Epilogo

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Islas Canarias

"No se puede huir de lo que te acelera el corazón y te detiene el tiempo"- Danns Vega

El amor se manifiesta en tantas formas, colores, culturas, sexo y siquiera hacía falta expresarlo en palabras cuando realmente se sentía. Una caricia, un beso, un abrazo, incluso una mirada podría expresar aquel sentimiento. No importaba el idioma o como se manifestara; lo que importaba era expresarlo y que ese sentimiento provoque algo positivo en quien va a recibirlo.

Un beso fue todo lo que Jungkook y Taehyung necesitaron para que el amor entre ellos creciera. Pasaron toda su vida ocultándole a los demás su verdadera orientación sexual, y ninguno esperó encontrar en el otro algo que ni siquiera estaban buscando, no intencionalmente. Amor, un sentimiento que creció con el tiempo hasta el punto que tan solo mirarse o sumergirse en la bañera en completo silencio era algo plenamente íntimo y afectuoso para ellos.

Una tarde de verano el sol brillaba en las Islas Canarias, un lugar que los atrapó por sus hermosos paisajes y el buen clima. Además de que allí guardaban todos sus ahorros en caso de que algún día quisieran dejar la mafia, eran conscientes de que no era que algo que podían hacer, pero se supone que ser mafiosos y abiertamente gay también era algo rotundamente prohibido, pero ellos habían cambiado aquello. Podían vivir de sus negocios legales sin problema alguno, así que el día en que sus cuerpos estuviesen muy cansados como para seguir siendo jefes de mafia, no podría ser tan difícil dejarlo.

Se encontraban en la casa de verano que habían comprado para ambos, un lugar privado solo para ellos dos. La casa no era tan grande pero tampoco podían decir que era pequeña. Algo que si tenía es que era acogedora y cada rincón en la decoración del interior daba esa vibra veraniega y elegante. Desde los sillones blancos en combinación con las paredes y el piso de madera beige.

Algo que Taehyung amaba eran la gran cantidad de ventanales que rodeaban la casa y permitía que la luz natural se filtrara durante todo el día, especialmente porque tenían una hermosa vista del mar, de toda la playa que tenían solo para ellos.

Despertar en los brazos de la persona que amaba y que lo primero que escuchara fuera el sonido de las olas y las gaviotas, que al abrir sus ojos viera ese brazo tatuado alrededor de su cuerpo; que al girar su cabeza se encontrará con un escenario que parecía sacado de alguna pintura, el azul turquesa del agua del mar que se encontraba de frente a él con el cielo despejado. Eso era algo que amaba y que disfrutaba al máximo por sencillo que fuera. Eran placeres de la vida que disfrutaba tenerlos junto a su pareja.

Tae, ¿hoy también piensas pasarte todo el día en el porche leyendo ese libro? —preguntó Jungkook cruzando por la puerta de la habitación que daba al cobertizo, donde se encontraba Taehyung con un libro en las manos.

—Jungkook, lo siento, pero no puedo ir a tu ritmo, haces demasiadas cosas en un día —se excusó el rubio—. Corres por toda la playa, nadas, te ejercitas, dibujas, practicas boxeo, duermes por horas, comes sin control alguno y vuelves a correr por la playa —enumeró algunas de las tantas cosas que su novio hacía en un día, realmente era difícil para el seguirle el paso, parecía que siempre estaba ejercitándose, así que Taehyung prefería sentarse en la arena y beberse una botella de vino mientras leía.

—Lo siento —se disculpó Jungkook—. Estaba pensando que deberíamos nadar desnudos en la playa —sugirió empezando a quitarse la ropa mientras Taehyung seguía tumbado en la silla con sus gafas de sol puestas, su cabello rubio sujetado hacia atrás con una bandana.

—¿Estás loco? Alguien nos puedes ver —se rio Taehyung.

—La única persona que se asoma por aquí es el de seguridad y ya se fue, por algo es una playa privada —indicó Jungkook ahora solo en bóxer.

—¿Y si mejor me haces el amor? —preguntó Taehyung viéndolo de arriba a abajo, en ese momento no se quejaba de que su novio se ejercitara tanto como lo hacía.

—Bueno, hacerlo sobre la arena sería algo nuevo que podemos experimentar —insinuó Jungkook apoyándose en cada brazo de la silla en la que reposaba Taehyung, para acercar su rostro al del rubio.

—Ni loco, ¿qué tal si pasa algún curioso o alguien perdido?

—Verán a dos hombres tener sexo en la playa —bromeó Jungkook consiguiendo un golpe en su brazo—. Estas acostumbrado a la adrenalina de tener un arma en tu sien, pero le temes a tener sexo semi público

—No va a pasar —negó Taehyung apretando los bíceps de Jungkook.

