17. 🐆Tiger & dragon🐉

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«Venimos de diferentes lugares, pero tenemos el mismo nombre, porque nosotros nacimos para esto. Somos los quebrantados que elegimos encender una llama, mira como nuestro fuego arde, nuestros corazones nunca son domados, porque nosotros nacimos para esto»

Tigre y dragón, los símbolos que representan los clanes Jumok y Geum, se encontraban pasando por una transición, un cambio que les beneficiaba como organización. Se habían mantenido juntos y se unieron aún más cuando todo se volvió un torbellino. Lo que empezó como una rivalidad, pasó a ser una alianza y de forma inesperada se convirtió en un amor, uno por el que estaban dispuestos a luchar contra viento y marea si era necesario.

*Detrás de la roca en la oscuridad probablemente se esconde un tigre, y la gran raíz que se retuerce se asemeja a un dragón agazapado.

Taehyung representaba ese tigre que escondía todo su verdadero poder detrás de un aparente decaimiento, su poder no se encontraba en el dinero o en toda la información que manejaba, se encontraba en su fuerza de voluntad y coraje, por su autocontrol en situaciones en las que fácilmente podría volverse loco, y eso era algo que sus enemigos no entenderían nunca. Era un tigre que pensaba en cada paso antes de darlo.

Jungkook es ese dragón agazapado junto al tigre, que igualmente sale a la superficie lleno de fuerza cuando sus adversarios menos lo esperan, estaba preparado para estar al frente, para llevar el peso de un poder que no cualquiera podía tener o sabría manejarlo como el lo hacía. Como la criatura legendaria de la mitología que era, podía tener una apariencia muy ruda, pero en el fondo es sabio.

Sus enemigos creían que ellos se encontraban en un momento de mayor debilidad, cuando en realidad todo lo que pasaba a su alrededor solo los hacía más fuertes. Antes de dar cualquier paso lo pensaban, ahora que tenían con quienes aliarse estaban cada vez más cerca de tener esa transformación en la que el tigre se volvía blanco por enfrentarse a grandes desafíos, mientras que el dragón se volvía mucho más fuerte y sabio.

Solo habían pasado dos días desde la muerte de Namjoon, Jungkook hizo todo lo que estuvo en su poder para ayudar a su novio a pasar por ese proceso tan amargo, lo ayudó cuando le propuso que hablara de ello y se deshiciera de esos pensamientos lóbregos que martillaban en su mente.

El pelinegro sabía que no sería tan fácil para su novio hablar de cómo se sentía, esa era la diferencia entre ellos dos, Jungkook podía encerrarse a decir lo que sentía, pero al final siempre terminaban sincerándose, mientras que Taehyung era capaz de quedarse con todo eso guardado para siempre, pero por suerte, confiaba en él y poco a poco se fue liberando de ello.

Durante esos dos días estuvo más callado de lo normal, estuvieron trabajando juntos todo el tiempo, pero el solo hablaba lo realmente necesario y se mantenía con una expresión neutral que no le permitía a Jungkook deducir como estaba o que pasaba por su mente, y cuando preguntaba obtenía una respuesta corta, "estaré bien".

Jungkook sabía que solo debía darle su espacio y que con el tiempo dejaría de culparse por lo que pasó. Taehyung estaba pasando por un momento de duelo consigo mismo, sobre todo cuando su hermano Seokjin no volvió a responder sus mensajes desde el día en el que le envió las cenizas de Namjoon; a pesar de que Jin no estaba de acuerdo con las cosas que él había hecho, especialmente a su hermano menor, eso no quitaba el hecho de que era su familia y lo amaba independientemente de las cosas que hizo.

Jungkook se encargó de conseguir un acta de defunción falsa para poder incinerar el cuerpo de Namjoon tal y como hicieron con Monique, solo que las cenizas del hermano de su novio fueron enviadas a Londres por petición de Seokjin.

Algo que no esperaban que sucediera y que les sorprendió bastante fue el enterarse que la esposa de Namjoon cometió suicidio al siguiente día de la muerte del castaño, lo hizo antes de alguno de ellos llegara a ella y le sacarán todo lo que sabía acerca de su esposo.

Luego de que no se volvió a tocar el tema de Namjoon, se concentraron en el trabajo que debían hacer como socios. Iniciaron sus movimientos contactando a todos los clanes de la lista que Min-Seok le había entregado a Jungkook, todos eran coreanos y eso les daba ventaja.

Solo hizo falta un par de reuniones para poder establecer una alianza con algunas diez organizaciones que comprendían perfectamente en qué clase de lucha se encontraban, de alguna forma Jungkook y Taehyung sirvieron de inspiración para que esos clanes, se unieran a esa lucha con ellos, no de irse contra los Yakuzas sino de aceptar su sexualidad. Estaban cambiando las reglas del juego y no estaban solos, tenían a su lado un gran grupo de mafiosos que igualmente habían "roto esa regla" solo que no lo hicieron públicamente como ellos.

Usaron ese discurso en cada una de esas reuniones, mientras más se unían a su lucha, los que seguían en la lista aceptaban con más facilidad. Sorprendentemente y para su fortuna, se encontraron con muchos hombres que fueron aceptados dentro la mafia a pesar de su sexualidad, pero con la condición de mantenerlo solo para ellos y sin demostraciones en público, ni siquiera podían parecer cercanos como hombres de negocios aún fueran parte de la misma organización, justo como Jungkook y Taehyung pasaron casi toda su vida ocultándolo, hasta el momento en que se conocieron.

Se encontraron con consejeros, contadores, jefe de operativos e incluso escoltas que también pertenecían a la comunidad. De entre todos los clanes, solo tres eran jefes y homosexuales.

Sin duda alguna uno de sus mayores aliados era Lee Min-seok, el más que nadie sabía en que lucha se encontraban, porque a pesar de no ser homosexual y de tener un puesto realmente respetado dentro del gobierno, era criticado a sus espaldas y recibía comentarios fuera de lugar solo por ser un padre que apoya a su hijo Drag Queen y gay, sin condición alguna. Jungkook lo admiraba y respetaba aún más por ello, por ser de los pocos padres que apoyaban a sus hijos independientemente de sus gustos.

Con la ayuda de todos esos clanes restablecieron poco a poco el orden en sus territorios invadidos, logran levantar sus negocios y deshacerse de la invasión de los Yakuza de una vez por todas, solo quedaba una última cosa por hacer y eso era lo que esperaban obtener luego de haberlos sacados de sus calles.

Taehyung y Jungkook conocían la estrategia que estaban utilizando los Shimizu, por eso esperaban que al obligarlos a cerrar los locales en sus territorios, estos se reunieran para retomar el rumbo de su plan y en cuanto lo hicieran ese sería su momento de actuar, se habían preparado para ello.

Tenían las armas, la gente y las ganas de acabar con ellos. Solo esperaban detrás las sombras el momento perfecto para actuar.

Ambos líderes volvían de Japón de su reunión en con el clan Inagawa-Kai, esperaban que fuera más complicado establecer un acuerdo con ellos, pero sólo hizo falta poner sobre la mesa el archivo que contenía todo el modus operanding del clan con más poder entre los Yakuzas, y por supuesto que no se abstuvieron de hablar sobre las verdaderas intenciones de los Shimizu, que era matarlos.

Para la suerte de ellos, la mayoría de los clanes Yakuza no estaban de acuerdo con las acciones Kazu; en esa reunión se enteraron que siempre ha sido un líder problemático y que no era la primera vez que rompía una regla. Así fue como consiguieron aliarse con ellos, el plan ya estaba establecido, solo debían esperar a que llegaran a pelear junto a ellos, el clan Shimizu era bastante grande y no había mejor forma que enfrentarlos con su misma gente.

La noche había caído, las calles estaban recogidas como si supieran que algo grande sucedería esa noche, algo que cambiaría el curso de muchas cosas. Jumok y Geum se encontraban preparados y a la espera de la señal para atacar.

—¿Están todos listos? —preguntó Taehyung a su asesor mientras se colocaba los guantes negros.

—Sí, señor, todos están en sus posiciones, el centro de operaciones de los Shimizu se encuentra rodeado

—¿Qué hay de Los francotiradores? —preguntó Jungkook amarrándose el cabello.

Se encontraban en las oficinas de Jungkook preparándose para salir, y con ellos sus asesores, quienes le hacían un repaso del plan y les informaba cómo iba todo.

—Están vigilantes, aún no llega Kazu, pero hay mucho movimiento en el interior —explicó Mike.

—Estamos preparados —informó Taehyung en cuanto estuvo completamente listo.

Tenía sus armas, esa pistola que guardó para una ocasión especial, ese momento había llegado. Los cuchillos que siempre llevaban entre sus botas negras, chaleco antibalas, guantes y municiones. Al igual que Jungkook, tenía su cabello rubio acomodado en una pequeña coleta y con la frente descubierta.

Kook —lo llamó Taehyung con un tono de voz cálido—. Por favor concentrémonos en el plan, no en salvar la vida del otro, eso puede perjudicarnos —le pidió subiendo la ventanilla de su lado en el interior del auto.

—No prometo nada, porque nunca pides ayuda aunque la necesites y si veo que estás en peligro no dudaré en salvarte —aclaró Jungkook tomando la mano de Taehyung, quien solo le dedico una sonrisa de lado, porque sabía que en el fondo el haría lo mismo por el pelinegro.

En cuanto llegaron al lugar, se posicionaron en el frente junto a los hombres que guiarían la irrupción al centro de operaciones de los Shimizu, mismo que se encontraba entre los árboles, bastante alejado del vecindario.

Una vez una fila de dos coches entraron al lugar todos se mantuvieron en alerta, a la espera de la señal del jefe de operativos, quien se comunicaba con el único hombre que se encontraba cerca de la entrada para mantener el portón abierto una vez el jefe llegara. Esperaron algunos minutos después de la llegada de Kazu y una vez éste estuvo dentro del edificio de tres pisos recibieron la señal del líder de escoltas.

Taehyung y Jungkook se mantuvieron hombro con hombro mientras se acercaban al interior del lugar, ambos en medio de cinco hombres que lo cubrieron hasta la entrada mientras a su alrededor solo se escuchaban disparos, golpes, quejidos y cosas romperse.

Tenían cuatro francotiradores de los clanes aliados con ellos, así que tenían todo el edificio rodeado, cubriendo a cada hombre que se encontrara en apuro. Una vez en el interior del edificio notaron que era mucho más grande de lo que parecía, se miraron por un momento y como los cómplices que eran asintieron antes de seguir por caminos separados en busca de Kazu, su objetivo era llegar a él, lo cual no sería para nada fácil.

Mientras Taehyung buscaba por todo el segundo piso, llevándose consigo a varios guardaespaldas que aparecían armados, Jungkook lo hacía en la planta baja, no había muchas habitaciones en las que buscar y tampoco muchos hombres vigilando, así que subió corriendo las escaleras. Se detuvo en seco cuando el poner un pie en el segundo piso se encontró con un hombre alto y robusto que lo empujó con fuerza haciendo que éste se resbalara por el piso.

Jungkook se escondió detrás de uno de los sillones grises que adornaban la recepción en el segundo nivel, el hombre disparó hacia el sin parar, a su derecha vio cómo otro hombre se acercaba con una mirada arrasadora y cargando su arma para dispárale, pero el pelinegro fue rápido y tiró del gatillo primero, aún así seguía siendo atacado por su otro rival.

Rápidamente tomó un objeto de decoración de la mesita de noche y la lanzó por el suelo como distracción, una que funcionó y le dio la oportunidad de salir de detrás del mueble y dispararle dos veces al gigante, hasta que terminó en el suelo.

Taehyung se encontraba en una lucha con dos hombres, los tres estaban desarmados por lo que se fueron a lo tradicional. No es tan fácil usar armas de fuego en Corea, estaban prohibidas, así que era común ver como los clanes se enfrentaban con cuchillos y bates de béisbol. Por eso Taehyung tenía un poco la delantera, tenía armas y había conseguido un traficante bastante eficiente.

El rubio terminó empleando lo que sabía de artes marciales, tomó un objeto de vidrio y lo estampó en la cabeza de uno de ellos, mientras que al otro lo ahorcaba con sus piernas. Era mucho más difícil pelear de esa manera cuando tenía un chaleco antibalas debajo de la ropa.

Siguió su búsqueda por el tercer piso, ya se había enfrentado a algunos seis hombres en todo el camino y había acabado con cada uno de ellos. Aunque tenía una pequeña cortada en la frente y algún que otro golpe, eso no agotó su energía.

Mientras recorría los salones, en uno de ellos se encontró a Jungkook enfrentándose a dos hombres y le sorprendió lo bien que peleaba sin su arma, pero aun así necesitaba de su ayuda, así que le disparó a uno de ellos mientras que Jungkook se encarga del otro.

En cuanto el pelinegro se giró para encarar a Taehyung, éste abrió sus ojos más de la cuenta mientras fijaba su mirada en la persona detrás del rubio.

—¡Abajo! —gritó Jungkook y Taehyung inmediatamente se abajó mientras el pelinegro le disparaba a quien ya estaba listo para acabar con la vida de su novio.

—Está en la planta baja —le informó Jungkook guiando el camino por el pasillo, ambos pegados a la pared y con su pistola en manos, mirando a cada lado, atentos a que llegaran más hombres.

—¿Cómo sabes? —preguntó Taehyung mientras bajaban las escaleras.

—Los escuché hablando, el muy pendejo está escondido —gruñó Jungkook.

El exterior era un completo caos, disparos iban y venían, desde dentro y desde afuera. Una guerra entre clanes que se estaba convirtiendo en masacre y se podía notar en los cuerpos sin vida que yacían en el piso, la sangre esparcida en la grama y parte de las paredes del exterior.

Jungkook y Taehyung encontraron esa habitación en la que supuestamente ese encontraba su objetivo, se pegaron de espaldas a la pared y contaron hasta tres antes de empujar la puerta, mientras el otro apuntaba con su arma, para sorpresa de ambos se encontraron con cuatro escoltas bien armados frente a otra puerta que al parecer vigilaban.

Enfrentarse a esos cuatro hombres no fue fácil para ellos, menos cuando iban a armados y tenían buena puntería. Jungkook peleaba con dos de ellos, se escondía de vez en cuando detrás de algo para volver a llenar el arma de balas, se ganó uno que otro golpe, pero se las ingenió para acabar con ellos y concentrarse en eso a pesar de escuchar a Taehyung quejarse, debía seguir el plan.

En medio del bullicio en esa habitación, Jungkook y Taehyung terminaron espalda con espalda al tirar por última vez del gatillo y derribar a esos hombres que los dejaron sin aliento. Se miraron por una fracción de segundos y esta vez el rubio fue el que abrió la otra puerta, solo que ambos se mantuvieron a cada saldo de la entrada con la espalda pegada a la pared y el puño que enroscaba sus armas pegado al pecho. Sabían que en cuanto abrieran la puerta sería bombardeados, pero lo que no esperaban es que allí dentro no hubiese nada más que artefacto que disparaba en automático.

—Solo fue una distracción —opinó Jungkook pateando la puerta.

—Vamos a la parte trasera, yo por la derecha, tú por la izquierda —ordenó Taehyung mientras corrían hacia la parte trasera del interior del lugar. Justo detrás de las escaleras.

Taehyung se encontró con un grupo de hombres en el camino, mientras que Jungkook fue por un camino despejado hasta que encontró lo que buscaba y por supuesto que tenía más de un escolta cubriéndolo. Jungkook intentó enfrentarse a ellos, pero eran demasiados hombres para él solo, y no quería salir como un colador de allí. Cuando intentó retroceder ya era muy tarde y ahora se encontraba desarmando y siendo arrastrado por su cabello mientras los demás se movían junto a Kazu.

En el momento que fue arrojado al piso de la entrada vio a Taehyung en una posición parecida, sus hombres estaban ocupados tratado de cubrirlos de aquellos que querían dispararles cuando estaban indefensos. Vio cómo uno de los tipos empezó a golpear a Taehyung en el piso sin que éste pudiera defenderse y el tampoco.

Mientras Jungkook era arrinconado en el suelo, con el pie de uno de los guardaespaldas de Kazu presionando fuerte en su pecho, no podía dejar ver cómo Taehyung luchaba por enfrentarse a aquel hombre y como su asesor intentaba por todos los medios protegerlo sin poder hacerlo realmente.

La entrada de una fila de camionetas llamó la atención de todos, incluso de Kazu, quien se encontraba rodeado de algunos seis hombres, por lo que los francotiradores no podían hacer nada ya que tenían órdenes estrictas de no matar al jefe hasta que Min-seok lo interrogara.

En medio de todo ese caos, un grupo de hombres armados y tatuados hasta la cabeza se bajaron de las camionetas negras, con rifles y grandes pistolas. Jungkook vio como sus enemigos bajaron un poco la guardia al notar esos tatuajes, los Yakuzas habían llegado.

El hombre que antes golpeaba a Taehyung era a el jefe de operativos de Shimizu y conocía bastante bien al hombre que acaba de llegar, dejó ir al rubio y se acercó hasta el jefe de Inagawa-Kai, realmente creían que estaban allí para ayudarlos.

El líder mostró una sonrisa, misma que desapareció al dispararle en la pierna al jefe de operativos que se acercaba a él, seguido de eso les arrojó armas a Jungkook y Taehyung, misma que estos tomaron para deshacerse de los hombres que los mantenían acorralados. En ese momento se desató una balacera en la que Kazu buscó con desesperación salir de allí, pero con ayuda de sus aliados consiguieron dejarlo indefenso y expuesto, pero éste logró colarse dentro la casa nuevamente y Jungkook corrió detrás de él sin pensarlo dos veces.

Es cierto que tenía muchos hombres a su favor, pero ahora se encontraban a la par en ese sentido. Aún con el pecho doliéndole corrió detrás de él, tuvo que esquivar varios disparos de su parte hasta que vio cómo éste salía por un ventanal que lo llevaba al patio trasero.

Taehyung vio el momento en el que Jungkook se fue detrás de Kazu, pero estaba ocupado tratando de quitarse a un hombre de encima. Cuando logró hacerlo siguió la silueta del pelinegro y corrió tan rápido como pudo para no perderlo de vista, giró a la izquierda y se asustó al no ver nada por el pasillo hasta que vio la pierna de alguien cruzar por un ventanal. Corrió hasta allí y salió por el mismo lugar, donde se encontró a Jungkook con Kazu, forcejeando en el piso con la pistola; el rubio corrió hasta él y le pegó fuerte en la cabeza.

Entre ambos lo sujetaron con fuerza y lo llevaron al interior, pero éste empezó a gritar y un grupo de guardaespaldas llegaron al rescate, pero detrás de ellos otro grupo de hombres armados llegan a acribillarlos. Jungkook y Taehyung arrastraron a Kazu hasta una de las oficinas, donde lo amarraron a una de las sillas del lugar y por medio del auricular que llevaban en conjunto con todos los de su clan, informaron que ya tenían la cabeza de la manada.

—¿Min-seok está aquí? —preguntó Taehyung.

—Si señor —respondió Caleb con la voz agitada.

En cuanto recibió repuesta salió solo por un momento y alcanzó a ver al hombre que quería interrogar a Kazu, quien fue escoltado hasta la entrada por dos de los Yakuza. Llevaba un maletín, por lo que Taehyung supuso que se trataba de los nutrimentos que usaría para el interrogatorio.

—Todo tuyo —le señaló Taehyung dejándolo pasar al interior del salón, donde Jungkook se encontraba estrangulando al hombre atado de pies y manos frente a él.

En cuanto Taehyung notó aquello corrió hacia el antes de que lo mataran con sus propias manos, podía apostar que había arremetido contra el por alguna palabra que le había dicho.

—¡Jungkook déjalo, tendrás tu momento! —vociferó el rubio sujetándolo por los brazos y prácticamente arrastrándolo hacia la salida, fue en ese momento que escuchó a Kazu llamarlo "maricón" y con eso Taehyung confirmó su teoría.

En cuanto estuvieron fuera de la habitación, Min-seok cerró la puerta detrás de él y ambos tuvieron que esperar afuera hasta que éste terminara. El exterior seguía siendo un completo desastre de balas en el aire y ventanales rotos, un ruido que poco a poco fue disminuyendo, lo que les confirmó a Taehyung y Jungkook que todo estaba pasando y ellos estaba ganando.

—¿Estás bien? —cuestionó Jungkook dejándose caer en el piso junto a Taehyung.

—Nada que no pueda curar al llegar a casa —respondió el rubio guiñándole un ojo a su novio.

Mientras estuvieron afuera se mantuvieron en silencio, donde solo se escuchaban los gritos del interior de la habitación, y la voz alta de Min-seok. Realmente lo estaba torturando allí dentro. De un momento a otro se dejaron de escuchar disparos y en ese momento Caleb y Mike llegaron junto a ellos.

—¿Qué pasó? —preguntó Jungkook alarmado.

—Se acabó —informó Mike, mientras se limpiaba la sangre del rostro, que evidentemente no era suya.

—¿Cuantos hombres perdimos? —esta vez cuestionó Taehyung. Sabía que en enfrentamientos como esos siempre perdían hombres.

—10, ya nos estamos ocupando de la limpieza —explicó Caleb aún con la respiración un poco agitada. Una vez al tanto de cómo iban las cosas allá afuera, el jefe de Inagawa-Kai se acercó a ellos, se encontraba tan desaliñado como estaban ellos.

Señores, ha sido un placer, mi parte del trato ya está hecho —les hizo saber en japonés—. Si nos volvemos a ver que sea para salir con mujeres y beber, en su caso con ¿hombres? —comentó con una risa nerviosa.

Mujeres, para lo otro nos tenemos el uno al otro —comentó Jungkook medio sonriente—. Gracias, estaremos en contacto.

Los tres se despidieron con una reverencia y el hombre alto desapareció de su vista. En ese momento Min-seok salió de la habitación con una expresión de satisfacción que evidenciaba su éxito con el interrogatorio.

—¿Consiguió lo que quería? —preguntó Taehyung.

—Oh claro que lo hice —contestó el hombre de canas—. Puedes hacer lo que quieras con él, Jungkook.

El pelinegro no esperó más, con su pistola en manos y una sonrisa maliciosa en el rostro ingresó a la habitación donde encontró a Kazu debilitado, con sangre en el rostro, el labio partido y sus dedos parecía destrozados. Se sorprendió sabiendo que todo eso lo hizo Min-seok para conseguir información.

—Hasta qué nos volvemos a ver bastardo de mierda —escupió Jungkook mientras se acercaba a él. Taehyung se mantuvo parado en la entrada viendo la escena—. ¿Recuerdas que te dije que los sacaría de aquí a puro plomo como la última vez? Sucedido de nuevo y peor aún con ayuda de los mismos Yakuzas.

—¡Vete a la mierda, Jeon! —gritó con desesperación tratando de deshacerse de las cuerdas que lo mantenían atado.

—Recuerdo perfectamente cómo me llamaste en aquella ocasión, ahora mírame a los ojos —demandó el pelinegro ahora frente a frente a su enemigo—. Yo, un "maricón" acabó con todo tu maldito clan y contigo, sin que lo esperaras.

—Sigues siendo una mariquita —se mofó con una sonrisa burlona en el rostro.

—Dilo de nuevo —le pidió Jungkook con una expresión relajada mientes erguía su espalda y lo observa desde su altura.

—Maric...

El sonido estruendoso de un disparo interrumpió sus palabras al recibir un balazo en la frente, la sangre salpicó en la pared detrás de él y en la ropa del pelinegro.

—¿Cómo te sientes ahora? —preguntó Taehyung mientras se dirigían a la salida.

—Liberado —respondió Jungkook.

En cuanto salieron del edificio se encontraron con su equipo de limpieza y sus asesores hablando con Min-seok, a quien creían que ya se había ido, pero éste parecía tener una entretenida conversación con los consejeros de sus clanes.

—El auto ya está listo, el chofer está aquí —les informó Caleb en cuanto llegaron a su lado, a lo que ellos solo asintieron.

—Mi hijo quiere conocerlos, les escribiré cuando vuelva a Busan para que tengan una reunión y puedan reunirse —comentó Min-Seok.

—Estaremos pendiente, gracia por todo señor Lee —agradeció Jungkook antes de despedirse de él con una reverencia, al igual que Taehyung.

—Ya saben que deben hacer, que no quede nada —ordenó Taehyung dirigiéndose a sus asesores—. Nos vemos en una semana.

—¿Una semana? —preguntó Caleb.

—Merecen un descanso después de todo esto —consideró Jungkook secundado en a su pareja.

Aún con sangre seca en su ropa y en sus guantes, ambos se despidieron con una reverencia; su cuerpo estaba adolorido y se notaba el cansancio en sus movimientos, mientras caminaba al coche que los llevaría a casa, Jungkook acercó a Taehyung por la cintura.

—Tengamos sexo para celebrar que ganamos esta batalla —susurró el pelinegro provocando una risita por parte del rubio. Sabía que solo estaba bromeando, porque después de aquello, ninguno de los dos tenía energías para nada.

—¿Sabes que haré cuando lleguemos a casa? —preguntó Taehyung mientras se subían al auto—. Dormir mi rey, eso haré.

—¿Mi rey?, ¿y eso? —interrogó Jungkook algo extrañado por el nuevo apodo.

—Exclusivamente para ti —Le guiñó un ojo y le dedicó una sonrisa coqueta mientras el edificio desaparecía detrás de ellos.

Aunque terminaron exhausto y un poco heridos, se sentían con un gran peso menos encima de sus hombros, ya no tenía que preocuparse por lo Yakuza, por su secreto, los dolores de cabeza finalmente desaparecerían.

Ahora solo quedaba recuperar todo lo que habían perdido, que fue mucho, mucho más de lo que ellos estaban preparados para perder y no solo a nivel económico sino personal también.

***
Semanas después de haber terminado con eso que los mantenía despiertos toda la noche, tensos y enojados todo el día; se podía decir que las cosas volvieron un poco a la normalidad, poco a poco retomaron sus negocios y mantuvieron sus relaciones con los clanes que le tendieron la mano cuando lo necesitaron.

Se convirtieron en los primeros líderes de mafia homosexuales y con ellos otras organizaciones siguieron sus pasos dejando ese miedo detrás, algo de lo que Jungkook se sintió orgulloso, de haber sido el primero en dar ese paso. Claro que seguían luchando contra ese grupo de personas que no aceptaban esas "barbaridades". Obviamente aún había muchos clanes que estaban en contra de ellos, pero eran muchos más aquellos que estaban de su lado.

De lo que se hablaba entre los clanes era de que ellos a pesar de ser gays fueron capaces de derrotar no solo al clan Shimizu, sino que lo hicieron teniendo como aliados a los mismos Yakuza y sobretodo que no solo fue un a organización del crimen que fue derrotada, sino dos. Eso los hizo ver como los hombres de negocios y mafiosos que eran, demostrándole a todos los que dudaron de ellos y de su rendimiento como líderes, que su orientación no determinaba lo que sea que ellos quisieran hacer, que ser gay no significaba ser menos hombre, afeminado o que no podían ser rudos.

Incrementaron la cantidad de asociados y aumentaron sus ganancias en todo el sentido de la palabra. Perdieron mucho, pero ganaron más. Todos los socios que les dieron la espalda antes, quisieron volver cuando notaron que el negocio iba viento en popa, pero esta vez fue turno de ellos decir no y se sintió mejor de lo que esperaba hacerlo. Ya no lo necesitaban, habían conseguido nuevos aliados del extrajeron que le ofrecían lo mismo y un poco más.

Con todo lo que habían logrado después de ganar la batalla contra los Shimizu y considerando que ahora todos los que formaban parte de esa comunidad de gánster que tenían preferencias sexuales a su mismo género, y que ya no se escondían detrás de una máscara fingiendo ser hombres frívolos y mecánicos. A Jungkook y Taehyung se les ocurrió hacer dinero con eso y de paso hacerlos sentir cómodos y seguros a todos los que eran "diferentes", como ellos.

Abrieron un nuevo local que marcaba el inicio de su nueva vida siendo ellos mismos, en el que no tenían que ocultar lo que eran y seguían siendo los mismos poderosos líderes de mafia, la única diferencia estaba en que ahora trabajaban juntos, como socio y pareja.

Un bar gay en el que actuaban Drags Queen no parecía una idea tan mala después de todo. Surgió después de haber tenido esa reunión con Jangmi, el hijo de Min-seok, misma reunión que fue después de uno de sus shows. Llevaba un maquillaje cargado y una peluca rubia de cabello liso y largo. Godiva, como se hacía llamar, era bastante alta, aún más por los tacones que llevaba puesto esa noche.

Ninguno de los dos había estado o visto un Drag Queen antes y tampoco esperaban que una conversación con Godiva fuese tan amena y que fluyera con tanta normalidad cuando ellos eran un par de mafiosos en un bar gay, por lo que no pasaron desapercibidos, menos cuando Godiva era bastante conocida en Itaeweon.

Jungkook volvió abrir el burdel, pero antes de hacerlo se encargó de hacer toda una renovación, necesitaba borrar cualquier cosa que le recordara a Monique y esa era su forma de hacerlo. Dejó al mando a una de las chicas más viejas en el lugar y decidió no involucrarse más allá del negocio con ella, no repetiría lo mismo que con Monique.

Taehyung se encontraba en una de las mesas del nuevo local que frecuentaba tanto como lo hacía con su club, esta vez Jungkook decidió acompañarlo; es cierto que podían salir juntos como pareja, pero seguían siendo jefes de la mafia así que la discreción debía estar presente en todo momento, aunque ya no era un impedimento para el azabache tomar a su novio por la cintura de vez en cuando o sujetar su mano por ratos.

El lugar estaba lleno como todos los sábados en la noche, hombres y algunas mujeres eran parte del público que tenía Nina aquella noche. Jungkook tenía un vaso de whisky en su mano izquierda mientras que la otra reposaba sobre el muslo de Taehyung, quien tenía toda atención en el show hasta que vio como un hombre alto, musculoso y lleno de tatuajes en sus brazos, pecho y hasta en el cuello se acercaba a ellos. Traía puesto un pantalón azul marino, con una camiseta negra y encima una chaqueta de cuero marrón con mangas cortas, cruzada a los lados un bolso rosado fucsia.

Cuando el hombre de cabello el negro y flequillo que ocultaba parte de sus cejas llegó a su lado saludándolos con una sonrisa de oreja a oreja. Tanto Jungkook como Taehyung sentían que habían visto esa sonrisa antes, pero no recordaban de dónde.

—¿Tu eres? —preguntó Taehyung completamente confuso.

—Oh, perdón, soy Jangmi —dijo el chico divertido al ver la cara de confusión de la pareja frente a él y cómo está pasaba a sorpresa en cuanto éste se presentó.

—Vaya, te ves diferente, luces muy... —Jungkook hizo una pausa—. Espero no ofender, pero luces bastante diferente, varonil es la palabra.

—Ese es el punto, Godiva es como otra persona —indicó sonriente—. Tranquilo, la gente siempre se sorprende cuando me ven fuera del drag, sé que soy muy guapo, pero no es para tanto.

—Sí que lo eres —confesó Taehyung impresionado por lo alto que era aún sin tacones y lo diferente que se veía sin maquillaje. Sus pómulos no se veían tan marcados, en cambio se podía apreciar mejor su mandíbula ligeramente marcada para su rostro rectangular. No se parecía en nada su padre.

Taehyung bajó la mirada al sentir la atención de Jungkook en el luego de haber hecho ese comentario sin siquiera pensarlo, se encogió de hombros mientras miraba a su novio haciéndole ojitos. No podía negar que el chico era atractivo y cargaban con él un gran estilo, algo que el rubio sabía apreciar bien. Incluso sus uñas las llevaba pintadas de rosa en combinación con su bolso.

—¿Viniste solo? —preguntó Jungkook acercándose más a Taehyung; no fue difícil para el rubio saber que se había puesto celoso.

—No, mi novio está pidiendo algo de tomar en la barra —respondió Jangmin—. Solo pasé a saludar.

—Es bueno verte, saludos a tu padre —comentó Jungkook con una sonrisa sin mostrar sus dientes. Jangmin volvió a mostrar su radiante sonrisa antes de despedirse con una reverencia.

—De hecho, te acompañamos, nosotros ya nos vamos. —Le hizo saber Taehyung pidiéndole a Jungkook que se pusiera de pie. Quien le hizo caso casi a regañadientes.

Taehyung pasó un brazo por encima de los hombros de Jangmin y palmeó su pecho mientras le decía que disfrutara de su noche. Jungkook lo miró sorprendido por lo apegado que estaba al chico, le pareció demasiado que el dejara sus brazos alrededor de los hombros del hombre que caminaba a su lado.

—Vaya, eres muy alto —consideró el rubio mirando de reojo como Jungkook tensaba la mandíbula y miraba de arriba a abajo a Jangmin, realmente estaba celoso y era consciente de ello.

—Es un atractivo del que no me quejo. —Jangmin le siguió el juego hasta que llegaron a la barra—. Bueno, fue un gusto verlos de nuevo.

Se despidieron del chico con una reverencia y un apretón de manos. Una vez afuera Jungkook se quejó con Taehyung por haber coqueteado con otro hombre frente a sus narices.

—Con esto, quizás se te olvide, aunque de todos modos no estaba coqueteando. —Taehyung le lanzó unas llaves de auto y solo cuando el rubio se recostó de un auto deportivo, un Porsche plateado para ser exacto,

—¿Y eso? —preguntó Jungkook curioso.

—¿Crees que olvidé que debía un regalo súper exótico? —señaló Taehyung—. Este es uno de los deportivos más completo que existe en toda la tierra, es de último modelo y aún no sale al mercado.

—Es hermoso —susurró Jungkook con ojos brillantes.

—Si no me dices que soy más hermoso que el auto no te dejo conducirlo.

—¿Hace falta que lo diga si ya lo sabes? —cuestionó levantando una ceja—. Eres más que hermoso, bebé, te ves sexi, adorable y muy masculino con ese traje, junto a ese auto.

—Lo sé, me arreglé con esa intención —presumió provocando una sonrisa en el pelinegro, quien le dio un beso rápido en los labios antes de correr hacia el asiento del conductor.

Dan un paseo por la colina de su hogar, mientras Jungkook conducía Taehyung alzaba las manos sintiendo la brisa pasar entre sus dedos. Se detuvieron en el mirador y desde allí, en silencio mientras entrelazan sus dedos apreciaron la lluvia de estrellas frente a ellos y la resplandeciente media luna.

Pensando en cómo todo inició, como una rivalidad y peleas interminables pasó a ser un placer culposo por haber cruzado esa línea entre socios y terminó en algo mucho más especial, algo que ambos necesitaban en sus vidas para aceptarse y ser aceptados por los demás tal y como eran.

Se amaban, habían luchado contra su más grande enemigo porque se amaban y no podían permitir que alguien más arruinara la relación que estaban construyendo.

Estando juntos aprendieron muchas cosas, Jungkook dejó su miedo atrás de lo que podrían pensar los demás de él, mientras que Taehyung aprendió nuevamente a expresar lo que siente cuando lo siente, como en ese momento, cuando de repente su corazón latía fuerte en su pecho mientras el pelinegro lo observaba más a él que a las mismas estrellas.

—Te amo —susurró Taehyung.

—Te amo —replicó Jungkook devuelta besando los nudillos del rubio.

Solo se necesitaban el uno al otro para sentirse completos, sin temor, y sobre todo fuerte, como el tigre y el dragón que los representaban.

*Frase de un poema del chino Yu XinHemos llegado al final de esta historia, no lo puedo creer, pensé que no podría subir todos los capítulos hoy, pero si se pudo.

¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado y que hayan disfrutado😎🔥.

Si creen que hasta aquí hemos llegado el día de hoy, pues no mi cielo, falta el epílogo y un especial que me pidieron mucho, ustedes ya saben cuál es😉.

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