puede creer que aún no se lo haya contado a sus amigos, lo encantador y asombroso que cree que es, porque mierda, siente como si todas las estrellas en el cielo estuvieran brillando sobre él. Ella cree que su propio cerebro ha sido infestado de destellos y estrellas porque no puede sacarlo de su cabeza, tan pronto como regrese al dormitorio despertará a Pansy y la llevará al baño para poder escuchar su muy largo volumen de sonetos de lo mucho que se preocupa por Harry.

Pero, cuando regresa al dormitorio, es cuestión de segundos antes de que la somnolencia se active y ella caiga, boca abajo, sobre su almohada. Sueña con cosas encantadoras: de sus vacaciones en Hawaii el verano pasado, de museos elegantes con bonitos cuadros enmarcados en las paredes, de sus amigos en el verano, cuando todos se encontraron y el sol brillaba y se reían porque no tenían nada de lo que preocuparse, Voldemort no había regresado todavía, el mundo era tan brillante como el día...

—Holly —llama Pansy, sacudiendo sus hombros. Holly le frunce el ceño. La habitación ha sido iluminada por todas las velas, considerando que su única ventana mira hacia el lago y eso es inútil como fuente de luz—, despierta, Hol... Snape dice que debes ir al despacho de Dumbledore.

—¿Por qué? —cuestiona Holly, cerrando los ojos.

—¡Ve y averígualo! —exclama Pansy, zarandeándola de nuevo.

Holly se sienta y se toma un minuto para levantarse, pensando si realmente vale la pena. No puede ser por la mañana, Holly todavía se siente como si fuera una zombie. Se siente tan aturdida como debió haber estado Susannah, cuando se despertó como una chica fantasma... El corazón de Holly se contrae. Susannah...

Camina hacia el despacho de Dumbledore, sus ojos apenas permanecen abiertos. Supone que parece estar muy enfadada, porque sus ojos están muy estrechos, se rebelan contra ella y tratan de devolverla a dormir. Creedla, desearía estar dormida. ¿Realmente importaría si se diera la vuelta y lo buscara en la mañana para preguntar que iba mal?

Holly gruñe la contraseña que Pansy le dijo justo antes de salir del dormitorio, dándole una palmada en la espalda como para animarla a salir de la habitación donde puede dormir, a caminar a través de un castillo frío en la oscuridad para hablar con el director. Qué mierda. Incluso Durmstrang no tenía este tipo de tonterías. Al menos la dejaban dormir.

—Ah, señorita Lippincott —dice Dumbledore, mientras entra. Ella ve a los Weasley y a Harry sentados en una silla. Holly frunce el ceño. Sabe que esto no es un sueño, no estaría tan cansada si lo fuera—, irás con los Weasley y Harry de vuelta a Grimmauld Place esta noche.

—¿Por qué? —ella pregunta.

—El señor Weasley ha sido atacado durante un trabajo para la Orden del Fénix —explica. Holly asiente, sus ojos aún están entrecerrados. Quiere estar consciente y preocupada, pero cree que sigue dormida. ¿Acaso puede procesar emociones en este nivel de agotamiento?—. Lo han llevado al Hospital de San Mungo por Enfermedades y Heridas Mágicas. Os enviaré de vuelta a la casa de Sirius, que es mucho más conveniente para el hospital que la Madriguera.

—Está bien —dice Holly. No está lo suficientemente despierta como para discutir.

—Utilizaréis un traslador —dice Dumbledore, y él hace un gesto hacia la tetera en el escritorio. Él mira alrededor de todos ellos—. ¿Todos habéis utilizado ya un traslador? —sí, cuando Voldemort regresó, ella piensa—. Muy bien —los otros deben haber asentido. Eso requiere demasiada energía. Holly se queda allí, con la mano lista para sostener la tetera—. Entonces, cuando cuente tres, uno... dos...

Holly parpadea, y están de vuelta en Grimmauld Place. Parece que nada ha cambiado, tal vez con la excepción de las telarañas adicionales que se agregan a los rincones de la cocina, tan altas que Kreacher no puede alcanzarlas. Se sienta en la mesa. Quiere saber qué pasó, sí, pero está agotada.

—¿Qué ha pasado? —pregunta Sirius una vez entra a la habitación—. Phineas Nigellus me ha dicho que Arthur está gravemente herido.

—Pregúntaselo a Harry —sugiere uno de los gemelos.

—Sí —concuerda el otro—, yo también quiero enterarme.

Holly tiene su cabeza sobre la mesa, sus brazos cruzados para hacer una especie de cojín. Se mantiene despierta, obligando a sus ojos a abrirse un poco más, y escucha la explicación de Harry: cómo tuvo una visión, cómo vio a una serpiente atacar a Arthur Weasley. Cuando termina y un gemelo pregunta si su madre está allí, Holly cierra los ojos y se queda dormida...

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... HASTA QUE DESPIERTA a la mañana siguiente. Es más temprano de lo usual, lo sabe por el hecho de que el reloj en la pared dice las cinco y cinco. Pero, sus ojos se abren y al parecer ha dormido lo suficiente por el día. Su cerebro comienza a darse cuenta de lo que Harry estaba hablando la noche anterior, junto con el hecho de que está atrapada aquí, nuevamente, sintiéndose como si fuera Rapunzel, porque todos piensan que es malvada.

Y luego, se da cuenta de que, durante una parte de la noche, Harry se había sentado a su lado y en su estado de agotamiento, se había despertado durante un par de segundos y había intentado reposicionarse para sentirse más cómoda en su silla de madera. Así que ahora se ha dado cuenta de que ha dormido con la cabeza en su hombro.

Se sienta recta.

—Se pondrá bien —dice la señora Weasley. Detrás de ella, en el pasillo, Holly ve a su padre. Su rostro se ilumina y se pone de pie—. Ahora duerme. Más tarde podremos ir a verlo. Bill se ha tomado la mañana libre y está haciéndole compañía.

Holly se dirige al pasillo y abraza a su padre.

—No quiero quedarme aquí —dice Holly de inmediato.

—Pero no puedes volver a casa —dice Gus abrazándola. Ella sabe que él está frunciendo el ceño. Siempre frunció el ceño cuando ella dijo esto en el verano. Tal vez si se echa a llorar él se dé por vencido—. Es demasiado peligroso: Eugene y yo no podemos protegerte de los magos, lo sabes...

Pero.

Una bombilla destella en su cerebro.

—¿Qué pasa si me quedo con la familia mágica...?

Y eso lleva al ahora. Son las diez y media de la mañana y sus pertenencias han sido enviadas a Grimmauld Place desde el colegio. Abajo, ella se abrazó a Harry y luego a Ron, deseándole la mejor salud a su padre. Está en la sala de estar, como lo hizo muchas veces en el verano, y dice claramente la ubicación.

Ella vuelve a parpadear y llega.

Atticus, sentado en uno de los sofás de la sala de estar de la Mansión Malfoy, le frunce el ceño.

—¿Hay alguna habitación libre?

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