08. late night talking

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08. late night talking
( bout anything you want until the morning )

SEO A-RI

—¿VERDAD O RETO? —preguntó Seungmin, con la mirada clavada en Hannah. La pelinegra ladeó la cabeza unos segundos para luego escoger verdad—. ¿Preferirías estar con Hye-jun o con Changbin?

—Eso es realmente fácil —comentó A-ri, antes de masticar una palomita. Soo-ha, sentada en un sillón individual, asintió con la cabeza.

—La verdad, si, nadie quisiera estar con Hye-jun —respondió Hannah—. Así que si, prefiero andar con Changbin.

—Pero ¿por qué le odian tanto? —preguntó Seungmin.

—Píntate que es un Bangchan pero con todas las de ser fastidioso —Sun-mi se encogió de hombros al decir aquello.

Hannah sonrió maliciosa unos segundos, mientras su mirada se dirigía a la castaña clara que comía rameyon con dificultad, pues se estaba peleando con los palillos para poder agarrar bien los fideos.

—Mi turno —dijo Hannah—¡Sun-mi! ¿Verdad o reto? —la pelinegra sonrió de lado.

—Eh, ¿verdad? —contestó la castaña, cuando por fin tuvo fideos en sus palillos.

A-ri arrugó el ceño, giró la cabeza hacia atrás, donde estaba Soo-ha sentada en el sillón individual. La castaña oscura le devolvió la mirada desde arriba, no fueron necesitadas palabras, pues con los ojos se dijeron todo. Entonces, ambas chicas miraron a Hannah con la cabeza ladeada, como demostrando su confusión.

Hannah hizo un sonido negativo con la boca. Sun-mi frunció el ceño. Seungmin alzó las cejas como si comprendiese la situación.

—Ya van dos verdades seguidas, te toca reto —Hannah le sacó la lengua a Sun-mi.

—Ah, mierda —se quejó la castaña.

—Te reto a que le llames a Chan y le digas que, en realidad, te parece guapo.

Después de ese reto, las cosas se salieron un poco de control. La llamada, había sido un poco vergonzosa, pues Sun-mi había tenido el teléfono en alta voz todo el tiempo y escucharon como Bangchan había estado ocupado haciendo otras cosas con otra chica cuando Sun-mi le llamó. Hannah había quedado traumada y asqueada de saber qué clase de persona era su hermano y se desquitó con Seungmin, alegando que él siempre lo acompañaba a las fiestas y le dejaba hacer aquello.

Claramente, fue bastante impactante saber que el delegado perfecto de la escuela se divertía de aquella forma en las fiestas. Y aún peor saber que estaba dispuesto a contestar haciendo esa clase de cosas. También fue peor cuando Seungmin retó a Hannah a llamar a Hye-jun y resultó en aquella fiesta. ¿Acaso solo ellos cinco habían sido los únicos asociales que habían decidido no ir? Aunque Seungmin se había quedado porque extrañaba a A-ri y a las demás. Habían sido unidos durante un tiempo, quizás ahora podían volver a serlo.

A eso de las once de la noche, Sun-mi recibió una llamada de su padre, diciéndole que volviera inmediatamente. La castaña se despidió con mucho cariño de todos y llevó a Hannah a su casa, media hora después, Seungmin acompañó a Soo-ha a la parada de autobús y regresó a ayudar a A-ri a recoger y a limpiar.

—No tenías que hacerlo —A-ri se quejó mientras se cruzaba de brazos y veía como el castaño guardaba el último plato de rameyon en su lugar.

—Era lo menos que podía hacer —cerró las puertas de la alacena y giró para mirar a la pelinegra—, ya sabes, por invitarme.

—Ah, no es nada —A-ri aireó la mano—. Eres como mi mejor amigo, Minnie.

Hubo un ligero silencio después de aquel comentario, silencio que se volvió un tanto incómodo cuando la menor notó la mirada del mayor. Seungmin no parecía ni feliz ni conmovido por las palabras de A-ri, al contrario, incluso parecía enfadado.

—No quiero arruinar el momento, A-ri, pero no me llames tu mejor amigo —murmuró por lo bajo. A-ri arrugó el ceño—. No me malinterpretes, me gustaría mucho serlo, pero me cuesta creerte viendo lo fácil que fue para ti dejar de hablarnos. Dejar de hablarme.

A-ri hizo una mueca y bajó la mirada a sus pies. Descruzó sus brazos y suspiró.

—Lamento si te hice sentir así, Seungmin, es solo que... —de nuevo, suspiró. Seungmin la miró al notar como no seguía hablando. Iba a abrir la boca hasta que A-ri levantó la cabeza y pudo ver sus ojitos llenos de lágrimas. Seungmin sintió que el corazón se le encogió. ¿La había hecho llorar?— fue muy duro, Seungmin. Yo de verdad lo amaba muchísimo. Y no podía estar cerca de ustedes... yo no... es solo que... ¿por qué?

A-ri hizo un puchero con los labios mientras se esforzaba sobremanera por ahuyentar las lágrimas. Joder, joder, joder. ¿Por qué estaba llorando? Era ridículo. Rápidamente apartó la vista de Seungmin, sintiendo algo extraño en el pecho. Se sentía incómoda por dejar que él la viese así y, sumado eso, estaba haciendo algo que se había prometido no hacer: reclamarle a los amigos de Hyunjin. Eran los amigos de él, no le debían nada a ella. ¿Pero Seungmin? La traición de Seungmin le había dolido mucho más de lo que era capaz de admitir.

—¿Por qué... qué? —preguntó Seungmin.

—¿Por qué lo dejaste? —reprochó A-ri con voz rota.

—¿Dejar que a quién?

—¿Por qué dejaste a Hyunjin hacerme eso?

—¿De qué me estás hablando, A-ri? —Seungmin se veía tan pero tan confundido, que las lágrimas y la tristeza se fueron alejando, dando paso a la confusión—. La verdad es que estoy bastante perdido.

—Espera —la menor frotó los dorsos de su mano sobre sus mejillas, apartando las poquitas lágrimas que habían logrado escaparse—. Yo sé que Hyunjin no ha sido muy claro con Changbin y lo entiendo, pero, ¿no les contó nada a ustedes? ¿De lo que sucedió y por qué dejamos de salir?

—Sí, si lo hizo. Muy vagamente, pero lo hizo.

—Por eso.

—Si, pero... ¿nos dejaste de hablar solo por eso?

—¡¿Te parece poco?! —chilló A-ri sin poder creerlo.

«¡Hombres! ¡Todos son iguales, maldita sea!» Pensó, apretándo los puños bastante enojada.

—¡Pues si! —ahora el castaño también se veía enfadado—. ¡Los dos estuvieron de acuerdo! ¡No es mi culpa que te hayas arrepentido después!

—¡Yo nunca estuve de acuerdo! ¡¿Cómo mierda voy a estar de acuerdo con...?! —entonces, detuvo sus gritos, obligándose a pensar con la mente fría. «Piensa como Sun-mi —se dijo—. Vamos, A-ri, piensa como Sun-mi.»—. ¿Qué fue lo que dijo Hyunjin exactamente?

Seungmin la miró receloso, seguía un poco enojado por el hecho de que hubiese reaccionado de aquella forma, pero la curiosidad verdaderamente estaba ganando la batalla.

—Dijo que hablaron sobre ustedes y se dieron cuenta que no eran tan compatibles como creían. Que se estaban haciendo daño y que había sido decisión de ambos separarse.

A-ri abrió la boca. Estaba segura de que la mandíbula no se le había ido hasta el piso, nada más porque la tenía pegada.

—Menudo hijo de puta —susurró—. Te juro, así suena mucho más bonito. Es que, incluso, dicho así hasta yo me enojaría conmigo si me alejo de aquella forma y aparezco llamándome mejor amiga, joder.

—¿Eso no fue lo que pasó?

—Ay, Seungmin —dijo A-ri, desinflándose como un globo. De repente, ya no se veía enfadada. Más bien lucía débil, quizás indefensa—. Si te cuento... ¿prometes no odiar a Hyunjin y no juzgarme?

Y Seungmin aceptó, porque le preocupaba la carita de A-ri, que reflejaba tanta tristeza. No pudo evitar pensar en que tanto de la historia se había guardado Hyunjin para sí mismo. Definitivamente no esperaba que lo que sabía no solo era muy poco, sino que, además, jamás habían pasado así los sucesos.

Si, menudo hijo de puta el que era Hyunjin.

•••

Escuchar All too well (10 minutes version) (Taylor's version) tan pronto como Seungmin se fue de la casa, no había sido la mejor idea, si lo pensaba con cabeza fría. Pero no lo estaba haciendo, estaba pensando con su corazón herido. Estaba hecha un ovillo sobre la fría madera de su habitación, con la barbilla apoyada sobre las rodillas y con los ojos hinchados. Había llorado bastante desde que comenzó a contarle al castaño su parte de la historia.

Seungmin no había querido dejarla sola, había querido quedarse a dormir, quizás abrazarla un rato, comprar comida rica y ver una película que le subiera el ánimo. Pero las cosas en la fiesta se habían salido de control y unos chicos se habían peleado a golpes. Felix había llamado a Seungmin y le había pedido que le ayudase. Jeongin estaba muy borracho y Minho y Felix comenzaba a estresarse de estar cuidando a tantos borrachos (no encontraban a Bangchan, no sabían que hacer). A-ri le había asegurado que estaba bien, que ya había pasado el momento triste, el problema es que ella siempre estaba triste.

Entonces, ahí estaba. Le agradecía al cielo el siempre haber sido muy buena en el inglés y poder entender las letras de Taylor Swift. Se preguntó si sería la misma persona si no escuchase a la rubia americana. Quizás sería un poco más feliz o tal vez, estaría más cuerda. De repente, un golpe en la sala interrumpió su sesión de depresión, así que gateó sobre el suelo, poniéndole pausa a su celular conectado a un parlante pequeño vía bluetooth. La pelinegra salió de su habitación con el ceño fruncido al escuchar voces.

Había apagado las luces cuando Seungmin salió, pero tuvo miedo de encender la linterna de su celular. ¿Y si era un ladrón?

—¡Joder, Changbin! ¡¿Podrías mover tu gran culo y ayudarme?!

Y con eso rodó los ojos.

Era Hyunjin.

Recordó la pelea con Seungmin. Ese malnacido. Bajó las escaleras a paso rápido y encendió la luz. En otras circunstancias se hubiera reído, pues Changbin estaba tirado en la mesa de café y había tirado el control remoto y Hyunjin intentaba ayudarle mientras se tambaleaba, pero ahora estaba demasiado enfadada para eso. El pelinegro, cegado por la repentina luz, parpadeó un par de veces, antes de girar y observar a la pelinegra. Alzó las cejas notablemente.

—¿Conejita? —cuestionó al verla.

A-ri frunció el ceño. Se cruzó de brazos un poco avergonzada por sus pantuflas de conejo, pero agradeció no haberse puesto en resto del conjunto como lo hacía antes. Entonces, notó, como el labio inferior de Hyunjin estaba partido y su mejilla tenía una coloración rojiza.

—¿Te peleaste? —preguntó A-ri horrorizada—. ¿Le pasó algo a Binnie?

Ignorando la presencia de Hyunjin, caminó hasta llegar hacia ellos, le empujó un poco para que le dejara acercarse a su hermano y se arrodillo junto a la mesa. Con mucho cuidado, comenzó a apartar las hebras negras de la frente de Changbin, inspeccionando cada centímetro del rostro del mayor. Suspiró aliviada cuando notó que la rojez en su rostro se debía al alcohol que había ingerido y que, en realidad, respiraba.

Hyunjin gruñó por lo bajo, un sonido involuntario, pensó A-ri, pues no dijo ni hizo nada al respecto. La pelinegra suspiró, no quería hacer lo que tenía en mente pero el gigante estaba borracho y Binnie había caído dormido sobre la mesa, necesitaba que Hyunjin estuviera lo más sobrio posible para poder ayudarla a subir a su hermano a su habitación. Aparte... lo había golpeado. Le bajó un poco a su enojo, tenía cualquier otro día para enojarse, ahora su prioridad era su hermano.

Dios, era tan buena persona.

La pelinegra se alejó de su hermano, se puso de pie, de nuevo empujó a Hyunjin para poder pasar y se encaminó a la cocina. Sirvió un gran vaso de agua helada y sacó una compresa congelada de la parta superior de la nevera. Dejó la compresa en el mesón para que no estuviese tan fría y fuese un poco más agradable al tacto y caminó hasta la sala de nuevo. Hyunjin seguía de pie, A-ri sabía que si caminaba, lo más probable es que se cayera un poco. No pudo evitar preguntarse cómo hicieron para llegar a casa.

La menor caminó hacia el pelinegro de pie y poniendo una mano sobre su pecho, le empujó hacia atrás, haciendo que cayese sentado sobre el sofá.

—¿Qué te pasa? —lloriqueó el mayor. A-ri simplemente sacudió la cabeza.

—Te necesito sobrio, Hwang —le tendió el vaso de agua y se sentó en un sillón individual, mirándo a la nada.

—¿Por qué me llamas Hwang? —A-ri desvió la mirada hacia Hyunjin, con el ceño fruncido, sin entender a qué se refería. Hyunjin estaba completamente recostado sobre el respaldo del sofá, con la cabeza hacia atrás. Tenía el cabello tan desordenado que apuntaba a todos lados y la camiseta negra mal acomodada, solo la miraba con un ojo y, cuando hicieron contacto visual, Hyunjin se enderezó casi de golpe, inclinándose a ella—. ¿Lloraste, conejita?

¿Eh? ¿Cómo lo sabía? Entonces recordó lo hinchados que debía tener los ojos. Sacó su celular y abrió la cámara. Si, sus ojos se veían extremadamente pequeños e hinchados. Peinó su cabello con incomodidad, tratando de cubrir su rostro.

—No me gusta cuando lloras, conejita —a pesar de la voz pastosa y las palabras arrastradas y enredadas de alguien ebrio, A-ri sintió su corazón detenerse un segundo. Sintió que las ganas de llorar regresaban, así que bajó la cabeza—. ¿Podrías sonreír para mí? Tu sonrisa es preci...

—Oh, ya te tomaste el agua —A-ri le arrebató el vaso de agua y se alejó, adentrándose a la cocina.

Se apoyó en el mesón con fuerza, sentía que iba a desfallecer en cualquier momento. Su respiración estaba agitada y sentía todo el rostro caliente. Mierda, mierda y más mierda. ¿Pero qué demonios le pasaba Hyunjin? Sí, A-ri le había visto tomado más veces de las que le gustaría y sí, solía ponerse un poco más cariñoso, así que no debía sorprenderle. Pero igual.

Joder que A-ri estaba enamorada de Hyunjin. Cosas así desestabilizaban su mundo de tal forma que comenzaba a hiperventilar como loca. Se sentía débil. Cerró los ojos y se obligó a inspirar aire. «Calma, A-ri —pensó, mientras abría los ojos—, piensa en Changbin.» Y con eso salió de la cocina con la compresa un poco menos congelada.

—Ponte eso en la cara.

Hyunjin tomó la compresa y con movimientos torpes, se la puso en la cara, solo logrando lastimarse más por la brusquedad de sus movimientos. Hyunjin gimió de dolor bastante alto, haciendo que A-ri rodara los ojos. ¿Era en serio? Por amor a Jehová, es que le pasaban unas cosas.

—Dame eso, maldita sea —A-ri le arrebató la compresa y se acercó a Hyunjin con el fin de ponerle la compresa en la cara.

Entonces, odió completamente el sofá de su casa. Era demasiado bajo, así que tenía que inclinarse muchísimo y apoyarse en el respaldo del sofá, mientras presionaba con cuidado en el pómulo de Hyunjin, empujando su cabeza hacia atrás para no estar tan cerca. La posición era demasiado incómoda, por lo que después de unos minutos, A-ri tuvo que enderezarse y mover su hombro y muñeca izquierda. Comenzaba a doler, volvió a ponerse en aquella posición y siguió en el pómulo. Hyunjin abrió los ojos justo cuando A-ri se alejaba de nuevo, para mover su hombro y muñeca.

—¿Qué haces? —preguntó el pelinegro.

—Nada, cállate —se quejó la pelinegra mientras masajeaba su cuello.

Hyunjin rodó los ojos y por instinto levantó las manos, tomando a la menor por la cintura. Sus manos se habían colado bajo la camiseta ancha y, aunque podía sentir la tela de su short de pijama, sus dedos índices y sus pulgares habían hecho contacto con la piel caliente de A-ri. Se sintió tan natural, que tirar de ella hacia él no le pareció extraño ni nada por el estilo.

Por su parte, A-ri era un desastre. Sus alarmas se habían disparado en su cabeza y todo su rostro se había pintado de un horrible color rojo. Los dedos helados de Hyunjin le enviaron escalofríos por todo el cuerpo. Pero, la peor parte, era lo natural que se sentía, como si hubiesen estado en aquella situación tantas veces. Por unos segundos, A-ri consideró dejarse llevar y dejar que Hyunjin la sentara en su regazo, que sus rostros quedaran a centímetros mientras ella le curaba un poco sus heridas. Sentirlo, inhal0ar su olor, quiso poder hacer aquello.

Pero se sintió tan acorralada que su única reacción fue darle un manotazo a Hyunjin.

—¡¿Qué haces?! —chilló, horrorizada.

Las manos del pelinegro cayeron como peso muerto a sus costados. Hyunjin frunció el ceño.

—Te estoy ayudando, conejita.

—¡Pues no lo hagas!

—¿Todavía te pone nerviosa que te toque así? —rió—. Es como si todavía fuese mí A-ri.

—Cualquiera te oye y pensaría que no sigues enamorado de Dal-mi.

Después de eso, hubo un silencio extraño. No era incómodo, era, quizás, reflexivo. De parte de Hyunjin. A-ri, por su lado, estaba aguantando las ganas de ponerse a gritar como desquiciada. Estaba sufriendo un ataque. La menor se apartó del pelinegro y rodeó el sofá, posicionándose tras él y teniendo mejor acceso a su rostro. Le puso una mano en la frente y de forma muy delicada, le pidió que dejase la cabeza recostada. Hyunjin la miró fijamente, A-ri no fue capaz de mirarle a los ojos, así que se concentró en dejar la compresa presionada con mucho cuidado en su labio hinchado.

—Sostenlo ahí, sin usar mucha fuerza —la mano del chico subió lentamente, tocando los dedos de ella, mientras sostenía la compresa.

De nuevo, un escalofrío la recorrió de arriba a abajo. Era ridículo, pensó, el como reaccionaba al toque de él. Como si su cuerpo lo esperase, lo desease. Era patético en todo el sentido de la palabra. Entonces, susurrando un «ya regreso» A-ri huyo de la sala de estar, subió las escaleras y se refugio en la habitación de Changbin. Inhaló y exhaló de forma frenética varias veces, mientras trataba de controlar el temblor en sus manos. Arregló la cama de su hermano, facilitando el trabajo de traerlo y acostarlo y también le sacó una pijama. Hyunjin lo cambiaría, es decir, iban al baño juntos, él podría hacerlo.

Cuando estuvo segura de que todo estaba listo (y que ella estaba notablemente más tranquila) bajó a la sala de nuevo. Hyunjin se veía mucho más en sí mismo, así que no cuestionó que se pusiera de pie y tirara de Changbin, subiendo las escaleras y dejándole caer en la cama.

—Estaré en la cocina, si me necesitas. Dejé la pijama de Binnie en el buró.

—¿Cocina? —preguntó Hyunjin. Tomó su celular y le encendió, viendo la hora—. Son casi las tres de la mañana, Seo A-ri, no comerás dulces a esta hora.

A-ri frunció el ceño. En otras circunstancias hubiese rodado los ojos y murmurado un «está bien.» Pero recordó que no eran otras circunstancias. Hyunjin la había herido profundamente y, aparte, había mentido al respecto.

—Mírame hacerlo.

Sin dejar que respondiera algo más, salió de la habitación y bajó a la cocina, sirviéndose galletas con chispas de chocolates, troceadas, con yogurt de melocotón encima. No le dio mucho tiempo de rodear la isla y sentarse en ella, cuando el pelinegro bajó de inmediato, al acercarse a ella, quiso quitarle su tazón con galletas y yogurt, pero, de nuevo, A-ri le dio un manotazo.

—No eres mi padre, Hwang, no puedes decirme qué hacer —murmuró A-ri, comiendo una cucharada.

De repente, la gran mano de Hyunjin la tomó del mentó, girando su rostro de forma lenta hacia él. A-ri se congeló en su lugar. ¿Qué mierda estaba sucediendo? El olor que emanaba del pelinegro aún estaba mezclado con el olor del soju. Es decir, aún seguía un poco ebrio y no estaba pensando bien. Con su pulgar limpió un poco de yogurt en la comisura de los labios de la chica, dejando su dedo por más de lo necesario en su labio inferior. El corazón de A-ri pateaba en su pecho y se preguntó si Hyunjin podría oírlo. Evitó un escalofrío cuando se atrevió a mirarlo a los ojos.

El ceño de Hyunjin estaba ligeramente fruncido y sus ojos clavados donde su dedo pulgar tocaba su labio inferior. Entonces, Hyunjin parpadeó y la miró a los ojos.

—Cepíllate los dientes y ve a dormir, mañanas tienes todo el día para comer dulces. Ahora no es el momento.

Y toda la magia murió tan pronto dijo eso. De nuevo, el enojo se hizo parte de su pecho. Oh, Dios. A-ri volvió a darle un manotazo a Hyunjin, tomó su tazón de yogurt con galletas y antes de alejarse, se giró hacia el pelinegro.

—Maldita sea, Hwang, que antes te haya dejado pasar por encima de mi y mandarme no significa que podrás hacerlo todo el tiempo —y con eso se marchó a su habitación, dando un portazo.

Y Hyunjin se quedó parado en la cocina con el ceño fruncido, analizando las palabras de A-ri. ¿Dejarle pasar por encima? ¿Acaso todo lo que había conocido de la chica era ella dejándose llevar por la opinión de Hyunjin?

Frunció el ceño. Estaba pensando demasiado en cosas que ya no valían la pena, necesitaba dormir para despejar la mente.












de vdd que yo intento hacer caps más cortos pero como que me inspiré un poco bastante JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA 

pinche hyunjin 

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