Wh@t's th!s?

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

N/A: Al final, terminé con más inspiración de la que planeaba. Por lo tanto, para redimirme, voy a hacer un maratón :D ¡Espero que les guste y sigan la historia! Realmente ahora se vienen cosas interesantes para nuestro Chimchim ;)
PD: hay una advertencia en este capítulo, pero ya cambié la clasificación de la novela a Mature, así que creo que eso habla por sí solo...
Enjoy!

—Como... ¿Fantasmas? 

Jimin apretó los labios, pasándose la mano por la frente. Ahora que lo había dicho, se sentía incluso peor; no como había pensado en un principio.

Fijó su mirada en la alfombra peluda de color blanco debajo de la silla, para no ver a Hoseok.

Era demasiado vergonzoso.

—No... Lo sé.— admitió con un suspiro. Su corazón seguía latiendo rápido.—Solo que he... Estado sintiendo cosas. Cosas que no entiendo, y eso... Me asusta. 

Hoseok soltó un "¿Um?" Por lo bajo. 

—¿Qué clase de cosas, Jimin? 

Jugueteó con el borde de su abrigo, mordiéndose los labios y sintiendo la mirada del de cabello chocolate fija en él. 

Debía ser cuidadoso. No podía simplemente repetir todo lo que había pasado desde ayer; aún si eso significara cargar más tiempo con el peso.

—Siento... Como que Jungkook aún está conmigo.— y Taehyung se coló a la parte trasera de mi auto con el cerebro por fuera. Se encargó de no mencionar nada que no tuviera que ver con lo que se suponía que Hoseok tenía que curar en él. Además, estaba más que seguro de que si mencionaba aquello, le daría medicinas más fuertes y quedaría peor que Yoongi cuando lo levantaban muy temprano. 

Un ruido sordo lo hizo saltar en su lugar. 

—Oh, lo siento.— dijo Hoseok, agachándose para tomar un bolígrafo que se le había caído al suelo. Cuando lo tomó, lo sostuvo entre sus dedos, y Jimin pudo jurar que sus yemas se volvían blancas con la presión que ejercía sobre el objeto.—Me estabas diciendo. ¿Jungkook está contigo? 

Jimin asintió, levantando la cabeza una vez más. Es más, me envía mensajes.

—Pero es más como que lo siento a través de mis recuerdos. ¿La amnesia puede hacer eso? 

—Definitivamente. Incluso todas esas cosas raras que sientes, puede ser producto de ella. Verás, tu cerebro trata de recuperar esos recuerdos, pero al no ser capaz, entremezcla la realidad con lo que ya viviste. Eso hace que puedas ver cosas, u oírlas, aunque no estén allí. 

Jimin sabía que ese no era el caso. Aunque quisiera mentirse, y creerle, había algo que se lo negaba por completo. 

—Entiendo... 

—Bien, Jiminnie. Ahora, hablando de Jungkook... ¿Como sientes su partida? Sé honesto. 

El rubio ladeó la cabeza ligeramente, un tanto extrañado por la pregunta. 

—...¿Dolorosa? A parte de eso, no sé qué sentir, Hyung. Lo extraño. 

—Sí, sí, pero... ¿Sientes que tus sentimientos... Se fueron? 

Ahora sí esto era cada vez más raro. Jimin apretó ligeramente el entrecejo, soltando el dobladillo de su abrigo. Hoseok tenía la misma expresión en el rostro, aunque ésta se veía un poco más tensa. 

—¿Sentimientos? No creo que... 

En eso, unos suaves toques en la puerta lo interrumpió. Hoseok puso los ojos en blanco, y dejó su bolígrafo a un costado.

—¡Adelante, Yoongi! 

La puerta se abrió, y el rostro de Yoongi se asomó por el espacio. 

—¿Ya terminaron? 

Hoseok se levantó, arreglando su bata resoplando. 

—Yoongi, eres un maleducado ¿Lo sabías?

Yoongi se encogió de hombros, y frunció los labios ligeramente. 

—Tengo permiso.— Miró a Jimin directamente a los ojos desde el umbral.—De Seokjin. 

—¿Qué sucede? 

—Quiere que vayas al ala de pediatría. Según él, es algo muy importante. 

Hoseok se pasó una mano por el cabello, despeinandolo. Luego, giró su cabeza hacia Jimin y le sonrió. En tanto Yoongi cerraba la puerta y desaparecía del lugar. 

—Creo que terminaremos la sesión por hoy, Minnie. ¿Está bien? 

Jimin asintió con la cabeza, levantándose del sillón mareado y con sudor frío recorriendole aún el cuerpo. 

Tal vez se estaba enfermando. 

Hoseok le pasó un sobre de papel blanco antes de salir del consultorio, diciéndole que no lo tomara demasiado, y despidiéndose igual de efusivo que siempre. Solo cuando había salido por completo del área del consultorio, pudo ver lo que le había dado: 

Somníferos. 

Bufó con ganas, colocándose la capucha del abrigo sobre la cabeza y guardando la medicina en sus bolsillos. 

—¿Sin ganas de echarte una siestita? 

—No realmente, Hyung. 

Yoongi estaba sentado en una de las sillas del pasillo, con las manos entrelazadas en medio de sus rodillas. 

Jimin se sentó a su lado, apoyando sus codos en sus piernas y sus manos en sus mejillas. 

Yoongi lo observó cautelosamente.

—¿Estás bien? 

—Eres la tercera persona que me pregunta eso hoy. ¿Tan mal me veo? 

—No te ves mal.— se detuvo.—Te ves del asco. 

—Gracias, Hyung.

Yoongi suspiró, y se pasó una mano por el rostro. 

—Solo bromeo, Jimin. No es que te veas mal. Nunca te ves mal. Es solo que... Parece que te fueras a romper en cualquier momento, psicológicamente. 

Jimin no supo cómo tomar eso. Porque de por sí, ya se sentía que se había quebrado.

Se había quebrado en el momento en el que le habían dicho que Taehyung y Jungkook habían muerto. Ellos eran su todo.

—Esto es tan confuso, Yoongi. 

Yoongi asintió, estando de acuerdo.

—Jin... Se pasó llorando toda la primera semana, hasta el funeral.— La voz del azabache parecía casi un susurro.—Lo oía a las noches. Tal vez por eso no quise ir a ver cómo volvía a llorar en el funeral; todo era demasiado doloroso. Pero no puedo imaginarme cómo debía ser para ti... Cómo sigue siendo. 

Le tomó un momento a Jimin registrar lo que le estaba diciendo. No solamente él sufría como loco con la ida de Taehyung y Jungkook, lo sabía, pero escucharlo de esa forma tan cruda como lo decía Yoongi, le tocaba algo en el pecho. 

—Se fueron muy rápido, Yoongi-hyung.— su voz se quebró al final, y tuvo que cubrirse la cara con las manos. 

Sintió un toque entre su cabello, como una caricia.

—Lo sé, Jiminnie, lo sé. 


Terminó yendo a comer el almuerzo con Yoongi. En cuanto Jimin había mencionado que quería salir del hospital, y que su estómago se hubiera entrometido en la conversación, el azabache ofreció ir con él al restaurante más cercano. Al principio, Jimin se negó por alguna razón desconocida, pero al ver que Yoongi se lo ofrecía de verdad y no por obligación, aceptó. 

Por lo tanto, ahora se encontraban sentados frente a frente, junto a la ventana del lugar, viendo como la lluvia golpeaba suavemente contra el vidrio.

—Que clima de mierda.— comentó Yoongi amablemente, llevándose a la boca una cucharada de sopa de verduras. 

—Cuando era niño me encantaba. Ahora lo odio.—concedió Jimin. Con su tenedor empujó una hoja de lechuga que revoloteaba con el viento, que cada vez se hacía más fuerte. A ese paso, debería salir para ir a su casa antes de que una tormenta más fuerte se largara.

—Aún no entiendo cómo puedes comer tanta ensalada. 

—Ser bailarín te hace cosas, Hyung. 

Yoongi se limpió los labios con una servilleta.

—Ahora que lo mencionas. ¿Cuando vuelves a clases? 

—Probablemente el lunes. Aún no estoy del todo curado, pero si no hago algo me van a salir llagas. 

El mayor rió por lo bajo, llevándose otra cucharada de sopa a la boca. 

—Cuando estés ahí... Pasa por mi estudio ¿Quieres? Debemos hablar con Namjoon sobre lo del álbum.

—¿Aún quieres que grabe? 

—Tienes la voz de un ángel, Jimin. Namjoon seguro conseguirá la mejor nota. Quién sabe, incluso después puedes meterte a alguna compañía de Idols. 

Jimin masticó su ensalada, negando fervientemente, y sonriendo.

—Ni en sueños. 

—Bueno, ya sabes...—

Entonces, Jimin dirigió su mirada hacia afuera de la ventana. 

Y lo vió. 

No era el tipo de la capucha, ni Taehyung, ni Jungkook.  

Era Seokjin; parado en medio de la carretera. Su bata ondeaba en el viento agrio de tormenta, al igual que su pelo castaño. No podía ver con claridad su rostro desde donde estaba, pero sus ojos estaban cerrados, y hacia arriba, como sintiendo la lluvia. 

Desde el restaurante, podía ver cómo se acercaba un camión a gran velocidad. 

Su corazón se saltó unos latidos.

—¡Jin-hyung!— exclamó, golpeando el vidrio con las palmas de sus manos. No esperó a nada más, y tomó su abrigo, corriendo fuera del lugar lo más rápido que le permitían sus piernas.

A lo lejos oyó a Yoongi llamándolo, pero no le importaba. Debía llegar a Jin antes de que ocurriera lo peor. 

 





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro