12; CACERIA DE BRUJAS

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CACERIA DE BRUJAS

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No salieron de la ciudad hasta la madrugada, el sol aún no había salido ofreciéndoles cierta protección de los ojos curiosos. Se despidieron en el pent-house de Marcel para no levantar sospechas, pero fue en el límite de la ciudad donde le dijeron adiós a Finn y Amelie, incluso Davina estaba ahí, pero ella no dijo nada, simplemente se despidió con un movimiento de mano. Después de despedirse dejaron la Nueva Orleans atrás, iban a quedarse con el tío de Camille en Arkansas mientras encontraban una estabilidad económica que les permitiera tener su propio hogar. Un hogar. La palabra no le resultaba familiar, hace mucho que no tenía un lugar al que llamar hogar y ahora estaba tratando de buscar uno cuando se había que dejaría su búsqueda sin sentido.

En su viaje improvisado Camille le había contado a Brooke todo sobre su tío dejando en claro que era un buen hombre y que no debía preocuparse por nada. Brooke le creía, antes ya había escuchado la historia de la familia de Camille y el padre Kieran le parecía una buena persona, solamente esperaba no complicar su vida como había estado haciendo con las vidas de las personas más cercanas a ella desde que comenzó a usar su don. Esos pensamientos la acompañaron en los silencios que se hacían en el viaje, cada uno de ellos acompañado del rostro de las personas a las que perdió por su don.

—¿Esta bien si desayunas papas?—Camille sacudió la bolsa de frituras frente a su rostro.

—No creo que vaya a morir por hacerlo una vez—tomó la bolsa de frituras y la botella de agua que le ofrecía la rubia—, y si muero pueden traerme de regreso.

—Tendría que regresar a Nueva Orleans para eso y estamos muy lejos ahora—extendió una barra de chocolate para Brooke—. El postre.

—Sin duda este es el desayuno menos saludable que he comido en toda mi vida.

—Me siento honrada de ser quien te haya dado esta oportunidad.

El resto del camino que les faltaba fue más entretenido, habían bajado las ventanas y subido el volumen de la música lo más alto que pudieran soportar mientras cantaban a gritos las canciones que conocían. Cualquiera que las viera pensaría que solo eran un par de amigas haciendo un viaje de vacaciones, no huyendo de brujas asesinas, y por ese momento ellas también lo creyeron. Creyeron estar haciendo un viaje en carretera para visitar a un familiar después de tanto tiempo sin verlo, era un sueño que se les hacía lejano, pero no imposible. Al menos no ahora que estaban fuera de Nueva Orleans, lejos de todo lo que las ponía en peligro.

Llegaron a la casa de Kieran cuando el sol ya se había ocultado, justo como habían planeado. En cuanto el auto se estaciono en la acera frente a la casa un hombre alto apareció por la puerta con una sonrisa de esas que contagian a cualquiera. Seguro estaba feliz de ver a su sobrina después de años, pensó Brooke bajando del auto con Camille. La rubia enseguida abrazó a su tío y ambos se soltaron a llorar dejando a Brooke como una simple espectadora, la castaña se sintió conmovida por el reencuentro de los O'Connell, tanto que no se movió ni un centímetro de su lugar para no interrumpirlos. Aunque claro que el abrazo tenía que terminar en algún momento y cuando ese momento llegó toda la atención pasó a ella.

—Tío, esta es Brooke. Brooke, este es mi tío, Kieran—los presentó Camille.

—Es un placer conocerlo, Camille me habló mucho de usted—Brooke extendió su mano a modo de saludo.

—Háblame de tú, por favor—el hombre tomó su mano—. También escuché mucho sobre ti, gracias por regresármela.

—No tiene que agradecer, Cami es mi amiga.

Después de las presentaciones llevaron el equipaje al interior de la casa donde los esperaba una deliciosa cena que tanto Brooke como Camille apreciaron, a pesar que la rubia no tenía necesidad de comer. Una vez terminaron de comer Brooke se instaló en la habitación de huéspedes que Kieran acomodo para ella, no era una habitación muy espaciosa, pero sin duda era mejor que dormir en un auto. La habitación no tenía baño personal por lo que debía compartir con Camille el baño del pasillo, nada que le molestara, ya estaba acostumbrada a eso.

Camille se había quedado en el primer piso de la casa hablando con su tío dándole el tiempo suficiente a Brooke para darse un baño largo la relajó lo suficiente como para rendirse ante el sueño apenas se recostó en la cama. Cuando la rubia se decidió a subir la encontró dormida, una sonrisa se asomó en el rostro de la mujer que se acercó a la cama para cubrir a su amiga con una sábana, verla dormir le daba un sentimiento de paz que no había tenido en mucho tiempo. Si bien el problema no había sido eliminado por completo, por lo menos estaban más seguras lejos de Nueva Orleans, o eso esperaba.

—Aquí estaremos seguras—susurro para si misma en un intento de eliminar cualquier duda que tuviera—, no va a pasar nada.

Mientras ellas se instalaban en su nuevo hogar sintiéndose a salvo, en Nueva Orleans las cosas no estaban bien. Las brujas estaban buscando por toda la ciudad el portal que podría regresarles a sus seres amados y darles el poder suficiente como para derrotar a los vampiros de una vez por todas, Vincent había intentado contener la situación, pero falló por completo y su única solución fue dejar que Marcel aterrorizara a las brujas otra vez. En el otro lado las cosas no eran muy bonitas tampoco, las brujas de ese lado también estaban impacientes, después de ver que el portal existía y podían regresar a la vida todos querían encontrarlo, y para hacerlo decidieron ir en contra de las personas que estuvieron más cerca de su objetivo. Davina había desaparecido apenas comenzó la revuelta de las brujas dejando a Finn y Amelie solos contra el mar de tiburones hambrientos de poder, los dos se habían mantenido huyendo de las brujas tanto como podían, pero eventualmente se cansaron de correr. El primero en caer fue Finn, apenas dos semanas después de la salida de Camille y Brooke de la ciudad, él segundo mayor de los Mikaelson se dejó atrapar para proteger a su cuñada, desde ese día no se habían visto y Amelie estaba preocupada.

Ya había pasado un mes desde que Finn había sido atrapado y hasta el momento todo intento de Amelie por salvarlo había fallado, pero nunca se dio por vencida, menos cuando la respuesta a sus problemas estaba frente a ella. Después de molestar a Marcel por semanas tratando de llamar su atención el vampiro le pidió ayuda a Vincent para contactarla, el brujo se había mostrado reacio en un principio, pero después de ser acosado por el fantasma decidió acceder. La rubia observó como la última vela era encendida y una sonrisa apareció en su rostro cuando se vio arrastrada hacia el círculo que Vincent había creado. Cuando Marcel la vió su mirada se llenó de preocupación, Amelie tenía cortes en su rostro y su ropa estaba rota en algunas partes dejando ver que estuvo peleando con alguien.

—Hey, gracias por salvarme—la mujer les agradeció—, necesito ayuda.

—¿Qué está sucediendo?—Marcel avanzó un paso—¿Por qué estás así?

—Es una larga historia, pero de verdad necesito ayuda—su mirada fue a dar en Vincent—. Sé que esto no te gustará, pero necesito que ayudes a Finn, hace un mes y no puedo encontrarlo.

—¿Por qué tendría que ayudarlo?—el brujo la miró como si estuviera loca—¿Qué está pasando?

—La revuelta de las brujas no está pasando solo en el mundo de los vivos, en el mundo de los muertos es mil veces peor—avanzó hasta el límite del círculo—. Las brujas nos están persiguiendo por nuestra conexión con Brooke, quieren traerla de regreso a Nueva Orleans.

—Si quieren traerla de regreso, ¿Por qué no te llevaron a ti?—Vincent se veía genuinamente confundido—¿Por qué a él?

—Brooke nunca lo mencionó.

—Finn se sacrificó para que yo pudiera huir—hizo una pausa dudando en si decir lo que estaba pensando o no.

—Eso no explica su conexión con Brooke—insistió el brujo.

—Los Mikaelson tienen corazón, sabes—Amelie llevó una mano a su pecho—. Cuando un Mikaelson se enamora puede hacerlo de por vida, incluso si no está consciente de lo que siente.

Un silencio tenso se formó en la habitación. Marcel y Vincent no podían creer lo que estaban escuchando, les parecía ridículo el solo imaginar que Finn Mikaelson estuviera enamorado de alguien.

—No lo hagas por él, hazlo por ella—suplicó ella con voz temblorosa.

Vincent analizó la expresión desesperada de la mujer, en esos momentos le parecía una vampira cualquiera y no la esposa del gran Klaus Mikaelson, él sabía lo peligrosa que podía llegar a ser esa mujer por lo que verla en ese estado vulnerable le causó terror. Si alguien como ella tenía miedo de lo que estaba sucediendo, ellos deberían estar aterrados.

—Bien, lo haré.

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NOTA:

Finn y Amelie mejor dúo de toda la historia.

Creo que la historia solo tendrá quince capítulos, aún no me decido, pero tratare de actualizar lo más pronto que pueda. Se supone que esta semana regreso a las practicas de la universidad y no se si tenga mucho tiempo libre.

Espero les haya gustado este capitulo.

Lu.

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