14. Bad

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«Rompí tantos huesos pero ninguno de ellos son míos. Estoy mal, echa un vistazo y mira, tan malo que es difícil de creer, no me importa lo que digan de mi» Royal Deluxe.

La sangre ensuciando su ropa y cubriendo gran de sus manos temblorosas. Taehyung completamente nervioso vio cómo el médico asistía de emergencia la herida de Jungkook. Por más que le pidieron que dejara la escena porque estaba muy alterado, este se rehusó y amenazó a todo aquel que intentó apartarlo de Jungkook.

Por más que no quiso tuvieron que llevarlo al hospital, había perdido demasiada sangre y si no le hacían una transfusión enseguida podía morir. Taehyung solo podía pensar en salvar la vida de Jungkook, no le importaba si tenían que responder preguntas, él se encargaría luego de eso.

Corrió junto al doctor y los paramédicos, una vez más intentaron mantenerlo fuera de la habitación, pero solo bastó de una mirada para que el doctor entendiera que él no estaba dispuesto a apartarse de Jungkook.

Mientras reposaban el cuerpo del pelinegro en la camilla Taehyung no se separó de él en un solo segundo, no confiaba en nadie más que en el doctor que lo socorría y un poco en las enfermeras a su alrededor. Incluso durante la radiografía se mantuvo junto a Jungkook. En cuanto lo trasladaron una vez más a la habitación de emergencia, Taehyung se arrodilló en el piso para quedar a la altura del azabache. Era todo un manojo de nervios.

Aún con sangre en las manos tomó la de Jungkook y les dio un apretón intentando lo más que podía mantener la compostura. Verlo casi sin respirar y lleno de sangre era una imagen para lo que no estaba preparado, para lo que no estaría preparado jamás. Le cayó como un balde de agua fría verlo de esa manera, fue aún peor porque tenía cosas que decirle.

Durante su viaje a las Islas Canarias Taehyung había pensado en todas las maneras posibles de como borrar la respuesta que le dio a Jungkook aquella noche y cambiarlo por un "también te amo", era tan simple como decir lo que sentía, pero no, el miedo de admitir que lo amaba no le permitió decirlo. Su error fue ponerlo en duda cuando el mismo le había dicho que lo quería más de lo que nunca a había querido a nadie y cada vez se hacía más grande ese sentimiento.

Habían peleado, incluso se distanciaron un poco, se lastimaron uno al otro porque ninguno estaba preparado para salir de closet como lo hicieron y como resultado de todo lo que vino después fue tan abrumador para ambos que trajo consigo incomodidad, frustración y sobre todo tensión en su relación. Pero a pesar de todo el torbellino por el que estaban pasando se mantuvieron juntos.

Él estaba dispuesto a renunciar a todo por Jungkook y sabía que el sentimiento era mutuo, si eso no era amor, ¿qué era entonces?

En las Islas Canarias intentó concentrarse en el trabajo, pero cada vez que veía los ojos apagados de Jungkook, se sentía peor por estar pensando tanto lo que ya sabía que sentía por el pelinegro. Sin que se diera cuenta lo observó mientras caminaban por la playa hasta llegar a su destino, recordó como la brisa despeinaba su cabello y como éste entrecerraba los ojos por estar de frente al fuerte sol.

El pelinegro había sido tan transparente y honesto con sus sentimientos, podía decir que había visto todo de él. Su felicidad y tristeza, su debilidad y su fuerza; sus cualidades y sus defectos, su luz y su oscuridad. Consideró que él no le había mostrado ni la mitad de lo que Jungkook le había enseñado, todo por miedo a entregar demasiado de sí mismo.

Se lo debía. Con todo y con que él siempre ha sido el más "osado" de los dos, fue Jungkook quien dio el primer beso; fue el primero en confesar sus sentimientos, en besarlo en público; fue el primero en decirle que lo amaba. Su novio había sido el primero en todo y lo menos que él podía hacer era devolverle todo lo que le había dado, especialmente ese "te amo".

Pensó que en lo único que había sido el primero fue en decirle que lo quería y ni siquiera estaba del todo consciente cuando lo hizo. Jungkook le había dado todo lo que él siempre ha deseado tener en su vida, alguien que lo quisiera más allá de la intimidad, alguien que lo amara. Lo tuvo y aun así no fue capaz de derribar ese muro que siempre ha mantenido levantado para proteger sus sentimientos.

