07. she looks just like a dream

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07. she looks just like a dream
( the prettiest girl i've ever seen )

    HWANG HYUNJIN

   SE PODRÍA DECIR que para Hwang Hyunjin las últimas semanas habían sido un completo caos. En todos los sentidos posibles. El pelinegro podría decir que su vida se había alocado notablemente desde que coincidió con, bueno, con A-ri en la casa se Changbin (que también era la casa de la chica, así que no debía sorprenderle mucho el haberla visto), pero no, si era completamente honesto, su vida se había ido de cabeza desde que había visto a A-ri la primera vez.

A veces, si cerraba los ojos, incluso podría verla. Recordaba que llevaba el cabello en una coleta alta y que no tenía fleco. Recordaba lo avergonzada que se veía estando rodeada de tantos chicos que conocía y recordaba como Seungmin le había hablado, había hecho algún chiste y la había visto sonreír. Recordaba que había tenido que apartar la mirada de ella porque se sentía como un maldito acosador. En ese entonces, la vida parecía mucho más sencilla.

Suspiró, mientras pasaba la mano por su cabello negro. Maldición, hacía bastante tiempo que no se frustraba pensando en la hermana menor de uno de sus mejores amigos. Chasqueó la lengua, preguntándose qué, en específico, lo había llevado a pensar en ella.

La realidad era que las últimas semanas habían sido algo... extrañas. No, no había pasado nada fuera de lo normal, simplemente que había comenzado a notar ciertas cosas que le hacían sentir, ¿cómo ponerlo? Acosado. Si, esa era la palabra. Quizás estaba exagerando, pero le era bastante extraño en, repentinamente, encontrarse a las amigas de A-ri en todas partes.

Había comenzado con la amiga adinerada de A-ri estando en la cafetería cada vez que tenían gimnasia y mira que él ni estaba seguro de que lo observaba a él, estando Bangchan en esa clase. Sin embargo, Dal-mi (suspiró, al siquiera pensar en ella) también mencionó que era extraño. Luego, había visto a Hannah, a la misma amiga adinerada, a A-ri y a Soo-ha en el patio trasero, en su salón de clases e, incluso, saliendo del baño a la hora del almuerzo.

No podías culparlo, era raro.

Y luego el suceso con A-ri en el patio trasero. Debía ser honesto, se había asustado de verla ahí con él, no porque le molestara su presencia, pero esperaba que le gritara o algo así, no que fuese tan adorable. También debía admitir que se había quedado sin habla cuando se le había acercado de esa forma. Pensó en cerrar los ojos y dejar a la menor hacer lo que quisiera con él y luego, ella sonrió.

Si las sonrisas pudieran matar, aquella sonrisa, probablemente, lo hubiese llevado al cielo.

—Ugh —gruñó, mientras se veía al espejo y trataba de peinar su cabello—. Deja de pensar en ella, sucio.

Desvió la vista del espejo de cuerpo completo hacia la mesita junto a su cama. La última nota de Dal-mi (de nuevo, otro suspiro) estaba ahí y, joder, ¿cómo era posible que la nota de la chica que le gustaba, le hiciese pensar en otra chica? Dejó su cabello como lo tenía y se acercó a la mesita, dejándose caer en la cama y tomó la nota. El "Hyunjin" rodeado por un corazón le hubiese parecido romántico en otra situación y, de nuevo, su mente se había ido a la chica pelinegra y no la que él quería.

Chasqueó la lengua, de nuevo. ¿Qué le pasaba? ¿Por qué de repente volvía a ser el tonto de hace cuatro meses atrás? Joder.

Lo siguiente que hizo, fue tomar su celular y entrar al grupo con sus amigos. Los llamó a todos. El primero que contestó fue Changbin. Vaya suerte, al parecer estaba peleando con A-ri.

Saldré vestida como se me dé la gana, Binnie —escuchó a la pelinegra. Cerró los ojos unos segundos, pensando en cómo estaría vestida.

Cállate, A-ridoo —escuchó a Changbin gritar en todo divertido—. Eh, Hyunjin, ¿y eso que llamas? ¿Vas a cancelar?

Ganas no le faltaban. Iba a contestar, pero Minho se conectó a la llamada, sin embargo, el que habló fue Jisung.

Chicos, chicas y chiques —saludó el de mejillas regordetas—. ¿Para que llaman?

Hyunjin llamó, solo contesté para decirles que A-ri invitó a Soo-ha, Hannah y Sun-mi a ver una peli en la casa. ¿Les molesta? Podemos reunirnos en otra casa.

Entonces, Hyunjin aprovechó para hablar.

—Vayamos a la fiesta de Do-san —hubo un ligero silencio.

Minho lo rompió.

Si quieres ir porque Dal-mi estará ahí, te juro que te lanzaré a Soonie para que te desfigure la bonita cara que tienes.

Recién llego y ya se están amenazando —escuchó a Bangchan—. Oigan, A-ridoo invitó a sus amigas, Hannah me está pidiendo que la lleve a casa de Changbin.

—Y por eso propongo que vayamos a la fiesta de Do-san.

Por mi está bien —ese había sido Jeongin. Hyunjin no sabía que estaba en la llamada—. Felix también está de acuerdo, aunque parece ser que A-ridoo también invitó a Seungmin y él aceptó.

¡Traidor! —gritó Han a lo lejos.

—¿Entonces, si vamos? —hubo una ronda de sonidos de aceptación—. ¿Me puedo quedar en tu casa, Binnie?

Si, sí. Lo menos que queremos es que la señora Hwang te asesine por llegar tarde. O ebrio. O ambas.

Tras una breve despedida, Hyunjin colgó. Luego se dio cuenta de lo que había hecho. Se había encerrado en la casa de Changbin, toda la noche. Es decir, estaría durmiendo en la misma casa que Seo A-ri.

Maldita sea, ¿por qué su corazón latía tan rápido?

Cerró los ojos unos segundos y suspiró con cansancio. Se estaba comiendo la cabeza por una estupidez como lo era pensar en la hermanita menor de su mejor amigo con la cual ya lo había intentado y no había funcionado. Al abrirlos, la mirada volvió a caer en la nota puesta sobre su nochero. Ladeó la cabeza y, repentinamente, empezó a ver la nota de forma diferente. Empezó a observar la nota como en verdad era. Era una nota de Dal-mi, ¡de Dal-mi! La chica por la cual babeaba desde que podía recordad.

Su historia con ella no era bonita, mucho menos perfecta o sana. En realidad, no era una buena historia. Pero Hyunjin estaba tan seguro de que la amaba en su totalidad, como que amaba la pintura. Entonces, sonrió abiertamente y decidió que se quedaría con eso.

La chica que amaba le estaba correspondiendo.

De nuevo.

O algo parecido.

Estaba volviendo a hablar con su ex y se sentía tan extasiado que no pudo evitar reír tontamente. Se puso de pie y trató de buscar un buen outfit para ir a la fiesta de Do-san, un amigo del equipo de básquetbol. Y como era parte del equipo, las porristas irían. Iría Dal-mi, casi podría asegurarlo y vaya que estaba emocionado.

Entonces, olvidó que pasaría la noche en casa de Changbin. En la casa de A-ri.

Cuando estuvo vestido de forma decente, asegurándose se usar su chaqueta de jean favorita, dejó su cabello partido a la mitad, asegurándose de que cayera de forma perfecta, enmarcando su rostro. El peinado dejaba ver mucho mejor el piercing en su ceja y, debido a eso, sonrió de lado. Tomó una mochila donde guardó su pijama y la ropa que se pondría al día siguiente. Metió su billetera, el cargador de su celular y un par de esenciales más. Lo último que hizo fue tomar las llaves sobre su nochero y mirar la nota una última vez. Y, de nuevo, sonrió (suspiró una última vez por Dal-mi antes de salir de su casa).

El viaje en su motocicleta fue bastante rápido y se replanteó eso de no usarla para ir a la escuela. El autobús podía ser verdaderamente fastidioso, pero debía admitir que le gustaba encontrarse con sus amigos la mayoría de las veces. Ah, y se ahorraba la gasolina. Apagó la moto, sacó su casco y tocó el timbre de la casa de Changbin. Claramente, sus cejas se dispararon hacia arriba cuando la persona que abrió la puerta era incluso más baja que Changbin y usaba maquillaje suave.

—Oh, Hyunjinnie —dijo con sorpresa, haciendo un puchero. Asomó la cabeza viendo el callejón y luego se corrió para dejarle pasar.

Estando dentro, giró observándola mientras cerraba la puerta. Sin poder evitarlo, su mirada subió desde los zapatos que tenía puestos para abrir la puerta, por las piernas cubiertas por unas medias veladas, la falta plisada bastante corta (¿desde cuándo había comenzado a usar ropa corta?) y luego, su mirada se clavó en el sweater de lana blanco manga larga, corto, que le quedaba por arriba del ombligo, tenía estampado de cerecitas rojas por todas partes. Debía admitirlo, que se pusiera justo ese sweater le había mareado un poco, ¿lo habría hecho a propósito?

Ella se giró y ladeó la cabeza.

—¿Qué pasó? ¿Tanto te gusta lo que vez? —preguntó. Hyunjin parpadeó dos veces, sin siquiera ser capaz de procesar aquello. La sonrisa coqueta pero con rastros de burla no tardó en abrirse paso en los labios de la menor. Se acercó dos pasos hacia él, un poco más y sus pechos podrían tocarse. Hyunjin tomó aire. Levantó las cejas—. No has respondido.

Okay, eso había sido suficiente para sacarlo de sus casillas. Frunció el ceño notablemente y volvió a analizar el rostro de la chica. Esa no era A-ri. A-ri jamás diría aquello, jamás actuaría de aquella forma. Incluso su tono de voz era demasiado para su pobre ser. Había hablado con la voz ronquita, de igual forma, manteniendo un tono meloso, casi... casi seductor.

Pero esa no era A-ri.

A-ri tartamudeaba.

A-ri se sonrojaba.

Y, definitivamente, A-ri no daba el primer paso.

Su confusión se acentuó mucho más cuando la vio tratar de ocultar una carcajada de forma fallita. Los sonidos estaban ahí, por mucho que presionase su mano sobre su boca.

—Por dios, Hwang, quita esa cara de espanto —se burló, pasándole por el lado y encaminándose a la casa. La siguió con la mirada, sintiendo cierto alivio. Seguía sin ser una actitud muy A-ri, pero podía ver ciertos indicios. Espera, ¿le había llamado Hwang? Era la segunda vez que le decía así—. Binnie comentó que irían a la fiesta de Do-san. Se los agradezco, así podremos ponernos al día con Minnie sin que ustedes interrumpan.

—¿Por qué invitaste a Seungmin?

A-ri, que guardaba sus zapatos dentro de un estante, le miró con picardía. El corazón del pelinegro dio un salto. ¿Qué clase de ser coqueto que había apoderado de la adorable A-ri?

—¿Celoso de que no te invité, Jinnie? No te preocupes, no veo películas con Seungmin de la misma forma que lo hacía contigo —y le guiñó un ojo, alejándose y dejándole con el Jesús en la boca.

«¡Maldita!» Pensó.

El chico se adentró a la casa, A-ri se había sentado sobre el sofá de la sala que estaba posicionado frente al televisor. En la mesita de café frente al sofá había una bandeja con una cantidad exorbitante de bocadillos. Pasó junto a ella encaminándose a las escaleras y debía admitir, si le había molestado que sus ojos cafés estuviesen clavados en la pantalla de su celular y no sobre él. Al estar arriba entró a la habitación de Changbin.

—¡Toca, maldita sea! —se quejó el pelinegro más bajo, cubriendo su torso desnudo con sus brazos. Tomó un cojín y se lo lanzó a Hyunjin.

—Nada que no haya visto ya.

Hyunjin dejó su mochila sobre el suelo y se lanzó a la cama. Sacó su celular y leyó algunos mensajes. Minho y Jisung estaban juntos, Felix y Jeongin también, aquellos cuatro se encontrarían en la casa del pecoso y de ahí partirían. Por su parte, Chan traería a Hannah y a Seungmin, así que ellos se encontrarían y luego saldrían.

