12. Legend

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

«Este fuego es un arma, no se detendrá hasta que seamos leyenda. Aquí vamos, es mi turno de hacer historia; aquí vamos, cuando me haya ido me recordarán» The score.

Nada había cambiado desde que Taehyung y Jungkook quebrantaron la principal regla de la mafia, cada día que pasaba las cosas empeoraban. Había sido casi imposible conseguir entrar a la bolsa de valores con empresarios que cotizaran en KOSPI, pero lograron aliarse con dos empresas, fue bajo amenaza y puro chantaje con políticos y altos ejecutivos, pero los beneficios de ello los mantendrían a flote mientras estuviesen perdiendo tantas ganancias en las demás operaciones tanto legales como ilegales.

Los pocos aliados que le quedaban solo eran comercialices, sus ventas ilegales cada vez iban más rápido en descenso, al igual que los ingresos en los bares, clubes, casinos, el burdel. En todo estaban perdiendo gente y dinero.

Todo pasaba tan rápidamente que ni siquiera todos los socios que tenían bajo la manga fueron suficientes para mantener el equilibrio, sentían que recibían golpe tras golpe sin cesar y eso les frustraba en sobremanera.

Tuvieron que reducir el número de escoltas tan solo por sospecha, Jungkook y Taehyung estaban en un momento en el que solo confiaban uno en el otro.

En medio de tantas pérdidas y desconfianza en su propia gente, esta vez Taehyung decidió refugiarse en la casa de Jungkook, se sentía más seguro estando cerca de él y en un lugar que estaba mucho mejor protegido que en el inmenso terreno de su hogar.

La noche había caído luego de un largo día y estresante día para Taehyung y Jungkook, quienes se encontraba en el patio trasero de la casa del pelinegro, mismo que se paseaba de un lado a otro con un cigarrillo entre sus dedos, no acostumbraba a fumar cigarros, pero la desesperación y el estrés lo estaban consumiendo poco a poco.

La brisa se llevó el humo que salió de su boca mientras dejaba de patear una pelota imaginaria, metió una mano en el bolsillo de su bermuda dejando salir un largo suspiro, al levantar su mirada apreció a Geumjeong, observó como las estrellas brillaban esa noche y lo bien que se veía el distrito con el cielo despejado, la luna llena que resplandecía con esplendor y la frescura del viento que ondeaba su cabello hacia atrás.

Sintió unas manos frías rodear su cintura por debajo de su camiseta, por el delicado y suave toque combinado con el fresco aroma a lavanda supo que se trataba de Taehyung, siempre tenía ese delicioso olor, por lo general se apreciaba mucho más en las mañanas y en las noches.

—Vuelve adentro, te puedes enfermar aquí afuera.

Silencio. Jungkook no dice nada y solo optó por llevarse el cigarrillo a la boca mientras que Taehyung presionó su cabeza contra la espalda del pelinegro.

Kookie, ya es tarde, ven a la cama.

—No tengo sueño —masculló lacónico y con la voz ronca a causa del cigarro.

—No resolverás nada desvelándote todas las noches, tienes que descansar —le pidió Taehyung acariciando el torso del pelinegro, mientras este no dejaba de suspirar con cansancio.

Una vez más el silencio se hizo presente. Jungkook siquiera tenía la intención de responder a las peticiones de Taehyung. Estaba enojado consigo mismo por no ser capaz de hacer algo para evitar tener tantas pérdidas; estaba enojado con la gente que llevaba su mismo apellido, quienes no se habían rendido para quitarle el poder; estaba enojado con todos, incluso con Taehyung por estar demasiado tranquilo a pesar de todo lo que estaba pasando, a veces deseaba poder tener el nivel de paciencia que él y eso le fastidiaba aún más.

—Dijiste que no fumabas con frecuencia, pero todas las noches lo haces.

—No sé qué clase de mafioso eres, no fumas, bebes poco, pero tienes negocios con todo eso. No quieras darme una lección de vida ahora —opinó Jungkook. 

—Bueno, para ser mafioso no tengo que ser un adicto, que no me gusten no quiere decir que no pueda sacarles provecho económicamente —justificó Taehyung apoyando su barbilla en el hombro de Jungkook, fijando su mirada en el horizonte iluminado por las estrellas y las luces de la ciudad.

—Supongo —replicó Jungkook antes de darle una última calada al cigarrillo y pisarlo en la grama bajo sus pies.

—Si para relajarte tienes que fumar, entonces si se ha vuelto un vicio —consideró Taehyung al ver como el humo salía de su boca.

—¿Y qué con eso Taehyung? —cuestionó de mala gana.

—Me dijiste que no...

—Se perfectamente lo que dije, no tiene que recordármelo siempre que me ves fumar —le interrumpió en un gruñido.

—Lo intenté, estas en modo idiota —replicó—. Me voy a la cama, por favor no te duermas tarde —le pidió Taehyung seguido de un resoplido y dejando ir el cuerpo de su novio antes de emprender su camino al interior de la casa, no iba a quedarse allí cuando Jungkook le estaba hablando de esa manera tan seca y no propia de él.

—Espera. —El rubio sintió las manos de Jungkook sujetar su muñeca y hacerlo girar sobre sus talones para quedar frente a frente—. Lo siento, estoy muy estresado y tu pareces estar tan tranquilo que... ¡Agh! No lo sé, solo no se ni como sentirme o que hacer.

—Jungkook, yo estoy igual de intranquilo que tú, pero sé que estrellando cosas o mandando al demonio a todo el que se cruza por mi camino no arreglaré nada, debo mantener la cabeza fría porque si me descontrolo será peor —explicó Taehyung acercándose lentamente al pelinegro que mantenía su mirada en el piso.

—Perdóname, eres la última persona con la que quiero discutir —masculló al sentir las manos de Taehyung peinar su cabello con dulzura.

—Está bien, solo quítate ese hedor a nicotina de encima y ven a la cama ¿sí? —sugirió Taehyung peinado las cejas del pelinegro, quien al tener al rubio tan cerca no pudo evitar dejar un beso en su frente descubierta.

En cuanto volvieron juntos a la recámara, Taehyung se cubrió con las sabanas y se acurrucó en el lado de la cama que ya había sido reclamado como suyo. No tardó en quedarse dormido aun cuando Jungkook se mantuvo despierto gran parte de la noche, el pelinegro apagó todas las luces de la alcoba para no despertar al rubio, pero se mantuvo toda la madrugada pensando en que hacer.

Sentando en el balcón, con la mirada en su móvil mientras se mordía el labio inferior y masajeaba su sien, mantuvo las puertas del balcón para molestar lo menos posible el sueño de Taehyung. En medio de aquel insomnio que no le permitía pensar en otra cosa más que en buscar una forma de salir de aquel agujero en el que cada día se hundían más, pensó en todas las maneras posibles para seguir luchando por lo que le pertenecía, por seguir con Taehyung y hacerles frente a sus enemigos.

Jungkook echó su cabeza hacía atrás luego de un largo y cansado suspiro, se sentó derecho al escuchar el sonido de la puerta corrediza detrás de él, ladeó la cabeza para encontrarse con un Taehyung somnoliento, con su cabello rubio desordenado y estrujándose los ojos. Una sonrisa de lado adornó el rostro del pelinegro al ver la imagen de su novio desde el umbral.

—¿Qué tanto haces? Ven a dormir —susurró Taehyung con voz ronca.

—Vuelve a dormir, hace frío aquí afuera—masculló Jungkook dejando el móvil sobre la mesita auxiliar a su lado.

—La cama esta igual de fría —se quejó haciendo pucheros, acción que al pelinegro le pareció tierna viniendo de Taehyung.

Antes de poder decir algo Taehyung se sentó de lado sobre su regazo, apoyando su cabeza en el hueco entre el cuello y el hombro del azabache mientras se cruzaba de brazos. Jungkook lo mantuvo más cerca de su cuerpo al cubrir su cintura con su brazo izquierdo, mientras con el derecho peinaba el cabello alborotado de su novio, quien pronto terminó dormido en los brazos del pelinegro.

Jungkook apoyó su cabeza sobre la de Taehyung y por acto reflejo cerró los ojos, lo que le permitió darse cuenta que su corazón y el de su novio latían al mismo ritmo; la calidez del cuerpo del rubio le reconfortó, sentir su respiración en el cuello le cosquilleaba, pero le agradaba aquella sensación de cercanía. Levantó la cabeza para verlo a la cara y sonrió a medias cuando notó que realmente se había dormido en sus brazos, lucia tan relajado y sereno con los labios ligeramente entreabiertos, su pecho subiendo y bajando con tranquilidad.

Podía verlo toda la noche y no se cansaría de ello. La única luz que iluminaba el rostro angelical de Taehyung venía de la luna que destellaba en el cielo estrellado, de repente sintió su corazón latir más rápido, con su pulgar acarició la mejilla del rubio y mientras más lo miraba más seguro estaba de lo que sentía.

Estudió la hermosura de sus facciones recorriendo con los dedos todo el rostro de Taehyung, pasó su dedo indicie por las cejas del rubio, mismo con el que delineó su nariz hasta llegar a sus labios. Fue en ese instante que lo supo. Lo amaba, amaba al hombre que dormía sobre sus piernas y le respiraba en el cuello. Era una sensación extraña que le llenaba el alma, quería decírselo en ese momento, se moría por hacerlo, pero lucia tan inmerso en su sueño que no quiso despertarlo, prefirió esperar el momento más oportuno.

Estaba seguro de que lo amaba, porque de no ser así no habría arriesgado tanto por estar con él, no habría estado dispuesto a perderlo todo menos a él, porque le hacía sentir cosas que nunca había sentido antes, porque tan solo su presencia le tranquilizaba. Lo amaba porque con podía ser el mismo sin tener que ocultárselo al mundo; porque con él no era necesario seguir fingiendo. Taehyung había visto todas sus facetas, incluso las más horribles, las más frágiles, y las aceptó todas. Esperaba que algún día él también pudiera mostrarle todas sus facetas sin miedo a ser rechazado o abandono.

Con cuidado lo cargó hasta dejarlo sobre la cama, para luego recostarse a su lado y dormir las pocas horas que le quedaban.

***

Cuando la alarma resonó en la habitación Jungkook deseó haberle hecho caso a Taehyung y haberse acostado más temprano, ahora estaba dando todas las vueltas del mundo para poder levantarse aun cuando su novio ya lo había llamado algunas cinco veces, pero seguía con la cabeza hundida en la almohada, escuchando al traqueteo de los pasos de Taehyung de un lado a otro.

—Te dije que no te durmieras tarde, pero como no me haces caso —le reclamó Taehyung en cuanto vio al pelinegro bajar las escaleras.

—Tengo un plan, reunamos al equipo —comentó Jungkook terminando de abotonar su camisa beige.

—¿El tuyo o el mío? —preguntó el rubio dejando una taza café en manos de Jungkook.

—Ambos, contacta a Minjae y al chico de cabello rosa —le pidió el pelinegro antes de darle un sorbo a su bebida.

—Jimin, se llama Jimin —aclaró—. ¿Para qué? —cuestionó Taehyung terminando de acomodar la camisa de Jungkook mientras se reclinaba de la encimera.

—Solo reúnelos en tu lugar —ordenó Jungkook terminado el café de un solo trago.

Durante todo el camino hacia el centro de operaciones, Jungkook solo tuvo que hacer una llamada mientras que Taehyung se mantuvo al teléfono hasta que llegaron a su edificio, esperaba que los recibieran con algo más que no fueran malas noticia.

Taehyung respiró profundo cuando notó la presencia del administrador de uno de sus bares, apenas se bajó del auto junto a Jungkook lo único que recibió fueron quejas y malas noticias. Los distribuidores del alcohol que más se vende en el bar no han aparecido en una semana y no pueden contactarlos.

—Si no me vas a decir nada bueno, mejor no me busques, resuélvanlo, para algo les pago... y mucho —demandó volviendo su camino hacia la entrada del edificio.

—Hemos intentado contactarlos, pero parecen haberse desaparecido del mapa —explicó el hombre tratando de seguirle el paso a Taehyung, quien se detuvo en seco para darse la vuelta.

—Los vendedores tienen un maldito contrato con nosotros, los distribuidores no pueden simplemente "desaparecer" —le riñó con el ceño fruncido.

Jungkook detuvo sus pasos, no le gustaba pasearse por ahí como si fuese el dueño, no era su territorio y eso lo respetaba, por más que Taehyung fuera su pareja, en ese momento solo eran socios y es de mala educación ingresar a su lugar de trabajo si él no estaba allí. Así que decidió esperarlo.

—Encuentra al maldito vendedor, recuérdale que no puede romper el contrato ni tampoco pagar una cláusula por incumplimiento de contrato, los matamos y ya —espetó Taehyung—. Si tienes que amenazarlos con matar a toda su maldita familia, hazlo, lo mismo con los distribuidores —ordenó encolerizado.

—¿Que se creen esos bastardos? —se quejó entre dientes mientras pasaba una mano por su cabello y se daba la vuelta para seguir su camino.

—No podemos hacer eso, señor. —Taehyung se giró una vez más y esta vez con una mirada llena de disgusto que iba dirigida al administrador del bar.

—¿Tú me vas a decir que debo o no hacer? —le preguntó mientras se acercaba lentamente a él. Ya habían llamado la atención de la gente que cruzaba por su lado.

—No, señor —contestó con nerviosismos al ver la mirada oscura y amenazante de Taehyung.

—¡Pues haz lo te digo! Y espero que cuando vuelvas traigas buenas noticias o habrá consecuencias —le gritó hundiendo su dedo indicie en el pecho del hombre—. Te doy tres días para que vuelva todo a la normalidad, espero que cuando vaya al bar este todo en su lugar, no quieras verme muy enfadado.

Tae —lo llamó Jungkook al notar que el rubio estaba demasiado irritado. Cuando vio que se acercó aún más al hombre frente a él que lo observa temeroso, el pelinegro se acercó viendo como todas las miradas estaban puestas en ellos.

—Hay un maldito dinero que lavar —demandó Taehyung entre dientes al tomarlo por el cuello de la camisa. Jungkook hizo ademán de meter la mano para evitar que llegara a mayores, pero el rubio estaba decidido a hacerle saber quien mandaba.

—Será mejor que te apures —ordenó furibundo. Fulminándolo con la mirada lo dejó ir con brusquedad.

Jungkook lo pensó una y otra vez hasta que finalmente lo hizo y tomó la mano del rubio para que retrocediera al menos un paso, se sorprendió cuando Taehyung le dio un apretón, pero éste siquiera se alejó un poco. Jungkook aún no se acostumbraba a dar demostraciones de afecto en público, tenían bastante con que solo caminaran juntos y la gente los mirara como si fueran unos extraterrestres, así que para no empeorar toda la situación dejaba esas demostraciones para cuando estuvieran solos.

—¿Qué haces todavía aquí? Desaparece de mi vista —vociferó Taehyung.

En cuanto Jungkook vio que el administrador pretendía seguir hablando, sabía que Taehyung en cualquier momento perdería el control y le pegaría una paliza ahí mismo, fue por eso que se interpuso en medio de ambos hombres sujetando al rubio por sus hombros y obligándolo a mirarlo a los ojos.

—Se supone que la bestia soy yo, pero pareces dispuesto a matarlo aquí mismo, tranquilo. —Jungkook intentó tranquilizarlo y de relajar el ambiente tan tenso que se había creado.

Sin dejar ir a Taehyung miró por encima de sus hombros al hombre que seguía temeroso detrás de él.

—Haz lo que te dice y vete —le sugirió Jungkook. El administrador del bar terminó haciendo una reverencia y yéndose a toda prisa.

—Van a hacer que me salgan canas verdes, moradas y de todos los malditos colores —se quejó el rubio volviendo su camino hacia el ascensor con Jungkook a su lado abrazándolo por los hombros.

—Enfócate en la reunión que tenemos hoy, bebé —le pidió Jungkook una vez las puertas del elevador se cerraron.

—No me llames así —demandó Taehyung fulminándolo con la mirada, a lo que Jungkook negó con la cabeza con una sonrisa reprimida.

El pelinegro había usado ese apodo con él en otras ocasiones, pero solo cuando estaba enojado le pedía que no lo llamara así, sabía que en el fondo le gustaba, pero nunca lo admitiría, así era su novio.

En la sala se reuniones se encontraban reunidos únicamente los asesores, jefes de operativos y quienes serían sus aliados, Minjae y Jimin, quienes se mantuvieron expectantes sentados uno al lado del otro en las sillas de escritorio marrón oscuro; ninguno de los dos había hablado con Taehyung o Jungkook desde el incidente en el que salió herido el pelirosa, pero ambos estaban al tanto de lo que había pasado y aun viéndolos juntos no podían creer que tuvieron la osadía de revelar su relación.

Al igual del resto que en el salón, Taehyung desconocía cuál era el plan de Jungkook, por eso puso toda su atención en el pelinegro, quien ahora se mantenía de pie frente a la larga mesa con el rubio mirándolo desde el extremo de la punta de la mesa.

Jungkook se había pasado toda la noche desde que llegó a casa pensando en cómo podrían atacar a sus enemigos, esos que desde aquella noche en el club K2 no habían detenido sus ataques silenciosos bajo la mesa.

Pensó en todas las posibilidades, las ojeras debajo de sus ojos eran la evidencia de su desvelo mientras buscaba una de esas opciones en las que ellos salían victoriosos; más de una vez cruzó por su cabeza usar el contacto del servicio secreto que tenía el padre de Taehyung, pero se recordó que ese número tenía en letras mayúsculas y en color rojo que debía ser contactado únicamente para emergencia, es cierto que no estaban en su peor momento, aún no se encontraban con la soga al cuello como para pedir esa clase de ayuda, pero si no hacían algo rápido pronto llegarían a ese nivel de desesperación.

Por el momento aún podían seguir dando pelea en la guerra que ellos declararon y la respuesta siempre ha estado en la lista sucia. Los clanes Shimizu y Yangban querían llegar a ese archivo, pretendían invadir su territorio en cualquier momento y arrebatárselo, pero tener ese USB los tendrían a un paso de lograrlo.

Jungkook sabía que debía buscar el momento y el lugar perfecto para tenerlos en una misma habitación, atacarlos y de paso deshacerse de al menos uno de ellos. Para eso buscó la gente en la que Taehyung seguía confiado, después de todo sus familias estaban relacionadas.

A Minjae cada vez le gustaba menos la idea de involucrase con los Yakuza y cualquier otro clan, simplemente no le gustaba estar en medio de una balacera y tampoco quería que Jimin lo hiciera. Aunque había estado entrenando para defenderse mejor seguía estando temeroso desde la última vez que los atacaron, pero el pelirosa estaba allí para protegerlo, después de todo él tenía más entrenamiento de combate y eso lo agradecía.

Jungkook llegó a la conclusión de que si el clan de Namjoon había atacado el hogar de Minjae y Jimin es porque él sabía que ellos tenían ese archivo, sabiendo esto el pelinegro decidió usarlos a su favor, después de todo sus enemigos caerían más rápido si usaban a la pareja de cebo, sería más creíble si ellos los "traicionaran" y le dieran lo que querían a los Yangban con tal de que los dejaran en paz.

Ese era su plan, ponerle una trampa al ratón que estaba hambriento y el queso es algo que deseaba comer con ansias.

—Pero sabrán que es una trampa —comentó Minjae asustadizo.

—Posiblemente, pero no lo sabremos si no lo intentamos, ellos están sedientos de poder y la lista sucia solo los acercará más a lo que quieren, no pensarán nada más que en eso —explicó Taehyung ahora con los codos en la mesa y la mirada en el chico a su lado.

—¿Y eso en que nos beneficia? —Esta vez preguntó Jimin inclinándose hacia adelante para tener una mejor visión de Taehyung—. Yo soy solo un compositor musical y violinista, ni siquiera sé que pinto aquí.

—Podrás engañar a Jungkook, pero a mí no, yo soy perfectamente lo que sabes hacer con ese violín y esa manitas que parecen inofensivas a la vista de cualquiera —opinó Taehyung causando una risa carente de humor en el pelirosa.

—Como también debes saber que no hice nada de eso por gusto, a diferencia de ti —contraatacó con el semblante serio y esta vez quien sonrió con cinismo fue el rubio, sin sentir una pizca de arrepentimiento o mostrar culpabilidad, en cambio le sostuvo la mirada fría y amenazante.

El silencio que hubo en el lugar era casi ensordecedor, y la tensión entre ambos se hizo más que evidente en presencia de los demás.

—No sé qué diablos pasa entre ustedes y no quiero hacer de esta reunión algo personal, así que relájense —opinó Jungkook con la mirada fija en Taehyung, quien seguía observando a Jimin, este último desvió su mirada hasta el pelinegro que seguía de pie en el frente.

—Tú me caes mejor que tu novio, así que convénceme y quizás lo considere —indicó Jimin haciendo que Taehyung sonriera con falsedad.

—El beneficio es que no tendrán que preocuparse por tener escoltas en cuanto ganemos esta batalla, por eso necesitamos de su ayuda —le explicó Jungkook.

—¿Y cuál será nuestro trabajo? —preguntó Minjae al notar que su pareja parecía dispuesta a hacerlo.

—Enviarás un mensaje anónimo a Namjoon diciéndole que sabes dónde está el archivo —indicó apuntando a Minjae con sus dedos—. Luego tú lo llamarás para preguntarle si recibió el mensaje y le harás saber que están dispuestos a entregárselo a cambio de que los dejen fuera de sus ataques.

—¿Tenemos una presentación en dos días en el Centro Cultural Busan, seremos el cierre, ¿puede ser ahí? —cuestionó Jimin.

—Muchos testigos —contestó Jungkook.

—En realidad, es el lugar perfecto —opinó Taehyung—. Precisamente porque habrá testigos ellos no se atreverán a disparar si nos ven allí y podremos acorralarlos.

—El presidente del Centro Cultural Busan —comentó Jungkook chasqueando los dedos como si de repente recordara algo.

—¿Qué con él? —cuestionó el rubio.

—Está en la lista sucia.

Solo eso bastó para darse cuenta de que tenían todas las de ganar. Taehyung le dedicó una sonrisa cómplice a Jungkook, quien le sonrió devuelta e incluso se dejó llevar por la emoción y le lanzó un guiñó que sorprendió a todos los presentes menos a Minjae.

Jungkook se aclaró la garganta a la darse cuenta de lo que había hecho, no fue la gran cosa, pero se supone que estaba en trabajo y debía comportarse como su socio no como su novio. Volvió a tomar la misma compostura y expresión sería antes de seguir con el plan.

—Ustedes encárguense de chantajear al presidente para que al momento del cierre no haya nadie más que los presentes dentro ese teatro, páguenle si es necesario —ordenó Jungkook a los asesores.

—Necesitamos gente armada que ocupe al menos la mitad del teatro en el que estaremos para que a la hora de evacuar a los testigos sean pocos —indicó dirigiéndose a los jefes en operativos—. Con 100 personas está bien, hombres y mujeres.

—¿Evacuar? —cuestionó Minjae confundido.

—Tranquilo, bonito, nadie se perderá tu actuación, solo será en caso de que algo salga mal, si notamos un movimiento raro sacaremos a las personas de allí para no levantar sospechas —indicó Jungkook.

«Bonito» fue una palabra que no solo sorprendido a Jimin y a Taehyung, sino que provocó que a quien iba dirigido observara al pelinegro con el ceño fruncido por el tono sarcástico que había usado Jungkook.

—Así tendremos todo el sitio a solas, con el presiente bastante lejos del desastre y sin testigos, Minjae —le explicó Taehyung, haciendo que este suavizara su expresión el fijar su vista en el rubio a su derecha.

—Entonces, ¿todo claro? —cuestionó Jungkook y solo recibió un "sí señor" por parte de sus empleados y un asentimiento de sus aliados.

—A conseguir lindos trajes y nos vemos en dos días —se despidió Jungkook en cuanto empezaron a salir de la sala. Minjae y Jimin se despidieron con una reverencia y desaparecieron por el pasillo hacia la salida.

Cuando Jungkook y Taehyung se quedaron solos en aquel salón, el rubio esperó un minuto y se levantó de su lugar para cerrar la puerta con cerrojo, lo que confundió al pelinegro.

—¿Qué haces? Tengo que volver Geumjeong —preguntó Jungkook al ver que el rubio se acercaba a él peligrosamente.

—He querido besarte desde que terminaste de explicar tu plan, ¿desde cuando eres un genio? —preguntó Taehyung haciendo que Jungkook retrocediera hasta chocar contra la mesa detrás de él.

Taehyung se acercó mirando con deseo los labios ligeramente entreabiertos, lo acorraló contra la mesa colocando sus manos a cada lado del cuerpo del pelinegro. Se mojó los labios acercando su rostro al de Jungkook sin poder apartar su mirada.

T-tae, hay mucha gente c-cerca —tartamudeó con nerviosismo. Siempre que Taehyung dejaba relucir su lado dominante, a Jungkook le resultaba intimidante pero nunca había llegado al punto de hacerlo balbucear.

—Vaya, esto es nuevo —consideró llevando su mano a la cintura del pelinegro y apegarlo más a su cuerpo logrando rozar sus entrepiernas—. Es la primera vez que veo que te pones nervioso por mí, y no sabes lo mucho que me encanta.

Jungkook abrió la boca para responder, pero fue interrumpido por los labios de Taehyung, besándolo con arrebato, el pelinegro le devolvió aquel deseoso beso con las mismas ganas.

—Te cogería aquí si no tuviéramos tantas cosas que hacer —confesó Taehyung deteniendo el beso. Cuando hizo ademán de volver a los labios del pelinegro se quedó a medio camino.

Jungkook apretó su cintura y le dio le vuelta de manera que ahora era Taehyung era quien estaba acorralado contra la mesa de madera. El azabache tomó las manos del rubio y las mantuvo en su espalda.

—¿Cogerme? —preguntó con voz ronca rozando su nariz en el cuello del Taehyung, quien el sentir la calidez de los labios de Jungkook sobre su piel dejó salir un jadeo, que era justo lo que el azabache esperaba conseguir.

—Supéralo, no va a suceder —declaró Jungkook mirándolo a los ojos para luego acariciar sus labios con los de Taehyung alejándose cada vez que el rubio intentaba unirlos en un beso.

—Joder, ya bésame —suplicó con el ceño fruncido. Jungkook sonrió con suficiencia y dejó ir las manos de Taehyung para apretarlo contra su cuerpo mientras lo besaba con lentitud, el rubio llevó sus manos a la nuca su novio y profundizó el beso pasando su lengua por el labio inferior del mismo.

Jungkook amaba sentir como el calor aumentaba poco a poco, y eso pasaba cuando lo besaba de esa manera, sabía que al rubio le encantan tanto como a él. El pelinegro deslizó sus manos por la espalda baja de Taehyung hasta llegar a sus nalgas, mismas qué apretó provocándole un jadeo ahogado.

—Detente aquí —le pidió Taehyung en medio del beso, pero sin apartarse ni un centímetro—. Detente aquí o te pediré que me hagas cosas —consideró en cuanto detuvo el beso que empezaba a ser bastante candente y sensual.

—Pues pídelo —masculló Jungkook con voz ronca repartiendo pequeños besos sobre los labios ligeramente hinchados de Taehyung.

—Jungkook, un oral aquí, cuando allá fuera posiblemente se pregunten qué hacemos encerrados, no es la mejor opción —estimó Taehyung aún con sus brazos sobre los hombros de su novio—. Además, debemos mantenernos tranquilos hasta que las cosas se calmen.

—Al diablo, ¿quieres una mamada? La tendrás, bebé —susurró sobre sus labios, mismos que besó por última vez antes de arrodillarse lentamente hasta quedar frente a la erección de Taehyung, lo miró desde su lugar pasando su mano por el bulto en sus pantalones y vio como el rubio apoyaba su peso en sus manos sobre la mesa.

Lo había hechos pocas veces, pero no era un inexperto en el tema, sabía exactamente qué hacer, especialmente con Taehyung, conocía su punto débil. En el momento que acercó sus labios a la intimidad aún cubierta por la tela del pantalón, se escuchó como alguien intentaba abrir la puerta.

—Te lo debo, bebé —susurró Jungkook para luego dejar un beso en la virilidad de Taehyung haciendo que esté se sobresaltara un poco por el roce.

Jungkook suspiró con pesadez al levantarse y escuchar la voz de Minjae del otro lado de la puerta, Taehyung terminó volviendo a sentarse a su lugar para disimular y ocultar su dureza.

—¿Qué? —preguntó Jungkook de mala gana al abrir la puerta.

—Siento interrumpir, pero dejé mi móvil —se disculpó Minjae entrado a recoger el teléfono que descansa en la mesa, bastante cerca Taehyung.

El rubio intentó acercarse más a la mesa para ocultar su erección, pero no lo suficientemente rápido como para evitar que Minjae lo notara, quien sonrió con gracia al ver la actitud de Taehyung, como si no fuese algo que haya visto antes. Con aquella sonrisa en el rostro salió de aquel lugar y Taehyung escondió su cabeza entre sus brazos dejando salir un suspiro.

—Suerte que fue Minjae y no alguien más —opinó Taehyung—. Vete a Geumjeong, quizás te necesiten allá, nos vemos en la noche.

—Te quiero —susurró Jungkook de manera inesperada. Se acercó a Taehyung y besó su frente como despedida. 

—Y yo a ti —masculló el rubio en respuesta aún sorprendido en la forma tan repentina en la que Jungkook se lo dijo—. Cuídate y no te enojes mucho hoy —le pidió mientras el pelinegro desaparecía de su campo de visión.

Jungkook había ideado un plan que difícilmente podría fracasar, terminarían los últimos detalles cuando llegarán a casa, si es que no estaban muy cansados como para hablar, pero Taehyung esperaba poder atrapar a su hermano y hacerlo entrar en razón a las buenas o a las malas. Debía conseguir que se apartara de su camino y lo haría a como diera lugar.

Estaba consciente de que en cuento viera a Namjoon y lo tuviera frente a él, a solas e inmóvil, no dudaría en hacerle saber quien mandaba y porque era el líder del
clan Jumok en lugar de él.

Este capítulo está dividido en dos partes por la extensión del mismo. No he querido omitir un solo detalle, es por eso que les dije que necesitaba tiempo para poder escribirlo.

Mientras publico la otra parte cuéntenme que les pareció. Jungkook ya está listo para decir esa palabra importante, ¿Cómo creen que reaccionará Tae? Mejor aún, ¿cuándo creen que se lo dirá?🤔

En otras noticias, Jimin, jeje solo eso diré😏.

Nos leemos en un rato, pronto subiré la segunda parte, espérenlo😉💜.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro