13. Die for you

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«Estoy encontrando la manera para expresar los sentimientos por los que estoy pasando, no puedo decir que no te amo, porque te amo. La distancia y el tiempo entre nosotros, nunca cambiaran mi mente porque bebé, moriría por ti, mentiría por ti, mataría por ti» The Weekend.

La noche se hizo más larga de lo que Jungkook y Taehyung pensaron que sería. Tuvieron que asegurarse de que Namjoon dejara el país, y no podían darse el lujo de dejar a un solo miembro del clan Yangban vivo.

Terminaron exhaustos, hace tiempo que no hacía un trabajo como aquel. Antes de conocerse solo era cosa de amenazar a quienes no querían seguir sus reglas y mantener sus negocios en la cima, después de todo eran empresarios, que no seguían las leyes, pero empresarios. Traían riquezas a su país, aunque fuese de la forma menos legal, pero lo hacían, bajo las sombras y en silencio.

Se habían quitado a Namjoon de encima, pero no fue fácil hacer que se fuera del país, tuvieron que incluso amenazar a su esposa en frente de él, no esperaban llegar tan lejos. Tener a su esposa en peligro mientras cada vez más sangre salía de su pierna, no tuvo más remedio que hacer lo que Taehyung y Jungkook les pedía.

Tenían un peso menos sobre sus hombros, pero debían seguir enfrentándose contra sus verdaderos enemigos, los Shimizu. Los mismos que no han descansado ni un poco y mientras ellos se ocupaban de Namjoon, el clan Shimizu estaban ocupados quitándoles lo último que les quedaba.

Esperaban que al siguiente día las cosas no fueran tan turbulentas, pero no dejaban de empeorar, ya de nada les servía toda la información que tenían en la lista sucia, había algo que llamado honor y orgullo que no les permitía a los demás aliarse con ellos.

Empezaban a perder el 50% de sus ganancias, al paso que iban se quedarían sin nada. Necesitaban gente, armas, municiones para poder enfrentarse a los Yakuza y todo eso se conseguía con dinero, algo que cada día perdían más.

Solo había una forma de salir del terrible hoyo en el que se hundían cada vez más y eso se encontraba en un lugar. Islas Canarias, todo el dinero que su padre había dejado estaba guardado allí, es por eso que tenía un viaje programado para el siguiente día con Jungkook como su acompáñate.

En medio de la desesperación Taehyung decidió pasar por cada de uno de negocios y ver con sus propios ojos que tan mal estaban. Durante todo el día había recibido un montón de llamadas de sus administradores y ninguno de ellos llamó para dar buenas noticias. Tenía tantas en las que enfocarse que siquiera había podido hablar con Jungkook ni por un minuto en todo el día, era consciente de que no había sabido nada de él porque también se encontraba casi con el agua hasta el cuello; los Yakuza estaban dando en el clavo y lo peor es que lo hacían en silencio, sin armas, atentados o muertes. Solo eran ellos moviendo sus fichas sin mucha algarabía.

Taehyung visitó sus bares y se encontró con algo que nunca pensó que presenciaría, las personas allí podían contarse con una mano. Cada lugar en el que entraba era peor, incluso sus casinos, pero lo peor fue tener que ver su club tan apagado como lo vio esa noche.

Con el pulso acelerado a causa de su enojo, recorrió todo su territorio. A pie se adentró en los barrios más bajos de Ganseo, donde se encontró con prostitutas en las esquinas y chicos comprando drogas, nada que no haya visto antes, después de todo de ahí venia. Antes de que su padre se hiciera un mafioso conocido y respetado, tan solo fue un hombre ambicioso que vivía en un barrio como aquel, por eso Taehyung no tenía vicios, vivió una parte de su niñez rodeado de gente que terminaba muy enferma o muerta a causa de las drogas, cigarrillos o el alcohol.

Cuando su padre se volvió un hombre lleno de riquezas, no fue la diferencia, por más que su madre intentase mantener oculto ese lado oscuro de sus vidas, fue inevitable no presenciar a su padre haciendo cosa.

En cuanto entro a la adolescencia empezó a ser entrenado para "defenderse" cuando en realidad solo estaba siendo adiestrado para tomar las riendas del negocio en caso de que le pasara algo a su padre. Había visto tantas cosas, que creció pensando que todo aquello era normal, hasta que se acostumbró a esa vida y llegó a un punto en el que no sentía una pizca de culpabilidad, sino placer. Sabía que estaba mal lo que hacía, y que quizás eso terminaría matándolo algún día.

Era un placer culposo del que ya no podía deshacerse, a veces se sentía mal, no se consideraba un hombre bueno, pero tampoco tan malo, tenía principios y eso era algo que pocos mafiosos tenían, eso era lo que lo que lo diferenciaba de un criminal cualquiera. Ellos eran como una organización política porque de alguna manera tenían el apoyo de una gran parte de la población.

Hace mucho que no recorría su territorio y por un lado le hizo sentir mejor, las personas de ese lugar por alguna razón estaban agradecidos con él por darle protección, eran los únicos que no lo juzgaban por el escándalo que seguía de boca en boca, en cambio lo saludaban con afecto y respeto. Él podía quitarles la protección que tenían, pero aun en su peor momento no lo hizo y eso demostraba que no eran un hombre tan malo después de todo. No era un desalmado.

Durante su recorrido por las calles de Ganseo, volvió su camino para salir de los barrios y fue ahí cuando se dio cuenta de que los Shimizu se habían instalado en su territorio, desde el otro lado de la calle vio un club de damas de compañía y bar, no era pequeño, pero tampoco tan grande.

Con dos escoltas detrás de él se detuvo en la acera y se cruzó de brazos observando la gran cantidad de gente que entraba y salía de ese lugar. Lucen azules iluminaban la entrada, los ventanales del frente estaban polarizados y un hombre de camisa blanca y corbatín abría la puerta para todo aquel que entraba y salía del local.

Taehyung observó con detenimiento y sonrió sin gracia al darse cuenta de que realmente tuvieron la osadía de invadir su territorio, eso quería decir que ya empezaban a asumirlo como suyo. Con la mandíbula apretada miró a ambos lados de la calle y a pasos decididos cruzó.

Una vez dentro notó que era bastante elegante, las paredes eran de un matiz negro sutil, cortinas blancas que lucían celeste por la tenue luz azul, eran de tela fina y se encontraban al lado de cada mesa privada donde estaban esos hombres llenos de tatuajes sentados en sillones de cuero negro en forma de U. Estaban rodeados de humo por el cigarrillo y mujeres vestidas casi de gala con largos y al parecer costosos vestidos.

Lámparas de araña colgaban del techo y la música de fondo era suave. Dio un paso adelante con sus manos metidas en sus bolsillos, dispuesto a encontrar al administrador de aquel lugar, pero a medio camino un grupo de hombres gigantes detuvieron sus pasos, eran algunos 10 hombres que lo observaron amenazante.

—Por las buenas o por las malas —amenazó uno de ellos y los escoltas de Taehyung hicieron ademán de sacar sus pistolas.

—Tranquilos, no hace falta —le aseguró Taehyung a sus guardaespaldas. Eran demasiados hombres y muy fuertes, posiblemente no iban a salir vivos de ese lugar si intentaban algo.

Tenía pocos hombres y no podía darse el lujo de perder más, fue por eso que levantó sus manos en rendición e hizo su camino fuera del club. Una vez fuera de la vista de esos hombres dejó salir un grito de frustración y golpeó repetidas veces la pared detrás de él hasta que sus nudillos sangraron, sacudió su mano mordiéndose el labio inferior del dolor y se quejó por el ardor.

Sus escoltas intentan ayudarlo, pero este rápidamente los apartó y con la respiración agitada por el enfado sacó el móvil de sus bolsillos y lo primero que hizo fue llamar a Jungkook, quien le hace saber que se encuentra en el burdel.

Jungkook se encontraba igual de furioso y alterado que Taehyung, estaba harto de tener a su familia pisándole los talones y apareciéndose en todos sus negocios como plagas, ya que no podían ir a molestarlo a su casa, lo hacían afuera. Tuvo que sacar casi a balazos a su tío, quien se creía que tenía el mayor derecho a ser dueño de todo lo que el construyó con sacrificio, ni siquiera era parte de lo que su abuelo le había dejado, pero ellos estaban empeñados en hacerle la vida cuadritos.

Encima de todo eso se había enterado que los Shimizu poco a poco estaban invadiendo territorio, tanto con el como con Taehyung; sabía que el rubio estaba hecho furia por ello, lo pudo sentir en el tono de su voz cuando llamó.

Intentó esperar a Taehyung para poder hacerse cargo del asunto con los Shimizu, pero este se tardaba demasiado y necesitaba saber qué era lo que ocurría con sus enemigos pisando su territorio. Dejó a Monique a la espera de su novio y se fue casi corriendo hasta donde se supone que se encontraba el nuevo bar del que mucha gente ya empezaba a hablar.

Se llevó con él cuatro escoltas, estaba entrando en la boca del lobo, debía estar preparados para lo que sea, aunque estaba allí para hablar como las personas civilizadas que eran, independientemente de muy gánster que fueran.

—Quiero hablar con el jefe —demandó Jungkook a los hombres parados en la entrada del bar.

Más que un bar era un pub al estilo londinense, las paredes estaban hechas de ladrillo, en la entrada solo había una puerta de madera con cristales y cuatro pequeños escalones que daban al interior del bar. Desde allí afuera podía escuchar el bullicio da la gente y la música no muy alta.

Se enojó aún más cuando vio que el "jefe" que salió a verlo no era más que el administrador, él tuvo la decencia de ir hasta allí sin intenciones de buscar problemas, lo menos que necesitaba era que lo trataran como una persona cualquiera y que para colmo se comportaron con altanería.

—Llévame con tu maldito jefe —bramó Jungkook enviándole dagas con la mirada al hombre frente a él.

—No está disponible para atender visitas —indicó el administrador cruzándose brazos.

—¿Y eso me debe importar? Dile que Jeon Jungkook quiere hablar —demandó tajante.

—No está...

—¡Me vas a buscar a tu maldito jefe o te volaré los putos sesos! —le gritó a la cara mientras lo tomaba por el cuello de la camisa. Los guardaespaldas detrás de él lo apartaron y no tuvo más remedio que mantener distancia.

Estaba le hable por controlarse, realmente lo estaba haciendo. El pelinegro vio como los guardaespaldas de la entrada recibían informaciones de personas en el interior y fueron ellos mismos que le pidieron que entrara.

—Al fondo a la derecha —le indicó uno de ellos.

—Ves que fácil era solo dejarme entrar, bastardo —se quejó Jungkook con el administrador, mismo que terminó fulminándolo con la mirada.

Con sus escoltas detrás de él, caminó a pasos apresurados y decisivos hasta la puerta que le indicaron. Al entrar se encontró con una pequeña sala llena de humo, hombres en cada esquina, y detrás del escritorio en el fondo de la habitación se encontraba el líder de los Shimizu.

—El gran Jeon Jungkook quieren hablar, ¿tan desesperado estás? —preguntó Kazu.

—Vayamos al grano, ¿poder es lo que quieres? Puedo darte ese maldito archivo de una buena vez y déjanos en paz —propuso Jungkook sin siquiera sentarse.

—Chico, si hubiese sido así de fácil siquiera me tomaría la molestia, ese archivo es lo que menos me importa,

—¡¿Qué es lo que quieres entonces maldita sea?! —gritó el pelinegro alzando los brazos al aire.

—Quitártelo todo, torturarte sin tener que ponerte una mano encima. Quiero aduéñame de todo tu territorio y el de tu noviecito también, porque los dos son un par de enfermos que no merecen ser llamados "jefes" —articuló con total desprecio y sin dejar de mirarlo a la cara.

Cada una de sus palabras solo hicieron enojar aún más a Jungkook, apretó sus puños a sus costados mientras intentaba mantener la compostura. Respiró profundo mirando a su alrededor tratando lo más que podía de no sacar la pistola y acabar con la vida de Kazu de un solo tiro en la cabeza, pero estaba rodeado de hombres armados hasta los dientes, si intentaba algún movimiento saldría de allí muerto. Acribillado.

—¿Por qué haces todo esto? —preguntó apretando su mandíbula.

—Tu abuelo me debe una y tú eres el que está para pagarlo, además —se inclinó hacia adelante con los brazos sobre el escritorio—, ¿recuerdas ese clan que te encargaste de torturar y ese hombre que dejaste vivo con una marca en su rostro?

Jungkook esperó a que el mismo le respondiera porque no tenía idea a que iba todo ese recordatorio que se supone no lo involucraba a él. Recordó haber matado a ese hombre en la casa de Taehyung, cuando éste intentaba acabar con la vida del rubio.

—Era mi hermano, y yo amaba a mi hermano —masculló con desprecio—. Es por eso que voy a destruirte Jeon. Voy a destruirte a ti y a todo el que esté cerca tuyo.

—Deja a Taehyung fuera de esto —le pidió el pelinegro.

—No intentes hacerte el héroe con tu novio —demandó Kazu—. Malditos homosexuales, ¿creen que son capaces de liderar un clan que solía ser respetado y temido? Tan solo son dos mocosos y gays intentando jugar a la mafia, déjenle esto a los mayores.

—¿Intentando jugar a la mafia? ¡Ja! No me hagas reír —dijo Jungkook con una sonrisa burlona—. Sin nosotros esos clanes no habrían sobrevivido después de su maldita invasión territorial, nosotros los sacamos a puro plomo la última vez y podemos hacerlo otra vez.

—No veo que eso les está funcionado —se mofó Kazu dejando caer su cuerpo en la silla mientras observaba a Jungkook enojarse cada vez más.

—Voy a patear tu puto trasero de mi territorio y ni siquiera te vas a dar cuenta, ¿y sabes qué será lo peor para ti? Que vas a terminar destruido por un par de "gays" —declaró Jungkook—. Maldito hijo de puta.

—Mírenlo —vociferó dirigiéndose a sus escoltas mientras reía mostrando sus dientes oscurecidos—. Joder mírenlo, de verdad cree que puede hacerlo —lo señaló mientras se burlaba.

—Jeon Jungkook —suspiró en cuanto dejó de reírse—. Los rumores son ciertos, no eres más que un marica temperamental.

Jungkook lo observó amenazante y se contuvo de hacer todo lo que pasaba por su cabeza. Pensó en todas las formas que podría torturarlo hasta que el mismo le pidiera que lo matara.

—Ya veremos qué tan marica soy ¡cuando acabe contigo! —vociferó frenético, con la vena del cuello resaltándole. Vio como los escoltas de Kazu le apuntaron con los rifles, lo que hizo que Jungkook alzara las manos en rendición y se largara de aquel lugar hecho una furia.

Durante su camino de vuelta a casa llamó a Taehyung incontables veces, pero no pudo localizarlo, por lo que supuso que debía estar llegando a casa. En medio de todas las maldiciones y quejas encendió un cigarrillo y bajo la ventanilla para que la brisa se llevara el humo.

Mientras, Taehyung llegaba al burdel que ya conocía muy bien, al entrar buscó a su novio con la mirada, pero se sorprendió al ver que las mesas no estaban tan llenas como siempre, estaban en medio de un show, pero no había mucha gente para presenciarlo.

—Taehyung —la voz de una mujer llamó a su atención, al girar su cabeza se encontró con la figura de Monique acercándose a él y fue en ese momento que recordó lo que le había contado Namjoon.

El rubio sonrió a medias para disimular un poco todo lo que estaba pensando sobre ella en ese momento.

—Jungkook tuvo que salir, me pidió te dijera que fueras a casa y que allí se verían —le hizo saber la castaña luego de haberse saludado con una reverencia.

—Tomaré algo antes de irme —indicó Taehyung mirándola de arriba a abajo—. Que sea Whisky en las rocas.

—Bien, hay un salón VIP disponible, Mi-suk te llevará —comentó mientras le hacía ademán a uno de las camareras que vestía un conjunto demasiado provocativo para solo ser camarera.

Taehyung siguió a la chica por las escaleras hasta llegar al salón en el balcón que quedan a frente a frente al escenario.

—¿Desea algo más?, ¿quiere el ver catálogo de las demás de compañía? —La pregunta de la chica tomó a Taehyung por sorpresa, nunca le propusieron el "catálogo", asumía que todos sabían que él y Jungkook eran pareja.

—¿Eres nueva? —preguntó Taehyung desabotonado su saco y dejando reposar sus brazos abiertos en el respaldo del sillón rojo.

Se notaba que estaba siendo entrenada por Monique, lucia demasiado joven para estar en un lugar como ese, al preguntarle supo que apenas tenía 19 años de edad. Cuando las manos de la chica empezaron a temblar, eso solo le confirmo que no estaba allí porque quería, en realidad la mayoría de las mujeres en ese lugar fueron recogidas de la calle.

Taehyung se aseguró de hacerle saber que era la pareja de Jungkook, y le sorprendió un poco la percepción que ella tenía de Jungkook, no lo veía como "un desalmado torturador". Era cierto lo que se rumoreaba de Jungkook, no era el más santo, pero no era un monstruo.

Si, tenía sangre en sus manos, mucha en realidad, eso no lo hacía exactamente una buena persona, pero algo positivo si tenía y es que era empático con todos. Quizás por eso la chica en lugar de temerle como la mayoría o pensar que era un horrible hombre, un asesino, lo veía simplemente como un hombre que le tendió la mano.

Sabía que la chica había pasado por algo, lo confirmó en cuanto ella confesó que temía que él le pediría hacer algo indebido a lo que no podría decir que no o perdería lo que tenía en el burdel. Tal y como lo esperaba ella no estaba allí para servicios sexuales, fue por eso que le pidió a la chica que si alguien intentara obligarla a hacer algo se lo dijera directamente a Jungkook, no a Monique.

—Jungkook viene aquí seguido, puede tener cara de odioso, pero no lo es, te escuchará y se hará cargo si le dices que alguien intentó tocarte cuando no estás aquí para eso —le aseguró Taehyung.

En cuanto la chica hizo una reverencia en agradecimiento, Monique irrumpió en el lugar con una botella de Whisky en las manos y dos vasos con cubos de hielo, lo que hizo que Mi-suk desapareciera por el pasillo.

La castaña intentó averiguar de qué hablaba Taehyung con la chica, pero este la detuvo en seco y por el tono de voz que usó Monique decidió irse, pero la voz del rubio la detuvo.

—Tomate algo conmigo —le pidió Taehyung. Monique se sentó a su lado mientras éste servía Whisky en ambos vasos y disimuladamente le pasó el que ella había dejado frente a él.

No confiaba ni un poco en ella.

—Admito que esto es un poco raro —susurró Monique antes de darle un sorbo a la bebida.

—¿Raro por qué? Solo estás compartiendo un trago con el novio de tu jefe y amigo —especificó Taehyung sentándose de lado para poder apreciar mejor el show.

—Bueno, no es como si tú y yo fuéramos los mejores amigos —susurró Monique peinando su cabello y levantando una ceja.

—Tengo mis razones —afirmó Taehyung—. Te preguntaré algo y quiero que seas completamente sincera.

—Dispara.

—¿Desde cuándo te gusta Jungkook? —preguntó moviendo en círculo el vaso en su mano provocando un tintineo con el chocar de los hielos en el vaso.

—¿Qué es lo que sabes? —preguntó Monique viendo como Taehyung mantenía su mirada en el vaso.

—¿Qué es lo que crees que no debo saber? —contraatacó el rubio al levantar su mirada.

—Supongo que ya sabes del beso.

—¿A eso se le puede llamar beso? —cuestionó Taehyung alzando una ceja.

—¿Quieres saber los detalles? —preguntó la castaña con una sonrisa provocativa.

Taehyung solo optó por reír bajito y no responder hasta que ello lo hiciera.

—No sé desde cuando me gusta, solo sé que me gusta y mucho.

—Entonces no entiendo porque lo haces —masculló Taehyung.

Sabía que ese era el momento perfecto para confirmar lo que Namjoon le había contado sobre ella. Él ni siquiera había confirmado que se trataba de Monique, pero todo apuntaba a que era ella, no podría ser otras personas y de todos modos estaba allí para averiguarlo.

—¿Hacer qué?

—Namjoon.

Ese nombre fue lo que único que tuvo que decir para dejarle claro que él sabía de su traición hacía la persona que más confiaba en ella, misma que ella aseguraba le gustaba mucho. Taehyung observó la reacción de Monique y notó que esta no se sorprendió ni un poco, en cambio hasta tuvo el descaro de reírse.

—No pensé que fueras a enterarte tan rápido —comentó con una sonrisa de lado.

—Dices quererlo y lo traicionas de la peor manera, ¿sabes lo mucho que el confía en ti? —preguntó Taehyung dejando su vaso sobre la mesita junto a él para llevar toda su atención a la castaña.

—Y es precisamente porque el confía en mí que sería un intento completamente inútil el que le cuentes sobre esto, no te creerá, confía a ciegas en mí y tú no quieres estar mal con el ¿cierto?

Taehyung la observó con una sonrisa cínica sin poder creer que ella realmente lo estaba chantajeando con total tranquilidad. Lo peor de todo es que tenía razón, si Jungkook confiaba tanto ella sería un desperdicio siquiera sugerir que Monique lo ha estado engañando quien sabe desde cuándo.

—Maldita —escupió Taehyung sin apartar su mirada de la mujer frente a él que no dejaba de sonreír con descaro—. Tarde o temprano él se enterará y no creo que sea compasivo contigo.

Taehyung se levantó de su lugar y acomodó su traje dispuesto a irse a casa, Jungkook debía estar llegando, esperaba que así fuera.

—Si fuera tú, tendría miedo —opinó el rubio haciendo su camino hasta la puerta.

—¿Es eso una amenaza? —preguntó al ponerse de pie mientras sostenía su teléfono en manos.

—No, para nada.

Taehyung salió de allí con una sonrisa a medias que Monique pudo ver antes de que desapareciera de su vista, mientras caminaba por el pasillo casi a punto de bajar las escaleras se encontró con dos hombres que acercaban a él, no esperó para nada recibir múltiples golpes en su abdomen y costillas, lo que solo lastimaba los golpes de la noche anterior y si no hubiese sido por eso habría sido capaz de defenderse, pero solo pudo inclinarse mientras se quejaba.

Les había pedido a sus escoltas que esperaran en la entrada, después de todo estaba allí por Jungkook, se supone que en su cabaret y con el presente no había de que temer. Claramente se equivocó.

Intentó esquivarlos y solo lo logró con algunos puñetazos, pero terminó con un fuerte golpe en la mandíbula y el abdomen que casi le hizo retorcerse de dolor.

—No te atrevas a decir algo —amenazó uno de ellos. Tratando de recomponerse ladeó la cabeza hacia donde se dirigían y desde allí vio a Monique parada desde el umbral del salón donde se encontraban antes, y pudo ver en su rostro una sonrisa llena de arrogancia.

Prácticamente tuvo que arrastrarse hasta la salida con una mano en su abdomen, podía sentir el sabor metálico de la sangre en su boca.

—Señor, ¿qué pasó? —cuestionó su chofer al verlo llegar encorvado.

—Solo llévenme a la casa de Jungkook —ordenó con dificultad.

Con ayuda se subió al auto y durante todo el camino cerró sus ojos deseando llegar pronto. Ese día no podía ser peor, tan solo necesitaba estar con Jungkook y el día no sería un completo desastre.

Mientras, el pelinegro se paseaba de un lado a otro mientras secaba su cabello húmedo por la reciente ducha, hacia un poco de frío esa noche así que decidió usar su pijama de camisa de cuadros y pantalones largos.

Bajaba las escaleras con el teléfono en el oído llamando una vez más Taehyung, era raro que a esa hora de la noche no había llegado. Colgó la llamada en cuanto vio a al rubio siendo sostenido por sus escoltas.

—¿Qué te pasó? —preguntó alarmado extendiendo automáticamente sus brazos para poder sostener a Taehyung, quien abandonó el apoyo en sus escoltas para apoyarse en los brazos que ya conocía hasta llegar al sofá azul de la sala de estar.

—Fue por andar a pie por el barrio, pero solo me lastimaron los golpes de ayer —respondió el rubio apretando sus ojos por el terrible ardor en las zonas golpeadas.

—Tus nudillos están hechos un desastre —señaló Jungkook caminando a pasos apresurados en busca de las cosas que necesitaría para curar a Taehyung.

Para cuando el pelinegro volvió, se apresuró en quitarle el saco y desabotonar su camisa, tan solo tener que moverse provocaba que se quejara del dolor. Jungkook pasó sus dedos por todos los moretones en su abdomen y costados, dejó la compresa fría sobre la zona que peor se veía, lugar donde Taehyung la sujetó con un ceño fruncido por el contacto del frío con su piel.

Jungkook se sentó a su lado y tomó su mano con delicadeza para poder limpiar sus nudillos llenos de sangre.

Taehyung aprovechó que el silencio para preguntar sobre la chica nueva, por la cara que puso su novio supo lo mucho se sorprendió, pero aun así terminó contándole que la familia la estaba drogando para prostituirla.

—¿Y tú no estás haciendo lo mismo? Me refiero a prostituirla, es muy joven Jungkook.

—No está allí para eso, mientras esté aprendiendo los actos, servirá bebidas. No todas las mujeres en el Cabaret son prostituidas y lo sabes —le aseguró Jungkook aún sin mirarlo a la cara.

—¿Sabes que Monique lo hará cierto? Vender su cuerpo.

—Monique no hará eso, Tae —puntualizó el pelinegro dejando de lado el algodón ahora lleno de sangre.

Esa era la señal que el rubio necesitaba para saber que no debía siquiera mencionar lo que sabía de Monique o hacer notable su desconfianza hacia la chica, solo quedaría como un novio celoso obsesionado.

El silencio se hizo presente, solo se podía escuchar la respiración forzada de Taehyung y de vez en cuando algún que otro quejido cada vez que Jungkook le colocaba alcohol en los nudillos.

—Cámbialo de lugar —le pidió el pelinegro con su mano sobre la de Taehyung para que éste colocara la compresa fría en otro de sus tantos moretones.

Taehyung llevó su mirada al pelinegro que extrañamente se mantuvo en silencio todo el tiempo, cuando por lo general el estaría haciendo preguntas o discutiéndole por no haber tenido cuidado. No había nada de eso y le pareció raro. Estudió sus movimientos, vio cómo se mordía el labio inferior y hacía todo con lentitud, como si estuviese haciendo tiempo. Lo conocía lo suficiente como para saber que estaba pensando algo.

El rubio se sorprendió cuando Jungkook de repente se volteó, quiso apartar la vista al instante, pero aquella mirada de su novio impidió que pudiera hacerlo. Observó como este llevó su mano a su mejilla, movió su rostro de un lado a otro con cuidado verificando que no tuviese otras heridas.

La mirada del azabache viajó de los labios, a las mejillas del rubio hasta caer en sus ojos, y allí se detuvo. Lo miró sin siquiera pestañear, se perdió en su mirada y se dio cuenta de que se enamoró perdidamente de aquel hombre. Lo había atrapado de una forma bastante peculiar e inesperado para ambos.

Jungkook apartó su mano del rostro de su novio, pero mantuvo su mirada en sus ojos. Lo amaba con tal intensidad que ya ardía en su pecho tan solo con mirarlo, lo apreciaba más allá de su apariencia. Lo amaba y ya no había forma de volver atrás, no podía deshacerse de aquel sentimiento nunca y tampoco quería hacerlo.

Taehyung lo vio algo confundido por su repentino silencio, estaba seguro que quería decir algo, pero no se animaba a hacerlo. Cuando estuvo a punto de preguntarle este apartó su mirada y volvió su atención a su mano.

Una vez más solo hubo silencio entre ellos.

Tae —lo llamó Jungkook terminando de limpiar los nudillos de Taehyung.

Jungkook sabía que era el momento perfecto para decirle, pero todo el valor que tuvo la noche en la que supo que lo amaba no estaba allí. En cambio sólo sentía miedo, por primera vez sentía miedo de que no fuese recíproco, es decir, sabía que Taehyung lo quería, que le tenía cariño pero no estaba seguro de que ese querer fuese tan intenso como el suyo. Jungkook incluso estaba dispuesto a morir por él, así de grande eran sus sentimientos.

—¿Qué? —cuestionó Taehyung por segunda vez al ver que este no respondía.

Jungkook abrió la boca con la intención de decir lo que tenía guardado en el pecho, se quedó callado y luego intentó una vez más hacer que las palabras simplemente fluyeran.

—Debes tener cuidado. —Fue lo único que susurró.

Esta vez decidió callar, prefirió guardárselo. No quería arruinar lo que tenían, quería que las cosas se mantuvieran como estaban. No soportaría que se distanciaran.

—Lo tengo —contestó Taehyung observando cada movimiento de su novio. Había algo que le estaba ocultando y lo sabía, pero prefirió no empujarlo a hablar porque él también ocultaba algo.

Después de aquel memento fuera de lo normal entre ellos, Taehyung se dio una ducha mientras Jungkook preparaba algo rápido para cenar. Mientras comían en los taburetes uno al lado del otro, el rubio tomó la mano derecha del pelinegro y fijó su mirada en ese anillo de oro que antes le había puesto cuando dormía.

Sin decir una sola palabra y sorprendiendo a su novio, Taehyung le quitó el anillo y volvió a colocarlo en su dedo anular derecho. Jungkook no pudo evitar sonreír al ver aquella acción y no tardó en halagarlo diciéndole lo bien que le quedaba.

Durante la cena, después de la cena, cuando se preparaban para dormir, en ninguno de esos momentos el pelinegro dejó de mirarlo un solo segundo. Taehyung se dio cuenta de ello y notó que lo miraba completamente diferente a como lo hacía siempre, había algo en sus ojos. Brillaban, así como cuando está a punto de llorar y los ojos se cristalizan, la diferencia estaba en que la mirada de Jungkook no parecía triste, más bien estaba llena de admiración, cariño y algo más que no podía descifrar.

—Quiero abrazarte, pero no quiero lastimarte —susurró Jungkook cuando se sumieron en la oscuridad, listos para dormir.

—Si no me aprietas no lo harás —murmuró Taehyung.

Jungkook lo rodeó con su brazo con suma delicadeza y Taehyung sintió como este suspiraba en su cuello, sintió el roce de su nariz en el cuello seguido de un pequeño beso en la zona que hizo sonreír al rubio.

En ese momento, mientras lo abrazaba y sentía su fresco aroma a lavanda colarse por sus fosas nasales, decidió hacerlo. Estaba oscuro y Taehyung no lo vería sonrojarse o avergonzarse.

Kook.

Tae.

Se llamaron al mismo tiempo en un suspiro, mientras la voz de Taehyung se escuchó calmada, la de Jungkook sonó un poco temblorosa.

—Tú primero —le pidió Taehyung con la misma voz relajada. Se estaba quedando dormido.

—Y-yo creo, no, e-estoy seguro... —balbuceó suspirando aún sin poder ser capaz de decir lo que sentía.

Era la primera vez que le decía a alguien que lo amaba, siquiera lo había hecho con su familia. Pensó que sería más fácil, pero resultó ser más complicado de lo que esperaba.

—Solo dilo, cariño —masculló Taehyung.

Le había llamado "cariño", ese simple apodo hizo que el corazón de Jungkook diera un vuelco, nunca lo había llamado de esa forma y el tono de voz que uso fue tan cálido y afectuoso.

—Te amo —murmuró apretando sus ojos. Ya lo había dicho, se liberó de aquello y no había vuelta atrás.

Solo hubo silencio. Un silencio que pareció eterno para el pelinegro.

Taehyung estaba sorprendido, no esperaba que aquello fuera lo que Jungkook intentaba decirle toda la noche, de repente su corazón se aceleró y las palabras de su novio resonaron en su cabeza como un eco. No sabía que decir, se supone que debía decirle que también lo amaba, pero lo puso en duda. Se preguntó si el también sentía lo mismo. Lo quería más de lo que había querido a alguien jamás, de eso no tenía dudas, pero ¿lo amaba?

—¿Qué es lo que ibas a decirme? —la voz de Jungkook interrumpió sus pensamientos.

—Iba a preguntarte que querías decirme antes, pero ahora lo sé —masculló Taehyung.

Estaba agradecido de que no podía verle la cara en ese momento, no sabría cómo mirarlo a los ojos sin sentirse mal por no responder lo mismo. Una vez más el silencio los invadió. Taehyung intentó decir algo, pero solo salió un sonido ronco de su boca.

—No tienes que responder —le aseguró Jungkook con notable aflicción en su voz—. Solo quería que lo supieras.

Taehyung apretó sus ojos y se mordió el interior de las mejillas con nerviosismo. Otra vez ese silencio.

—Descansa —murmuró Jungkook deslizando su mano hacia atrás con la intención de deshacer el abrazo, pero las manos de Taehyung lo detuvieron antes de que lograra hacerlo.

—No, no te alejes, por favor —casi le suplicó apegándose aún más al cuerpo de su novio y entrelazando sus piernas.

No quería que Jungkook se sintiera triste o mal porque él no era capaz de decir las mismas palabras.

Aunque le molestaran los moretones en su abdomen y la mano de Jungkook rozándole en esa zona, no dijo nada, porque quería hacerle sentir que aquello no había sido un rechazo, sino que simplemente no estaba listo. Prefirió sentir incomodidad a hacer sentir mal a Jungkook, y aunque no lo expresara en palabras, eso también era amor. Estaba sacrificando su propia comodidad por la del otro.

***

Al día siguiente ambos esperaban que las cosas no fueran incómodas mientras buscaban a la persona que se supone sabía dónde su padre había guardado todo ese dinero, pero si fue algo incómodo.

El trayecto en el coche y en el avión no cruzaron más de tres palabras. Aun cuando volvían a Corea repletos de dinero que utilizarían para enfrentarse a sus enemigos con garras y dientes, no hubo intercambio de palabras y Taehyung odiaba que las cosas se hayan vuelto así de tensas entre ellos, por lo que intentó hacer conversación de lo que sea.

Agradecían haber hecho el viaje en el jet privado de Jungkook, el viaje fue más rápido de ida y vuelta, además de que no podían pasar tanta cantidad de dinero a sus cuentas bancarias en Corea. Así que casi todo iba en efectivo y era mucho.

Decidieron dividirlo en partes iguales y cada quien lo guardaría en su búnker que caja fuerte inmediatamente aterrizaran. En cuanto llegaron a su destino dos coches los esperaban en al hangar, cada uno se iría por separado.

—Te veo en la casa —susurró Jungkook besando la frente de Taehyung antes de hacer su camino a su auto.

Kook, ¿estamos bien? —preguntó Taehyung tomándolo del brazo.

—Sí, ¿por qué no lo estaríamos? —cuestionó Jungkook mirándolo directo a los ojos. Taehyung solo asintió y lo dejó ir. No apartó su mirada hasta que lo vio desaparecer con sus escoltas.

Jungkook suspiró con pesadez en el interior del auto, sabía que no era buena idea decirlo, pero no podía guardárselo un segundo más, él siempre ha sido honesto respecto a sus sentimientos por qué no habría de serlo con Taehyung.

Lo malo estaba en que Taehyung no había dicho una sola palabra acerca de ello, no dejaba de pensar por qué no le había dicho que lo amaba también, quizá porque no se sentía igual; entendería si al menos fuese sincero y le dijera que no sentía lo mismo, de todos modos, no es como si le dolería menos si se lo ocultaba.

Jungkook pensó qué tal vez no se sentía preparado para tener esa clase de sentimientos hacia otra persona que no fuera el mismo, como siempre, intentó ponerse en su lugar y entenderlo. Taehyung pasó por una experiencia que le marcó de una forma bastante negativa y casi permanente, así que también pensó que podría ser miedo. Nunca lo sabría a menos que él se lo dijera.

Durante todo el viaje fue en lo único que pensó, debería estar feliz de que tenían esperanza de acabar con los Shimizu con el dinero que ahora poseían, pero solo podía pensar en porque Taehyung no le dijo que lo amaba o tan siquiera algo más, cualquier otra cosa, pero una respuesta. Quería una respuesta, aunque le asegurara que no necesitaba una, en el fondo era lo que esperaba de él.

Al llegar a la pequeña cabaña donde se encontraba su búnker, se detuvieron en esa parte en la que sus escoltas ya no podían seguir con él por seguridad de mantener el lugar secreto. Con el maletín en manos caminó sobre las hojas de los árboles y la grama hasta llegar a ese caminó de piedras que lo conduciría hasta la cabaña. Miró a su alrededor y apreció el color verde de los altos arboles a su alrededor.

Subió los pequeños escalones hasta llegar a la llanura. Una vez delante de la puerta ingresó el código de acceso y presionó su huella para poder entrar al lugar. Todo seguía tan intacto como lo dejó su abuelo, aunque con algo más de polvo; los dos sillones rojos de cuero le trajeron recuerdos de su infancia cuando visitaba ese lugar con su abuelo, se sentaba allí a leer y disfrutar del caliente de la chimenea los días de invierno.

No fue hasta que se hizo un adulto que se dio cuenta de que allí fue en el único lugar que realmente se sintió amado por alguien, el único lugar en el que pasó tiempo de calidad con su abuelo, a quien siempre consideró como su única familia a pesar de que fue un hombre muy recto y exigente con él.

Jungkook se abrió paso por el piso de madera hasta llegar a la puerta de seguridad de lo que en realidad era el búnker, en el interior guardaba sus armas, dinero y archivos importantes. Al salir de aquella habitación se encontró con una sorpresa que le hizo cerrar la puerta del búnker inmediatamente.

Un grupo de tres hombres se encontraban en el interior de la cabaña y los tres armados. En un intento rápido de sacar el arma de fuego de sus bolsillos, otro hombre apareció detrás de él presionado una pistola en su sien y obligándolo a dejar caer su arma al piso.

—¿Quién los mandó? —cuestionó Jungkook.

Solo él y su familia conocía aquel lugar y solo él tenía tenían acceso a las contraseñas para poder entrar, no dudaba de que aquello era obra de su "familia".

—Si aceptas deshacerte de Kim Taehyung, no te haremos nada —demandó el hombre que aún mantenía la pistola presionada en su frente.

—Fue mi tío, ¿cierto? —cuestionó.

—Lo que se sabe no se pregunta.

—Mi respuesta sigue siendo la misma, mi familia se puede ir mismísimo infierno —les riñó en voz alta.

—El que se ira al infierno será otro.

A Jungkook no le dio a tiempo a reaccionar cuando sintió un fuerte golpe en su abdomen mientras otros dos lo sujetaban por los brazos. Con sus pies pateo la entrepierna de quien inició aquellos golpes y un quejido de dolor se escuchó por todo el lugar.

Intentó con todas sus fuerzas deshacerse del agarre de sus rivales, pero sus movimientos solo lo agotaron aún más. Estaba en completa desventaja con sus atacantes, él era uno solo y estaba desarmado. No había mucho que pudiera hacer, pero aun así lo intentó hasta que ya no lo soportó.

Le pegaron hasta el cansancio, la respiración de Jungkook se volvió irregular mientras uno de ellos lo sujetaba fuertemente por el cuello, mientras recibía puñetazos y fuertes golpes en todo su cuerpo. Un fuerte golpe en su nariz y cerca del ojo fue lo que terminó aturdiéndolo.

Levantó la mirada completamente exhausto, y buscó a sus atacantes cuando ya no sintió recibir más golpes, quienes los sostenían lo dejaron ir abruptamente haciendo que éste cayera de rodillas. Con la vista algo nublada buscó algo con que defenderse, como pudo alcanzó las tenacillas de la chimenea y la empuñó con la poca fuerza que le quedaba. Aún no podía ver con claridad, pero estaba seguro de que había alguien delante de él, cuando intentó levantarse y pegarle a quien sea que estuviera en frente suyo, sintió una punzada en su costado derecho.

Jungkook abrió los ojos del dolor que atravesó toda su espina dorsal, llevó su mano a la herida y vio cómo la sangre empezaba a salir de su cuerpo. Fue apuñalado y la zona empezaba a sentirse muy caliente.

Cuando pensó que se había terminado, que solo estaban allí para darle una paliza, se apoyó en sus manos sobre el piso tratando de recuperar la compostura, apretó la herida para evitar que más sangre saliera, pero una vez más volvió a sentir como su cuerpo era apaleado.

En ese momento dejó de pelear, pensado que quizá se merecía todo aquello, quizá era el karma por haber hecho tantas cosas malas, por haber torturado a tantas personas y acabar con sus vidas. Cuando sus atacantes lo dejaron allí tirando desangrándose, pensó que se lo merecía por haber decepcionado a su familia, a su abuelo, por ser homosexual.

Apretando tanto como podía la herida buscó su móvil y lo vio demasiado lejos para la poca energía que le quedaba. Entre quejidos y un dolor insoportable se arrastró por el piso hasta llegar al teléfono, con manos temblorosas y llenas de sangre le marcó a Taehyung. Si iba a morirse allí desangrado lo último que quisiera escuchar era la voz de Taehyung.

—Jungkook, ¿Por qué no has llegado a casa? Esta casi anocheciendo.

Tae —murmuró con voz entrecortada, con la mirada en el techo, sintiéndose algo mareado—. A-ayúdame —lloriqueó cuando su vista empezó a nublarse aún más.

¿Por qué no me amas? Es lo que realmente quería preguntar, quería saberlo, pero eso no fue lo dijo.

—Te amo, ¿tú me amas verdad? —preguntó cómo voz entrecortada.

—Jungkook, ¿dónde estás? Voy para allá, Kookie iré por ti ¿sí? —le aseguró Taehyung con la desesperación notable en su voz.

—Te amo, Kim Taehyung —balbuceó ahora con los ojos cerrados.

Necesitaba escucharlo de sus labios, quería escuchar a Taehyung decirle que lo amaba, pero cuando éste estuvo a punto de decir algo la llamada se entrecortó y ya no pudo escucharlo más.

Inmediatamente Taehyung recibió aquella llamada extraña de Jungkook, se dirigió directamente a lugar donde se supone que el guardaba sus cosas importantes. Con el corazón acelerado y las manos temblorosas, lo primero que hizo fue llamar a su doctor, no podía llamar una ambulancia, no quería tener que dar explicación cuando la policía siempre ha mantenido un ojo en ellos dos esperando a que metieran la pata en cualquier momento, por eso debían ser cuidadosos en todo lo que hacían.

—¡¿Dónde está?! —preguntó alarmado a los escoltas que se supone debían estar con el pelinegro.

—Llegamos hasta aquí con él, no nos permite ir más allá —respondió uno de ellos.

—¡Maldición Jeon! —se quejó sacando su móvil una vez más. Tecleó lo más rápido que pudo y buscó rápidamente la última ubicación de Jungkook.

Sabía que estaba en peligro y debía apresurarse para encontrarlo y no hacerlo cuando sea muy tarde. La forma en la que le hizo saber con insistencia que lo amaba le hacía sentir peor, estuvo a punto de darle la repuesta que quería escuchar cuando la llamada fue cortada y eso le asustó aún más. Nunca había escuchado a su novio hablar de esa manera, incluso le pidió ayuda, eso solo le confirmaba que algo muy malo había sucedido y tenía mucho miedo de lo que podría encontrar.

—Compartiré mi ubicación contigo, para que lleves al doctor en cuanto llegue, podría estar herido —explicó Taehyung antes de emprender su camino dentro del bosque frente a él con dos escoltas a su lado.

Al ubicar la cabaña de ladrillo y como la puerta se mantenía abierta corrió tan rápido como pudo dejando a los escoltas detrás, sus ojos se abrieron cuando se encontró con aquella imagen que le oprimió el corazón y casi lo dejó sin respiración. Jungkook se encontraba en el piso con mucha, demasiada sangre a su alrededor y el móvil aun en sus manos.

Siente sus piernas flaquear y termina cayendo de rodillas frente al cuerpo de Jungkook, con su corazón latiéndole desbocado en el pecho y sus manos temblorosas, sin terminar de asimilar lo que tenía en frente.

—Jungkook, no, no, no —se lamentó buscando con desesperación la hemorragia para evitar que más sangre saliera, no le importó ensuciarse la ropa y las manos, solo quería que Jungkook se mantuviera despierto, que abriera sus ojos para poder decirle que todo estaría bien.

Llevó sus manos hasta la muñeca y el cuello del pelinegro y solo comprobó lo que ya temía, su pulso era demasiado débil, casi ni se podía sentir. Entonces entró en pánico y con desesperación se quitó el saco y apretó con fuerza alrededor de la herida que ya había ubicado. Intentó reanimarlo una y otra vez, pero nada pasaba.

—Vamos Jungkook, no, no puedes irte así, despierta, joder despierta —suplicó sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas.

Se rehusaba a dejarlo ir sin decirle lo que tanto deseaba escuchar de su parte, una gran culpa invadió su interior en combinación con la desesperación y la angustia. Se acercó al rostro de Jungkook y lo sujetó con ambas manos pegando su frente a la suya para luego susurrar:

—Yo también te amo, joder te amo con todo mi ser, por favor no me dejes Kook —lloriqueó. Se arrastró hasta quedar detrás de él y dejarlo reposar contra su abdomen, buscó aferrarse a su cuerpo con necesidad.

—Vas a estar bien, me oyes, vas a estar bien —sollozó con su mano alrededor del pecho del pelinegro. Cuando escuchó pasos acercarse sacó su pistola y apuntó hacia la puerta solo por si acaso.

Mientras se aferraba al cuerpo casi sin vida de Jungkook, se arrepintió como nunca en su vida por no haberle dicho que lo amaba cuando tuvo la oportunidad, ahora se le estaba yendo la vida en sus manos y el no podía escucharlo. Escuchar lo mucho que lo amaba.

Termine este capítulo llorando, no me maten, pero hasta ahora este ha sido mi favorito🤧

Este capítulo con todo y lo mucho que corte siguió siendo muy largo, espero que no haya sido cansino de leer y que les haya gustado.

¿Qué les pareció? Según mis notas los dos próximos capítulos serán los últimos, ¿que esperan ver o que creen que pasará después de esto?, ¿creen que Jungkook sobreviva y Tae finalmente pueda decirle lo que siente?

Nos leemos en la actualización del domingo💜

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