15. River

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«¿Cómo nos podemos enamorar mas profundamente que una bala al impactarte?, ¿Cómo nos podemos separar mas rápido que el pasador de un gatillo? No digas nada, un suspiro solo va a romperlo. Así que cierra la boca y recórreme como un rio» Bishop.

Los días transcurrieron bastantes lentos para Jungkook, quien no soportaba quedarse todo el día en casa. De la cama al sillón y así se pasó las siguientes seis semanas hasta recuperarse por completo.

Tener que pasarse todos esos días en casa fue lo más aburrido que haya hecho en su vida, más cuando no tenía con quien pasar el tiempo.

Se las ingenió mirando dramas y leyendo, era todo lo que podía hacer. Si cocinaba o hacía algo en lo que tuviese que caminar o mantenerse mucho tiempo parado, se ganaba un regaño casi interminable por parte de su novio y para evitar tener que escuchar sus quejas, prefirió mantenerse tranquilo sin tener que volverse loco en el silencio de su hogar; aunque debía admitir que le gustaba esa tranquilidad cuando se sentaba en el césped de su patio y se perdía en la belleza de la ciudad hasta ver la puesta del sol; sin embargo prefería ver aquella escena acompañado de su pareja.

Taehyung salía de casa temprano, pocas veces volvía para la hora de almuerzo y cuando se iba no lo veía hasta tarde en la noche. Odiaba estar tan débil y tener que depender en cierto modo de su novio, ya que él era quien le limpiaba los puntos y prácticamente le obligaba a tomar los medicamentos, con el hacía los ejercicios de respiración, lo que para el pelinegro era doloroso debido a la costilla rota, pero al repetir esos ejercicios y usar una compresa fría tres veces al día, alivió esa incomodidad.

Jungkook le insistió a Taehyung en más de una ocasión que no necesitaba que también lo bañara, que podía perfectamente mantenerse de pie, pero el miedo del rubio era que éste se resbalara en la ducha, se lastimara y su recuperación fuera aún más lenta. Lo necesitaba completamente sano, necesitaba a su compañero en el crimen en acción a su lado.

Sus enemigos seguían invadiendo sus territorios y aunque tenían el dinero del padre de Taehyung eso no quitaba el hecho de que sus negocios seguían igual de mal.

Lo sucedido con Jungkook solo fue una forma de Namjoon desviar su atención a otro lado, no había que ser un genio para darse cuenta de su propósito. Aun estando lejos de Corea y bajo amenaza si intentaba atentar contra ellos, tuvo la osadía de usar como intermediario a la familia del azabache para aturdirlo en medio de su pelea con los Shimizu. Su hermano vio una oportunidad en el desprecio y la vergüenza que sentían los Jeon hacia su novio.

Lo peor de todo es que logró desviar la atención de Taehyung a otro lado, estaba consciente de que Namjoon sabía lo importante que es Jungkook para él, claro que iba a usarlo en su contra, y le funcionó.

Mientras el pelinegro estaba en completo reposo, recibiendo una visita constante de su médico, Taehyung se mantuvo concentrado en volver al juego, lo que no fue fácil para el tener que mantener su atención en su territorio y específicamente en el burdel de Jungkook, nadie más que él sabía lo de Monique, así que no podía encargarle aquello al consejero del pelinegro.

Monique intentó por todos los medios conseguir la dirección de Jungkook y aun cuando esta se comunicaba con el pelinegro a diario, él se negó a decirle dónde vivía, prefería a esperar a recuperarse para poder salir a verla y eso le alegraba a Taehyung, el siquiera tuvo que intervenir en ello.

El rubio esperaba la completa restauración de su novio para muchas cosas, pero sobre todo para poder contarle acerca de la traición de Monique. Taehyung sabía que en cuanto le mostrara el audio que tenía en su poder Jungkook no reaccionaría de la mejor manera.

En esas seis semanas, Taehyung no descansó un solo segundo en buscar nuevos aliados extranjeros, es lo único que podía hacer mientras Jungkook estaba en reposo. Lo que ya tenían planeado hacer al volver de las Islas Canarias, debía esperar y era algo que necesitaban hacer juntos.

En ese arduo y agotador trabajo que involucró bastante a todo su clan, logró aliarse con los rusos y los taiwaneses, había enviado a Caleb a conseguir esas alianzas porque no podía dejar el país con Jungkook en esas condiciones. Además, no iba a ser tan sencillo conseguir traficar armas con los rusos, esa no era una tarea fácil por el nivel de seguridad que había en Corea, pero siempre se las ingeniaba para salirse con la suya.

Una tarde de domingo, Jungkook y Taehyung salían del hospital después de haber obtenido la aprobación del doctor para que el pelinegro volviera a sus actividades.

—¿No acabas de escuchar al doctor? Todo está bien, ya no tengo puntos, ni nada roto, no tienes que sujetarme como si no pudiera caminar. —Medio se quejó Jungkook mientras se aproximaban al auto que conduciría el chofer del pelinegro.

—Perdón, se me hizo costumbre —susurró Taehyung dejando ir la cintura de su novio. Seguían siendo discretos en cuanto a las demostraciones de afecto en público, así sea una simple caricia, lo menos que necesitaban era seguir llamando la atención.

