12.2 Fate of the Clockmaker

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«La ley nunca ha sido mi amiga, mataría de nuevo para no hacer tiempo. Nunca deberías confiar en mi tipo, soy un hombre buscado. Tengo sangre en mis manos, ¿lo entiendes?» Royal Deluxe.

Los dos días pasaron muy rápido para Jungkook y Taehyung, la mejor noticia que tenían era que Namjoon había mordido el anzuelo, el plan iba a la perfección y hasta les pareció que su rival había caído tan rápido. Al principio les pareció sospechoso, pero se echaron para atrás, ya habían iniciado y debían terminar.

Durante esos días estuvieron trabajando para mantener sus locales a flote, y se mantuvieron en constante contacto con Jimin y Minjae, quienes a fin de cuentas eran los que mantenían comunicación con Namjoon. Se aseguraron de usar un teléfono irrastreable y no dejaron de entrenarse para ese día.

Se dedicaron a enfocarse en ello, solo necesitaban a Namjoon dentro de ese teatro, por el momento solo se concentraron en los Yangaban, los Shimizu podían esperar, además, era más fácil engañar a los Yangban cuando se trataba del archivo. Ambos conocían las ansias de poder del hermano de Taehyung y eso mismo es lo que terminaría destruyéndolo.

Jungkook se encontraba parado frente al espejo mientras se colocaba los aretes que había decidido usar esa noche, ya estaba preparado para todo, debajo de su camiseta cuello tortuga llevaban puesto el chaleco antibalas, sería algo incómodo llevarlo puesto toda la noche, pero debía protegerse, no sabía lo que ocurriría con exactitud así que debía prevenir cualquier desgracia.

Taehyung terminaba de acomodar sus navajas entre sus zapatos, algo que nunca le podía faltar, se debatió mentalmente si debía usar su collar de perlas, quedaba perfectamente con su camisa cuello tortuga color azul marino y su traje rosado, harían un contraste de colores estupendo, pero decidió no usar el collar, no quería perder una joya tan preciada en medio de una balacera.

Esperó a Jungkook sentado en uno de los taburetes de la cocina mientras preparaba sus municiones, guardaba su pistola entre sus pantalones y la cubría con su gabardina negra con diseño de pintura salpicada. Abotonó su saco rosado de cuello V y al ponerse de pie se topó con la silueta de Jungkook bajando las escaleras con su pistola en manos.

En cuanto sus miradas se encontraron se quedaron paralizados ante la hermosura de ambos, Jungkook miró de arriba a abajo a Taehyung y le sonrió al ver lo bien que le quedaban todos esos colores, para él Taehyung era la única persona capaz de llevar ese tipo de traje y lucir extremadamente espectacular, no había una sola cosa que le quedara mal.

Por otro lado, Taehyung no podía apartar la mirada del cuerpo de su novio, quien llevaba un traje completamente negro que le daba esa aura de dominancia y poder. Su cabello había crecido un poco más así que lo llevaba por el cuello casi llegándole a los hombros, igual vestía una camisa cuello tortuga, pero negra y sobre él una gabardina del mismo color, lucia poderoso y fuerte.

—Te ves demasiado bien —halagó Jungkook.

—Tu igual —elogió Taehyung devuelta con una gran sonrisa.

—¿Listo? —preguntó Jungkook tomando la mano del rubio hasta llegar al auto que lo esperaba en la entrada de la casa del pelinegro.

Como era de esperarse su llegada captó la atención de todos, caminaban juntos con sus hombros y manos rozándose, sus pasos estaban sincronizados mientras se aproximaban hacia la sala de espera del teatro principal donde se llevaría a cabo el concierto de la Orquesta Filarmónica de Busan.

Más que socios, lucían como una pareja. Una pareja poderosa e intimidante, era imposible no llamar la atención, menos cuando seguían siendo la comidilla de todo Busan, que estuvieran juntos en lo que parecía ser una "cita" daba mucho de qué hablar. Todos sabían que eran mafiosos, pero nadie tenía como comprobarlo y eso les daba poder.

—Las mujeres detrás de ti no dejan de mirarte, apuesto un millón de won a que una se acerca y se ofrece como voluntaria para...

—Si quieres que te bese aquí mismo puedo hacerlo sin problema, ¿quieres que lo haga? —cuestionó Jungkook con seriedad, una que Taehyung no notó hasta que llevó su mirada al pelinegro a su lado.

—¿Qué pasó con lo mantenerse bajo perfil? —preguntó el rubio con una ceja levantada.

—Es lo que único que me detiene en este momento, pero ganas no me faltan —admitió el azabache ladeando su cabeza para luego sonreírle.

—Atraes demasiado a las mujeres, eres como miel y ellas a abejas —consideró Taehyung paseando su mirada por todo el lugar esperando encontrarse con Jimin o Minjae, al no verlos cerca supuso que debían estar preparándose para su presentación.

—¿No crees que deben estar preguntándose por qué mi mano está en tu cintura desde que llegamos? —preguntó Jungkook en un susurro.

Taehyung siquiera se había dado cuenta de que Jungkook tenía una mano en sus caderas, lo que lo mantenía bastante cerca de su cuerpo. Estaba demasiado preocupado viendo a esas mujeres mirando a Jungkook más de lo que le gustaba. Sonrió penoso al darse cuenta de la situación, bajó la mirada apretando su nariz y se rio bajito acercando su rostro al cuerpo al pecho de Jungkook.

—No llamemos más la atención, es lo que menos queremos hoy —le pidió Taehyung a lo que el pelinegro solo asintió y retiró su mano con lentitud, sin realmente querer apartarse.

Una vez dentro de la sala, Jungkook y Taehyung buscaron sus asientos en el balcón que reservaron, les resultaba más cómodo apreciar todo lo que pasaba desde allí, más cuando tenían una vista casi completa de todo el teatro y el escenario. El rubio buscó con la mirada al líder de operativos de su clan, quien le hizo una señal con la mano para que supiera que todo estaba en orden, a lo que Taehyung asintió.

Cuando las luces se apagaron, el público presente hizo completo silencio llevando su atención al telón rojo que fue levantado dejando a la vista a la Orquesta Filarmónica de Busan, el tema de la noche se llamaba precisamente "Persecución: el destino del relojero".

En cuanto se escuchó la música de los violonchelos, violines y tambores Taehyung dejó de buscar por todo el teatro y aunque no era amante de la música clásica, aquella llamó su atención por completo, se quedó fascinó al ver la destreza con que los músicos tocaban aquella pieza musical, como el maestro dirigía con la misma emoción.

Jungkook esperaba morirse del aburrimiento en aquella presentación, pero en cambio estaba inmerso en lo que tocaban los músicos, incluso movía su cabeza de su lado a otro con el ceño levemente fruncido por lo rápido que tocaban.

La sala se llenó de aplausos cuando terminó la primera presentación. Aún en la oscuridad Taehyung logró ver por el rabillo del ojo como alguien entraba al teatro, cuando ladeó la cabeza a su derecha notó la presencia de su hermano y como era de esperarse con Hoseok a su lado.

—Está aquí —susurró Taehyung a Jungkook.

—¿Dónde? —preguntó mirando a su alrededor curioso.

—Lo conocerás luego, tranquilo —le aseguró el rubio volviendo su mirada al escenario.

A medida que más avanzaba el concierto, Taehyung sabía que se aproximaba el cierre y eso significaba que cada vez estaban más cerca de que todo se saliera de control.

Namjoon se encontraba a tan solo dos balcones a su derecha y este siquiera se había percatado de la presencia de Taehyung. El rubio llevó su mirada a su jefe de operativos y le dio la señal para que su gente estuviese preparada; dudaba que su hermano hiciera algo con tantos testigos presentes, pero sabía que en cuanto viera a Jimin y Minjae sobre el escenario y a sus enemigos sentados a pocos metros, no iba a quedarse tranquilo viendo como pasaba todo.

Taehyung recibió una llamada de su asesor, quien se encargaba de vaciar todo el lugar, cuando bajaron el telón le confirmó que los únicos en el Centro Cultural Busan eran los presentes en aquella sala, todo estaba saliendo de acuerdo al plan y esperaba que se mantuviera de esa forma hasta el final.

El telón rojo fue levantado y el teatro se sumió en un silencio sepulcral, los reflectores alumbraron la silueta de Jimin en medio del escenario, quien vestía un traje azul oscuro con una camisa blanca y su cabello rosa peinado hacia atrás, llevó su violín hasta su hombro e inició con una melodía cargada de sentimiento.

El sonido del violín era tan exquisito que los hacía cerrar los ojos automáticamente, podían sentir que estaban en el paraíso; la melodía del violín se detuvo y en ese momento los reflectores dejaron ver la presencia de Minjae sentado frente al piano de cola que brillaba tanto como el chico que lo tocaba, sus dedos se deslizaban sobre las teclas del piano con suma delicadeza y destreza.

Taehyung sabía que tocaba el piano, pero nunca lo había visto hacerlo, se sorprendió al ver a un Minjae completamente diferente, estaba entregado en lo que tocaba, se notaba la pasión en sus movimientos.

Las luces del escenario se encendieron y en ese preciso momento se detuvo la música para luego iniciar una melodía diferente y mucho más emocionante.

Llegaron a un punto en el que Jungkook llevaba su mirada de Jimin a Minjae en segundos, parecían estar jugando a lanzar la pelota con las melodías, uno se la pasaba a otro de una forma tan sutil y sorprendente que le sorprendió lo bien que tocaban juntos.

El teatro estaba lleno de personas que tenían su completa atención en los dos interprete en el escenario, pianista y violinista que juntos interpretaban una canción que fue ascendiendo cada vez más en un ritmo apresurado que mantenía el pulso acelerado de todos los presentes, era como presenciar en vivo la música de alguna película de acción y suspenso en la que la chica era perseguida por el asesino. Así se sentía.

Era imposible quitarles la mirada de encima cuando tocaban aquella melodía con tanta entrega y pasión que no era solo transmitida a través de la música, sino también de sus expresiones faciales, y el movimiento de sus cuerpos en cada nota entonada hacía de aquella pieza musical una obra arte.

Por más que Taehyung querían desviar la mirada a aquellos que estaban a dos balcones del suyo, no pudo. No podía dejar de apreciar la presentación que están siendo puesta escena.

Cuando la melodía bajo en ritmo y se hizo más lenta Taehyung ladeó la cabeza y sus miradas se encontraron, el tiempo pareció detenerse al igual que la pausa musical. Namjoon sonrió con cinismo al caer en cuenta en lo que pasaba en aquel teatro, se mordió el labio asintiendo con la cabeza.

Mientras ambos se enviaban dagas con la mirada, en el momento que la música tomó su curso normal, ese que iba a una velocidad que aceleraba el latido de sus corazones, notó aquella sonrisa maliciosa en el rostro de su hermano que no olvidaría jamás. La guerra había iniciado.

La forma en la que Jimin se entregaba por completo mientras tocaba el violín, como expresaba con todo su cuerpo los sentimientos que transmitía la canción, al igual que Minjae, quien tocaba el piano con furor, cada vez se podía sentir más la adrenalina en cada melodía.

—Creo que debemos evacuar ahora —le comentó Taehyung al pelinegro a su lado que seguía sumergido en la habilidad con la que se movían los dedos de Jimin en el violín, en el ceño fruncido del pelirosa mientras tocaba con casi rabia. Llevó su mirada a Minjae que igualmente tocaba el piano con la misma emoción que su novio, la química que tenían era increíble, ambo parecían estar en su propio mundo, ajenos a lo que estaba por suceder.

—Hazlo —susurró Jungkook sin apartar la mirada del escenario.

Taehyung vio las intenciones de Namjoon a medida que se acercaba el clímax de la música, solo bastó de una señal para que los líderes de operativos empezaran a sacar a las personas del lugar, lo que hizo sonreír sin gracia a Hoseok al ver lo que estaba pasando. A Taehyung le pareció muy raro que ellos estuviesen tan tranquilos, eso solo significaba que fueron allí con otras intenciones aparte de solo llevarse con ellos el archivo. 

—Prepárate —advirtió Taehyung recargado su pistola, listo para atacar. Barrió con la mirada el lugar y se dio cuenta de que solo quedaban quienes estaban en el segundo piso y los del balcón.

Su gente estaba esparcida entre los asientos del primer piso, las puertas fueron cerradas y los músicos en el escenario no se habían detenido. Jimin y Minjae eran ajenos a lo que pasaba a su alrededor hasta que se escucharon los disparos.

Jungkook se agachó, miró a su alrededor y se dio cuenta de que todos los balcones estaban llenos de la gente del clan Yangban, ellos sabían a lo que venían y aun así decidieron aparecerse.

Minjae asustado por las balas que iban de un lado a otro frente a él, se protege detrás del piano, pero Jimin no deja de tocar aun viendo como algunos cuerpos caían de los balcones y llenaban el piso de sangre.

El pelirosa llevó su mirada a Taehyung quien ahora se encontraban en el primer piso junto a Jungkook, ambos se escondían detrás de una de las columnas del salón, para luego salir con sus pistolas en manos disparando directo a los hombres que intentaban proteger a Namjoon.

Jimin estaba empeñado en terminar su presentación, no pensaba dejar de tocar en la mejor parte.

Cuando estaba a punto de terminar las últimas notas, ve como dos hombres se acercan al escenario corriendo y cuando el primero está casi llegando a su lado toca la última melodía, en el momento que lo apunta con la pistola Jimin lo fulmina con la mirada colocando una cuchilla bastante afilada entre las cerdas de crin de su arco, estira su mano hasta el cuello de su atacante haciéndole una cortada que lo deja en el piso desangrándose por el cuello.

Nota como el otro hombre se acerca a Minjae con la intención de dispararle, pero Jimin corta la muñeca con la que sostiene su pistola y atraviesa su pecho con el arco de madera del violín hasta que este termina desplomándose en el piso.

Agh, por eso no hago esto —se quejó tronando su cuello al moverlo de un lado a otro—. Sal de aquí.

—Jimin, ven conmigo, no es tu pelea —suplicó Minjae.

—Debo vengarme por la paliza que nos dieron aquella vez, saca tu arma y espérame en el parque —le ordenó Jimin escondiéndose detrás del piano—. ¡Vete! —le grita cuando Minjae intenta aferrarse a su cuerpo.

Taehyung ve por una fracción de segundos la escena en el escenario hasta que un hombre alto y robusto se interpone en su camino, Taehyung le sujetó con fuerza la muñeca desarmándolo al instante, giró sobre sus pies llevando la mano del hombre detrás de su espalda y se deshizo de él con un solo tiro en el pecho.

El sonido de un disparo qué pasó cerca de su oído, causándole un pitido incómodo, se agachó por reflejo y cuando se dio la vuelta para enfrentar a quien había disparado, vio como el arma caía de sus manos y como sus ojos se abrían desorbitados. Taehyung bajó la mirada y vio el arco de madera que atravesaba el pecho de su rival, se movió a un lado sorprendido y el cuerpo ahora lleno de sangre terminó en el suelo, levantó su mirada y se encontró con la de quien menos esperaba ver allí.

—Me debes una —le gruñó Jimin limpiándose con el dorso de la mano la sangre que salía de su nariz. Tenía el labio ligeramente partido y el arco de su violín estaba lleno de sangre, al igual que sus manos y su ropa.

Taehyung sabía lo que el pelirosa podría hacer, conocía perfectamente al Jimin que luchó junto a su padre contra los Yakuza y sabía que cuando iniciaba algo lo terminaba, también que era como una máquina asesina, no por gusto, sino por protección y en aquella época casi por obligación.

Ambos tenían algo en común, vivieron rodeados de armas, fueron entrenados para defenderse, la diferencia estaba en que Taehyung siguió ese camino, en cambio Jimin no retomó los negocios de su padre y se dedicó a lo que siempre le ha gustado, la música.

Tenía un pasado oscuro en el que tuvo que hacer cosas desde muy joven, cosas que aún le atormentaban en las noches, a veces se sentía como un desalmado y se refugiaba en la música. No quería volver a usar su violín para la violencia, pero una vez iniciaba a cobrar todas las que le debían, no podía parar hasta terminar.

Había sido entrenando para ser un maquina asesina y cuando tenía que sacar a relucir ese lado de su vida con tal de proteger a los suyos, lo haría sin dudar y sin piedad, ni siquiera necesitaba una pistola para ello. Después de todo había visto y hecho cosas peores en el tiempo que su padre estuvo vivo.

A Taehyung le sorprendió ver en Jimin esa mirada inexpresiva, le resultaba extraño verlo así luego de ver como derrochaban un montón de emociones en el escenario. Tenía esa mirada neutral y vacía que conocía muy bien porque la había visto antes, en sí mismo.

—Yo me encargo de los cinco que nos disparan y tú ayudas a tu modelo de Calvin Clain, te está buscando con desesperación —comentó Jimin aún ocultos detrás de los sillones rojos del teatro, tratando de esquivar las balas que iban dirigidas a ellos.

Taehyung localizó a Jungkook desde la entrada del lugar, quien miraba a su alrededor con desesperación logrando que el hombre frente a él se deshiciera de su agarre y le propiciara un golpe en la cara tan fuerte que le hizo escupir sangre. Taehyung contó hasta tres antes de salir de su refugio y concentrarse en limpiar el camino, pero no hizo falta, sus escoltas y Jimin lo cubrieron hasta que llegó a uno de las columnas en las que pudo ocultarse.

Todo a su alrededor era un completo desastre, cuerpos sin vida y ensangrentados en el piso, quejidos y disparos. Estaba en medio de la balacera con su hermano disparando desde un extremo del salón y del otro lado se encontraba Jungkook forcejeando con Hoseok, quien habían visto a Taehyung ocultarse detrás una columna e intentó dispararle a toda costa, tenía la orden de matarlo en cuanto lo viera, pero el pelinegro no le permitiría hacer aquello.

Jungkook logró desarmarlo al darle una patada en el pecho que terminó de desestabilizándolo, pero logró mantener el equilibrio y patear lejos el arma que el azabache intentaba alcanzar con desesperación.

El pelinegro pudo esquivar algunos golpes que iban dirigidos a él, pero otros no los vio venir, no cuando podía escuchar los quejidos de Taehyung en medio de tanto bullicio, necesitaba con desesperación deshacerse de Hoseok, quien sonreía con malicia mientras le pegaba una y otra vez en la cara.

—Maldito marica. —El pelinegro reunió todas sus fuerzas para quitárselo de encima y esta vez era el quien le pegaba sin parar, odiaba esas palabras, le hacía hervir la sangre de la rabia como también el hecho de que no podía ayudar a Taehyung y eso le enojaba aún más.

Taehyung presenciaba la pelea entre Hoseok y Jungkook, intentó llegar hasta ellos, pero fue acorralado por dos hombres que consiguieron quitarle la pistola cuando su mirada estaba puesta en el pelinegro, ya no se escuchaban tantos disparos y eso solo quería decir una cosa, o habían matado a toda su gente o ellos habían acabado con los hombres de Namjoon, mientras sacaba sus navajas de entre sus zapatos, el rubio esperaba que fuera la última opción.

Sonrió con malicia girando sus navajas estando en medio de los dos hombres armados que tenían su dedo en el gatillo, rápidamente cortó la muñeca de quien estaba más cerca de él y lo apuñaló en la yugular, corrió detrás de él y lo usó de escudo mientras el otro disparaba hacia él, pero terminó rematando a su compañero. Taehyung se apresuró en tomar su pistola en el piso y sin pensarlo dos veces, tiró del gatillo hasta dispararle tres veces en el pecho, hasta que quedó tumbado en el piso.

Busco con su mirada a Jungkook y entró en pánico al no verlo por ningún lado, con la respiración agitada, la sangre en su traje y rostro, cuando se dio la vuelta dispuesto a salir a buscar a su novio, impactó contra el pecho de alguien.

—Es un gusto verte al fin hermanito. —No hizo falta que levantara la mirada para saber que tenía a Namjoon frente a él—. La verdad no esperaba este tipo de reunión familiar.

—Pudo haber sido diferente, pero estás empeñado hacerme la vida imposible —opinó Taehyung con veneno, mirándolo directo a los ojos.

—Nadie te mandó a ser un maldito homosexual y romper una regla de oro para la mafia, si no hubieses sido líder hace tiempo que estarías muerto TaeTae —demandó Namjoon ajustando el chaleco que llevaba debajo de su saco azul metálico, pasando su mano por su cabello castaño con algo de volumen y mojado en la punta por el sudor.

—¿Si sabes que eso no me ofende cierto? —cuestionó dando un paso atrás. No le gustaba la postura de suficiencia que estaba tomando su hermano, era más alto que él y tenía mucha más masa muscular, pero no le tenía miedo porque siempre fue más torpe en cuanto a combate se trataba.

—Pero a tu querido novio sí que le molesta que lo llamen marica, por cierto, me encantaría conocerlo, ¿por qué no me lo presentas? —cuestionó Namjoon con una sonrisita cínica que mostraba los hoyuelos en sus mejillas.

Taehyung desconocía como su hermano sabía aquello, supuso que Hoseok se lo había contado, era la única manera de que lo supiera. Apretó sus puños tratando de contenerse y no lanzársele encima, tenía que actuar con sabiduría si quería atraparlo.

—¿Dónde está? —preguntó el rubio entre dientes aun escuchándose disparos y quejidos de fondo.

—Ay TaeTae que bajo has caído por un hombre.

—No me llames así —pronunció con desprecio.

—Olvidé que solo papá podía llamarte así, lo cierto es Tae, que yo no renunciaría al poder y el dinero ni por una mujer, hombre o lo que sea.

—¿Qué sabes tú de amor? —le preguntó fulminándolo con la mirada.

—Más de lo que crees —contestó en un susurro.

El silencio se hizo presente entre ambos, mientras se fulminaban con la mirada hasta que Namjoon rompió ese silencio luego de haber mirado a Taehyung arriba a abajo.

—¿Alguna vez te excitantes cuando dormíamos juntos? —preguntó con las cejas levantadas y una sonrisa de lado que solo aumentó sus ganas de pegarle.

—¡No te atrevas asqueroso! —vociferó Taehyung apuntándolo con el dedo—. Claro que no, no soy un maldito depravado o enfermo mental.

—Analiza tus palabras, ¿A qué clase de hombre en su sano juicio le gustan los penes? Solo a los que están mal de la cabeza.

—Maldito hijo de puta —bramó Taehyung lanzándole un puñetazo que fue directo la nariz.

Namjoon lo miró con desprecio mientras se limpiaba la sangre de la nariz y no tardó en contraatacar; Taehyung guardó su pistola, no necesitaba matarlo, no quería hacerlo, por eso prefirió irse a los golpes con él. Se sorprendió al ver lo bien que su hermano podía defenderse, se notaba que había estado entrenando.

Namjoon le pegó en las costillas una y otra vez, el rubio intentó esquivarlo o sujetarlo para evitar que siguiera usándolo como saco de boxeo, pero estaba en desventaja en tamaño y fuerza. Esperó a que se cansara de repartir golpes y le lanzó un puñetazo en la mandíbula consiguiendo aturdir al mayor, pero éste se apresuró a llegar hasta su hermano y lanzarle puñetazos que Taehyung esquivó con sus antebrazos.

En un movimiento Namjoon terminó colocándose detrás de su hermano e intentó ahorcarlo con su antebrazo. Taehyung intentó liberarse del agarre apretando el brazo del castaño, cada vez sentía que se le cortaba más la respiración; con la fuerza que le quedaba golpeó su pecho con su codo, pero este no cedía.

Cuando por fin fue liberado tuvo que apoyarse en sus rodillas para recuperar el aliento. Cuando se dio la vuelta vio a Jimin frente a Namjoon listo para atacarlo. No fue hasta ese momento que se dio cuenta de que el bullicio de los disparos se había detenido.

—Jimin, no te metas — le pidió apartando al pelirosa—. Busca a Minjae, vete, vete de aquí.

En cuanto Jimin salió corriendo de allí, Taehyung aprovechó la inestabilidad de su hermano para darle una patada en el pecho que terminó derrumbándolo, presionó su pie en la garganta de Namjoon aun sintiendo el ardor en su pecho debido a los golpes anteriores y el dolor en su cuello.

—¿Dónde está? —cuestionó Taehyung apretando el cuello del castaño—. ¡Habla!

Solo obtuvo como respuesta una risa que lo desconcertó.

—Hace rato que Hoseok se lo llevó afuera, posiblemente ya esté muerto —dijo con la voz entrecortada debido a la presión que ejercía Taehyung sobre su cuello.

—¿Adónde? —preguntó presionando un poco más.

—Al patio —balbuceó.

—Para tu supervivencia, espero que no sea así o me verás convertido en la bestia que no quieres conocer, hermanito.

Antes de que Namjoon pudiera decir algo el rubio le dio un golpe que terminó dejándolo inconsciente.

—Mike, átenlo y llévenlo al almacén de Jungkook —le ordenó Taehyung al consejero de su novio.

Taehyung no esperó un segundo más y salió corriendo con su pistola en mano, el viento azotaba su cara mientras corría a gran velocidad hasta llegar al parque del Centro Cultural Busan, le faltaba le respiración, pero aun así no dejó de correr. Con su mirada buscaba encontrar la silueta del pelinegro, sabía que podía defenderse muy bien, pero aun así no podía dejar de preocuparse.

Cuando logró encontrarlos, vio a Jungkook intentando llegar a la pistola en la grama del suelo, su ropa estaba tan desaliñada como la de Hoseok, quien apenas y podía mantenerse de pie. El pelinegro vio a Taehyung acercarse sigilosamente y decidió ponerse de pie, provocando en el castaño frente a él una sonrisa de suficiencia.

—Por fin podré matarte marica de mierda —opinó Hoseok con desprecio ahora con el arma en manos, listo para tirar del gatillo.

—No lo creo —demandó Taehyung y un disparo hizo eco en todo el patio.

Jungkook le arrebató el arma de las manos y vio como Hoseok se llevaba una mano a su costado, de dónde brotaba con abundancia la sangre de su cuerpo. Taehyung se movió quedando frente a él, lo tomó con fuerza por las mejillas y se dejó caer de rodillas junto a él.

—Mírame, vamos, ¡mírame imbécil! —le escupió Taehyung apretando aún más el rostro de Hoseok, quien lo observaba con la misma sonrisita ladina de siempre.

Taehyung fijó su mirada en el hombre frente a él y llevó su pistola al pecho del contrario, le sonrió con malicia y sin apartar su mirada le disparó para luego dejar ir su cuerpo, que terminó en un charco de sangre en la grama de aquel parque.

En cuanto se levantó se dirigió a Jungkook y se aseguró de que este no estaba gravemente herido, solo tenía algunos golpes, sangre seca en la nariz y un corte cerca de su ceja.

—¿Estás bien? —preguntó Jungkook con preocupación—. ¿Y esta marca? —preguntó pasando sus deseos por el cuello de Taehyung.

—Pelea de hermanos, estoy bien —le aseguró el rubio.

La intención de Jungkook hablar fue interrumpida cuando el asesor de Taehyung se acercó a ellos corriendo.

—El equipo de limpieza ya está en camino, ¿hay que llamar al doctor? —preguntó con la respiración agitada.

—No, iremos directo al almacén, mantente al tanto de todo lo que pase, asegúrate de que Jimin y Minjae lleguen a salvo a casa —le ordenó Taehyung.

Jungkook y Taehyung se dirigieron a toda prisa hasta el muelle donde quedaba el almacén del pelinegro, mismo lugar en el que Namjoon se encontraba atado de pies y manos a una silla.

El lugar no estaba tan lejos de dónde se encontraban, en coche y a esa hora de la noche se podía llegar rápido. Mientras Jungkook se aseguraba de que Jimin y Minjae hayan llegado bien a casa, de que todos sus escoltas estuvieran con ellos, después de todo sin la ayuda de ellos no podrían haber atrapado a Namjoon y mientras siguieran en aquella batalla debían brindarle protección.

Mientras Jungkook hablaba con Jimin y respondía las llamadas insistentes de Monique, Taehyung se adentró al espacioso almacén que estaba lleno de repisas a los extremos, cajas apiladas con quien sabe qué cosas que ocultaba allí el pelinegro. Caminó por el piso pavimentado, se podía sentir el frío y la humedad del muelle que traspasaba las paredes de concreto sin pintar, detuvo sus pasos frente a su hermano, quien levantó su mirada con cansancio.

—Aquí estamos de nuevo, ¿te parece que esta es la mejor forma para presentarme a tu novio? —preguntó con la misma sonrisa sagaz de siempre. Odiaba que el siempre mantuviera aquella sonrisa detestable que le irritaba tanto.

—No creo que sea necesario presentártelo, seguro lo conoces muy bien —señaló Taehyung cruzándose de brazos.

—De hecho sí, pero me causa curiosidad saber cómo luce, antes no he podido verle la cara —explicó el castaño—. ¿No te pone celoso que una mujer haga hasta lo imposible para quitártelo?

Aquella pregunta sorprendió a Taehyung, no sabía a qué se refería, él estaba allí para sacarlo de su camino, pero para eso necesitaba la presencia de Jungkook, no quería estar solo o sabía que no le haría absolutamente nada. Era demasiado sentimental a veces y Namjoon sabía que ese era su punto débil.

El castaño se rio al ver la cara de tragedia que tenía su hermano, bajó la cabeza riendo a carcajadas como si la cara de Taehyung fuese lo más cómico del mundo.

—¿De qué demonios hablas? —interrogó Taehyung insistente.

—¿De verdad crees que esa chica era nuestra única informante? —preguntó Namjoon sin obtener repuesta a cambio.

—Habla claro, idiota —ordenó el rubio tajante.

—Descúbrelo por tu cuenta, ya ella no me sirve para mucho, pero supongo que no logró lo que quería, debe estar arrepentida en este momento —consideró Namjoon viendo lo mucho que le frustraba a Taehyung no saber de quien se trataba.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó el rubio con enojo evidente en su voz profunda.

—Que quien envió esas fotos y videos sobre tú y tu noviecito, no fue la chica que ustedes mataron, ella solo fue la distracción, el cebo —confesó Namjoon con una snrisa de superioridad en el rostro.

Taehyung solo podía pensar en una persona que pudo haber hecho aquello, no quería creer que se trataba de la misma mujer en la que Jungkook tanto confiaba, no quería llegar a esa conclusión, pero todas sus sospechas apuntaban a ella. Todos los acontecimientos pasaron por su cabeza rápidamente como si de una película se tratara.

Esas ocasiones en las que ella le aseguraba a Jungkook que no había problema con que ellos estuvieran juntos en el burdel, el hecho de que estuviese tan receptiva con que el hombre por el que estaba loca fuera gay y ahora en una relación pública. Esa vez en la que habló con ese "cliente" que por casualidad estaba justo detrás de ellos. Todo parecía encajar, pero aún se rehusaba a creer que se trataba de ella.

—Monique —susurró Taehyung para sí mismo y en ese momento Jungkook entró al lugar. El rubio se mantuvo en silencio y decidió dejar de pensar ello en ese momento, no podía decirle nada a Jungkook hasta estar completamente seguro de su suposición, si le soltaba aquella información de sopetón al pelinegro, no le creería.

—Vaya, vaya —susurró Namjoon recorriendo con su mirada el cuerpo Jungkook—. Por fin nos conocemos, cuñado.

—¿Cuñado? Tengo unas increíbles ganas de matarte ahora mismo —admitió el azabache apretado sus puños a sus costados.

—Calma vaquero, esa no es la manera de presentarse ante la familia —consideró Namjoon.

—Soy Jeon Jungkook, es un placer señor Kim —se presentó el azabache con una sonrisa forzada en el rostro. Seguido de ello le lanzó un puñetazo a la cara que evidentemente ni Namjoon, ni Taehyung esperaban.

—Bastardo de mierda —se quejó Jungkook al escuchar la risa del castaño. No soportaba tener frente a él al hombre que se había encargado de hacerle la vida imposible. Era demasiado diferente a Taehyung, si no fuese porque su novio se lo había dicho, no creería que fueran hermanastros. 

—Temperamental y maricen, que combinación tan horrorosa —determinó el castaño haciendo mohín con los labios.

Antes de que Jungkook se le lanzara encima Taehyung lo detuvo al ponerse en frente de él y por la mirada que el rubio le dedicó sabía que no quería hacerlo.

—Tranquilo, sigamos el plan —le pidió Taehyung en voz baja.

Taehyung conocía la debilidad de Namjoon, esta tenía nombre y apellido, sabía dónde vivía y que tan cercana era a su hermano. Sabía que solo era cuestión de que la mencionara para que Namjoon hiciera lo que le pidiera.

—Esto es lo que harás grandísimo idiota —empezó diciendo Jungkook ahora con Taehyung a su lado—. Sabemos dónde escondes a tu querida y hermosa Janelle.

—No pueden hacerlo, si le tocan tan solo una hebra de su cabello, me conocerán, no estoy solo —bramó removiéndose en la silla.

Janelle era ese as bajo la manga de Taehyung y Jungkook, la tenían reservada para usarla en el momento más oportuno. Se enteraron de su existencia gracias a su informante, quien la había visto llegar a las instalaciones de Namjoon, fue testigo de cómo el castaño la sacó de ese lugar y discutía con ella por haberse aparecido en su lugar de trabajo, que no era para nada segura para ella. Eso solo significaba que le importaba mucho.

—Lo estarás, te olvidarás de que te aliaste con la Yakuza, te irás del país, muy lejos, tienes hasta mañana para hacerlo o adiós Janelle —amenazó Taehyung con su pistola en manos.

—Esto es ridículo, es imposible que sepan dónde está —se quejó Namjoon.

—De hecho, está en mi casa y no la verás hasta que estés listo para irte —le aseguró Taehyung mostrándole la fotografía de la chica que descansaba en una cama.

—Si la tocas, te juro que...

—¿Qué? —le interrumpió Jungkook—. Adivino, vas a matarnos, si por mi fuera te mataría aquí mismo y llevaría a tu esposa a mi burdel, pero tu hermano insiste en hacerte entrar en razón.

—Namjoon, solo deja esta mierda atrás, puedes irte a Londres con Seokjin, él está dispuesto a recibirte —le aseguró Taehyung—. Podrás tener la familia que quieres con Janelle.

Taehyung sabía que el sueño de Namjoon siempre ha sido formar una familia, por eso había mantenido a Janelle oculta de todos, incluso se casó con ella.

—Me quitas lo que es mío, ¿y también me quieres quitar mi nacionalidad? Que descarado eres —le riñó con el ceño fruncido—. No haré nada de lo que me pides, no sabes lo que disfrutaré acabarte hermanito. Estoy protegido.

—Si estas tan protegido, ¿por qué no veo a tus amigos Yakuza por aquí? —preguntó con las cejas levantadas y Namjoon se quedó en silencio apretando su mandíbula.

—Te iras escoltado y te irás esta misma noche o no volverás a saber de Janelle nunca más, es ella o tu maldita necesidad de poder. —Taehyung le dio a escoger. Cambió de parecer de darle todo un día para que se fuera y decidió acortar el plazo para esa misma noche. 

—Eres un maldito hijo de perra —escupió el castaño con desprecio.

Nam, te estoy dando la oportunidad de vivir, si te quedas no tendré más remedio que matarte y no quiero hacerlo —confesó el rubio.

—Admítelo, no tienes las agallas de hacerlo.

Taehyung apoyó su mano en el brazo de la silla y acercó su rostro al de Namjoon mientras presionaba su pistola en el hombro de su hermano sin apartar la mirada del mismo. Se apartó riéndose sin gracia dándole la espalda al castaño, fingiendo mascar chicle y cuando se dio la vuelta moviendo su cuello de un lado a otro, lanzándole dagas con la mirada; con sus labios apretados le disparó en el muslo causándole un grito de dolor al mayor, un grito que hizo eco en todo el almacén.

—Eres mi hermano, pero también eres mi enemigo y si tengo que matarte lo haré sin dudarlo, Kim Namjoon —espetó con voz ronca mientras le dedicaba una mirada amenazante con las cejas levantadas, mientras su hermano seguía quejándose de dolor.

Por la mirada que Namjoon le dedicó supo que lo había logrado, había aceptado irse del país con su esposa y eso le deja a la vía libre para poder acabar con los Shimizu sin tener que preocuparse por su hermano. Eso esperaba.

Ahora si, hasta aquí el capítulo, espero que les haya gustado, se supone que sería publicado ayer, pero me quedé dormida🥲.

Cada vez nos acercamos más al final de la historia, quedan algunos tres capítulos para ello, así que espero terminarla en esta o en la otra semana. ¿Que creen que pasará ahora? Con Monique, con Taehyung y Jungkook, Nam, con todos. Los leo🤭

Cuídense mucho, nos seguimos leyendo en la próxima actualización💜.

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