BOY IN LUV

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Era sábado, primer día de descanso para el jóven—bueno eso quería creer—pero la verdad es que ya tenía su día planeado en la biblioteca de la universidad.

Estaba guardando diferentes cuadernos de apuntes en su mochila y comiendo una manzana mientras se disponía a salir de su habitación.

—¿Kookie? —Holland salía del baño recién duchado, pero cambiado y descalzo—. ¿Vas a la biblioteca?

—Ajam —decia el jóven sin dejar de comer la fruta.

—¿No vas a ahogarte de nuevo o si? —preguntaba socarron.

—Muy chistoso —decía el azabache.

—¿Me esperas y vamos juntos? solo me faltan mis zapatillas. Mi mochila está lista, quedé con Chery de vernos ¿te molesta? —exclamaba mientras iba rápido por el calzado.

—Aish, solo si prometen no hablar del profe-...

—Del profesor Kim Seokjin —repetía divertido—. Lo prometo —decia desinteresado.

El azabache se había sorprendido ya que el peliverde había estado hiperactivo con respecto a su profesor, burlándose de que el jóven estaba muy enamorado de él y no podía disimularlo, también estaba hiperactivo después del viernes al salir de su clase.

Era la primera semana y Jungkook había escuchado su nombre más de cien veces por culpa de sus compañeros.

—Vámonos —ordenaba el peliverde.

Llegando a la biblioteca Holland se encontraba tan callado y metido en su mundo que era raro de ver en su personalidad, por un momento había preocupado al menor.

—¿Oye, estás bien? —preguntaba finalmente cuando encontrabana un lugar en la biblioteca, no eran los únicos que habían planeado ir a pasar su sábado allí.

—Si ¿porqué preguntas? —decía Holland sacando su cuaderno de apuntes.

—Estás muy callado

—Me pediste que no hablara —decía el peliverde sacando un yogurt para beber.

—Aish, me refería a... —el jóven cerraba la boca cuando esa persona entraba justo a la biblioteca donde ellos se encontraban.

El peliverde había fijado sus ojos en dirección a dónde éste miraba y se ahogaba con el líquido espeso sabor cereza escupiendolo y manchando un poco su ropa.

Al instante el azabache agachaba la cabeza para pretender no haberlo visto aprovechando que el profesor estaba muy concentrado devolviendo unos libros y charlando con la persona a cargo.

Él había intentado disimular sus ganas de verlo nuevamente, ya que en la semana, con muchos estudiantes y una universidad inmensa no lo había cruzado, tampoco en el patio de comidas ya que él mismo había evitado ese lugar por las dudas de ser reconocido como el idiota que casi muere el primer día.

—Profesor Jin —decía una peliroja ardiente con tremendo escote—. Amo su clase.

«Bla, bla, bla», pensaba el jóven, la chica parloteaba sin sentido para el azabache y encima más voces femeninas se habían unido a los halagos acorralando al atractivo Kim Seok Jin.

—Increible —recalcaba Holland—. Están como locas —el peliverde se volvía a sus cuadernos para dejar de ver la vergonzosa escena.

Jungkook seguía revisando su lista y miraba a sus alrededores buscando vislumbrar con detalle donde se encontraba cada género. No quería prestar atención a la escena de en frente.

—Oye, buscaré mis libros y volveré al campus —exclamaba tomando de nuevo sus cuadernos de apuntes y guardandolos nuevamente.

—Oye, pe-... —el jóven ya se había levantando antes del que él peliverde pudiera decir algo.

Éste solo había dejado que se marchara y ahora Holland se veía acompañado por Chery quién acababa de llegar.

—¿Puedes creer? —decía acomodándose—. ¿Jungkook fue por sus libros?

—Si, pero no se quedará aquí, volverá al campus —respondía desganado el peliverde.

—¿Porqué? —preguntaba confundida Chery.

Holland señalaba con su cabeza al profesor que aún estaba acorralado por las alumnas.

—Oh ¿aún se siente incómodo? —preguntaba sacando sus cuadernos.

—Supongo —respondía el otro encogiéndose de hombros.

—Hace rato que lleva intentando liberarse para buscar unos libros y no lo dejan pasar —decía Chery tomando su jugo.

—¿Vino en buscar de más? creí que solo dejaría esa pila —señalaba a la mujer que estaba acomodandolos en el carrito para ponerlos en su lugar.

—Si, bueno, es Kim Seok Jin. Mi hermana solía decir que interactúa mucho con sus alumnos y es al que más se lo ve en el patio de comidas, el gimnasio o aquí —Chery sonreía viendolo como enamorada.

—¿Y así todo jamás tuvo un romance? —preguntaba Holland.

—Que se supiera, no —respondía Chery—. Igual todos son mayores de edad, mientras no causen controversia y se guarden sus amoríos para ellos, pero al Profesor Kim jamás se lo vio enredado con nadie

—O es muy bueno ocultándose —decia Holland con aire de místerio.

—Aish, me hartaron —decia Chery y poniéndose en pie gritaba—. ¡El profesor Kim necesita ir por sus libros, déjenlo en paz de una vez!.

Algunos pidieron que mantuviera silencio, otros estallaron en carcajadas y las chicas alrededor de Kim Seok Jin se habían dispersado avergonzadas.

Luego el profesor pasaba por su mesa y con una dulce sonrisa añadía—. No podría haberlo hecho mejor, gracias —le guiñaba un ojo a Chery y desaparecía por la inmensa biblioteca.

—Lo amo ¿por qué tiene que ser gay? —decía con un puchero en sus labios.

Holland negaba y reía al mismo tiempo.

Jungkook ya tenía dos de los libros que necesitaba y una pila extra de otros que habían llamado su atención solo para lectura por puro gusto.

Venia viendo su teléfono donde había encontrado mensajes de Kai ya que estaban a solo dos días de verse, Jungkook venia viendo la pantalla y sonriendo de la felicidad, con el otro brazo sostenía la pila extra de libros pesados, todo muy bien hasta que se había llevado puesto a la última persona que deseaba ver.

—¡Oh, lo si-...! —tomaba con fuerza los libros para no tirarselo a la persona con la que había chocado. «¿En serio?» pensaba viendo algo perdido a su profesor de música instrumental.

—¿Jeon, cierto? —decía señalando al jóven.

—¿Kim Seok Jin, cierto? —respondía el jóven algo cansado del encanto nato del profesor.

Éste había enseriados sus rasgos haciendo notoria su molestia ante aquella irreverente respuesta.

El azabache sentía como el piso se incendiaba a su alrededor dándole un calor inexplicable en todo su cuerpo y entintando sus mejillas de un rojo furioso.

—Yo-... —tragaba saliva y añadía—. Lo siento, profesor —se disculpaba agachando su cabeza.

Seokjin largaba una carcajada algo estrepitosa que a la vez encajaba y desencajaba con su porte—. Debería ver sus mejillas, jóven Jeon.

El azabache apenas si había gesticulado algo similar a una sonrisa—. Lo lamento, solo me molesta que digan mi nombre como si no me recordarán —respondía guardando su teléfono.

—Bueno, tengo muchos alumnos —respondía respetuoso el profesor—. Pero nunca me olvidaría del niño que casi muere en mis brazos —respondía socarron buscando un libro justo en el lugar que estaban teniendo la conversación.

Jungkook fruncía su ceño observando cómo tomaba un libro de la parte más alta y la remera que llevaba se le había levantado solo un poco, dejando así algo de piel a la vista.

Luego de unos segundos Jungkook se recomponía y exclamaba—. No soy un niño.

El profesor ya tenía entre sus manos el libro deseado, estaba contemplandolo, pero la voz dura de Jungkook lo había hecho levantar la vista y alzar sus cejas—: ¿Disculpa?

—M-me dijo niño, no lo soy —respondía con algo de escepticismo.

Se le notaban los nervios de aqui a una milla, su profesor era intimidante aún sin intentarlo adrede.

—Dilo más convencido la próxima vez y consideraré creerte —le había guiñado un ojo y luego había bajado su vista a la pila de libros que el jóven traía consigo—. ¿Lectura por placer?

—¿Placer? —repetía en contra de su voluntad.

«Si serás imbécil».

—Lectura —recalcaba el profesor y añadia—, ¿por placer o es estudio?

—Oh. Estudi-...placer —de nuevo balbuceando—. Solo para mí, llamaron mi atención. Siempre quise leerlos y nunca había podido adquirirlos hasta ahora.

El jóven sonreía viendo la pila algo enamorado.

—¿Nunca habías podido? —preguntaba el profesor sacándolo de su ensoñación.

—No, muy caros para comprar en su momento y ahora aquí solo con mi credencial puedo llevarlo leerlos y luego devolverlos —volvia a sonreír.

Notaba claramente que el jóven estaba disfrutando la vida estudiantil y había notado también que venía de una familia humilde por ese comentario.

—Me alegro por usted, Jóven Jeon —exclamaba y vislumbraba un libro en particular—. El ruido eterno de Álex Ross, buen libro

—¿Lo es? siempre tuve curiosidad, podría haberlo leído en línea, pero no sé com-...

—No se compara lo digital con el olor de las hojas y las palabras que encierran todo tipo de significado y el peso de tal arte en sus manos. No se compara a leer en línea definitivamente —terminaba la sentencia por él y el azabache lo había mirado embelesado.

El jóven no se había restringido en recorrer cada una sus facciones, a veces Jungkook solo se perdía en el rostro de las personas, y ahora, más en su profesor.

A veces no significaba nada y a veces significaba todo, dependiera de a quien mirara.

El profesor se había visto atrapado en la mirada del jóven notando como brillaban sus ojos café dándole cierta ternura a sus rasgos.

Es más, le habían parecido que ninguna mirada brillaba tanto como la del menor, se sentía algo encandilado y de nuevo ambos estaban perdidos en los ojos del otro.

—¿Te llevo? —atinaba a decir algo atolondrado el profesor.

Jungkook había fruncido su entrecejo—. ¿A dónde?

—Lo siento, supuse que volvería al campus —se golpeaba la frente—. Seguro te quedarás con tus amigos.

En realidad se iba a ir para no tener que cruzarlo a él, pero ya se habían cruzado.

—En realidad iba a volver al campus —respondía el jóven con un tono muy tranquilo.

—¿Te acerco? —preguntaba insistente.

—¿Los profesores pueden hacer eso? —replicaba el menor con voz aterciopelada.

—Es la universidad, gente adulta haciéndose cargo de sus propias acciones y decisiones —respondía el señor Kim—. Y me conocen por a veces simplemente acercar a los alumnos al campus si llevan muchos libros y justo me encuentro aquí —se encogía de hombros relajado.

—De acuerdo —exclamaba Jungkook sin titubear.

El profesor relamia sus labios y asentía—. Sí tienes todo podemos ir por atrás, mi auto está estacionado de ese lado

—Si —otra respuesta segura y al instante.

—Bien, deberás registrar los libros antes —exclamaba señalando la pila que Jungkook tenía.

—Claro cierto, iré...si, ya vuelvo —decia desapareciendo rápido para ir al mostrador y mostrar su credencial dando aviso de los libros tomados.

Mientras la mujer de la biblioteca los registraba Holland se acercaba a paso acelerado.

—Kookie —éste giraba sobre sus talones—. ¿Te irás? el susodicho ya no está —decía levantando la cejas reiteradas veces dando a entender que hablaba del profesor.

Jungkook se removía incómodo, pero no decía nada, hasta que finalmente encontraba las palabras correctas.

—Necesito privacidad para concentrarme, tu quédate con Chery —señalaba donde ésta se encontraba y la saludaba—. Luego cenaremos todos juntos ¿te parece?

—Esta bien, si necesitas privacidad, lo entiendo —posaba la mano en el hombro de su amigo, presionaba y volvía a la mesa con Chery.

Luego de que su amigo estuviera de nuevo en su lugar preguntaba a la encargada de la biblioteca—: ¿Puedo salir por atrás cierto?

—Si le es más corto el camino, si —respondía sin darle importancia.

Jungkook había tomado los libros y aprovechando la distracción de sus amigos retomaba el paso hacia la parte trasera para salir por allí.

Una vez fuera, el profesor estaba apoyado en el capó de su auto esperando por él.

Recién notaba como iba vestido, pantalones negros con roturas en la rodilla, remera blanca, campera de Jean y gorra negra, poco profesional, relajado y muy jovial.

No es que fuera viejo, pero se veía aun más jóven que aquel lunes donde llevaba un pantalón negro de vestir, camisa blanca, corbata y saco gris.

El jóven casi pierde el aliento, pero lo iba recuperando mientras acortaba la distancia entre ambos,  el profesor lo había visto descaradamente de arriba abajo, pero de forma rápida.

—Permíteme — exclamaba dulcemente abriendo la puerta de atrás y tomaba sus libros rápidamente para colocarlos con cuidado en en el asiento.

—Gracias —replicaba el menor.

Luego el señor Kim abría la puerta del copiloto y le ofrecía entrar mientras él iba por su lado para entrar al auto.

Una vez en el mismo espacio reducido el profesor ponía música.

—¿Estás cerca del parque o el gimnasio?  —preguntaba mientras encendía el auto.

—Del parque —respondía éste.

Luego arrancaba, no estaban lejos, todas eran hectáreas cercanas y pertenecientes a la universidad, pero si el profesor podía ayudar, lo hacía, como había dicho, realmente no era la primera vez.

No en vano era el favorito de muchos.

El jóven en pleno viaje comenzaba a cantar la canción que reproducía el estéreo.

—But sometimes, i just want somebody to hold. Someone who give me the jacket when is cold, got that young love even when we're old...

—Wow —exclamaba el profesor y Jungkook sonreía tímido.

—Lo siento —decía con mejillas ruborizadas.

—Tiene un hermoso color de voz

—Gracias

—Digame, jóven Jeon ¿eres niño mimado o trabajador?

—¿Trabajador? —decía con signo de pregunta—. Soy becado si a eso se refiere

—Si. A eso me refería —exclamaba sonriente—. Los trabajadores son mis favoritos, ustedes realmente se esmeran. Los niños mimados en cambio —chasqueaba su lengua sin dejar de mirar el camino.

—Creen que mamá y papá pueden comprarle el título

—A algunos si se los terminan comprando —respondía el profesor levantando sus cejas—. Créeme, hay de todo

—Como en todos lados —respondía viendo por la ventana.

—¿Carrera? —preguntaba curioso.

—Académico instructor de música —respondía regalando una sonrisa.

—Instructor vocal también te quedaría —exclamaba y le sonreía encantador.

—Solo espero no rendirme —replicaba el menor.

—Se te abrirán muchas puertas —estaban llegando, finalmente. El profesor se estacionaba y luego de aparcar tomaba los libros echando su cuerpo en medio de ambos sobre la palanca de cambios.

Al jóven se le hacía agua a la boca, se detestaba por sentirse como las chicas de la biblioteca, aunque luego recordó que al profesor no le llamaban los escotes femeninos y esa había sido la razón por la cual casi muere ahogado.

El profesor Kim depositaba libro tras libro en Jungkook, era chistoso porque ambos reian al ver que el jóven se había llevado como seis libros, gordos y repletos de información e historias fantásticas.

—Declaro que tiene una pequeña obsesión, jóven Jeon —el profesor se había agitado y quitándose la gorra despeinaba su pelo mientras exhalaba una bocanada de aire fresco.

«Maldito», pensaba el menor sintiéndose deseoso de tomar aquellos cabellos con su mano y entrelazar sus dedos sobre las hebras.

—Gracias por traerme hasta aquí —decía asintiendo. El profesor había mordido su labio inferior, realmente se había agitado por haber estado en esa posición tomando los libros que el menor había traído consigo.

—Estoy en un muy mal estado físico —se reprendia divertido.

—No lo parece —exclamaba el menor casi en contra de su voluntad. Otra vez hablaba antes de pensar—. De acuerdo, iré bajando

—Seguro, nos veremos el lunes —decía sonriente curvando sus carnosos labios en una bella sonrisa.

—Si fuera chica depositaria un beso en su mejilla —«¡Joder, Jk!» —Me refiero, como agradecimiento, pero soy hombre así que... —estiraba la mano—, estrechare su mano en agradecimiento.

Kim Seok Jin se relamia sus carnosos labios y con una sonrisa  estrechaba la mano del jóven—. Estoy para ayudar a mis alumnos —el apretón se había intensificado y de repente el menor era Jalado para quedar a centímetros del profesor—. No haga trampa y estudie, Jóven Jeon. Luego lea los libros extras.

Los vellos de la nuca de Jungkook se habían erizado por completo, el profesor le había dado un consejos muy profesional, aunque su cercanía no lo era tanto.

Luego de unos momentos de sentir la respiración del mayor golpear en su pómulo éste respondía—. Puede llamarme Jungkook.

Luego sonreía con cierto aire socarron, pero el profesor le devolvía la misma sonrisa y luego lo soltaba para alejarse y volver a su asiento.

—Buen fin de semana, Jungkook.

Su nombre de pila sonaba bonito viniendo de él, el azabache había sonreído una última vez para salir de aquel auto muy en contra de su voluntad.

Luego se iba directo a su edificio, no había intentando mirar hacia atrás, pero sentía que la mirada del profesor ardía detrás él.

Quizás solo alucinaba, quizás estaba todo en su cabeza y Kim Seok Jin era un profesor atento al que quizás todos amaban por ser relajado e inspirador.

Quizás él no estaba desarrollando ningún tipo de enamoramiento y solo era una buena relación que comenzaba de profesor y alumno.

Quizás, solo quizás.

Hola bebitas!
Perdón por retrasarme tanto con todo.
Sepan disculpar si está historia avanza lenta, en muchos sentidos, no solo en la actualización.

Sé que la mayoría son fanática de la acción sin anestesia.

Con amor Niñita Nany 💜

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