Todos sus pensamientos y emociones la ahogaban, pero lamentablemente ella no sabía como dejarlos ir ni a sobrellevarlos.

Pero tenía en claro algo: no todo era negro, pero tampoco era blanco.

¿Qué era lo que sentía?

No se sentía satisfecha con toda la claridad que le daba la vida en ese momento, pero la negrura era igual de lamentable, por lo cual no podría decir si su vida era clara u oscura.

Eso significaba que, su vida era gris.

Siempre le pareció el gris un color vacío, uno muy intermedio y sin energía. Exactamente como ella se sentía.

Su tanque de energía estaba vacío, le costaba levantarse o hacer las cosas.

Aun cuando no se sentía triste o esperanzada, estaba acostumbrada a su falsa sonrisa para las otras personas, su falso entusiasmo y optimismo.

Pero su mente grisácea la comenzaba a detener y retener, haciéndola prisionera de ella misma.