Durante el camino a casa, Taehyung pensó en cómo le diría a Jungkook acerca de Monique, ahora que ya podía hacerlo no encontraba el mejor momento para contarle. Aún le preocupaba la salud del pelinegro y no quería que por su necesidad de acabar con ella termine lastimando la salud de su novio.

—¿Tienes hambre? —preguntó Taehyung mientras se quitaban los zapatos en la entrada.

—Tengo tanta hambre que podría comerte —respondió Jungkook.

—Ya lo has hecho antes —comentó el rubio con media sonrisa mientras se coloca el delantal para empezar a cocinar.

Taehyung sacó todo lo que iba a necesitar para preparar algo rápido y delicioso. Un bulgogi con arroz blanco, sabía lo mucho que a Jungkook le gustaba; aunque en realidad le gustaba todo lo que él cocinaba. Dejó los vegetales frente al pelinegro antes de darse la vuelta y cortar carne en trozos.

—No sé para qué me pides ayuda, siempre terminabas echándome de tu cocina, que en realidad es mía —consideró Jungkook.

—Es de ambos —le corrigió Taehyung esperando una afirmación por parte del azabache.

—Cierto —susurró mientras ponía toda su concentración en la zanahoria que cortaba en tiras finas.

Sin decir una sola palabra cada quien se concentró en su tarea. Mientras Taehyung marinaba la carne se preguntaba si ese era el mejor momento para contarle a Jungkook, la verdad es que hace tiempo que no pasaban tiempo juntos de esa manera, extrañaba eso, así que decidió esperar a que terminaran de comer; no sería óptimo arruinar el único que tiempo que tenían para compartir juntos como pareja, como familia. Dejando de lado por al menos unos minutos todo lo que ellos eran, sus problemas y cuestionamientos.

—Listo. —Taehyung escuchó la voz de Jungkook susurrarle al oído mientras dejaba la tabla de cortar y el tazón de vegetales a su lado, al mismo tiempo que lo sujetaba por la cintura. Eso era algo que también extrañaba, aunque se quejara a veces le gustaba tenerlo alrededor cuando cocinaba.

—¿Necesitas algo más? —murmuró el pelinegro apoyando su barbilla en el hombro de su novio, deslizando sus manos por las caderas del rubio hasta dejarlas en sus nalgas y darles un leve apretón mientras se mordía el labio inferior.

—Si —masculló Taehyung—. Que te largues de mi cocina —respondió con una sonrisa cómplice en el rostro.

—Típico de ti, me usas a tu antojo —opinó Jungkook depositando un beso en la mejilla del rubio y posterior a ello dejó la cocina se lo pedían.

—Así me amas —afirmó Taehyung.

—Claro que lo hago.

Jungkook terminó en su recámara, misma que ahora compartían. Levantó la maleta de Taehyung dejándola abierta sobre la cama y mientras esperaba que terminara de cocinar acomodó sus pertenencias junto a las suyas, ya se había acostumbrado a ver su ropa mezclada con la del rubio, le gustaba ver sus zapatos de diseñador en las esquinas de la recámara o las americanas que siempre dejaba reposar en el respaldo del sillón a pocos pasos de la cama.

Le gustaba la presencia de Taehyung en la casa, ya no se sentía un lugar que el solo utilizaba para refugiarse, desde que él llegó a su vida se convirtió en su hogar y eso le encantaba. Ya no tenía esa hermosa vista y privacidad para él solo, sino que ahora la compartía con la persona que amaba, algo que ninguno de los dos planeó. Solo sucedió, tal y como surgió el amor entre ellos, de manera sorpresiva e inesperada.

En cuanto terminó de acomodar al menos la mitad de las cosas que había en la maleta, escuchó su estómago rugir del hambre, lo que le hizo bajar a la cocina algunas cinco veces antes de que Taehyung terminara.

—Huele delicioso, ¿ya está? —cuestionó Jungkook ansioso siguiendo con la mirada a Taehyung. Al no recibir repuesta de su novio, se mantuvo de pie junto a él mientras éste servía arroz blanco en dos tazones.

Volvió a sentarse en los taburetes detrás de la encimera moviendo su pie con nerviosismo.

—Abre la boca —le pidió Taehyung notando lo realmente ansioso que estaba el pelinegro por meter la mano en la comida.

Jungkook obedeció viendo como Taehyung apoyaba sus codos sobre la encimera; el rubio tomó una lechuga en la palma de su mano y mientras soplaba la carne aún caliente observó al pelinegro con una sonrisa. Al dejar la carne en la hoja, la enrolló y la metió a la boca de su novio.

—Siento que le falta algo, ¿qué es? —preguntó Taehyung dejando los palillos.

—Nada, sabe muy bien —opinó Jungkook asintiendo con la cabeza.

—Entonces sí, ya está listo —confirmó dándose la vuelta para luego dejar el plato de carne en el centro de la mesa, junto al kimchi, el arroz blanco y las lechugas.

Taehyung disfrutó de su comida escuchando los sonidos que hacía el hombre a su lado cada vez que se llevaba un bocado a la boca. Lo vio fruncir el ceño mientras masticaba, con el tiempo se dio cuenta que hacía eso cuando una comida le gustaba demasiado, lo que siempre le hacía sonreír.

En cuanto terminaron comer, Jungkook se ofreció a lavar los platos, como siempre. Taehyung sabía que ese era el momento que estaba esperando, comieron y reposaron con tranquilidad, ahora el azabache se encontraba de espaldas a él con los guantes para lavar platos.

—Hay algo que debo contarte —habló Taehyung.

—¿De qué se trata?

—Monique.

—¿Qué hay con ella? —cuestionó Jungkook.

—¿Recuerdas cuando llevamos a Namjoon a tu almacene? —preguntó el rubio tratando de darle la noticia de una forma que no fuera tan chocante para él.

—Sí, ¿qué pasó?

Taehyung inició contándole desde ese momento cuando llevaron a Namjoon al almacén en el muelle, le explicó exactamente lo que le dijo su hermano sobre quien era la verdadera informante. En cuanto le contó aquello el pelinegro detuvo sus movimientos ante de darse la vuelta.

—Espera, espera —señaló el pelinegro confundido—. ¿Él te dijo que ella fue la informante todo este tiempo y tú le creíste? —preguntó con el ceño fruncido.

—En realidad, en un principio sólo sospeché, le creí cuando ella misma me lo confirmó —le aclaró Taehyung.

—Taehyung, esto es absurdo, estamos hablando de Monique, ella no me traicionaría de esa manera —ratificó Jungkook notablemente sorprendido.

—Sabía que dirías algo así, por eso me aseguré de...

Tae, ¿qué es todo esto? Yo sé que ella nunca te gustó y que siempre has estado celoso sin razón, pero esto, esto cruza los límites —espetó el pelinegro haciendo ademán con las manos.

—¿Me puedes dejar hablar, por favor? —le cuestionó Taehyung más alterado de lo que pretendía ser.

—Monique no haría esto.

—Jungkook, cállate y escucha esto, espero que ahora no vayas a pensar que yo lo he manipulado por celos, que ridiculez —indicó dejando el móvil sobre la encimera mientras se reproducía el audio con la confesión de Monique.

Jungkook intentó tomar la muñeca de Taehyung, pero éste se apartó rápidamente y se sentó en el taburete con la mirada en sus manos. El pelinegro le puso atención al audio y a medida que avanzaba la conversación más se daba cuenta de que lo que su novio le decía era cierto, no quería creer que la persona en la que ha puesto tanta confianza lo había traicionado de la peor manera.

No podía creer lo que había estuchando, Monique, la mujer que tanto lo ha ayudado, la misma que fue su mano derecha por mucho tiempo, lo traicionó solo por su obsesión con él. Jungkook sabía que ella tenía sentimientos por él, pero nunca se le ocurrió que esos sentimientos fueran tan intensos que llegaran a ser peligrosos para él. Podía esperarlo de cualquiera menos de ella.

Jungkook apretó sus puños en las esquinas de la encimera y tensó su mandíbula tratando de asimilar toda la información. Ella siempre la que dio información a sus enemigos; ahora todo parecía tener sentido y fue como recibir un balde lleno de agua fría, una y otra vez.

Pensó en todas las veces que ella lo empujó a que fuera con Taehyung, a que siguiera sus sentimientos sin pensar en los demás. Le hizo creer que realmente no era tan malo que le gustaran los hombres, le hizo sentir seguro con su sexualidad y siempre estuvo ahí para escucharlo y aconsejarlo.

Pensar que ella lo traicionó solo porque podía deshacerse de Taehyung y porque podía quedarse con el burdel en caso de que el muriera, saber eso se sintió como recibir esa paliza en la cabaña, fue igual de doloroso, tanto que solo tenía ganas gritar y romper cosas.

La manera en la que ella echó al agua con los tiburones a la otra infiltrada, Monique ni siquiera tenía pruebas de ello, solo lo sabía, porque ella también era una informante. Todo lo tuvo tan en sus narices que no fue capaz de verlo, cada pensamiento nuevo de ella haciendo cosas sospechosas solo aumentó más su rabia y dolor. La quería, la apreciaba y la consideraba su amiga, su familia, pero como todos lo traicionó. Monique lo traicionó por sus ansias de más poder disfrazada de amor, uno que era bastante enfermizo y hasta retorcido.

Escuchar de su boca llamarlos "maricas" era algo que nunca esperó escuchar de su parte y dolió más que cualquier otra persona que se lo haya dicho. Pero lo que más le hería y le carcomía la mente era que tenía que matarla, no podía darle el beneficio de la duda, acababa de estuchar de sus propios labios cuales han sido sus verdaderas intenciones todo ese tiempo, sabía que debía matarla, pero dudaba que fuera capaz de hacerlo.

—¿Jungkook? —lo llamó Taehyung por quinta vez, observando con preocupación lo sumergido que estaba el pelinegro en sus pensamientos, con la mirada en pérdida.

El sonido estruendoso del cristal al impactar contra la pared hizo sobresaltar a Taehyung, el grito del pelinegro hizo eco en toda la casa, y el rubio se puso de pie con miedo de que haya desgarrado su garganta por lo fuerte que gritó. Cuando se acercó a Jungkook éste tomó todo lo que tenía en frente arrojándolo al piso y contra las paredes con rabia. Sus músculos se tensaron al igual que su mandíbula, su ceño estaba fruncido y su respiración era errática.

—¿No piensas detenerme? —cuestionó Jungkook desviando su mirada a Taehyung quien seguía parado detrás de él.

El rubio vio cómo sus ojos dejaban ese brillo que le caracterizaba y era sustituido por un matiz negro opaco que le causaría terror si fuera otra persona, pero era su novio, una versión más oscura y dolida, pero era su Jungkook.

—No, porque entiendo tu rabia —le aseguró Taehyung.

Jungkook reunió toda la rabia, dolor y decepción que se había guardado desde aquella visita de su familia en su casa, con Taehyung detrás de él buscó su arma y silenciador repitiéndose una y otra vez que la iba a matar, necesitaba repetírselo para convencerse de que si lo haría.

—¿Qué es lo que piensas hacer? —cuestionó Taehyung mientras ingresaba al auto junto a Jungkook.

—Matarla.

—Ya, ¿pero sabes cómo lo harás? Estás tomando decisiones estando muy alterado, algo puede salir mal, no puedes llegar y matarla en frente de quien sea —explicó el rubio colocándose el cinturón de seguridad al ver la rapidez con la que conducía Jungkook.

—Mírame hacerlo, a esta hora en el burdel no hay nadie más que ella y sus escoltas —expresó Jungkook pisando el acelerador.

Taehyung no dijo nada más y solo optó por solo seguirle el juego, sabía que aunque lo intentara no iba a hacer cambiar de opinión a Jungkook. Conocía su terquedad, agregándole a ello que estaba muy dolido y enojado, ya estaba decidido a acabar con Monique; aunque a él eso no le molestara sabía que había algunas cosas en riesgo y que no era bueno ir por ella sin un plan, pero él estaba allí para cubrirle la espalda a su novio. Se ocuparía de las cámaras de seguridad, los testigos en caso de que haya alguno y posiblemente tendría que hacerse cargo del cuerpo.

Dudaba que fuera fácil para el pelinegro acabar con la vida de alguien importante para él, mucho menos deshacerse de su cuerpo, pero él estaría allí para él. Monique y Namjoon eran un cáncer que debía ser cortado de raíz antes de que se propaguen más de lo que ya lo han hecho.

En cuanto llegaron a Paradise Palace, Jungkook entró al sitio que decía cerrado en la entrada y caminó dando largas zancadas buscando con la mirada a la castaña. Taehyung notó que las únicas personas dentro del burdel eran los escoltas de Monique y las mujeres que ensayaban para el show de esa noche.

Taehyung se acercó a esa chica joven con la que había hablado antes y con desesperación le pidió que sacara a todas las chicas de ese lugar, sabía que Jungkook estaba completamente nublado por la rabia como para preocuparse por los demás, menos cuando ya había ubicado a Monique sobre el escenario.

—Hazme caso, esto se pondrá feo, llévatelas de aquí, rápido, no salgan hasta que yo las busque, ¿de acuerdo? —le pidió Taehyung con insistencia. Dudaba que las mujeres en ese lugar hayan presenciado alguna vez a Jungkook enojado, o siquiera que hayan sido testigos de una muerte como la que estaba a punto de suceder, así que no quería arruinar aquello.

Vio a la chica correr detrás de escena y como las demás la siguieron fuera del escenario, ahora los únicos en el lugar eran los escoltas que al fin y al cabo fueron contratados por Jungkook, y mientras él estuviese allí ellos debían seguir sus órdenes, la orden era no hacer nada. Taehyung no confiaba en ellos, así que no bajó la guardia y todo el tiempo sostuvo su arma lista para ser disparada.

—¡Jungkook! —gritó Monique emocionada al notar la presencia del pelinegro frente al escenario, con una sonrisa en el rostro que se borró en el instante que Jungkook le apuntó con su arma.

—¡No te muevas! —vociferó con desprecio. Monique se detuvo en seco y observó a Jungkook con sorpresa—. De todas las personas, tú Monique, tu siempre has sido la traidora.

—No sé qué te dijo dicho tu novio, pero lo que sea que haya dicho es mentira. —Taehyung se rio sin gracia al ver como realmente la castaña intentaba hacerse la víctima y de paso poner a Jungkook en su contra.

—El solo hecho de que hayas pensando que él pudo haberme dicho algo te delata —le riñó el pelinegro—. ¡Está grabado maldita sea!

En ese momento Taehyung notó la expresión de la mujer cambiar por completo, y ahora sus facciones estaban llenas de preocupación y hasta podía decir que algo de arrepentimiento.

Kook, lo único que yo siempre he querido es estar contigo, no importaba si era sólo como amiga o socia, pero desde que Taehyung llegó a tu vida todo ha sido desgracia para ti y lo sabes.

—No, no es así, ha sido todo lo contrario y eso te molesta, porque ahora mi atención no estaba solo en ti —le corrigió Jungkook subiendo al escenario.

—Jungkook, no estás pensando con claridad, baja esa arma y hablemos cariño —le pidió ella con las manos temblorosas y la mirada fija en el pelinegro que cada vez se acercaba más a ella.

Monique terminó arrodillándose cuando escuchó como el pelinegro recargaba la pistola y posicionaba su dedo indicie en el gatillo. En ese momento Taehyung supo que realmente lo haría.

Jungkook se arrodilló frente a ella y la tomó por el cuello con rabia para mirarla a los ojos con decepción y tristeza. Lentamente llevó su pistola al costado del cuerpo de Monique y una lágrima deslizándose por las mejillas de la castaña brilló en su rostro por las luces encima de ellos.

Ella niega una y otra vez con la cabeza, rogándole a Jungkook que no lo hiciera. El azabache pegó su frente a la de Monique, mientras que ella sujetó el brazo de Jungkook con desesperación en medio de un llanto que se escuchaba en todo el lugar.

En ese momento Taehyung no se creyó ser capaz de presenciar aquello, de ver como a Jungkook le costaba tanto tirar del gatillo, cuando ya la tenía presa en sus brazos. Escuchar el llanto desesperado de Monique no ayudaba en nada, es cierto que la odiaba por hacerle eso a Jungkook, pero en ese momento la vio como alguien que dejó que su amor por el pelinegro se convirtiera peligrosamente en una obsesión. Si para él era difícil ser testigo de aquella ejecución, no quería pensar por lo que estaba pasando Jungkook mientras la miraba a los ojos.

—Jungkook, no lo hagas, por favor no —rogó en medio de sus lamentos. El la miró a los ojos y mientras más la observaba menos valentía tenía para tirar del gatillo.

Era Monique, la mujer que la ayudó a subir su imperio, con la que luchó en combate. La misma que lo defendió y lo protegió en más de una ocasión, pero todo eso fue opacado por la traición y la decepción que invadía todo su interior; si la perdonaba corría el riesgo de que volviera a hacerlo y tan solo por la confianza que él tenía en ella siempre sería su mayor debilidad, no podía confiar en que cambiaria.

Reglas eran reglas y se aplicaba para todos, el mató a toda una línea de escoltas tan solo por sospecha de traición y ella lo había hecho, lo peor es que tenía pruebas de ello, así que no podía tener favoritismo y no disparar.

Era difícil, muy difícil para él. Verla llorar y rogarle que no lo hiciera, aunque ya había decidido que lo haría, le costaba, cada segundo que pasaba le costaba aún más.

—Te quise Monique, realmente lo hice —confesó Jungkook. Posterior a ello cerró sus ojos y en el momento que lo hizo tiró del gatillo, escuchó un quejido proveniente de Monique que fue como una pisada directo en el corazón.

Tembloroso dejó caer la pistola en el piso y sujetó el cuerpo de Monique que se desvanecía, la sujetó fuerte contra su pecho mientras seguía de rodillas en ese escenario.

—P-p-perdón —masculló la castaña mientras se desangraba en los brazos de Jungkook, quien al verla cerrar sus ojos sintió el reconocido picor en sus ojos.

Dejó el cuerpo de Monique en el piso, viendo como la sangre se drenaba de su cuerpo, con manos temblorosas tomó el arma y con los ojos desorbitados no pudo ser capaz de alejar su mirada de la castaña. Las lágrimas llenaron sus ojos, pero rápidamente las limpió, no podía mostrar debilidad, no frente a sus hombres; rápidamente y con algo de torpeza bajó del escenario chocando contra el cuerpo de Taehyung, al levantar la mirada dejó de sentirse solo y aterrorizado.

—Yo me encargo, siéntate y no salgas de aquí —le pidió Taehyung a lo que él pelinegro solo asintió aún un poco tembloroso.

Taehyung les dio órdenes a los escoltas de limpiar la escena, inmediatamente se puso en contacto con el doctor para planear una manera de infiltrarse en el crematorio y poder deshacerse del cuerpo de Monique.

Mientras hacían la limpieza, Taehyung se encargó de hacer todo lo posible para sacar a el cuerpo del burdel sin llamar la atención, para ello usó a su pirata informático y así poder congelar las imágenes de la cámara de la calle hasta que ellos dejaran el cuerpo en el capote del auto.

—Jungkook, ahora debemos salir como que nada pasó, subes al auto y nos llevamos el cuerpo hasta el crematorio, allá ya hay dos hombres esperándonos y tenemos un minuto para hacerlo antes de que las cámaras vuelvan a funcionar, ¿entiendes? —le explicó Taehyung.

En cuanto el lugar estaba completamente limpio y sin sangre sobre el escenario, les dijo a las mujeres que ya podían salir e irse casa. Ellas sabían que no podían decir nada, aunque no fueron testigos de lo qué pasó, era muy evidente la ausencia de la castaña, sin mencionar lo mucho que esta gritó mientras lloraba.

Jungkook cerró el burdel bajo llave y siguió los pasos de Taehyung hasta el interior del auto. El rubio condujo por la calle con los escoltas detrás de ellos. Cuando estaban a solo una cuadra del crematorio volvió a llamar a su informático para que hiciera lo mismo con detener las imágenes de las cámaras.

Taehyung se estacionó en el callejón de la parte trasera del crematorio y vio al doctor junto a dos hombres en la puerta, quienes dejaron el cuerpo de Monique en una camilla y rápidamente se la llevaron adentro. Taehyung se aseguró que nadie haya visto aquel intercambio, enseguida volvió al auto y abandonó el lugar. Hacer todo eso a plena luz del día era mucho más complicado.

En cuanto Jungkook se tranquilizó y reaccionó a todo lo que estaba pasando les dio órdenes a los escoltas de irse al centro de operaciones. Durante el camino de vuelta a casa, el pelinegro se puso en contacto con su asesor y le pidió que les informara a todos que el burdel estará cerrado por tiempo indefinido.

El resto del camino fue silencioso, hasta que llegaron a casa. Se supone que Taehyung tenía que ir a su oficina y reunir a su equipo para ponerlos al tanto de lo que había pasado con Monique y sus enemigos, pero en ese momento Jungkook lo necesitaba, por más que éste insistiera en que podía volver al trabajo, el rubio decidió quedarse a su lado, ya no estaba haciendo el papel de socio sino de novio y compañero. De todos modos, lo que quedaba del día era poco y podía trabajar a primera hora de la mañana antes de salir a la reunión importante que ambos tenían programada para el siguiente día.

—¿Qué sientes?, ¿cómo te sientes? —preguntó Taehyung siguiendo a Jungkook por las escaleras.

—Solo quiero quitarme la sangre de las manos —masculló despojándose de su chaqueta.

—Si expresas como te sientes puede que sea más fácil lidiar con el sentimiento, háblame —le pidió Taehyung siguiéndolo hasta el interior del baño.

Jungkook solo optó por lavarse los restos de sangre que quedaron en sus manos y con desesperación empezó a quitarse la ropa.

—Jungkook —lo llamó Taehyung desde el umbral de la puerta del baño.

Tae, suenas como si tuvieras lástima por ella, ya está hecho, no es la primera vez que hago algo como eso, no siento nada —expresó Jungkook.

Mentía. Taehyung sabía que solo intentaba hacerse el duro, incluso cuando estaba lesionado y no podía hacer muchos esfuerzos al caminar se hizo el fuerte, cuando sabía lo mucho que le dolía incluso hasta suspirar. Aún en su momento de debilidad intentaba lucir fuerte y dominante, el rubio sabía cómo funcionaba aquello porque el mismo lo ha hecho antes.

—No tienes que fingir rudeza conmigo, Kook, te conozco y no estás bien —concretó Taehyung—. Tampoco es que me sienta feliz de su muerte.

—Ya te dije que estoy bien —masculló mientras se desabotonaba los pantalones.

—Jungkook —se quejó Taehyung chasqueando la lengua y tomando al pelinegro de las muñecas.

—¡Demonios, déjame en paz! —gritó empujándolo, haciendo que Taehyung retrocediera y casi se cayera al piso por la fuerza que empleó para alejarlo.

Taehyung levantó la mirada del piso aun sujetándose de la puerta, dio un paso adelante con el ceño fruncido y lo empujó devuelta, era la primera vez desde que se conocieron que Jungkook intentaba realmente pelear con él.

—¡Intento ayudarte, idiota! —le gritó Taehyung empujándolo una vez más.

Jungkook se sujetó del lavamanos detrás de él y miró a Taehyung sorprendido, no esperaba para nada que el respondiera.

—¡¿De verdad?! ¡¿Quieres hacer esto ahora?! —cuestionó alterado y con los brazos al aire.

—¡Tú eres quien quiere pelear, terco de mierda! —vociferó Taehyung dando un paso adelante—. ¡Adelante peleemos entonces, si es lo que quieres!

Jungkook no dijo nada al respecto, solo lo miró a los ojos, vio cómo Taehyung tenía las cejas fruncidas y los puños cerrados, listo para pegarle, le recordó a la primera vez que lo besó, estaba tan a la defensiva como en ese momento. El rubio se encontraba a tan solo un paso de él, así que lo tomó de su antebrazo derecho, tiró de él con fuerza haciendo que impactara contra su cuerpo y lo besó, con la misma intensidad que lo empujó hace pocos segundos.

(||)

En lugar de apartarse Taehyung le siguió el beso con las mismas ganas, el sonido de sus labios al juntarse siempre que se separaban tan solo un poco era excitante. Las manos de Jungkook dejaron ir su muñeca y lo sujetó de la cintura manteniendo el cuerpo del rubio apegado al suyo, mismo que estaba semidesnudo.

El pelinegro pasó su lengua por el labio inferior de Taehyung, quien le dio paso provocando que sus lenguas fueran partícipes de aquel beso que cada vez se volvía más estimulante para ambos y se podía notar en cómo su masculinidad podía rozarse a través de ropa.

Entre jadeos y sin dejar de besarse, Taehyung llevó su mano al pantalón de Jungkook para quitárselo con desesperación. El azabache no fue la excepción, su respiración estaba algo agitada, no quería despegarse de los dulces y carnosos labios de su novio. Lo deseaba, ambos se deseaban con necesidad, aquella pelea solo incrementó aquel deseo que ahora estaba combinado con la calentura de la reciente discusión.