Con las lágrimas amenazando en salir mientras se aferraba con furor a la mano débil de su novio, vio el anillo en su dedo ahora ensangrentado, ese que Jungkook le puso mientras dormía, y ahí fue cuando decidió romper esa barrera de miedo a sus sentimientos.

Taehyung sabía que cuando se entregaba a alguien lo hacía por completo, con pasión y vehemencia, también sabía que no debía tener miedo de hacerlo con Jungkook, le había demostrado que podía confiar en él, que no iba a ser lastimado si lo hacía.

Tenía decidido que lo haría cuando estuviesen más tranquilos y relajados en casa, pero entonces todo se volvió patas arriba y se arrepintió de no haberle dicho lo que sentía en el momento que decidió acabar con ese muro en el ocultaba sus sentimientos, esos que ahora estaban a flor de piel, pero él no podía verlos. Sentirlos.

Una lágrima se deslizó por su mejilla cuando apartó su mirada del anillo en su dedo y llevarla al rostro de su novio, quien seguía con los ojos cerrados, heridas en el rostro y al borde de la muerte. Si Jungkook no sobrevivía a aquello, no sabía que haría después de eso, pero estaba seguro que nada bueno iba a pasar. Quizás se sumiría en un completa depresión y culpabilidad por no haberle dicho lo que sentía a tiempo. Estaba seguro que no soportaría perder a la primera persona que amó sin poder decírselo, cuando tuvo dos oportunidades para hacerlo.

Taehyung estaba tan inmerso en sus pensamientos, en el miedo que tenía de que Jungkook muriera, que no se dio cuenta cuando todo a su alrededor dejó de ser tan caótico.

—Señor Kim, debería ir a limpiarse —sugirió el doctor mientras se quitaba los guantes—. El señor Jeon ya está estable, hemos cerrado la herida, no dañó ningún órgano, ya puede soltarlo —le aseguró, pero Taehyung no estaba preparado para apartarse.

Sin dar una respuesta vio como el pecho de Jungkook subía y bajaba, tenía unas gafas nasales en su nariz. Verlo respirar con normalidad le hizo suspirar y relajar todo su cuerpo tenso.

—¿Estará bien? —preguntó dirigiéndose al doctor.

—Solo tuvo una lesión en las costillas, algunas contusiones, pero se recuperará, estará bien —confirmó el hombre de bata blanca—. Lo llevaremos a una habitación y lo mantendremos en observación.

—No, aquí no es seguro.

—Debe mantenerse en observación hasta que despierte —comentó el médico.

—Me lo llevaré a su casa, a nuestra casa, allí estará seguro —indicó Taehyung mientras se ponía de pie, finalmente dejando ir la mano de Jungkook.

A pesar de que ellos no habían dicho en palabras que vivirían juntos, era justamente lo que estaban haciendo. Inicialmente Taehyung decidió quedarse en casa de Jungkook para refugiarse, pero cada vez se sentía más cómodo llegando a la residencia del pelinegro y encontrarlo allí, le agradaba el nivel de tranquilidad que podía brindarle ese ambiente tan hogareño y no tenía intenciones de volver a su casa, donde se sentía solo en un lugar tan espacioso como ese.

En los últimos días que se ha quedado con Jungkook, descubrió que como él prefería vivir apartado de la ciudad, del peligro, de todos. En una casa lo suficientemente espaciosa para los dos, en la que tenían más privacidad que en cualquier otro lado, donde disfrutaban de su intimidad al máximo. No hacía falta expresarlo en palabras, de alguna u otra forma se había instalado allí.

Compartían el closet, sus cepillos de dientes estaban en el mismo vaso, al igual que los productos personales de ambos en la repisa del baño. Vivían juntos y los dos estaban a gusto con eso, así que no estaba mal si se refería a aquel lugar en el que habían compartido tantas cosas juntos como su hogar.

—No quiero exponer su lugar seguro, pero tampoco quiero que se quede aquí —señaló Taehyung.

—Soy su médico de confianza señor Kim, yo mismo lo llevaré, se perfectamente donde vive —aseguró el doctor—. Tendremos que llevarlo en una ambulancia y...

—Si hay que pagarle a alguien para conducir la ambulancia lo haré, no quiero que nadie más se acerque a la casa —explicó Taehyung suspirando.

—Pero no puede salir con toda esa sangre, límpiese en el baño mientras hago las gestiones, también tiene que firmar la salida del hospital —ordenó el médico antes de salir de la habitación.

Taehyung se apresuró en contactar al consejero de Jungkook para que les informara a sus jefes de operativos, era en los únicos que podía confiar. Mientras esperaba su llegada, se limpió la sangre de las manos y del rostro, pero no pudo hacer nada respecto a la camisa.

En cuanto volvió a la habitación se encontró con la última persona que quería ver cerca de Jungkook. Monique se encontraba sentada en una silla junto a la camilla del pelinegro; Taehyung se acercó dando largas zancadas cuando vio cómo está estiraba su mano hasta la del azabache.

—¿Cómo te atreves a venir hasta aquí? —bramó Taehyung tomándola del brazo haciendo que esta se apartara de Jungkook. Cuando pudo mirarla a la cara vio cómo esta se limpiaba las lágrimas de las mejillas, acto que a Taehyung le pareció muy cínica de su parte.

—Es Jungkook, me preocupo por él.

—¿Te preocupas por él? Estoy seguro de que tú tuviste algo que ver con lo que le pasó, descarada —le riñó Taehyung alzando la voz más de lo que pretendía.

—Claro que no, yo no sería capaz de hacerle daño, jamás —se defendió Monique limpiando sus mejillas aún húmedas.

—No te creo nada, lo traicionaste, y no sé porque haces esto, pero créeme que lo averiguaré —amenazó con desprecio—. Ahora quiero que te largues de aquí y no intentes volver, de todos modos, me lo llevaré a casa.

—¿A casa? Él no está en condiciones para salir.

—Eso no lo decides tu —le riñó Taehyung cruzándose de brazos.

—¿Quién te crees que eres?

—Su novio —replicó Taehyung.

—¿Qué harás cuando el pregunte por mí? —cuestionó la castaña.

—Para ese entonces espero que me pregunte como va a matarte, sino, yo me encargaré de que no te le acerques un centímetro.

—En cuanto despierte iré a tu casa, estoy seguro de que el me dejará verlo y tú no podrás hacer nada al respecto —contraatacó Monique.

—¿Mi casa? —cuestionó Taehyung incrédulo. Supuso que se refería al lugar que ella visitó tan sólo una vez, porque dudaba que Jungkook le haya dicho que se mudaron juntos, cuando ninguno había tocado ese tema en realidad, solo lo hicieron y ya.

—Espera, ¿crees que Jungkook se está quedando conmigo? No, yo me estoy quedando con él en su casa.

Taehyung apartó el cabello de su frente y notó como Monique fijó su mirada en el anillo en su dedo, por la expresión que puso supo que no le gustó para nada.

—Supongo que él no te cuenta todo después de todo —se mofó con una sonrisa de lado.

—¿Viven juntos? —cuestionó furibunda.

—Posiblemente —contestó Taehyung alzando sus cejas sin responder del todo a su pregunta solo para hacerla enojar más.

Rascó su mejilla con lentitud asegurándose de que ella notara su anillo, más bien el anillo de Jungkook. En ese momento amó haberlo llevado puesto.

—En fin, yo no tengo porque darte explicaciones de mi vida privada con él, vete ya o yo mismo te sacaré —amenazó enviándole dagas con la mirada.

Debía deshacerse de ella lo antes posible, le sacaría una confesión luego, por ahora debía sacar a Jungkook de allí, no podía estar tranquilo hasta que esté completamente limpio y descansando en su cama, en la tranquilidad de su hogar.

Monique no tuvo más opción que salir de allí hecha furia y Taehyung esperó paciente la llegada del doctor. Aprovechó la presencia del asesor de Jungkook para preguntar quiénes sabían de aquella cabaña, terminó enterándose que, aunque el pelinegro era el único con acceso, solo un miembro de su familia conocía la dirección exacta.

Para poder salir del hospital sin llamar mucho la atención tuvo que ponerse la chaqueta de Mike para poder cubrir la sangre de su ropa.

En cuanto tuvo a Jungkook limpio, reposando en la cama con tranquilidad y con todas las indicaciones del doctor a mano. Taehyung decidió iniciar su búsqueda del responsable a aquel ataque hacia el pelinegro y hacerle pagar. No iba a quedarse de brazos cruzados y tampoco iba a esperar un día para hacerlo, no cuando era probable que hayan bajado la guardia, no dudaba de que habían dejado el cuerpo tirado de Jungkook creyendo que nadie llegaría a socorrerlo por ser un lugar secreto.

Taehyung se peinó el cabello hacia atrás atándolo en dos partes. El reloj en la mesita de noche marcaba las ocho de la noche, así que se apresuró en prepararse usando ropa ajustada color negro, necesitaba camuflarse con la oscuridad de la noche.

Sacó algunas armas de la habitación en la que Jungkook guardaba sus pistolas y lo que iba a necesitar antes de salir de casa. Ya tenía todo planificado, solo esperaba el mensaje de su informático con la ubicación exacta de ese hombre que tuvo el atrevimiento de hacerle daño a la persona que ama, hasta el punto de dejarlo al borde de la muerte.

Si a él no le importaba que Jungkook fuera su familia, a Taehyung le importaría mucho menos matarlo.

Al bajar las escaleras se encontró con su asesor Caleb, quien se sorprendió al verlo vestido completamente de negro, con un francotirador sobre la mesa mientras le cambiaba la mira a una telescópica y lo llenaba de balas.

—¿Taehyung? —cuestionó el hombre acercándose con su maletín en mano y el ceño fruncido. Caleb pocas veces se dirigía a él con su nombre de pila y cuando lo hacía era porque estaba muy preocupado—. ¿Qué estás haciendo?

—Voy a poner en su lugar a la familia de Jungkook, eso haré —respondió apretando su mandíbula.

De tan solo recordar cómo dejaron a Jungkook, con una costilla fracturada y una puñalada en el costado de su abdomen, solo le recordaba que necesitaba deshacerse de los culpables lo antes posible.

—No, piensa lo que estás haciendo, estás enojado, no te conviene tener más enemigos —le pidió Caleb.

—Ellos ya lo son —aseguró Taehyung—. Además, ¿quién dijo que quedará alguno vivo? Me desharé de todos, pueden atacarnos si se enteran que Jungkook está vivo.

—Estoy aquí para eso, yo me encargo, para algo soy tu consejero —casi le rogó Caleb.

—¡No! Yo mismo tengo que hacerlo, no puedo sacarme de la cabeza que le hicieron esto por estar conmigo —balbució entre dientes mientras se colocaba los guantes negros.

—No es buena idea que vayas, tienes que cuidar de él, aquí —insistió. Caleb era de las pocas personas que no cuestionaba su relación con Jungkook, nunca ha opinado al respecto y eso Taehyung lo agradecía.

—¿Alguna vez me has visto haciendo esto por alguien más? —cuestionó el rubio enganchándose una mochila negra con municiones y armas blancas en caso de que saleira algo mal.

—No, señor.

—Entonces, eso significa que realmente amo a ese hambre y no me importan las malditas consecuencias con tal de defenderlo —puntualizó—. Esos bastardos hijos de puta me van a conocer, pero tranquilo, solo será una visita familiar.

Sin esperar una respuesta por parte de Caleb inició su camino en dirección al pasillo que daba a la salida, pero se detuvo en seco.

—Si pasa algo no dudes en llamarme, por favor cuida de Jungkook. —Fue lo último que dijo antes de seguir hasta la salida.

Antes de salir de casa se aseguró de tener la dirección de todos a mano, solo necesitaba el GPS y llegaría hasta ellos en un abrir y cerrar de ojos. Estaba decidido a terminar con todo lo que a Jungkook le daba problemas y en ese momento la gente que compartía apellido con el eran como una incómoda y horrible piedra en el zapato de la que debía deshacerse.

Taehyung se tomó la molestia de buscar los mejores lugares, esperar el mejor momento para cada uno y disparar desde la distancia; asegurarse de cada una de sus víctimas realmente estaban muertas y continuar con la siguiente.

Cinco personas que fueron atravesadas por una bala en el pecho o la cabeza, causando una muerte inmediata por los balines del francotirador de Taehyung. Ya eran las 10 de la noche cuando fue a por el último y más importante de todos, el mismo que dio la orden directa para acabar con la vida de Jungkook, para él tenía un destino diferente.

Para Taehyung fue más difícil ubicarlo en su casa, tenía más seguridad, pero algo si tenía a su favor y es que se encontraba la airé libre, bebiendo frente a la piscina de su casa. Decidió encargarse primero de los escoltas que estaban esparcidos por toda la casa, solo necesitaba deshacerse de 10 de ellos para poder entrar a la residencia, pasar desapercibido y hacer el trabajo.

Tumbado en la grama a pocos metros de distancia de la casa, con las manos en el gatillo y ojos en la mira, ubicó, calculó, inhaló y exhaló. Al dejar salir el aire de su boca apretó el gatillo y la bala que viaja en el aire termina en el pecho del primer escolta. Con los monoculares confirmó que no haya sido visto y así procedió con los demás, tomándose su tiempo para no cometer un solo error.

Por lo general esto era una misión que hacían con sus hombres, hace años que él no salía cazar vestido de esa manera, dispuesto a acabar con la vida de alguien. Se supone que tenía gente para eso, pero cuando era el quien debían tomar el volante, no había nadie que pudiera hacerle cambiar de opinión.

En cuanto tuvo a todos los escoltas en el suelo, se apresuró en limpiar cualquier rastro que pudo haber dejado en aquel lugar. Guardó el francotirador en la cajuela del coche y tomó su pistola mientras bajaba corriendo de la loma en la que se encontraba. Debía apresurarse antes de que su víctima se diera cuenta de que estaba solo y débil.

Taehyung se pegó a la pared de la entrada respirando profundo mientras ajustaba el silenciador de su pistola. Caminó sigilosamente hasta la puerta de entrada escondiéndose de las cámaras de seguridad.

Pensó en cómo sería mejor sin tener que activar la alarma que posiblemente tenía si rompía el cerrojo, rodeó la casa atento a cualquier movimiento extraño y encontró la puerta trasera que daba al patio, mismo lugar donde se encontraba su objetivo. En lugar de intentar forcejear la puerta, usó una piedra gruesa para tomar impulso y poder cruzar por encima.

Sonrió con malicia cuando finalmente estuvo dentro de la residencia, con la pistola en manos caminó por la grama del patio hasta llegar a los sillones de la terraza donde se encontraba el tío de Jungkook, en cuanto vio a Taehyung entre las sombras inmediatamente se puso de pie y le apuntó con su pistola, pero el rubio fue más rápido y terminó disparándole en la pierna, logrando que éste dejara caer el arma de fuego, misma que Taehyung se apresuró en alejar de él.

—¡¿Quién diablos eres tú?! —preguntó mientras se quejaba del dolor y se dejaba caer en el sillón.

—Me extraña que no sepas el novio de quien mandaste a matar —respondió Taehyung con desprecio. El hombre frente a él empezó a reír de repente, lo que le hizo confirmar que no estaba en su sano juicio.

—Con que tú eres el que le lavó al cerebro a mi sobrino, el famoso y chupa penes de Kim Taehyung —escupió con desprecio.

Tenerlo frente a frente y escucharlo dirigirse a él de esa forma le recordó aquel día en el que Jungkook llegó a su casa tan nublado por enojo que terminaron discutiendo de una forma tan horrible que Taehyung siquiera quería recordar. Pensó en cómo Jungkook no fue capaz de decirle que había pasado, y escuchando a su tío decirle "chupa penes" con ese tono tan despectivo, le daba una idea de las cosas que tuvo que escuchar el pelinegro de su propia familia.

—Y muy bien que lo hago —replicó Taehyung enviándole dagas con la mirada, sorprendiendo al hombre frente a él por su respuesta.

—¿Qué? Yo no soy como Jungkook, el no soporta este tipo de comentarios despectivos, yo ya me acostumbré a la gente de mente cerrada como tú y me importa muy poco lo que piensen de mi —determinó Taehyung.

Se acercó lentamente hasta él sin dejar de apuntarle con el arma, su víctima se arrastró hacia atrás con ayuda de sus manos, observándolo asustadizo y mirando de un lado a otro con una desesperación notable en sus cejas fruncidas.

—Nadie vendrá a salvarte.

—Podemos llegar a un acuerdo, ahora que Jungkook está muerto podemos sacar a los Yakuzas de aquí —suplicó. Taehyung detuvo sus pasos y lo observó con una sonrisa ladina que solo confundió a su contrincante.

—¿Muerto?, ¿crees que yo iba a dejar morir a la persona que amo así? —cuestionó con una ceja levantada—. Yo no quería meterme en sus problemas familiares, pero ustedes bastardos no me dejaron otra opción.

Taehyung lo tomó por el cabello y lo arrastró por la grama hasta llegar al piso pavimentado que rodeaba la piscina.

—Espera, ¿qué piensas hacerme? —preguntó entre quejidos, tratando de deshacerse del fuerte agarre de Taehyung.

—Pensé que era obvio —respondió Taehyung dejando ir su cabeza con brusquedad y se mantuvo en cuclillas frente a él, apuntándole a la frente—. Matarte.

Un disparo en la otra pierna hizo que el hombre se retorciera de dolor en el piso, ya solo era cuestión de tiempo para que se terminara desangrando, pero necesitaba una muerte un poco más lenta para él. Que sufriera más que el resto de sus familiares.

Taehyung escondió el arma entre sus bolsillos y lo levantó por el cuello obligándolo a mantenerse de pie, lo que causó que este gritara por el dolor en sus piernas.

—¡No, no, espera, fue tu hermano Namjoon! —vociferó cuando se encontraba con los pies a la orilla de la piscina.

El escuchar el nombre de su hermano le sorprendió, lo sujetó con fuerza del cuello y con los ojos muy abiertos lo observó.

—Si vas a decir algo, que no sea a medias —reclamó Taehyung.

—Tu hermano fue quien lo mandó a matar, me aseguró alianza con los Yakuza y que no se meterían en el territorio —explicó—. A él es a quien debes matar.

—Ganas no te faltaban. —Taehyung lo miró directo a los ojos—. Nos vemos en el infierno.

El rubio lo dejó caer a la piscina y éste intentó sujetarse de la orilla, Taehyung lo observó intentar salir, cuando le disparó en ambas manos. El hombre luchó por mantenerse a flote, intentó nadar, pero no pudo.

Taehyung se sentó en cuclillas y no apartó la mirada del agua combinada con la sangre roja que rodeaba el cuerpo de su víctima. Observó cómo se hundió en el agua y como no dejó de luchar por tan solo una gota de oxígeno.

Taehyung no apartó su mirada ni un solo segundo, incluso después de que su cuerpo se sumergió por completo permaneció allí, con esa mirada oscurecida puesta en al agua que se volvió de un color rojo carmesí. Sintió una satisfacción que se supone no debería sentir, pero realmente se sintió bien darle una cucharada de su propia medicina a quien intentó atentar contra la vida de Jungkook.

Se quedó en la misma posición y con una sonrisa maliciosa por algunos veinte minutos más, no iba a sacar el cuerpo para asegurarse de que estaba muerto o dejarlo allí con la posibilidad de que alguien llegara a salvarlo. Esos minutos fueron suficientes para que el dejara la escena del crimen por el mismo lugar que entró, asegurándose de no dejar rastros.

Una vez dentro del coche condujo hasta el río y buscó un lugar escondido en el que no podía ser visto por nadie, donde destruyó con un mazo las armas que había usado. Reunió los pedacitos que quedaron, se quitó los guantes, y se cambió la ropa por la que llevó en su bolso. Introdujo en la mochila llena de piedras, los pedacitos de las armas que usó y todo lo que llevaba puesto para luego lanzarla al frío y ver cómo está rápidamente se sumergía en el río.

Acomodó la chaqueta que acaba de ponerse y en el interior del auto terminó de colocarse los zapatos. Había terminado con éxito su primer objetivo de la noche. Miró la hora en el reloj de su auto mientras se dirigía al último lugar que visitaría en la noche, ya casi era media noche, pero para Kang Monique apenas comenzaba.

Una vez frente a las conocidas letras grandes de Paradise Palace, desde afuera se podía escuchar la música del show, sí que estaba buscando la forma de llamar a más clientes. Antes de seguir su camino encendió la grabadora que llevaba consigo, estaba allí para sacarle una confesión que iba a necesitar para hablarle del tema a Jungkook con pruebas.

Vio a Monique en el escenario, se detuvo frente a frente a ella hasta que sus miradas se encontraron bajo las luces parpadeantes de los reflectores. Se cruzó de brazos viendo como la chica se esforzaban por mantener el papel que estaba interpretando.

Cuando las luces se apagaron se apresuró en ir detrás del escenario, donde se encontró con mujeres cambiándose y corriendo de un lado a otro preparándose para salir al próximo show. No fue difícil ubicar la cabellera de Monique; con la mirada de las demás sobre él, caminó detrás de su objetivo y la siguió hasta lo que supuso que era su oficina.

—¿Ahora qué quieres? —preguntó la castaña parándose detrás del escritorio negro en medio de la pequeña habitación.

—Tu y yo tenemos un tema pendiente —respondió Taehyung cerrando la puerta detrás de él.

—No lo creo.

—¿Nunca respondiste por qué lo hiciste? —cuestionó Taehyung. Él tenía una idea de porque ella había traicionado a Jungkook, estaba oculto en las conversaciones que han tenido al respecto, pero necesitaba que saliera de su boca.

—No ganaré nada a cambio, así que me mantendré en silencio —opinó la chica apoyando su cuerpo del escritorio.

Taehyung sabía que si le daba esperanzas de poder visitar a Jungkook, ella le contaría más rápido lo que él quería saber y lo que necesitaba para deshacerse de ella.

—Te dejaré visitar a Jungkook, además, estoy intentando entender como tú, diciendo que lo quieres tanto, eres capaz de traicionarlo así —señaló Taehyung acercándose peligrosamente a Monique, quien tenía en su rostro una sonrisa ladina.

—Si yo no puedo tener a Jungkook, nadie puede cariño —susurró sentándose sobre el escritorio con las piernas ligeramente abiertas, acción que a Taehyung le pareció muy atrevida de su parte.

Si quería jugar sucio, lo haría con tal de sacarle una confesión. Dos podían jugar a su juego atrevido y sexual al que ya estaba acostumbrada.

—No puede ser que lo hiciste solo para sacarme del camino, de todas las formas en las que pudiste hacerlo decidiste la menos conveniente —consideró Taehyung dando dos pasos para quedar frente a frente a ella.

—Si lograba que tuviese más confianza en estar contigo y finalmente saliera del closet públicamente, los Yakuzas se encargarían de separarlos y como siempre Jungkook volvería a mí —explicó la castaña.

Taehyung ocultó una sonrisa al notar que ya tenía una confesión que la comprometía bastante, pero mientras más mejor.

—Pero algo salió mal en tu plan y ahora te arrepientes porque por tu culpa casi muere —opinó Taehyung dando un paso más adelante hasta quedar bastante cerca de la chica.

—En realidad, sabía que en caso de algo saliera mal igual terminaría ganando —admitió Monique con una sonrisa traviesa en los labios.

—Quizá no sepas esto —murmuró mirándolo de arriba abajo—. Todo este lugar está a mi nombre.

Monique llevó sus manos hasta el cuello de la camisa negra de Taehyung, se mojó los labios y tiró de la camisa del rubio hasta que éste terminó en medio de sus piernas.

—Si muere, me quedaré con el burdel, está escrito y firmado por él —susurró con veneno, levantando su mirada notando como Taehyung tenía su atención puesta en sus senos. Con sus dedos levantó el mentón del rubio, quien no tenía una expresión de satisfacción en su rostro.

—Yo fui quien estuvo a su lado desde el momento cero, quien lo ayudó a levantar y a mantener su imperio fui yo; quien siempre ha estado ahí para él en los peores momentos, Jungkook no dejará de confiar en mi si intentas ponerlo en mi contra —explicó la castaña pasando sus manos por el cabello rubio de Taehyung.

—Confía tanto en ti que no te ha dado el privilegio de saber dónde vive —opinó Taehyung apoyando sus manos a cada lado del cuerpo de Monique—. Aún con todo eso, lo único que has podido llegar con él ha sido un casi beso, debe doler ver como hace hasta la imposible por estar conmigo, con un hombre —consideró Taehyung casi sobre sus labios.

—Yo he sido quien le ha dado una razón para ser el mismo sin miedo y por eso me ama —alardeó Taehyung.

Monique no hizo más que reírse bajito, pasando sus manos por el cuello del rubio y su mandíbula. Lo estaba seduciendo para hacerlo sentir culpable, lo que ella no sabía es que Taehyung no pretendía caer tan fácilmente en su juego de prostituta, porque eso es lo que estaba haciendo en aquella habitación. Practicante le abrió las piernas teniendo tan solo una falda, lo acercó a su cuerpo y ahora le acariciaba el rostro sin apartar la mirada de sus labios.

—Debo darte el crédito, has sido mi mayor competencia —admitió Monique acercando su rostro al de Taehyung de modo que aun podía sentir su respiración cerca.

—Yo no pienso pelearme contigo por Jungkook.

—¿Tan rápido te rindes?

—¿Para que molestarme si de todos modos ya gané? —le susurró Taehyung al oído—. Serias mi rival si fueras hombre, pero estas lejos de serlo, no eres competencia para mi Monique.

—Malditos maricas —se quejó entre dientes.

—No te mato aquí y ahora porque no me corresponde a mi hacerlo. —Fue lo último que dijo antes de alejarse de la castaña y salir de allí sin esperar una respuesta de su parte, ya tenía todo lo que necesitaba.

De vuelta a casa no pudo evitar sonreír, había completado sus objetivos con éxito y ese era motivo suficiente para sonreír en ese momento. Ahora solo necesitaba un baño y descansar junto a Jungkook. Había sido un día bastante cargado de emociones que terminaron dejándolo completamente agotado física y mentalmente, pero sabía que al llegar a casa y sentir la fragancia de su novio entre las sábanas era todo lo necesitaba para estar bien.

Al cruzar la puerta de entrada de la residencia se encontró con el mismo silencio que dejó al irse. Encontró a Caleb sentando frente a la televisión de la sala de estar, discutiendo en voz baja quién sabe qué con Mike; en el tiempo que llevaban trabajando juntos ellos se habían vuelto amigos y eso le gustaba a Taehyung.

—¿Todo bien? —cuestionó Taehyung apoyándose de la pared gris de concreto. Solo recibió un asentimiento como respuesta acompañada de una sonrisa cómplice.

—Pueden irse a casa, yo me encargo.

Taehyung subió las escaleras sigilosamente, se dirigió directo al baño con la mirada en el piso, y una vez duchado salió listo para acostarse junto a su novio hasta el día siguiente. Al levantar la mirada se encontró a Jungkook con la atención puesta en un libro que sostenía entre sus manos, se encontraba sentado en la cama con una pila de almohadas en su espalda y el cabello recogido en una coleta.

—Despertaste —masculló Taehyung casi para sí mismo—. Joder, despertaste —dijo con más emoción.

Jungkook tuvo que dejar ir el libro al sentir como los brazos de Taehyung se aferraban a su cuerpo adolorido, pero no le importó, porque el también necesitaba aquel abrazo, lo necesitaba demasiado.

—No vuelvas a asustarme de esa manera, no sabes el susto que pasé cuando te encontré allí tirado y al borde de la muerte —habló Taehyung al apartarse—. No podía dejarte ir tan fácilmente, Jungkook no podías irte de este mundo sin antes saber que...

Taehyung se detuvo a media frase al ver los ojos brillantes de Jungkook, necesitaba tanto volver a ver esos ojos grandes mirarlo de esa manera que cuando hizo contacto con ellos se puso nervioso, más por lo estaba a punto de decir. No podía dejar pasar un segundo más.

—¿Qué? —preguntó Jungkook con media sonrisa por lo rápido que su novio había hablado.

—Que te amo —susurró bajando la mirada, pero pronto volvió a hacer contacto con el pelinegro y llevó su mano hasta la mejilla de Taehyung—. En esa llamada lo preguntaste y no llegué a decírtelo, así que lo hago ahora, claro que te amo, no dudes de eso Kook.

—Tuve que estar al borde de la muerte para que lo dijeras, solo tu Kim —respondió Jungkook con una gran sonrisa en el rostro.

—Lo sé, soy un idiota. Solo tenía miedo, pero ya no porque te tengo a ti.

—Ven aquí y bésame —le pidió Jungkook tirando levemente de su mano.

Taehyung apoyó sus manos en la cama para no lastimar a Jungkook y el pelinegro lo tomó del rostro con ambas manos hasta que sus labios se sumergieron en un beso lento que sellaba con broche de oro las palabras de Taehyung.

Sentir la calidez de sus bocas y la cercanía de su cuerpo hizo que sus corazones se aceleraran. Y de alguna manera ese beso se sintió diferente, había un sentimiento más grande de por medio. Aquel beso estaba cargado de cariño, de amor y devoción.

—Dilo de nuevo —le pidió Jungkook con los ojos cerrados y su frente pegada a la de Taehyung.

—Te amo, te amo, te amo —musitó el rubio sobre los labios del azabache, quien no tardó en volver a juntarlos en otro beso.

Era todo lo que necesitaba escuchar de Taehyung, en ese momento no quería hablar de nada más. Solo quería tumbarse en la cama junto a él y olvidarse por una noche que su mundo se estaba cayendo en pedacitos. Seguía adolorido por la paliza que le habían dado, pero escuchar a Taehyung decirle que lo amaba de alguna manera recompensaba y sustituía cualquier tipo de dolor.

¡HE VUELTO!

Iniciemos el maratón de hoy con este capítulo, yo se que muchas ansiaban leer como Taehyung se deshacía de la familia JK, aquí lo tienen. Ni siquiera preguntaré por Monique porque se cual es el destino que quieren para ella🤭.

Espero que les haya gustado el capítulo, cuéntenme que les pareció. En el transcurso del día estaré publicando los demás capítulos son cuatro en total más el epílogo.

Espérenlo😎🤝.

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