—Te pusiste guapo —mencionó Changbin mientras se ponía una camiseta de compresión—. Me pongo celoso.

Changbin hizo un puchero. Casi lucía tan adorable como su hermana menor. Casi.

—Binnie, sabes que solo me pongo guapo por ti.

La puerta de la habitación se abrió, dejando ver a dos chicos. Chan venía junto a Seungmin.

—Llegó por quien lloraban. Ah, y el anciano también.

Bangchan ignoró a Seungmin.

Después de unas dos horas hablando un poco, molestándose y de Changbin arreglándose para poder salir, los cuatro chicos dejaron la habitación del más bajo y bajaron las escaleras entre risas. Seungmin se despidió de sus amigos y fue casi corriendo a la sala, donde había cuatro chicas con mascarillas en sus rostros y rizadores en sus flequillos.

—No puedo creer que Seungmin realmente prefiera estar con Jin Sun-mi antes que salir con nosotros a una fiesta —se quejó Bangchan, mientras sacudía la cabeza.

—Por ese comentario asumo que las tutorías van mal —dijo Hyunjin.

—¿Mal? —bufó—. Mal suena incluso de maravilla. Esa niña es el diablo encarnado.

—Pero si Sunnie es genial —dijo Changbin haciendo un puchero—. Me regaló un Smart Watch en mi cumpleaños el año pasado.

Y con eso, mostró el reloj Samsung en su muñeca. Se veía muy caro. Hyunjin alzó las cejas, A-ri había hecho buenas conexiones al parecer. El resto del camino, Changbin y Chan conversaban amenamente y se reían de vez en cuando. Por su parte, Hyunjin había quedado atrapado en su mente. Mente que volaba a la pequeña pelinegra que acaba de dejar en su casa vestida de aquella forma. Y es que en otras circunstancias pensaría que se veía como un maldito sueño, que se veía verdaderamente preciosa. Pero no podía.

El enojo era mucho más fuerte que él mismo. Joder, A-ri realmente podía convertirse en un maldito grano en el culo, pues siempre lograba colarse en su mente cuando menos quería. Pensaba seriamente que lo había hecho a propósito. Se había puesto ese sweater a propósito, quería que él la viera con esa ropa y aquello, aquello era una bandera roja. Una gigante.

Comenzaba a enojarse mucho más. Y estaba seguro de que hubiese sacado su teléfono y le hubiese mensajeado a la chica sobre lo muy bajo que había sido usar esa ropa, si no fuese por la música a todo volumen que alcanzó a escuchar y meda cuadra más adelante estaba la fiesta (y también el hecho de que probablemente seguía bloqueado, pero aquellos eran detalles menores. No pudo evitar preguntarse, ¿seguiría bloqueado?)

Y, entonces, sus ojos la vieron. Llevaba un pantalón gris ajustado a su cintura, que caía por alrededor de sus piernas de forma suelta, a esa distancia incluso podría parecer una falta larga, pero la conocía tan bien que sabía que jamás usaría una falda de jean larga. Llevaba una top de tirantes negro y, por encima, un sweater de lana negro manga larga, corto, que le quedaba por arriba del ombligo, tenía estampado de cerecitas blancas por todas partes. Su cabello negro estaba dividido a la mitad y caía hasta la mitad de su espalda en un corte recto, como una cascada de oscuridad pura.

La chica reía notablemente, hablando con su amiga pelinaranja, Hwang Yeji, que fácilmente podría pasar por su hermana y Hyunjin estaría bien con eso, si la pelinaranja no le hubiese cubierto tantas mierdas a la pelinegra.

Rápidamente apartó esos pensamientos negativos y se quedó con las buenas sensaciones. Sintió su propio corazón acelerarse como loco y sentía que se pondría a temblar en cualquier momento. ¿Acaso quería vomitar? ¡Oh, dios! Estaba tan nervioso.

Era verdaderamente hermosa. Era un jodido sueño, de esos tan buenos y bonitos, que jamás quieres despertar.

De verdad que, Shin Dal-mi, era la chica más hermosa que sus ojos alguna vez habían visto. De eso estaba más que seguro. 











hyunjin me cae mal a veces ugh

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