—Si nos bañamos desnudos en la playa, te hago el amor cuando salgamos —propuso Jungkook rozando su nariz con la del rubio. Quien mantuvo sus ojos cerrados ante la caricia.

—Me parece un trato justo —susurró para luego dejar un beso corto en los labios de Jungkook.

Taehyung dejó el libro en la cama y al igual que su novio se quitó la ropa quedando solo en bóxer. Ambos bajaron las escaleras del porche de su recámara y corrieron hasta el agua.

Jungkook no tardó en quitarse la única prenda de ropa que llevaba puesta, arrojándola a la orilla de la playa para recogerla luego.

—Quítatelo —pidió Jungkook entusiasmado mientras nadaba de espaldas y le dedicaba una mirada coqueta a Taehyung.

—¿Por qué tan ansioso? De verdad que no entiendo porque quieres hacer esto —cuestionó Taehyung mientras se quitaba el bóxer sin poder ocultar su sonrisa.

—Listo, ¿contento? —preguntó el rubio viendo como el pelinegro asentía sonriendo de oreja a oreja como un niño.

—No te quedes ahí parado, nada, se siente muy liberador —lo animó Jungkook mientras nadaba de un lado a otro.

Taehyung se perdió en cómo sus músculos se contraían en cada brazada, observó cómo pasaba su mano tatuada por su rostro cada vez que subía a la superficie después de sumergirse; como peinaba su cabello negro hacía atrás. Era demasiado atractivo incluso haciendo la cosa más mínima. El rubio lo veía nadar y divertirse en el agua como si fuera un niño; en ese momento se dio cuenta lo mucho que amaba el mar.

Las manos de Jungkook sujetaron la cintura de Taehyung por detrás para luego levantarlo y dejarlo caer con fuerza en el agua, lo que hizo que éste gritara pero que finalmente nadara a su lado.

—Se siente muy raro nadar en el mar desnudo —consideró Taehyung—. Aunque no hay nadie aquí, me siento expuesto.

—No tengas miedo bebé, solo disfrútalo —aconsejó Jungkook acercándose al rubio. Se detuvo frente a él y le quitó el cabello que tenía pegado en la frente—. Casi se pondrá el sol, deberíamos verlo juntos desde aquí dentro.

—Pero la marea subirá.

—No importa, yo estoy aquí para cuidarte, mi rey.

—Hey, ese apodo es mío —se quejó Taehyung pegándole levemente en el pecho. En lugar de apartar la mano, la dejó allí mientras miraba a Jungkook a los ojos.

—Prefiero cuando me llamas cariño —admitió Jungkook llevando su mano a la cintura del rubio haciendo que éste se levantara un poco mientras él se echaba hacia atrás mojando su cabello.

—¿Por qué? —cuestionó Taehyung flotando en el agua prácticamente encima del pelinegro. Sus pies rozaban debajo del agua.

—Porque siempre lo dices con ese tono que me encanta, tu voz se agudiza sutilmente en un tono bajito, es lindo —expresó el pelinegro.

—Lo mismo pasa contigo cuando me llamas bebé —confesó Taehyung sonriente mientras Jungkook movía sus cuerpos de un lado a otro. El agua en sus cuerpos se sentía suave, ligera, como la seda.

—Pensaba que no te gustaba que te llamara así.

—No lo hagas cuando estoy enojado, porque solo me dan ganas de golpearte.

Jungkook sonrió de oreja a oreja por su comentario, lo que contagió a Taehyung para que también lo hiciera. Ambos se miraron a los ojos por un largo rato, hasta que Taehyung dejó de flotar en el agua y quedó casi completamente encima de Jungkook, con sus piernas a cada lado de su cuerpo mientras éste estaba echado un poco hacia atrás con las piernas algo estiradas. Agradeció que donde estaban no era hondo, porque así podía besarlo.

Taehyung se sujetó de la cintura de Jungkook debajo del agua, mientras éste lo abrazaba por las caderas con ambas manos. Le devolvió el beso con la misma pasión que el rubio le entregaba, sus entrepiernas de rozaron, pero no había lujuria de por medio, solo era un beso lleno de amor y afecto en el que no hacían falta las palabras para saberlo. Esa era una de las tantas formas que Taehyung tenía para decirle que lo amaba y el pelinegro lo sabía.

—Yo más —susurró Jungkook en repuesta en cuanto se apartaron y luego se incorporó para quedar detrás de Taehyung.

—Pero no dije nada —rio Taehyung recostando su cabeza del pecho de su novio mientras éste volvía a mover sus cuerpos de un lado a otro.

—No hizo falta —masculló el azabache apoyando su barbilla en el hombro de Taehyung mientras veían como el solo empezaba a ocultarse en el horizonte.

—Quisiera quedarme para siempre, lejos del peligro al que siempre estamos expuestos. Quisiera quedarme aquí para siempre contigo y... —Taehyung se detuvo a media frase sin intenciones de continuar.

—¿Y? —preguntó Jungkook apreciando la belleza que se formaba en el cielo y se mezclaban con el mar.

—Nada.

—¿Qué era? —insistió el azabache—. Solo dilo.

—Hijos, quisiera tener hijos y vivir con ellos aquí, contigo —confesó Taehyung en un murmuro.

Jungkook se sorprendió al escuchar el deseo de Taehyung, no esperaba que el quisiera tener hijos, nunca le pasó aquello por la cabeza. Le sorprendió tanto que no supo que decir.

—Sé que no podemos por lo que hacemos, es complicado llevar la vida que tenemos y tener hijos, los estaríamos exponiendo al peligro todo el tiempo—determinó Taehyung.

—¿Desde cuando quieres tener hijos? —cuestionó Jungkook aún sin poder creerlo.

—Siempre he querido formar mi propia familia, me resigné cuando no tenía a nadie, pero te tengo a ti y cada día ese deseo se hace más grande, pero sé que no es tan fácil —declaró el rubio al mismo tiempo que apreciaba cómo se ocultaba el sol.

—¿Biológicos o adoptados? —interrogó el pelinegro.

—Adoptado, no quiero nada que no sea de los dos.

—Podemos intentarlo, no ahora, la verdad no sé cuándo, pero te aseguro que podemos hacerlo, bebé —susurró Jungkook besando la mandíbula de su novio.

—¿De verdad? —preguntó Taehyung ilusionado sin apartar la mirada del atardecer.

—Sí, es algo que deseas y que yo estoy dispuesto a darte, haré todo lo posible para hacerlo —contestó el pelinegro.

—Gracias —susurró en hilo de voz sin poder evitar las lágrimas que ahora se deslizaban por sus mejillas.

Al escuchar la voz de Taehyung quebrarse este hizo que se diera la vuelta, pero antes de que comprobara que estaba llorando, el rubio se lanzó a él y lo abrazó por el cuello mientras sollozaba de repente, sin poder detenerse.

—¿Qué sucede? —cuestionó Jungkook preocupado.

Al no recibir repuesta, Jungkook hizo que el rubio rodeara su cintura con sus piernas para poder sacarlo del agua. Caminó hasta el interior de la casa con Taehyung sollozando en su hombro, desnudo y mojado, mientras él lo abrazaba por la espalda.

Lo dejó sentado en la orilla de la cama y se arrodilló frente a él buscando su mirada, pero éste mantenía la cabeza gacha. Con los pulgares Jungkook apartó las lágrimas de su rostro observándolo con preocupación mientras hipaba.

—¿Qué pasa? —preguntó una vez más.

—Estoy demasiado feliz de tenerte conmigo —dijo entre sollozos. En cuanto levantó la mirada, Jungkook lo vio, se había puesto así por lo de adoptar niños.

—Yo también, pero no llores por eso, no me gusta verte llorar —le pidió Jungkook.

—N-no puedo —masculló—. Jungkook.

Mmm.

—Me haces feliz, realmente feliz —admitió el rubio haciendo pucheros.

—Tú me haces inmensamente feliz, Tae —respondió apartando una vez más las lágrimas del rostro de su novio.

Se puso de pie rápidamente para buscar una toalla para secarse, luego secar a Taehyung y colocarle la bata de baño para que no le diera frío. Se recostó con él en la cama, con la cabeza del rubio sobre su pecho, mientras éste seguía llorando y él lo consolaba acariciando su brazo.

No preguntó nada, quizás no solo lloraba porque él lo hacía muy feliz o porque le dijo que intentarían adoptar; probablemente lloraba por todas aquellas cosas que no lo hizo y solo se las guardó. Jungkook agradeció que le tuviera la confianza suficiente como para llorar frente a él.

Siempre iba a considerar un momento como ese más íntimo que cualquier noche de pasión, porque lo veía como un libro abierto, sin tapujos. Eso era algo que a Taehyung siempre le había costado mostrarle y ahora que lo hacía no podía hacer otra cosa que amarlo aún más.

Esa noche, solo eran ellos, en la intimidad, con el sonido del mar de fondo en combinación con latir de sus corazones, pensando en cómo un placer culposo se convirtió en amor puro y verdadero.

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