Capítulo 16: LLYLM - Rosalía

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

¡No olvides votar, comentar y compartir! De esa forma me ayudas mucho a hacer la novela más conocida.

***

El día en el que me sentí muy mala persona intentaba concentrarme en casa, repasando todavía mis apuntes. Los exámenes estaban a la vuelta de la esquina y mis nervios iban en escalera ascendente hasta el cielo. Era una persona muy previsora (que no perfecta) con el tema de los estudios, siempre me había mantenido en la media-alta con esfuerzo.

La única época donde había tenido malas calificaciones fue durante la adolescencia, cuando Alma estaba pasando su enfermedad y tras su fallecimiento. Me había costado demasiado salir de ese bucle, del estado depresivo en el que estaba sumida... lo último que me importaba eran los estudios. Si algo bueno tenía estudiar por fin lo que me gustaba, es que era mucho más buena comprendiendo y disfrutaba de verdad de estudiar.

Recordaba por qué estudiaba magisterio infantil: quería ser maestra y esa era la meta que tenía clara en la mente. Siempre me habían gustado los niños, ver a su lado cómo aprendían y descubrían el mundo, encontrando cosas fascinantes en cada pequeña cosa del mundo. Me gustaba mirar desde su perspectiva y verlos avanzar, enseñar y educar a las pequeñas personitas que serían la sociedad del mañana. Lo que más deseaba era estar en un colegio y tener mi clase asignada, pudiendo realizar todas las actividades que tenía en mente y dejando huella en cada uno de mis alumnos.

Me envié un par de mensajes con Laia quien, aunque estaba en clase, me contestaba y estaba atenta a lo que le había contado sobre Marc. Esa mañana me había quedado bastante más tranquila al verle y al hablar con él, pero ahora mis nervios estaban demasiado crispados. Hacía bien: no era consciente de lo que me venía encima. Sabía que Vero y él estaban comiendo juntos, por lo que no me encontraba demasiado tranquila, pero me ocupaba en cientos de cosas para poder distraer mi mente.

Eso sí, cuando la cerradura sonó indicando que entraba alguien, casi salté de mi escritorio. Escuché la puerta de casa cerrarse y traté de ser valiente, no queriendo salir. La realidad es que no pude, abrí mi puerta y busqué a Vero, queriendo preguntarle cómo le había ido con Marc. Pero, al ver su imagen, me quedé clavada en el suelo.

Mi amiga iba preciosa. Su coleta alta dejaba ver todo su rostro, con el cabello castaño cayéndole tras la espalda. Llevaba unos pantalones beige que le quedaban muy bien, unos zapatos plataforma que la hacían parecer más alta y un top negro que dejaba a la vista sus hombros y parte de su abdomen. Iba maquillada... lo supe por toda la máscara de pestañas negra que llevaba por las mejillas. Las lágrimas la habían llevado hasta allí, a pequeñas gotas que le llegaban hasta la barbilla. Sus ojos cubiertos de negro se encontraron con los míos, a lo que yo me quedé callada sin saber qué decir. Tenía miedo, terror de que se hubiera enterado de algo... pero iba a ser valiente. Lo mejor era enfrentar la situación cuanto antes.

—¿Q-qué te ha pasado? —pregunté, agarrándome del marco de la puerta. Ella negó, mirando hacia otro lado, huyéndome.

—Que he hecho el ridículo, Vega —habló, dejando su bolso (mejor dicho lanzándolo) sobre el sofá. Se limpió las mejillas en dos manotazos, respirando hondo—. Marc me ha dicho que no siente nada por mí. Absolutamente nada. Dice que conmigo solo podría tener una amistad —soltó, mirándome a los ojos—. Joder, es que estoy segura de que se arrepiente hasta de cuando pasó lo que viste. Seguro que hasta se alegra de que no hiciéramos nada.

—Vero, a ver, cálmate... eso no es hacer el ridículo. No pasa nada porque no sienta lo mismo por ti, mejor que te des cuenta ya y no sigas ilusionada —musité, tratando de relajarla.

—Me ha dicho que está conociendo a otra persona —musitó de golpe, dejándome helada. Ella soltó el aire de su pecho—. Me ha dicho que quiere ir en serio con esa chica, que de verdad cree que es algo que busca. Si le llegas a ver los ojos... es que hasta le brillaban. Me siento una auténtica estúpida, esto me pasa por no saber lo que quiero.

—Oye, no digas eso.

—¡Es la verdad! —exclamó, en un tono de voz algo elevado. Se dio cuenta de ello, así que no pudo esconder cómo su boca se torció hacia abajo. Vero estaba a punto de llorar— No pensaba que me iba a doler tanto. Para ser sincera, me estuve autoconvenciendo de que solo le quería para unos ratos, pero joder. Me ha dolido mucho que me rechazara —me acerqué a ella, colocándole una mano en el hombro—. Lo único bueno es que no me ha visto llorar, ahí sí que habría perdido toda mi dignidad.

—Vero, llorar no te hace tener menos dignidad. Y al final, pues bueno, repito que es mejor que te hayas enterado ahora, antes que hacerte más ilusiones —concluí.

—De verdad, no tengo ganas de hablar de esto —me respondió, regresando a coger su bolso. Veía que estaba nerviosa, pues hacía tres segundos que lo había lanzado a la otra punta y ahora iba a por él—. Solo quiero meterme en mi cuarto y desaparecer. Soy una tonta, una ilusa. La culpa la tengo yo por no haber reconocido antes mis sentimientos. Será mejor que hablemos en otro momento, Vega...

—Tranquila, te dejo que estés sola. Pero no te hables así.

La vi caminar hasta su cuarto, donde cerró la puerta. Sin que me lo dijera, sabía que iba a estar ahí durante mucho tiempo, ella afrontaba los malos días quedándose encerrada. Yo trataba de quedarme quieta, pero la realidad es que me había quedado con una sensación helada en la piel. Regresé a mi cuarto y agarré el móvil, donde leí un mensaje que, siendo sincera, no me sorprendió demasiado.

Marc:

¿Ha llegado ya? ¿Cómo está?

Vega:

¿Te miento o te digo la verdad?

Marc:

Vega... es que la he visto muy mal.

Vega:

Ha llegado llorando y me ha contado que le has dicho que estás conociendo a otra persona.

Por unos segundos vi cómo escribía y paraba de hacerlo, como si estuviera buscando decir las palabras correctas.

Marc:

No le he dicho lo que me pediste, pero era necesario decirle eso. Era lo mejor.

Vega:

Estoy de acuerdo contigo.

Creo que será mejor que le des unos días, los necesita. Seguro que, cuando se sienta preparada, te hablará o dirá de quedar con todo vuestro grupo.

Marc:

Lo sé. No voy a hablarle, es lo mejor.

Pasaron unos segundos, donde ambos nos quedamos mirando el chat como dos tontos. Tenía muchas ganas de hablar con él, pero sentía que no era el momento adecuado. Aún así, traté de ser sincera y tecleé un mensaje, el que envié sin pensar demasiado.

Vega:

Gracias por hablar con ella, Marc. Siento que hayas tenido que ser tú quien le quite esas ilusiones... la verdad es que me siento mal y creo que debería hablarle de lo nuestro. Pero, si lo hago ahora, seguramente me termine odiando.

Observé que se pasó unos segundos leyendo mi mensaje, antes de comenzar a contestarme.

Marc:

Es mejor que se lo contemos cuando no tenga todo tan reciente. Si lo hacemos ahora, va a ser peor. Esa es mi opinión.

Yo, hacia mis adentros, me pregunté si estábamos siendo demasiado cobardes. Trataba de calmarme diciéndome a mí misma que nuestros encuentros jamás habían ocurrido juntos, nosotros no podíamos hacer eso. Y yo quería seguir conociendo a Marc, hasta él mismo le había confesado a Vero que veía futuro conmigo. Eso me daba esperanzas, una tranquilidad de la que no había sido consciente antes.

Yo no quería tener algo casual con Marc, de eso estaba segura. Pero... nunca había estado en una relación. Tampoco sabía si nosotros íbamos a llegar a tener una relación, pues mis pensamientos intrusivos me torturaban en cuanto pensaba en qué era lo que había entre los dos. Luego recordaba a Marc, diciéndome que seríamos lo que yo quisiera, y mi sonrisa se volvía más grande, en lo que el corazón se me aceleraba.

Vega:

Marc

Escribí, casi corriendo.

Marc:

Dime

Vega:

Quiero seguir viéndote. Si te digo que quiero quedar contigo este fin de semana... ¿estoy siendo insensible con la situación?

Marc:

No lo sé. Nunca me había visto en un momento como este. Pero yo también quiero verte y me parece demasiado bien que quedemos este finde.

Su contestación me hizo respirar.

Por mucho que tratara de negarlo para sentirme mejor persona respecto a mi compañera de piso, Marc y yo teníamos una conexión tan fuerte que no podíamos negarla. Aunque me costara hacerle daño a alguien... ya había elegido a quien. Y, por primera vez en mi vida, esa persona no era yo misma.

Os he subido este capítulo como ultra rápido porque por fin he podido corregir un poco más de lo que llevaba escrito, ¡así que se vienen actualizaciones más seguidas!

La verdad, este cap me deja un poquillo rara, pero era necesario. Me sabe mal por Vero and all that drama, pero es que OMG. Se viene, gente, se viene.

Recordad que podéis seguirme por Instagram, donde pronto comenzaré a hablar acerca de un nuevo proyecto que tengo entre manos. Tengo muchas ganas de contaros, pero todavía no pueeeeeeeedo. 

OS AMO CON TODA LA PATATITA 🧡🧡🧡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro