1x13

ESTADO DE NEGACIÓN

■■■■

Las cosas no habían resultado como Finn quería. No sabía cuánto tiempo había pasado desde la última vez que vio a Amelie, pero tenía la certeza de que ella estaba bien, si no lo estuviera las brujas ya se lo hubiera restregado en la cara. El lugar donde lo tenían encerrado no era para nada bonito, estaba oscuro y lo único que podía escuchar era el goteo incesante del agua al caer en el suelo, también había un olor a putrefacción que pondría a llorar a cualquiera, menos a él porque no le daría esa satisfacción a las brujas. Brujas que desde su captura lo torturaban día y noche para sacarle información sobre Brooke, pero todos sus intentos acaban en fracasos, él nunca traicionaría a Brooke o a Camille. Nunca.

Si bien no podía saber en qué momento del día se encontraban, si sabía cuanto tiempo pasaba entre cada tortura y estaba seguro que en cualquier momento la puerta sería abierta dejando pasar al encargado de su tortura. Las torturas ya casi no tenían efecto en él de tanto que las había recibido, pero se esforzaba por no dejarles saber si le afectaba o no, simplemente recurre al silencio. Silencio como el que siguió al sonido de la puerta siendo abierta, esperó unos segundos, pero no logró escuchar nada. Cuando por fin se decidió a abrir los ojos la luz que recibió le obligó a cerrarlos otra vez, no estaba listo para ver la luz después de tanto tiempo en la oscuridad.

—¿Finn?—la voz de Amelie lo llamó.

Sus ojos volvieron a abrirse en automático buscando a la rubia hasta que la encontró de pie a unos pasos de él, tenía la ropa rasgada en distintos lugares indicando que se había peleado con alguien y una sonrisa de alivio que alertó a Finn. ¿Acaso había sucedido algo?

—¿Amelie?—la voz de Finn salió débil y rasposa como resultado de no haberla usado en el último mes—¿Qué está pasando?

—Te estamos salvando, eso está pasando—una tercera voz le respondió—. Un gracias no estaría de más.

Al final Amelie tuvo que explicarle a Finn lo que había sucedido en el mes que no estuvo con ella y como tuvo que pedirle ayuda a Vincent para poder rescatarlo de las brujas. El vampiro no se molestó en hacer algún comentario ofensivo, simplemente dio las gracias e ignoró a los vivos el resto del tiempo, y no era como si alguno de ellos tuviese ganas de hablar con él. Al contrario, les gustaría hacerlo desaparecer de sus vidas para siempre, pero no podían hacerlo por Brooke. Muy para desgracia de Vincent tenía que aceptar la amistad de Finn y Brooke, sobre todo si planeaba protegerla de las brujas.

Tanto Amelie como Finn tuvieron que quedarse encerrados en una habitación protegida por más hechizos de los que ellos pudieran contar, todo para evitar que las brujas llegaran a ellos, Vincent los visitaba de vez en cuando para darles noticias de Brooke y Camille, y para fortalecer los hechizos. Así vivieron por un año entero, año en el que sus amigas fuera de Nueva Orleans pudieron tener una probada de lo que era tener una vida sin problemas fuera de lo normal.

—¡Camille vamos tarde!—Brooke gritó desde la sala de la casa.

—¡Ya estoy aquí!—la rubia apareció por las escaleras con una bolsa colgada en el hombro—¿Dónde está mi tío?

—Está afuera esperándonos—Brooke tomó su bolsa—, vamos o llegaremos tarde de verdad.

Ya había pasado un año desde que dejaron Nueva Orleans y por fin estaban logrando tener la vida que tanto deseaban, ambas consiguieron trabajo en una escuela cerca de casa y a pesar de tener lo suficiente para comprar una casa decidieron hacerle compañía a Kieran, aunque eso fue más Brooke no queriendo separar a tío y sobrina una vez más. Las cosas estaban saliendo bien para ellas y planeaban disfrutarlo al máximo, aún si en el fondo se morían por regresar a Nueva Orleans y ver a las personas que habían dejado en la ciudad.

—¿Estarás libre en la hora del almuerzo?—preguntó Camille cuando subieron al auto.

—Puedo hacerles espacio en mi agenda—fue la respuesta de su tío—, ¿Almorzaremos juntos?

—Estaré ocupada a la hora del almuerzo, lo siento—se excusó Brooke—, tengo otra junta de maestros.

—Tu y tus juntas de maestros—Camille puso los ojos en blanco—, debería obligarlos a cancelarlas por el resto del año.

—Las juntas son importantes, sobre todo cuando se acerca un evento tan importante como el baile de graduación—opinó Kieran dando una rápida mirada a su sobrina.

—Ves, tío Kieran lo entiende.

Esa era otra cosa que cambió en el año que llevaban viviendo con Kieran, ahora Brooke lo llamaba tío y él la presentaba como su sobrina frente a todos sus conocidos.

—Porque él es un fanático de las reuniones.

El comentario de la rubia desató una discusión sobre la importancia de las reuniones que no terminó hasta que ambas se bajaron del auto en las puertas de la escuela. Después de despedirse en las oficinas tras firmar su asistencia cada quién se fue por su lado, Camille tenía citas con estudiantes problemáticos y Brooke debía prepararse para dar una clase en dos horas. Su salón de clases quedaba en el segundo piso del edificio, el pasillo en el que se encontraba el salón estaba completamente vacío, lo que era algo raro ya que por lo general a esa hora habian otros profesores organizando sus cosas para empezar el día e incluso uno que otro encargado de limpieza pasaba por el lugar, pero sin importar cuán extraño se le hiciera ese detalle lo dejo pasar. Cuando ingresó al salón dejó sus cosas sobre el pupitre y se puso a rebuscar en su bolsa las copias del examen que tendrían hoy, necesitaba contarlas para asegurarse que las tuviera todas, dejó en paquete de copias junto a su bolsa cuando lo encontró y sacó su laptop.

De alguna forma las copias que había sacado acabaron cayendo al suelo haciendo que maldijera en voz baja, por lo menos el piso no estaba mojado. Se agachó a recoger los papeles, pero al tomar una de las hojas se dio cuenta que tenía una mancha roja en la esquina, mancha que encontró en el resto de las copias. Su corazón se aceleró a medida que pasaba las hojas buscando una que estuviese limpia, pero todas estaban manchadas y cuando menos lo espero sus manos también se mancharon, solo entonces se dio cuenta que era sangre y que no eran las hojas las que estaban manchadas, era el suelo. Llevó la mirada hacia la entrada del salón y su corazón se detuvo cuando sus ojos dieron con la figura de pie bajo el marco de la puerta.

Una mujer vestida de blanco, cabello negro ocultando su rostro y cadenas atadas a sus manos y pies.

Brooke intentó levantarse para huir, pero resbaló en la sangre cayendo al suelo, escuchó el sonido de las cadenas siendo arrastradas y el terror se extendió en su cuerpo. Hace meses que había dejado de pensar en ella y ahora aparecía para atormentarla. Con decisión y miedo comenzó a arrastrarse por el suelo lejos de la puerta, la sangre le dificultaba moverse, pero era mejor intentarlo que quedarse ahí y dejar que la atrapara. Sin embargo, todos sus esfuerzos fueron en vano. La mano fría que se enrollo en su tobillo le quemaba la piel haciéndola gritar, sus ojos se cerraron por inercia en espera de lo peor, pero en lugar de eso el frío desapareció haciendo que abriera los ojos.

—¿Está bien?—Brooke tuvo que parpadear un par de veces para darse cuenta que habían unos estudiantes frente a ella.

—Si, solo...—el sonido de cadenas siendo arrastradas la detuvo—estaba recogiendo esto.

Con una sonrisa los mando a tomar asiento y terminó de recoger las copias. Las manos le estaban temblando y la sensación de estar quemándose no se iba, era tanta la molestia que tuvo que sentarse para revisar su pie, en el lugar donde la habían agarrado estaba la marca de una mano, tal como las de antes. La respiración se le quedó atascada en la garganta y se sintió al borde del colapso, tenía que salir de ahí lo antes posible. Con determinación se puso de pie y se excuso para "ir al baño", pero cuando estaba por salir se detuvo de golpe, una mano se había enrollado en su cuello presionando con fuerza cortando su respiración por completo. Los ojos de su atacante aparecieron detrás de su cabello negro y otra vez se encontró con esos ojos negros que le daban pesadillas. Su vista comenzó a oscurecerse hasta que perdió la consciencia por completo desmayándose frente a la mirada preocupada de sus estudiantes.

De regreso a Nueva Orleans, Amelie se encontraba aburrida de estar encerrada y Finn no ayudaba para nada, el hombre se la pasaba mirando por la ventana como si estuviese esperando algo. Un suspiro de cansancio abandonó a la mujer que se dejó caer en el suelo llamando la atención de Finn.

—¿Ahora qué?

—¿No extrañas a Camille?—preguntó ella mirando el techo. —De seguro estaría buscando la manera de entretenernos en este maldito lugar en vez de estar mirando hacia la ventana todo el día preguntando si tiene alguna oportunidad con cierta castaña que puede ver fantasmas.

El silencio que siguió le dio a entender que Finn estaba tratando de analizar lo que había dicho, el sonido de molestia que dejó salir se lo confirmó.

—No sé de qué estás hablando—fue lo único que respondió girándose para no mirarla.

—¿Sigues en negación?—siguió insistiendo.

—No sé de qué estás hablando—repitió él.

—Ustedes los Mikaelson tienen un serio problema en cuanto a aceptar sus sentimientos, él único decente en ese área es Elijah.

—Y aún así te casaste con uno de nosotros.

—Nos casamos porque yo confronte a Klaus, no por que él admitiera lo que sentía—la rubia puso los ojos en blanco—. No debes tener miedo de aceptar lo que sientes.

—No sé de qué estás hablando.

Amelie se sentó mirándolo con su peor mirada de desprecio, de verdad que Finn sabía cómo tocar los botones correctos para hacer enojar a las personas.

■■■■

NOTA:

Me complace decirles que solo quedan dos capítulos más de Haunted House para que llegue a su final. Lo pensé mucho y decidí que no quiero alargarla más de lo debido porque todavía tengo otras historias que escribir y entre esas historias están las secuelas (y la precuela) de este libro, así que para la próxima semana ya estaremos diciéndole adiós a Brooke y Finn para darle la bienvenida a otro personaje importante de la saga.

Lu.