16. Monster

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«Arrastrándome en la oscuridad, esperando por ti. No te gustará lo que verás, si, me siento como un monstruo, solo estoy aqui para cazarte» Willyecho.

Las gotas de lluvia repiqueteaban sobre el auto que Jungkook conducía mientras se dirigía en compañía de Taehyung a ese hotel en el que finalmente conocería al agente del servicio de inteligencia, con quien el rubio se había puesto en contacto, mismo que podría tener información o algo que finalmente los ayudará a acabar con sus enemigos.

Las calles de Seúl eran mucho más grandes que las de Busan, por lo que había más autos aun cuando la lluvia empezaba a ser torrencial. A pesar de que eran las una del día, el cielo estaba completamente oscurecido.

Habían salido de Busan cuando el sol era resplandeciente, llegar en avión privado a Seúl y encontrarse con aquella lluvia les sorprendió, pero agradecían que el lugar de encuentro haya sido en un hotel, un lugar bastante privado como lo ameritaba aquella reunión.

A medida que caminaban por el pasillo del hotel hasta llegar al último piso, Jungkook no pudo evitar recordar la última vez que estuvo en Seúl y lo que hizo. Movió su cabeza de un lado a otro tratando de borrar esos pensamientos y enfocarse en lo verdaderamente importante en ese momento.

Mientras más cerca se encontraban del penthouse más nerviosos estaban, no podían hacerlo mal, debían salir de allí con un trato hecho porque si no era así ya no tendrían a quien más recurrir y probablemente se terminarían el dinero tratando de conseguir alianzas con otros países y eso era lo que menos querían, perder más dinero, mucho menos el que se supone que era la reserva para la emergencia en la que encontraban.

Los Shimizu estaban expandiéndose cada vez más en su territorio, ganando el dinero que ellos estaban perdiendo y peor aún ganándose la aceptación de otros clanes que antes trabajaban con ellos. Ahora solo contaban con algunos socios del extranjero, pero eso no era suficiente y por ello recurrieron al agente de inteligencia. Estaban con la soga al cuello, pero jamás derrotados.

Una vez delante de la puerta del penthouse fueron revisados por los escoltas de la entrada e incluso le obligaron a dejar sus armas, era comprensible, algo que ellos también harían.

Fueron dirigidos hasta el comedor en el que se encontraba un hombre de cabello canoso, sentando de espaldas a ellos en la gran mesa.

—Oh, bienvenidos, ¿tuvieron un buen viaje? —cuestionó el hombre de edad que ahora los saludaba con una reverencia que le fue devuelta al ser una persona notablemente mucho mayor que ellos.

—Fue un viaje corto, señor Lee —respondió Taehyung sonriente. Esperaba encontrarse con alguien más joven y estaba seguro que Jungkook pensaba igual que él.

—Disculpe, ¿nos hemos visto antes? —preguntó Taehyung al darle la mano. Estaba seguro que había visto ese semblante alegre relajado y sus ojos achicados cuando sonreía.

—Claro que sí, estuviste con tu padre la última vez que nos reunimos, quizás no lo recuerdes porque eras joven, pero él ya estaba seguro de que serías su sucesor —explicó con una sonrisa en el rostro mientras palmeaba la mano del rubio—. Has crecido mucho desde entonces, te recordaba castaño, flacucho y menos alto.

—Tú debes ser Jeon Jungkook. —Se dirigió al pelinegro—. Lee Min-seok, un placer conocerte.

Jungkook algo extrañado por la formalidad y el respeto del hombre frente a él volvió a saludarlo con una reverencia por educación, aun cuando le seguía pareciendo raro que el los tratara como si no fueran unos mafiosos, aunque en cierta forma, él no estaba lejos de serlo, solo que lo disfrazaba detrás de una sonrisa amigable y un puesto en el servicio secreto del país, lo que le daba bastante ventaja para conseguir información.

—Vamos siéntense, deben tener hambre —les pidió Min-seok. Se sentaron en el comedor uno al lado del otro con el hombre canoso a su derecha.

En cuanto su anfitrión empezó a servirse de la comida preparada sobre la mesa, ellos imitaron su acción; Taehyung se ponía al día con Min-suk, quien ya no seguía siendo agente sino director de asuntos internacionales en el Servicio Nacional de Inteligencia.

Jungkook solo escuchaba mientras le daba una mordida a un trozo de pollo e inmediatamente se lo llevó a la boca sintió el picante arder en su lengua, cuando vio que Taehyung estaba por hacer lo mismo el pelinegro se adelantó en arrebatárselo con los palillos, causando confusión en su novio.

—Está picante, come otra cosa —le pidió Jungkook mirándolo de reojo.

—Está bien, lo soportaré —masculló Taehyung tratando de tomar el pollo una vez más pero el pelinegro se lo impidió mirándolo a los ojos.

—Te conozco y sé que no lo harás —susurró Jungkook casi entre dientes. Antes de que Taehyung pudiera decir algo más, la voz de Min-seok lo interrumpió.

—Olvidaba que ustedes son... —hizo una pausa tratando de buscar la palabra correcta.

—Pareja —terminó Taehyung por él.

—Eso —señaló Min-seok con los palillos—. Tranquilo, si no toleras el picante hazle caso a tu novio.

Jungkook lo miró algo sorprendido, expresión que el hombre canoso notó. Es cierto que no tenían demostraciones de afecto en público, pero de vez en cuando se notaba que eran cercanos de una forma distinta a ser "amigos o socios", el hecho de que alguien use la palabra novio sin una pizca de burla, asco o desprecio, les seguía sorprendiendo.

—Mi hijo es gay y Drag Queen, así que entiendo un poco por lo que está pasando, pero no estamos aquí para hablar de eso —explicó logrando que sus invitados se sorprendieran aún más por la reciente información.

—Cierto, vinimos aquí como socios —enfatizó Taehyung mirando a Jungkook de reojo—. Necesitamos acabar de una vez por todas con el clan Yakuza, Shimizu.

—Solo tienen que usar a los mismos Yakuzas como barrera y provocar una guerra entre ellos —opinó Min-seok.

—¿Cómo? —cuestionó Jungkook.

—Tengo información que le pueden entregar al tercer clan más importante de Tokio, Inagawa-kai y verán lo rápido que se aliarán a ustedes para acabar con Shamizu —informó con la mirada en su comida.

—¿Qué es? —preguntó Taehyung.

—Información detallada del clan Yakuza más poderoso, de su verdadero modus operanding, es algo que toda mafia japonesa desea tener —explicó el de cabello grisáceo.

—Muy bien, ¿cuándo nos puede entregar ese archivo? —cuestionó Jungkook limpiándose la comida de los labios con la servilleta.

—Mañana mismo, pero con una condición.

Jungkook sabía que no les daría un archivo tan "importante" solo por ser socios, era cuestión de tiempo para que el pidiera algo a cambio, así es como funcionan los negocios entre políticos y mafiosos, siempre hay una condición de por medio.

—Díganos —le pidió Taehyung.

—Les entrego el archivo si ustedes me entregan el líder de los Shimizu vivo —propuso.

—¿Para qué lo quiere? —esta vez preguntó Taehyung dejando descansar sus palillos.

—Él tiene información que puede cerrar un expediente abierto a cargo de la CIA —informó Min-seok.

—No podemos hacer eso —se negó Jungkook.

—¿Por qué? Ustedes se desharán de ellos en cuanto les entregue el archivo y yo tendré lo que necesito.

—Sí, pero, ¿qué me asegura que no lo usaras en nuestra contra en el futuro? Lo necesitamos muerto y 10 metros bajo tierra junto a los suyos —especificó el pelinegro.

—Entonces no hay alianza.

—Esto es lo que haremos —señaló Taehyung—. Nos entregas el archivo, no aliamos con la Yakuza, te entregamos al líder de los Shimizu vivo, le sacas la información que quieres y luego nosotros lo matamos, ¿trato?

—Trato.

Luego de haber terminado de comer y de haberse puesto de acuerdo en el horario que tenían disponibles para volver a encontrarse mañana, decidieron que el mejor horario sería a primera hora de la mañana, de esa manera ambos líderes podían volver a Busan cuanto antes sea posible, reunirse con su clan, ponerlos al tanto de lo que estaba a punto de suceder e inmediatamente planear el primer ataque.

Se despiden con una reverencia y en cuanto le devolvieron sus armas, la pareja hizo su camino hasta la habitación que reservaron para ambos. Fueron a Seúl sin escoltas, ni asesores, solo ellos dos. Era un asunto de completa privacidad en el que no podían confiar en nadie más que en ellos o corrían el riesgo de que sus enemigos se enteraran de los pasos que estaban dando y eso era lo que querían evitar.

El propósito era dejar el camino libre de huellas y como siempre han tenido planeado, atacar desde las sombras. Si sus enemigos lo hicieron en silencio, ellos lo harían desde lo más recóndito de la oscuridad y cuando menos lo esperen.

Las fichas en el tablero los mantenían en una encrucijada de la que saldrían solo con la ayuda de sus torres y caballos Se encontraban en los últimos movimientos y sus enemigos estaban al tanto de ello e incluso estaban confiados de tener la delantera. Mientras ellos bajaban la guardia creyendo que le habían quitado todo, Jungkook y Taehyung planeaban su último movimiento, costara lo que costara.

Demostrarían porque eran llamados "líderes" y porque lo eran a pesar de ser más jóvenes que la mayoría de los demás jefes de clanes.

—Finalmente tenemos algo —comentó Taehyung al cerrar la puerta de la habitación.

Con cansancio arrastró sus pies hasta la cama y se dejó caer boca abajo con los brazos extendidos mientras dejaba salir un largo suspiro.

—No celebremos hasta que tengamos a los Shimizu acabados —opinó Jungkook despojándose de su americana y tronando su cuello al moverlo de un lado a otro.

Kookie —lo llamó Taehyung con la voz contenida por tener el rostro enterrado en la cama—. Necesito que hagas el papel de novio y me hagas un masaje en los pies.

Jungkook sonrió sin que éste se diera cuenta mientras observaba cómo movía sus pies de un lado a otro. Había utilizado ese apodo que solo usa cuando quiere algo.

—Te huelen los pies —bromeó el pelinegro sacándose la camisa y desabotonando los primeros botones al mismo tiempo que se acercaba al hombre tumbado sobre la cama king size del hotel.

—Tu roncas y también te huelen los pies pero no ando diciéndotelo, imbécil. —Se quejó Taehyung al dejar colgar sus pies aún de espaldas a Jungkook, quien rio por su comentario.

—Te cobraré extra por el hedor a pies —masculló Jungkook mientras se deshacía de las medias del rubio ahora sentado en el piso en forma de indio—. Prepara ese hermoso trasero para que me pagues como se debe.

—Acabamos de comer, no seas goloso y no me trates como a una prostituta, no te daré sexo a cambio de un estúpido masaje, mejor no hagas nada —demandó Taehyung haciendo que Jungkook riera a carcajadas.

—Estoy bromeando bebé, tus pies huelen flores recién cortadas del jardín —halagó Jungkook reprimiendo una risita.

—Tampoco te pases de payaso —susurró Taehyung sintiendo como los dedos de su novio cosquilleaban en sus pies.

Relajó su cuerpo cuando los dedos de Jungkook hacían la magia, se había pasado toda la semana la mayor parte del tiempo de pie o caminando, necesitaba aquel masaje y que mejor que de la mano de su novio. No era la primera vez que el pelinegro lo hacía y él amaba como Jungkook se deshacía de sus nudos de una forma bastante relajante.

—Sí que sabes usar esas manos, Jeon —consideró Taehyung suspirando—. Si sigues así te daré lo que sea que me pidas.

—Un beso.

—¿Un beso?, ¿eso es todo? —cuestionó el rubio apoyándose en sus antebrazos para mirar a Jungkook por encima de sus hombros.

—Si —respondió con una sonrisa ladina.

—¿Cuál es la trampa en esa petición? —preguntó Taehyung levantado una ceja.

—Que siempre terminamos en sexo después de un beso —contestó el pelinegro sonriente y sin dejar de masajear los pies de su novio.

—No lo creo. Tengo autocontrol —aseguró Taehyung.

—No conmigo, bebé —alegó dejando de masajear.

Taehyung se apoyó en sus codos al girar sobre la cama hasta quedar boca arriba, vio a Jungkook acercarse a él con una sonrisa de suficiencia en el rostro.

—Claro que lo tengo.

—Apostemos —propuso el pelinegro ahora sobre Taehyung y acorralándolo entre sus brazos—. Apuesto a que no podrás resistirte a esto —señaló Jungkook antes de besarlo sin prisa, tomándose el tiempo de saborear sus labios y morderlos ligeramente en el proceso.

—Y a esto —provocó al dejar ir los labios del rubio con lentitud para luego besar el mentón y parte su cuello.

El pelinegro bajó más sus caderas al punto de que sus entrepiernas se rozaran, lo que causó que Taehyung jadeara bajito. Jungkook sonrió al escucharlo y solo fue cuestión de segundos para que el rubio lo tomara para el cuello para besarlo con ansias.

—Tu ganas —murmuró jadeante, sin apartarse de los labios de su novio.

Mientras lo besaba, Jungkook sintió como el rubio levantaba su pelvis y movía sus caderas en círculos, lo que despertó una erección en ambos, y tan solo el roce les hacía arder en lujuria. El pelinegro se separó para desabotonar la camisa de Taehyung, pero en ese momento el sonido de algo sobre la cama llamó su atención.

—No contestes —pidió Jungkook acariciando con sus dedos el pecho trabajado de Taehyung, se notaba que había estado haciendo ejercicios desde la última vez que tuvieron sexo, estaba ligeramente más inflando, no tanto, pero había una diferencia y le gustaba como se veía.

—Parece importante —susurró Taehyung sentándose en la cama y tomando el móvil en sus manos para ver de quien se trataba y así determinar si rechazaba la llamada o no.

A pesar de que el rubio se encontraba ahora sentando, Jungkook no tuvo intenciones de apartarse, así que se sentó detrás de él para continuar besando su cuello y hombros.

—Es Seokjin —dijo con voz ronca sintiendo la respiración del pelinegro en su cuello.

—Que envíe un mensaje, estamos en medio de algo —musitó Jungkook deslizando sus manos por el abdomen de Taehyung.

El móvil dejó de sonar, pero a los pocos segundos volvió ese sonido tan insistente. Taehyung observó el nombre de su hermano brillar en la pantalla mientras sentía las manos de Jungkook acariciar su entrepierna. Antes de descolgar la llamada detuvo los traviesos movimientos de mano del pelinegro y se puso de pie con la blanca desabotonada.

Taehyung sabía que lo mejor era que contestara, Seokjin no era de llamar a esa hora de la mañana en su país. Es más, él no era mucho de llamar si no era para algo importante, siempre que quería saber de él solo enviaba un mensaje. Así que algo debió haber pasado para que él lo estuviese llamando con insistencia.

—¿Qué pasa Jin? En Londres deben ser las seis de la mañana.

Jungkook se sentó en la orilla de la cama y sujetó parte de su cabello en un moño, puso su atención en Taehyung, quien se mantuvo de pie frente a él con la mirada en el piso mientras habla con su hermano.

—¡Pensé que te habías encargado de Namjoon! —gritó Seokjin del otro lado de la línea telefónica.

—Me pediste que no lo matara, le di la oportunidad de irse y la tomó, ¿te encontró? —cuestionó Taehyung preocupado.

Jungkook estaba al tanto del trato que había hecho Namjoon con su familia para poder deshacerse, o al menos intentarlo.

Se supone que Namjoon solo debía llegar a Londres y quedarse allí, tenía dinero para poder iniciar una nueva etapa en su vida y esperaba que la tomara; aquella vez solo mencionó a Seokjin para motivarlo a irse, después de todo a él si lo trataba como a un hermano, solo cuando no era un completo canalla ambicioso y criminal.

Taehyung esperaba que su deseo de formar una familia y de estar con su deseo fuera más agrande que su ambición de poder, pero se había equivocado y subestimó un poco.

—Claro que me encontró, se supone que yo no debía meterme en esto, ¿recuerdas que tengo una familia que cuidar? A ustedes los amo independientemente de lo que hagan, pero joder, no quiero que se relacionen con mi familia, eso nos pone en peligro —reclamó Seokjin.

El rubio frunció el ceño sin saber exactamente a que venía todo ese sermón, algo había pasado y su hermano solo hablaba rápidamente y con un tono de voz que se escuchaba desesperante.

—Dime que te fuiste de ese lugar, la verdad ya no sé de qué sería capaz Nam — admitió masajeándose la frente—. Ya dime que es lo que sabes Jin, juro que estoy volviéndome loco.

—Es capaz de cualquier cosa, Tae, y su esposa no es tan mosquito muerta cómo la describiste, se atrevió a amenazarme.

Taehyung levantó la mirada del piso al notar a donde iba esa conversación, Jin estaba dándole vueltas porque no era algo bueno y pensar que Janelle lo había amenazado, gritaba peligro.

—Habla —demandó Taehyung lacónico.

—Volvió a Corea y al parecer su aliado les dijo que no estás en territorio, creo que invadirán tu territorio al punto que no podrás pisar ese lugar jamás, Tae. —De tan solo escuchar que volvió a Corea le hacía sentir enfermo. Apretó su puño mientras escuchaba a su hermano darle la verdadera noticia después de tantos reclamos y rodeos.

—Ese hijo de puta ha cavado su propia tumba, lo voy a matar —riñó apretando los dientes.

—Taehyung, no lo... —Seokjin se quedó a media frase cuando su hermano le colgó. Dejó el teléfono sobre la mesita de noche con la mirada confusa del pelinegro sobre él.

—¿Qué pasó? —preguntó Jungkook al ver como el rubio se abotonaba la camisa con desesperación para luego llamar a su asesor.

—Namjoon está aquí y con intenciones de adueñarse por completo de mi territorio —informó esperando impaciente a que su asesor respondiera y en cuanto descuelga lo primero que Taehyung hace es ordenarle que encontrara a Namjoon donde sea que se encuentre.

De tan solo pensar en las intenciones de su medio hermano su cuerpo ardía del enojo, la rabia y la decepción. Esperaba que se quedara por más tiempo en Londres, pero claramente el único propósito de Namjoon era joderle la vida. El y Jungkook no podían tener un solo segundo para ellos y ya tenían mil cosas que resolver o su lucha por permanecer en el poder sería en vano y eso le fastidiaba como nunca.

Jungkook vio a Taehyung tan furioso que parecía que la vena del cuello le iba a explotar, entendía que su territorio y su liderazgo estaban en juego en ese momento, entendía perfectamente esa sed de acabar de una vez por todas con sus enemigos, solo hacía falta armas y voluntad.

Al ver que Taehyung se preparaba para salir del hotel se apresuró a interponerse en su camino evitando que éste abriera la puerta.

—Espera, estás cegado por la ira y no es propio de ti que actúes sin pensar las cosas, no eres así de impulsivo —le recordó Jungkook con ambas manos en el pecho del contrario.

—Lo pensé y estoy seguro que no le daré la oportunidad de hacer lo que le venga en gana con MI territorio —enfatizó Taehyung.

Tae, mañana a primera ahora tenemos que recibir ese archivo, es nuestra única salida, cuando tengamos eso en nuestro poder podremos deshacernos de ellos, piénsalo —pidió Jungkook.

—Si quieres quedarte hazlo, yo le dije que lo mataría si volvía a pisar este país —indicó—. Apártate de mi camino, no lo repetiré, Jeon.

Jungkook sabía que si lo llamaba por su apellido es porque estaba hablando en serio. Notó esa oscuridad en su mirada y supo que estaba completamente fuera de sí, algo dubitativo se apartó de su camino y Taehyung salió disparado por el pasillo.

—Maldición, maldición—se quejó mientras volvía a vestirse. Quería acompañar a Taehyung, pero debía ocuparse de lo más importante y ese era ese archivo. No podía dejarlo atrás.

Sabía que no debía interferir en algo que Taehyung ya había decidido, por más que intentara convencerlo sabía que no llegaría a nada. Cuando se trataba de su territorio el rubio podía llegar a convertirse en el mafioso rudo y despiadado. Se convertía en el mismo Taehyung que sacó a los Yakuza del territorio que era de su padre, cuando aún era muy joven.

Se movió de un lado a otro en la recámara, presionando su barbilla mientras pensaba que hacer, solo tenía dos opciones: Ir con Taehyung o llamar Min-seok y rogarle que le entregara el archivo para el poder irse cuanto antes de Seúl.

Decidió irse por la segunda así que no tardó en llamarlo; estaba seguro de que su novio era completamente capaz de encargarse por su cuenta mientras tanto, tenía un clan a su disposición, no estaba solo, con pocos hombres, pero no solo.

Jungkook agradeció que Min-seok contestó al instante, estaba desesperado, Taehyung se tardaría al menos 20 minutos en llegar al hangar, así que le quedaban solo 15 minutos para conseguir el archivo y así poder impedir que el rubio se fuera sin él.

El pelinegro sabía que el señor Lee quería algo que ellos podían darle, por lo que no fue difícil convencerlo para que le entregara el archivo con un día de anticipación y de imprevisto. No podían verse fuera del hotel, así que mientras esperaba la llegada de Min-seok, recogió sus cosas sin dejar de mirar constantemente el reloj; si llamaba a Taehyung para que lo esperara unos pocos minutos lo más probable es que lo mandara al diablo.

En el momento que recibió la llamada del señor Lee, corrió a su encuentro en el mismo penthouse de antes.

—Úsalo con sabiduría —aconsejó Min-seok apretando la mano Jungkook mientras le entregaba la memoria. El pelinegro pretendía irse lo más rapido posible, pero antes de que éste tuviese la oportunidad de despedirse, el hombre canoso lo detuvo.

—Jungkook, antes de que te vayas y aprovechando que Taehyung no está aquí para decirme que aquí son sólo socios, quiero preguntarte algo —lo llamó acariciando su barbilla con la mirada en el piso, para luego mirarlo a los ojos—. Si contestas con total sinceridad consideraré darte algo que tengo en mi poder.

Jungkook pensó que no tenía tiempo para acertijos o preguntas que llegarán a ser incómodas para él. Se supone que con quien estaba relacionado era con Taehyung, no con él, por eso le pareció raro que Min-seok le estuviese hablando más de lo necesario. No tuvo otra opción que ser paciente y esperar a la dichosa pregunta.

—¿Está guerra es para acabar con los Yakuzas o para demostrarle a la mafia que si se puede ser mafioso y homosexual? —preguntó.

Jungkook se quedó pasmado ante la pregunta, miró a los ojos al hombre frente a él y pensó en su respuesta. Él tenía algo que podía darle, también necesitaba llegar con Taehyung a tiempo, pero no iba a desaprovechar la oportunidad de poder conseguir algo más que solo un archivo, es decir, tenía frente a él a un hombre del servicio de inteligencia del país, debía ser información importante.

—¿Qué es eso que puede darme? —cuestionó curioso.

—Primero responde.

—En un inicio el único propósito era acabar con los Shimizu, bueno, por eso nos aliamos desde un principio —contestó Jungkook—, pero desde que los Yakuzas se enteraron de lo nuestro, no, desde que salimos del closet públicamente se convirtió en algo más —explicó Jungkook con la mirada en el piso.

—¿En qué exactamente? —preguntó insistente. Jungkook levantó su mirada sin saber si realmente debía responder aquello. Ni siquiera sabía que era eso que él tenía en su poder y que podía darle.

—En una lucha por él, por mí y por todo aquel que es como nosotros, no queremos demostrarle a la mafia, queremos cambiar la reglas y hacerle entender a los clanes que nos dieron la espalda que no hay nada malo en ser gay y gánster —aclaró Jungkook—. Nuestras ganas de salir como una pareja sin tener que fingir que no lo somos nos hizo luchar por eso, así que no solo es por los Yakuza.

Min-seok sonrió de lado mientras se dirigía a la repisa en la esquina y de allí sacó un sobre amarillo.

—Sabía que había algo más detrás de todo y por alguna razón me siento en la necesidad de darte esto, yo sigo recibiendo comentarios fuera de lugar por mi hijo y todos han sido por mafiosos —confesó mientras le pasaba el sobre amarillo que Jungkook tomó dudoso.

—¿Y qué es? —preguntó el pelinegro mirando qué hay dentro, pero solo encontró muchos papeles.

—Una lista de contactos de organizaciones criminales en las que algunos de sus miembros aún viven con el miedo de aceptar su sexualidad, pero han sido aceptados así dentro de la mafia, podrían continuar esa lucha con ellos como aliados —informó Min-seok con una sonrisa en el rostro. Jungkook le sonrió devuelta y en agradecimiento hizo una reverencia.

—Muchas gracias por esto, lo usaré muy bien —aseguró el pelinegro antes de darse la vuelta y dirigirse a la puerta. Cuando estuvo a punto de salir detuvo sus pasos y se giró para enfrentar al hombre canoso que seguía de pie donde lo dejó.

—Tengo una inquietud, cuando los demás clanes Yakuza sepan que una pareja de gays derrotaron al líder de los Shimizu, ¿eso no traerá consecuencias peores?

Jungkook seguía pensando que no podía ser tan fácil que una vez ellos acabaran con Kazu, todo volvería a la normalidad rápidamente y le atemorizaba un poco que todos Yakuzas se fueran encima de ellos. Si sería malo, muy malo.

—No funciona así, ellos no se meten con quien tiene el poder de acabarlos, hay reglas estrictas para matar al jefe de un clan y una de ellas es que todos los clanes Yakuzas deben estar de acuerdo —explicó Min-seok—. Kazu está yendo contra las reglas de su organización, así que puedes estar seguro de que los Yakuza en lugar de irse contra ustedes buscarán alianzas siempre y cuando tengan algo que darle a cambio.

Jungkook sonrió de lado y nuevamente se despidió antes de salir apresurado del hotel. Taehyung se había llevado el coche así que debió llegar al hangar en un taxi. No tenía mucho tiempo jugando a su favor, pero tampoco podía decir que lo perdió porque había conseguido información valiosa por parte Min-seok.

La pareció irónico que el clan Shimizu los quisieran matar porque "rompieron la regla más importante de la mafia", pero ellos estaban haciendo lo mismo al iniciar una guerra de poder, lo peor es que lo estaban haciendo de la forma más despiadada y ambicioso al querer quitarle todo solo para provocar una reacción de ellos.

En ese momento Jungkook entendió su estrategia, no querían pagar las consecuencias de haber roto una regla de su propia organización, por lo que provocarlos sería la mejor opción para acabar con ellos con la excusa de que solo se "defendieron". Todo empezaría con una invasión y temeraria en nada más que muerte, justo como sucedió cuando los japoneses invadieron casi todos los territorios de Busan.

Durante su viaje al hangar intentó llamar a su novio, pero lo enviaba directo al buzón de voz, lo que hacía más probable que el ya estuviese de camino a Gangseo.

No fue sorpresa para Jungkook no encontrar rastro de Taehyung en el hangar, al ver que el jet seguía en allí supo que se había ido en helicóptero. El pelinegro no se detuvo a pensar mucho y emprendió su viaje a Busan con la esperanza de no llegar muy tarde. Estaba caminando a ciegas porque no sabía a dónde se dirigiría Taehyung o como lo haría para llegar a su hermano, de lo que si estaba seguro es de que, si Namjoon estaba allí para invadir su territorio, no lo haría solo y eso le preocupaba.

El viaje a Busan fue mucho más largo para Taehyung, estaba listo para pelear en el momento que pusiera un pie en Gangseo; probablemente su hermano estaba haciéndose ilusiones o quizás estaba esperando su llegada para caerle encima. No lo sabía, pero estaba dispuesto a quitar del camino a todo el que quiera arrebatarle lo suyo, incluso si se trataba de su hermano.

Al llegar Gangseo notó que las calles estaban demasiado tranquilas, es cierto que eran las cuatro la tarde y la mayoría estaba trabajando, pero aun así nunca han estado así de silenciosa y eso le asustó. Desde el asiento trasero de su coche se puso en contacto con su asesor.

—Lo encontramos señor. —Fue lo primero que dijo Caleb al contestar la llamada.

—¿Dónde está?

—En tu casa, pero hay un problema —indicó Caleb—. Un grupo de hombres están corriendo la voz de que usted esta muerto y que el nuevo a cargo es Namjoon, tiene todo el edificio rodeado, estamos encerrados y listos para atacar, pero son mucho más que nosotros; también encontramos al traicionero que le informó que usted no estaba en Busan.

No era solo un problema, todo le estaba cayendo encima, en definitiva, aquello era algo que Namjoon estaba planeando hacer. Intentó mantener la calma y no dejarse llevar por la ira que le estaba consumiendo.

—¿Qué me sugieres? —le pregunto Taehyung a su asesor. El casi nunca le pedía consejos a Caleb, pero cuando lo hacía era porque realmente estaban en problemas, uno que el rubio sabía que no podía resolver por su cuenta.

No trataría a Namjoon como familia, ese hombre no era su familia. Ese hombre era su enemigo y estaba a punto de aniquilarlo.

—Si tienes un arma con suficientes balas, cuchillos y un chaleco, ve a por él. —determinó Caleb en un tono de voz que al mismo Taehyung le sorprendió.

En momentos como ese esperaba que su consejero le pidiera que mantuviera la calma, planeara y luego ejecutara, pero en ese instante ambos sabían que no podían perder un solo segundo de tiempo con Namjoon o todo se iría al carajo.

—Estoy solo.

Caleb no le da una respuesta inmediata, pero Taehyung escucha como le grita a alguien del otro lado de la línea.

—¿Con cuántos escoltas está?

—Dos —escuchó Taehyung una voz temblorosa.

—Si no es el número correcto, te arrancaré todos los dedos de la mano uno por uno —vociferó Caleb—. ¿Puedes con dos escoltas?

—Me las ingeniaré —expresó Taehyung peinando su cabello de frustración.

—Jefe. —Rara vez Caleb se dirigía a él por su cargo y seguía siendo raro—. Con cuidado.

Taehyung no respondió nada y en cuanto colgó le pidió a su chofer que lo llevara a su antiguo hogar, aún no había hecho la mudanza completa a la casa de Jungkook, lo único verdaderamente importante allí eran algunas de sus armas, por lo que sólo había dos escoltas vigilando la casa. Conocía a Namjoon y lo más probable es que ya los haya matado.

—Sé que te contraté solo para conducir, pero necesitaré tu ayuda —le dijo el rubio a su chofer mientras le colocaba el silenciador a su pistola—. Solo necesito que lo distraigas, el resto lo haré yo porque no quiero que tú madre me mate por involucrarte en esto —confesó Taehyung mirando por la ventana.

Su chofer solo asintió con nerviosismo, uno que se nota aún más al llegar a su destino, donde se encuentran a dos hombres muertos en la entrada. Como era de esperarse.

—Iremos a la cochera a pie, me esconderé y quien sea que llegue procura esconderte detrás de algo porque en cuanto te vean te dispararán —explicó Taehyung recibiendo un asentimiento por parte del chico—. Tranquilo, no dejaré que te pase nada. —Le aseguró al ver lo nervioso que éste estaba.

El rubio salió con su arma en manos empujando ligeramente la puerta peatonal para poder entrar al interior de la casa, dando pasos sigilosos con el chico detrás de él, barrió el lugar con la mirada y no bajó la guardia hasta que estuvieron dentro de la cochera, donde empezaron a hacer mucho ruido.

Mientras él se escondía cerca de la puerta, el chico seguía haciendo ruido hasta que escuchó la voz de alguien llamarlo, en ese instante se escondió y una vez Taehyung lo tuvo a la vista le disparó en el pecho dos veces antes de que éste pudiera reaccionar y dispararle.

Le quitó el arma de las manos y se la entregó a su chofer mientras le pedía que lo esperara en el auto, esa pistola solo para emergencias, en caso de que algo malo pasara. Taehyung se quedó algunos minutos vigilando en la cochera, esperando a que el otro escolta apareciera a averiguar porque su compañero se tardaba tanto.

Le dio cinco minutos para ello, pero nada pasó, así que caminó hacia la entrada de la casa. Cuando cruzó la puerta se arrepintió de no haber esperado más tiempo porque se encontró frente a frente al segundo escolta; Taehyung se escondió detrás de las columnas en la sala de recibimiento, mientras el hombre seguía disparando hacia él.

Antes de volver a salir a enfrentarse a él, respiró profundo y disparó tres veces hacia su contrincante hasta que pudo inmovilizarlo al dispararle en una pierna, lo que le permitió terminar el trabajo y quitarle el arma, solo por si acaso.

Namjoon no tenía nada que buscar en su casa más que las armas que aún guardaba allí, así que subió las escaleras cuidando que sus pasos no se escucharan. Se dio cuenta de que se equivocó al ver que no se encontraba en ninguna parte por el segundo piso. Desde el ventanal de su recámara pudo ver la silueta de su hermano caminar por el patio trasero con una pistola en manos, llevaba un traje negro con todo su cabello peinado hacia atrás como era de costumbre.

Taehyung bajó las escaleras casi corriendo, y salió al patio siguiendo con la mirada a su hermano, quien ahora estaba de pie frente a la piscina y de espaldas a la terraza, donde se encontraba el rubio apuntándole con el arma, puso el dedo en el gatillo, pero no fue capaz de tirar de él, había algo que se lo impedía y eso le frustraba.

Trató de pensar en todas las cosas que Namjoon le ha hecho para así borrar esos pensamientos y recuerdos que tenía de él antes de que se convirtiera en su enemigo. En el fondo seguía siendo su hermano y aunque quisiera, no era fácil para él.

—Ese es tu gran problema, hermano, eres muy emocional, por eso y muchas más razones tu lugar debería ser mío.

La voz gruesa de Namjoon le sorprendió y activó todos sus sentidos que ahora se encontraban en alerta. Ni siquiera fue capaz de responder, lo tenía de espaldas, débil, solo tenían que disparar, pero en el fondo no quería hacerlo.

—¿Creíste que podías mandarme al otro lado del mundo, quitarme lo que me pertenece y que me quedaría de brazos cruzados? —espetó Namjoon—. Lástima que tu noviecito no murió, hubiera sido una gran tragedia.

En cuanto vio cómo se dio la vuelta de aseguró de hacerle saber que estaba dispuesto a tirar del gatillo si intentaba algo. Escucharlo hablar de su atentado contra Jungkook sin descaro alguno solo aumentó su enojo hacia él.

—No te muevas —demandó Taehyung.

—No lo harás, Taehyung, puedes intentar convencerte de que sí, pero sabes que en el fondo no me matarás, porque soy tu hermano y vivimos juntos casi toda la vida —opinó jugando con la pistola que tenía en la mano. Taehyung observó cada movimiento que hacía.

—¡Cállate! —gritó el rubio con desesperación—. Debiste quedarte en Londres y jamás volver, te lo advertí —comentó mientras se acercaba a su hermano poco a poco.

—Realmente nunca me fui, siempre estuve al tanto de todo lo que pasaba aquí y bueno, tu novio casi muere por orden mía —aclaró Namjoon levantando su arma para apuntarle a Taehyung.

Recordar cómo Jungkook estuvo al borde de la muerte por su culpa y pensar que la persona detrás de todo aquello estaba frente a sus narices y alardeando sobre ello le provocaba un sentimiento de cólera. Namjoon lo miró directo a los ojos y lo único que vio en ellos fue pura maldad, ese no era su hermano, ese ya no era la persona con la que creció, estaba frente a un monstruo que prefería el dinero y el poder.

Taehyung no había disparado con la esperanza de que su hermano mostrara aunque sea una pizca de arrepentimiento, pero solo había oscuridad en su semblante. El rubio aprovechó que estaba lo suficientemente cerca como para aturdirlo y así poder quitarle el arma de las manos, pero Namjoon fue fuerte y solo se tambaleó.

Levantó la mirada fulminado a l rubio y mostrándole una sonrisa cínica, mientras le apuntaba y disparaba en su dirección. El rubio con suerte logró esquivar la bala que iba en su dirección y respondió de la misma manera al tirar del gatillo, sin lograr siquiera que la bala le rozara.

Vio una oportunidad cuando Namjoon se inclinó para esquivarlo y le pegó con el mango de la pistola en la cabeza, que a pesar de haberlo aturdido un poco éste irguió su espalda y le apuntó con la pistola al pecho. Cuando estaba listo para disparar, Taehyung sujetó su muñeca con fuerza y la giró de manera que el arma cayera al piso, pero aquello no fue nada para Namjoon, quien pronto le lanzó un puñetazo en la cara a su hermano y rápidamente otro más en su abdomen, lo que provocó que su pistola también cayera al piso.

Tuvieron un enfrentamiento puño con puño junto a la piscina. Taehyung intentó esquivar todos los golpes posibles, al igual que Namjoon. Puñetazos iban y venían mientras se arrastraban en la grama con tal de llegar la pistola y así ponerle fin a todo.

Se encontraban en una encrucijada de "el que alcance la pistola se salva", Taehyung se arrastró y estiró su mano con la esperanza de alcanzar la pistola, pero fue arrastrado por el piso por las manos de Namjoon.

Con la poca fuerza que le quedaba luego de haberse enfrentado a su hermano con furia, Taehyung le dio una patada en la cara que terminó aturdiéndolo por completo, quien con la vista nublosa cayó sobre las piernas del rubio alejándolo cada vez más de la pistola. Con la poca energía que aún tenía se arrastró sobre la grana con ayuda de sus codos y antebrazos, estiró su mano lo más que pudo cuando su hermano intentaba impedir que llegara a ella a pesar de estar bastante debilitado.

El rubio sintió un fuerte agarre de su hermano, pero Taehyung empleó todas sus fuerzas para deshacerse de ese enganche. Tambaleando se puso de pie y sin pensarlo mucho disparó.

Un disparo contra el pecho que lo finalmente lo derribó, Namjoon lo miró sorprendido llevando su mano al lugar donde había sido disparado y sonrió con malevolencia al ver las manos temblorosas de su hermano, quien para terminar con todo aquello cuanto antes volvió a dispararle hasta que éste terminó boca abajo en la grama y un charco de sangre que empezaba a rodear todo su cuerpo.

Jungkook recién llegaba al lugar luego de haber buscado a Taehyung con desesperación, lo encontró con la mirada puesta en el cadáver de su hermano mientras sus manos temblorosas le apuntaban al cuerpo sin vida de Namjoon.

Taehyung intentó descifrar que sentía, pero eran tantos sentimientos fuertes, decepción, tristeza, rabia, todo junto y de golpe. El pelinegro notó que no estaba bien, sujetó su muñeca y tuvo que llamarlo varias veces para que éste reaccionara; le quitó el arma de las manos y más de una vez le pidió que lo mirara a los ojos.

Las piernas de Taehyung se volvieron gelatina, se encontraba débil después de haber tenido esa lucha con Namjoon. Jungkook lo sujetó con fuerza para evitar que éste se desmoronara en el piso y lo sostuvo por los brazos.

—Me obligó a hacerlo, era el o yo —se excusó Taehyung en un susurro, aún sin mirar a Jungkook.

—Tranquilo, lo sé, no tienes que darme explicaciones —musitó Jungkook ayudándolo a mantenerse de pie—. Salgamos de aquí, vamos.

—Le dije que se fuera, pero no, esa maldita ambición de poder lo cegó —se lamentó aferrándose a los brazos de su novio, quien no dudó en abrazarlo.

Tae, tienes que salir de aquí, no te hará bien seguir viéndolo —determinó Jungkook sujetando el rostro del rubio entre sus manos. Fue en ese instante que el pelinegro notó los ojos llorosos de su novio. No estaba bien, lo necesitaba.

—Yo me encargo del resto, primero déjame llevarte a casa y que el doctor te revise, vamos —le pidió Jungkook prácticamente arrastrándolo hasta la salida.

Jungkook sabía lo mucho que lo necesitaba en ese momento, tuvo que acabar con la vida de alguien que aún consideraba su familia, y ni siquiera fue por mantener el poder, sino por supervivencia; estaba seguro que él no fue el primero en atacar. En ese momento en el que el rubio no pensaba con claridad y estaba fuera de sí, él era su estabilidad, su ancla, exactamente como Taehyung lo fue para el cuándo estuvo en una situación parecida con Monique.

Por suerte se tenían uno al otro para pasar por esos momentos en el que todo parecía ser tan oscuro y frívolo, con emociones sombrías que le hacían sentir como la peor persona del mundo, como un monstruo.

Jungkook dejó a Taehyung en el interior del auto aún con la mirada brillosa y perdida. El pelinegro sabía por lo que estaba pasando, ambos tuvieron que acabar con personas que en el fondo querían y apreciaban, no era tan fácil aceptar el hecho de que eran responsable de esas muertes y eso en cierta forma, dolía un poco más.

¿Seguimos?, ¿paramos?, ¡Seguimos!La relación que han construido Tae y JK es too much, no se andan con rodeos, directos y sin tapujos. Mi namu, era evidente que Tae no iba a darle una segunda oportunidad.

Después de este capítulo viene el final, el último capítulo de esta historia y estoy muy nerviosa porque no se si les gustará, espero que si🥺👉🏻👈🏻.

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