Cuando Jungkook tuvo a Taehyung frente a él tan solo con un bóxer, lo observó de arriba a abajo mordiéndose el labio mientras sentía las traviesas manos de su novio acariciar su virilidad por encima del bóxer negro.

—Eres un bruto, Kook —se quejó Taehyung apretando la erección de Jungkook, que hasta parecía doloroso de lo duro que estaba.

—Cállate —ordenó el pelinegro obligándolo cambiar de posición. Ahora Taehyung se encontraba de frente al lavamanos del baño y de espaldas a Jungkook, quien no tardó en deshacerse de las prendas que tanto le molestaban.

—Separa más las piernas —pidió Jungkook con autoridad y separando las piernas de Taehyung al ver como éste lo miraba a través del espejo confundido—. ¿Te limpiaste? —preguntó el pelinegro con una mano en la espalda baja del rubio mientras con la otra sacaba el lubricante y el preservativo.

—Siempre lo estoy, idiota —respondió Taehyung con desdén.

—Deja de usar ese tonito conmigo —demandó Jungkook deslizando su mano por su cintura hasta llegar a la erección del rubio, quien se estremeció un poco al sentir el roce y como éste empezaba a subir y bajar.

—Tú te lo buscas —gruñó Taehyung apoyando sus manos del lavamanos. Las manos del pelinegro estimulando su miembro y sintiendo la virilidad del mismo contra su trasero fue lo que provocó que dejara salir algunos jadeos.

A medida que sentía su cuerpo más y más caliente empezó a mover sus caderas de un lado a otro, restregándolo contra la dureza de Jungkook. Se quejó en un susurro cuando el pelinegro dejó de tocarlo; a través el espejo vio como llenaba sus dedos de lubricante y dejaba caer un pequeño chorro en su entrada. Se sentía algo frío, pero no dejaba de ser placentero.

Caricias, ligeros toques en la zona que aumentaba su necesidad de tenerlo dentro de él. Los dedos de Jungkook jugaban en su interior en un movimiento lento mientras besaba su espalda y con su mano libre apretaba sus nalgas.

Mientras el pelinegro lo preparaba y besaba su cuello, el observó cada uno de sus movimientos desde el espejo, sonrió al caer en cuanto que siempre que tenían sexo después de una discusión había un espejo de por medio y verse en pleno acto era mucho más excitante.

Taehyung gimió al sentir ser llenado por el miembro de Jungkook, quien elevó más las caderas del rubio causando que su mejilla rozara el vidrio del espejo por el vaivén de sus movimientos que fueron aumento. El azabache se sorprendió cuando el rubio empezó a moverse por su propia cuenta, se detuvo y apreció como su novio se movía casi con furia contra él.

Su mirada se encontró con ese tatuaje que tanto le encantaba ver cuando tenía a Taehyung de espaldas, ver esa pequeña llama en su trasero mientras lo veía darse placer con sus propios movimientos solo provocó que Jungkook lo azotara, causando un sonido ronco entre los jadeos profundos del rubio.

—Más —gimoteó Taehyung—. M-más profundo —pidió entre jadeos con las cejas fruncidas y sus labios hinchados entre abiertos.

—Puedo llegar tan profundo como me pidas —contestó Jungkook con voz ronca sobre el oído del mismo. Presionó sus manos en la cintura del rubio y levantó la pierna derecha del mismo, dejándola reposar sobre el lavabo.

Taehyung ya no podía verse en el espejo porque su mejilla estaba practicante contra éste, en cambio tenían una buena vista de los pectorales de Jungkook y como cada músculo de su cuerpo se contraía en cada fuerte estocada que le arrancaba un gemido tras otro.

El azabache vio cómo Taehyung rodó sus ojos y los puso en blanco cuando tocó sin parar ese punto débil que solo le hacía gritar en lo alto, dejando bastante claro que disfrutaba de las fuertes y profundas embestidas de Jungkook.

El sonido de sus pieles húmedas al chocar, los gemidos roncos y las manos de Jungkook impactar contra las nalgas del rubio era todo lo que se escuchaba en el baño. El caliente de sus cuerpos era cada vez más intenso, el placer que sentían en cada estocada los aproximaba rápidamente a ese clímax que tanto deseaban tener.

—¿Más? —cuestionó Jungkook al ver lo mucho que le gustaba a Taehyung, no había parado de gemir desde que él tomó el control de los movimientos y le encantaba escucharlo enloquecer mientras lo tomaba de esa manera, con fiereza.

—Destrúyeme si te da la gana —pronunció entre gemidos, dedicándole una mirada cristalina y llena de lujuria.

—Joder, Tae —jadeó el pelinegro al escuchar la respuesta de su novio.

Jungkook podía sentir lo apretado y caliente que se sentía estar dentro de él, pero aún más placentero al tocar su próstata con su glande, eso se sentía glorioso; escuchar los gemidos desvergonzados y profundos de Taehyung solo le excitaba más.

Las piernas de Taehyung empezaron a temblar cuando sintió su orgasmo cerca, llevó su mano hasta su miembro mientras sentía las de Jungkook apretar su cintura al mismo tiempo que se impulsaba contra él con ferocidad, causando que su rostro se restregara contra el espejo. Apretó sus ojos cuando una onda de calor le invadió hasta que terminó estallando en sus manos y en el piso, en un clímax que estremeció por completo su cuerpo. Su respiración se volvió errática mientras gemía y casi no podía mantenerse de pie, le era casi imposible.

—Que caliente —opinó Jungkook al ver la forma en la que Taehyung terminó.

Aun sintiendo los espasmos del rubio y viendo como todo su cuerpo temblaba, no detuvo sus movimientos hasta que terminó corriéndose dentro de él. Frunció sus cejas, apretó las nalgas de Taehyung mientras sentía su miembro bombear en su interior y gemía con la voz ronca, algo que al rubio le pareció demasiado sexi.

Con la respiración agitada sujetó a Taehyung de la cintura para evitar que éste terminara desplomándose, sus piernas temblaban y su entrada seguía palpitante. Jungkook estaba seguro que ese había sido unos de sus orgasmos más intensos.

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—¿Qué diablos fue eso? —cuestionó Taehyung apoyando sus manos del lavamanos y mirando a Jungkook a través el espejo.

—¿Sexo con enojo? —respondió el pelinegro—. Lo necesitábamos después de un mes de abstinencia —dijo mientras se deshacía del preservativo.

—No pareces que acabas de salir de una larga recuperación, ¿de dónde sacas tanta energía? —consideró Taehyung medio sonriente mientras limpiaba los restos de sus fluidos en el piso y los de su mano.

—Tu no parabas de pedir más, ¿acaso querías que te rompiera el...

—No exactamente, bestia —le interrumpió el rubio levantando su mano frente a su rostro. Jungkook solo sonrió a medias.

Taehyung ayudó al pelinegro a preparar la bañera en la que pretendían sumergirse juntos, era lo que necesitaban después de una sesión tan intensa de sexo. El rubio fue el primero en entrar y seguido de él Jungkook, se sentó frente a frente a su novio, ambos echando sus cabezas hacia atrás disfrutando de la magia del agua caliente hacer contacto con su piel.

—¿Te sientes mejor? —cuestionó Taehyung luego de un largo silencio. No había olvidado lo que había pasado horas antes en el burdel y en cómo Jungkook había estado ligeramente en shock después de hacerlo.

Jungkook dejó salir un largo suspiro y levantó su cabeza para poder mirar a los ojos a Taehyung, quien seguía mirándolo con preocupación, la misma mirada que le ha dedicado desde que salieron del burdel.

—No estoy bien —confesó Jungkook—. La quería y ella solo...

—Te traicionó —terminó de decir Taehyung—. Te entiendo, así me siento cada vez que veo o recuerdo a Namjoon, es como una sensación de vacío y gran decepción —comentó tomando las manos de Jungkook sobre el agua.

—Sí, pero no quiero pensar en eso, me deprime de solo pensar lo que tuve que hacer —masculló Jungkook en un hilo de voz.

—Si crees que tienes que llorar, hazlo.

—Yo no quería hacerlo —admitió Jungkook en un susurro viendo como el rubio jugaba con sus dedos.

—¿Y por qué lo hiciste?

—¿Cómo se supone que seré respetado si no hago cumplir las reglas con todos? Si me dolió hacer aquello porque la apreciaba mucho, pero debía hacerlo —expresó Jungkook. Taehyung buscó su mirada cuando éste estaba empeñado en mantener la cabeza gacha y cuando sus miradas se cruzaron vio que sus ojos estaban cristalizados y su labio inferior temblaba un poco.

Taehyung tiró de su brazo haciendo que éste se diera la vuelta y quedara en medio de las piernas del rubio, recostado de su pecho con la cabeza en su hombro. El pelinegro intentó alejarse en cuanto el rubio quiso arroparlo con sus brazos y abrazarlo.

—Se me pasará —aseguró Jungkook intentando una vez más apartarse del agarre de su novio.

—Jungkook, no serás menos hombres si me dejas abrazarte. —Le gruñó Taehyung y logró hacer que Jungkook se relajara en sus brazos, permitiéndole abrazarlo.

—Te amo —susurró el rubio besando la mejilla del pelinegro—. Y siempre voy a estar aquí para ti, aunque seas muy terco.

Jungkook no fue capaz de decir nada por el nudo en su garganta, sin que Taehyung se diera cuenta dejó salir una lágrima. Cerró sus ojos y solo disfrutó de la compañía que le estaba brindando su novio, se sentía tan grande estando entre sus brazos, pero a la vez tan pequeño cada vez que éste acariciaba su pecho o besaba su cabeza.

Se aferró al brazo de Taehyung que rodeaba su pecho, donde dejó pequeños besos sonoros que hicieron sonreír al rubio, quien con su otra mano masajeaba la cabeza del pelinegro. No hacía falta decir algo, ambos se sentían cómodos compartiendo la bañera y expresando su cariño con el otro por medio de besos y caricias.

¡El día de hoy seguimos sin parar hasta publicar el final!

*hace bailecito de Pooh moviendo la cola*MONIQUE HA MUERTO, lo que tanto deseaban leer, aunque debo admitir que me dio penita darle este final, lo siento, tengo corazón de pollo.

Espero que les esté gustando el final de la historia, todavía hay que qué encargarse de dos personitas que andan sueltas por ahí.

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